Había pasado ya una semana desde la última vez que Ritsu vio a su madre. Una vez se esfumó el cabreo vino el remordimiento. Se sentía muy mal por haber llamado zorra su madre y por lo que le dijo a Sasaki en presencia de ella. A Ritsu le atormentaba pensar que su madre estaba sufriendo por su culpa y él no sabía qué hacer para mejorar la situación, presentarse en su casa no era una opción, eso podría alterarla más. Lo único que podía hacer era esperar a que todo se calmara un poco, si alguna vez llegaba a calmarse.

Ritsu también estaba preocupado por Chiaki, sabía lo mucho que ansiaba su amigo quedarse embarazado y no quería hacerle sentir mal, ya que él lo había conseguido sin buscarlo. Por este motivo todavía no habían anunciado el embarazo.

Ritsu había quedado con Kisa y Chiaki para desayunar. Él fue el primero en llegar a la cafetería, pero no tuvo que esperar mucho tiempo pues sus amigos llegaron juntos unos minutos después.

- ¡Ricchan!- Gritó Kisa a modo de saludo mientras se sentaban en la mesa en la que se encontraba Ritsu.

- Hola, chicos, ¿qué tal?

- Con ganas de vacaciones.- Respondió Chiaki sonriendo.- ¿Tú cómo estás?¿Ya te encuentras más animado?

- Sí, ya me encuentro mejor. Sigo un poco triste por lo de mi madre, pero ya se le pasará.- Respondió Ritsu fingiendo una sonrisa. En ese momento llegó la camarera.

- ¿Qué desean tomar?

- Yo café y tostadas.- Dijo Chiaki.

- Yo quiero zumo de naranja, una tostada y un trozo de tarta de chocolate.- Dijo Kisa mirando la carta.- No, mejor cambie la tostada por tortitas y el trozo de tarta póngalo para llevar.

- Yo tomaré un zumo de piña.

- ¿Eh? ¿Solo eso Ricchan?- Preguntó Kisa con tono preocupado.

- Sí, es que no tengo mucho apetito.

- Enseguida les traigo el pedido.- Dijo la camarera retirándose.

- La verdad es que hay algo que me gustaría contaros.- Dijo Ritsu mirando nervioso a Chiaki.- Estoy embarazado.

- ¡Enhorabuena!- Exclamó Chiaki sonriendo.

- ¿No estás disgustado? Me preocupaba tu reacción.- Le confesó Ritsu.

- No, para nada. Me alegro mucho por ti.- Dijo el mangaka.- Me da un poco de envidia, pero es envidia sana. Además, Tori y yo decidimos intentarlo hace solo un par de semanas, así que no ha pasado mucho tiempo, no esperaba quedarme embarazado tan pronto. De momento no estoy preocupado, sé que ya me tocará a mí.

- ¿De verdad? Me alegra mucho oír eso, lo último que quería era hacerte sentir mal.

- Para nada, de verdad que estoy muy feliz por ti.

- ¡No me lo puedo creer!- Gritó Kisa recuperándose del shock.- ¡Qué fuerte! ¿De cuánto estás?

- Ayer fui a la primera revisión, estoy de unas seis semanas.- Respondió Ritsu y Kisa rió suavemente.

- Hace unas seis semanas Takano y Ritsu chuscaron.

- ¡Kisa!- Dijo Ritsu avergonzado mientras Chiaki reía.

- ¿Qué? Es cierto y no hay nada malo en eso.- Dijo Kisa y miró a Chiaki de reojo.- Además, todos sabemos quien es el que más sexo tiene últimamente…

- Estás muy salido, Kisa.- Le dijo Chiaki sonrojado.

- Son las hormonas.- Respondió Kisa.- Las hormonas y la falta de sexo, es sorprendente el aguante que tiene Kou.

- ¿Sigue sin…?

- ¿Sin querer tocarme? Sí.- Dijo Kisa suspirando.

- Bueno, ya se le pasará.- Intentó animarle Ritsu.

