Salió del vestuario de chicas bebiendo de su botella de agua mineral.
-Debo decir que te ves terriblemente sexy corriendo en esos pantalones tan cortos…
-¡Len! -se atragantó con el agua que estaba tomando sonrojándose hasta los pies- ¿Estuviste viendo la práctica? ¿Cuándo llegaste? -se le acercó al trote.
-Hace un rato -estaba apoyado en la bicicleta y extendió los brazos para abrazarla sonriendo-. Pude ver a todo el equipo entrando en calor, esa amiga tuya… ¿Cómo se llama? ¿Yuzuki? Tiene unas piernas que… - un golpe en las costillas lo hizo callar aunque se rió- Es broma es broma…
-¡Eres un idiota, Len! -lo apartó ofendida con las orejas sonrosadas.
-¡De verdad! -la tomó de la mano para evitar que se aleje y volver a abrazarla- Acabo de llegar, no vi nada de la práctica…
-¡Mentira! -hizo un puchero apartando la vista- Si fue así ¿por qué dijiste lo de mis…? -la risa de su hermano la interrumpió. Le puso una mano en la barbilla para que lo mirara a los ojos.
-Porque me lo imagino y ya me parece que debes verte encantadora así corriendo toda agitada… -se sonrojó al decirlo y ella se ocultó en su hombro.
-Idiota, idiota, idiota… -su voz se amortiguaba en su cuello haciéndole cosquillas.
-Ya… ya -acarició su cabello-. Vamos a casa, vine para hacerte de carruaje -le sonrió.
-¡Es verdad! -Se apartó para verlo a los ojos y ver la bicicleta- ¡Has venido hasta aquí pedaleando! -él asintió con la cabeza.
-El médico me dijo que ya podía hacer lo que quiera mientras no sienta ninguna molestia así que… ¿La llevo, mi Lady? -le hizo una reverencia hacia la bicicleta.
-¡Eso es genial, Len! -subió atrás de él abrazándolo por la cintura y apoyándose en su hombro- Eso quiere decir que puedes volver a las prácticas mucho antes de lo que esperabas.
-Sí -empezó a pedalear a toda velocidad-. Estoy fuera de estado pero si me esfuerzo podré estar al día para el campeonato… Veremos… -ella lo apretó con más fuerza contenta-. Llamó Lily más temprano, te manda saludos y pregunta si en estas vacaciones pasaremos unos días allá con los tíos…
-¿Qué dijo mamá? -le gustaba la sensación del viento sobre su rostro y la sensación de seguridad al ir abrazada a él.
-Que nos paguen el pasaje, como siempre -suspiró bajando la velocidad para estacionar frente a la casa-. Ellos respondieron que iban a pensarlo pero Lily prometió que los convencería...
-¡Ya llegamos! -sonrió bajando de un salto y corriendo a la puerta mientras su hermano encadenaba la bicicleta- ¡Estamos en casa!
-Mamá salió, dijo que no la esperáramos porque tenía una cena del trabajo -puso los ojos en blanco y entró a la casa tras su hermana.
-¡Te toca a tí levantarla mañana! -subió las escaleras riendo.
-¡Es mentira! Te toca a ti
-Pero yo lo dije primero -canturreó desde arriba- ¡Voy a ducharme!
Len oyó la puerta de arriba cerrarse y negó con la cabeza yendo a la heladera para buscar unas bananas.
Suspiró aliviado. Desde esa mañana cuando el doctor le había dicho que podría volver a hacer cualquier ejercicio físico no podía dejar de pensar en la promesa que tenía con Rin. Había estado todo el día dándole vueltas al asunto y no se le había ocurrido manera de decirle las noticias de su alta médica sin caer en esa conversación también pero al parecer había superado la prueba. Rin no parecía acordarse y no había dicho nada al respecto así que estaba a salvo. El problema era no saber hasta cuándo iría a soportar sin avalanzarse sobre ella. Habían sido duras esas semanas pero siempre había tenido una excusa, ahora ya no tenía como refrenarse a sí mismo o a Rin.
Se preparó un vaso de licuado de banana y se dejó caer en el sofá frente a la tele cambiando los canales aleatoriamente tratando de pensar en otra cosa.
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Cerró la puerta del baño y se deslizó hasta el suelo apoyándose en ella. Ocultó el rostro entre las rodillas sonrojada.
A Len le habían dado el alta médica. Eso significaba que ya no tendría problemas con aquello… Se abrazó con más fuerza a sí misma. ¿Era una pervertida por estar pensando en esas cosas? No podía evitarlo, pero él parecía tan experimentado en eso y ella no sabía nada. Sentía una mezcla de miedo, inseguridad y curiosidad con ganas mezcladas.
