Capítulo 3. El reencuentro de las almas

En el Castillo de Hyrule vivía el rey Daphnes, un hombre de pelo canoso, ojos color cafés, era bastante corpulento y con una ligera y pequeña barba igual de canosa.

El rey vivía junto con su hija, la princesa Zelda, una joven de veinte años, pelo rubio, ojos azules y tez blanca.

Todos los días la princesa y el rey tenían que asistir a reuniones del consejo y la mayoría de estos eran para discutir sobre un tema el cual preocupaba a la princesa pues este se trataba sobre una invasión que estaban sufriendo y cada vez que atacaban el castillo las fuerzas de caballeros disminuía drásticamente.

...

- Ministros del consejo, princesa y Rey de Hyrule, los hemos reunido aquí para discutir una vez más el trágico evento que esta ocurriendo en el castillo pues las tropas van disminuyendo y si no se hace algo pronto el reino terminara en manos de fuerzas enemigas - dijo el líder del consejo, el ministro Samuel.

- Ministro, con todo respeto, estamos totalmente conscientes con las dificultades que a sufrido el castillo, pero cada año que reclutamos nuevos caballeros las solicitudes van disminuyendo, la mayoría de los ciudadanos no están dispuestos a arriesgar de esa manera su vida... - le respondió el Rey con un semblante de seriedad y a la vez de preocupación hasta que el ministro lo interrumpió.

- Eso es porque no tienen el valor suficiente ni la lealtad hacia el castillo, necesitamos soldados que cumplan con estas características, por eso en tres días se enviaran las peticiones para el reclutamiento.

- Pero como vamos a reclutarlos si ya no hay personas que quieran aceptarlo.

- Yo nunca dije que tenían que acepar.

- Ministro, ¿esta usted consiente de lo que esta pidiendo?.

- Si, lo estoy.

- No podemos permitir volver a hacer esto.

- Pero es la única opción que nos queda, es mejor tener todos los soldados posibles a que nos quedemos sin nada y dejemos que Hyrule vuelva a caer en la oscuridad.

- !Pero de esa manera estamos arriesgando la vida de mucha gente, será mejor si... - se atrevió a responder la princesa quien había quedado sumisa durante toda la junta hasta ahora.

- De acuerdo.

- !¿Que?¡

- Mañana mismo enviaremos las peticiones, ahora si no hay mas que decir, pueden retirarse.

Luego, a la orden del rey, todos lo presentes se retiraron quedando nada mas el rey y la princesa quienes se quedaron discutiendo el asunto.

- Papá no estoy muy segura de esta decisión - respondió insegura.

- Lo se hija yo tampoco estoy seguro de esto.

- Entonces ¿porque aceptaste la idea? - respondió cuestionando a su padre.

- Porque no tenemos otra opción, es esto o arriesgar la vida de todo Hyrule.

- Eso ya lo estamos arriesgando con esta decisión, - respondió enojada al ver que su padre no cambiaría de opinión - solo apruebo esto por que lo hacemos para encontrar al héroe elegido.

- ¡Zelda, eso se acabo!, entiende, lo hacíamos solo porque teníamos la esperanza de que lo encontráramos pronto, de demostrar que lo que contaban las leyendas era mentira, pero mira lo que sucedió, cuando mas lo necesitábamos ¿donde estaba?. Ahora mas que nunca nos hemos dado cuenta de que el "héroe elegido" no es mas que una mentira.

Zelda al escuchar las palabras de su padre, salio furiosa del lugar para dirigirse a su habitación.

...

Cuando la princesa llego a su cuarto fue a su estantería y de hay saco un pequeño libro con el titulo "La historia de Hyrule".

Zelda abrió el libro y empezó a leer detenidamente los párrafos de esta los cuales estaban en el idioma de hyliano antiguo.

Capitulo. 1 la leyenda del héroe elegido.

Desde ase mucho tiempo, cuando no existía nada en la tierra, tres diosas doradas bajaron del cielo hasta aquella tierra y usando su poder crearon la vida en donde parecía que nunca la habría. Cuando las diosas terminaron con su labor, ellas tenían el presentimiento de que algo malo iba pasar tarde o temprano. Pero luego, justo como lo habían dicho, una oscuridad surgió desde la profundidad, amenazando a toda la vida de esa tierra.

