Clary despertó sobresaltada. Estaba deseando que todo lo ocurrido en las horas anteriores fuera un mal sueño, pero la cama en la que estaba acostada demostraba que no era así.

Miró a su alrededor y se dio cuenta que esa era definitivamente la habitación que le habían asignado en el Instituto, la cual, cabe decir, está al lado de la de Jace.

Se levantó en busca de la cocina para tomar un vaso de agua y al salir de su habitación se encontró con un pequeño gatito.

–Hey, ¿cómo te llamas? –le preguntó como si el gato le fuese a contestar.

Silencio…

–¿Sabes donde está la cocina?

–No creo que Iglesia lo sepa –dijo una voz en la oscuridad–. Pero yo si sé.

Clary se dio vuelta y enfocó su vista. Deseó no haberlo hecho; un Jace sin camisa y el pelo revuelto de "recién levantado" no era algo que se veía todos los días.

–¿Qué haces? –le espetó Clary.

–Eso debería preguntártelo yo, después de todo esta es mi casa.

–Estaba buscando la cocina.

–Sígueme –dijo Jace dándose la vuelta.

Clary dudó unos segundos antes de seguirlo. Al caminar se fijó en su espalda, llena de músculos, cicatrices y unas marcas extrañas, parecidas a los tatuajes.

–¿Qué significan esas marcas? –le preguntó Clary.

–Se llaman runas, pequeña, son unas marcas que acentúan nuestro poder angelical.

–¿Angelical? –preguntó Clary con sorna–. ¿Tú?

–Bueno, niñita, aunque no lo creas, los nephilims descendemos del ángel Raziel.

–¿Y ese quien es?

–Bueno…

De pronto se escuchó una voz –Eso es suficiente, Jace-. Era Alec.

–Pero… –replicó Clary.

–Pero nada, ahora váyanse a dormir los dos.

–¿Y que hay de ti? –le preguntó Jace.

–Yo tengo cosas que hacer.

Clary refunfuñó y Jace rodó los ojos, mas no dijo nada y se dirigieron a sus habitaciones. Antes de despedirse, Jace se acercó a Clary y le susurró en el oído.

–Otro día terminaremos esta conversación –le dijo dándose media vuelta, dejando a Clary con la respiración y el corazón acelerados.

A la mañana siguiente todos los huéspedes recibieron una nota diciéndoles que fueran a la biblioteca, que el desayuno sería allá.

Al llegar se sentaron en silencio –Clary al lado de Jace y Magnus al lado de Alec, por cierto– y esperaron a que alguien comenzara la lectura.

–¿Puedo leer yo? –preguntó Clary.

–Claro –le contestó Hodge entregándole el libro.

Clary se aclaró la garganta y comenzó.

3

CAZADOR DE SOMBRAS

-Ya que es masculino singular –dijo Jace-, espero que este capítulo se trate de mí.

Clary miró irritada a Jace, aún ni empezaba la lectura y él ya la estaba interrumpiendo.

Para cuando llegaron a Java Jones, Eric ya estaba en el escenario, balanceándose de un lado a otro frente al micrófono, con los ojos bizqueando. Se había teñido las puntas de los cabellos de rosa para la ocasión. Detrás de él, Matt, con aspecto de estar como una cuba, golpeaba irregularmente un djembé.

-¿En serio esa es su versión de una presentación de poesía? –preguntó Maia soltando una risilla que a Jordan le pareció encantadora.

-Una vez que conoces a Eric –le contestó Simon uniéndose a su risa-, te esperas cualquier cosa.

Jordan observó irritado este intercambio; aún no había tenido la opción de hablar con Maia y el mundano ya se la estaba arrebatando. Tenía que hablar con ella en cuanto tuviera la oportunidad.

-Esto va a ser una auténtica porquería -pronosticó Clary, y agarró a Simon de la manga, tirando de él hacia la puerta-. Si salimos huyendo, todavía podemos escapar.

Él movió negativamente la cabeza con determinación.-Soy un hombre de palabra. Cuadró los hombros-. Traeré el café si tú nos consigues un asiento. ¿Qué quieres?

-Café solo. Negro como mi alma.

Jace no pudo evitar soltar una carcajada ante esta ocurrencia, desde que conoció a Clary no pudo evitar relacionar a la chica con la alegría, y esperaba sinceramente que la pelirroja le incluyera alegría a su vida; claro, si es que algún día se atrevía a hablarle con algo más que sarcasmo.

Simon se dirigió al mostrador, mascullando por lo bajo algo respecto a que era muchísimo mejor lo que hacía él ahora que lo que había hecho nunca antes. Clary fue en busca de asientos para ambos.

La cafetería estaba atestada para ser un lunes; la mayoría de los desgastados sofás y sillones estaban ocupados por adolescentes que disfrutaban de una noche libre entre semana.

