CAPITULO 5

Me miro en el espejo de cuerpo completo que hay en mi vestidor y sonrió. Con mi nuevo corte de pelo, el tinte, mi vestido rojo y tacones negros, me veo muy bien. De nuevo me obligo a maquillarme, aunque me cuesta trabajo, intento verme bien.

-¿Isabella?- pregunta mi madre a mis espaldas, le sonrió- ¿Qué te hiciste, hija?

-un pequeño cambio de look- vuelvo a mirarme en el espejo- me gusta

-creo que tenemos diferentes opiniones sobre a lo que "pequeño" se refiere.- sonríe un poco cuando piensa que no la veo.

-me coloque el tinte desde anoche- sonreí levantándome de mi tocador- por eso ya no baje a cenar, no quería que lo vieras.

-te ves bien, extraña, pero bien- sonríe misteriosamente.

-¿sucede algo?- pregunto mientras me acomodo mi vestido rojo.

-me gusta cómo te ves- se encoge de hombros- por cierto, antes de que se me olvide, te llamaron.-la miro y veo un extraño brillo en su mirada.

-Vamos mami, no me engañas, no se te iba a olvidar decírmelo- sonríe mientras sale del vestidor.- deja de hacérmela de emoción y dime.

-tuviste dos llamadas- se sienta en mi cama y yo me cruzo de brazos frente a ella- la primera de Tanya, dijo que la tienes muy abandonada- sacudo la mano restándole importancia y ella vuelve a sonreír- la segunda fue de Emmett, según me dijo, lo llamaste pero estaba en una cirugía.

-Si- sonrió y me acerco a tomar mi saco blanco con el escudo de la empresa- he decidido reestablecer mi comunicación con él, lo llame para invitarlo hoy a comer pero no lo encontré.

-puedes llamarlo de nuevo antes de irte- ruedo los ojos y la miro- vamos, sé que no estas para romances, y también sé que él nunca te ha interesado como hombre, pero me parece bueno que estés rodeada de amigos, que te quieren.

-claro- sonrió y comento con ironía- y que me reprochen por tener depresión.

-oh! Hija, sabes que ella te quiere y que en ningún momento lo ha hecho con intensión de hacerte sentir mal- replica mi madre sin que yo le diga de quien hablo.

-puedo saber ¿Cómo es que sabes de quien estoy hablando?

-Alice es como otra hija para mí, la conozco desde hace muchos años- me mira fijamente.

-¿sucede algo?- pregunto y ella sacude la cabeza- sabes que puedes decirme lo que sea.

-no deseo mover las cosas de como están, de todos modos, lo que no te diga yo, te lo dirá Emmett, si no se la pasa lo que nadie ve, menos lo obvio.

-pues si es tan obvio, dímelo.

-primero te diré otra cosa, antes de que te enfades y terminemos peleando.

-¡Mama!- reclamo enfadándome.

-¡ves! Ya te enfadaste- mueve la cabeza, toma mi bolsa y a mí del brazo y nos dirige hacia las escaleras.- me ofrecieron trabajo.

-¿de verdad?- asiente y nos detenemos a mitad de las escaleras- ¿de qué? Cuéntame

-vamos a desayunar y te cuento, porque he decidido aceptar- sonrió y continuamos nuestro camino. Nos sentamos a la mesa donde el desayuno ya está servido.

-cuéntame, no me hagas de emoción.- pido mientras me sirvo un poco de fruta, todo bajo la fuerte mirada de mi madre que sigue cada uno de mis movimientos, según ella, disimuladamente.

-acaban de abrir una cafetería cerca de aquí, en la parada de autobús- comienza- Louise, la dueña, me ha invitado a trabajarla con ella, junto con otro vecino, Marco y le he dicho que sí.

- y que puesto desempeñaras- tomo la jarra de jugo- deja de mirarme, me estas poniendo de nervios.- quiero decirle que me está enfadando, sin embargo, sé que lo único que hace es preocuparse por mí.

-Marco será el mesero, como le dicen, "y ve me"- suelto una carcajada y la miro, me llama la atención que mientras yo le pregunte por ella, me habla del vecino, a pesar de todo, decido callar- yo seré cocinera, hare pasteles y postres.