Las diosas, para detener la catástrofe, eligieron a uno de

Dejo de leer, puso el libro a un lado de su cama, se dirigió a su armario y de ahí saco una capucha café.

La princesa se cambio de vestimenta llevando una simple blusa negra, una falda de color crema, se había dejado el pelo suelto, se puso la capucha y luego se dispuso a salir por la ventana para eventualmente salir del castillo.

...

Eran de noche cuando la princesa salio del castillo para dirigirse a la pradera de Hyrule, algo que siempre hacia cuando sentía que necesitaba alejarse de toda responsabilidad del castillo.

Se sentó en una roca, luego se puso a observar las estrellas con calma hasta que sintió que alguien la agarraba del hombro...

...

Cinco horas antes.

Link se encontraba en la pradera de Hyrule después de haber dejado a Ordon, no se molestaba en siquiera mirar atrás. Lo único que hacia era continuar su camino mientras iba a trote lento y observando el paisaje.

Había pasado dos horas cuando llego a un pequeño pueblo llamado Kakariko. Alrededor había muchas casas, algunas todavía en construcción, negocios y uno que otro bar. Le sorprendía lo bonito que era el pueblo pero se sorprendió mas al ver que al lado oeste del pueblo se encontraba un volcán llamado montaña de la muerte.

Se quedo en una pequeña casa de dos pisos y un patio trasero, donde dejo a Epona. Cuando llego la noche se dispuso a dar un paseo por la pradera pero no llevo a su yegua pues quería que se relajase después de un largo camino al pueblo.

Estuvo por un buen rato caminando por aquella basta pradera cuando de repente vio a que tres tipos con mascaras pasaban por ahí armados con unas dagas y con un costal.

Cuando Link pudo verlos mejor observó que se dirigían a una mujer con una capucha.

...

Zelda se dio la vuelta y quedo horrorizada al ver a tres hombres con dagas en las manos que la estaban rodeando.

- Miren que hermosura nos hemos encontrado chicos - dijo uno de los bandidos.

- Es cierto, oye preciosa ¿como te llamas? - pregunto otro.

Zelda no respondió, pues estaba en shock al ver que los maleantes se le acercaban mas y mas.

- Oye bonita, te hice una pregun... -

El hombre no pudo terminar su frase pues sintió que algo lo había golpeado muy fuerte en la cabeza haciendo que caiga inconsciente.

- Oh lo siento, interrumpo algo - dijo con tono sarcástico un extraño joven.

- ¿Y tu quien rayos eres?.

- Digamos que soy quien les pateara el trasero si no se retiran de aquí y dejan en paz a esa mujer - dijo señalando a la joven con la capucha.

- Jajaja, oye niño porque no te retiras si no quieres que esto se ponga feo - respondió amenazándolo con un cuchillo.

- Bueno me retiro, un momento ¿que es eso? - los dos hombres se dieron la vuelta y luego el joven aprovechó y le dio un golpe en el costado al que tenia el cuchillo y luego igual que al anterior le dio un golpe en la cabeza dejándolo inconsciente.

El otro se volvió a dar la vuelta viendo a su compañero en el suelo. Agarro el cuchillo y trato de darle en el estomago, pero el joven lo logro esquivar y luego desenvaino una espada que llevaba con el.

- ¡Maldito!, como te atreves a burlarte así de nosotros - dijo mientras seguía intentando apuñalarlo.

- Hay perdón, de saber que te ibas a enojar así me hubiera ido - replico otra vez.

Y al decir esto, el chico le dio un golpe en la mano al bandido haciendo que suelte el cuchillo cayendo a unos centímetros de la joven. El hombre al verse desarmado se abalanzo al chico tirándolo al suelo, se puso encima de el y saco su daga dispuesto a acabarlo.

- Ahora pagaras por esto maldito mocoso.

En ese entonces cuando el bandido estaba apunto de clavar la daga en el chico, la joven encapuchada agarro el cuchillo que había caído de las manos del bandido y golpeo lo más fuerte que pudo en la cabeza con la parte plana del cuchillo dejándolo inconsciente al igual que lo otros dos.

- Uf, eso estuvo cerca. Hey, gracias por la ayuda.

- No gracias a ti, sino hubieras aparecido yo... un momento, ¿acaso te envió mi padre?.

- He yo no conozco a tu padre, para tu información.

- No me mientas, cuanto te pago para que me llevaras de vuelta al castillo y no dijeras nada - añadió la princesa un poco molesta.

