Voltron: Legendary Defender y todos sus personajes, pertenecen enteramente a sus respectivos autores y son usados aquí con meros fines de entretenimiento.
No sé exactamente quién creó el UA de detectives, pero quería probarlo desde hace rato, aunque adaptándolo a mis necesidades y gustos. Advertencia de Shiro/Keith, en el futuro habrá otra pareja principal pero no la mencionaré aún porque spoilers (?) y posible (seguro, más bien) OoC.
Aclaraciones al final. ¡Espero les guste!
Cuando el joven detective Keith Kogane se topó con aquel muchacho acuclillado en el suelo del pasillo y la espalda apoyada contra la puerta de su oficina, supo que no sería un día como los demás. Parecía estar dormido, pero tendría que molestarlo si quería abrir su negocio y ponerse a trabajar. No es como si tuviera mucho trabajo, realmente: los casos escaseaban y las personas preferían la ayuda de la policía que la de un detective privado, a su puerta acudían solamente cuando la desesperación llegaba al punto máximo. Seguía parado ahí cuando el jovencito alzó la vista y lo contempló a través de los cristales de unas enormes gafas.
—¿Detective Kogane? —preguntó, alzando una ceja. Keith dio un sorbo al vaso con café que había pasado a comprar antes de llegar, encogiéndose de hombros.
—Eso dice la placa, ¿no? —respondió a la par que introducía las manos a los bolsillos del pantalón para sacar las llaves. El muchacho se incorporó rápidamente y, en cuanto Keith abrió, se introdujo en la oficina contemplándola con curiosidad. Keith cerró tras de él dándole otro sorbo a su bebida y se acercó a su escritorio para dejar el vaso sobre una pila de papeles antes de tomar asiento sobre su silla, mirando al joven que ya se encontraba frente a él.
—Quiero contratarlo —soltó sin más. Keith lo contempló, estudiándolo rápidamente: se le hacía conocido, como si ya lo hubiera visto antes, en algún otro lugar… pero no podía recordar dónde. Vestía una sudadera color verde a pesar de que no hacía frío, y traía en su espalda una mochila, misma que colocó sobre el escritorio para empezar a sacar unos papeles.
—Hace unos meses desaparecieron dos personas sin dejar rastro —empezó a decir —. Nadie sabe dónde están, pero sé de buena fuente que no tenían problemas con nadie, y…
—Normalmente los clientes inician diciéndome sus nombres —interrumpió Keith. El muchacho parpadeó sorprendido antes de fruncir levemente el ceño y responder.
—¿Eso importa? ¡Le estoy diciendo que hay dos personas allá afuera que...!
—Escúchame, no tomo ningún caso si no sé el nombre de mi cliente —respondió con firmeza. Ante eso, el otro hizo una mueca, tomando aire.
—Pidge Gunderson. Ahora, ¿puedo seguir? —preguntó, sarcástico. Keith agarró el café para continuar bebiendo —. Dos personas desaparecidas: Samuel y Matthew Holt, padre e hijo, respectivamente. Trabajan en el área científica de la Universidad Central…
—¿Qué clase de relación tienes con los Holt?
El joven pareció sorprenderse de esa pregunta, como si no la esperara. Tardó unos segundos en hablar, y la respuesta no dejó satisfecho a Keith:
—¿Perdón?
—Hay dos personas desaparecidas y otra que los está buscando y que no parece compartir ningún lazo con ellos tomando en cuenta que su apellido es distinto. Pensar en esa clase de detalles no es tu fuerte, al parecer.
El castaño se mordió el labio inferior a la par que desviaba la vista, se había desesperado a tal grado que no tomó en cuenta la agudeza de un profesional. Al menos ya quedaba claro que haría un buen trabajo, si es que aceptaba su caso... No, claro que lo aceptaría.