-te voy a decir algo pero te pido no me veas con tus ojitos de borrego emocionado- asiente- tengo antojo de tu flan napolitano con queso crema- me hace reír como esconde su cabeza bajo la mesa para que no vea la emoción en sus ojos.

-tú ya no tienes depresión. Eso ya paso.- murmura mirándome fijamente. En ese momento se me borra la sonrisa y todo lo bonito se me olvida- me levanto y tomo mi bolso- decídete de una buena vez a olvidarte de ese hombre, hazlo y serás feliz- se levanta de la mesa y camina hacia la cocina sin mirarme. Yo me doy la vuelta molesta y salgo sin decir palabra.

Me pone de nervios ver como todo el que pasa junto a mí, al llegar a la empresa, me observa, esta mañana mi humor ha tenido altibajos y temo que será mi asistente de nuevo quien me la pague, no obstante, esta permanece sentada en su escritorio, leyendo lo que supongo son los contratos, a su lado una taza de café. Cuando me ve pasar junto a ella, se levanta y me sigue sin decir palabra.

-buenos días- la saludo mientras tomo asiento, ella asiente.- dime que tenemos para hoy.

-tenemos la lectura de tres contratos que le urgen a la jefa- asiento- además quiere que después de la hora de comer haga una visita a una obra. Dice que no es urgente.

-Hoy leeremos los contratos pendientes- ella anota- quiero que llames a Alice y le digas que hoy a la una de la tarde quiero ver los avances de los bocetos a presentarse. Dile a la jefa que mañana a primera hora iré a ver la obra, no he traído el uniforme de obra, también baja a recursos humanos y pide dos uniformes de obra para ti, uno lo vas a dejar aquí y lo vas a dejar en el vestidor- le señalo una puerta- el otro lo vas a traer mañana puesto y me vas a acompañar.

Asiente y me relaja que esta menos parlanchina que el día anterior, me aturde su voz.

-Has eso mientras hago una llamada y después leeremos los contratos.

-Desea algún café- me pregunta y yo niego- ¿algo más en que pueda ayudarla?

-no, eso es todo, retírate- observo como me mira fijamente.- ¿sucede algo?

-a riesgo de que me grite- sonríe mientras yo enarco una ceja- se ve usted muy bien- sin esperar respuesta sale corriendo y yo niego divertida mientras tomo el teléfono y llamo a Emmett.

Camino en dirección al hospital, suspiro y me tomo unos minutos para ver el enorme edificio. Tenía poco más de año y medio que no me acercaba por aquí. Mi amigo es un niño en el cuerpo de un gran hombre. A Jacob siempre le molesto mi amistad con él, se excusaba diciendo que no veía nada con seriedad y que lo ponía de mal humor. Emmett es un hombre que siempre está jugando, o bromeando, por algo es médico pediátrico. Es un hombre bastante extraño. Tiene ese don para ver a través de las personas, te saca todo a base de sus bromas y al final encesta un golpe final diciéndote lo que descubrió. Si soy sincera, de alguna manera Jacob fue esa excusa para alejarme de él, pues a mí también me ponía nerviosa.

Poco después de que deje de verlo me llamo y me dijo que se iba para los Ángeles, había un caso especial con unos niños inmigrantes, de extremos bajos recursos y estaba dispuesto a dejarlo todo con tal de ayudarlos, sin cobrarles un solo peso. Aún recuerdo que me pido tuviera cuidado con Jacob, pues según él, me ocultaba algo importante, que eso ocasionaba que se pusiera de mal humor.

Supe que hace un par de meses regreso, feliz y triunfante pues los niños ahora estaban sanos y felices. Así que hoy me decido a reunirme con mi amigo, como dice mi madre, lo mejor es que este reunida de amigos.

Subo el elevador intentando no desesperarme con la cancioncita que suena de fondo, me desespera tanto que en cuanto se abren las puertas, salgo de prisa, sin fijarme. Lo siguiente que siento es un choque tan fuerte que me hace caer sobre mi brazo, después un cuerpo, grande y fornido sobre mí, a pesar de todo, este se recompone rápidamente, se levanta y sale corriendo.

Al mirar solo veo a un hombre, de espalda ancha y cabellera castaño claro que sigue corriendo, tanto que vuelve a chocar con una enfermera, a quien alcanza a tomar por la cintura para evitar que caiga y vuelve a correr. Lo miro alejarse furiosa, mientras un muchacho, unos tres años menor que yo me ayuda a levantarme.