- Oye creo que me confundes con alguien mas, yo solo paseaba por aquí y luego me di cuenta de que estabas en problemas.

Zelda no estaba del todo segura si confiar en el, pues algunas veces cuando su padre se daba cuenta de su ausencia mandaba a cualquier soldado a buscarla, pero sus dudas se disipando al ver que aquel chico no llevaba el uniforme habitual de la caballería, mas bien parecía que era proveniente de un racho o algo por el estilo.

- Bueno supongo que puedo confiar en ti, pues no cargas con el uniforme de la caballería y por cierto ¿como te llamas?

- Link, mi nombre es Link ¿y usted?

- ¿Que?, y-yo soy Zelda, - respondió extrañada al ver que aquel chico no la reconocía ni por mas cerca que estuviera - la princesa de Hyrule - dijo torpemente haciendo que se pregunte porque le dijo que era la princesa.

Link no se pudo contener y soltó una pequeña risa ante la respuesta de la joven pues esta no vestía como tal, cosa que Zelda había olvidado por completo.

- Oye si querías que te hablara con respeto solo tenias que decirlo, no inventarte que eres una princesa - respondió aun entre risas.

- No me lo invente, yo soy la prince... digo, si, supongo que solo debí pedírtelo disculpa - luego dio un suspiro de alivio al saber que el joven en realidad no sabia quien era.

- Bueno, porque hasta lo que he escuchado, la princesa siempre va acompañada de soldados a donde sea que valla y lleva un gran vestido muy llamativo.

- Un momento, ¿lo que has escuchado?, no eres de por aquí, cierto.

- No, yo soy del pueblo de Ordon, situado en la región de Latoan.

- Ok, bueno, gracias por salvarme de esos bandidos, voy a regresar a la ciudadela.

- Yo que tu no lo haría, hay muchos monstruos rondando por aquí, que te parece si vienes con migo a Kakariko.

Zelda vio a su alrededor a muchos stalfos que estaban cerca del castillo así que de mala gana aceptó, pues no tenía como defenderse, pero a la ves tenia miedo en ir con el pues no sabia que cosas podría hacerle.

- Entonces ¿que dices? ¿vienes? - pregunto al ver que la joven no respondía.

- Puf, bueno, voy contigo.

- Vale, entonces vámonos.

Luego de eso se dirigieron a Kakariko mientras que en todo el trayecto no mencionaron ni una palabra.

...

Cuándo llegaron a Kakariko la princesa no pudo evitar asombrarse ante tan hermoso lugar pues como se le prohibía salir del castillo no había podido visitar los exteriores de Hyrule (además de la pradera) nisiquiera cuando salia a escondidas del castillo pues corría el riesgo de ser descubierta.

Se quedó observando tanto el pueblo y sumergiéndose en sus pensamientos que sin darse cuenta ya había llegado a la casa del joven.

- Bueno, ya llegamos - dijo sacando a la princesa de sus pensamientos y abriendo la puerta de la casa - entre, yo iré a alimentar a Epona.

- ¿Epona?.

- Si, es mi yegua, en un momento regreso - dicho esto se retiró del lugar.

Mientras el joven se encontraba ausente la princesa se sentó en una de las sillas de la sala y empezó a observar un collar que tenia alrededor del cuello con la forma del emblema de Hyrule.

En ese momento la princesa se había acordado del día en que fue reconocida como la legitima princesa de Hyrule y heredera al trono.

Flashback.

Era el décimo sexto cumpleaños de Zelda y todo el reino estaba contento pues era el momento en que alcanzaba la suficiente edad para ser nombrada definitivamente, princesa de Hyrule.

La Futura Princesa se encontraba en su habitación arreglándose para dichofestejo hasta que escucho el llamado de su padre al otro lado de la puerta. Abrió la puerta e inmediatamentesaludo a su padre haciendo una reverencia .

- Buenos días papá - lo saludo con la mirada baja.

- Buenos días hija, ¿lista para el evento? - le pregunto notoria mente entusiasmado.

- Si, lo estoy - respondió un poco cabizbaja, cosa que para el rey no se le fue desapercibido.

- Hija ¿que te pasa? te ves algo deprimida ¿algo te molesta?.

Ante la pregunta del rey Zelda no pudo evitar derramar algunas lágrimas pues sabía muy bien la respuesta.

- Es por tu madre, verdad .

