- ¿Te estás acostando con una mujer?
- ¿Qué?- Exclamó Hatori muy sorprendido.- Por supuesto que no, ¿cómo puedes pensar una cosa así?
- Entonces todo está bien.- Dijo Chiaki forzando una sonrisa.
- ¿Cómo va a estar todo bien? ¿De dónde has sacado que me estoy viendo con una mujer?- Quiso saber Hatori. Los demás presentes se miraron entre ellos sin saber muy bien qué hacer, tampoco entendían del todo la situación y la curiosidad les podía.
- Esta mañana ha venido una mujer a mi casa, me ha dicho que era una conocida tuya por lo que le he invitado a pasar.- Explicó el mangaka.- De repente ha comenzado a preguntar cosas sobre nosotros y…
- Espera, ¿qué mujer?- Le interrumpió Hatori.
- No me ha dicho su nombre. Era morena con el pelo ondulado, bastante más alta que yo y llevaba unas gafas rojas.
- ¿Y qué te ha preguntado sobre nosotros?
- Quería saber cuándo nos conocimos, si estábamos saliendo y si vivíamos juntos.- Dijo Chiaki nervioso.- Yo no sé si he hecho bien en responder porque no sé quién es esa mujer y ahora que lo pienso no creo que sea buena persona, porque cuando le he dicho que somos pareja me ha dicho que tú te estabas acostando con ella…No he sabido qué decir, Tori, me hubiera gustado decirle que era una mentirosa o gritarle, pero en ese momento estaba paralizado.
- ¡Te juro que no sé quién es esa mujer!- Dijo el editor alterado.
- Tori, yo te creo. Sabía que tú jamás me harías algo así, eres la persona más buena que conozco, pero necesitaba oírlo de tu boca.- Dijo Chiaki.
- Te prometo que encontraré a esa mujer y haré que pague el haberte hecho daño.
- No importa, solo ha sido un mal rato.- Dijo el mangaka.- Olvidemos que esto ha pasado, ¿vale? ¿No ibais a beber?
- Sí.- Respondió Takano.- ¿Nos acompañas?
- No, gracias, tengo que hacer unos recados.- Respondió Chiaki.- Pasadlo bien.
- ¿Estarás en tu casa?- Preguntó Hatori y el uke asintió.- Muy bien, me pasaré más tarde.
Caminaron todos silenciosamente hacia el bar al que solían ir siempre que decidían salir, nadie se atrevía a romper el silencio incómodo que se había formado una vez que el mangaka se alejó de ellos. Llegaron al bar y se sentaron en una mesa algo apartada. Una vez les hubieron servido, Hatori decidió romper ese silencio que ya se estaba volviendo insoportable.
- Siento mucho que hayáis tenido que presenciarlo.- Dijo algo avergonzado.
- No te preocupes, son cosas que pasan.- Dijo Kisa con una risa nerviosa.
- No me gusta mezclar mi vida personal con el trabajo, por eso siento que os hayáis enterado de todo.
- Nosotros no juzgamos.- Le dijo Onodera. De hecho él era el menos indicado para juzgar a nadie, ya que muchas veces le parecía imposible separar el trabajo de lo personal.
- Exacto.- Asintió Takano.
- Ya sé que es extraño porque los dos somos hombres.- Comentó Hatori después de darle un trago a la cerveza.
- No creas…- Murmuró Kisa.
- Y además yo soy su editor…- Dijo Hatori sonrojado.
- Es bonito, ¿no?- Sonrió Mino.- Que te hayas enamorado de él gracias a ser su editor a mí me parece bonito. Podría ser un buen argumento para un manga.
- En verdad no fue así.
- ¿Y cómo fue?- Preguntó Kisa curioso.
- No os quiero aburrir con cosas personales…
- Venga ya, nos vemos más que a nuestras familias.- Dijo Kisa.- Es normal que queramos saber un poco de nuestras vidas. Venga, cuéntanos cómo fue.
- No os lo puedo contar porque no lo recuerdo. Es decir, no recuerdo el momento exacto en que me enamoré de él.- Explicó Hatori mientras los demás le escuchaban.- Yo le conozco desde que tengo memoria y creo que siempre me he sentido así hacia él. Desde pequeño le gustaba mucho leer manga y dibujar, casi siempre estaba haciendo eso.- Dijo sonriendo.- Cuando no le gustaba el rumbo que tomaba algún manga que estaba leyendo él creaba su propia versión y lo traía a la escuela para que todos lo leyéramos. Y, bueno, cuando crecimos él decidió ser mangaka y yo me hice editor solo para poder estar cerca de él. Jamás pensé que llegaría a ser su editor, así que me siento muy afortunado.