-¿se siente usted bien?- me pregunta amablemente y por alguna extraña razón, logra que me sienta mas tranquila.

-gracias, únicamente me duele un poco el pie y el brazo.

-permítame hacerle algunos análisis- niego con la cabeza y en ese momento veo a mi amigo dirigirse al mismo lugar que el mastodonte.

-¡Emmett!- el voltea y me mira como si no me reconociera.

-¿Isabella?- asiento y el otro chico me ayuda a sentarme en una silla- ¿Qué haces aquí? ¿Qué te paso?

-te cuento durante la comida- lo miro y el evita mi mirada- si te acuerdas que quedamos de salir a comer ¿verdad?

-creo que has despertado a la fiera- masculla el hombre que me ayudo a levantarme.

-disculpa- lo miro molesta y el me observa temeroso- despertó a la fiera el idiota mastodonte que me tiro, gracias.

Sin decir palabra se da la vuelta y se va.

-perdóname amiga- suspira Emmett- tengo una cirugía de emergencia, pero, espérame y vamos a cenar, ¿te parece?

-¿a cenar?- pregunto atónita- son las 2 de la tarde.

- si te parece mejor regresar, adelante.

- De acuerdo- lo miro mover los pies y ruedo los ojos- antes de que salgas corriendo, no corras, no te conviertas en un idiota mastodonte que atropella personas.

-esa historia la tengo que escuchar- masculla mientras camina a prisa.

Horas después regreso y de nuevo la música me parece fastidiosa, sin embargo, esta vez, trato de no salir corriendo.

-así es como se sale de un elevador- masculla la voz de un hombre mientras camino en dirección a la sala de espera. Me doy la vuelta y me encuentro con una cabellera castaño claro desordenado.

-Le voy a dar un consejo, aunque no me lo ha pedido- le hablo a su espalda- sea lo suficientemente hombre para decir las cosas de frente. – se dio la vuelta y ante mi estaba un hombre bastante…bien. Era alto, pómulos marcados, boca grande y labios gruesos, sus ojos castaños me miraban con diversión.

-¿ya termino de analizarme?- pregunto divertido- estas son las facciones de un idiota mastodonte.

-al menos acepta que lo es.

-esta es la segunda vez que la veo por este piso- murmuro rascándose la barbilla- acaso su hijo está enfermo.

-estoy buscando a Emmett- en ese momento su gesto risueño cambio, sus facciones se hicieron duras, miro al piso y lentamente fue subiendo la mirada, analizando cada parte de mi cuerpo.

-oh! Mira, Isabella.- Dice Emmett antes de que mi mano pueda llegar a la mejilla del hombre.- te presento a mi mejor amigo, Edward Cullen- mi amigo se da cuenta de que algo sucede entre el tipo y yo- aunque creo que ya se conocían.

-¡claro!- contesta Edward con una sonrisa sarcástica- si es la muñequita de porcelana

-por supuesto- respondo con una dulce sonrisa- ¡si es el tipo que se cree jugador de futbol americano!

-usted es la que no se fija por dónde camina- me reprocha

-y usted el que nunca ha escuchado que en un hospital nunca se debe de correr

-¡usted es quien salió corriendo del elevador!

- y usted el que debería poner el ejemplo- contraataco y se queda callado.- y que además, mínimo, se dice "disculpa" cuando se atropella a un ser humano.

-y ustedes dos se les olvida que están dando un show a mitad de un corredor de hospital- comenta Emmett, ambos lo miramos y el intenta no reír a carcajadas.

Yo me giro y me cruzo de brazos con gesto de molestia.

-oye amigo- dice Edward- ¿Quién es tu amiga? ¿Una mujer de…40 años o una niña de 5?

-¡yo no tengo 5 años!- me muestro sumamente ofendida- usted debe hablar de una persona de 40 años, porque son los que usted debe de tener. Vea sus expresiones de amargura.

-chicos- interviene Emmett con una mirada que no da derecho a réplica- basta

-perdona Emmett, pero yo no soy la que barre con la mirada despectiva a la gente.- este voltea a ver a su amigo en busca de una explicación, ellos se comunican con la mirada.- Lo mejor será que yo me vaya, creo que estas bastante ocupado.

