Hola, hola, Luna de Acero reportándose. Como vamos? Ya lloraron? Realmente espero que no lo hagan no es para tanto. Bueno, vamos con el segundo cap!


Disclaimer: El nombre de los tres personajes principales no me pretenecen son de Isayama Hajime, el resto de la historia es mi propia invención bajo las normas del universo omegaverse. Esto es alphas, betas y omegas.

Advertencias: Relato sad, palabras altisonantes y algún que otro improperio, nada más. OJO, LOS PERSONAJES ESTÁN MUY OoC, ya saben.


Dedicado para la autora Nanariko-chan pueden encontrar sus historias en Wattpad, a Jazmin Negro que hizo la bellísima portada y para mi hijita virtual Sakyulia que es una amor de persona y siempre está animándome a seguir con los omegaverse, ya vendrán más, hermosa.

.

.

"Un barco esta seguro en el puerto, pero para eso no son los barcos".

William G.T. Shedd

.

.

Estuvo puntual en las caballerizas, Farlan ya estaba allí a punto de salir a arriar el ganado. Le presentó a los demás hombres, eran tres aparte de él. Charles, Lucio y Hannes. Todos alphas que cuchicheaban a sus espaldas. No fueron nada agradables, le dieron las tareas más pesadas y detestables del lugar. Se la pasó paleando deshechos de los caballos, cargando los pesados prensados de heno y alfalfa, llenando los bebederos, incluso casi lo patea uno de los pura sangre.

Para el mediodía sentía el cuerpo molido. Nadie le dijo que debía llevar su almuerzo, así que cuando pararon al mediodía se quedó en un rincón tomando una pequeña siesta mientras el estómago le gruñía. La tarde fue peor. Cuando regresó Farlan lo vió todo lleno de barro, bosta, y un más pálido de lo normal. Consultó a sus hombres quienes dijeron que había trabajado bien aunque no se destacaba demasiado. Al fin lo dejó volver.

Ni siquiera tenía fuerzas para bañarse, pero Juana le insistió que lo hiciera y Eren que se tapaba la nariz. Se dio cuenta que no tenía ropa adecuada, su única remera gris había quedado toda manchada por lo que estuvo lavando su ropa hasta entrada la noche. Juan le llevó pan casero y guisado en una olla para que repusiera energías.

—Querido, tal vez deberías considerar ir a otro lugar —le sugirió la mujer preocupada.

—No, estaré bien, solo debo acostumbrarme.

—Lipai está herido —notó Eren señalando un morado en uno de los brazos de su hermano.

—No es nada, bebé. Fue una torpeza mía, estaré bien.

Esa noche se durmió antes que Eren, estaba demasiado agotado.

Lo siguientes días fueron terribles, se levantaba cansado y dolorido. Sin embargo no cejó en su intento, a pesar que se le burlaban, que seguían dándole tareas imposibles, que a veces sentía que iba a quebrarse como una rama siendo presionada, siguió luchando con todas sus fuerzas. Farlan notaba su empeño, más de una vez se acercaba a observarlo en el día, se ganó su respeto. Al finalizar la semana lo llamó a cenar con él. Levi estaba lleno de magulladuras, parte de su frente y nariz quemada por el sol y sus manos con cicatrices de ampollas de tanto empuñas las herramientas de trabajo. Pero no se había quejado ante él, ni una sola vez.

Comieron cordero asado con papas doradas, un verdadero banquete. Y luego volvió a ofrecerle ron.

—Bueno, has sobrevivido, estoy impresionado para ser honesto. Le dije mis hombres que te dieran las tareas más pesadas y lo has sabido sobrellevar. Supongo que tienes mérito. Nunca conocí a un omega tan fuerte y persistente como tú. Cumpliré mi palabra, te daré trabajo y podrás usar la casilla.

Levi sonrió aliviado intentando no largarse a llorar de la emoción.

—Gracias, patrón.

—Nada de "patrón", llámame Farlan. Lamento haber sido tan duro contigo, pero espero entiendas que no puedo brindar mi confianza a personas que no conozco.

