Disclaimer: Solo los personajes pertenecen a S. Meyer. Esta historia es totalmente mía.

Capítulo beteado por Manue0120, Betas FFAD; www facebook com / groups / betasffaddiction.

PRINCESA.

Capítulo 1.

Camino con dificultad en dirección a mi casa, por desgracia mi coche se encontraba descompuesto, así que me vi obligada a utilizar el transporte público. Otro problema es que tu novio se encuentre de viaje y no puedas pedirle que pase por ti.

Con esfuerzo abro el portón de mi casa, maniobrando entre todos los papeles entre mis manos, debido a que el césped se encuentra mojado. A todo esto, supongo que se preguntarán: ¿quién es esta? Me presento: soy Isabella Marie Swan, tengo 27 años y vivo con mi madre en Toluca, Estado de México. Tengo una hermana, pero esta voló a abrirse camino y vive en Los Ángeles, California. La extraño, es mi loca otra mitad; aunque tengo a mis dos mejores amigas, Margarita y Monserrat.

Mi madre, Renée, es un amor de mujer. Estudió gastronomía, más no pudo ejercer su carrera. Ella resultó ser una romántica empedernida, se ha casado dos veces. La primera con mi padre, Charlie, pero meses antes de que yo naciera él se fue y solo envió los papeles del divorcio. Dos años después conoció a Phil y meses después se casaron; para el día que yo cumplí tres años, nació mi pequeña hermana Rosalie. Desafortunadamente, dos años después Phil y mi madre se divorciaron, y aunque él siempre ha estado pendiente de nosotras, a mi hermana le dolió mucho su separación. Actualmente trabaja en una pequeña cafetería en la parada de autobús cerca de la casa, donde elabora los postres del lugar.

En algún momento, Phil me explicó que el problema no era mi madre; al contrario, fue él quien nunca supo comprenderla. Al día de hoy todavía se cuestionan si mi miedo a ser lastimada es debido a su separación. Cosa de la cual no estaba completamente segura.

Tiro los papeles sobre el sofá y voy a la cocina a tomar agua y buscar a mi madre. Al no encontrarla, recojo todas mis cosas y me dirijo a mi recámara, donde los vuelvo a tirar sobre la cama. Sé lo que están pensando, soy una desordenada de lo peor, y lamentablemente es cierto. Siempre recojo mi mesa, pero termino tirando cosas de nuevo.

Me encamino a la habitación de mi madre, al entrar la encuentro mirando una fotografía. No necesito mirarla para saber cuál es, aquella que nos tomamos mi hermana y yo la navidad antes de que viajara a los Ángeles, hace cuatro años. Rosalie tenía 20 y yo 23. Tenía grabado sobre el marco Las Swan con pintura inflable.

—Ya llegué —anuncié suavemente, observé cómo mi madre se secaba las lágrimas derramadas—. ¿Por qué lloras? ¿Llamó?

—¿Cómo te fue? —inquirió mientras negaba en respuesta a mi pregunta. Mi hermana nunca llamaba, sabíamos que estaba bien por algunos correos que enviaba de vez en cuando.

—Bien, tengo varios contratos qué leer, posibles proyectos.

—¿Aun no te reparan el coche? —continúa girándose. Yo negué con la cabeza y abrí mis brazos para abrasarla, a lo que me correspondió y después me soltó—. ¿Ya comiste? Te estaba esperando para comer.

—Entonces vamos. —Sonreí y la tomé del brazo—. Dentro de un rato vendrá Alice, según ella hay proyectos que resolver.

—No sé qué harías sin ella. —Rio.

—Sinceramente yo tampoco. —Reí junto con ella. Alice se había convertido en otra hermana para mí, era mi mejor amiga; la persona que más confianza le tenía además de mi madre, y también era mi manager. La había conocido cuando estaba en la preparatoria, siendo polos totalmente opuestos y a la vez tan iguales. Ella era una chica aparentemente introvertida. No era aceptada por los demás y siempre permanecía alejada.