Capítulo 4: El olvido duele más que la traición.
Hinata
.
Los labios de Gaara saben a brisa de verano.
...Y ella ama el verano.
1.
La primera vez que Hinata lo besó, la caricia se le hizo espumas. El roce fue austero y asqueroso. Debió suponer que así se sentiría un beso a los seis años. Nada comparado con los que vinieron después (porque aunque Gaara pensara que solo sucedió dos veces, la verdad era que Hinata aprovechaba cada que dormía)
Esas caricias eran distintas. Carentes de interacción mutua, pero llenas de explosiones de miles de millones de granos minerales y chispas de café. Sus labios eran arena suave de desierto y ella, el sol que los entibiaba bajo su manto.
Hinata siempre ha esperado que sea él quien tome la iniciativa. "Algún día", suele pensar, aunque empieza a creer que lleva la suerte de alguien que rompió cincuenta espejos y vio cruzar quince gatos negros.
Así que no, Gaara no lo hace, solo en sus sueños.
Y…
Ese no es un sueño ¿o sí?
– ¡Hinata! ¡Hinata!
El rojo se desvanece y todo lo que ve son luces y sombras. La voz de Gaara se hace profunda. Naruto hace un escándalo de fondo. Sakura la abraza tan empalagosa como el color de su cabello.
Entonces, recuerda…
2.
El verano huele a hierba verde, a sol calentando el asfalto, a helado de vainilla y a Gaara con fragancia a cloro. Lo recuerda así desde siempre. Sus cabellos, su rostro, sus brazos, su pecho, todo. Gaara ama el agua, tanto como ella a él y básicamente esta es la razón por la que está acostumbrada a ese olor. Le hace temer menos el agua. Le calienta el vientre de manera extraña… y no, no le molesta.
A no ser…
¡No!
…Pero…
A veces Naruto y Sakura también huelen a cloro. A veces también Neji y Hanabi. A veces disimula que no le molesta ser excluida. Porque no lo hacen con maldad. Porque saben que el agua la paraliza y no quieren hacerla sentir incomoda.
(Pero que mayor incomodidad que imaginar a Gaara en traje de baño atrayendo miradas, sumergiéndose en agua donde miles de personas se sumergen y sintiendo esos celos maniáticos de que ellos-de cierta manera- tocan un poquito de él)
Uhm.
3.
Así que.
El verano huele a sudor, a mierda de aves migratorias y a celos psicópatas de Hinata haciendo ebullición bajo el sol infernal.
Porque ese día decidió acompañarlos a la piscina y nadie fue capaz de decirle lo contrario. Grave error. Hinata nota las miradas, la piscina llena de personas y su cabeza dibuja la peor de sus pesadillas cuando Naruto toma a Sakura y a otra chica más.
"Vamos a jugar a las luchas", cree que dice (ella es muy hábil, pero leer los labios no es su fuerte). Entonces su sistema contra emergencias se enciende y ¡Atención a todos! Este no es un simulacro.
El impulso es fuerte, nadie la frena.
Un, dos, tres y todo se vuelve celeste, húmedo y con muchas piernas.
Cuando se trata de Gaara, ella se vuelve impredecible, errática, y es capaz de saltar a mitad de piscina, nadar de manera patética, tragar agua y manotear desesperada, con tal de estar al lado de él.
4.
Hacerle cara a la muerte te lleva a pensar ciertas cosas. Cosas como: ¿Hanabi se hubiera quedado con su ropa si ella se ahogaba? ¿Quién hubiera alimentado al pez esa tarde? ¿Cerrarían la piscina por falta de seguridad? O ¿Por qué Sakura y Naruto lucían más preocupados por ella que Gaara?
Por más que se forzara a olvidarlo, su cabeza terminaba en la misma pregunta. Sabia del poco tino que tenía su amigo con las personas y sabia también que ella no podía ser englobada en esa palabra. Y no es que se crea especial, pero para Gaara lo es (tanto como él lo es para ella). Sin embargo, las cosas parecen haber cambiado y Gaara ya no la ve igual que antes.
No le avisó de su llegada a Konoha, no la detuvó de ir a la piscina, no se quedó con ella tomando el sol, no la abrazó luego de salvarla y parecía no tener intenciones de volverla abrazar, ciertamente.
Su cabeza era un mar de dudas y peces cizañosos le susurraban al oído cosas horribles sobre otras mujeres. Aunque se negaba a creerlo. Gaara nunca le hizo caso a Sakura o Ino, que eran lo mejorcito de la escuela (obviando a ella, claro está).
¿Acaso tendría preferencia por las Sugars mommys?
No. Imposible. Jamás.
Pero entonces ¿Por qué lucia tan entretenido escribiendo en el móvil?
Suna no parecía ser la ciudad aburrida y carente de vida de la que leyó en Internet.