—Comprendo.

—A partir de mañana tus tareas no serán tan duras. Me encargaré de eso.

—Gracias, Farlan.

Esa noche fue la primera vez que Levi lloró pero de alegría.

—Vamos a estar bien, bebé, ya verás —dijo cubriendo con su manta favorita a Eren.

La próxima temporada todo marchó bastante tranquilo. De sus compañeros Hannes era el único que charlaba con él, era un hombre un poco solitario, que gustaba de beber bastante, pero simpático y de buenos sentimientos. Diferente de los otros dos que en algunas ocasiones le habían hecho propuestas indecentes. Durante sus celos permanecía encerrado en la casilla. Notaba que cada vez se volvían más intensos, a punto que apenas era capaz de beber agua por sí mismo. Eren no se le despegaba en ningún momento, se frotaba especialmente en su cuello al sentir la fuerza de las feromonas emanando.

Juan lo había adoptado casi como un hijo, al verlo esforzarse tanto. Cuando menos quiso acordar Eren estaba cumpliendo los cinco años y ya era tiempo de que empezara su ciclo escolar.

—El invierno es duro —le dijo Farlan, con quien cenaba una o dos veces a la semana—. Deberían mudarse a la casa, cuartos sobran y aquí el niño estará caliente y a gusto mientras no rompa ninguno de mis trofeos de tiro al blanco.

—Gracias, Farlan, la verdad es que es la casilla es bastante fría.

—Juana me dijo que ya es tiempo que el niño vaya a la escuela, si quieres puedo ir y anotarlo como su tutor.

A Levi le brillaron los ojos de emoción, especialmente en el último tiempo había notado ese acercamiento con ese alpha tan cerrado y poco demostrativo, de alguna manera notaba sus esfuerzos para que ellos estuvieran sanos y a gusto. Le había reducido la jornada para que pudiera tener más tiempo para descansar y encargarse de Eren. Debajo de cientos de capas de tosca personalidad había un corazón tierno y amable.

—Significaría mucho para mí si lo hicieras.

Farlan lo miró un largo rato antes de volver a tomar su vaso. Levi notaba su creciente interés, cosa que era completamente mutua. Con el paso de los días aprendió a entender a ese bonito alpha. Podían permanecer largos períodos en silencio sin que eso les incomodara, solamente sabiendo que el otro estaba cerca. Sabía que no podía esperar demasiado de Farlan en el ámbito amoroso, no era ese tipo de persona, los romanticismos no iban con él, por lo que decidió ser él quien diera el primer paso.

Sentados en el mismo sillón, bebiendo un café luego de la mesa se acercó hasta sentir como sus hombros se rozaban, sentía los latidos de su corazón reverberando por toda su anatomía. El rubio colocó su brazo alrededor de sus hombros y casi se le cae la taza de la impresión.

Sin embargo con una aparente tranquilidad giró su cabeza para recibir un beso del alpha, dulce, suave, totalmente diferente a lo que el otro siempre mostraba.

—Eres lindo —le dijo con simpleza y Levi quiso contestar pero estaba demasiado nervioso para decir algo—. Quisiera pasar la noche contigo.

Bueno, no era lo que esperaba, menos en un primer acercamiento, pero le gustaba la franqueza del rubio, su esencia era atractiva, a pesar de lo rudo que parecía siempre lo trataba con gentileza cuando estaban a solas. Por primera vez en su vida sintió ganas de ir más allá con alguien.

—Está bien —accedió embriagado por los besos de Farlan que ahora se derramaban sutilmente por su cuello—. Solo deja que avise a Juana —pidió mientras se levantaba y se alejaba dolorosamente.

La mujer estaba en la cocina pelando arvejas junto a Eren que estaba muy entretenido. Levi la levó aparte y le pidió que esa noche cuidara de su hermano. La mujer sonrió complacida, hacía rato que quería que algo así pasara entre ellos, le dio su bendición, besó su frente y le dijo que todo estaría bien. Abrazó a su hermano y se fue escaleras arriba a compartir la alcoba con el patrón.

