Disclaimer: Solo los personajes pertenecen a S. Meyer. Esta historia es totalmente mía.
Capítulo beteado por Manue0120, Betas FFAD; www facebook com / groups / betasffaddiction.
PRINCESA.
Capítulo 12.
POV ALICE.
—Quiero contarte algo —musitó Jasper mientras salíamos de la heladería. Le había mentido a mi jefa Isabella diciéndole que tenía que ir a ver unos materiales para bocetos, en cambio había ido a comer helado con Jasper.
—¿Qué sucede? —pregunté extrañada. Veníamos hablando sobre las miraditas nada discretas de Bella y Edward.
—Es algo que nadie sabe, ni mis hermanos, ni Emmett, nadie. —Enfatizó el nadie—. Es algo muy personal.
—¿Entonces por qué quieres que yo lo sepa?
—No lo sé, quizás porque siento la necesidad de que alguien lo sepa, para saber que es real.
—¿Qué sucede? —Comenzaba a preocuparme, quizás estaba enfermo.
—Tengo novia. —Sonrió—. Se llama Brenda y es enfermera del hospital.
—¿Qué? —pregunté confundida.
—Sí, mi hermano dice que nunca debemos tener ese tipo de relaciones con el personal del hospital, que da mala imagen, aunque bueno, él…
—Estás diciendo muchas cosas a la vez. —Interrumpí confundida—. Me estás hablando de un Edward con escrúpulos extraños, de una novia y de un secreto. No entiendo nada.
—Lo siento, es que estoy nervioso —dijo, lo cual lo vi como una piedra más en el tema. Me estaba poniendo de mal humor. ¿Por qué tendría que estar nervioso?
—Respira y trata de explicarte.
—Brenda es una linda chica, es enfermera del área de emergencias. Es muy graciosa y muy…
—¿Sabes qué? Cuando sepas exactamente lo que me quieras decir, me avisas —repliqué enfadada. Lancé el helado en un bote de basura a nuestro lado y me marché.
Me molestó un poco que viniera y me contara ese tipo de cosas, intimidades suyas, o tal vez me molestaba que yo siempre era la amiga pequeñita a la que todos acudían cuando tenían algo qué decir. Esa que nunca pasaba de la friendzone.
—¿Quién es tu artista favorito actualmente, Bella? —Escuché que le preguntó Jasper a Bella, aunque podía sentir su mirada fija en mí.
—Son muchos —respondió mi amiga—. Thalía y Rio Roma me encantan. Aunque escucho de todo.
—A mí me encanta Katty Perry —prosiguió Edward—. Aunque Adele también.
—Yo soy más internacional, amo a Shakira y a Marc Anthony —dijo Jasper.
—Como si alguien te hubiera preguntado —mascullé sin poder evitarlo.
—¡Mary Alice Brandon! —exclamó molesta Bella. No pude evitar rodar los ojos a pesar de que no me vio—. Discúlpate en este momento.
—¿Quién me va a obligar? —gruñí altanera para después salir del coche azotando la puerta. Comencé a caminar sin esperar a nadie, al contrario, anhelaba perderlos.
—¡Alice! ¡Mary Alice! —gritó Bella a mis espaldas. Apresuré el paso, más ella alcanzó a tomarme del brazo—. ¿No estás escuchando que te estoy hablando?
—¡Bella! —Miré a Jasper detrás de Bella—. Tengo que hacer algo y me llevaré a Alice.
—¡Contigo no voy ni a la esquina! —repliqué.
—No te estoy preguntando si quieres hacerlo —aseveró cerca de mi oído—, no termines de arruinarle el día a la que consideras tu mejor amiga.
Con esas palabras logró que me alejara de Bella y caminara a su lado. Me giré y pude ver el rostro preocupado de Bella junto con Edward a su lado.
Mi problema no era con Bella, sino con Jasper. Pero mi amiga se me acercaba demasiado e intentaba ayudarme y yo terminaba desquitándome con ella. No quería, no deseaba eso, era solo que ella estaba en el momento equivocado. Sabía que me estaba comportando de forma muy extraña, pero estaba muy molesta y quizás un poco celosa. Me encontraba demasiado confundida y no entendía qué rayos me sucedía.