Chiaki se despidió de sus amigos y volvió a su casa para ponerse a trabajar. Kisa y Ritsu entraron en la editorial con la esperanza de tener una jornada laboral tranquilita, aunque sabían que eso era poco probable.

- Ojalá tengas una niña.- Dijo Kisa cuando se metieron en el ascensor.

- ¿Por qué?

- Para que nuestros hijos se enamoren y se casen.

- Tienes cada ocurrencia…- Murmuró Ritsu y las puertas del ascensor se abrieron. Los dos caminaron hasta el departamento esmeralda, donde ya se encontraban Takano y Mino trabajando.

- ¡Takano, vamos a ser familia!- Exclamó Kisa sentándose en su silla.

- Kisa, no deberías beber alcohol durante el embarazo.- Dijo el jefe sin levantar la vista de sus papeles.

- Ritsu nos ha contado lo de su embarazo y estoy seguro de que va a ser niña y que se va a casar con Nao-chan.

- Tendríais nietos comunes.- Comentó Mino sonriendo.

- No le des cuerda.- Le dijo Ritsu a Mino.

- Es cierto, podríamos ir juntos al parque con nuestros nietos.- Dijo Kisa emocionado.

- Aún no has llevado al parque a tu hijo y ya estás pensando en los nietos...Kisa, céntrate y ponte a trabajar.- Dijo Takano y en ese momento entró Hatori.

- Enhorabuena.- Le dijo Hatori a Ritsu para luego dirigirse a Takano.- Y a ti también.

- Gracias. ¿Te lo ha dicho Chiaki?

- Sí, me ha enviado un mensaje.

Ya era por la tarde, Mino y Hatori se habían marchado para hablar con los de la imprenta, Ritsu había ido a casa de una mangaka, así que el departamento esmeralda estaba más silencioso de lo normal. Takano revisaba unos papeles mientras que Kisa devoraba el trozo de tarta que había pedido en la cafetería aquella mañana y mandaba un correo a su mangaka. Todo iba bien hasta que Kisa comenzó a notar cierta molestia en su abdomen, intentó ignorarlo durante unos minutos pero el dolor se hacía cada vez más intenso.

- ¡Takano, me muero!- Exclamó agarrándose el vientre con las manos.

- ¿Qué ocurre?¿Te duele?- Preguntó un muy preocupado Takano mientras se levantaba de la silla.

- ¡Me da pinchazos!- Gritó Kisa asustado.

- Vale, vamos al hospital. ¿Puedes caminar?- Dijo el editor jefe ayudándole a incorporarse. Kisa consiguió ponerse de pie, pero un intenso pinchazo le hizo caer de rodillas al suelo, por suerte Takano pudo agarrarle antes de que se golpeara. Takano decidió que lo mejor era cargarlo en brazos y eso hizo.- Joder, Kisa, sí que estás enorme.

- Eso, tú creame más complejo.- Respondió Kisa medio llorando por el dolor mientras se agarraba fuerte al cuello de su jefe, quien lo estaba cargando al puro estilo princesa. Todas las miradas estaban puestas en ellos dos, a Takano nunca le había parecido tan larga la distancia que había entre el departamento y el ascensor.

Llegaron a la planta baja y se encontraron con Ritsu, quien acababa de entrar al edificio. El menor les miró sorprendido pero no le dio tiempo a hacer preguntas, ya que Takano le gritó.

- ¡Ritsu, para a un taxi!

- ¡Voy!- Gritó Onodera volviendo a salir a la calle. No le fue difícil conseguir un taxi y casi en cosa de segundos ya estaban los tres dentro del vehículo de camino al hospital.

- ¿Yukina? Soy Takano. Kisa ha comenzado a encontrarse mal y estamos yendo a urgencias… No lo sé, dice que tiene pinchazos...Sí, vale. Hasta ahora.- Dijo el jefe colgando y guardando su móvil en el bolsillo.

- ¿Viene?- Preguntó Kisa con lágrimas en los ojos.

- Sí, dice que no tardará ni quince minutos.