Farlan lo desnudó despacio, cubriendo su cuerpo ahora marcado por el arduo trabajo, con deliciosos besos y mordidas sutiles. Levi sentía que su cuerpo se encendía, nunca había sentido nada similar, excepto en sus celos pero era algo completamente diferente.

—Tócame —le pidió el rubio colocando su mano sobre el bronceado torso.

—Y-yo n-no sé…

—Está bien, ambos aprenderemos.

Casi sin ropa se besaron con muchas ganas, Levi boqueando por la falta de oxígeno pero a la vez completamente entregado al momento. Farlan se moría de ganas de fundirse con Levi, pero era cuidadoso observando sus reacciones, tratando de refrenar sus impulsos.

—Hueles exquisito —dijo aspirando sobre su glándula en su nuca y lamiéndola lentamente.

El omega sentía que se derretía que un delicioso calor lo invadía haciéndolo doblegarse y disfrutar cada vez más. Tembló un poco cuando Farlan lo masturbó, nunca nadie le había tocado de esa forma, era agradable, pero a la vez desconocido y su falta de experiencia lo ponía en una situación vulnerable. Sin embargo, venciendo sus miedos se dejó hacer, mientras sus propias manos buscaban tocar a Farlan también, aunque con algo de miedo.

Aunque el alpha trató de ser suave, hubo cierta resistencia al principio, no lo forzó ni fue en contra de sus deseos, pero era difícil detenerse al tenerlo gimiendo debajo de su cuerpo.

—¿Quieres parar? —Le ofreció besando su rostro—. No es necesario llegar hasta el final, podemos dejarlo aquí, no me gusta sentirte temblar.

A Levi le costó encontrar su voz, pero finalmente tomó su rostro entre sus pálidas manos y lo besó por cuenta propia.

—Está bien, solo… sé gentil, por favor.

Farlan se tomó su tiempo hasta que el más bajo prácticamente le suplicaba que lo hiciera de una vez. Había lamido y besado todo ese perfecto cuerpo, lo había acariciado de todas las formas posibles, hasta estar completamente seguro de que estaba lubricado y a gusto. Entonces finalmente se colocó un preservativo y se posicionó entre sus piernas.

Levi miró temeroso al palpitante miembro de su pareja, ciertamente quería seguir adelante, pero no quería que doliera. Le habían llenado la cabeza que las primeras veces eran espantosas, que muchos omegas sangraban, que incluso se desmayaban por el ímpetu de los alphas. Sin embargo nada de esto sucedió, gracias a la paciencia de su compañero y de haberlo preparado adecuadamente durante casi una hora y media, cuando ingresó a su cuerpo se sintió levemente incómodo, pero nada más.

—¿Estás bien? —le preguntó agitado y acalorado por el momento.

Levi sonrió sutilmente, los ojos entornados por la pasión y las pupilas dilatadas por el deseo.

—Sí, se siente extraño, pero estoy bien. Continúa.

Fue una noche intensa, placentera sin dudas. Farlan lo embestía lento y calculadamente, acostumbrándolo a su forma de amar, ambos disfrutaron mucho del acto y acabaron copiosamente. Por la mañana Levi se levantó con el cuerpo pesado, el sol estaba ya alto, ¿cuánto había dormido? Escuchó gritos y lloriqueos abajo y si bien deseaba bañarse, decidió vestirse lo más rápido posible y bajar a chequear.

Juana estaba con el rostro sufriente mientras Eren gritaba y lloraba a todo pulmón.

—¡Lipaiiii! —gritó con todas sus fuerzas y corrió a sus brazos.

—Bebé, ¿qué sucede?

—Lo siento, se enojó tanto al despertar y no encontrarte, no había forma de calmarlo —se excusó la mujer.

—Lo siento tanto, Juana ¿Qué te dije sobre ser un buen niño? —lo regañó sutilmente mientras limpiaba sus lágrimas.

—¡Iugh! —Eren se alejó de inmediato mientras hacía cara fea—. Levi huele feo —soltó enojado.

