Tras recibir una llamada Onodera había salido corriendo de su puesto de trabajo sin decir nada a nadie, ignorando los gritos de su jefe. Takano estaba muy preocupado, no había podido concentrarse en su trabajo desde que su amante se marchó corriendo sin explicar por qué y de eso ya hacía dos horas. Estaba claro que la llamada había sido importante, ¿pero qué sería? Masamune no se podía quitar de la cabeza la expresión en el rostro que había puesto Ritsu, jamás le había visto esa cara de angustia.

Había intentado localizarle pero no cogía sus llamadas y tampoco respondía a sus mensajes. No soportando ya la preocupación que sentía, decidió poner rumbo hacia su casa para ver si se encontraba allí. Se encontraba ya recogiendo cuando Isaka apareció en el departamento de manga shoujo.

- Onodera se ha marchado, ¿verdad?- Preguntó con semblante serio.

- Se marchó hace unas horas, ¿por qué?- Dijo Takano preocupado.

- Me acaban de comunicar que su padre ha muerto. Ha sufrido un accidente de coche y no han podido hacer nada por él.- Dijo Isaka dejando a todos muy sorprendidos.- Ya sé que no lo conocíais pero era el padre de un compañero, así que si mañana queréis ir al funeral tenéis permiso para faltar al trabajo. Yo sí que le conocía muy bien, por eso lo que queda de día y mañana estaré ausente. Cualquier cosa se lo decís a Asahina y yo me encargaré cuando pase todo.

- Pobre Ricchan.- Murmuró Kisa.

- Ah, Takano, estaría bien que tú también te acercaras hoy al tanatorio y no tienes permitido faltar mañana al funeral.- Le dijo Isaka.- Tú eres su jefe y además Onodera-sama era una persona muy importante.

- Por supuesto.- Respondió Takano conmocionado.- Iré a mi casa a cambiarme y marcharé al tanatorio a presentar mis respetos a la familia.

- Muy bien, entonces nos veremos allí.- Dijo Isaka para luego marcharse.

- ¿Deberíamos ir nosotros también?- Preguntó Mino.- Nunca sé muy bien cuál es el protocolo para este tipo de situaciones...

- No es necesario que vengáis al tanatorio pero sí que os agradecería que mañana fuerais al funeral.- Respondió el editor jefe.- Bueno, me marcho ya. Hasta mañana.

Era el peor día de la vida de Ritsu. Había pasado todo muy rápido. Cuando llegó al hospital ya era demasiado tarde, su padre había muerto y casi sin darse cuenta ya se encontraba en el tanatorio donde su padre ya estaba siendo preparado para mañana. Al principio solo estaban su madre, Anchan y él, pero poco a poco fue apareciendo gente para darles el pésame, aunque muy poca gente sabía que había fallecido ya que todo había sido muy repentino.

Sasaki, el mayordomo de la familia Onodera, entró en la sala y se dirigió hacia donde se encontraban Ritsu y su madre.

- Ya he entregado el traje a los de la funeraria.- Dijo Sasaki.- ¿Necesitan que haga algo más?

- No, gracias, simplemente quédate con nosotros.- Dijo su madre.- Algo me dice que la noche será larga...

- De eso nada, mamá. Debes ir a casa e intentar descansar.

- No pienso separarme de tu padre hasta que todo esto acabe.

- Ya veremos.- Dijo suspirando y fue hacia Anchan, que estaba hablando con su tío materno.- Voy a salir un momento, por favor, vigilad a mi madre.

- No te preocupes, Ricchan.- Le dijo An.

- Exacto, tú sal y despéjate un poco.

- Gracias.- Dijo para luego alejarse de su tío y de su amiga.

Ritsu salió de aquella sala, necesitaba ir fuera y sentir un poco como el aire le azotaba en la cara. Sentía que allí dentro se estaba asfixiando. Era todo como un mal sueño del que no podía despertar. Salió fuera y se sentó en las escaleras de la entrada de aquel tanatorio. Sintió un nudo en la garganta y una fuerte presión en el pecho, las lágrimas amenazaban con salir pero no podía llorar, al menos aún no. Debía aguantar por su madre, si él se desmoronaba ella también se vendría abajo. Se tapó la cara con las manos e intentó pensar en algo alegre, pero le resultaba imposible y sentía como poco a poco el nudo en la garganta se hacía más grande. Levantó la vista cuando escuchó unos pasos que cada vez se iban oyendo más cerca de donde estaba. Se trataba de Isaka y Takano. Se frotó un poco los ojos ya que se le habían humedecido, carraspeó y se puso de pie una vez los dos hombres llegaron a su altura. Al ver a Takano sintió el impulso de abalanzarse sobre él y echarse a llorar en su pecho, eso era lo único que quería hacer, pero se contuvo.

