Capítulo 2: Rojo
Hinata
1.
El rojo solo le recuerda dos cosas.
La primera, Gaara.
La segunda, los gladiolos rojos que su madre plantaba en el jardín. Los cuales le llevan nuevamente al primer pensamiento.
Gaara.
Gaara.
Mucho mucho Gaara.
Él es un hermoso gladiolo rojo, con un tallo fuerte y altivo, del que se prenden y brotan pequeñas florecitas rojas. Hinata quisiera ser una de ellas y florecer sobre aquel tallo de espalda ancha y abdomen marcado.
– Hinata – le llama ese tallo fornido – te has sentado sobre mi camiseta.
Mira bajo ella y efectivamente, la prenda está ahí. Se pone de pie a que él la tome y continúa con el espectáculo.
Ver a su amigo vestirse frente a ella no es nada nuevo y sería muy extraño que se fuera al baño a hacerlo. A Hinata no le incomoda, más bien le agrada. Le da cierta intimidad impropia a esa amistad fuera de lo común. Sin embargo, de cierto tiempo para acá se siente extraña, no por la situación (¿Cómo sentirse incomoda de verlo alzar los brazos y contraer los músculos de su espalda en un intento algo enredado de ponerse la camiseta?) sino porque sabe que ya no es la única privilegiada con esa vista.
Lo único que le pedía a la vida era tener exclusividad con ese volcán y lo único que le devolvió la vida, fue a Sakura llevar clases de natación en la misma piscina a la que él iba. Aquello podría pasarlo por un evento desafortunado en el que no puede controlar la vida de su amigo cabellos de lava, pero no; Sakura tenía que tener la genial idea de contarles a todas en su salón del gran postre que veía tres veces a la semana.
Eso era demasiado descaro.
De parte de los dos.
– Ya estoy, vamos.
2.
– Naruto-kun.
Lo saluda sin prestar atención a Sakura. Sonríe tímida y camina hacia ellos, dejando atrás a Gaara. Lo cual es perfecto, así no se sale del papel. Ese papel en el que se ha metido hace muchos años, la actuación magistral de su vida: Estar enamorada de Naruto.
Vaya farsa.
La base de su relación con Gaara, se cimienta en la amistad incondicional entre ambos. No puede fallar a eso, seria traicionar y lo último que quiere es alejarse de ese gladiolo. Únicamente por esa razón está metida en todo ese embrollo, en el que ella está enamorada de Naruto y sale en citas dobles ''intentando'' emparejar a Sakura con su amigo.
Ilusa.
Si supiera que no tiene oportunidad con él. Que aún no ha nacido la mujer que se lo merezca. Excepto ella misma, claro está. Y no teme enfrentarse a cuanta fémina rebosante de hormonas se le acerque. Hinata bien puede encargarse de todas, aislarlo del mundo y que solo tenga ojos para ella. Con su timidez, miedos e inseguridades, los cabellos magma no la dejaran sola; Gaara siempre ha tenido la necesidad de protegerla. Que es la misma razón por la cual practica natación, para que ella venza su miedo a las superficies acuosas. No para que otras lo vean.
No te creas especial pelos de chicle.
– Hinata – la llama el sol y no marte – ¿Me estas escuchando?
Asiente y finge mirar sus manos, pero de lado visualiza a marte y tiene un asteroide alardeando a su alrededor.
3.
Al igual que las pilas, las citas dobles tienen tiene un lado positivo y otro negativo. El lado positivo (partiendo de la premisa de que ella no gusta del Sol); es que Naruto está enamorado de Sakura, por lo que no presta tanto interés en ella. Una vez que terminan con ese tipo de salida, puede fingir tristeza y dejarse consolar por los tibios brazos de Gaara, que la enredan como serpientes constrictor de peluche. Lo malo, es que Sakura no se despega de Gaara ni para comer, acomodándose muy relajada a su lado.
En el que sería SU lugar.
Y la pelirosa, que lo único que comparte en común con Gaara es el color jade, no para de hablar y bla bla bla. No le interesa escuchar. Solo quiere verlo a él, que se distrae jugando con sus papas y esa salsa que le vuelve a recordar a él.
Él él él.
No despega la mirada de su bandeja y logra ver su incomodidad ante todo eso. Solo está ahí porque ella así lo quiere. Para Gaara sus deseos son órdenes, siempre ha sido así entre ellos, ella por encima de él y a veces desearía que fuera al revés. Que él la domine, la someta a la fuerza y le haga maullar su nombre a punta de dolor.
De pronto siente una avalancha de Gaara, seguida de oleadas de calor, plumas cosquilleantes en su vientre, marea roja en sus mejillas. Todo en él es jodidamente perfecto.
T O D O.
Debería ser de ella, lo quiere solo para ella. Encadenarlo a la pata de su cama y que nunca jamás se vaya de su lado.
Suena posesiva, sí.