Juana miró al omega y luego al niño. Levi se dio cuenta que Eren podía sentir la esencia de Farlan en su cuello.

—Lo siento, iré a bañarme entonces.

—Yo también me bañaré contigo —dijo el niño decidido.

Tomaron un baño de inmersión en la enorme bañera de la casa, jugaron con la espuma e hicieron cientos de burbujas. Juana le dijo que el señor le había dicho que podía tomarse el día, con lo cual disfrutó con Eren como hacía mucho tiempo no lo podía. Juagaron a las escondidas, pintaron dibujos y ayudaron a Juana a recolectar verduras de la huerta.

Eren le regaló un pote lleno de frutillas que él mismo había arrancado de la tierra.

—¿Sabes Joana? —aún le costaba pronunciar algunas palabras—, Levi y yo viviremos por siempre juntos, y siempre siempre seremos familia. Levi es mío —le dijo con seguridad y la mujer se carcajeó bajito.

—Lo sé, tú, Levi y Farlan serán una familia muy linda.

El niño se detuvo y la miró con ira creciente.

—Farlan no —soltó entre sus dientes que estaba apretados, su cuerpo tenso—. Odio a Farlan.

—Oh, Dios, no digas eso pequeño. El patrón es un hombre muy bueno, los ha ayudado, ahora tienen una hermosa casa, pronto irás a la escuela y él se encargará de todo, debes ser agradecido. Anda, vamos que hay que empezar con la cena.

Esa noche los tres se sentaron a la mesa, como sería de ahí en más. Sin embargo Eren no probó ni un solo bocado.

—Niño, come —le ordenó el alpha mayor, pero Eren ni siquiera se molestó en mirarlo.

—Anda Eren, ¿qué te sucede hoy? Si los bifes con puré son tus favoritos, ¿quieres que te ayude?

—No —interrumpió Farlan—. Está por cumplir sus cinco años Levi, deja que lo haga por sí mismo, él puede. Anda, niño, te dije que debes comer.

Eren giró su cabeza a Farlan y le gruñó como un perro rabioso.

—¡Eren! —lo regañó Levi—. Lo siento, está un poco nervioso, no es un mal niño, es solo que hasta ahora siempre habíamos estado solos, dale tiempo a que se acostumbre.

Farlan miró seriamente a Levi pero finalmente suspiró y continuó la cena sin mayores problemas. Eren comenzó a comer una vez que Farlan se retiró de la mesa. Levi se quedó un rato más y luego lo llevó a la cama. Lo había acondicionado un bonito cuarto, incluso ahora tenía algunos juguetes nuevos y todo, sin embargo Eren se prendió de su cuello impidiéndole marcharse.

—No, no me dejes, dijiste que no me dejarías —le lloriqueó desesperado.

—Joder, no te estoy dejando, pero ya eres grande Eren, debes aprender a dormir en tu propio cuarto ¿Quieres que déjela luz prendida?

—Tú también eres grande, pero vas a dormir con ese idiota, no, duerme conmigo, eres mío.

—Ya basta, Eren, ¿qué te sucede? Escucha —trató de razonar mientras lo desprendía de su cuerpo y lo miraba con amor—, yo siempre voy a amarte, ¿OK? Eres mi familia más preciada en este mundo, mi pequeño hermanito a quien cuidaré, eso no va a cambiar jamás. Farlan nos está ayudando, es una buena persona y no quiero que lo trates mal, ¿puedes hacer eso?

—Levi cuando yo sea grande no tendrás que trabajar, yo te daré todo, y patearé a Farlan en el trasero para que se vaya muy lejos.

—Eren, ¿qué te dije del lenguaje? Necesito que te portes bien y no hagas berrinches innecesarios, por favor, ¿lo harías por mí?

El niño asintió con mucha tristeza en sus enormes ojos esmeraldas.

—¿Qué sucedió con Lipai? Ya aprendiste a decir bien mi nombre por lo visto.

—Porque estoy creciendo, y seré fuerte. Más fuerte que cualquier alpha tonto.