Zelda asintió en respuesta.

- Me gustaría que estuviera aquí papá... que estuviera a mi lado.

En ese momento Zelda estallo en llanto, pues le dolía recordar a su madre la cual había muerto cuando ella tenia cinco años.

El rey al ver a su hija llorar de esa manera, saco una pequeña caja aterciopelada y se la mostró.

- ¿Que es esto? – pregunto mientras observaba detenidamente la caja.

El rey la abrió dejando ver un dije de oro con el emblema de Hyrule que representaba una majestuosa ave, con las alas extendidas y con la trifuerza en la parte superior de este.

- Este es el collar que usaba tu madre antes de fallecer. Me dijo que quería dártelo el día que cumplieras tus dieciséis años.

Dicho esto saco el collar de la caja y se lo puso a su hija.

- Te ves preciosa Zelda.

- Gracias papá.

Anonadada se quedo viendo el collar hasta que fue interrumpida por el llamado de un soldado a la habitación.

- Su majestad la ceremonia esta apunto de empezar - dijo un soldado al otro lado de la puerta.

- Esta bien Greg ya vamos.

Dicho esto padre e hija salieron de la habitación para dirigirse al templo donde se llevaría acabo la ceremonia.

Fin de flashback.

La princesa se quedo observando el collar y recordando una vez mas a aquella persona a la que pertenecía.

...

Mientras tanto en la parte trasera de la casa se encontraba Link, sentado en un banco alimentando a su yegua; pensando en todo lo que había pasado en el día, desde que se fue de Ordon, hasta que encontró a aquella mujer que en un principio menciono que era la princesa.

- ¿Enserio será ella la princesa de Hyrule?... no, o que tal si... que tal si, si lo es... hay por las diosas, me voy a meter en problemas si el rey se entera de que esta aquí, pero no estoy seguro si lo es – se dijo así mismo, pensando en todo lo que podría hacerle el rey.

Después de unos minutos, dejo de lado sus pensamientos y se dispuso a volver adentro de la casa.

...

Ensimismada en sus pensamientos se encontraba la princesa mientras seguía observando el collar, esperando el regreso del joven y preguntándose cada vez mas si su padre ya se abra dado cuenta de su ausencia en el castillo y rogando a las diosas que no se entere del lugar en el que se encuentra pues no quería saber que tipo de medidas tomaría con el chico, sabiendo que su padre se caracterizaba por tomar decisiones desesperadas cuando se trataba de ella.

- Espero que no tomes otra vez decisiones impulsivas papá.

Entonces fue que sintió que alguien la observaba. Guardo el collar y se dio la vuelta para ver quien era que para su sorpresa se trataba de el joven que unas horas atrás la había salvado.

- Hay, diosas – dijo sorprendido al confirmar las dudas que hace unos momentos lo atormentaba.

- L-Link ¿cuanto tiempo llevas ahí?.

- Lo suficiente para saber que tu padre, el rey de Hyrule de seguro me corta el cuello si se entera que estas aquí.

- Cálmate, es poco probable que se allá dado cuenta de que no estoy hay.

- Bueno, si tu lo dices, – respondió tratando de tranquilizarse – entonces sera mejor que los dos vallamos a dormir, pues sera un viaje largo de aquí al castillo. Mi habitación esta arriba, la segunda puerta a la derecha.

- Gracias, pero no es necesario.

- No, insisto, no hay ningún problema, yo dormiré en el sillón.

- Esta bien, que descanse.

- Que descanse.

Ambos jóvenes se despidieron para ir a descansar mientras que Link todavía no se sacaba de la cabeza todo lo que había pasado.

...

A la mañana siguiente Link se encontraba afuera de la casa preparando a su yegua para ir al castillo. Mientras tanto la princesa se encontraba todavía en la habitación del joven contemplando una vez mas el collar de su madre. Salio de la habitación para ir abajo y encontrarse con Link quien ya estaba preparado para partir.

- Buenos días Link.

- Buenos días princesa, ¿lista para irnos?.

- Si.

- Bien, suba.

Link le extendió la mano a Zelda para que suba a la yegua y luego le dio un pequeño golpe a esta para que avanzara y así dirigirse al castillo.

...

Sentado en su trono se encontraba el rey de Hyrule quien estaba totalmente preocupado, pues desde la noche descubrió que nuevamente su hija había escapado del castillo pero esta vez aun no había rastro de ella.

