NO SOY DUEÑO DE INUYASHA
SABER TODO…TODO
CAPITULO 7
Mediodía Día uno
En el palacio de la luna, Inuyasha estaba mirando la Tessaiga colgada en la pared. La vista fija en el filo de la legendaria katana, la mente, lejos, muy lejos allá en Edo antiguo. Kikyo entraba en el salón, con una bandeja de té.
-"Imaginé que estarías aquí"
-"Qué deseas, Kikyo?"
-"Dime, Inuyasha, ya no me amas?"
El hanyou saltó en su asiento y la observó
-"Qué dices? Por qué preguntas eso?"
-"Es que desde que Kagome regresó, actúas muy celoso de ella, y te mantienes intentando acercarte, discutes todo el tiempo con Sesshomaru por ella y desesperas por hablarle…"
-"Lo, lo siento es que no me he dado cuenta de eso. Yo… te amo, a tí Kikyo, pero es que hace tanto tiempo que no la veía que algo se estremeció en mi interior cuando la ví salir del pozo. Tanto, hace que no sé nada de ella. La aparté miserablemente, la dañé… Tal vez necesite su perdón…Para perdonarme a mi mismo"
Kikyo se acercaba a su esposo y pareja, él mantenía la cabeza hundida entre las manos. Suavemente le comenzó a acariciar la cabeza.
-"Necesito dejar de sentirme una basura. Necesito saber qué fue de ella, dónde estuvo, cómo sobrevivió…Yo vine a buscarla y ella no había regresado con su familia, ella se quedó allá, simplemente se esfumó, huyendo de mí, del dolor que le causé. No lo soporto más Kikyo, necesito alivio para, mi alma"
"Cálmate, Inu, cuando regresen podrás hablar con ella y seguramente te perdonará. Kagome nunca fue malvada, ni rencorosa…Siempre tuvo un noble corazón"
Esas palabras le dolieron más que sus pensamientos y recuerdos. Era verdad, Kagome jamás había sido, ni malvada, ni rencorosa y su corazón siempre fue generoso y amable, y él había limpiado sus pies sobre ella de una manera miserable.
-"Gracias por estar a mi lado Kikyo."
-"Te amo y lo sabes"
La Miko antigua se sentaba en el regazo de su marido y lo besaba con pasión. Mientras cerca de ellos, en el otro salón, Rin, Souta, Sango, Miroku, Danaka y Noriko, mantenían silencio. Para desgracia del mestizo, el eco del salón de armas retumbaba en el salón familiar, donde el resto de la manada intentaba almorzar. Todos quedaron con el bocado en la garganta.
-"Hay que proteger a Kagome a toda costa"
-"Protegerla de qué Nori?"
-"De Los recuerdos, de Inuyasha, de la tristeza, esa que regresó del pozo, no era mi kagome, era un despojo. Y mi hija no se merece sufrir más"
-"Yo no me preocuparía, al parecer, Sesshomaru no permitirá que Inuyasha se le
acerque por el momento"
-"Por qué lo dices Houshi?"
-"Si lo pensamos bien, a pesar del tangible rechazo que Mi Lord tiene hacia algunos humanos, puede ser que lleguen a tolerarse y convivan en paz, acompañándose el resto de sus vidas"
-"Eso sería bueno, si pensamos que deberán vivir largos años juntos"
Danaka interrumpía
-"No deseo romper sus esperanzas, pero serían largos años si mi Señor se hubiese vinculado y marcado a la Joven Kagome, compartirían energías, vivirían la misma cantidad de siglos…"
-"Qué quieres decir Akira san?"
-"Ella vivirá el tiempo que viven los humanos, nada más"
La pena en los ojos de todos
-"Tal vez podría vincularse como manada, como hicimos nosotros, con un pacto de sangre"
-"Ella no lo aceptará. Ahora mismo se le nota que preferiría morir que pasar un solo minuto más en este tiempo o en cualquier otro. Ella perdió la voluntad de vivir, la alegría, Kagome es la sombra de lo que era. Está perdida…"
El silencio nuevamente se hizo lugar en la mesa del almuerzo. Algunas lágrimas mojaban mejillas, otros dolores profundos en el pecho se mantenían ocultos, la esperanza de que la vida cerca de ellos ayudaría a recobrar a la jovial sacerdotisa que todos amaban. La preocupación evidente por la unión de la joven con el Señor del Oeste, Sesshomaru Taisho, el demonio más poderoso de la historia, conocido por su poder, sangre fría a la hora de asesinar, y un profundo desprecio por la raza humana.
La miradas en los platos, los intentos de conversar, los pensamientos en donde fuera que ellos estén.
En la isla, Kagome se levantaba por vigésima vez del piso del dojo. Sesshomaru no era suave en sus ataques.
No demostraba misericordia.
