Su pecho dolía, los latidos se corazón retumbaban en su cabeza y la respiración era imposible. Sabía que en cualquier momento se convertiría en Conan. El pensar en cómo actuar en ese momento se le hacía imposible, era todo un riesgo seguir con el plan de las dos maneras, tanto como Shinichi como su versión miniatura. Aun así, no era que pudiera decidir, seguir como Shinichi seria cambiar de rumbo y desviar la misión, aunque eso ya importara mierda… Tenían a Ran… Pero llegar a rescatarla como Conan implicaría revelar su secreto a quien justamente lo estaba ocultando… ¿Eso importaría ya? ¿Al fin y al cabo todo terminaría descubierto de una vez por todas? ¿Ya llegaría el fin de todo este horror que comenzó en un parque de diversiones? El apotoxin era un veneno de tortura infinita, y en momentos inoportunos como esos, en donde empezaba a actuar, era cuando más creía que también llegaba a afectar su mente.

Se aferró un poco fuerte al tronco de su amigo mientras éste conducía, sabía que el dolor solo era un aviso sobre la lucha interna que hacían las drogas, por hacer sus respectivos efectos. Aun tendría tiempo por conservar su bendito cuerpo de 17 años, y debía aguantar… por lo menos hasta encontrar a Ran…

Heiji entendía que su amigo en cualquier momento volvería a ser el enano de cuatro ojos de siempre, le traía mala espina esto, porque a pesar de que no había visto una transformación en vivo y en directo, esos síntomas pre-transformación eran mucho más fuertes de lo común. Sabía que esa niña tenía varios prototipos de antídoto en la casa de profesor Agasa, aunque sería riesgoso ir por unas cuantas píldoras a la residencia del inventor. Además había otras cosas en juego, ir con Shinichi era el plan principal aunque todos sabían que se podría transformar en Conan, nadie dijo nada al respecto. Se sintió molesto al no pensar en aquello durante su charla con Jodie-Sensei, estaba de algún modo influenciado por su preocupación hacia las chicas, que de alguna manera olvido salvaguardar la vida de Kudo. Algo idearía, pero primero tendría que saber cuánto tiempo quedaba hasta que vuelva Conan.

El viento pegaba fuerte por los rostros de los jóvenes, la velocidad con la que viajaban era la máxima, el tiempo no era algo que podían desperdiciar. Cuando encontraron la ciudad más cercana supieron a donde debían dirigirse, la fotografía que llevaba Ran celosamente en sus bolsillos tenía un chip rastreador. Desgraciadamente cuando se perdieron en el bosque, también se perdió la señal del chip, es por eso que fue difícil saber si las jóvenes estaban en la residencia. Una vez que localizaron el lugar, no perdieron tiempo en ir subirse a la motocicleta y salir. Por lo que indicaba el radar, irían a Imabetsu en la prefectura de Aomori, y si no se equivocaba irían a un famoso farol cerca de la costa. Por la época, no había casi turistas y se mantenía cerrado. Era perfecto para mantener cautivas a las chicas.

Hattori Heizo era un hombre frio, serio y tradicional, que obviamente tomada su trabajo en enserio, a comparación de Kogoro, estaba acostumbrado que su hijo metiera sus narices en peligrosos casos más de la cuenta... Era muy rudo con él, cuando jugaba al detective, aunque ambos sabían que tenía grandes capacidades para las deducciones, las suficientes para que todos en el departamento de policía de Osaka les tuvieran respeto. Pero como padre siempre quiso a su hijo fuera de peligro verdadero, tenía mucho tiempo por vivir y enfrentar sus verdaderos problemas, y por eso no se permitía el hecho de que caminara en una cuerda floja todo el tiempo.

Había sido llamado por aquella persona antes de la reunión con la central de policía de Tokio. Ordeno pasar la llamada para otro momento, pero la persona que lo solicitaba era insistente con que era de suma urgencia, así que decidió atender. No recibió mucha información del porqué y para qué, pero había acordado un encuentro después de la reunión…

No dijo nada durante la investigación con el inspector Megure, la reunión era de suma discreción. Llego al lugar solo, aunque a un par de cuadras se mantenían en guardia Sato y Takagi en el convertible rojo. Esperaba cualquier cosa de aquella reunión, aunque sabía que si quería seguir viendo a su hijo tendría que asistir. Cuando menos se dio cuenta, la persona que lo había citado estaba enfrente de él.

Era difícil sentirse cómodo en el barco mientras viajaban al sitio donde se encontraban las chicas, Kudo no hablaba y tampoco comía desde hace días. Lo había escuchado una vez decir una frase de Sherlock sobre algo del estómago vacío y su relación con pensar mejor. Tenía miedo que el apotoxin y la falta de nutrientes tuvieran relación también.