Jasper me pidió que esperara unos minutos mientras él revisaba una sorpresa que Edward tenía para mi amiga. Aproveché esos minutos para pensar. Consideraba a Jasper una buena persona, que incluso podría convertirse en un gran amigo. Me parecía un caballero, de esos chicos que pocas veces te encuentras en tu vida. El inconveniente estaba en que me habían molestado todos sus comentarios del último día que lo vi. Me habló de una novia, de un secreto y algo que también me preocupaba, un Edward distinto al que conocíamos. En todo este tiempo había pensado poco en Edward, pero ahora llamaba mi atención que casi no sabíamos nada de él. ¿Qué era todo aquello que los hermanos Cullen escondían? ¿Qué había detrás de dos hombres que aparentaban ser caballeros de armadura oxidada? ¿Sabía Bella dónde se estaba metiendo? También estaba la cuestión de sentir que todos estaban avanzando y yo me sentía estancada.
—Ahora sí vamos a hablar —expresó Jasper molesto mientras se acercaba a mí—. ¿Qué carajos te sucede, Alice?
—¿Quién eres, Jasper Cullen? ¿Quién es tu hermano? ¿Por qué tanto misterio en torno a su persona?
—¿De qué me estás hablando? ¿Qué es lo que piensas? —preguntó aún más molesto—. ¿Crees que somos un par de mafiosos, o traficantes infiltrados, que trabajan en un hospital para quizás robar órganos? Deja de ver tantas telenovelas, Alice.
—Tú eres muy misterioso con tu vida, igual que tu hermano —señalé—. Y no olvido que acompañas a tu hermano porque lo cuidas de que tu hermana no se entere que ve a Bella. ¿Qué van a hacer cuando a ese par se le ocurra tener una relación?
—Somos misteriosos porque…
—¿Qué paso con la antigua novia de Edward? —inquirí interrumpiéndolo.
—Terminaron, como millones de parejas lo hacen —respondió escuetamente.
—¿Por qué no quieres decirle a tu hermano sobre tu relación? ¿Cuál es ese secreto que tienes?
—No tengo que darte explicaciones como si fueras mi madre —replicó—. Aun así te voy a decir que el secreto y lo de mi relación es lo mismo, y me arrepiento enormemente el haber confiado en ti.
—¿Quién es esa tal Brenda? —Continué y él rodó los ojos—. ¿Por qué querías contármelo? ¿Pensabas que quizás yo podía hacer lo mismo que Bella y pedirte que anduviéramos cuando apenas tenemos una semana de conocernos?
—Quise contártelo porque aunque es poco tiempo, te has convertido en una buena amiga, donde únicamente tengo amigos hombres.
Se dio la vuelta y me dejo ahí parada, más confundida que antes.
—¡Edward! —Escuché que gritó Jasper—. ¿Qué hacen?
—Nada —farfulló Edward, se escuchaba molesto. Caminé hacia ellos y me coloqué a un lado de Jasper, Bella no nos miraba, cosa que Edward aprovecho para sacar una mascada roja—. No te muevas —pidió Edward y Bella caminó de espaldas cuando se dio cuenta—. Por favor, es una sorpresa.
—Ni lo sueñes, no me pondrás eso. —Sin que Bella me viera, me ubiqué detrás de ella, tomé la mascada de las manos de Edward y se la coloqué. Jasper la sostuvo por las manos y Edward la abrazó—. Eso no es justo, son tres contra una.
—Vamos, bonita. Te prometo te va a gustar.
—Los odio —gruñó mientras Edward reía. Sabía que mi amiga era demasiado desesperada y no tardaría en intentar quitarse la mascada sola.
La giramos y comenzamos a caminar. Edward nunca la soltó, lo que me pareció muy tierno, se veían muy bien juntos. Le aplaudía a mi amiga que se diera la oportunidad de querer a alguien, después de todo, una niña que vivió dos fracasos amorosos de su madre y después el suyo con Jacob, era obvio que tendría miedo. Solo esperaba que Edward se dejara de misterios y que ambos se dieran la oportunidad de ser felices.
—Hay unos escalones delante de ti —anunció Edward—. Baja con cuidado, ya casi estamos llegando.