- Menos mal, porque tengo mucho miedo…

- Tranquilo, Kisa, todo va a estar bien.- Intentó animarle Ritsu aunque no sonó muy convencido. Él mismo se estaba empezando a encontrar mal debido a la situación, tenía miedo de que le pasara algo a su amigo y también tenía miedo de que a él le pasara lo mismo en un futuro no muy lejano.

- Ya hemos llegado.- Dijo Takano y pagó al taxista.

Entraron en el hospital y Kisa se sentó en una silla de ruedas, no pasó ni un minuto cuando le llamaron.

- Yukina aún no ha llegado y no quiero entrar solo.- Dijo Kisa con un nudo en la garganta.

- Takano, entra con él.- Le dijo Ritsu ya que no se sentía con fuerzas de acompañar a su amigo.- Yo esperaré aquí a Yukina.

- Está bien.- Asintió Takano y los dos se metieron en la consulta. La doctora le hizo unas preguntas a Kisa, le palpó la barriga y le hizo una ecografía.

- Kisa-san, el bebé está bien.- Dijo la doctora haciendo que ambos hombres suspiraran aliviados.- No había nada raro en la ecografía, está todo perfecto.

- ¿Entonces por qué tengo pinchazos?- Preguntó Kisa.

- Estoy segura de que son gases.

- Pero duele un montón.- Murmuró Kisa sorprendido.

- Pueden llegar a doler bastante, sí, pero no es nada por lo que alarmarse. Mi recomendación es que no te contengas y que los sueltes.- Dijo la mujer mientras escribía algo en un papel.- Si no se te pasara de forma natural en unas horas tómate esto.

- Gracias, doctora.- Dijo Kisa avergonzado y los dos hombres se levantaron para salir de la consulta. Llegaron a la sala de espera en silencio y ahí se encontraban Ritsu y Yukina, los dos muy preocupados.

- Shouta, ¿estás bien? ¿Y Nao?- Preguntó Yukina abrazándole.

- Sí, está todo bien.- Dijo Kisa con cierta vergüenza.

- ¿De verdad? Me alegra oír eso.- Dijo Ritsu sonriendo.

- ¿Y los pinchazos?- Preguntó Yukina aún preocupado.

- Tranquilo, Yukina, lo único que pasa es que tu novio es un pedorro.- Dijo Takano haciendo que Kitsa se pusiera rojo y que los otros dos hombres le miraran sorprendido.- Son solo gases.

- Pero de los que duelen mucho.- Dijo Kisa intentando excusarse.

- ¡Me alegro de que tengas gases!- Exclamó Yukina con una sonrisa.- Estaba muy preocupado.

- Jamás pensé que dirías una frase como esa…- Murmuró Kisa.

- ¿Te ha recetado algo?- Preguntó Ritsu.

- Sí, que abra compuertas.- Dijo Takano riendo.- Hay que joderse, venir a urgencias por unos gases…

- No sabíamos qué era, Masamune.- Le dijo Ritsu con cierto tono de reprimenda.- Y le dolía muchísimo.

- Sí, lo sé, solo bromeaba.- Dijo Takano.- En verdad me alegro de que se haya quedado solo en un susto.

- Muchas gracias por traer a Shouta.- Dijo Yukina.

- No ha sido nada.- Sonrió Takano y luego se dirigió a Kisa.- Vete a casa a descansar y mañana si no quieres no hace falta que vengas a trabajar.

- Gracias, Takano.- Dijo Kisa con una sonrisa.

- Venga, Shouta, vámonos a casa para que puedas tirarte todos los pedos que quieras, yo te cogeré la mano en todo momento.- Le dijo Yukina sonriendo haciendo que Kisa quisiera que se le tragara la tierra.

- ¡CÁLLATE, QUE ESTO YA ESTÁ SIENDO MUY VERGONZOSO SIN QUE TÚ TENGAS QUE DECIR ESAS COSAS!

- ¿Eh? ¿Qué hay de malo en eso? Somos pareja.