- Gracias por venir.- Les dijo con un hilo de voz.

- Siento mucho lo de tu padre.- Le dijo Isaka.- ¿Cómo te encuentras?

- Bueno, estoy intentando asimilarlo.

- Ha sido todo muy repentino.- Comentó Isaka.- Yo aún no me lo creo...¿Tu madre se encuentra dentro?

- Sí, es la sala número cinco.

- Vale, voy a hablar con ella.- Dijo Isaka y se metió dentro dejando solos a la pareja.

- Ritsu, no te imaginas cuánto lo siento.- Le dijo Takano apenado.

- No sé qué voy a hacer...- Murmuró Onodera acercándose un poco a su jefe.- Tengo tantas cosas en la cabeza ahora mismo que siento que me va a estallar en cualquier momento.

- Si hay algo que pueda hacer por ti no dudes en decírmelo, sea lo que sea.

- Abrázame, solo abrázame.- Le pidió Ritsu mientras las lágrimas comenzaban a escaparse sin que él pudiera evitarlo. Takano le abrazó con fuerza, notaba como su camisa se iba mojando poco a poco a causa del llanto del más joven. Estuvieron un par de minutos en esa posición hasta que finalmente Ritsu se separó y se secó las lágrimas.- Gracias, lo necesitaba.

- Ritsu-sama.- Llamó Sasaki saliendo donde la pareja se encontraba.- Ya han llevado a la sala a su padre y su madre ha tenido un ataque de nervios, le he dado un calmante y ahora la llevaré a casa para que descanse.

- Está bien, gracias, Sasaki.- Le dijo.- En cuanto se vaya todo el mundo iré a casa para ver cómo se encuentra.

- Será mejor que descanse, mañana también será un día muy largo.- Le recomendó el mayordomo.- Por cierto, mañana por la tarde deberá reunirse con los abogados para hablar sobre el testamento.

- De acuerdo.- Asintió Onodera cansado y observó como el mayordomo titubeaba.- ¿Ocurre algo?

- No, no es nada, no quiero tomarme más confianzas de las que debería...

- Sasaki, me has criado, puedes decirme cualquier cosa.

- Su padre no sería feliz si usted toma un camino que en verdad no desea.- Dijo Sasaki de forma seria.- Mañana no se sienta presionado por nada ni nadie y recuerde lo que le acabo de decir.

- Gracias.- Dijo Onodera en un susurro y el mayordomo se marchó en busca de la madre de Ritsu para llevarla a su casa.

- ¿A qué se refiere?- Preguntó Takano una vez se quedaron solos de nuevo.

- Creo que él conoce el testamento de mi padre, pero no sé exactamente a qué se refiere.- Respondió Ritsu.- Debería volver dentro.

- Me quedaré contigo y luego nos iremos juntos a casa, ¿vale?

- Está bien.

Al cabo de una hora llegaron a su edificio. Ritsu sentía que no iba a poder pegar ojo en toda la noche, no quería que llegara el momento de tener que meterse en la cama y quedar asolas con sus pensamientos, sentía que eso era algo que no iba a poder soportar. Se encontraban en el ascensor cuando Onodera decidió romper el silencio que les había acompañado durante todo el camino.

- Esta mañana hablé con él.- Dijo llamando la atención de Takano, quien no sabía muy bien qué decir ante aquella situación.- Le llamé para contarle lo del fin de semana en la casa de campo. Él tenía ganas de hablar conmigo, pero yo le colgué rápido porque tenía prisa...de haber sabido que esa iba a ser la última vez que hablara con mi padre me habría pasado horas al teléfono con él.

- Ritsu, no te martirices y piensa que has tenido la suerte de hablar con él.- Le dijo Masamune. Onodera sentía que iba a romper a llorar en cualquier momento, por eso no dijo nada durante un minuto.

