Disclaimer: Ni Dragon Ball ni sus personajes me pertenecen, son obra exclusivamente de Akira Toriyama y Toei Animation, yo solo los uso para dar rienda suelta a mi imaginación.
Día 2: Estaciones
Primavera.
— ¡Wow papá, esto es hermoso! — exclamo una niña de 9 años, con sus ojos cerúleos brillando de emoción, su cuerpo era cubierto por un enterizo de jean, debajo de este una blusa blanca y zapatos negros. Su cabello atado en dos tiernas coletas.
— Me alegro que te guste pequeña, vamos a jugar donde están las flores. — animó el hombre de cabello afro agarrando de manera firme la pequeña mano de su retoño.
Padre e hija disfrutaron de ese día, en donde miles de pájaros de diferentes especies cantaban y volaban de aquí a allá, donde el sol brillaba más que nunca, y donde las flores además de nacer con más fuerza desprendían un olor que llenaba de paz todos los corazones.
Ingenuamente pensó que la única estación que le gustaría iba a ser la primavera por pasar tiempo con su padre.
Aunque pronto cambiaría de opinión.
Verano.
— ¡Que calor hace! — exclamó una joven de cabello largo negro con sus brazos estirados hacia arriba y detrás de su cabeza, desperezándose.
— Ahg odio el verano, esa estúpida de Videl siempre se roba la atención de todos los chicos en la preparatoria. — exclamó una pelirroja hastiada. Sonrió perversa. — Vamos a fastidiarla.
Videl sintió el fuerte empujón de su compañera y al estar con sandalias tropezó cayendo de bruces contra el suelo. Suspiro cansada de la situación.
— ¿Qué te pareció eso lindura? Ahora que tu vestido está sucio no llamaras la atención de ningún chico en la escuela… — se burló Misoki.
La joven simplemente rio y se levantó sacudiendo su vestido azul celeste.
— Mi madre tiene razón, solo buscas atención, no deberías ser así, das pena. — se defendió frunciendo el ceño.
— ¡Maldita! — grito ofuscada tratando de darle una cachetada que el guapo capitán del equipo de fútbol impidió. — Shapner…
— Oh vaya, ¿Estas bien chica? Me llamo Iresa. — se presentó una rubia de ojos celestes viendo como su novio despachaba a la "acosadora".
— Sí. Gracias Iresa y a ti, Shapner. — él simplemente asintió con una sonrisa.
— No le hagas caso a Misoki, es una niña presumida con maquillaje de payaso, ¡En serio! ¿Quién se pone labial morado con sombras azules y rubor naranja? ¡Qué horror! — exclamo fingiendo tristeza. — ¡Es un crimen contra el maquillaje!
Videl le observo estupefacta, que chica tan peculiar; para luego reír sonoramente ante las ocurrencias de ella, siendo seguida poco tiempo después por la pareja.
— Ya que es verano, Sharpy y yo queremos viajar a la playa con una amigo nuestro, pero no quiero dejarlo solo y tú me caes bien chica, ¿Vienes?
Ella sonrió, al fin hacia amigos en la preparatoria.
— Claro, ¿Por qué no? — asintió alegre.
Vale, estaba claro que cada estación tenía lo suyo.
Otoño.
— ¿Por qué hace tanto frío? ¡Demonios! ¡Achu! — estornudo Iresa, su cuerpo temblaba debido al clima, su nariz estaba levemente rojiza y mocosa, ¡Odiaba a sus células patógenas que no ayudaban a que no le diera gripa!
— Iresa, deja de gritar… ya regresaremos a casa, recuerda que fue porque no había una pizca de comida. Hay que hacer remesa ¿Sabes? — concilió su novio quitándose su chaqueta y poniéndola en los hombros de su novia.
— Bien, me calmaré, le hace daño a mi bella voz. — exclamo orgullosa, luego sonrió al ver a sus amigos acercarse, Videl con un sonrojo en sus mejillas y Gohan con una sonrisa nerviosa cargando dos bolsas.