Duro un tiempo pensando en eso cuando fue interrumpido por un caballero, el cual se veía totalmente agotado.

- Mi señor traigo noticias.

El rey realmente esperanzado le hizo una seña al caballero indicándole que siga hablando.

- Primero, lamento decirle que todavía no hemos encontrado a la princesa, pero en este momento hemos avistado lo que parece ser a dos jóvenes en un caballo dirigiéndose a toda prisa al castillo.

Por un lado el rey se sentía muy deprimido al oír que no rastro de de ella, pero por otro sentía mucha curiosidad por saber quienes eran los jóvenes de los que hablaba, así que se dirigió rápidamente a la entrada de la ciudadela.

...

Al llegar a la entrada vio a muchos soldados listos para recibir a los jóvenes los cuales para sorpresa del rey uno de ellos era su querida hija a la que tanto estaba buscando.

Cuando llegaron se bajaron del caballo dejando ver a la princesa y a lo que parecía un campesino.

- ¡Hija! – dijo realmente sorprendido y luego se acerco a ella para abrazarla.

- ¡Papá! – dijo correspondiéndole el abrazo.

- Me alegra que hayas regresado – se separo de ella y se dirigió al joven – muchas gracias por traerme devuelta a mi hija, me gustaría saber como puedo pagarte joven.

- No es necesario que me de una recompensa su majestad, lo hice con mucho gusto.

- No, si es necesario, pues no muchos se tomarían la molestia, por favor debe haber algo que te interese.

- Ahora que lo menciona, me gustaría saber si hay puestos disponibles en la caballería del reino.

- Por su puesto, ¿porque?, no me digas que quieres unirte.

- Si su majestad - respondió haciendo una reverencia.

- Bueno en ese caso, hija por favor escolta al joven con el capitán de la guardia.

Dicho esto la princesa llevo a Link con el capitán mientras ambos conversaban en el camino.

- Debo admitir que tienes valor al querer ser parte de la guardia, no muchos hacen ese tipo de cosas, pero dime, ¿como es Ordon?

- Bueno, es un pequeño pueblo donde habita gente muy humilde ahí fui criado por Moy, un hombre al que considero como mi padre.

- ¿Consideras? – pregunto extrañada al oírlo decir eso.

- Si, lo que pasa es que perdí a mis padres cuando tenia tres años. Antes de morir mi mamá me dejo en la entrada del pueblo – respondió sintiéndose afligido al recordar aquel día que sin poder evitarlo lo recordaba todas las noches.

- Lo siento, yo no sabia... – dijo realmente apenada de haber hecho que recordara aquel fatídico día.

- No tiene que disculparse princesa, usted no lo sabia – dijo para que la princesa no se sintiera culpable y recibiendo de su parte una sonrisa.

...

Luego de unos minutos llegaron donde se encontraba el capitán un hombre que parecía tener alrededor de unos treinta a cuarenta años, con una mirada seria, de ojos café oscuro y cabello de la misma tonalidad.

- Bien Link ya llegamos, el es el capitán de la guardia.

- Buenos días princesa, es un gusto tenerla devuelta.

- Gracias capitán, vengo a informarle que este joven tiene el deseo de unirse a la guardia del castillo – explico la princesa.

- Valla, así que te quieres unir a la guardia verdad.

- Si señor.

- Bien, gracias por traerlo princesa, puede retirarse.

Luego siguiendo la orden del capitán, Zelda hizo una reverencia para luego salir del lugar dejando a los dos hombres hablar.

- Bien chico comencemos con lo primero, mi nombre es Greg y tu.

- Yo soy Link señor.

- Bien Link, ¿cuantos años tienes?.

- Diecisiete, señor.

- ¿De donde vienes?

- Vengo del pueblo de Ordon de la región de Latoan.

- Bien, imagino que ya conoces la situación por la que esta pasando el reino.

- No.

- Bien, déjame explicarte. Desde hace tres años el reino se a estado viendo amenazado por unos seres de la oscuridad, por eso desesperadamente hemos estado tratando de reclutar el mayor número de caballeros posible, pero a medida que pasaba el tiempo el reino se a estado quedando cada vez mas escaso de soldados, ya casi, por no decir nadie, a querido prestar sus servicios con el reino. Por eso me sorprende que hayas querido unirte voluntariamente. Pero dime, ¿sabes usar la espada?

- Si.