El omega se quedó canturréandole hasta que Eren se durmió por completo, entonces subió a la alcoba con Farlan. Al día siguiente fueron los tres al pueblo para anotar a Eren en la escuela. Eligieron sus útiles y le compraron un enorme helado. En cierto momento el omega pasó por la farmacia para comprar supresores y ambos alphas se quedaron solos. Farlan miró al niño cuando lo sintió gruñir. Lo miraba de una manera asesina, había algo dentro de sus ojos que lo puso en alerta de inmediato.

—Levi es mío —le dijo el niño con la cara desfigurada por la rabia.

—Cállate, mocoso. Y mejor te acostumbras a que él será mi pareja dentro de poco, mientras más pronto aprendas cuál es tu lugar, mejor será para todos.

Farlan sintió algo frío sobre su mano, miró y vió que Eren lo había escupido, lo observó con severidad y se limpió con una servilleta. Levi regresó con lo que faltaba y retornaron a la hacienda.

Eren cumplió sus cinco años justo cuando comenzaba a ir al jardín de infantes. Tenía mucha energía y no se llevaba bien con el resto de sus compañeros. Siempre volvía con algún raspón nuevo, alguna magulladura, o una nueva queja en el cuaderno de comunicaciones. Levi trataba de ser paciente y amoroso como siempre con su hermano, pero lo cierto es que su actitud también lo cabreaba. Se volvió revoltoso y extremadamente travieso, especialmente con Farlan.

Solía tirarle el ron y ponerle agua dentro de las botellas, pero mezclada con su orina, rompía las almohadas, metía pedazos de popó de perro en los zapatos del alpha, no dejaba de gruñirle cada vez que podía, incluso Juana comenzó a sufrir su comportamiento irascible y errático. Le tiraba los postres, le apagaba el fuego de la cocina a leña, le espantaba las gallinas, asustaba a los patos, rompía su ropa, insultaba y chillaba a los cuatro vientos. Incluso una vez había abofeteado a Levi gritándole que era un mentiroso.

Levi no sabía cómo controlarlo, le frustraba mucho su comportamiento, por lo que comenzó a castigarlo, quitándole sus comidas favoritas, sus salidas al patio, sus colores para pintar. Pero Eren era duro de entender, podía pasarse días enteros sin probar bocado, completamente seguro de lo que quería demostrar.

A dos semanas de cumplir los seis Farlan le regaló un hermoso anillo de platino, simple pero valioso.

—Quiero anudar en ti —le dijo bajo la luz de la media luna que se colaba por la ventana de la alcoba—, quiero tener hijos contigo, formar una familia, casarnos. Te amo, Levi.

—Y yo a ti, Farlan —le dijo el jovencito de casi diecinueve.

—Pero… —el omega lo miró a sus hermosos ojos celestes—, no con Eren.

Levi se alejó un poco y lo miró desconcertado.

—¿Qué dices, Farlan?

—No con Eren. Ese niño está desquiciado, tú también lo has notado, su mirada, sus gestos, su porfía, no es normal Levi y lo sabes. Ese niño es imposible de doblegar, y lo siento pero si permito que se quede apenas pueda empuñar un cuchillo intentará matarme, o peor… intentara matarte a ti si no puede tenerte para él solo.

—¡Farlan! No digas esas cosas terribles. No es así. Es cierto que él tiende a ser posesivo conmigo pero es entendible. Hace tres años lo hemos perdido todo, todo nuestro mundo desapareció en un abrir y cerrar de ojos, solo quedamos el uno para el otro y es por esto que Eren se ha aferrado tanto a mí. Lo único certero somos nosotros, él tiene miedo de perderlo todo otra vez, por eso su comportamiento, no lo juzgues tan duramente, es solo un pequeño niño muy lastimado y asustado. Por favor… yo… no puedo fallarle, se lo he prometido. Por favor…

—No te mientas —le dijo acariciando una de sus mejillas con dulzura—, tu corazón lo sabe. Eren será un alpha terrible.