- Takano-san, ¿te apetece beber conmigo?- Preguntó con un hilo de voz.- Tengo alcohol en mi apartamento.

- Por supuesto.

- Gracias, hoy has sido un gran apoyo para mí.- Dijo Ritsu con una pequeña sonrisa. Las puertas del ascensor se abrieron y los dos se dirigieron al apartamento de Onodera.- Disculpa el desorden.

- No te preocupes.- Se limitó a decir el editor jefe mientras se sentaba.

- ¿Qué te apetece?¿Cerveza o sake?

- Cualquier cosa está bien.- Respondió y Ritsu sacó de la nevera dos latas de cerveza, una de ellas se la dio a Takano y la otra la dejó sobre la mesa. Hubo un minuto de silencio que aprovechó el jefe para beber.- ¿Tú no bebes?

- La verdad es que no me apetece beber.- Respondió con cierta tristeza.- Te he invitado porque no quería estar solo.

- Ritsu, yo voy a estar contigo siempre que quieras.- Le dijo Takano provocando que una lágrima se le escapara a Onodera.

- Takano-san, yo…- Comenzó a decir mientras se secaba la lágrima. Se quedó callado un momento pensativo. La situación no era la adecuada. Durante estos meses había tenido muchísimas oportunidades para decirle que le quería y nunca se había atrevido, ¿por qué sentía en ese momento la necesidad de decírselo? Pensó que nunca se sabe cuándo será la última vez que veas a una persona y no le gustaría quedarse con eso dentro.- Yo...yo tenía muchas ganas de pasar el fin de semana contigo.

- Eso ahora no importa.- Dijo Takano observando lo inquieto que se encontraba Ritsu.

- Sí, sí que importa.- Le dijo Ritsu mirándole a los ojos.- Importa porque tenía planeado decirte una cosa.

- ¿Qué cosa?- Murmuró Masamune. El corazón de los dos latía de forma que parecía que se les iba a salir del pecho. Ritsu tragó saliva antes de hablar y Takano le sonrió suavemente para darle ánimos.

- Y-yo te quiero.- Los ojos de Takano se abrieron como platos y se humedecieron. Sabía que lo que le iba a decir era importante, pero no se imaginaba que iba a ser eso.- Te quiero, Masamune.- Repitió pronunciando su nombre por primera vez. Takano le dio un pequeño beso, tenía ganas de abalanzarse sobre él y llenarle de besos pero sabía en qué situación se encontraban. Por muy feliz que se sintiera ahora, el padre de su amante acababa de morir y no era momento de dejarse llevar.

- Yo también te quiero, Ritsu.- Dijo provocando que se sonrojara.

- Quiero tener una relación seria contigo.- Le dijo Onodera con la cara roja.- ¿T-tú quieres lo mismo?

- Por supuesto, no lo dudes ni por un segundo.- Respondió abrazándole.

- ¿Mañana estarás conmigo?- Preguntó con un hilo de voz mientras seguían abrazados.

- Mañana y siempre.

Al funeral acudió mucha gente, a la mayoría de ellos Ritsu no les conocía, pero se alegró cuando vio que sus compañeros de trabajo también habían asistido. Takano se pasó todo el día cerca de él, apoyándole.

Llegó la hora de la lectura del testamento. Se habían reunido con el abogado su madre y él, mientras Takano y Sasaki esperaban fuera a que terminaran.

- Bueno, usted se hará cargo de todas las pertenencias de la familia hasta el momento de su defunción.- Le dijo el abogado a su madre.- Cuando eso ocurra será su hijo quien herede todo, ¿están conformes?

- Sí.- Respondieron a la vez madre e hijo.

- La única excepción es la editorial, que pasará ya a ser propiedad de usted.- Le dijo a Ritsu y le tendió unos papeles.- Sólo tiene que firmar aquí.

- ¿Y si no firmo?- Preguntó Ritsu dudoso. Si se hacía cargo de la editorial tendría que dejar su actual empleo y no pasaría tanto tiempo con Takano. Además, él no se sentía capaz de hacerse responsable de una empresa.

- ¿Cómo no vas a firmar? Es la empresa familiar.- Le espetó su madre.

- Es que no lo veo…

- ¿Que no lo ves?- Dijo sorprendida.- ¿Qué es lo que no ves? Te hemos criado para esto.

