Algunos débiles rayos de sol se colaron entre las nubes conforme amanecía. Los miembros del navío comenzaban sus actividades mientras un suave viento los empujaba hacia el norte. El viaje por el Canal de la Mancha no era muy largo y pronto lograron ver los blancos riscos de Dover dándoles la bienvenida a Inglaterra. Arthur respiró profundamente la brisa salada propia de su nación, era bueno volver a casa.
Durante los últimos días había estado practicando sus técnicas de lucha con Alfred y el humano estaba gratamente sorprendido al descubrir que la nación tenía talento para el manejo de la espada, era algo de familia, después de todo. Habían estado practicando en las noches para que nadie los descubriera pero el maestre Tartleton estaba bastante seguro de que Scott lo sabía.
-Pues no creo que esté en contra de nuestros entrenamientos-comentó el inglés con una leve sonrisa mientras se secaba el sudor. Al haber sobrevivido al ataque del Holandés Errante, el pelirrojo lo había ascendido como tercero al mando, aún debía atar los aparejos y revisar los cañones y la pólvora, pero al menos ya no fregaba diariamente la cubierta- si no quisiera que entrenáramos, nos hubiera detenido desde hace mucho.
-Bueno, en eso tienes razón- comentó el segundo al mando mientras terminaba de acomodar algunos barriles de pólvora en su lugar- Además, ahora que has ascendido de puesto, le conviene que sepas pelear por si volvemos a enfrentarnos al Holandés Volador.
-Eso creo… realmente espero que no vaya a dejarme en Southampton ahora que por fin me estoy volviendo un verdadero pirata-comentó el rubio de ojos verdes conforme se acercaban al famoso puerto inglés.
Una vez en Southampton, Scott vendió algunas de las especias, telas y joyas que Francis le había dado para conseguirse un barco más grande y una mejor tripulación. El pelirrojo estaba realmente tentado a dejar a su hermanito en Inglaterra y salir huyendo pero sabía que esa garrapata lo perseguiría tarde o temprano. Mientras el capitán se encontraba negociando en los mercados del puerto, Alfred y Arthur exploraban los alrededores.
-¿Entonces dices que no sabes nadar?-preguntó el mayor mientras observaba algunas cañas y redes de pescar que sin duda serían útiles en su travesía. Las orejas del menor se sonrojaron pues no quería aceptar que en realidad tenía mucho miedo a morir ahogado- Jajaja, no necesitas poner esa cara, Arthur, yo tampoco sé nadar.
-¡¿De verdad?!-preguntó el rubio de ojos verdes esperanzado. Así que no era el único, eso era un gran alivio- Pero… ¿no te da miedo caer al mar y morir ahogado? ¿O que una tormenta destruya el barco y volvamos a naufragar?
-Claro que me da miedo… pero ¿qué es la vida sin un poco de riesgo?-comentó el más alto mientras compraba las redes de pesca y algunos anzuelos- El hecho de no saber nadar le agrega algo de emoción extra al viaje- ambos siguieron caminando por los distintos mercados ambulantes cuando descubrieron a una pequeña anciana vendía antigüedades- hey, mira esto…
-¿Es una daga?-los ojos verdes de la joven nación examinaron la bella pieza. Era una pequeña daga de plata con una pequeña esmeralda en el mango. Tenía una inscripción tallada en la hoja que decía "No pain, no gain"- Vaya, es hermosa… ¿qué significa esa inscripción?
-Supongo que es algo como decir "si no duele, no sirve"-comentó el mayor antes de preguntar el precio. Estaba muy cara, lo cual era obvio porque era plata. Ambos observaron la daga con deseo por un momento antes de proseguir. No acababan de dar ni dos pasos cuando escucharon a Scott detrás de ellos, al parecer los había seguido- ¿Ocurre algo, capitán?
-Debemos volver… cuanto antes salgamos del puerto, antes estaremos en mar abierto- dicho esto, Arthur y Alfred asintieron y comenzaron a caminar de regreso al barco. Los marineros del puerto estaban terminando de subir las mercancías al navío- Muy bien, sacos de mierda, eleven anclas y vámonos cuanto antes- Arthur estaba ayudando a los marineros a subir el ancla cuando sintió que su hermano le lanzó algo a la cabeza.
-¡Ay! ¡¿Qué te pasa?!-gruñó el rubio molesto antes de ver lo que le había lanzado el mayor. Era un rollo de tela bastante sucia. Confundido, el inglés lo tomó del suelo y lo desdobló. La daga de plata brilló en su mano y los ojos verdes del menor se abrieron por la sorpresa.
-Úsala, podría salvarte la vida, tonto-gruñó el pelirrojo antes de caminar rumbo a su camarote. Alfred sonrió enternecido por el gesto del capitán, realmente se preocupaba por su hermanito. Arthur observó la daga con una enorme sonrisa. El inglés no podía creer que el mayor hubiera gastado tanto en darle un regalo.
Scott se paró frente al timón y el barco comenzó a moverse suavemente, alejándose del puerto. El capitán no pudo evitar mirar a su hermanito de reojo por un momento antes de torcer la boca. Realmente era un estúpido, justo ahora que había perdido tanto oro en el naufragio había decidido gastar sus pocos ahorros en un regalo para el conejo. Había actuado de forma inconsciente y eso no iba con su carácter. Cualquier daga le hubiera servido al gusano para protegerse pero él no iba a darle cualquier cosa a su hermano.
