NO SOY DUEÑO DE INUYASHA.

LAS COSAS CAMBIAN. TODO CAMBIA. NO SIGNIFICA QUE LO ANTERIOR SEA MEJOR, SOLO ES DIFERENTE…

CAPITULO 4

-"Alístate, mujer. "

-"Déjalo ganar! Entrégale todo, yo, no quiero nada"

Sesshomaru violentamente a tomó se los brazos y la levantó hasta quedar cara a cara con ella. Kagome le sostenía la mirada, no le temía, no apartaría la mirada.

-"He dicho que te alistes. No esperaré. Partiremos YA!"

-"Suéltame!. Este mundo ya no es el mío. Esta gente no es mi gente. Prefiero regresar al Edo antiguo y quedarme en mi refugio en las montañas. Nadie me comprende. No deseo estar aquí. No deseo estar unida a ti, no deseo volver a ver el rostro de Inuyasha!"

Allí residía el problema, Inuyasha. Sesshomaru se sintió incómodo por los sentimientos de la joven. Claro que la comprendía. Kagura le había hecho exactamente lo mismo. Siglos atrás. Aún así, las pequeñas gotas de dolor aún se escurrían de un corazón de hielo, que todos suponen que no existe. Sentimientos repulsivos. Debían abrirse completamente uno al otro, éste había sido un comienzo por parte de ella. Para eso se la llevaba lejos, solamente ella podría conocer el verdadero Sesshomaru Taisho.

-"Partimos en dos horas"

Y solo así, la soltó. Kagome azotó con el trasero en el suelo.

-"Eres un bruto, maldito demonio del infierno!"

-"Hn"

Típica respuesta de él. Pero se sentía mejor. Ella había reaccionado, aunque fuera para insultarlo. Conocía bastante bien su carácter, por eso no soportaba, verla hecha un despojo, callada y demacrada. La esposa de un Taisho se vería deslumbrante y más aún si es SU esposa.

La bestia reía desde el fondo de su mente

"Nuestra esposa es explosiva cuando quiere"

"Hn."

"Por qué la tomaste? Pudiste hablar con el consejo y explicarles que el hanyou había errado en sus dichos, hubieras podido eludir esta carga"

"Hn."

"Es por Kagura, verdad?"

"Cállate!"

La bestia reía a carcajadas y se recostaba en su rincón

"Eso pensé, jaja"

"Hn."

Sesshomaru de repente tenía un tremendo dolor de cabeza. Necesitaba un trago, hablar con la manada, y con Inuyasha y eso era lo último que quería. Maldición.

En el despacho, sentados en silencio, el grupo escuchaba al Señor del Oeste dando las instrucciones para cuando esté ausente. Cada uno tenía la presidencia de alguna de las empresas más importantes de Japón. Todas debían colaborar con la breve desaparición de la pareja, Se habían preparado parar este momento durante siglos. Jamás descansaron de la amenaza de Náraku. Al menos Kagome vivió seis años sin él.

-"A donde irán?"

-"Ni lo sueñes mestizo"

-"Eres un maldito"

-"Lord Sesshomaru, cuando regresarán?"

-"Unas horas antes de la estipulada por la citación"

-"Crees que es lo mejor?"

-"Sí lo creo"

Noriko confiaba en él. Asentía y le tomaba las manos

-"Mi Lord, cuide a mi Kagome…Ella ha sufrido demasiado…No…No la maltrate…"

-"Un Inu protege a su pareja"

Inuyasha muy molesto

-"Ella no es tu pareja cabrón. Sólo es tu esposa por poder. Ni siquiera fue ella la que firmó los documentos"

-"Pero tú firmaste los tuyos, te casaste, te emparejaste y te vinculaste a la Miko Kikyo. "

Sesshomaru se paraba frente a su hermano

-"Hasta que la muerte los separe…"

Gruñían fuertemente. Miroku intentaba calmarlos.

-"Bueno, bueno. Supongo que eso sería todo lo que necesitas, que nosotros cumplamos para mantener las cosas ordenadas, verdad Sesshomaru "

-"Hn."

-"Keh!"

-"Déjenme solo con Inuyasha"

Así hicieron, temblando como hojas al viento, temiendo por la vida de su amigo.

Pero había demasiado trabajo que hacer. Al mal paso darle prisa decían, así es que cada uno partió a sus habitaciones, pronto amanecería y debían estar frescos y atentos para la mañana. Estos meses venideros serían muy complicados. Inuyasha quedó en el despacho, Kikyo permaneció afuera junto a Danaka. Si bien estaba enojada con Inuyasha, sabía el por qué actuaba de esa manera con ella. Su preocupación por la reunión fraternal era demasiada. La cocinera, ushi youkai, le alcanzó una taza de té.