¿Y qué?
Las ansias de monopolizarlo son más fuerte que una caja negra. El deseo de ser subyugada, mucho más, y es terrible saber que nunca van a coincidir en ello. Porque (1) solo son amigos. Porque (2) él es fanático de Bridget Jones y Titanic, mientras ella prefiere 50 sombras de grey y Lolita. Porque (3) él quiere un amor de nubes de algodón, que derrame dulce de leche a borbotones y ella en cambio, prefiere descaderar una erupción volcánica y que mil pirañas asesinas la mordisqueen.
Mordidas que dejen marcas en su piel de leche.
Cierra los ojos, intentando concentrarse en el bla bla bla de Sakura y Naruto. Su imaginación, la adolescencia y Gaara, no hacen buena combinación.
4.
Visto desde un punto técnico, las casas embrujadas solo cumplen dos funciones:
1. Asustar a las personas.
2. Tener una buena excusa de abrazar a la persona que te gusta.
Tal vez por eso lo eligió Sakura.
Ese pensamiento se acentuó, cuando cada pareja debía entrar dejando un espacio de tiempo con la siguiente.
Y la mente de Hinata no prestaba atención a las figuras siniestras porque era un mar de preguntas.
¿Gaara estaría abrazando a Sakura? ¿La estaría acurrucando en su pecho? ¿Acariciaría sus cabellos para tranquilizarla?
Maldecía mentalmente haber aceptado esa propuesta de Sakura. No solo se había llevado a su mejor parte (ciertamente pensaba en Gaara como una extensión suya), sino que la había hecho entrar con Naruto que la usaba de escudo humano ante cualquier aparición espeluznante. Y no es que esperara que el la protegiera, de hecho, nunca considero que debiera ser protegida por alguien (esto no aplica cuando se trata de Gaara); sin embargo, tampoco quería ser empujada a cuanta persona disfrazada apareciera.
– ¡Ahh! –Gritaron los dos (aunque Naruto le puso más entusiasmo) al ser tomados por sorpresa por un enmascarado.
Fueron cinco o tal vez seis segundo en los que ella recuperaba la cordura y se percataba que estaba sola. Naruto salió corriendo. Ahora si odiaba haber entrado ahí. De pronto, de entre las telas que colgaban, vislumbro una llamarada acercarse. Gaara volvió por ella.
Entonces (guiada por una fuerza más grande) salió corriendo dispuesta a colgarse de su cuello, y que quede claro que solo fueron las circunstancias del momento y una falla de cálculos, pero sus labios se juntaron.
Un roce nada más.
Al igual que su primera vez.
Y las alertas se le prendieron y una ciudades debía ser evacuada, porque ese volcán iba a estallar.
5.
Observa fijamente sus cabellos en llamas y piensa que igual de embelesados debieron mirar quienes incendiaron la biblioteca de Alejandría al verla arder. Ese incendio duro meses, este se iba para los dieciocho años y nunca se cansaría de verlo.
Gaara iba de acá para allá, ordenando el desorden inexistente, dejando todo en su lugar antes de apagar la luz de la habitación.
– Buenas noches. –le dice.
Ella no responde, está claro que serán buenas.
Se acuesta en la cama, a su izquierda, y ella se acurruca a su lado. Frota su cuerpo contra el brazo que anhela Sakura, sintiéndose privilegiada. Pero recuerda que no lo es tanto, porque si lo fuera tendría permiso de tocarlo a todo el y no solo esa extremidad. Mira sus cabellos de magma nuevamente. Cuanto quisiera tocarlos. Hundir sus dedos en él y estrujar los hasta sacarle jugo. Sin importarle quemarse en el intento.
Entonces recuerda el beso y el corazón le toca rock acústico.
Sabe que está prohibido, que Gaara dejó estipulado y tallado en piedra que no puede pasar más allá de su brazo. Pero ella está por encima de él y se lo demuestra acurrucándose sobre su pecho y abrazándolo con una pierna.
Oye el corazón de él. Le hace acompañamiento al suyo con el bajo.
Nota de la autora:
¡Hola!
Aquí estoy con la continuación.
Como verán (los/las que leyeron antes este fic) le cambie el nombre. En un inicio solo era un oneshot y la continuación iba a ser otro igual, pero al final dije mejor que todo vaya en uno solo.
Hasta el momento esta historia cuenta con 7 capítulos y espero actualizar todas las semanas o al menos cada 15 días.
Espero…
Hablando ya del capítulo. En esta historia quise invertir un poco los papeles. Siempre es Gaara el chico malo y Hinata la niña de su casa. Acá Gaara(si bien no en apariencia) es un amor que chorrea buenas intenciones y Hinata…pues…digamos que la adolescencia le está chocando con todo.
Agradezco sus reviews y las alertas que me dieron. Me hacen sentir que no estoy sola.
jajajajaja.
Nos vemos.
