Disclaimer: Ni Dragon Ball ni sus personajes me pertenecen, son obra exclusivamente de Akira Toriyama y Toei Animation, yo solo los uso para dar rienda suelta a mi imaginación.

Día 11: Orgullo.

La lluvia azotaba con fuerza, al igual que el viento al desprender varias hojas de los árboles y una que otra flor, su camisilla rosa y short ya estaban pegados a su cuerpo debido a la empapada que se había pegado y sin embargo, a ella no le importó.

Su ceño estaba fruncido, tenía la cara sucia con unas fibras de grama, algunos rasguños y sangre seca pero eso, tampoco le importo.

Solo quería recuperar lo que le fue robado en el torneo 25° de las artes marciales gracias al fenómeno de Spopovich.

Una patada, un derechazo y seguidos puñetazos cortaban el viento, creando un silbido que solo el ser con el oído más desarrollado podría escuchar.

Ella era una guerrera, se lo demostraría a su esposo, a su hija, a su padre y a su familia... Su derrota no quedaría impune, sin darse cuenta las lágrimas abandonaban sus ojos azules; todos estos años de entrenamiento se fueron a la basura después de tan humillante derrota.

— Videl. — escucho su nombre más sin embargo siguió con su rutina, furiosa consigo misma. — ¡Videl!

Nada.

No fue hasta que vislumbró la borrosa figura de su marido materializándose frente a ella haciendo que cayera de bruces contra el suelo.

— ¿Que estás haciendo? — preguntó serio.

— ¡Nada que te importe! — grito a la defensiva.

— Te equivocas, si me importa; y mucho porque eres mi esposa. — recriminó.

— ¡Si tanto te importa, entonces atacame! — se lanzó contra el padre de Pan que sin dificultad empezó a bloquear sus ataques.

— Detente Videl. — ordenó con amabilidad.

— ¡No hasta que recuperé lo que perdí! ¡Deja de bloquear mis ataques y responde! — grito ofuscada, Gohan frunció aún más el ceño y cuando la mujer de ojos azules dirigió un puñetazo a su rostro él lo atrapó con su mano diestra impidiendo su escape.

Veloz, gracias a las capacidades de su raza, hizo una barrida de pies tumbando a la mujer de su vida quedando a horcajadas sobre ella, claro está; no apoyando todo su peso, pues no quería aplastarla.

Llevo los brazos de Videl al lado de su cabeza inmovilizándola totalmente.

— ¿Ya te vas a calmar? — preguntó afianzando su agarre. Observó la respiración errática de su mujer, su pecho subía y bajaba, el sudor que caía de su rostro demostraba el esfuerzo que tuvo al entrenar arduamente. Una palabra paso por su mente:

Hermosa.

Su mujer era muy hermosa, y era muy afortunado en tenerla a su lado.

— Su-suéltame, debo... Debo recuperar lo que perdí. — apenas jadeo, estaba muy cansada.

— ¿Recuperar lo que perdiste? — alzó una ceja demostrando su confusión.

— Sí. Ahora suéltame. — demandó frunciendo el cejo.

— ¿Qué perdiste? — volvió a cuestionar ignorando a su esposa.

Y cuando un rayo sonó en todas las llanuras del monte Paoz, también se escuchó un grito lleno de frustración.

— ¡Mi orgullo! ¡Perdí mi orgullo de luchadora! ¡Lo perdí cuando ese maldito de Spopovich me derrotó!

Gohan la soltó y se levantó, Videl observó confundida como el hijo de Goku adapto una posición de pelea invitándola a luchar, sonrió haciendo lo mismo.

Y en seguida una pelea amistosa de marido y mujer empezó.

Ambos se movían con gracia haciendo varios movimientos, puñetazos, patadas, derechazos era lo que se observaba por el improvisado campo de batalla, hasta que hubo un momento decisivo en el que Gohan resbaló cayendo de bruces al suelo llevándose consigo a Videl quien quedó sobre su abdomen.

Ambos empezaron a reír.

— Lamento gritarte amor, yo... Estaba tan frustrada por perder algo que me caracterizaba, y creo que ya... Es algo tonto pero, pensé que dejarías de quererme por eso. — confesó apenada.

Él se reincorporó abrazándola por la espalda apegándola más a su cuerpo, beso su frente y empezó a hablar.

— Jamás voy a dejar de amarte Videl, y tampoco pienses que perdiste tu orgullo de peleadora, eres una gran guerrera; si yo me enamore de ti fue porque tienes un gran sentido de justicia, eres bella, buscas ayudar a los demás... Eres genial Videl. Te amo — la beso en los labios siendo inmediatamente correspondido.

— Yo también te amo. — murmuró con una sonrisa.

— Y Videl, siéntete orgullosa de ti, jamás perdiste tu orgullo de guerrera, es más... Lo multiplicaste al volverte una gran madre y esposa. — ella rio divertida abrazándolo. — Mejor vamos adentro, el frío está calando en mis huesos.

La pareja de esposos se levantó de la grama y juntos se dirigieron a su hogar con la idea de hacer unas sabrosas galletas con chocolate caliente.

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Fin de la transmisión.