Claro que desde el accidente no habían tenido muchas oportunidades de estar a solas y las cosas habían estado bastante calmadas pero bastaba con recordar sus labios sobre los suyos y sus manos abrazando su cintura para que todo su cuerpo se encendiera. Sólo imaginarlo le bastaba así que era obvio que si él se le acercaba el miedo se borraría al instante.
No quería parecer una pervertida para él que la creía una santa y no sabía si lo estaba disimulando lo suficiente. Lo peor es que estaban solos en la casa después de mucho tiempo, era una ocasión única y la idea no salía de su mente poniéndola más nerviosa. Ahogó un grito entre sus rodillas y se puso de pie para ducharse y tratar de olvidarse al menos por un rato.
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Escuchó los pasos en las escaleras pero se obligó a seguir viendo la pantalla. Unas manos le taparon los ojos y sintió la cercanía en su espalda.
-¿Viendo a Miku, eh? -le habló casi al oído. Se le aceleró el corazón pero se propuso a ignorarlo- Voy a ponerme celosa.
Él rió levemente y llevó sus manos a las de ella para quitarlas con suavidad y las besó antes de soltarlas, desprendían un aroma agradable de su jabón perfumado. Levantó la vista hacía ella.
-No tienes por qué, princesa, ya lo sabes…-le guiñó un ojo y ella se cruzó de brazos en respuesta. Rodeó el sillón y se dejó caer en el otro extremo- Si no veo su nuevo videoclip no tendré de qué burlarme de ella luego…
-No seas así -rió y se recostó dejando los pies en el regazo de Len.
Él la observó en silencio mientras miraba la tele. Se había puesto un microshort amarillo pálido aún más corto que sus pantalones deportivos y un top blanco sin mangas con estampado de girasoles; llevaba el cabello aún algo húmedo mojando levemente sus hombros. Casi todo su cuerpo estaba al descubierto. Los pies descalzos estaban cruzados sobre sus muslos y se movían un poco con la música, podía seguir el largo de sus piernas hasta donde tapaba su short y luego lo liso de su abdomen plano. Apartó la vista sonrojado y apretó los puños para contenerse llamándose a si mismo un pervertido.
Ella empezó a tararear la canción de la tele distraída.
-Creo que puedo aprenderme esta coreografía ahora que estamos de vacaciones, parece divertida… -se giró de costado para ver mejor la tele apoyando la cabeza en una mano.
Len no pudo evitar seguir la curva de su espalda con la mirada y volver a bajar hasta sus pies. Puso una mano en uno de sus tobillos siguiendo la linea del empeine hasta uno de los dedos. Ella se removió riendo.
-¡Me haces cosquillas! -sacudió los pies para que la suelte- ¿Qué pasa, Len? -al notar el sonrojo de él se contagió nerviosa- ¿Está todo bien? -la miró a los ojos sin decir nada pero a un segundo de lanzarse sobre ella apartó la mirada poniéndose de pie bruscamente.
-Te… Te preparé helado de naranja… -Se dirigió a la cocina ocultando la mirada en su flequillo.
Lo observó extrañada alejarse y frunció el ceño. De nuevo la sensación de que la evitaba.
-¿Quieres? Como hace mucho calor pensé que podrías tomar una ahora…
-¿Tienes calor? -volvió a recostarse en el sillón- Estoy bien pero no te voy a negar una paleta de helado.
-Bien -la quitó del freezer y metió un poco la cabeza dentro para calmarse a sí mismo sintiéndose ridículo.
Rin empezó a cambiar los canales al terminar el segmento de Miku.
-Toma, princesa -le tendió la paleta naranja y ella extendió la mano sin mirarlo concentrada en la tele.
-Gracias, Le… ey -él la apartó antes de que la consiguiera sonriendo de lado, buscando su atención- Dámela… -se incorporó un poco para llegar.
-Nop -se sentó en la otra punta del sillón moviendo la paleta de un lado a otro para que no llegara.
-¡Dijiste que era para mi! -se lanzó sobre él para quitársela logrando que él cayera de espaldas en el sillón pero seguía estirando el brazo para que no alcance- Nooo, Leeeeen -protestó recostándose encima suyo y tomando su brazo entre las manos para obligarlo a acercarse. Él la tomó por la cintura con el brazo libre para inmovilizarla lo más posible riendo.