A no ser…
No.
Si.
Bueno.
Hinata era engreída, berrinchuda, posesiva y manipuladora. A lo mejor llegar a otra ciudad y sentirse libre de esas cadenas que ella había tejido delicadamente alrededor suyo a lo largo de los años, había detonado en él un sentimiento de rebeldía. Quizás ella era la culpable de esa nueva actitud y debía cambiar su forma de ser si lo quería de vuelta.
Tal vez era momento de empezar a ser sincera con ciertas cosas.
– No me gusta Naruto – Susurra.
Y Gaara le presta más atención al móvil que a ella.
5.
Olvidemos todo lo anterior
Está bien, no es gran cosa.
Puede entender que no avisara de su llegada (debió estar ajetreado con el viaje), que la dejara sola en la piscina (es decir, son vacaciones y quería divertirse ¿no?), incluso que se rehúse a abrazarla alegando calor (Gaara es caluroso aun cuando por la noche hacen solo 14 grados) o que se distrajera con el móvil (últimamente hay buenos memes)
¿Pero prohibirle quedarse en su casa?
No. Eso sí que no.
Gaara no es así. Su amigo es dulce, dócil y sumiso con ella. Sí, a veces tienen sus discrepancias (como de qué lado dormir o cuanta distancia dejar entre ellos para que circule el aire), pero siempre lo solucionan hablando. Las cosas se hablan. No hechas de tu casa a tu amiga de toda la vida, alegando que ya no están en edad de dormir juntos.
¿Siquiera hay una edad en la que esté permitido eso?
¡Claro que no! Ellos lo hacen porque son ellos y se quieren y no hay otras intenciones. De hecho si las hay ¡Pero no sucumben! y eso fortalece aún más esa relación.
– Te acompaño a tu casa – le dice de pronto y no espera respuesta antes de caminar a la puerta.
Y eso es todo.
Se terminó. Es el fin. Ella no va a rogar. No se va a humillar e implorar asilo donde no la quieren. Sin embargo, sus ojos parecen tergiversar el mensaje y un aguacero da inicio. No es mucho, pero es suficiente para empapar su rostro y darse cuenta que es la primera vez que llora por él.
Gaara no es de hierro. Parece no resistirse. Parece hacer un gesto incómodo. Parece muchas cosas y otras también.
– Es la última vez.
(…Y los huesos le queman al saberse rechazada)
6.
Cuando su cuerpo se cansó de patalear y empezó a descender al fondo del agua, vio a Gaara acercarse y recordó, por un instante, al pequeño hombrecito pelirrojo que nervioso, le regalaba galletas duras en su cumpleaños. Recordó al Gaara indeciso que le dio su primer beso. Recordó al niño que la miraba como si fuera su todo y que sería capaz de escalar a la luna por ella.
Y pensó, por una milésima de microsegundo (esa en la que suceden los accidentes), que cuando saliera de la piscina, todo volvería a ser igual que antes.
Como antes -.
Le diría algo como: Estoy cansado por el viaje. A lo que ella lo recostaría en su regazo y masajearía sus cabellos, buscando relajarlo. Cenarían con sus hermanos y dormirían aprisionando al otro entre sus brazos.
(Tan juntos, tan fuertes)
Craso error.
Gaara no pensó lo mismo.
Lo supo cuando tomo un futón (el mismo que usaron cuando las hormonas estallaron en ella a los doce) y se acostó en el suelo.
Aquel volcán olvidó como hacer erupción... o estaba dirigiendo su lava a otro poblado.
No se daba cuenta que aquello no era tanto por ella, como por él. Que los monstruos que la aterrorizaban, no eran nada comparado con los suyos. Monstruos de arena que solo Hinata fue a capaz de derrotar con solo seis años. Olvidó las veces que ella se tragó su miedo y miró debajo de la cama en la oscuridad o indagó en el armario, para que él pudiera dormir. Olvidó que cuando tomaba su mano, era para darse seguridad mutua.
Olvidó que uno era el apoyo del otro y que nunca se dejarían caer.
(Eso fue una promesa tacita,
sin meñiques ni contratos.)
7.
Los labios de Gaara raspan como la arena, queman como el sol al mediodía y son salados como el mar.
Ella no es una criatura de mar.
Y sabe que ahí, ya no es su lugar.
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Nota de la autora:
¡Siento mucho la tardanza!
Estuve ocupada con unos trabajos y quería actualizar junto a otro fic que tengo. No lo logre.
Este capítulo me ha dado muchos problemas, sobre todo la parte 6, ya que no sabía bien cómo expresar la desilusión de Hinata. Creo que al final logre dejarlo ver el séptima parte, haciendo una comparación con el inicio.
Espero que les haya gustado.
Muchas gracias por los reviews y los nuevos lectores.
(Se sonroja de felicidad)
Nos vemos.
