NO SOY DUEÑO DE INUYASHA.

GRACIAS POR SUS OPINIONES. YA SABEN SON MUY IMPORTANTES.

CAPITULO 2

El resplandor azul sacó a todos de sus pensamientos. Sesshomaru se adelantó y tomó la capa de las manos de Danaka. El poderoso aura de Kagome cosquilleaba la piel del Daiyoukai. Inuyasha se acercó al borde junto con Noriko, Souta y Kouga. La llegada de la joven era inminente. Casi sin pensarlo, se asomaron al pozo y se encontraron cara a cara con ella, al fin era ella, al fin regresó Kagome.

Noriko gritó y Souta emocionados ambos le ayudaron a salir del pozo. Ella un poco confundida los abrazó muy fuerte y sin siquiera notarlo, lloró. Lloró amargamente en brazos de su familia. Parecía que el alma la abandonaba en cada sollozo.

Inuyasha estaba pasmado de pie frente a ella.

-"¿Kagome?, Ka-gome? Eres tu…"

Kikyo intentaba agarrarle el brazo pero él se lo impidió. Una fuerza invisible lo impulsaba a buscar la mirada de la joven desesperadamente.

Kagome levantó la cara para ver al dueño de esa voz tan conocida para ella. Se encontró de frente con la dorada mirada que tanto había amado, viéndola fijamente con lágrimas, Inuyasha.

Kouga se adelantó

-"Bienvenida Kagome. Tenía muchas ganas de volver a verte hermosa"

No quería. Ella no quería verlos. Esos rostros que tuvieron todo que ver con su tristeza. Todos ellos le recordaban una etapa muy amarga de su vida. Y aún frente a ella, el motivo de su pesar. Inuyasha. Dando pequeños pasos y estirando la mano, el hanyou intentaba alcanzarla. Un extraño sentimiento lo envolvía. Mezcla de vergüenza, tristeza, alegría, pertenencia. La había extrañado. Mucho. Demasiado para lo que él imaginó. La necesitaba, ahora. Necesitaba su perdón, su toque, perdonarse a sí mismo. Kagome temblaba en brazos de su madre que la abrazaba fuertemente para darle ánimo. Un solo pensamiento la inundaba

"Kami Sálvame! Onegai!"

En ese instante, la gran figura se abrió paso entre los presentes. Su gruñido bajo erizaba la piel del grupo.

-"Apártate mestizo"

Inuyasha se volteó para mirar a Sesshomaru a los ojos

-"Keh! Qué mierda quieres decir con eso?"

-"No te atrevas a tocar a mi esposa"

Y sin decir más, el Lord del Oeste colocó suavemente la capa de seda sobre los hombros de Kagome. Mirándola a los ojos, de pie frente a ella, delicadamente le subió la capucha sobre la cabeza.

-"Ven conmigo Miko"

Ella sin saber por qué, lo siguió, trató de caminar cerca del gran Inu, pero sus piernas fallaron. En segundos se encontró en brazos de Sesshomaru que la bajó por las escaleras seguido de Noriko, Souta y Danaka. El tigre y Souta tomaron el arco, las flechas y la mochila de Kagome que se desparramaron por el suelo. Subieron en la gran limusina. Los demás irían en otro vehículo. Pero todos rumbo al mismo destino. El palacio de la Luna, en Japón Occidental. Rápidamente, los coches negros con vidrios oscuros, devoraban los caminos a gran velocidad. Llevaban un tesoro y debían esconderlo y prepararlo para enfrentarse al nuevo mundo.

Eso es precisamente lo que harían hasta que el tiempo de aparecer en público llegara. Mantendrían oculta a Kagome, hasta que estuviese lista para enfrentar a Náraku una vez más, pero esta vez en su propio tiempo.

Kagome continuaba sentada al lado de Sesshomaru mirando hacia abajo, a sus manos. No comprendía nada de lo sucedido. La limusina tomaba las curvas violentamente y la fuerza con que el coche corría, la empujaba sobre el Daiyoukai.

Él no decía nada. Tampoco se apartaba ni demostraba molestia en absoluto, eso la desconcertó. Ella muy sonrojada intentaba acomodarse un poco más lejos, pero enseguida, el Lord la reprendió.

-"Mantente cerca de Este Sesshomaru, si quieres vivir, Miko"

Ella apenas audiblemente respondió

-"Gomennasai, Sesshomaru Sama"

-"Hn."

Noriko y Souta le tomaban las manos tratando de calmarla. Imaginaban la confusión de la pobre Kagome, y no sabían cómo confortarla.

En el otro coche, Inuyasha estaba muy alterado.

-"Qué mierda le pasa a ese hijo de todas la putas del Oeste!"

-"Te lo advirtió cuando lo de Náraku sucedió. Firmaría los documentos, pero nadie opinaría al respecto de sus acciones"

-"Pero, Kagome es mi amiga, y…"

-"Tú estuviste de acuerdo, Inuyasha"

El hanyou sabía que Kouga tenían razón. Él estaba confundido. Nunca pensó que ver otra vez a Kagome luego de tantos siglos, le afectaría tanto. Kikyo miraba por la ventana. Estaba muy ofuscada por la reacción de Inuyasha, sentía celos y mucha rabia.

