A la mañana siguiente, Kenji le pidió permiso a Hiko para ir al Aoiya junto a su padre para encontrarse con su madre. Hiko solo soltó un gruñido como aprobación, pero recordándole a Kenji sobre cuán duro tendría que entrenar una vez hayan terminado sus asuntos en el Aoiya. Kenji se estremeció mentalmente. Sabía que su Sofu no se la haría fácil después de haber dejado el entrenamiento por un mes.
Los dos pelirrojos llegaron al Aoiya para la hora del almuerzo. Kaoru Himura ya estaba esperando frente a la puerta de la entrada, viéndose hermosa con su kimono azul. Kenji a veces se preguntaba cómo su madre parecía saber cuándo su padre regresaba a casa en Tokio. Cuando Kenji vio la mirada suave de su padre, entendió la profundidad de sus sentimientos por su madre. El vínculo entre ellos era tan profundo que su madre podía predecir su llegada. Kenji esperaba poder experimentar eso algún día con la mujer amada.
- ¡Kenshin! ¡Kenji!
Ambos pelirrojos sonrieron y Kaoru se acercó a su marido, recibiéndolo con un largo abrazo. Kenshin, por supuesto, le devolvió el abrazo con amor. Kenji normalmente ponía los ojos en blanco cuando veía esas manifestaciones de afecto entre sus padres, pero esta vez solo sonrió. Después de conocer la historia de la infancia de su padre, empezó a tener otra perspectiva de él; tal y como su madre le había dicho.
Kaoru lo libero de su abrazo y se dirigió a su hijo. Kenji sonrió levemente y Kaoru lo envolvió en un abrazo. Kenji cerró los ojos, disfrutando el abrazo de su madre. Cerró sus brazos alrededor de la delgada figura de su madre y escondió la cabeza entre sus cabellos. Kenji sabía que estaba actuando como un tonto, porque ya no era un niño. Pero, en ese momento, solo quería ser abrazado por su madre.
- Madre, te extrañé, - dijo Kenji en voz baja.
Kaoru rio por lo bajo y acarició la cabellera de Kenji antes de soltarlo. Los ojos de su madre estaban empañados, pero su alegre sonrisa hizo que el humor de Kenji también se volviera alegre. No había dudas sobre la devoción que su padre le tenía. La sonrisa de su madre podía curar cualquier dolor.
- Oh, Kenji…¿cómo estuvo tu viaje? Espero que tu padre no te haya presionado mucho.
Kenji se encogió de hombros. - Fue genial.
- ¡Himura! ¡Kenji!
Kenji sonrió y se inclinó ante la persona que vio sobre el hombro de su madre. - Misao-oba-san.
La shinobi sólo sonrió y tomó la mano de Kenji. - Vamos. Entremos a comer. Tienes que contarme todo sobre tu viaje.
Kenji no pudo hacer nada, excepto decir, - ¿Oro?
Kenshin y Kaoru sonreían a Misao mientras arrastraba a su hijo al Aoiya y entonces Kaoru miró a su marido. Los ojos violetas de él brillaban mientras le tomaba la mano a su mujer y le besaba el dorso.
- Tadaima, koishii, - dijo Kenshin con su voz profunda.
Kaoru le regaló una brillante sonrisa y el corazón de Kenshin quedó golpeado de tanto amor. - Okaerinasai, anata.
Cuando Kaoru enlazó su brazo con el suyo, las palabras de Kenji sonaron en la mente de Kenshin.
El hoy es un regalo. Es por eso que se llama 'presente'.
Un regalo y también felicidad para Kenshin. Kenji tenía razón. Aún si hubiera sobrevivido al Bakumatsu y continuado su vida sin Kaoru, no habría sido feliz como en ese momento.
Y, Kenshin prometió hacer de su esposa y su hijo felices por siempre.
-Owari-
Final de la tercera parte de "Las Crónicas de Kenji". ¡Pronto se viene la cuarta y última!
kaoruca muchas gracias por tus palabras y tu apoyo en esta historia. Me alegra que lo estés disfrutando. También te deseo unas muy Felices Fiestas!!!