-Tienes que ganarla -se estiró aún más pero ella tenía fuerza y logró robársela con una sonrisa triunfante.
-¡La conseguí! -le sacó la lengua burlona.
-Mmmm… -la abrazó con los dos brazos con fuerza- Entonces tómala…
-Déjame sentarme… -intentó soltarse pero él negó con la cabeza- Leen…
-Tienes que tomarla aquí ya que la ganaste -le sonrió algo maligno y ella rió.
-No voy a hacer eso… no ¡Len! -protestó pero él siguió sujetándola- Agggh -echó la cabeza hacia atrás.
-Si no lo haces se va a derretir en el sillón y mamá se va a poner como loca -presionó viendo que ya empezaba a caer una gota de hecho.
-Te odio -susurró sonrojándose pero se acercó la paleta. Tímidamente lamió la gota que estaba cayendo para evitar que se derramara. Siguió lamiendo la paleta despacio sintiendo que se le incendiaban las orejas, entre lo rídiculamente obseno que era que la estuviese viendo de tan cerca y sus manos en la cintura sentía que no podía estar más sonrojada. Estaba también el silencio que se había generado que le dejaba oír la respiración acelerada de ambos por el movimiento y su corazón que la aturdía.
Una parte de él estaba gritando internamente que era un pervertido sin remedio y la otra parte no podía dejar de observar la lengua de Rin recorriendo la paleta. Ella seguramente podía oír cómo su corazón iba a mil por hora y debía darse cuenta que él ya empezaba a tener problemas. Ella se llevó todo el helado a la boca de una forma que ya no podía tolerar, le quitó la paleta despacio mirándola a los ojos más nervioso que nunca antes en toda su vida. Rin apartó la mirada sin poder aguantar su sonrojo.
-Leeen… -se quejó en un susurro.
-¿Sí, princesa? -dejó la paleta en algun lado que ya no importaba y apartó unos mechones de cabello acomodándolos detrás de su oreja en una caricia sutil.
-Eres un tonto… -se ocultó en el hueco del cuello y su hombro avergonzada- Cómo vas a hacerme hacer eso…
-El más tonto de todos… -acarició su espalda despacio no quería precipitarse a nada. Ella tuvo un escalofrío.
-Lo hiciste a propósito -lo acusó desde su escondite aun sin mirarlo.
-Sí… -admitió con una sonrisa de lado y al subir la mano por su espalda coló los dedos por debajo del top alzando una ceja al descubrir que no había nada más abajo. Ella volvió a estremecerse-Riiin… -protestó echando la cabeza hacia atrás tratando de relajarse algo.
-Tonto… -se aferró con fuerza a su remera.
Tomó una bocanada de aire y se acercó a su oído acariciando su nuca con una mano y buscando el cierre del top con la otra.
-Rin, de verdad -su voz sonaba más grave que lo normal-. Si quieres parar tienes que decírmelo ahora, a pesar de todo no soy tan fuerte… -aguardó respirando agitadamente- Rin, por favor, dime qué quieres…-ella se removió un poco y levantó la vista con los ojos vidriosos de la vergüenza.
-¡Eres un tonto, Len! -apoyó su frente en la de él cerrando los ojos- No puedes hacerme todo esto y obligarme a decirlo ¿Crees que te hubiera dejado hacer nada de esto si yo no hubiese querido? Eres cruel haciéndome decir las cosas… Leeeen.
Él sonrió y bajó un poco el cierre pero se detuvo a la mitad con cierta malicia.
-Igual quiero que lo digas, Rin… Dímelo…-dijo haciendo rozar sus labios.
-Leeen… -protestó y volvió a abrir los ojos suplicante pero él le sostuvo la mirada sin mover más que los dedos con los que acariciaba levemente su nuca-Yo… yo quiero… quiero que me hagas tuya -casi no se escuchaban sus palabras y tuvo que apartar la vista. Él soltó el aire que había contenido aguardando la respuesta y la atrajo hacia sí con firmeza para besarla. Ella se aferró con fuerza de sus hombros mientras él terminaba de bajar el cierre y acariciar toda su espalda con cierta desesperación. El beso era profundo y mostraba la ansiedad de ambos. Ella se separó buscando aire agitada.
-Rin Rin Rin… Eres todo, te amo tanto, princesa -susurró antes de volver a capturar sus labios y abrazarla con toda su alma.
¡Hola!
Regalo de navidad :)
Un pequeño extra de algo que ya me habían pedido.
¡Espero que les haya gustado toda la historia!
Gracias por haberla leído y haber llegado hasta acá.
¡Gracias!