Deseaba con todas sus ganas poder sacar la tensión que tenia en sus musculos, dejar de desvelarse por las noches y sentir que la expresión de su cara se relajaba. Todo esto lo estaba matando. Eso y estar velando por la seguridad de las chicas. Pero si alguien la estaba pasando peor era Shinichi.

- Oye, ¿En que estas pensando?

- En mantener la calma.- Dijo Shinichi mientras se tomaba el pecho con dolor.

- El apotoxin, ¿No es cierto? .- Dijo preocupado.

- No temas…- Dijo con una media sonrisa adolorida-. No creo….- Cada vez costaba más pronunciar las palabras-… Que me transf/. Shinichi se desmayó.

- Entienda Inspector, que por su rango le he conferido esta información…- Dijo la persona enfrente de él-. Pero por ser padre de uno de los implicados, yo no le hubiera dicho esto….- Tomo un sorbo de café antes de seguir.- Sin embargo, su ayuda servirá.

- De eso no tengo duda….- Hablo el padre de Heiji-. Tiene que entender que para mí es mejor estar involucrado, si es que se trata de mi hijo y de la hija de mi mejor amigo.

- A la perfección, y aunque creo que los demás padres piensan igual que usted, creo que sería un gran peligro que lo supieran.

- Es cierto, no puedo ignorar aquello…- Dijo con seriedad.

- Por eso la importancia de su rol en esto.

-Si…

Su boca estaba seca, su corazón agotado y cuando se dio cuenta de lo que ocurría, su mente se alarmo. Empezó a tocarse el cuerpo y verificar si las cosas aun iban a su favor, aún era Shinichi. Se levantó de la cama aliviado y sorprendido, cuando se desvaneció lo último que pensó fue que se convertiría de nuevo en Conan. Pero allí sentado, en lo que parecía una enfermería, se encontraba con su cuerpo de adulto, solo y con suero corriendo por sus venas. Entro Heiji inmediatamente, con mucha comida entre brazos, lo primero que hizo fue depositarla en cama.

- Listo… acá tengo ramen, café, jugo de naranja… no sé que es esto, pero se ve bueno…- Dijo concentrado en la comida.

-Heiji…- Dijo aun sorprendido-. ¿Qué es esto?

- Esto… cabeza hueca.- Dijo dándole un pequeño puñetazo en la cabeza-. Es comida… Algo que dejaste de conocer hace semanas.

- Pensé que me transformaría en este lugar….

- No, tuviste una descompensación por falta de alimento… Ahou- Le dijo aun con actitud de madre regañona.-. Ahora tienes que comer ramen… Es lo más sano que podrás comer hasta que dejes de necesitar suero…

- P-Perdón por las molestias…- Dijo con un poco de culpa.

- Este bien… - Lo miro con un poco de compasión-. Yo también pensé que volvería el enano cuatro ojos, me alegro que solo fuera esto…

- Supongo que dejar la comida como prioridad fue ir un poco al límite…- Se tomó la nuca con pena.

- ¿Un poco?- Cuestiono Heiji aun como una madre-. Bueno, es hora que comas algo de verdad. No falta nada para llegar.

- ¿Hattori…?.- Lo miro como si le preguntara algo que no quería decir en voz alta.

- No sé...- Contesto Heiji con resignación.

Llegaron al puerto sin mucho que contar, Shinichi se alimentó como correspondía y fueron al lugar donde estarían las chicas. Ya la noche estaba entrada, la oscuridad solo resaltaba la llegada del barco y del pequeño faro que iluminaba el camino… Ambos detectives subieron sus capuchas para mantenerse encubiertos, apenas en tierra firme sabían dónde debían dirigirse. El satélite dejo de brillar no muy lejos del faro, mejor dicho estaba casi adentro de él. Entonces con sigilo y a juego con la oscuridad de la noche, se internaron por lugares donde nadie, ni siquiera los guardias los verían. Parecía algo incoherente que un almacén, cerca de un faro, con la llegada y salida de tanta gente en el puerto, fuera el lugar escogido por unos malhechores para esconder a dos chicas. Pero eso el satélite indicaba eso… A un par de metros parecía un lugar normal, no muy grande y hasta abandonado.

Luego de revisar el perímetro para cerciorarse de que no había nadie vigilando, se acercaron para mirar cuidadosamente por la ventana. Heiji de golpe se levantó con rabia, pateo la puerta y sin ser alcanzado por Shinichi, confirmo lo que vio…

Nada, ni nadie…

Bueno... Calculo que serán un par de capítulos más y terminamos con esta historia. Gracias por apoyo en estos años... y pensar que pensaba terminarlo en una semana... Espero que les guste, no es un capitulo romántico... pero vamos en esta recta final... Estoy comprometiéndome a mejorar mis historias, a hacerlas más interesantes, veo por ahí series, leo libros y me doy cuenta de lo tanto que me falta por aprender y superar... En lo que pueda terminare... Espero que sean un par de meses para el proximo capitulo... Tengo finales que dar... pero eso ya es otra historia trágica.