PROLOGO
¿Hasta qué punto se puede llegar a ser la dulce, tierna y tonta? ¿Qué es preferible? ¿Ser la chica dulce y buena o la frívola y mala? Déjenme decirles algo, hay veces que pagan los que no deben.
Yo era la dulce y buena Isabella Swan, que a mis 27 años podía decir que tenía una carrera profesional como arquitecta y como cantante. Amaba subirme a un escenario, cantar mis canciones o covers que a veces conseguía, tanto como amaba tener un plano arquitectónico entre mis manos, o una simple hoja y un lápiz…tanto como lo había amado a él.
Y es que a veces los planes no surgen como quieres, en algunas ocasiones el hombre en quien confías te dice que te odia, o que odia tu forma de ser. Terminas convirtiéndote en una mujer que catalogan como mala y frívola, aunque por dentro desees gritarle al hombre que conociste cuando tenías 15 años, del que te enamoras, con el que te casas, que lo amas mientras él tiene la mirada perdida en su Ex, esa mujer que lo abandono días antes de casarse en un supuesto ataque de pánico mientras se miraba vestida de novia y que regreso dispuesta a recuperarlo, esa que no puedes odiar porque existe un gran secreto que solo tú sabes.