-No estoy muy seguro –comenzó Jordan- de que escuchar la poesía de su amigo sea una buena forma de pasar una noche libre.

-Créeme –le contestó Clary sonriendo- que no lo es.

El olor a café y a cigarrillos de clavo era abrumador. Por fin, Clary encontró un sofá desocupado en un rincón oscuro del fondo. La única otra persona en las proximidades era una muchacha rubia con una camiseta naranja sin mangas, jugando absorta con su iPod. "-Estupendo pensó Clary-. Eric no podrá localizarnos aquí atrás después de la actuación para preguntar qué tal nos pareció su poesía."

La chica rubia se inclinó por encima del lateral de su silla y le dio un golpecito a Clary en el hombro.

-Perdona -Clary alzó la mirada sorprendida-, ¿es ése tu novio? -preguntó la muchacha.

Jace le habló a Clary suavemente, para que así nadie más pudiese escuchar.

-No creo que tengas mal gusta, ¿verdad, pequeña?

-No lo tengo, es por eso que no me gustas tú –le contestó ella.

Jace le sonrió burlón, pero por dentro sintió una extraña sensación de dolor en el estómago.

Clary siguió la dirección de la mirada de la chica, preparada ya para decir: No, no lo conozco , cuando reparó en que la chica se refería a Simon, que se dirigía hacia ellas, con el rostro contraído en una expresión concentrada, mientras intentaba no dejar caer ninguno de los vasos de poliestireno.

-Uh, no -respondió Clary-, es un amigo.

La chica sonrió ampliamente.

-Es mono.

Simon se sonrojó, por lo general siempre se había preguntado internamente si es que las chicas lo consideraban mono, pero el punto es que ahora no le importaba si las demás lo hiciesen, solo le importaba que cierta chica pelirroja pensara que lo era.

¿Tiene novia?

Clary vaciló ligeramente antes de responder.

-No.

La muchacha adoptó una expresión suspicaz.

-¿Es gay?

Jace estalló en carcajadas, interrumpiendo una vez más a Clary, quien lo fulminó con la mirada. Jace, al darse cuenta de esto, se encogió en su asiento (al lado de Clary) y se propuso tratar de mantenerse lo más callado posible.

El regreso de Simon ahorró a Clary tener que responder. La chica rubia se volvió a sentar apresuradamente mientras él depositaba los vasos en la mesa y se dejaba caer junto a Clary.

-No lo soporto cuando se quedan sin tazas. Esas cosas están ardiendo.

Se sopló los dedos y puso cara de pocos amigos. Clary intentó ocultar una sonrisa mientras le observaba.

Por lo general, no pensaba en si Simon era guapo o no. Tenía unos bonitos ojos oscuros, supuso, y el cuerpo se le había rellenado bien en el transcurso del año anterior y parte del otro. Con el corte de pelo adecuado.

Tanto Jace, Simon y Clary se incomodaron ante esto, aunque todos por distintos motivos. Por ejemplo, Clary nunca había pensado en Simon de esa manera, siempre lo había visto como su mejor amigo, como un hermano. Por el contrario, Simon sí que había pensado en ella de esa forma, solo que ahora que Clary lo estaba leyendo frente a todo el mundo le hacía sentir más bien incómodo, no con las típicas mariposas que él siemore imaginó. Jace, en cambio, casi se pone verde de los celos, ¿era posible que Clary se sintiera atraída, o que incluso le gustara la comadreja de Simon? Si, vale, así había nombrado al mundano.

-Asi que… -comenzó Simon de forma coqueta- ¿crees que tengo ojos bonitos.

-Cállate Simon –le contestó Clary sacándole la lengua, ocasionando una sonrisa por parte de Simon y más celos (si es que eso era posible) por parte de Jace.

-Me estas mirando fijamente -dijo Simon-. ¿Por qué me estás mirando fijamente? ¿Tengo algo en la cara?

"-Debería decírselo -pensó Clary, aunque una parte de ella se mostraba extrañamente reacia a hacerlo-. Sería una mala amiga si no lo hiciera."

-No mires ahora, pero esa chica rubia de ahí cree que eres mono -susurró.

Los ojos de Simon se movieron lateralmente para contemplar con atención a la muchacha, que estudiaba con aplicación un ejemplar de Shonen Jump.

-¿La chica del top naranja?

Clary asintió.

-¿Qué te hace pensar eso? -preguntó Simon, desconfiado.

Díselo. Va, díselo.

Clary abrió la boca para responder, y fue interrumpida por un fuerte pitido de los bafles. Hizo una mueca de dolor y se tapó los oidos, mientras Eric, en el escenario, forcejeaba con el micrófono.

-¡Lo siento, chicos! -Chilló éste-. Muy bien. Soy Eric, y éste es mi colega Matt a la batería. Mi primer poema se llama Sin título.