-"Deberías haber traído una toalla, Inuyasha"

-"Kikyo?"

-"Para la baba que se te escurre de la boca cuando la miras, maldito"

El grupo sonrió ante el comentario, el mestizo muy sonrojado miró a su esposa y luego a la otra ventana del vehículo.

" Maldición", pensaba, "Kagome…"

Las palabras de su medio hermano le resonaban en la cabeza

"Eres una desgracia para la familia, mestizo"

No podía evitar estar de acuerdo con él. Por más que intentara justificar sus acciones. No tenía forma de hacerlo. El regreso de Kagome sacudió sus cimientos, y no tenía de donde asirse para no caer.

*************************FLASH BACK*************************************

La prensa estaba acosando permanentemente a la familia Taisho Higurashi. Luego del exabrupto de Inuyasha para con el consejo, Kikyo tuvo que representar el papel de Kagome para los medios y el resto del mundo. Cada vez que Sesshomaru era entrevistado, ella debía posar como la esposa correcta, callada y sumisa, siempre tres pasos detrás del esposo, cumpliendo el rol que las mujeres actuales debían desempeñar. Ella se mostraba muy bien vestida y arreglada. Llena de joyas muy caras y con su rostro apenas visible debajo de enormes sombreros, pamelas y capelinas. O con pañuelos en la cabeza y grandes anteojos de sol.

Acompañaba al Inu a las fiestas de caridad, y eventos a los que Sesshomaru debía asistir. Se aseguraban de que el mundo los viese pasear por el lugar y luego desaparecían. Ocupaban las primeras planas de los distintos medios de prensa y comunicación social. Después de todo, Inuyasha le había dicho al consejo, que Sesshomaru estaba cortejando a la Shikkon Miko y que las empresas tenían ambos nombres como regalo de cortejo, para la futura unión en matrimonio y emparejamiento. Obsequios de confianza que Sesshomaru le brindaba a Kagome. Kikyo se parecía bastante a Kagome. Aprovecharía eso para satisfacer al consejo y ganar tiempo hasta el regreso de la verdadera sacerdotisa de Shikkon.

El consejo parecía complacido con el evento futuro. Náraku que había escalado posiciones dentro del mismo, sabía que la verdadera Kagome estaba en el pasado y que de alguna manera la manada del Oeste hacía ver al grupo de ancianos youkai y humanos, que ella estaba en este mundo y pretendida nada más ni nada menos que por el Señor absoluto de Occidente desde hacía más de Ochocientos años, Taisho Sesshomaru. Interiormente le causaba gracia, pues sabía del desagrado que sentía el Lord por la raza humana, imaginarlo casado o emparejado con una mujer era simplemente irrisorio. Por eso en la última reunión de sociedad y cultura, a la que asistían los más altos potentados del mundo, había intentado poner en evidencia a los Taisho acerca de la irracionalidad de las aseveraciones al respecto del cortejo Inu – ningen con que Inuyasha intentaba apaciguar la curiosidad de los ancianos.

-"Higurashi es el apellido de la Shikkon Miko, verdad Lord Inuyasha?"

-"Sí, señor presidente, así es"

-"Y debemos la presencia del mismo, en las empresas que ustedes poseen, junto al apellido Taisho, por qué motivo?"

-"Señor presidente?"

Náraku muy altanero se puso de pie y le preguntó a modo de fiscal

-"Que ya sabe señor Taisho, que las mujeres no pueden poseer propiedades, que las mismas, deben pertenecer a los hombres de la familia, pero tengo entendido que el joven Higurashi….Ah sí, Souta, es menor de edad y la señora madre de la Shikkon Miko está actualmente emparejada con un general del Oeste, si no me equivoco…Tanaka"

-"Danaka, Akira"

-"Ah, Danaka…bueno, por lo que su apellido dejó de ser Higurashi para ser Danaka, es así?"

-"S-Sí, es así"

-"Entonces, de quién son las empresas Higurashi y las Taisho Higurashi?"

-"Pues etooo…"

TOUCHÉ…Pensó Náraku

"Te tengo maldito mestizo de mierda"

El corazón de Inuyasha parecía que se le saldría del pecho. Sesshomaru no estaba presente para salvarlo. Si averiguaban que las empresas, eran de Kagome y ella no tenía pareja, se las quitarían y pasarían al fisco, es decir a Náraku. Debía pensar en algo, y debía ser ahora…

-"Pues bueno, yo no debería decirlo, pero a la larga se sabrá, así que no veo el daño en contarlo hoy. Mi hermano Sesshomaru, está actualmente cortejando a la sacerdotisa de Shikkon, y bueno, la fusión de los apellidos es un…regalo de cortejo para ella. Ya saben la confianza en la pareja es primordial"

Los rostros iluminados de los ancianos. Estaban felices con la noticia. La unión del Daiyoukai Inu más poderoso y la legendaria Shikkon Miko, sería muy beneficiosa para el funcionamiento de la sociedad existente entre youkai y humanos. Era una excelente noticia. Sesshomaru que no había asistido a la reunión, por asuntos inherentes al Oeste, se incorporaba en ese momento a la junta cultural.