- Muy bien, mira chico, por hoy vas a estar libre si quieres, pero mañana sera el entrenamiento para ver si eres capas de quedarte en la guardia o te vas, así que te recomiendo que descanses porque mañana será un día muy pesado. Ve con el con el caballero Andrew para que te asigne tu habitación chico.

- Esta bien señor lo veo mañana.

Dicho esto el joven se retiro del lugar para ir con el mencionado caballero para que le asigne su habitación.

...

Duro media hora buscando al caballero, preguntando a cualquiera sobre el hasta que por fin lo encontró.

- ¡Disculpe!, estoy buscando al caballero Andrew.

Andrew, es un joven de dieciocho años, de pelo de tonalidad rojiza y anaranjada, ojos de color azul que conformaban una mirada seria, y piel blanca.

- Ese soy yo, ¿quien pregunta?.

- Me llamo Link.

- Eres el nuevo no. El capitán me comento que vendrías a buscarme. Mi nombre es Andrew, soy el general de la guardia del castillo, sigueme, te indicare cual sera tu habitación.

- Supongo que sera mas tarde, necesito ir a empacar mis cosas pues en realidad solo había venido al castillo, para traer a la princesa. Bueno adiós.

Dicho esto Link se retiró para ir por su yegua y regresar a Kakariko para alistar sus cosas.

...

Mientras tanto, Zelda se encontraba en su habitación leyendo aquel libro que siempre leía que aun por más que lo haya visto varias veces, siempre se quedaba pensando la razón de porque dicho héroe había abandonado de esa forma al pueblo cuando mas lo necesitaba, razón por la cual también se disponía a investigar en otros libros sobre aquel héroe, pero por mas que buscaba y rebuscaba no encontraba nada de el.

No había ni biografías, pinturas, o historias de el, pues desde hace años después de la tragedia de Hyrule, todas las personas habían tomado dicha historia como un mito o incluso una mentira, haciéndose a la creencia de que desde el inició de los tiempos, Hyrule se a tenido que valer por si mismos.

Un día cuando Zelda estaba revisando una vez mas la biblioteca del castillo, había encontrado el sótano de este y guiada por su curiosidad entro al lugar donde para su sorpresa había encontrado dos libros que le habían llamado la atención y se los llevo a su habitación.

La princesa al recordar dichos libro, dejo de lado el que estaba leyendo para dirigirse a la estantería y de hay agarro uno de ellos, que desde que lo encontró la había llamado mucho la atención, pues se trataba del diario de la princesa Zelda de aquella época desastrosa.

La princesa esperando que el diario tenga al menos algo más de información, lo abrió y se puso a leer.

Han pasado dos semanas desde que Link se fue de Hyrule para buscar a aquella amiga de la que tanto hablaba, y aunque solo aya pasado cuatro semanas de que lo conozco, empiezo a preocuparme de que algo le haya pasado. Solo espero que pronto regrese sano y salvo...

La princesa hizo una pausa, pues la tenia sorprendida ver que aquella princesa hablaba de alguien llamado Link. En ese momento empezó a recordar a aquel chico que la había salvado el día anterior. Después de eso siguió leyendo hasta que llego a una parte sumamente interesante.

Ayer fue mi décimo octavo cumpleaños, pero aun después de haber recibido regalos y felicitaciones de todos, me hubiera gustado que Link haya estado ahí.

Aun recuerdo la conversación que tuve con el ayer en la tarde antes de la celebración, donde me pidió disculpas por no poder asistir a mi cumpleaños, pues me había dicho que una vez mas iba a ir a los bosques perdidos a buscar a su amiga y antes de irse le entregue la ocarina como un recuerdo y con mucho pesar, me despedí de el, y espero que regrese con bien...

La princesa al leer estas palabras no pudo evitar derramar una lágrima, pues por alguna razón se sentía como si fuera ella la responsable de aquellas palabras.

Antes de volver a leer fue interrumpida por el llamado de un guardia a la puerta.

- ¡Princesa, el consejo le llama a la sala de juntas con su padre!.

- Esta bien en un momento voy.

Dicho esto Zelda se dirigió a la sala de juntas donde se encontraba el consejo esperando su llegada.

...

- Ya hemos recibido noticias de la Prisión de las Sombras diciendo que hoy mismo se ejecutará a los prisioneros.

- Muy bien en ese cazo se necesi... — dijo hasta que fue interrumpido por el llamado a la puerta del otro lado — pase.

