¡Y vamos con el tercero! Les prometo que a partir de aquí todo se va a poner más interesante.
Rumores
Simón la barrio con la mirada, pero Eleanor no se inmuto. Detestaba a su compañera de habitación.
—Sabes que si te vuelven a descubrir aquí nos van a castigar durante otro mes— le recordó él, mientras agarraba su cepillo de dientes y le ponía pasta.
—De todos modos no es como si tuviera muchos amigos con los que salir. Afuera o adentro de todos modos voy a terminar comiendo palomitas a tu lado mientras tu lees un libro— contesto ella después de escupir su pasta en el lavabo.
Simón se limitó a sonreír. Su mejor amiga y él habían compartido habitación hasta que la señora de la casa hogar había decidido que eran demasiado grandes para hacerlo. Simón había tenido suerte y su nuevo compañero de habitación había cumplido la mayoría de edad un par de meses después, y desde entonces estaba solo, pero la compañera de Eleanor era tres años menor que ellos pero lo suficientemente grande para que ya no fuera material de adopción, por lo que tenía que quedarse con ella. Así que buscaba cualquier pretexto para escabullirse e ir con él. Como eso estaba claramente prohibido, eran castigados continuamente.
La historia de su amistad era bastante… curiosa, por decirlo de algún modo. Mientras a muchas personas los unían gustar de las mismas películas, o practicar el mismo deporte, a ellos los habían unido las ardillas. Y no es que el animal favorito de ambos fueran las ardillas o algo parecido, sino que ambos solían sentirse como ardillas de vez en cuando. Después también generaron un amor a la música juntos, ambos eran realmente buenos cantantes, y cuando años después descubrieron un dúo musical de ardillas, supieron que ahí era donde pertenecían. Tristemente ellos seguramente jamás sabrían de su existencia.
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—¡Eleanor!— exclamo una de sus amigas, Brenda, mientras ella abría su casillero.
Al inicio había sido complicado para ella hacer amigos. Pero en el momento en el que había aparecido en la escuela con su playera de "Teodoro manda" que Simón le había mandado a hacer para su cumpleaños, un par de chicas le habían empezado a hablar.
—No vas a creer los rumores que escuche.
—¿Tienen algo que ver con la maestra de ciencias? — ellas no soportaban a la maestra de ciencias.
—Mejor.
—¿Alvin y Teodoro van a sacar un nuevo disco?
—Mejor.
—No puede haber nada mejor.
—Oh, sí puede— aseguro su amiga, Eleanor solo enarco una ceja—. ¡Ellos vendrán a esta escuela!
A Eleanor le dio un vuelco el estómago.
—¿Quiénes?
—¿Quiénes crees?
Ambas empezaron a gritar y dar saltitos. La gente las miraba raro, pero no les importaba. Era, por mucho, el mejor rumor que Eleanor había escuchado en su vida. Porque, a pesar de que se repetía continuamente que estaba totalmente mal, ella tenía un pequeño enamoramiento por Teodoro. ¡Él era una ardilla! Y ella una humana, pero aun así…
—¿Y a ustedes dos que les pasa?— les pregunto su otra amiga, Ester, que acababa de llegar ahí y sacaba sus cosas de su casillero.
A pesar de que Ester era una fanática tan grande como cualquiera de las otras dos, ella solía preferir reprimir sus sentimientos.
—No vas a creer los rumores que acabo de escuchar— y ahí iban de en medio.
—Si son los del examen sorpresa de la clase de matemáticas, son falsos, créeme— respondió ella.
—¿Qué? ¡No! — y ya no pudo decir nada más, porque ahí estaban.
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Eleanor se pasó toda la clase mirándolo. ¡Y es que era imposible no hacerlo! Era hermoso. No tanto como Teodoro, claramente, pero lo suficiente para hacer que el mundo a su alrededor dejara de existir. Aún no podía creer que Alvin Seville tuviera la misma primera clase que ella.
—Debe ser una broma. Claro, cantan bien, pero todo mundo sabe que las ardillas son estúpidas— escucho a alguien decir a unos cuantos lugares de donde estaba sentada ella—. No deberían permitirles ir a la escuela.
La sangre de Eleanor hirvió.
—La oración sería: "No deberían permitirles venir a la escuela." Porque ya están aquí, así que no hay que hablar en futuro— gruño entre dientes, antes de mirar directamente a su compañera—. ¿Dices que las ardillas son tontas, así que no debería permitírseles ir a la escuela? ¡Tú ni siquiera puedes conjugar una oración!