- ¿Y no es complicado trabajar junto a tu pareja?- Preguntó Ritsu sonrojado y provocando que Takano arqueara una ceja.
- No, si tienes las cosas claras no tiene por qué serlo.- Respondió Hatori.
- ¿A qué viene esa pregunta, Onodera? ¿Te gusta alguien de la editorial?- Preguntó Takano con una suave sonrisa.
- ¿Qué? Claro que no.
- ¡Ricchan se ha puesto rojo!- Exclamó Kisa riendo.- Eso es que sí le gusta alguien de la editorial.
- ¡No me gusta nadie!- Dijo Ritsu cada vez más sonrojado.- Si estoy rojo es por el alcohol…
Ritsu y su jefe volvieron juntos a casa como siempre. Había bebido y se encontraba algo mareado a causa del alcohol, pero sentía que aquella vez iba mucho mejor que en ocasiones anteriores. Habían pasado todo el camino en silencio, por lo que Onodera no había parado de pensar. Pensaba en la conversación que había tenido con Kisa por la mañana y en lo ocurrido entre Hatori y Chiaki. Todo eso le hacía sentir algo mejor, le consolaba saber que no era el único que sufría por culpa del amor. ¿Amor? Sí, estaba claro que eso era amor, ya no podía seguir negando que lo que él sentía por Takano era amor, pero aún así no se veía capaz de declararse. Él quería estar con Takano y Takano quería estar con él, ¿entonces por qué no se lo decía? Era tan simple como decir "Takano-san, te quiero", pero no encontraba el valor para decírselo.
Se encontraban ya en el ascensor cuando Ritsu habló por fin.
- Ha sido un día interesante, ¿no?
- Sorprendente, la verdad.- Se limitó a decir su jefe. Onodera quería pasar la noche con él pero no se atrevía a tomar la iniciativa, por eso deseaba que fuese Takano quien le invitara a su casa. Cada vez faltaban menos pisos para llegar a su planta.
- ¿Lo sospechabas?
- No tenía ni idea.- Respondió Takano y las puertas se abrieron. Takano fue directo hacia su puerta seguido por Onodera, que iba caminando a paso lento. Masamune sacó la llave y la metió en la cerradura. Ritsu le observaba sin decir ni hacer nada. Takano abrió la puerta y se giró al sentirse observado.- ¿Ocurre algo?
- N-no, nada.- Dijo Onodera rápidamente. "Invítame a pasar, baka". El más joven decidió que ya era hora de acabar con su inseguridad y que debía decirle claramente a Takano que quería dormir con él.- Bueno, Takano-san...esto...¿eras fan de los Backstreet Boys?
- ¿Qué? No has bebido tanto como para hacer ese tipo de preguntas.- Dijo Takano sorprendido.- Creo que deberías acostarte ya…
- ¡No, espera!- Gritó Ritsu sorprendiendo a su jefe. Cogió aire un segundo y volvió a gritar, pero esta vez más fuerte.- ¿QUIERES VENIR A MI CASA?
- ¿Qué?- Musitó ahora aún más sorprendido.
- Q-que si quieres venir a mi casa.- Repitió Ritsu arrepentido de haberlo preguntado, pero de repente tuvo una idea.- A ver, me refiero a una casa que tienen mis padres en el campo y que solo utilizan un par de veces al año. Me gustaría ir este fin de semana para ver a mi perro y me preguntaba si te gustaría venir conmigo. Si no quieres o ya tienes algún plan…
- ¿Me estás proponiendo un fin de semana romántico?- Preguntó Takano sonriendo.
- No, bueno, es posible…- Murmuró Onodera sonrojado.- ¿T-te apetece?
- Por supuesto.- Respondió el mayor abrazándole.- Me acabas de hacer muy feliz, ya pensaba que jamás me pedirías algo así.
Chiaki no podía parar de pensar en aquella mujer que se había presentado en su casa. ¿Qué era lo que quería? ¿Qué ganaba haciéndoles daño? ¿Por qué le había mentido? Porque le había mentido, eso lo tenía claro. Tori era incapaz de serle infiel. Era posible que en un futuro Tori comenzara a sentir algo por otra persona, era una posibilidad que no había que descartar, pero Chiaki tenía claro que Tori jamás jugaría a dos bandas.