—Insisto, ¿qué importa eso? Voy a pagarle —dijo, apresurándose a sacar de la mochila un fajo de billetes que colocó sobre el escritorio. No eran de muy alta denominación porque era lo que había podido conseguir con sus ahorros —. En cuanto haga su trabajo, recibirá más —aseguró. Keith se mantuvo en silencio, y eso se le hizo desesperante al menor. Sin embargo, un brillo especial apareció en su mirada cuando recordó algo, un detalle que había mantenido guardado desde el inicio de la conversación porque pensaba usarlo hasta que sus recursos se agotaran: había llegado el momento.
—Takashi Shirogane —soltó Pidge, y al oír ese nombre, Keith abrió los párpados de forma sorprendida. Esto, claro, lo notó el muchacho, quien sonrió triunfante: sabía que le interesaría —. Él también está desaparecido. Trabajaba con los Holt.
Keith colocó el café sobre el escritorio. Un silencio sepulcral invadió la oficina, pero en su cabeza mil preguntas se agolpaban, al igual que un nombre: ese nombre, el que había murmurado en los días más solitarios, el de la única persona que había amado en su vida y que un mal día simplemente se había despedido y agradecido por todos los buenos momentos que le hizo pasar. Y, después, desapareció: lo buscó hasta el hartazgo, sobornó, golpeó con tal de conseguir aunque fuera una pista sobre su paradero. Lo habían expulsado de la policía por eso, ¿y ahora llegaba un muchachito a darle la información que jamás pudo recabar?
—¿Qué es lo que sabes? —preguntó, y ante eso, Pidge se encogió de hombros.
—Ya se lo dije, trabajaba con los Holt. Es lo único que sé. Bueno… también sé algo más —dijo, y Keith lo miró con apremio que segundos después se convirtió en molestia al no recibir la respuesta rápida que quería —. Se rumora que él tuvo algo que ver con su desaparición…
Aquella insinuación fue el acabose: Keith se incorporó de la silla violentamente a la par que palmeaba la madera del escritorio con ambas manos.
—¡Eso es una mentira! ¡Shiro no sería capaz de hacer algo así! —espetó. Pidge no se dejó amedrentar por esa repentina muestra de ira, se limitó a cruzarse de brazos y mirar fríamente al mayor por detrás de las gafas.
—Entonces pruébelo, detective. Usted ya sabe cómo —respondió. Keith lo miró fijamente, recordando por fin de dónde lo recordaba: Shiro había tenido que ver con eso. De nuevo él. Shiro… hace tanto que no pronunciaba ese nombre…
Keith no necesitó nada más para aceptar el caso.
Este primer capítulo fue publicado originalmente en "De celebraciones y algo más", un fic que conmemoraba el cumpleaños de Keith y que surgió por una actividad en FB. Sin embargo, no lo terminé orz, pero decidí retomar esta vieja idea que ha rondado en mi mente desde hace mucho. También, desde hace tiempo no tengo nada de ganas de escribir y, si lo hago, tardo en pulirlo y no lo publico nunca, se queda encarpetado… simplemente no me siento con los ánimos de hacerlo o pienso que no es lo suficientemente bueno para mostrarlo a los demás. Pero una persona especial me ha dicho que una buena manera de sentirme mejor (o intentarlo) es retomar algo que amo (porque sigo amando escribir fanfics a pesar de todos mis problemas) y que he dejado de lado por meses debido a la pinche depresión maldita (?) y también hacer el intento de superar esta terrible inseguridad que llegó prácticamente de la nada. Perdón por el descargo, pero necesitaba escribirlo jaja.
En fin, este primer capítulo es algo corto y ya ha sido leído por algunas personas, así que subiré dos más. Quiero pensar que publicaré uno nuevo cada dos semanas, con suerte, depende de lo que me tarde en escribirlos, pulirlos, y también mis obligaciones IRL que han ido creciendo cada día. Así que si les agradó, los comentarios son muy bien recibidos y gracias, muchas gracias por leer.