-Oh Dios –suspiró Maia, mirando con compasión a Simon y Clary.

Clary y Simon le sonrieron en apreciación.

-Crispó la cara como si sintiera dolor, y gimió al micrófono-: ¡Ven mi falso gigante, mi nefando bajo vientre! ¡Unta toda protuberancia con árido celo!

Simon se deslizó hacia abajo en su asiento.

-Por favor no digas a nadie que le conozco.

Clary lanzó una risita.

-¿Quién usa la palabra bajo vientre ?

-Eric -respondió Simon, sombrío-. Todos sus poemas tienen bajos vientres en ellos.

-¡Turgente es mi tormento! -gimió Eric-. ¡La zozobra crece en el interior!

-Puedes apostar a que sí -repuso Clary, y se deslizó hacia abajo en el asiento junto a Simon-. De todos modos, sobre la chica que piensa que eres mono...

-No te preocupes por eso ni un segundo -le cortó él, y Clary le miró con un pestañeo sorprendido-. Hay algo de lo que quería hablarte.

-Topo Furioso no es un buen nombre para un grupo -dijo inmediatamente ella.

-¿De verdad consideraron eso como un nombre? –le preguntó Isabelle a Simon mirándolo con burla.

-Y eso que no has visto los otros nombres –le contesto éste con una sonrisa y un leve sonrojo en sus mejillas.

-No es eso -repuso Simon-. Es sobre lo que estábamos hablando antes. Sobre lo de que no tengo novia.

-Ah. -Clary alzó un hombro en un gesto de indiferencia-. Vaya, no sé. Pide a Jaida Jones que salga contigo -sugirió, nombrando a una de las pocas chicas de San Javier que de verdad le caían bien-. Es

agradable, y le gustas.

-No quiero pedirle a Jaida Jones que salga conmigo.

-¿Por qué no? -Clary se encontró atenazada por un repentino e indeterminado rencor-. ¿No te gustan las chicas listas? ¿Todavía buscas un cuerpo rocanroleante?

-Ninguna de las dos cosas -respondió él, que parecía agitado-. No quiero pedirle para salir porque en realidad no sería justo para ella que lo hiciera…

Jace estalló en una nueva carcajada sin poder evitarlo, miró a Clary disculpándose incluso antes de que ésta lo mirara mal, pero es que siempre le habían divertido las declaraciones de amor. Ésta en particular le causaba mucha gracia, porque la comadreja no podía estar con su Clary… Alto, ¿desde cuándo era su Clary?

Sus palabras se apagaron. Clary se inclinó al frente. Por el rabillo del ojo pudo ver cómo la chica rubia se inclinaba también al frente, escuchando, sin lugar a dudas.

-Pobre chica –dijo Isabelle-, de estar muy necesitada.

-Como si tu no lo estuvieras, hermanita –replicó Jace.

-Si serás hijo de p…

-Suficiente, Isabelle –le cortó Alec, indicándole a Clary con la mirada que siguiera la lectura.

-¿Por qué no?

-Porque me gusta otra persona -contestó Simon.

-De acuerdo.

Simon estaba ligeramente verdoso, igual que lo había estado en una ocasión cuando se rompió el tobillo jugando a fútbol en el parque y tuvo que regresar a casa cojeando sobre él. Clary se preguntó qué demonios había en el hecho de que le gustara alguien para colocarle en tal insoportable estado de ansiedad.

-No eres gay, ¿verdad?

-¿Tiene algo de malo serlo? –preguntó Alec con cuidado, mirando de reojo a Magnus.

-No, para nada –se apresuró a decir Clary.

-¿Eres gay, Alec? –le preguntó Jace a Alec rápidamente.

-¿Qué? No. –se apresuró a contestar Alec, ruborizado al notar la pequeña sonrisa que se asomaba por la boca de Magnus-. Por supuesto que no.

-De acuerdo… -le dijo Jace, intercambiando una mirada significativa con Isabelle.

El color verdoso de Simon se intensificó.

-Si lo fuera, vestiría mejor.

-Eso no es del todo cierto –replicó Magnus soltando una risa queda, mientras le lanzaba una mirada a Alec-. He conocido a gays que visten terriblemente mal.

-En ese caso, ¿quién es? -preguntó Clary.

Estaba a punto de añadir que si estaba enamorado de Sheila, Eric le patearía el culo, cuando oyó que alguien tosía sonoramente a su espalda. Era una clase de tos burlona, la clase de sonido que alguien emitiría si intentaba no reír en voz alta.

Volvió la cabeza.

Sentado en un descolorido sofá verde, a unos pocos centímetros de ella, estaba Jace.

-Aleluya –exclamó Jace-. Hasta que por fin el libro se pone interesante.

Clary soltó una pequeña risita que solo Jace escuchó, y que, sorprendentemente, al rubio le pareció encantadora. Negó con la cabeza, ¿qué le estaba pasando? Él era Jace Wayland por el amor de Dios, no podía permitirse pensar en una chica de esa manera.