Chiaki estaba furioso, furioso consigo mismo por haber dejado entrar en su casa a esa arpía y furioso con esa mujer por haberse atrevido a ir hasta su casa con la intención de provocar una pelea entre la pareja.
- Si pensaba que nos iba a separar estaba muy equivocada, Tori y yo somos amigos desde la infancia y confío más en él que en mí mismo.- Dijo en voz alta.- Pero esto no va a quedar así, voy a encontrar a esa mujer.
- ¡Ya llegué!- Dijo Hatori al entrar en la estancia.
- ¿Cómo ha ido?¿Os lo habéis pasado bien?
- Sí, ha estado bien. Siempre es agradable salir con los compañeros.- Respondió el editor sentándose al lado de su pareja.- Oye, ¿estás bien?
- Sí, claro. No le demos importancia al asunto.
- No puedo no darle importancia, esa mujer ha querido que nos peleemos, estoy seguro de eso.- Dijo Hatori.
- Pero no lo ha conseguido.
- Sí, pero cuando has venido a la editorial estabas bastante afectado.
- No ha sido agradable la visita de esa mujer.
- Ya me imagino.- Dijo Hatori acariciándole el pelo.- Supongo que hoy no habrás trabajado nada, ¿no es así?
- Hoy he vivido muchas emociones, Tori.- Respondió encogiéndose de hombros.- Pero te prometo que mañana me pondré a trabajar.
- A ver si es verdad…
A la mañana siguiente Ritsu despertó de muy buen humor. Se encontraba junto a Takano como ya era habitual, pero él aún seguía durmiendo. Observó por un momento como dormía y le acarició suavemente la mejilla. Estaba feliz de haberle invitado a pasar el fin de semana con él. Si todo iba según lo tenía planeado, él se declararía y formalizarían la relación, se acabaron los sentimientos a medias.
Decidió ir a su apartamento y darse una ducha. Cuando hubo acabado de arreglarse decidió que era momento de llamar a su padre para avisarle de que no se acercara a la casa de campo ese fin de semana.
- Papá, ¿cómo estás?
- Ritsu, qué alegría. Hacía mucho que no hablábamos, solo sé de ti por Isaka-kun…
- Lo siento, he estado muy liado con el trabajo últimamente, pero os prometo que la semana que viene iré a veros.
- A ver si es verdad, te echamos de menos...sobre todo yo, ya lo sabes.
- Ya lo sé, papá.- Dijo Ritsu suspirando.- ¿Mamá sigue enfadada por lo del compromiso?
- Un poco, pero cada vez menos.- Respondió su padre riendo.- Era lo mejor, tú no la querías de esa forma y nunca hubierais sido felices…es mejor que busques a alguien a quien quieras de verdad.
- Bueno, si el trabajo me deja…
- ¿Tan liado andas? Ya sabes que cuando quieras puedes volver a la editorial.
- Lo sé, pero no va a pasar, me encanta mi trabajo.
- ¿De verdad? Bueno, me alegra oír eso. Me tenías muy preocupado.
- Papá, en verdad te he llamado para decirte que planeo ir este fin de semana a la casa de campo.
- Ya sabes que puedes ir cuando quieras, para algo te dimos las llaves.
- Sí, pero quería decírtelo para que no fuerais por ahí vosotros.- Dijo Ritsu con una risa nerviosa.
- Vas a ir acompañado, ¿verdad?- Preguntó el padre riendo.
- He invitado a unos compañeros del trabajo.- Mintió Ritsu.
- En ese caso no te preocupes por nosotros, no iremos y, además, si tu no le dices a tu madre que vas a ir yo tampoco se lo diré.
- Muchas gracias, papá. No es que no se lo quiera decir a mamá, es que ya sabes como es...es muy cotilla y además apenas me habla desde que cancelé el compromiso.
- No tienes que darme explicaciones, ya eres mayor para hacer lo que quieras.
- Papá, me alegro mucho de haber hablado contigo pero debería ir yendo ya a trabajar.
- Bueno, hijo, ya hablamos en otro momento y ven a vernos cuando puedas que te echamos mucho de menos.
- Yo también, papá. Que tengas un buen día y dale un beso de mi parte a mamá.
- Solo si se deja.- Le dijo su padre riendo y después colgó.