- Exacto, Yukina.- Dijo Takano riendo.- Tú deberías tirarte pedos solidarios, así Kisa no se sentirá tan mal.

- ¡Dios!¡Vamos a casa, Kou!- Gritó Kisa con la cara completamente roja.

- ¡Adiós!- Se despidió Yukina con una sonrisa mientras seguía a su novio hacia la salida.

- Oye, Ritsu, ¿crees que volverán en metro o Yukina se subirá a los hombros de Kisa y despegarán?

- No te burles, Takano, le podía haber pasado a cualquiera.- Le dijo Ritsu.

- ¿Qué te pasa?

- Es que me he asustado mucho.- Explicó Ritsu y Takano le rodeó con su brazo. En ese momento el móvil de Ritsu comenzó a sonar.- ¿Diga?

- Ritsu-sama.

- Sasaki, ¿ha ocurrido algo?- Preguntó Ritsu temiéndose lo peor.

- Su madre quiere verle.

- ¿Después de todo lo que pasó?

- Sí.- Se oyó un suspiro al otro lado de la línea.- No le diga que le he dicho esto pero me temo que sé por qué su madre quiere reunirse con usted.

- ¿Por qué? ¿Quiere que le pida perdón?

- No, no es eso. Su intención es que el hijo que usted está esperando herede la editorial.

- ¿Te ha dicho eso?- Preguntó Ritsu sintiendo que le hervía la sangre.

- Lo he deducido. Ayer estuvo aquí el notario y estuvieron hablando durante dos horas y...bueno, no estoy completamente seguro, pero creo que quieren quitar su nombre del testamento, para que así pase a ser el heredero directo de todo su hijo.

- ¿Qué?¿Pero eso se puede hacer? Si ni siquiera ha nacido…- Ritsu cada vez estaba más cabreado.- Dile a mi madre que si yo no soy su hijo este niño no va a ser nieto suyo.

- Ritsu-sama…

- Sasaki, siento mucho que te veas metido en medio de todo esto. Gracias por todo.- Dijo el editor y colgó.

- ¿Qué ha pasado?- Preguntó Takano preocupado.

- Mi madre ya tiene planes para nuestro hijo.- Respondió Ritsu con amargura.- Se ve que no ha tenido suficiente con arruinar mi infancia, ahora va a por la de nuestro niño.

- ¿Qué?- Dijo Takano sin entender muy bien qué estaba ocurriendo.

- Quiere quitar mi nombre de la herencia para que así yo no pueda renunciar a la editorial y pase directamente a ser de nuestro hijo.- Explicó Ritsu.- Mira, si cuando nuestro hijo sea mayor él quiere hacerse cargo pues por mí genial, pero me parece de estar loca el querer poner esa carga sobre un niño que ni siquiera ha nacido y del que encima renegaba hace unos días.

- Tranquilo, Ritsu, todo se solucionará.- Dijo Takano abrazándole.- Además, seguro que hasta que nuestro hijo no sea mayor de edad que esos papeles no sirven.

- Eso es cierto.

- Pero creo que deberías ir a hablar con tu madre, Ritsu.- Le dijo su novio intentando sonar suave.

- Ni en sueños.

- Yo te acompañaré.

- No tengo nada que decirle a esa mujer.- Dijo Ritsu tajante.- Anda, vámonos a casa que estoy cansado.

Hola ^^

¿Qué tal?¿Qué os ha parecido? Espero que os haya gustado. Siento mucho haber tardado tanto en subir el capítulo, pero es que últimamente ando liada y casi no tengo tiempo, encima se me ha ocurrido escribir dos one-fics navideños (uno de junjou y otro de sekaiichi) y me he puesto a trabajar en ello en vez de terminar los fics que ya tengo empezados...en fin.

Os prometo que pretendía que lo de Kisa y la urgencia fuera un momento dramático, no sé cómo ha derivado en eso, lo siento, soy así de simple.

Muchas gracias por leer y a los que comentáis, siempre es un placer leer vuestras opiniones.

¡Un abrazo! :)