Llevaba puestas las mismas ropas oscuras que lucía la noche anterior en el club. Los brazos estaban desnudos y cubiertos de tenues líneas blancas, como si fueran viejas cicatrices. En las muñecas llevaba amplias pulseras de metal; Clary distinguió el mango de hueso de un cuchillo sobresaliendo de la izquierda. Él la miraba directamente, con un lado de la estrecha boca curvado en una expresión divertida. Peor que la sensación de que se rieran de ella, era la absoluta convicción de Clary de que él no había estado sentado allí cinco minutos atrás.

-¿Qué sucede?

Simon había seguido la dirección de su mirada, pero era evidente por su rostro inexpresivo, que no podía ver a Jace.

Pero yo te veo.

-No me digas, Clary -replicó Jace-, creo que sin tu aclaración no me habría dado cuenta.

-Cállate, Jace. –le contestó Clary, sin embargo no hubo enojo en su voz, y ambos se estremecieron ante el sonido del nombre de Jace al salir de los labios de la pelirroja.

Clary clavó la mirada en Jace mientras lo pensaba, y éste alzó la mano izquierda para saludarla. Un anillo centelleó en un delgado dedo.

Clary ahogó una exclamación y miró rápidamente la mano de Jace.

-¿Celosa, cariño? –le preguntó Jace con coquetería al notar la mirada de Clary.

-Más bien le doy mis condolencias a la chica –replicó Clary.

Jace y Alec estallaron en carcajadas y Clary se cruzó de brazos al darse cuenta de que se estaban burlando de ella.

-Tranquila, pequeña –le susurró Jace a Clary en su oído logrando que la chica se estremeciera-. Es sólo un anillo familiar.

Jace le entregó la mano a Clary y ésta pudo admirar el anillo en todo su esplendor; el anillo mostraba una "W" decorada con unas estrellas y algo en el fondo, parecido al mar.

-Es muy bonito –le dijo Clary, mirándolo a través de sus pestañas.

Nadie, a excepción Magnus, notó la incomodidad de Alec al notar todo este intercambio.

El joven se puso en pie y empezó a caminar, pausadamente, hacia la puerta. Los labios de Clary se separaron con expresión sorprendida. Se marchaba, tantranquilo.

Notó la mano de Simon, en el brazo. Pronunciaba su nombre, le preguntaba si sucedía algo. La voz del chico sonaba ajena.

-Volveré enseguida se oyó decir, mientras se levantaba del sofá de un salto, casi olvidando dejar la taza de café en la mesa.

Salió corriendo hacia la puerta, mientras Simon la seguía atónito con la mirada.

Clary atravesó precipitadamente las puertas, aterrada por la idea de que Jace pudiera haberse desvanecido entre las sombras del callejón, como un fantasma. Pero estaba allí, repantingado contra la pared. Había sacado algo del bolsillo y pulsaba botones en ello. Alzó la mirada sorprendido cuando la puerta de la cafetería se cerró violentamente tras ella.A la luz cada vez más crepuscular, su cabello parecía de un dorado cobrizo.

-La poesía de tu amigo es terrible -dijo.

-Al parecer de aquí a 6 meses no cambiaras mucho, Jace –le dijo con sorna Max a su hermano mayor.

-¿Por qué lo dices, enano?

-Porque sigues siendo igual de directo que ahora.

Clary pestañeó, momentáneamente cogida por sorpresa.

-¿Cómo?

-He dicho que su poesía es terrible. Suena como si se hubiera comido un diccionario y empezado a vomitar palabras al azar.

-No me importa la poesía de Eric. -Clary estaba furiosa-. Quiero saber por qué me estás siguiendo.

-¿Quién ha dicho que te esté siguiendo?

-Buen intento. Y estabas escuchando disimuladamente, además. ¿Quieres contarme de que va todo esto, o debería simplemente llamar a la policía?

-¿Y decirles qué? -replicó Jace en tono mordaz-. ¿Qué gente invisible te está molestando? Confía en mí, pequeña,

Clary se ruborizó al escuchar ese apodo, le recordaba la sensación de los labios de Jace junto a su oído; se imaginaba esos labios desviándose directamente hacia los propios, deben de ser tan suaves como se ven…

Sacudió rápidamente la cabeza, no podía tener ese tipo de pensamientos, y menos con el idiota de Jace, ¿qué rayos le estaba pasando con él?

la policía no arrestará a alguien que no puede ver.

-Ya te dije antes que mi nombre no es pequeña -masculló ella entre dientes-. Es Clary.

-Lo sé -repuso él-. Un nombre bonito. Como la hierba, la salvia sclarea o clary. En los viejos tiempos, la gente pensaba que comerse las semillas permitía ver a los seres mágicos. ¿Sabías eso?