—¡No! No es así —soltó con molestia mal disimulada, alejando la mano de Farlan—. Él será un ejemplo, porque sabe lo duro que ha sido todo esto. Yo lo criaré y él aprenderá a respetar y amar a sus semejantes, especialmente a los omegas.

—Levi, tú no puedes contra el instinto, ni contra el destino de ese chico.

—No hables como si fuera una calamidad, nadie nace odiando o con violencia en la sangre, eso se aprende, y yo, yo le enseñaré, será mi mayor orgullo. Ahora está asustado, está confundido.

—Escúchame y trata de ver más allá de las mentiras que te has tejido. Ese chico te traerá problemas en el futuro. Déjalo ir con el gobierno, tiene un brillante futuro asegurado.

—¡No! ¡No lo abandonaré jamás! Se lo he prometido y así deba morir no dejaré de honrar mi promesa, se lo debo a mis padres también.

—Estás cargando con responsabilidades que no te corresponden, Levi. Esto está fuera de tus posibilidades. Su mirada es aterradora, yo vi su verdadera alma y él te arrastrará a su propio infierno tarde o temprano.

—Tal vez solo están hablando tus celos enfermizos —le devolvió con rencor mientras se ponía de pie—. Buenas noches —saludó y se retiró de la alcoba.

Fue hasta la cocina y se sirvió un vaso de agua helada. Luego caminó hasta la habitación de Eren. El niño dormía abrazado a su tortuga de peluche, el otro Lipai. Fue al escritorio y estuvo mirando sus dibujos en silencio, cada vez las formas le salían mejor. En la mayoría estaban ellos dos juntos, sonriendo y de la mano. Pero al revolver un poco más encontró otros dibujos más abajo donde aparecía un hombre con el cabello amarillo lleno de cuchillos, o en otras estaba ardiendo en fuego o algo como eso. Las hojas temblaron en sus manos, pero Farlan estaba equivocado, su dulce Eren jamás haría algo como aquello. Sí, él podía enseñarle a ser bueno y obediente, con paciencia y amor. Se acostó al lado de Eren, quien se giró y entre sueños buscó instintivamente acurrucarse en su pecho. Besó su cabeza delicadamente y lo estrechó contra su cuerpo. Lo amaba, era la persona más importante de su vida, y lo protegería a como diera lugar.

Los siguientes seis meses fueron aún peores. Farlan comenzó a imponerse, y en más de una ocasión le dio severas nalgadas al niño, quien no dejaba de tirarle tarascones al aire, gritarle, escupirle y gruñirle como un animal salvaje. De nada servía que Levi le hablara, lo retara o lo pusiera en penitencia.

—Esto es insostenible —le dijo un día el alpha luego de que hicieran el amor apasionadamente—. No podemos seguir viviendo así. No puedo darte más tiempo, Levi. Deberás elegir. El mundo es cruel y difícil sin la protección de un alpha, piensa en tu felicidad también —le susurró besando su hombro desnudo.

Levi lo miró con tristeza y lo besó con sentimiento.

—Te amo, Farlan, pero no puedo dejar a Eren, lo siento.

Los siguientes días estuvieron preparando sus valijas. El omega se tragaba las lágrimas que no podía dejar salir mientras doblaba la ropa y la guardaba. Otra vez a la calle. Juana lloró bastante mientras ayudaba a cargar la camioneta con las tres valijas. Farlan los acompañó a la estación de trenes. Levi estaba a punto de cumplir sus veinte pero en sus ojos se podía apreciar a un alma vieja.

Se abrazaron sintiendo los gruñidos de Eren, y Farlan lo besó por última vez mientras sus ojos se llenaban de nostalgia y dolor.

—Ten cuidado, y si alguna vez estás en una emergencia, no importa cuando tiempo pase, vuelve a mí, te estaré esperando —luego le dejó un enorme fajo de billetes entre las manos.

—Gracias, Farlan, nunca te olvidaré.