Onodera se pasó todo el día distraído pensando en el fin de semana que iba a pasar a solas con Takano y lejos del mundo. Estaba contando los días que faltaban para que llegara el viernes. Se sentía muy nervioso pero a la vez feliz y tenía que controlarse para no sonreír como un bobo. Ni siquiera la presencia de Yokozawa podía quitarle su buen humor, hacía años que algo no le hacía tanta ilusión como ese fin de semana.
- Ricchan, ¿puedes venir conmigo un momento?- Le dijo de repente Kisa tirandole del brazo.
- ¿Eh? ¿A dónde?- Preguntó desconcertado Onodera.
- Simplemente ven.- Respondió bajo las atentas miradas de Takano y Hatori que se encontraban también allí trabajando.
- ¿No puede esperar?
- No, Ricchan, ven.- Repitió Kisa ya desesperado y aún tirando de él.
- Está bien.- Suspiró Ritsu levantándose y siguiendo a Kisa hacia la planta de bajo.- ¿Qué hacemos aquí?
- Mira a la mujer que está sentada en aquella mesa.- Le dijo Kisa en voz baja.
- ¿Qué pasa con ella?
- Coincide con la descripción que le dio Chiaki a Hatori. Estoy seguro de que es la mujer que fue a su casa.
- ¿Qué? Era una descripción muy genérica, podrían ser un montón de mujeres.- Le dijo Onodera.
- Lleva gafas rojas.
- Un montón de gente lleva gafas rojas.
- Está bien, solo hay una forma de asegurarse.- Dijo Kisa.- Tenemos que hacerle una foto y enviársela a Chiaki.
- O podemos no hacer nada porque no es asunto nuestro.- Le dijo Ritsu.- Es mejor que no nos metamos en la vida de los demás.
- Mira, Ricchan, si a mi se me presentara una tipa en casa a soltar mierda sobre mi pareja me gustaría encontrarla para dejarle claro qué le pasa a la gente que se mete conmigo o con mi Yukina.- Dijo Kisa tajante.
- Ahora me has dado miedo.- Murmuró Ritsu.- ¿Y quién diablos es Yukina?
- Eso ahora no importa, lo importante es la foto.
- Está bien, ¿cómo lo hacemos?- Aceptó Onodera.
- Simple, saca el móvil y hazle la foto.
- ¿Por qué yo?
- Porque tu móvil tiene mejor cámara.- Le respondió Kisa.
- Entonces te dejo mi móvil y haces tú la foto.
- Tu tienes mejor pulso.- Dijo Kisa rápidamente.
- ¿Me estás vacilando?- Le dijo Ritsu arqueando una ceja.
- Mira, tu haz como que estás buscando cobertura y le haces la foto. Es así de simple.- Explicó Kisa. Onodera aceptó e hizo lo que le había pedido, consiguió sacar la foto pero tuvieron que salir de allí corriendo ya que había olvidado desactivar el flash.
- ¿Dónde estabais?- Preguntó Takano cuando los dos volvieron a su puesto de trabajo.- ¿Y por qué venís corriendo?
- Sentimos la demora.- Dijo Ritsu recuperando el aliento.
- Hatori, ¿podrías darme el número personal de Chiaki?- Le preguntó Kisa.
- ¿Eh? ¿Para qué?- Preguntó Hatori muy sorprendido.
- Porque...es para Ricchan.
- ¿Qué?- Dijeron Ritsu y Hatori a la vez.
- Sí, quiere decirle una cosa bastante personal.- Inventó Kisa.- A él le daba vergüenza preguntarte así que me ha pedido que lo haga yo.
- Está bien, si lo necesitas te lo daré.- Le dijo Hatori algo confundido a Ritsu.
- G-gracias.- Dijo Onodera muerto de la vergüenza.- No es nada malo ni raro en verdad…
- Onodera, después quiero hablar contigo.- Le dijo Takano muy serio.
- Está bien.- Respondió y luego se giró hacia Kisa para susurrarle.- ¿Por qué siempre me metes en líos?
- Lo siento mucho, Ricchan, me ha podido la presión y no sabía qué decir.
El teléfono móvil de Onodera sonó y al ver que se trataba de su madre colgó, volvió a sonar un par de veces más pero no fue hasta que Takano le ordenó que respondiera que aceptó la llamada.
- Mamá, estoy trabajando.- Dijo a modo de saludo.
- Es tu padre.- Le dijo su madre con voz temblorosa.
- ¿Qué? ¿Ha pasado algo?- Preguntó asustado.
- Tu padre ha tenido un accidente de coche y está muy grave.