-Pues claro que no lo sabía –le dijo Clary-, y, de hecho, es un poco acosador el hecho de que tú sí lo sepas.

-Para serte sincero –le contestó Jace perplejo-, ni yo mismo tenía idea de eso hasta ahora.

-Oh…

Clary no tenía idea de cómo sentirse ante esta declaración, estaba casi segura de que sentía cosas por Jace, pero se notaba a leguas que Jace era un completo jugador, ella no debería estarse sintiendo como lo hacía alrededor de Jace.

Por otro lado, Jace también se estaba acomplejando, no tenía idea de porqué se sentía de esa manera con la pelirroja, ni de porqué no podía dejar de pensar en ella o en su aroma. Definitivamente moriría pronto si es que no llegaba a probar de esos labios… pronto si es que era posible.

-No tengo ni idea de qué estás hablando.

-No sabes gran cosa, ¿verdad? -preguntó él, y había un perezoso desdén en sus ojos dorados-. Pareces ser un mundano como cualquier otro mundano, sin embargo puedes verme. Parece un acertijo.

-Wow, supongo que eso debe ser un cumplido en algún lado –le dijo Clary sarcásticamente.

-Disculpa por eso –le dijo Jace con arrepentimiento-. Cuando lleguemos a ese momento no te trataré tan mal, ¿de acuerdo?

-De acuerdo –asintió Clary sonriéndole con dulzura; Jace se sintió derretir por este gesto, pero como no podía demostrar su reacción, le guiñó el ojo como toda respuesta.

-¿Qué es un mundano?

-Alguien del mundo humano. Alguien como tú.

Clary miró mal a Jace, causando que éste se entristeciera internamente. Definitivamente cuando la conociera "oficialmente" la trataría mucho mejor.

-Pero tú eres humano -afirmó Clary.

-Lo soy -repuso él-. Pero no soy como tú.

No había ningún deje defensivo en su voz. Sonó como si no le importara si le creía o no.

-Te crees que eres mejor. Es por eso que te estabas riendo de nosotros.

-Me reía de vosotros porque las declaraciones de amor me divierten, en especial cuando no son correspondidas -explicó él-. Y porque tu Simon

-No es mi Simon –dijo Clary en voz baja.

-¿Qué cosa? –le preguntó Jace.

-Nada.

es uno de los mundanos más mundanos con los que me he tropezado jamás. Y porque Hodge pensó que podrías ser peligrosa, pero si lo eres, desde luego no lo sabes.

-¿Yo, peligrosa? -Repitió Clary, estupefacta-. Te vi matar a alguien anoche. Te vi hundirle un cuchillo bajo las costillas, y…

Y vi cómo él te hería con dedos que eran como cuchillas. Te vi sangrando, y ahora parece como si nada te hubiera tocado.

-Quizá sea un asesino -dijo Jace-, pero sé lo que soy. ¿Puedes tú decir lo mismo?

-Soy un ser humano corriente, tal y como dijiste. ¿Quién es Hodge?

-Mi tutor. Y yo no me tildaría tan rápidamente de corriente, si fuera tú. -Se inclinó al frente-. Deja que te vea la mano derecha.

-¿Mi mano derecha? -repitió ella, y él asintió-. ¿Si te enseño la mano, me dejarás tranquila?

-Desde luego.

-Me decepcionas, Jace –dijo Isabelle-, caíste bajo con esa mentira.

-¿Me estabas mintiendo? –le preguntó Clary indignada.

-Puede… -le contestó Jace con duda en su voz.

-Ay, por favor –le contestó Magnus-, hasta yo noté que estabas mintiendo.

Su voz dejó traslucir un deje divertido.

Ella extendió la mano derecha de mala gana. Tenía un aspecto pálido bajo la tenue luz que se derramaba desde las ventanas, con los nudillos salpicados por una leve capa de pecas. De algún modo, se sintió tan desprotegida como si se estuviera levantando la camisa y le mostrara el pecho desnudo.

-Bueno, pequeña –le dijo Jace con una sonrisa coqueta- tu deberías saber que siempre voy a estar a favor de eso.

Clary simplemente bufó y rodó los ojos para así continuar con la lectura.

-Nada. -La voz del muchacho sonó decepcionada-. No eres zurda, ¿verdad?

-No. ¿Por qué?

Él le soltó la mano con un encogimiento de hombros.

-A la mayoría de niños cazadores de sombras los marcan en la mano derecha o en la izquierda, si son zurdos como yo,

-¿Eres zurdo? –le contestó Clary sorprendida.

-Sip, ¿porqué –comenzó Jace a molestarla-, te molesta?

-No, para nada, solo me sorprendí –le contestó Clary con una mirada de disculpa.