Eleanor no supo cómo sucedió, pero saliendo de la clase su compañera la empujo contra un casillero y prontamente estaban las dos tiradas en el suelo jalando las coletas de la otra (iban peinadas igual ¿Quién lo diría?) y tirándose insultos que un par de damitas no debería conocer.
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—No estoy orgulloso de ti— le dijo Simón en cuanto la dejaron salir de la dirección, por suerte solo había recibido un aviso.
—Pues yo sí— lo contradijo Ester, que se encontraba a su lado—. Esa maldita se lo merecía.
La maldita en cuestión era una de las porristas, las cuales solían ser muy malas con… prácticamente cualquiera.
—Por favor, no la alientes a ser violenta— reclamo Simón, en una actitud de papá enojado.
—¡Es Eleanor! Probablemente no vuelva a hacer nada violento en lo que resta de su vida— alego Ester—. Y, como dije, ella se lo merecía. ¡Y prácticamente gano la pelea! Hay que dejarla disfrutar su momento.
—¿Es cierto eso Eleanor? ¿Casi ganas la pelea?— la interrogo Brenda, que se había mantenido silenciosa hasta entonces.
—En realidad nos separaron muy rápido, no sabría decirte si en verdad iba a ganar. —contesto ella modestamente.
—Eleanor le hubiera dado una paliza, la chica no tenía oportunidad— murmuro Simón mientras empezaba a alejarse, en realidad él era el único de los tres que había visto la pelea (Ester solo había visto un video) —. ¿Qué hacen ahí paradas? ¿Qué no tienen clases?
Brenda, que tenía la misma clase que Simón, corrió atrás de él. Ester sonrío con arrogancia a sabiendas de que había ganado esa "pelea". Y Eleanor simplemente deseo que Alvin también pensara que ella había ganado la pelea.
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Celos… ira… y quizás un poco de sorpresa destilaba la pequeña meza al fondo de la cafetería. No podían creer con quien estaban hablando ellos, el dueto musical que habían seguido y admirado desde que habían surgido, del que (a pesar de la falta de recursos de tres de ellos) tenían playeras, tazas y hasta almohadas. Había terminado en la meza de las porristas, una de las cuales incluso los había llamado estúpidos un par de horas antes.
—Tampoco es como que podamos culparlos. Cualquiera preferiría sentarse con ellos antes que con nosotros— dijo Simón mientras limpiaba sus lentes en su playera con una mueca.
—¡Yo preferiría estar con ustedes!— exclamo Brenda.
—Es distinto, tú ya eres una de nosotros— le recordó Eleanor.
Los cuatro suspiraron al mismo tiempo. Eso era taaan frustrante. Su sueño se había hecho realidad, pero eran otros los que disfrutaban de las ventajas. No era justo.
—Al menos los podemos ver de lejos. ¿No? Eso ya es algo— murmuro Ester decaída, Simón pazo un brazo atrás de sus hombros para reconfortarla, ella se recargo en su hombro—. Pensar en lo agradables que se veían a través de la pantalla.
—¡No digas eso! — exclamó Brenda— Seguro que sí lo son, solo están confundidos porque acaban de llegar a la escuela.
—No Brenda, ellos tienen razón— dijo Eleanor con pesadez.
Simón y Ester la miraron sorprendidos. La última persona que esperaban que pensara mal de ellos.
—No digas eso Eleanor, seguro que ella tiene razón— le pidió el único chico del grupo.
—Pero tú dijiste…
—¡Claro que dijo eso! Obviamente cualquiera que sea nuevo y no conozca a ese grupo de idiotas preferiría estar con ellos que con nosotros— completo Ester—. Pero pronto se darán cuanta de como son, no te preocupes.
Eleanor les sonrío a sus amigos. Aun no estaba convencida pero se esforzaría en creerles.
¡Y oficialmente con lo "bueno" de la historia! ¿Qué opinan de todo hasta ahora? Estoy muy emocionada con este proyecto, así que espero que me apoyen con él. Respecto a la pregunta que me hicieron: Sí, va a haber Alvrittany, pero muy poco he decidido concentrarme un poco más en el resto de las parejas. Y hablando de parejas ¿Notaran algo extraño con Simón?
Los quiere: yo.