- Lamento la molestia.

- Pierda cuidado princesa, en este momento estábamos hablando de que al fin hemos recibido noticias de la Prisión de las Sombras.

- Dice que hoy ejecutarán a los prisioneros.

- Exacto, y se necesita la presencia de uno de nosotros. Por eso me dispongo a ir yo. Partiré en este momento, pues será un camino muy largo. Así que con su permiso, me retiro.

Dicho esto, el líder del consejo se fue del lugar dejando a los demás seguir con la reunión y minutos después todos se fueron.

...

En los rincones mas profundos del desierto de Lanayru se encontraba la Prisión de las Sombras, lugar donde todo ser maligno de Hyrule era enviado ahí a pagar por sus crímenes, que dependiendo de estos, se les sentenciaba a diferentes castigos que eran, pasar el resto de la eternidad hay; ser enviado al reino crepuscular, lugar donde siglos atrás eran desterrados aquellos que tuvieran el deseo de hacerse con la trifuerza para ellos mismos; o ser sentenciados a muerte.

En ese lugar se encontraban encerrados dos de los seres mas malignos en toda la historia de Hyrule: el brujo Vaati, y el señor de los demonios, Grahim, quienes después de muchos siglos habían sido sentenciados a la muerte.

- No puedo creer que después de tantos siglos, aun siga aquí encerrado contigo. En momentos como estos, es cuando deseo mas la muerte que pasar otro siglo encerrado en esta maldita prisión contigo.

- ¡Quieres dejar de quejarte!, pues ese debería ser yo. Te das cuenta de que si paso otro maldito siglo aquí, este lugar terminara por arruinar mi belleza. Por suerte para los dos eso llegara a su fin.

- Aun dudo si tu plan servirá, y aunque así fuera, ¿que oportunidad tenemos de matar a aquel maldito del elegido?. Que te hace pensar que lo derrotaremos, si ni en sus vidas pasadas, lo hemos logrado.

- Solo lo dices por que a ti te venció dos veces y cuando sólo verá un mocoso de diez años. Pero ese no es nuestro objetivo...

- ¿Que?, ese no es nuestro objetivo, creí que este plan tuyo era especialmente por eso...

- ¡Ese no es nuestro objetivo, por ahora!.

- Entonces, ¿cual es?.

- Por el momento solo concéntrate en querer ser libre de esta prisión.

Después de unos minutos cuatro guardias fueron a la celda donde se encontraban los dos para llevarlos al Patíbulo del Desierto, donde se llevaría acabó la ejecución de los dos demonios.

Una vez hay, encadenaron a los dos a una pared. Luego un guardia abrió una de las puertas del lugar, dejando pasar al que parecía ser el verdugo, quien de su espalda saco dos grandes espadas y elevándolas para dar comienzo a la ejecución.

En el mismo lugar, se encontraban las siente sabios, junto con el ministro Samuel y un montón de caballeros, quienes eran los testigos de la ejecución de los demonios.

- ¡Sabios de Hyrule!, ¡ministro del castillo y soldados!. Estamos aquí para presenciar la muerte de dos de los peores enemigos de Hyrule, Vaati, el brujo minish, y Grahim, el señor de los demonios - exclamo el verdugo.

Dicho esto se escucharon aplausos de todos los presentes, para luego elevar las dos espadas y apuntando a los dos demonios. Cuando las armas fueron lanzadas hacia ellos, Grahim, movió la cabeza indicándole a su compañero que era el momento de actuar.

Entonces Vaati, saco de su manga una llave que le había quitado al carcelero anteriormente. Usando la llave, abrió las cadenas que lo retenían dejándolo totalmente libre, y luego repitiendo la misma acción liberado a Grahim.

- Ahora si, que comience la fiesta.

Dijo, Vaati, agarrando una de las espadas y poniéndose en posición de ataque. Seguido de este, Grahim tomo al verdugo con una mano y lo lanzo a una columna del lugar, para después tomar una de las espadas y se la encajo en el abdomen del verdugo.

Los sabios y el ministro, quedaron sorprendidos con la facilidad con la que el demonio acabo con el verdugo, y en especial, el como se liberaron. Pero aun así los caballeros no se quedaron con los brazos cruzados, pues estos al ver esta escena se llenaron de valor y desenvainaron sus espadas para dar comienzo a la pelea. Pero para sorpresa de todos, antes de que los soldados hicieran algún movimiento, estos fueron desintegrados por un rayo provocado por Vaati, quien disfrutaba de los gritos de dolor de los soldados, como si fuera música para sus oídos.