-"Kikyo Sama, tome"

-"Arigatou, necesitaba algo caliente. El miedo me hiela la sangre"

Dentro del despacho, Sesshomaru se sentaba en su sillón.

-"Te das cuenta lo que estás haciendo Inuyasha?"

-"Keh! Y tú? Te comportas como un maldito infeliz, acaso no recuerdas que ella, me…"

-"Amaba? Eso ibas a decir?"

Inuyasha no se había percatado de las palabras que salieron de su boca, realmente deseaba decir otra cosa pero le salió, directo del corazón

-"Tú la rechazaste. Tú elegiste a Kikyo. Tú la impulsaste a huir y no regresar, en Edo y Aquí. Tú hablaste demás, tú eres el causante de esta situación así que no me vengas con idioteces ahora. Me hice cargo de la situación, hice lo que todos esperaban que hiciera. Soy su alfa después de todo. Pero definitivamente NO me haré cargo de tu mierda mestizo."

-"Yo…Lo sé, pero necesito expiar un poco mi culpa, Sesshomaru…Ella siempre estuvo allí para mi, y para todos. Cuando Kikyo regresó, yo sólo…Ya la había perdido dos veces, tal vez el hecho de que Kagome siempre estuviese a mi lado me hizo elegir lo que no podía tener o lo que había deseado tener y me fue quitado..No lo sé, sólo quiero pedirle perdón"

-"Ella no desea verte"

-"Mientes! Ella siempre fue muy generosa y buena"

-"Sí? Pues hasta los perros más fieles se cansan de recibir patadas, Inuyasha y ambos sabemos que eso es así"

Era verdad, ambos Inu, ambos sabían. Kagome era fiel, leal dispuesta y muy generosa, pero había recibido demasiadas PATADAS. Suspirando, Inuyasha asintió

-"Está bien, Sesshomaru, esperaré. Cuando ella lo decida, me acercaré, no antes"

-"Eso está muy bien Inuyasha, pero olvidas un pequeño detalle"

-"Detalle?"

-"Es mi esposa, y soy yo quien decidirá cuando te puedes acercar"

-"Pareciera que disfrutas la situación"

-"Tal vez…"

Sin decir más palabras Inuyasha se retiró del despacho, Kikyo se puso de pie ni bien él salió.

-"Vamos Kikyo, Todo estará bien"

Y lentamente caminaron hacia su dormitorio, ambos pensando en lo que les deparaba el futuro, Sería bueno, sería malo, ¿Qué estaba sucediendo? La confusión era tal que sentían sus cabezas reventar.

-"Pasa, mi amor, tomaré un baño, estoy agotado"

-"Esa es una buena idea Inuyasha"

En la habitación de Sesshomaru Las mujeres excepto Kikyo, arreglaban a Kagome para su viaje.

-"Maletas?"

-"Listas"

-"Papeles?"

-"Listos"

-"Abrigo?"

-"Listo"

-"Excelente"

Kagome no hablaba. Parecía haber perdido la voluntad. Todo le daba igual.

-"Termina lo que comenzaste a contarme ayer, mamá"

-"Eh? Sí, bueno, es que cuando tú te alejaste del grupo…Sango estaba allí, ella conoce mejor los hechos"

-"Si, desapareciste por años y la gente y los youkai en agradecimiento por haber destruido a Náraku, traían obsequios de toda Índole y naturaleza"

-"Se los dejaban a Inuyasha en la cabaña que compartía con Kikyo"

-"La cabaña que yo construí con mis propias manos junto a Inuyasha…"

Las mujeres se miraban, no sabían que responder. Kagome suspiraba, Noriko se sentó detrás de ella y comenzó a trenzar su cabello y continuó su relato

-"El cobertizo les quedó pequeño, traían obsequios para él y para ti, la casa pronto les quedó chica, necesitaban entregarte las cosas pero nunca supieron dónde estabas"

-"Fue entonces cuando Inuyasha salió a buscarte, al parecer le entregó las cosas a Sesshomaru y él, con los siglos fue invirtiendo y así logró aumentar tus bienes"

-"Y por qué Sesshomaru aceptó hacer eso?"

-"Eso mi amor, deberás preguntárselo a él, no crees?"

-"Él y yo, no hablamos mucho de nada"

De pronto la puerta se abrió, Jaken entró seguido de Sesshomaru. El pequeño Kappa tomó las maletas y salió de la habitación.

-"Es hora Miko"

Las mujeres caminaron detrás del Daiyoukai hasta la explanada

-"Mucha suerte hija, te amo"

-"Gracias, mamá. Adiós Souta"

-"Cuídate, Kagome"

-"Danaka San"

-"Buen viaje, Kagome Sama"

-"Okasaaan!"