-Maldición…-gruñó molesto. Estaba empezando a encariñarse con el enano y eso era muy malo. El escocés no quería sentir cariño por ese idiota, por eso lo había abandonado por siglos, por eso sólo lo veía un par de veces al año para asegurarse de que estaba bien antes de dejarlo atrás de nuevo, porque era muy fácil quererlo- Maldición… maldición…
Inglaterra se apoyó en el barandal del barco y observó cómo dejaban Southampton atrás. Aún no podía creer que estuviera navegando, alejándose de la tierra firme para ir más allá del horizonte. Siempre había deseado salir de la isla porque por más que uno camine de un lado al otro, todas las rutas terrestres llevan al mar.
-Vaya que tu hermano se preocupa por ti-comentó Alfred mientras se paraba a su lado y se recargaba también en la barandilla- No cualquiera regala una daga de plata con joyas preciosas, debes de cuidarla mucho.
-Eso haré-dijo el adolescente con una sonrisa antes de mirar de nuevo el horizonte- ¿Cuál es la siguiente parada? ¿A dónde nos dirigimos ahora? Espero que no estemos cazando al Holandés Errante…
-No, no tenemos suficientes armas para hacerle frente-respondió el maestre Tartleton con una leve sonrisa- Perdimos demasiado con el hundimiento del Curse of the Sea. Primero necesitamos conseguir oro y luego conseguiremos armas- Arthur lo miró confundido pues no sabía cómo conseguirían el dinero- Oh lo robaremos, somos piratas ¿recuerdas?
-Es el momento-dijo el capitán Kirkland mirando por un catalejo. A lo lejos se veía un barco mercantil que se acercaba rápidamente-¡Prepárense para el abordaje, ratas inmundas!-Toda la tripulación comenzó a moverse rápidamente para tomar las pocas armas que tenían. Inglaterra los imitó y se paró al lado de su hermano- Espero que tus clases hayan servido de algo…
Ese comentario sorprendió al menor. Entonces Scott realmente sabía que había estado tomando clases con Alfred. Al capitán no se le escapa nada en verdad. Algunas nubes cubrieron el sol y ese fue el momento perfecto para atacar. A la señal del pelirrojo, los tripulantes lanzaron hachas con sogas hacia el barco de mercancías. Las armas se atoraron en la barandilla y comenzó el abordaje.
Escocia fue el primero en subir al barco enemigo y no dudó en atacar al capitán. Arthur siguió a su hermano y a Alfred para enfrentarse a la poca resistencia de la tripulación enemiga. Al ser comerciantes, los otros no tenían oportunidad contra los piratas y fueron asesinados sin misericordia. El maestre Tartleton jaló a la joven nación al interior del navío para que no presenciara la muerte de los pobres mercaderes.
-¿Por qué los mataron?-preguntó el rubio de ojos verdes muy perturbado- No pudieron ni defenderse…
-No podemos dejar ninguno vivo porque podría delatar nuestra posición-respondió el humano mientras revisaba el botín. No era mucho, no traían oro ni joyas pero sí tenían bastante alimento y telas finas- No está mal…
Justo en ese momento, un estruendo sacudió el pequeño barco. Ambos salieron corriendo a la superficie sólo para ver cómo una bala de cañón destrozaba el mástil. Todos los piratas miraron a su alrededor, nadie sabía lo que estaba pasando.
-Parece que el barco trae escolta-comentó Scott y señaló al horizonte. Un imponente navío se acercaba a toda velocidad y una nueva bala rozó la cubierta- ¡Metan todo lo que puedan a nuestro barco, tenemos compañía!- todos los marineros comenzaron a pasar las cajas de un barco al otro cuando un nuevo estruendo sacudió el barco mercantil- ¡Esta porquería se va a hundir! ¡Retirada!
El pequeño barco se hundía rápidamente mientras todos huían al navío intacto. Al parecer el imponente barco había decidido hundir el botín antes de dejar que los piratas lo tomaran. Arthur corrió por la cubierta para saltar al otro barco pero su pie se atoró con la cuerda del mástil.
-¡¿Por qué siempre tengo que salvar tu trasero?!-gruñó el pelirrojo que tuvo que regresar al pequeño barco para cortar la cuerda que sujetaba a su hermano. Ambos saltaron de la cubierta justo cuando una bala la partió a la mitad- ¡¿Por qué no puedes hacer nada bien, gusano inmundo?! ¡¿Qué acaso quieres morir?!
-Capitán, no es momento para eso-dijo Alfred antes de señalar al imponente navío que apuntó sus cañones hacia ellos. Los británicos observaron la cubierta y pudieron ver al capitán de pie en la barandilla de la proa- ¡Es la furia roja!
Los ojos de Arthur recorrieron al hombre de pies a cabeza. Vestía una casaca roja que probablemente le había ganado ese apodo a juego con un sombrero de plumas rojas. Su cabello castaño estaba atado en una coleta que ondeaba con el viento pero lo más intimidante era la impresionante alabarda que traía en la mano.
-Creo que acabamos de atacar un navío español-dijo Scott con una sonrisa divertida cuando su mirada chocó contra la de Antonio- Mira y aprende, gusano, no todos los días te enfrentas al Imperio Español en persona…
Ehm... hola? Sé que volví a actualizar después de un año pero es que pensé que a nadie le había gustado el fic así que me desanimé... y pues eso llevó a no tener inspiración para continuarlo.
Espero en verdad actualizar más seguido
Gracias por sus comentarios:
Lebrassca: Lo sé, por eso fue que empecé este fic, porque todos ponen a Arthur como el corsario invencible pero no he leído uno que cuente el largo camino que tuvo que recorrer para llegar ahí.
Hetalia: trataré de continuarlo. También me gusta el ScotEng.
Gracias por leer y espero que les haya gustado
No olviden comentar :D