No pude evitar burlarme cuando Bella casi se cae. Ambos chicos me regañaron con la mirada, por lo que permanecí unos pasos detrás de ellos. Me sentía muy confundida, pensando en un millón de cosas a la vez, y también tenía problemas económicos, no estaba pasando por mi mejor momento. Más tampoco había necesidad de que me desquitara con mi mejor amiga, fue una pésima idea asistir a este paseo.
—Esto es hermoso, se ve increíble. —Escuché que dijo Bella. Me acerqué mientras ella corría a la hermosa trajinera con su nombre. Fue un detalle muy tierno de parte de Edward recibir a Bella de esta manera.
—¿Seguirás con tus dudas después de esto? —comentó Jasper en un murmullo para después darme la mano e indicarme que siguiera a Bella. Observé todo a nuestro alrededor, era muy bonito, recordé cuando mis padres me trajeron de niña, todo se veía tan distinto ahora.
—¿Quieres un refresco? —cuestionó Edward. Me giré y vi a Bella asentir.
—¿Vamos a la isla de las muñecas? —pidió Jasper y Edward asintió. Bella me miró y encontré felicidad y cariño en sus ojos.
—¿Dónde queda? —preguntó.
—Es una isla donde dicen que asustan, hay muchas cabezas de muñecas —informé mirando las demás trajineras que poco a poco quedaban a espaldas de nosotros.
Pasados unos minutos, sigo a Bella con la mirada y noto que se separa un poco de todos nosotros y habla por teléfono.
—¿Sucede algo? —pregunta Bella—. Está bien, ahí estaré.
—¿Está todo bien? —le pregunto poniendo mi cabeza sobre su hombro.
—No sé, pienso que tú e Irina son los seres más extraños sobre la faz de la tierra.
—¿Irina? —Repito burlona.
—Me acaba de llamar para decirme que tengo cita mañana a las 7:00 pm con el contratista del conjunto habitacional, pero de manera extraña me especificó que solo yo debo estar ahí, muy puntual; recalcando que solo yo.
—Sí, Irina es tan extraña como yo, quizás solo es que tiene demasiadas cosas en su cabecita.
—Pero a diferencia de ella, tú me tienes a mí. —Me abrazó y mis ojos se llenaron de lágrimas—. ¿Qué te pasa?
—Nada —respondí con la voz entrecortada—. Solo son problemas en casa y otros más que me creo en mi cabeza.
—¿Puedo ayudar en algo? —expresó. Sacudí mi cabeza.
—Me ayudas cuidándote mucho y cuidando ese corazón de chocolate. —Suspiré—. Me preocupas mucho, Bella.
—Permíteme decirte que tú me preocupas a mí. —Sonrió dulcemente y limpió mis ojos—. Sea lo que sea que necesites, aquí estoy para ayudarte.
—Tengo problemas económicos, pero no necesito prestamos —aclaré antes de que hablara. La conocía lo suficiente como para saber que querría prestarme dinero, aunque ella también vivía con lo justo—. Cuidándote me ayudas, te lo aseguro.
—Edward me pidió que fuera su novia —declaró en un murmullo—, y le dije que sí.
—¿No crees que es muy pronto? —le pregunto mirando a mis espaldas. Edward parece ignorarnos a propósito mientras que Jasper me mira molesto.
—Sí —dice—. Intentaré llevar las cosas con calma, después de todo, ahora debo dividirme en trabajo, casa y novio.
—Ya lo hiciste una vez —le recordé.
—Sí, pero fue distinto —replicó—. Con Edward trabajamos en empleos distintos, van dos semanas que con trabajo nos vemos entre semana.
—Solo quiero que seas feliz. —Ella vuelve a abrazarme—. Estoy un poco sensible.
—Ya me di cuenta —bromea y yo le saco la lengua.
gracias a cada una de las personas que me apoya. Quiero dedicarle este capitulo a todos los lectores de Mexico y puerto Rico. es dificil todo lo que esta sucediendo, en forma personal estoy muy sensible y se que todos estamos asi, espero este pequeño distractor de unos minutos ayude un poco. BRENDA ALINE te quiero mucho y tambien te dedico este capitulo.
por cierto, espero que haya por aqui fans de las series americanas porque les tengo una sorpresa muy pronto.