-"Shippo, mi vida cuídate mucho, nos vemos en dos meses, ne?"

Enseguida Sesshomaru se acercó al chofer de la limusina, le murmuró unas cosas y se acercó al grupo

-"Cada uno tiene sus órdenes. Ante cualquier pregunta, los Señores del Oeste están de Luna de miel, Adiós"

Sin decir más ayudó a Kagome a subir al coche y subió él por detrás.

En el palacio quedó el grupo bastante acongojado. Kagome parecía estar perdida desde que llegó del pasado. No parecía tomar bien las noticias acerca de los cambios en el mundo. Esperaban que regresara más tranquila, o al menos regresara.

Sesshomaru no se caracterizaba ni por al amor a la humanidad, ni por la paciencia a la hora de dar una orden. Kagome no se llevaba bien con las personas autoritarias y menos lo haría con un demonio. Temían por la pareja.

Cada quien se encaminó a cumplir con su tarea asignada, manteniendo en su mente el rostro hastiado de la joven Miko atribulada.

En las empresas Estrella Negra Asesores de Inversiones, Náraku Onigumo, como se hacía llamar, planificaba y disfrutaba de sus logros, pensando un poco en los acontecimientos pasados, mantenía su mirada en la manada del Oeste, en ella residía el único peligro a su gestión de moderna maldad. Ambicioso y codicioso este mundo nuevo le daba todo lo que él anhelaba para sí, corrupción, engaños, estafas, mujeres, y dinero, mucho, mucho dinero. En sus intentos de venganza, ya había logrado separar a Kagome de Inuyasha, a Sesshomaru de Kagura, su próximo objetivo sería Kikyo. Sonreía, se relamía estaba fascinado con la vida nueva que la perla le había otorgado. Había elegido luchar como humano, pero eso no significaba que su parte demoníaca no fuese a surgir ante una necesidad. No podía arriesgarse a arruinar todo lo logrado con el consejo. Todos, absolutamente todos recordaban el nombre Náraku y bastante le había costado convencerlos de que era el tátara –tátara-tátara-nieto del Náraku original, y que era inofensivo, sólo había heredado sus riquezas, y su sentido de los negocios. Sí cómo no.

No podía cometer el error de dejar salir su youki y arruinar todo quedándose en la nada. Si el mundo se terminaba, se quedaría sin sirvientes, esclavos, mujeres y todo aquello que él disfrutaba, torturar gente, lastimar, matar y violar, asesinar y salirse siempre con la suya. Esta era una buena vida. Pero ahora una cosa lo tenía a mal traer, el supuesto matrimonio de Sesshomaru Taisho con la supuesta Kagome Higurashi. Estaba seguro de que ella no había regresado del pasado, estaba convencido de que Kikyo había posado en las fotos en su lugar. Pero no sería nada fácil demostrárselos a los ancianos del consejo

-"Malditos viejos decrépitos, no podrían verle el culo a un elefante así lo tuviesen frente a sus ojos"

Debería planificar muy bien los pasos a seguir. Si él conseguía exponer a los Taisho-Higurashi y su engaño, sería dueño absoluto del nuevo mundo y se daría el gusto perpetuo de fundar su nuevo e indestructible imperio del terror. La sola idea ponía una sonrisa enorme en su rostro.

-"Yo les voy a enseñar a esos imbéciles, quién es el más inteligente"

En el helipuerto Sesshomaru, se despidió del chofer y junto a Kagome emprendieron su viaje de "Luna de Miel" a un lugar desconocido para todos. Sólo él sabía su destino, Kagome permanecía sin hablar. No era que a él le molestara el silencio, realmente lo agradecía, pero lo poco que había conocido a Kagome en el pasado, ella era diferente, muy alegre, comunicativa, explosiva…Esta mujer sentada frente a él, era una completamente distinta. Luego de horas de viaje, cambiando de helicóptero cada dos horas, aterrizaron en un claro selvático. Era de noche. Kagome bajó del helicóptero de la mano de su marido, que la ayudó a bajar, con su pálido rostro inexpresivo de siempre.

Ella miraba todo a su alrededor, selva cerrada y misteriosa, muy bella. Sentía unas cosquillas en su cuerpo, no comprendía bien a qué se debía.

-"Sígueme, Miko"

-"Kagome"

Él no respondió, solo caminó a través del tumulto de arbustos cerrados, mirándolo bien, los arbustos se apartaban para dejarlos pasar. Ella estaba asombrada.

-"Un hechizo?"

-"Hn."

La enorme espalda del Daiyoukai frente a ella le impedía ver adelante. Pero ella no haría nada para asomarse e indagar, no le importaba, realmente no le interesaba a donde se dirigían.