Wiiiiiii! Por fin logre subir un cápitulo más!, creo que esta vez tarde mucho más que las anterior. Pido disculpas por eso. Entre ayer y hoy anuncie en mi página de facebook "Un Café para Escribir" que estaria poniendo un avance del Fic, espero que lo hayan visto... De ahora en más, lo utilizaré para poner cuando estare pronto a publicar nuevo cap. Por cierto, como me cuesta seguir, cada vez se vuelve más complejo y pienso en el final (que espero sea dentro de los cuatro capitulos siguientes). Es verdad que podria hecharle la culpa a la falta de tiempo, pero termine la escuela secundaria el pasado noviembre ^^´(no es buena excusa), aunque debo decir que comienzo la Universidad el lunes... Que nervios! Desde ya agradezco los comentarios que recibi, no saben lo feliz que me pongo cuando los leo! Espero que disfruten con este minicapitulo...
Capitulo 13.
Solo la luz tenue del amanecer iluminaba la habitación, al parecer era una oficina con escritorio y un sillón de cuero negro, detrás del mismo estaba de pie una enorme biblioteca, esta a diferencia de otras, todos y cada uno de sus libros habían sido leídos. Orgulloso de eso, un hombre con vestimentas negras se sentaba en el sofá del mismo color, un cigarrillo encendido casi lograba iluminar su cara y el humo lograba ocultarla. Su apariencia lograba la perfecta juventud, y su sonrisa la perfecta maldad encarnada. ¿Quién diría en la calle que aquel joven hombre seria ni más ni menos el jefe de la Mafia Secreta más oscura y perversa del mundo?
Al lado del él, sentada en la ventana, estaba la rubia sexi vistiendo el tipico uniforme negro, su sonrisa de complicidad y sus labios carmesí eran característicos de ella. Vermouth, la mujer de la belleza y juventud eterna, sabía mejor que nadie todo lo que ocurría, pero sus labios siempre quedaban cerrados si era prioritario dejarlos así. Los abrió, pero solo para saber como continuaban las cosas...
- Está casi todo listo...- Le dio una pitada a su cigarrillo.- Tendrás a tu perro guardián dentro de muy poco...
- Una perfecta Bala de Plata contra cualquier bestia que ande por ahí...
- Al parecer estás muy tranquilo...- Dijo mirando hacia el exterior
- No veo La Razón para no estarlo... - El joven hombre apagó su tabaco, y se recostó en su cómodo asiento.
- No es una bala fácil de roer... -Lo miro con maldad.
Sonrío por debajo, y rio gravemente, dejo su cómodo lugar para acercarse a la mujer. La miro fijamente y su sonrisa permaneció.
- Las balas no se roen, están hechas de metal, y el metal se funde para crear un nuevo proyectil. Y haré lo necesario para que él se queme en el infierno...
Vermouth dejó sus labios cerrados...
La central de policía de Tokio se estaba revolviendo más de común, desde la llegada de Kogoro nadie había podido permanecer en paz. Al hombre se lo conocía como un buen expolicía, y por un excelente detective privado, la calma y la sangre fría eran parte de él. Pero todos tenemos limites, y la hija de Mouri era el suyo. Jamás nadie, ni siquiera el Inspector Megure, lo habían visto tan desesperado, agobiado, inseguro y demandante como en ese momento. En casos similares de desaparición de personas, se trataría de tranquilizar al familiar y soltar la tipica frase "Nosotros nos haremos cargo, no se preocupe". Pero decirle esto a un padre policía sobreprotector, seria peor que darle una patada en el culo. Takagi y Sato solo se miraron en complicidad y decidieron callar, no solo era Ran, sino también Shinichi, Conan, los chicos de Osaka, el Profesor Agasa y la niña que vivía junto con él. Habían hecho un registro habitual, para sacarse las dudas de que no fuera solo un descontrol celoso del padre de la chica. Desafortunadamente no era así, había más personas ausentes, y faltaba poco para que se cumplieran las 24 horas de su ultimo rastro. Hablaron con los invitados de la fiesta, y principalmente con Sonoko. La joven heredera estaba destrozada en lágrimas, al igual que las demás personas que estuvieron junto con los desaparecidos esa noche, no había visto nada. Su culpabilidad se hacía evidente, ya que no pudo compartir ni un momento con ellos, atendiendo a gente de alta categoría e importantes empresarios, se repetía una y otra vez que había puesto en primer lugar a gente sin importancia ante su mejor amiga. Los detectives trataron de consolarla y hacerla entrar en razón, pero nadie podría detener a Sonoko y por más peligroso que fuera haría lo posible para encontrar a su amiga y a los demás. Lo unico que pudieron obtener de aquel registro, es que un portero de la fiesta las había visto tomarse un taxi en dirección a beika, comento que estaban algo apresuradas y que la chica del vestido verde jalaba a la de rojo. Esto desconcertó a la pareja, porque lo unico que indicaba es que ambas estaban huyendo de algo, o más bien la que huia era Ran y se llevaba a Kazuha con ella para protegerla. No estaban los chicos cerca de las jovenes, así que no tenían la certeza si ellos eran la causa del repentino escape, aunque eso no sonaba muy coherente... Ni Shinichi ni Heiji dejarían solas a sus amigas, y menos hacer algo para que ellas se quisieran ir lejos, pero por más conocimiento que tuvieran sobre los cuatro individuos, sabían que eran adolescentes, y al serlo no estaban seguros en que líos emocionales podrían hundirse. Decidieron no contar a los padres de Mouri el estado de su hija al subir al auto, ya que ambos les hacharían la culpa a Kudo sin prueba alguna, porque a pesar de saber los sentimientos de su hija, el joven no les caía bien. Kisaki menos que a Kogoro.