Cuando fueron a la playa, Iresa y Shapner le presentaron a Gohan, su amigo; quien caballeroso apretó su mano con suavidad, para sorpresa de los rubios vieron a su amiga adquirir un tierno sonrojo en sus mejillas ante el gesto, y era inédito, pues era conocido que Videl rechazaba a cada chico que se le declarará.
La relación de los dos fue viento en popa, se hicieron amigos y luego mejores amigos, inseparables, Gohan cuidaba de ella, y Videl cuidaba de él, hasta parecían mejor pareja que ellos cosa que los hacia reír de vez en cuando.
Entonces viendo que ellos estaban destinados a estar juntos, según palabras de la rubia, decidieron juntarlos, dando de resultado un amoroso y tierno noviazgo.
— ¡Al fin llegan! ¡Ya estaba por morir congelada! — bufó Iresa fingiendo molestia sacando la risa de sus amigos. — Dejen de reírse, mejor vamos rápido a casa y miremos una película. — arrastro a su novio dándole espacio a los tórtolos.
— Dejame ayudarte. — ofreció la muchacha con tono dulce, le quito una bolsa y tomo su mano.
— Gracias pequeña. — beso su sien, sonrojándola. — ¿Sabes que te amo, no?
— Lo dices hasta dormido, ¿Como no creerte? — se puso de puntillas y lo beso, el chico se sonrojo y simplemente correspondió el gesto y juntos se dirigieron al apartamento.
Invierno.
— Me pregunto cómo estarán Iresa y Shapner, hace dos años que no los vemos. — murmuro una bella mujer de 25 años cargando a su retoño quien miraba emocionada los copos de nieve caer.
— Seguro están bien, debemos visitarlos o invitarlos un día de estos. — concilio su esposo abrazándola por la cintura.
— Tienes razón, no sé ni porque me preocupo. — rio, le acomodo la bufanda a su hija ya que había estornudado debido al frio que calaba en los huesos de los tres. — Oh mi pequeña Pan, ¿Tienes frio no es así? — la niña rio abrazándose a su cuello.
La pequeña familia arribó a su pequeña casa, dos pisos pero muy acogedora, el padre se sentó con su hija frente al árbol mientras su esposa servía la cocoa caliente y respectiva leche para disfrutarla.
— Es increíble que ya tengamos una hija Vi. — murmuro el investigador mimando a la pequeña de dos años.
— Creo que me esperaba este futuro… — tocaron la puerta y ella fue abrir encontrando a sus padres. — Mamá, papá. Bienvenidos. — sonrió amorosa abrazándolos.
— Abelita. — se levantó Pan dando cortos pasitos hacia su abuela quien la recibió con un efusivo abrazo.
— No podía pasar navidad sin ti hija, te extrañe mucho. — expreso maternalmente Miguel, tomando asiento junto a su yerno. — Hola querido.
— Me alegro de verla señora Miguel, y a usted también señor Mark. — saludo sonriente.
— Lo mismo digo muchacho, lo mismo digo, ¿Qué es de tus padres? — pregunto sentándose en un sillón individual, el erudito le contesto que habían viajado a las playas de Cancún para no pasar frío, un paseo matrimonial ya que Goten, su hermano menor decidió quedarse con Pars, su novia.
La velada pasó entre anécdotas, cuentos llenos de magia y amor, risas, dulces, regalos y mucho, mucho chocolate, solo cuando eran las doce, sus suegros se quedaron en la habitación de huéspedes y ellos se acostaron en su cama con Pan en medio.
— Fue una linda navidad mi amor, muchas gracias. Te amo. — murmuró amorosa Videl besando sus labios.
— Gracias a ti, por amarme. Descansa pequeña. — la arropo bien y los tres se quedaron dormidos.
Videl sonrió para sus adentros, de niña pensó que la primavera iba a ser su estación favorita, que equivocada estaba, pues cada estación tenia lo suyo, más la última, pues en esta recibió el bello regalo de ser madre.
No podía pedir más.
._.
Fin de la transmisión.