Jace no pudo evitar sentirse mal, él solo quería molestarla en broma, no quiso que se sintiera mal, estaba ya abriendo la boca para pedir disculpas, pero Clary ya había continuado.

cuando aún son pequeños. Es una runa permanente que presta una habilidad extra con armas.

Le mostró el dorso de su mano izquierda; a ella le pareció totalmente normal.

-No veo nada dijo.

-Deja que tu mente se relaje -sugirió él-. Aguarda a que venga a ti. Como si aguardases a que algo se elevara a la superficie del agua.

-Estás loco.

Pero se relajó, fijando la mirada en la mano, contemplando las diminutas líneas sobre los nudillos, las largas articulaciones de los dedos...

Le saltó a la vista de improviso, centelleando como una señal de NO CRUZAR. Un dibujo negro parecido a un ojo. Parpadeó, y el dibujo se desvaneció.

-¿Puedo intentarlo? –le preguntó a Jace emocionada.

-Claro –por supuesto, después de todo, ¿quién era él para decirle que no a la chica que le gustaba.

Clary tomó la mano de Jace, causando cosquillas en ambos jóvenes, e hizo exactamente lo que el Jace del libro le indicaba y, como esperaba, vio la marca. Era sorprendente.

Lentamente Jace, a regañadientes, alejo su mano de la de Clary, al ver que ésta tenía problemas para agarrar el libro y continuar con la lectura.

-¿Un tatuaje?

-Claro, Clary, un tatuaje que desaparece –se burló Simon.

Él sonrió con aire de suficiencia y bajó la mano.

-Estaba seguro de que podrías hacerlo. Y no es un tatuaje es una Marca. Son runas, marcadas a fuego en nuestra carne.

-¿Hacen que manejes mejor las armas?

A Clary le resultó difícil de creer, aunque quizá no más difícil que creer en la existencia de zombies.

-Marcas distintas hacen cosas distintas. Algunas son permanentes, pero la mayoría se desvanece cuando han sido usadas.

-¿Es por eso que hoy no tienes los brazos pintados? -preguntó ella-. ¿Incluso cuando me concentro?

-Pero y entonces, ¿por qué tenías marcas anoche? –preguntó Clary, curiosa.

-Porque siempre hay que estar preparados para todo, pequeña.

-¿Incluso en medio de la noche?

-Alto –se metió Simon-. ¿Estabas con él en medio de la noche?

-O sea, no estaba con él, en ese sentido –se defendió la pelirroja.

-¿Y en qué sentido estabas? –preguntó Magnus, enarcando una ceja divertido.

-Es suficiente –los cortó Hodge-. Clary, continua, por favor.

-Ése es exactamente el motivo. -Sonó satisfecho consigo mismo-. Sabía que poseías la Visión, al menos. -Echó una ojeada al cielo-. Casi ha oscurecido por completo. Deberíamos irnos.

-¿Deberíamos? Creía que ibas a dejarme tranquila.

-Te he mentido

-Pues gracias por aceptarlo tan abiertamente, supongo –le dijo Clary a Jace, ofendida.

-Lo siento, pequeña –contestó Jace con una sonrisa lasciva, pero con arrepentimiento en sus ojos.

-respondió Jace sin una pizca de vergüenza-. Hodge dijo que debo llevarte al Instituto. Quiere hablar contigo.

-¿Por qué iba a querer hablar conmigo?

-Porque ahora sabes la verdad -respondió Jace-. No ha existido un mundano que conociera nuestra existencia durante al menos cien años.

-Bueno -comenzó Jace, mirando a Simon despectivamente-, hasta ahora, al parecer.

-¿Nuestra existencia? -repitió ella-. Te refieres a la de gente como tú. A gente que cree en demonios.

-Yo no solo creo en ellos –le dijo Jace a Clary-. Yo los mato.

Clary simplemente rodó los ojos y continuó con la lectura.

-A gente que los mata

Clary soltó una risita y retomó la lectura.

-corrigió Jace-. Somos los cazadores de sombras. Al menos, eso es lo que nos llamamos a nosotros mismos. Los subterráneos tienen nombres menos halagüeños para nosotros.

-¿Subterráneos?

-los Hijos de la Noche. Los brujos. Los duendes. Los seres mágicos de esta dimensión.

Clary sacudió la cabeza.

-No te detengas ahí. Supongo que también hay, digamos: ¿vampiros, hombres lobo y zombies?

-¿De verdad existen los zombies? –preguntó Simon alucinado.

-Si –contestó Alec-, pero la mayoría están más al sur.

-Genial…

-Desde luego que los hay -le informó Jace-. Aunque los zombies los encuentras en su mayoría más al sur, donde están los sacerdotes del voudun.

-¿Qué hay de las momias? ¿Sólo andan por Egipto?

-No seas ridícula. Nadie cree en momias.

-¿Nadie cree? –preguntó Clary

-Sí –contestó Jace, para luego acercarse al oído de la pelirroja-. Pero eso no significa que no existan.