-"Ah! Lord Sesshomaru, bienvenido! Y tenga usted mis más respetuosas felicitaciones!"

Sesshomaru apenas asintió al ingresar al recinto y luego tomar asiento, en su lugar. Todos los presentes comenzaron a felicitarlo por su cortejo y próximo emparejamiento o matrimonio. Obviamente, no entendía una palabra del asunto, pero al ver el rostro desfigurado de Inuyasha y el odio evidente en el rosto de Náraku, decidió seguirles la corriente a los ancianos y asintió en reconocimiento a todas y cada una de las felicitaciones. Náraku por su parte, no hacía más que masticar rencor. El toupé de los Taisho para mentir de esa manera flagrante y descarada y qué imbéciles los miembros del consejo!

Meses después, fotografías de una boda real, en una Isla privada de los Taisho, luego más fotos de la recepción en el lujoso hotel Crescent Moon, de la Isla Shima no Tama. Había estado lleno de paparazzis, y todos los miembros de la manada, posaron mucho para las fotos. Los encabezados de los noticieros y revistas decían en letras grandes "Los tórtolos no tendrán luna de miel, por el momento, debido a la ajustada agenda laboral del novio."

Náraku en su cama aún, arrugaba el periódico luego de leer los encabezados y ver las fotografías y lo arrojaba con ira contra la pared...

Kagura se removía en la cama ante el revuelo y los insultos de Náraku.

-"Qué te sucede? Náraku"

-"Odio a esos hijos de puta Taisho, y a la malparida de Kikyo, seguro que creen que se saldrán con la suya…Hijos de mil putas! Yo los voy a desenmascarar. Malditos!"

Tal vez los ancianos eran fáciles de convencer, pero él, él era otra cosa y no dudaría en demostrárselos a todos, especialmente a los tontos de Oeste.

******************************FIN DEL FLASHBACK****************************

Una vez en palacio, Kagome fue conducida por Sesshomaru y escoltada por su madre, su hermano, y Rin. Caminaban rápidamente hasta llegar al despacho del Lord.

Dentro tomaron asiento. Sin decir una palabra se quedaron esperando algo.

Kagome se bajó la capucha, observó los alrededores de la habitación y luego miró a los ojos al Daiyoukai. El no apartó la mirada de ella.

-"Ten paciencia, Miko"

En ese instante las puertas se abrieron revelando a un joven Shippo de cabellos rojos y largos, grandes músculos y ropas muy elegantes

-"Mamá?"

-"Shippo…Estás tan grande hijo mío"

Bruscamente, ella se levantó y corrió a los brazos del kitsune emocionado

-"Al fin regresaste, Kagome…Todo estará bien ahora, te lo prometo"

Ante los intentos de su madre y hermano de tratar de averiguar qué la demoró tanto para regresar. Kagome solo dijo

-"Estoy muy cansada mamá, lo siento."

En seguida el Lord del Oeste se puso de pie

-"La Miko debe descansar"

Él le ofreció la mano y se quedó esperando. Kagome miró la mano pálida y la aceptó. Lentamente abandonaron el despacho ante la mirada de los presentes. Sesshomaru la condujo por entre los pasillos hacia las habitaciones reales.

Después de eso, Sesshomaru la llevó a su dormitorio. A regañadientes abrió las puertas para ella. Debía dejarla entrar a su santuario personal. La idea no le agradaba en lo más mínimo, pero las paredes oyen y ven más de lo conveniente y si hacían ver que se habían casado en una isla lejana, pues ya eran esposos para la opinión pública y los ancianos. Y gracias a la bocota de Inuyasha, estaban más casados de lo que jamás pensaron. No había otra solución viable más que continuar con lo correspondiente a una pareja bien constituida. Antes de entrar, sabiendo que ojos indiscretos vigilaban, alzó a Kagome estilo nupcial y entraron al dormitorio, cerrando las puertas detrás de ellos.

Kagome estaba tan abrumada por todo, que no dijo una palabra, ni emitió sonido alguno. Simplemente siguió al Inu hasta el onsen, él le indicó dónde estaban los artículos de aseo, las toallas y la ropa que había mandado confeccionar para ella. Luego de eso se retiró dejándola sola. Kagome se desvistió, tomó una de las botellas de jabón perfumado y comenzó su rutina de aseo, automáticamente, como un robot. Sin pensar, sin sentir, sin abrir los ojos. Mientras se enjuagaba, la mirada quedó fija en el agua humeante. Sin quererlo, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, sollozando y de a poco subiendo la voz mientras lloraba, Sesshomaru la escuchaba desde el otro lado de la habitación, suspiraba y se encaminaba hacia los baños termales.

Golpeando la puerta, sin recibir respuesta.

Sesshomaru entró.