- Lo siento, mamá, pero no voy a firmar.- Dijo encogiéndose en su asiento. No soportaba aquella situación.

- ¿Le parece bien si nos volvemos a reunir mañana?- Le preguntó su madre al abogado.- Mi hijo ahora mismo está muy confundido y no sabe lo que dice.

- No podemos retrasarlo mucho más, mañana tiene que quedar este asunto zanjado sí o sí.- Dijo levantándose y saliendo de la habitación.

- Mamá, yo no quie…- Comenzó a decir pero su madre le interrumpió.

- Han sido dos días muy duros, tanto para ti como para mí, pero no es momento de tirar por la borda todo por lo que luchó tu padre, así que mañana vendrás y firmarás.- Dijo su madre saliendo de la sala. Sasaki y Takano se pusieron de pie al ver que ya salían pero no dijeron nada al ver la cara que traían. Se quedaron en silencio esperando que alguien les explicara qué había ocurrido.

- Mamá, no lo voy a hacer.- Dijo Ritsu saliendo detrás de ella. Su madre se giró y le miró como nunca lo había mirado, ni siquiera cuando incendió por accidente las cortinas de la biblioteca de su padre le había mirado así. Ritsu se paralizó y sintió miedo.

- ¿Cuándo te vas a cansar de romperme el corazón?- Ritsu miró muy sorprendido a su madre, eso era lo último que esperaba que le dijera.- ¿Eres consciente del daño que me has hecho? Me dolió cuando te fuiste a estudiar fuera sin preguntarme siquiera, pero claro, tú padre te lo consentía todo y mi opinión no importaba, pero te lo dejé pasar porque me convencí a mí misma de que era una buena oportunidad para ti. Luego decidiste abandonar la editorial, tú propia editorial, también me dolió pero tampoco pude decir nada porque tu padre te apoyaba. Volviste a hacerme daño cuando cancelaste el compromiso con Anchan y ahí sí que decidí no callarme pero no sirvió de nada porque de nuevo tu padre estaba contigo.- Dijo rápidamente sin dejar de mirar a su hijo, que se sentía como un niño de cinco años al que habían pillado haciendo una travesura. Se sentía diminuto, con cada palabra que salía de la boca de su madre iba encogiendo.- Ahora me vas a escuchar y vas a hacer lo que yo te diga, porque por desgracia tanto para ti como para mí, tu padre ya no está con nosotros y ya no puedes ir a llorarle a él como siempre has hecho. Mañana vendrás, firmarás esos papeles y me darás una alegría porque creo que ya me va tocando.

- Mamá…- Murmuró Ritsu con lágrimas en los ojos.- Nunca quise hacerte daño.

- Simplemente firma y estará solucionado.- Dijo su madre suavizando su voz.

- No puedo.

- Si no firmas habré perdido a mi marido y a mi hijo en la misma semana.- Le dijo para luego irse. Ritsu rompió a llorar y fue rodeado por los brazos de Takano. El mayordomo se acercó a él y le ofreció un pañuelo.

- Ritsu-sama, su madre le quiere.- Le dijo Sasaki.- Usted es la persona a la que más quiere en el mundo y lo acabará entendiendo. No le tenga en cuenta lo de hoy, nunca pensamos de verdad las cosas que decimos en caliente.

- G-gracias, Sasaki, pero siento que esta vez la he perdido para siempre.- Dijo Ritsu sollozando.- Mañana vendré a firmar.

- Si es eso lo que quiere…- Dijo el mayordomo y miró hacia un lado y otro para ver si alguien les escuchaba.- Si no quiere heredar la editorial no tiene por qué hacerlo, su padre no hubiera soportado que fuera infeliz. Es su vida y debe hacer lo que crea que es mejor, el tiempo hará que su madre lo entienda.

- Lo pensaré.- Dijo Ritsu intentando parar de llorar.- Por favor, llama a un taxi, nosotros nos marchamos ya.

- De acuerdo.- Asintió Sasaki y se fue.

- Siento mucho que hayas tenido que ver a mi madre en su mejor momento.- Le dijo Ritsu a Takano fingiendo una sonrisa.

- Está bien, así voy conociendo a la familia.- Dijo besando su frente.- Oye, no te angusties por esto y haz lo que tus tripas te digan, yo voy a estar contigo decidas lo que decidas.

- Siento que todo está cambiando.- Susurró Onodera.