-Isabella- miro a mi amigo pero él está mirando a Edward- es una muy buena amiga, con la que perdí contacto hace tiempo y que hoy hemos decidido cenar juntos, es solo eso, mi amiga. Si me das unos minutos, amiga, voy por mi saco.- Emmett se retira y yo me dispongo a seguirle cuando Edward me detiene tomándome del brazo.

-Mis disculpas señorita- musita Edward mirándome fijamente- lamento haberla confundido.

-disculpas aceptadas-musito mirando su mano, con la intención de que me suelte.

-espero me permita invitarla a cenar, para que vea que mis padres educaron a un buen hombre.

-no es necesario- jalo mi brazo- si Emmett lo considera su amigo, debe ser por algo.

-insisto bella dama.

-hola bella damisela- murmura acercándose el chico rubio que me ayudo a levantarme, en ese momento me doy cuenta del parecido entre él y Edward.

-hola caballero- sonrió- sería tan amable de decirme su nombre.

-Oh! Claro- se golpea con la palma de la mano la frente con fingida expresión de dolor y después me la extiende- mi nombre es Jasper Cullen, soy hermano del idiota mastodonte.- en ese momento me doy cuenta de que fue el quien le dijo del apodo.

-hágame el favor de no repetirlo o me veré en la necesidad de golpearlo hasta que el apodo salga de su cabeza.

-sigues siendo el mismo monstruito agresivo de la preparatoria- exclama Emmett a mi lado y yo le suelto un golpe con el codo en las costillas- auchh.

-nos vamos o esperas que la princesa vuelva a esperar.

-vamos princesita- musita con burla y después se gira hacia sus dos amigos- nos vemos mañana.

-Señorita- me llama Edward y me mira, recordándome su petición. Yo me ruborizo y asiento bajo el escrutinio de los otros dos hombres. Abro mi bolso y saco una tarjeta, con mi nombre y número de teléfono y se lo entrego.

Las puertas del elevador se abren y mi amigo y yo entramos en completo silencio. Mi amigo permanece en silencio aunque por el rabillo del ojo me observa. Sé que su silencio no durara mucho, aunque me pone nerviosa el saber que me está analizando.

En silencio me dirige hasta su coche, un mercedes Benz-2011, azul. Me abre la puerta y mientras me pongo el cinturón de seguridad, él le da vuelta al coche y entra.

-¿Cómo has estado?- pregunta mientras sale del estacionamiento.

-bien- musito- Jacob y yo terminamos.

-¿y eso?

- el decidió que termináramos, se fue de la ciudad.

- y la música ¿Cómo vas con eso?- me alegra aunque me desconcierta el cambio de tema.

-actualmente lo tengo detenido- suspiro- ahora estoy totalmente metida en la arquitectura, hay mucho trabajo en la constructora.

-¿poco personal?- asiento- hace algunos días escuche que cancelaste unas presentaciones, según en el periódico, tu serias demandada.

-se remunero el dinero.

-¿te importa si cenamos comida china?

-se me antoja una pasta de comida italiana y un buen vino.

-¿quieres comida italiana?- asiento y el cambia el rumbo- te llevare por una buena comida italiana.

En silencio manejo hasta una pizzería, tenía unas lindas terrazas.

-dijiste que iríamos por comida italiana

-oh! Vamos, dejare las finas comidas para el día que salgas con Edward- lo miro atónita- ¿creías que no me había dado cuenta?

-eso no es de tu incumbencia- murmuro mientras sale y da la vuelta para abrirme la puerta. Después me ofrece el brazo y caminamos hacia la pizzería mientras el ballet parking se lleva el coche.

-Vamos a comer una buena rebanada de pizza, porque tenemos mucho que platicar, de la vida de ambos.

Entramos y nos acercamos hacia las terrazas, y rápidamente veo como una mesera se acerca a nosotros con unos menús. Entonces me doy cuenta de que mi amigo frecuenta mucho ese lugar.

-muy buenas noches Emmett- lo saluda la mesera- buenas noches señorita, que desean ordenar.