Estaba frustrado, más temprano se había sentido atraído por esta sacerdotisa que lo quemaba con su Reiki, cada vez que lo alcanzaba. Eso le gustaba, ella era todo un desafío. Iba en contra de todo lo que había sostenido durante siglos.
La joven Miko lo había derribado más de diez veces, estaba magullado, rasguñado, tenía cortes y algunas quemaduras, se sentía renovado y vivo. Las respiraciones de ambos eran pesadas, Kagome estaba bastante maltratada, su cuerpo humano evidenciaba los ataques a los que había sido sometido repetidas veces. Ella estaba fascinada. Anhelaba una buena batalla, y no se había percatado de cuánto.
En un repentino cruce de katanas, ellos quedaron frente a frente. Sus rostros a centímetros, los ojos fijos en los del adversario, luego sin poder evitarlo, recorrieron los rasgos transpirados de los semblantes enrojecidos. Nuevamente la rosada lengua apaciguando la sequedad de los carnosos labios de la sacerdotisa. Las gotas de sudor que trazaban los ángulos del pálido rostro cruzando las marcas hasta llegar a la barbilla. Y los ojos…Los ardientes soles hundiéndose en los cristalinos océanos de la Miko… Peligroso…Era la palabra justa para describir el momento.
Sin más la joven bajó la mirada y relajó su ajuste sobre la katana.
-"Me ganaste, como era de esperar, gracias por el entrenamiento, Sesshomaru"
Sin decir más, la joven reverenció, colocó la katana en su lugar y se retiró hacia el interior de la cabaña, dejando a un Temible Lord Inu, bastante confundido e inquieto.
Sesshomaru subió las escaleras hacia el cuarto de baño. Al ingresar se encontró con vapor y aromas frutales deliciosos, al parecer, a la joven le gustan los aromas a naturaleza. Mientras se duchaba, recordaba una vez allá en Edo cuando descubrió a la joven tomando un baño en una poza termal… Ella siempre que podía se aseaba cuidadosamente, no así la mayoría de los humanos. En esa oportunidad, no se había interesado en ver su cuerpo, ni mucho menos, es más, se había sentido ofendido por el despliegue de atrevimiento de la manada de humanos de su medio hermano, al utilizar las termas y arroyos de sus tierras, sin haberle pedido permiso. Sí recordaba las disculpas de la Miko y su educación al dirigirse a él. Siempre había sido respetuosa y muy educada, leal a su manada y honorable. Era una buena mujer. Sin quererlo Kagura cruzó su mente, su hermoso rostro lo transportó a diversas vivencias junto a ella. Todas lo llevaban a la misma conclusión. Ella era un ser despreciable, vil, deshonroso y traicionero. A pesar de ser demonio de pura sangre, Kagura se había comportado con él, exactamente como Inuyasha con Kagome, tanto él como la sacerdotisa, se consideraban seres de palabra, para los que el honor y la lealtad eran primordiales, al menos la Miko tenía eso en común con él.
Reflexionaba acerca del comportamiento de su hermano y sabía que la culpa le estaría carcomiendo las entrañas. También sabía que Kagura se habría enterado de su unión con la Miko y debía estar bastante ofuscada. Eso lo hizo sentir bastante satisfecho. Tal vez algo positivo podría surgir de esta unión forzosa a la que se habían sometido Kagome y él. Siendo una hembra digna, poderosa y bella. Respetuosa y educada, la sacerdotisa calificaba, perfectamente con los cánones de elección de potenciales parejas, que él se había impuesto hacía siglos. Si bien no llegaría a tanto. Tal vez ambos se podrían beneficiar de la situación. El tiempo de cobrarse las maldades y traiciones de los que habían sido objeto, había llegado.
Durante el almuerzo hablaría con ella. El momento de la verdad era ahora.
En el palacio de la luna, Rin se paseaba por la explanada, Shippo llegaba a ella desde el salón
-"Harás un surco si continúas paseándote y dando vueltas de esa manera"
La joven se abrazaba a su pareja con mucho amor
-"No has podido contarle a tu madre que estamos casados"
-"No faltará el momento, Rin, no te preocupes"
-"No sabe de la mayor parte de la manada, no comprende la situación, ella está sufriendo mucho y me preocupa, mi amor"
Shippo caminaba junto a ella tomado de la mano, él sabía que la jovencita tenía razón. Sin embargo la vida estaba de cabezas por el proceder de la perla y su peón. Esta partida sería muy difícil de ganar, pero habría que intentar ganarla a como diera lugar.
-"Haremos lo que Sesshomaru nos dijo que hiciéramos. Él sabe lo mejor."
-"Mi padre siempre sabe qué es lo mejor en cuestiones de manada o económicas. Pero él no sabe nada de amor, no de amor humano al menos, y eso también me preocupa"
-"Por qué? Kagome y él no están enamorados o si?"