Esta vez terminaron en una ciudad que estaba a dos días de Findless. En la terminal Levi terminó encontrando un hospedaje para viajeros hasta que determinaran qué hacer y allí fueron. El lugar estaba un poco lleno porque era barato y la temporada de turismo era alta. Sin embargo pudieron hacerse con un cuartito con baño. Eren estaba feliz, se notaba en su semblante sonriendo y hablando hasta por los codos, trepándose encima y riendo por cualquier pequeña cosa.

Levi salió con Eren a cenar hamburguesas a un local cercano al hospedaje, luego tomaron un helado y volvieron. Apenas Eren se durmió Levi se fue al baño a llorar tapándose la cara con una toalla. Extrañaba demasiado la vida en la hacienda, especialmente a Farlan. Se dio cuenta que era fácil acostumbrarse a que lo cuidaran y velaran por él. Pero debía ser fuerte, en realidad lo era, ahora tenía que mirar hacia el futuro y seguir adelante.

Consiguió trabajo en una cafetería y logró alquilar un departamento. El problema es que no podía dejar solo a Eren y pagarle una niñera estaba fuera de su presupuesto. A veces la dueña dejaba que el niño se quedara sentado en una mesita en el cuarto de limpieza, pero pronto se aburría y salía a buscar a su hermano. Por otra parte logró que retomara la escuela gracias a unos documentos firmados por Farlan, pero la misma le quedaba muy lejos del trabajo y del departamento. Compró una bicicleta para llegar a tiempo a todas partes. Aún así Eren debía pasar varias horas solo y eso le preocupaba, porque una vez por corar una manzana se había rebanado un dedo y terminaron en una salita de emergencias. Debía conseguir urgente un trabajo de noche como hacía antes para poder permanecer con el niño.

Por si las cosas no fueran complicadas, el día de pago lo asaltaron y le quitaron el dinero. La ciudad era peligrosa, más de una vez uno que otro alpha se le había insinuado o había pretendido que lo acompañara. Todas las pesadillas volvían a encenderse. Finalmente cuando tuvo su celo la dueña le pidió que no fuera más, que eran más los problemas que le causaba que los beneficios que obtenía.

Una de las meseras le dijo que hablara con Hange Z, una regenta que lideraba un burdel en la zona. Al parecer necesitaba gente para la limpieza y el trabajo era de noche. Viendo que no había otras opciones disponibles fue a hablar con la mujer.

El burdel era una especie de casona de tres pisos, el problema es que estaba completamente alejado de la ciudad. La paga no era mala, pero tampoco era la ideal, pero no podía quejarse, la mujer a pesar de ser algo excéntrica y desquiciada, decidió aceptarlo en el lugar. Ocho mujeres trabajaban allí, dos omegas y seis betas, hombres eran cinco, dos betas que se prostituían, dos guardaespaldas que estaban para evitar los problemas y quitar a los borrachos y un barman.

El trabajo no acababa nunca. Lavar vasos, copas, limpiar baños, vómitos de clientes, cambiar sábanas, barrer lampacear, hacía su mayor esfuerzo pero a veces no alcanzaba con una sola persona a cargo de tanto, por lo que a veces Ofelia y Greta, las más veteranas solían ayudarlo con las tareas. Eventualmente tuvo que mudarse de la ciudad, le quedaba imposiblemente lejos. Consiguió una cabaña un poco destartalada cerca de la mansión. Todas las mañanas, cuando volvía de trabajar por lo general, levantaba a Eren, lo duchaba, le daba el desayuno y lo acompañaba a la avenida principal donde tomaba el bus que lo llevaba a la escuela. Luego volvía y dormía profundamente hasta un poco más del mediodía, donde salía a buscarlo, almorzaban, hacía una siesta y luego lo ayudaba con sus tareas y a acomodar la casa hasta que finalmente a la noche lo dejaba dormido para ir a trabajar.

Le había dicho que trabaja en una curtiembre cerca de la zona y que el trabajo se hacía de noche, que no tuviera miedo. Asombrosamente Eren se adaptó a la nueva realidad y todo se volvió una rutina.