-¿Lo hacen? –exclamó sorprendida.

Jace estalló en carcajadas –Por supuesto que no, pequeña-. Clary frunció el ceño y continuó leyendo.

-¿Nadie cree?

-Por supuesto que no -afirmó Jace-. Mira, Hodge te explicará todo esto cuando le veas.

Clary cruzó los brazos sobre el pecho.

-¿Qué sucede si no quiero verle?

-Lo más probable es que te traiga a la fuerza –le dijo Isabelle a Clary.

-Ése es tu problema. Puedes venir voluntariamente o a la fuerza.

Clary no podía creer lo que oía.

-¿Estas amenazando con secuestrarme?

-Si quieres verlo de ese modo -dijo Jace-, sí.

Clary abrió la boca para protestar, pero la interrumpió un estridente zumbido. Su móvil volvía a sonar.

-Adelante, responde si quieres -indicó Jace con magnanimidad.

El teléfono dejó de sonar, luego volvió a empezar, fuerte e insistente. Clary frunció el cejo; su madre debía de estar realmente furiosa.

Le dio la espalda a medias a Jace y empezó a rebuscar en el bolso. Para cuando consiguió desenterrarlo, el móvil iba ya por la tercera tanda de timbrazos. Se lo acercó a la oreja.

-¿Mamá?

-Ah, Clary. Vaya, gracias a Dios. -Una penetrante sensación de alarma recorrió la columna vertebral de la muchacha; su madre parecía presa del pánico-. Escúchame…

-Todo va bien, mamá. Estoy perfectamente. Voy de camino a casa.

-¡No! -El terror hizo chirriar la voz de Jocelyn-. ¡No vengas a casa! ¿Me entiendes, Clary? Ni se te ocurra venir a casa. Ve a casa de Simon. Ve directamente a casa de Simon y quédate ahí hasta que pueda…

Nadie se percató de la mirada perdida de Jocelyn, pero Luke, al notar lo tensa que estaba el amor de su vida le tomó "amistosamente" la mano, sonriendo en cuanto Jocelyn le dio un pequeño apretón.

Un ruido de fondo la interrumpió: el sonido de algo que caía, que se hacía añicos, algo pesado golpeando el suelo.

-¡Mamá! -gritó Clary en el teléfono-. ¿Mamá, estás bien?

Del teléfono surgió un fuerte zumbido, y la voz de la madre de Clary se abrió paso a través de la estática.

-Sólo prométeme que no vendrás a casa. Ve a casa de Simon y llama a Luke dile que me ha encontrado…

-Valentine –susurró Luke, logrando que un escalofrío recorriera a Jocelyn.

Sus palabras quedaron ahogadas por un fuerte estrépito parecido al de la madera al astillarse.

-¿Quién te ha encontrado? Mamá, ¿has llamado a la policía?¿Lo has hecho ?

Su desesperada pregunta quedó interrumpida por un sonido que Clary jamás olvidaría: un discordante sonido deslizante, seguido por un golpe sordo. Oyó cómo su madre aspiraba con fuerza.

-Te quiero, Clary -le oyó decir, con voz inquietantemente tranquila.

El teléfono se desconectó.

-¡Mamá! -aulló Clary al teléfono-. ¿Mamá, estás ahí?

Fin de la llamada, apareció en la pantalla. Pero ¿por qué habría colgado su madre de aquel modo?

-Clary -dijo Jace, y fue la primera vez que le oyó decir su nombre-.

Clary sonrió y se imaginó a Jace diciendo nuevamente su nombre. Le encantaba la manera en que su nombre salía de los labios del rubio.

¿Qué sucede?

Clary hizo caso omiso de él. Oprimió febrilmente el botón que marcaba el número de su casa. No hubo respuesta, aparte del doble tono que indicaba que estaba comunicando.

Las manos de Clary habían empezado a temblar de un modo incontrolable. Cuando intentó volver a marcar, el teléfono se le resbaló de la temblorosa mano y golpeó violentamente contra la acera. Se dejó caer de rodillas para recuperarlo, pero ya no funcionaba, había una larga raja bien visible sobre la parte frontal.

-¡Maldita sea!

Casi llorando, arrojó el teléfono al suelo.

Jace sintió como si alguien hubiese apretado su corazón; la idea ver a Clary llorando no le emocionaba en lo absoluto.

-Para de una vez. -Jace tiró de ella para incorporarla, agarrándola por la muñeca-. ¿Ha sucedido algo?

-Dame tu teléfono -dijo Clary, extrayendo un objeto oblongo de metal negro del bolsillo de la camisa de Jace-. Tengo que…

-No es un teléfono -repuso Jace, sin hacer el menor intento de recuperarlo-. Es un sensor. No podrás utilizarlo.

-¡Pero necesito llamar a la policía!