Mientras que Grahim, con sus poderes empezó a destruir todo el lugar, y a cualquiera que se le pusiera en su camino.

- Esto es mas fácil de lo que pensé.

- Estoy de acuerdo contigo, igual que quitarle a un deku su flor.

Entonces, fue que el ministro al igual que los soldados desenvaino su espada y preparo su escudo, el cual en cuanto vio que el brujo lo ataco, inmediata mente se cubrió con el escudo con la parte de la madera. Vaati al ver esto, de su túnica saco el tan dichoso gorro mágico de los minish, el cual lo guardo hay desde que lo encerraron.

Los sabios al ver esto se reunieron para atacar al brujo, pero este se esfumo y luego volvió a aparecer atrás de ellos y usando la espada, dio una estocada a uno de ellos, desintegrandolo por completo.

Grahim quien vio una oportunidad cuando los sabios estaban distraídos, agarro a uno por el hombro y rápida mente le encajo la espada, y al igual que el otro, se desintegro sin dejar ningún rastro. El ministro al ver esto se abalanzo a Grahim tratando de derribarlo, sin embargo el plan no le silo como lo esperaba, pues de inmediato el enemigo se volteo agarrándolo del brazo y arrojándolo asía una pared para luego embestirlo causando que barias rocas rosen y se encajen en la piel del ministro dejándolo totalmente herido. Cuando Grahim se preparaba para volver a realizar su ataque, se sorprendió al ver que su enemigo se zafo fácilmente de la pared en la que hace un momento estaba atorado y haciendo uso de una semilla duku se esfumo del lugar.

- ¡Maldita sea!, lo e perdido.

- Si,si, quieres dejar de lamentarte, mejor ayúdame acá.

- No los mates, estos cinco viejos nos van a ser de utilidad.

...

Afuera del Patíbulo, se encontraba el ministro, alejándose cada vez mas y dirigiéndose al castillo para informar al rey lo que había pasado. Al llegar al castillo, los soldados al ver al ministro demasiado herido, inmediatamente abrieron las puertas para que entrase. Una vez adentro, difícilmente bajo del caballo, para después de unos minutos presenciar la llegada del rey y la princesa quienes fueron informados rápidamente de la llegada del ministro.

- !Ministro¡, que fue lo que paso - pregunto el rey realmente impactado al ver las condiciones en las que se encontraba el ministro.

- Los... prisioneros... están... libres...

- !¿Que?¡ - dijeron al unisono el Rey y la princesa

- Lo que escucharon... Vaati y Grahim... están... libres...

Los presentes no podían creer lo que el ministro les estaba diciendo, pues era imposible que dos de los peores enemigos de Hyrule estuvieran libres. En ese momento ambos decidieron dejar ese pensamiento de lado, y concentrarse en el ministro que no se veía nada bien.

- Tranquilo ministro, traeré a los mejores médicos del castillo para...

- No, ya es muy tarde, para mi... e perdido mucha sangre ya en el camino... solo vine aquí para informarles...

Después de esas palabras, el ministro cerro los ojos para no volverlos a abrir nunca. Cuando al fin todo rastro de vida se esfumo en el, la princesa y el rey se fueron del lugar para después dejar pasar a los doctores listos para llevarse el cuerpo del ministro.

...

Mientras tanto en el Patíbulo del Desierto se encontraban Vaati y Grahim pensando en su siguiente movida.

- Entonces cuando planeas decirme todo lo que tramas.

- Hay Vaati, que impaciente eres, si tan solo te calmaras tal vez algún día seas igual de bello que yo.

- Pff, como sea afeminado, al menos dime cual es la siguiente movida.

- Créeme cuando te digo que cuando te lo diga, la espera valdrá la pena...


Hola q tal, aquí estoy otra vez con un nuevo cap. Realmente no tengo nada que decir por ahora así que simplemente, espero que les allá gustado el capitulo, y lo aria mas largo aun pero ya me duelen los dedos de tanto escribir y yo supongo que con esto es mas que suficiente así que sin nada mas que decir, cuídense y coman frutas y verduras. Ja,ja,ja, no ya enserio, hasta l a próxima, chao.