Se apoyó contra la pared del pasillo, sintiendo que se le retorcían las tripas por dentro, inspiró fuerte, con seguridad su celo estaría pronto. Hange apoyó su mano sobre su hombro y le alcanzó una pastilla para el dolor junto a vaso con agua.

—Gracias —dijo mientras tomaba el trapeador de nuevo.

—Escucha, Levi, ven conmigo un momento quiero hablarte.

Fueron hasta la galería en la parte de atrás, ella encendió un cigarro y le ofreció pero él lo rechazó.

—Sabes, eres un trabajador valioso y sabes que te tengo en alta estima. Eres callado, discreto, no te quejas, pero me mata verte trabajar tan duro y ganar tan poco. Aquí tenemos dos tipos de servicio de acompañantes y de servicios sexuales. Los acompañantes solo están con los clientes en el salón, los entretienen, los hacen beber, ver los espectáculos, y cobran bastante solo por eso, ¿no te animas a probar? Claro, no es obligatorio dejarte tocar, algunos lo hacen, mientras no tengan relaciones en la mesa no se los prohíbo.

—Le agradezco el ofrecimiento, pero no. Mientras pueda limpiar y usted esté a gusto con mi desempeño, prefiero evitar eso.

—Está bien, como quieras, es solo que algunos clientes han preguntado por el chico bonito que limpia y pensé que te gustaría ganar unos billetes extras. Si alguna vez te interesa solo avísame, cariño.

A pesar de las dificultades podía decirse que todo marchaba bien, hasta que Eren enfermó de gravedad. No lo había vacunado contra la rubeola y cuando le atacó fue feroz, incluso tuvo que internarlo por una semana. Entre los remedios, los doctores y los medicamentos, amen de que no pudo ir a trabajar esos días, casi la totalidad de sus ahorros fueron consumidos.

Caminó cabizbajo hasta una joyería y se quitó el relicario de oro que su madre le había regalado, lo empeñó con la esperanza de recuperarlo alguna vez, así también lo tuvo que hacer con el anillo de platino que le diera Farlan. Ya no les quedaba nada. Pero todo valió la pena porque pudo ver a su hermano recuperarse favorablemente.

Lo tuvo otra semana más en la cabaña, muy débil y deshidratado, pero se esmeró para cuidarlo día y noche hasta que estuvo completamente repuesto.

—Señora Z —le dijo esa noche que volvió al burdel, estaba más flaco y pálido de lo normal, los ojos con profundas ojeras—. ¿Es tarde para aceptar su propuesta?

—No, cariño, pero primero debemos hacer que mejores tu aspecto y que tomes algunas precauciones.

Le dieron un collar de cuero alto que debía usar en el salón para evitar mordidas indeseables de alphas, los otros omegas los usaban. Le dieron unas ropas ajustadas y nada prácticas. Le enseñaron temas de conversación y tuvo que observar muchas horas para aprender hasta que finalmente al cabo de un mes Hange le dijo que ya estaba listo para atender sus primeros clientes.

Estaba nervioso, pero trató de aparentar calma e hizo las cosas lo mejor que pudo. Las primeras noches se sentía completamente incómodo, incluso llegó a pensar que sería imposible seguir haciendo eso, sin embargo con el tiempo se fue acostumbrando. Roces, apretones, susurros, incluso besos. Su naturaleza calma y misteriosa hacía que una gran cantidad de hombres y mujeres alphas pusieran sus ojos sobre el nuevo host de la casa.

Llegaba a su casa cansado, muchas veces lloraba mientras se duchaba, refregándose el jabón neutro con fuerza en el cuerpo para quitar esos indeseables olores ajenos sobre su piel. Cuando menos quiso acordar otros dos años habían transcurrido. Estaba acostumbrado al nuevo desempeño, vivían al día, pero al menos tenía para la ropa, la comida y el alquiler del lugar. A veces soñaba con Farlan que venía a buscarlos a ambos y los tres vivían felices, solo para despertar y darse cuenta que solo era eso, un simple sueño. A veces era con su madre que le sonreía, lo abrazaba y le decía que irían de vacaciones al mar.

.

By Luna de Acero.