Comenzaban a entrar las cuatro mujeres restantes. Entonces su corazón se detuvo, la vería de nuevo y... ¿Qué pasaría ahora? "¿Cómo reacciono? ¿Qué le digo?" Se pregunto Heiji en su cabeza.

Le quedaban unos pocos escalones para llegar al piso, cuando se detuvo a observar a cada una de las mujeres que pasaban. Primero la madre de Shinichi, que se limito a saludar a su hijo con una suave sonrisa. En segundo lugar pasaba Sonoko, no saludo a nadie, se dirigió directamente a la cocina. Luego venia Abril, estaba escuchando musica en su propio mundo, por lo tanto tampoco saludo. Detrás de ella aparecía Kazuha, sin poder evitarlo la siguió con la vista. Ella levanto la mirada hacia su amigo, sus ojos se encontraron, lo cual lo incomodo. Pero la chica seguía en el mismo estado en el que había llegado. Sonrió maliciosamente y a la vez con seducción. Lentamente aparto la mirada mientras giraba hacia sus amigas.

El chico sintió que su pecho se encogía, solamente pudo contestar con un ahogado y silencioso suspiro. Él pensaba que se iba a poner incomoda, o que se avergonzaría al verlo, o quizás… llego a pensar que no quería tener contacto con él. Pero, en cambio fue todo lo contrario. Ella lo miro a él, y le sonrió de una manera muy distinta. Casi con desafío y…satisfacción. Temió, porque quizás eso significaba guerra… y si ella comenzaba una guerra, la razón era porqué estaba enojada. ¿No? Sí ese era el caso, tendría que agitar la bandera blanca y pedir perdón.

Todos se estaban sentando alrededor de una mesita ratonera (o de café). Había un cierto silencio incomodo. El cual lo estaba obligando, prácticamente, a pedirle perdón en ese mismo instante. No lo haría enfrente de todos, así que tendría que llevarla a fuera y estar solos… Eso lo seguía poniendo "incomodo".

Ran termino de servir el café y lo llamo a Heiji. Este, todavía bajando las escaleras se dirigió hacia el lugar. En ese instante, nuestro observador detective del este, vio como Ran se cruzaba de piernas. Le sorprendió el gesto de la chica, pero se dio cuenta enseguida que no era la única. Las demás damas en la sala también estaban en la misma posición. De su Madre y de Abril no le llamaba mucho la atención, pero Sonoko y Kazuha era rarísimo. Y más en la última. Al parecer su amigo estaba algo inquieto, había visto la actitud que tuvo Kazuha para con él. Prefirió seguir viendo.

El único lugar disponible estaba al lado de su amiga. Esa sensación de "incomodidad", como la llamaba él, lo estaba molestando cada vez más. Todavía de pie y observándola fijamente sin detenerse en detalles, dijo con la voz más grave que podía ejecutar "¿Podemos hablar?... ¿Afuera?".

Aun sosteniendo su taza de café de manera muy natural, se giro y lo vio con los mismo ojos de hace un momento. Se dispuso a dejar su café en la pequeña mesa y se levanto. Camino a su lado, muy cerca… demasiado para Heiji. Él pudo oler su dulce perfume y hasta el calor que emanaba de su cuerpo. Como si fuera un acto reflejo trago saliva, ahogando algún deseo interno y profundo.

Desde el living, se veían tres sonrisas maliciosas y ojos oscuros. Se podía decir que hasta Ran, tenía una cierta aura tenebrosa. Shinichi abrió los ojos, tenía miedo y si sus deducciones eran ciertas (que siempre lo son) todas ellas formaron algún tipo de "circulo". Las había observado desde su llegada, y todas se comportaban de alguna manera similar. Ran, que parecía haberlos recibido de manera normal, también había tomado la actitud de sus compañeras. Calladas, indiferentes, sensuales y… ¿Con algún plan oscuro? Si eso era verdad, le deseaba lo mejor a su amigo. Ya la recibida que le dieron no fue lo más "amistosa" posible, todas lo habían ignorado… excepto esa chica.

Dando un soplido a su café, con los ojos cerrados, y pensativo le pregunto a "amiga" en volumen bajo:

- ¿Qué es lo está pasando?- Queriendo confirmar su teoría.

- Créeme, qué… por tu bien.- Con su típica sonrisa paciente-. Mejor no lo sepas…

Sonrió, pero sus palabras resonaron en su cabeza, pensando en la paradoja que formo.