-Dejémonos de protocolos- pide mi amigo- a mí de tomar me traes una coca-cola fría y una pizza mediana, mexicana y…

-¿una pizza mediana para ti solo?- pregunto atónita y mi amigo asiente.

-no esperaras que te comparta de la mía, pide lo que quieras. ¿Sigue siendo tu favorita la pizza de champiñones?

-¿tienes pizza con dedos de queso?- pregunto a la mesera y esta asiente.

-esperen- interrumpe mi amigo- ¿Qué son los dedos de queso?

-tráenos por favor, dos pizzas mexicanas, medianas con dedos de queso- anota la chica- y también quiero una coca-cola.

-Está bien- sonríe y se retira. Antes de que mi amigo diga algo aclaro

-Me sorprende que tú, precisamente tú, no sepas que son los dedos de queso. No te pienso decir, lo descubrirás.

-Edward no es un mal hombre- explica antes de diga algo mas- al contrario es bastante noble, es solo que en el amor no le ha ido bien.

En ese momento la chica regresa y deja los dos refrescos sobre la mesa, después se retira en silencio.

-¿Cómo es que estamos hablando de tu amigo, cuando me dijiste que teníamos muchas cosas de que hablar?

-Me case- confiesa y quedo en shock- por desgracia mi esposa no ha sido la mejor mujer del mundo.

-Emmett…-

-La conocí en mi viaje a los angeles, es una mujer preciosa, de sobra esta decir su nombre porque a mí me dio uno y veía que una amiga de ella, la llamaba por otro.

-¿Ósea te casaste con ella y no sabías su nombre real?- asintió

-nos casamos en las vegas- sacudo la cabeza, no entiendo nada- ¿Qué sucede?

-no estoy entendiendo absolutamente nada

-nos conocimos en mi viaje a los angeles- ruedo los ojos, eso ya lo dijo- ella creció con su madre y su hermana, sus padres se divorciaron cuando ella era una bebe. En ese momento trabajaba como secretaria en una empresa de publicidad. Nos conocimos, nos hicimos amigos y dos meses después de que lo hicimos, por una indiscreción, ella se enteró que yo tenía doble nacionalidad.

-y te pidió que te casaras con ella- Continuo.

-A ella le ofrecieron un puesto como directora general creativa, pero necesitaba tener la nacionalidad estadounidense. Me pidió que le hiciera el favor, y yo pues enamorado, acepte.

-Entonces porque no te quedaste en Estados Unidos.

-nos casamos en las vegas y ella rápidamente ascendió al trabajo que quería. Las cosas comenzaron mal, ella vivía en los Ángeles y yo solo podía ir ahí de viernes a domingo por la noche, mi trabajo, estaba con la familia en florida. Ella no le gustaba eso, así que nunca vivimos juntos. Yo me hice la idea de que cuando yo viajara a México, ella regresaría conmigo, una idea ilusa, pero al fin y al cabo una ilusión.

-¿Qué sucedió cuando ese día llego?

-discutimos, me dijo que ella no estaba enamorada de mí y que solo me había pedido un favor, y que no iba a dejar sus sueños para convertirse en alguien como su madre o su hermana.

-quiero que me digas una cosa y que me seas sincero, ¿Cómo se llama?

-¿para que lo quieres saber?- pregunto- para que salga ese monstruito que tienes ahí y vayas y la golpees, sé que lo harías, así que no, no te lo diré.

-¿Edward lo sabe?

-Edward lo sabe, pero no te lo dirá, le tengo la suficiente confianza- suspiro- te agredió porque pensó que eras ella, nunca me ha visto con una mujer, lo único que hizo fue intentar defenderme como amigo.

-¿quieres que te confiese una cosa?- asintió- Tengo la muy grande sospecha de saber quién es esa mujer. Tú también tienes la misma sospecha que yo, por eso no me lo quieres decir.

-¿Qué te hace pensar eso?

-son demasiadas coincidencias- lo mire a los ojos- y hay algo que no me estás diciendo, nos conocemos Emmett, existe otra razón para que tú me ocultes la identidad de esa mujer.

-yo me encontré en varios ocasiones con Jacob- declara- todavía un mes antes de que yo regresara, te estoy hablando de hace 4 meses, lo vi, los vi hablando, no discutían, aunque tampoco los vi reírse.