-Primero dime lo que ha sucedido. -Ella intentó liberar violentamente la muñeca, pero él la asía con una fuerza increíble-. Puedo ayudarte.

La cólera inundó a Clary, como una marea ardiente recorriéndole las venas. Sin siquiera pensar en lo que hacía, le golpeó en la cara, arañándole la mejilla, y él se echó hacia atrás sorprendido. Clary se soltó y corrió hacia las luces de la Séptima Avenida.

Cuando alcanzó la calle, se volvió en redondo, medio esperando ver a Jace pisándole los talones. Pero el callejón estaba vacío.

Jace hizo una nota mental: "Seguir a Clary cuando salga corriendo –la imagen de ella llorando se instaló en su mente-. Especialmente cuando esté llorando.

Por un momento, clavó la mirada, indecisa, en las sombras. Nada se movía en su interior. Se volvió de nuevo y corrió hacia su casa.

-Ahí termina –anunció Clary, feliz de ya no tener que leer (y de que Jace la interrumpiera). -¿Quién sigue?

-Yo –anunció…


Primero que nada quiero pedir disculpas :c lamento no haber actualizado en casi 2 meses, pero tengo una buena excusa. Estos últimos meses de colegio me tenían súper estresada, pero ya por fin estoy de vacaciones. Tenía pensado subir el capitulo en Navidad, pero mis papás organizaros un viaje sorpresa, luego lo iba a subir ayer, pero me castigaron y me quitaron el computador por toda la tarde D: y ya hoy por fin lo tengo de vuelta.

A contestar los reviews *-*

Tris Potter: ¡te hice caso! xD coloqué más diálogos en este capítulo y no te preocupes, aunque me tarde un año en actualizar no pienso abandonarla. Saludos.

monikako2010: jajaja ¿aparecieron? estoy segura de que si ;) gracias :33 espero que hayas disfrutado este igual. El porqué no actualice ya lo puse arriba^^. Saludos.

Guest: Lo terminaré, no te preocupes, de hecho tengo la intención de escribir los seis libros y ya si después entusiasma la idea, escribiré los orígenes. Saludos.

Nuria13C: adsflsjdk me alegro de haberte hecho feliz :33 no la abandonaré, espero que disfrutes el capítulo. Saludos.

JacyHerondale: Yo igual leí los libros de sopetón, solo que fue el año pasado. Sí, de hecho cuando recién comencé a leer los fanfics de TMI, los comparé un poco con los que hay de The Hunger Games, ya que hay muchos más y me pareció una buena idea comenzar con uno yo misma y no podría estar más feliz por el recibimiento que ha tenido. Sip, es en el tercero si no me equivoco, y no te preocupes, ya tengo en mente la manera en que voy a escribir cuando Valentine les diga que son "hermanos", el como van a reaccionar todos y en especial lo que dirá Jocelyn; aunque si bien ya tengo una idea de como será si cualquiera que lea esta historia quiere dar sugerencias o decirme si el amor entre Clace va muy rápido, o el de Malec o Sizzy va muy lento yo obviamente los escucharé y trataré de remediarlo. Jajaja, gracias, la verdad es que hay algunos personajes en que me cuesta colocarme en sus zapatos, pero hay otros en los que se me hace facilísimo. Ya dije porque no pude actualizar antes, así que espero que te haya gustado este capítulo. Saludos.

lizacds: Acá está el nuevo, espero que lo disfrutes. Saludos.

abrilday15: Ojalá te haya gustado este capítulo, ¿aparecieron Jace y Will? yo sé que sí ;) Saludos.

Fnix de Plata: Wow, gracias, me alegra muuucho que te guste, la verdad es que nunca espere que mi fic tuviera este recibimiento. Sí es el primero que hay de Leyendo Cazadores de Sombras, estaba realmente emocionada cuando la idea se me vino a la cabeza. Espero que te guste este capítulo. Saludos.

Alviar1: exaaacto, ahora ya se puso feliz por su aparición. Lamento no haber puesto tanto Malec en este capítulo, pero cuando vi tu comentario ya llevaba bien avanzado este capítulo, te prometo que para el siguiente habrá más de Malec ;) Saludos.

AngieJacksonPotter: en cuanto vi tu user ya me caíste bien por el hecho de que sea "Jackson", aquí una fiel fan de Percy Jackson *-*/ no hay, yo también buscaba y por ahí se me ocurrió la idea de escribir uno. Acá la actualización, espero que te guste. Saludos.

DawnDream9435: La seguí XDD Disfrútalo ;) Saludos.

¡Dios! No esperaba tantos reviews XD espero que disfrutaran el capitulo y prometo que no demoraré tanto de nuevo, ya que son vacaciones *se escuchan aplausos en el fondo*

¿Review? esta vez aparecerán Jace y Will en tu cama, pero sólo en ropa interior ;)