Cerró la puerta dándole la espalda. Se detuvo sin darse vuelta y algo calmado dijo: "Oye…" De respuesta recibió un dulce y tranquilo: "¿Si?". Inmediatamente se dio vuelta para verla, pero fue lo peor que pudo haber hecho. Se regaño por no haberla visto con más detalle antes. Ella estaba apoyada sobre un barandal, llevaba puesto un vestido corto azul, el cual dejaba ver sus hombros. Debajo tenia puesto un short de jean, que apenas se veía y permitía dejar sus piernas a la vista. No paso mucho tiempo para sentir calor en sus mejillas.

Kazuha sabia el porqué su "amigo" se había quedado paralizado. Tampoco es que fuera muy difícil de descifrar, eran muy obvio a donde se dirigían sus ojos. Le encantaba que se comportaba así, aunque también lograba ruborizarla un poco, pero no lo suficiente para que él lo notara. Heiji parecía embobado y preso de un transe. Un poco más y estaba segura de que sí ella movía un dedo de un lado a otro, el lo seguiría con la mirada. Bueno… no, no era para tanto, había volado muy lejos. Pero era un hecho de que él la estaba desnudando con la mirada.

Antes de volverse vulnerable decidió hablar…

- Heiji…- se acerco de una forma peligrosa- ¿Tienes algún problema?

- Eh… No… Si…- Cerro los ojos tratando de pensar.

- ¿Es algo grave? – Siguió con cierto tono de inocencia.

- Es que…- "Mierda ¿qué iba decir?"- se me olvido.

Pasando por su lado y encarando por la puerta dijo:

- Entonces…-Ocultando la gracia que le causaba la situación- No era algo importante.

Obvio que lo era, para algo la había llamado afuera. Pero prefirió dejarlo ahí, a pesar de que había superado aquella "crisis" que tuvo al decirle que lo quería, no se sentía preparada para recibir alguna respuesta de él. Cualquiera que fuera… Entró de nuevo a la casa, como si la situación hubiese sido común. Al cerrar la puerta se rio suavemente y feliz, llamando la atención de los reunidos en el living.

Se sentó en las escaleras de afuera de la casa. Se pregunto una y otra vez qué era lo que le pasaba. Tenía la necesidad de saber que había atrás de sus ojos, porque sabía que había algo oculto detrás. Pero no lo logró, solamente se detuvo a observara y a balbucear algunas palabras.

"Ordena tus sentimientos primero…"

Después de recordar las palabras de la madre de Shinichi, comenzó a caminar. "¿Y si yo también…?"

"No, espera. Es verdad que aquella niña de la que me enamore en Kyoto es ella, pero no lo sabía hasta hace unos meses…Ahora es distinto, ya no somos niños. ¿Y cuál es la diferencia entre ser niño y ser grande?, su mente le preguntó cuestionándolo.

Miro a su alrededor, había un parque enorme con árboles colosales. Una dulce brisa lo acaricio, y con ella logro pensar con más claridad. Recuerdos aparecieron…recuerdos de su sonrisa, de sus ojos, de su cola de caballo, de su cara de enojo, de los golpes que le daba, de su mirada de preocupación… Aquella mirada que tuvo oportunidad de ver cuándo ocurrió aquel hecho en el precipicio. Volvió a sentir ese miedo, el horror de pensar de que quizás no podría sostenerla por mucho tiempo. En ese momento creía que esa sensación era de su típica tendencia a lo moral, a lo justo, al respeto a la vida. Que la había salvado por ser su amiga y porque creía que era lo correcto, nada más. Pero ahora se cuestionaba hasta lo que llego a sentir en ese momento. Se recostó en un árbol, y deseo que ella estuviera allí. ¿Por qué? De nuevo se le apareció la imagen de ella, sonriéndole con sus hermosos ojos. Sonrió, con los ojos perdidos y dos rayitas de rubor en la mejilla. "Soy un estúpido" Con esa frase contestó a todas sus preguntas.

Detrás de él escucho el ruido de un auto, acto seguido sintió un enorme escalofrió por la espalda. Silencioso miro hacia la dirección de un Porche negro, "Mierda…" se dijo a sí mismo. Sin moverse mucho siguió observando al lugar en donde se dirigían. Espero a no ser visible por los hombres que estaban dentro del auto y llamo a Shinichi.