Los padres de Heiji y Kazuha fueron informados sobre la situación de sus hijos, tanto para verificar que ellos no estuvieran allí, como para unir fuerzas. Tanto en Osaka como en Tokio estaban moviendo todas las tanzas posibles para hallar a los chicos, pero la realidad es que estos jóvenes habían tenido tantas aventuras y habían hecho tantos amigos, que fue sencillo que cada uno de los jefes de policía de cada jurisdicción fue integrándose en la búsqueda.
Un problema más para los detectives.
En quién sabe que lugar de Japon, estaban ellos en algun bar de mala muerte, esperaban la llegada de Jodie-sensei, porque nisiquiera esperaban hablar con el FBI sino solamente con ella. En esas instancias no lograban dicernir qué era lo que estaban planificando y que era lo que estaban improvisando. Se escucho abrir la puerta del pequeño lugar y con eso vinieron, algunos chiflidos o comentarios de los "caballeros" de ahi. Jodie se dirigio a la ultima mesa con butacas de cuero negro, la escasa luz no llegaba a ese sitio y apenas pudo reconocer a las dos personas que estaban alli. Se detuvo frente a ellos y se tomo unos segundos para observarlos, ¿acaso en realidad eran los jovenes detectives, que ella claramente conocia, los que estaban cara a cara con ella? Vio al moreno con un vaso de ron entre sus dedos de la mano izquierda y su brazo derecho estaba sobre el respaldar, luego sus ojos se dirigieron a Shinichi (entonces se alerto mucho más que ver al chico responsable de Osaka bebiendo alcohol), estaba palido, retraido y con la mirada perdida. Genial, uno alcoholico y otro deprimido, sabia que exageraba un poco, pero era claro que no estaba nada bien. Se sento frente a ellos, y omitio su tipico saludo amigable.
- Necesito que me brinden detalles, porque sé practicamente lo basico .-cerro sus ojos y de forma pacienciosa dijo lo siguiente-. Todas las prefecturas de Japon los estan buscando, a los cuatro, y como hace poco tiempo trabajaron en un operativo con nosotros, de alguna manera logro infiltrarse en el F.B.I, tampoco me sorprenderia que haya llegado a oidos de la C.I.A.
Con esas pocas palabras logro captar la atención de los detectives, la verdad no fue una gran sorpresa lo que les dijo la agente, aunque sabian que ello significaria ocultarse tras los criminales y tras la policia. Aunque eso, era algo que ya estaban haciendo.
- Ya lo suponian, ¿verdad?.- No supo si mirarlos estupefacta, o con preocupación-. ¿Para qué me citaron?
- Hay cambio de planes...- Dijo por fin Shinichi, en su mirada estaba la confianza de siempre, pero la sonrisa que la acompañaba ya no estaba.
- A todo o nada Jodie-sensei.- Dijo Heiji apoyando ambos brazos cruzados en la mesa, y con la mirada firme y agresiva.
La mujer de ojos azules y cabello rubio no cambio su expresión de sorpresa, ambos se conectaban de cierta forma extraterrestre, y cuando su objetivo era fijo, era más que un hecho que lo llegarian alcanzar. Ella sabia lo que estaba en juego, y aunque sus mentes eran las generadoras de las grandes ideas, la que impulsaban a estas eran en realidad sus corazones. "El poder del amor lo puede todo", salio una conclusión repentina de su cabeza, e inconcientemente surgio un nombre "Akai". Antes de que sus ojos se cristalizaran, respiro hondo, y adopto la actitud de aquellos jovenes. "Cuenten conmigo", salio de su boca con aires de venganza y cansancio.
Era un nuevo dia, el sol brillaba y era una lastima que no pudieran disfrutarlo. Apenas despertaron bajaron a preparar el desayuno, era una sensación extraña ser solamente dos personas en el comedor. Comunmente Ran estaba acostumbrada a cocinar para tres o más, pero esta vez solamente eran dos. Por su lado Kazuha odiaba el aire a encierro, puertas y ventanas cerradas, ningun tipo de ruido, ausencia de televisor, computadora, teléfonos, e incluso radios. Lo que si habian eran libros, libros por todas partes, pero siendo sinceros ¿en un momento como ese, quien se podria concentrar en la lectura? Encerradas, y con impotencia. Recorrieron cada rincon de la casa, unas cinco veces por lo menos, y a penas comenzaba el dia. ¿De quién habia sido la estupida idea de levantarse temprano en la mañana? Si se quedaban sentadas por lo menos tres segundos, sus mundos se derrumbarian y se volverian locas. En esos momentos en donde ambas habian decidido hacer un sexto recorrido de la casa por separado, accidentalmente se toparon frente a frente. Se miraron con desconcierto, y luego con decisión. " Aqui estaran bien, tienen todo lo necesario para estar unos dias, aunque siempre el camuflaje ayuda en momentos de supervivencia" habia dicho extrañamente el viejo mayordomo, y luego se preguntaron telepaticamente el porqué la madre de Shinichi les enseño algunos de los trucos que ella utilizaba para dizfrazarse. Sonrieron, eran mujeres con todo lo que aquello implica, no simples damicelas, y aunque permanecer allí era una prioridad y una orden de Kudo, no seria saludable para ellas estar encriptadas.
- Kazuha...-Hablo Ran.
- Debemos hacerlo...- Sonrio Kazuha.
No puede ser que escriba capitulos cada vez más cortos T.T Con poco digo mucho, o con mucho decia mucho... Agh! ya no sé... Disculpen por el poco romanticismo y todo lo demás. Que pesimista estoy u.u, debe ser la culpa por dejarlas/los sin avances por mucho tiempo. Aunque es un capitulo clave..., tengo que admitir eso... Saben que cualquier elogio o tomataso, es bien recibido :) Buen dia a todas!