-De nuevo me parecen demasiadas coincidencias y sigo sintiendo que hay algo que no me estás diciendo, no me gusta la verdad en trozos.

-Por ahora, es todo lo que puedo decir- inhalo y observe como la mesera se acercaba- llego el momento de cambiar de tema y conocer esos famosos dedos de queso.

-Lamento la tardanza- se disculpó la mesera y dejo ambas pizzas en cada lado – buen provecho.- se retiró mientras Emmett analizaba la pizza.

-¿qué es eso que tiene en las orillas?

-son los dedos de queso- con mis manos tome un trozo y mordí la orilla junto con un poco de pizza. Observe como el queso se salía del dedo y de mi boca- deja de mirarme así.

-¿sabes cuál es el momento en que una mujer pierde las pretensiones y se vuelve real?- enarque una ceja- en el momento en que la ves disfrutar de una rebanada de pizza como tú lo estás haciendo.

-calla- mordí mi rebanada de pizza- eres mi mejor amigo, creo que jamás lograría verte como hombre, asi que la pinta de princesita, contigo queda excluida.

-Ya hable yo- observe como cortaba su pizza, dejando los dedos de queso fuera- ahora quiero escucharte a ti.

-¿Qué estás haciendo?- pregunte mirando lo que hacía.

-los dedos de queso serán mi postre, no pienso desperdiciar un solo gramo de queso.- se encogio de hombros y segundos después hice lo mismo, dejando para el final mis dedos de queso.- ahora habla

-Lo siento pero lo único que escucharas por los siguientes minutos es como disfruto esta pizza.- mordí un poco más y después me decidí- Quiero hacerte una pregunta.

-Adelante-comió mientras me escuchaba.

- ¿Tu recuerdas a mi amiga Tanya?- pregunte y este solo murmuro un "aja" sin mirarme- ¿Qué impresión tienes de ella?

-¿en qué sentido?- pregunto- ¿Cómo persona o como mujer?

-ambas

-una bruja- enarque una ceja- no me mires así, esa mujer no es y nunca será de mi agrado. Esta loca

-No es técnico que un doctor se exprese así de una persona- le recrimine

-¿Qué es lo que quieres que diga? ¿Qué es una persona mal de sus facultades mentales? Esta loca. Punto- comió más pizza- Isabella, entre tú y yo no hay máscaras, nos mostramos tal y como somos, tenemos la confianza como para decirnos lo que sentimos. Tanya está enferma.

-¿Qué piensas de Tanya como mujer?- el solo rodo los ojos.

-es alguien que ni en mis más locos sueños voltearía a ver como mujer-siguió comiendo- la considero una de tus peores enemigas.

-¿enemigas?- el asintió- claro que no.

-mi opinión de ella como persona y como mujer, es que es alguien que debes de mantener alejada y en una botella de cristal. Esa mujer es veneno puro, una bomba de destrucción masiva.- Asentí

-Amiga me da mucha pena y a la vez no- enarque una ceja- vamos a dejar esto como la mitad de la cita, te invito mañana a comer, aunque lamento decirte que será comida de cafetería.

-Claro- murmure- ¿llevas prisa?

-Además de que yo ya termine de comer, una vecina tiene a su hijo enfermo y diario lo reviso antes de que este se duerma- después saco su cara de niño- aunque debo admitir que al terminar la revisión jugamos luchitas, siempre me gana

-tu nunca cambias- reí

-ni tu- miro mi plato- comes como tortuga

-¡claro que no!- mire su plato- ¿Cómo fue que terminaste tan rápido?

-y todavía me falta el café con el que mi vecina me paga- negué escandalizada, era un barril sin fondo.- te agradezco que me hayas enseñado lo que son los dedos de queso.

-entonces, ¿mañana?- pregunte y el asintió.

-no te hagas, tu no contaste nada- mire hacia la calle, llovía.

-de todos modos- dije a modo de explicación- debo regresar al hospital, he dejado mi coche ahí.

-hoy te llevo a tu casa y mañana lo recoges- rodé los ojos- vámonos.

quiero agradecer el apoyo que me estan brindando con esta historia,les dejo el link del grupo, ahi subo adelantos y fotos

groups/170399649984132/ o lo pueden buscar como "shoot for the moon"

gracias a Cary por tus reviews, me da gusto que te este gustando la historia