-"No, no lo están. Sería una buena cosa que así fuera, ambos han sufrido por amor y traición, claro que no están enamorados y créeme, ese es el problema."
Shippo se detuvo y se paró frente a ella, apartaba sus cabellos de su rostro.
-"Es que mi padre no tolera a los humanos y yo lo ví muchas veces en el pasado intentar asesina a Kagome san…Tengo miedo, amor…"
-"Ella sabe defenderse te lo aseguro"
-"Lo se, si tan sólo se tomaran el tiempo de hablar, pero papá no es un macho de hablar, Tal vez ella comprenda y no reaccione mal. Tal vez…"
-"Lo mejor es cumplir con nuestro trabajo, Rin, y confiar en ellos. Mi madre y tu padre son los seres más poderosos después de todo, no? No creerás que por diferencias de opinión echarán todo a perder o sí?"
El beso suave y delicioso llevó calma y distracción a la joven pareja. Todos temían que Kagome reaccionara mal ante la información acerca de su nueva vida a la que deberá adaptarse sin elección, o que Sesshomaru perdiera la paciencia con ella y la asesinara.
Cualquiera de las dos opciones sería la ruina de la raza youkai, el fin de la raza humana y el dominio de la perla, de Náraku y la corrupción absoluta, el mundo terminaría siendo una extensión del infierno, el temor reinaba en Occidente, sabían que Náraku Onigumo como se hacía llamar, era aquél con quien lucharon en la era antigua, no el descendiente, reformado y buen político, empresario del año como se empeñaba en demostrar, nadie sabía que este Náraku era el verdadero, no el tátara, tátara nieto como él había echo creer al mundo. La perla le prometió todo el poder, la riqueza, la vida, las mujeres y hembras que deseara, la vida eterna dónde y cuándo la quisiera, a cambio de transformar el mundo en eso, un infierno, un trozo del averno donde la maldad y la perversión fueran la moneda corriente. Donde la perla tomaría venganza sobre la sacerdotisa que la destruyó, Kagome…La perversa joya pulsaba anhelando oprimir a la Joven, y esclavizarla, hasta el fin de los tiempos. Él simplemente aceptó, y todo comenzó.
Las piezas de esta partida se movían como el ajedrez con movimientos precisos y preestablecidos. Nada anticipaba cuál sería el fin de todo aquello. Habría que esperar y ver como se reacomodaban las situaciones, pero aquello sucedería una vez que la pareja de Occidente regrese, hasta entonces…Nada podrían hacer.
Kagome había preparado el almuerzo, unas buenas piezas de sushi, algunas salsas, verduras crudas y cocidas y arroz. Un gran plato de frutas frescas a un lado de la mesa. Dos platos cubiertos y palillos, copas y jarras de agua fresca y sake. Ella no sabía qué prefería el Lord Inu . Estaba abrumada por las extrañas sensaciones que estaba experimentando acerca del Daiyoukai. Era bello, sin dudas, pero muy, muy peligroso y además, despreciaba su raza, por lo que seguramente la despreciaba a ella. No debería estar confundida por nada, no ella, sabía más de youkai, que los youkai mismos. Cuando un youkai se forma una idea al respecto de algo, es casi imposible hacerlo cambiar de opinión. Seguramente Sesshomaru tenía la peor de las opiniones al respecto de ella. Lo mejor sería simplemente adaptarse. No tenía miedo a morir. Sino a vivir junto a alguien a quien no pueda soportar, o peor, vivir junto a alguien que deteste o la deteste a ella. Rogaba a Kami Sama por que ese no fuera el caso.
Ella se sentó y se mantuvo mirando el plato mientras pensaba. En ese momento Sesshomaru entró
-"Lamento la tardanza"
Kagome saltó en su silla y lo miró
-"Ah? No, no importa, aún no empecé a comer, esperaba por si te unías a la mesa"
El Lord asintió, y sentándose, acomodó la servilleta. Tomando una bandeja le ofreció a la joven
-"Sírvete Miko"
-"Arigatou, Sesshomaru"
Ambos comenzaron a comer. La tensión era insoportable. El silencio no ayudaba absolutamente en nada.
-"Miko, tenemos que hablar"
-"Lo se"
Ambos se miraron a los ojos una vez más
-"No estoy segura de querer saber, sin embargo"
-"Prefieres preguntar?"
-"Responderás?"
-"Hn."
Comenzaron con preguntas y respuestas acerca de la espera para su regreso, de los obsequios, la compra y venta de los bienes, la formación de las empresas, y lentamente se adentraban en las preguntas más significativas
-"Y qué te llevó a hacerte cargo de mis objetos, siempre supe de tu desprecio a mi raza
Y tu desagrado…"
-"Honor"
Cualquier cosa era mejor que responder, "No lo sé"
-"Arigatou,…Demo… yo no le encuentro utilidad a la riqueza, no sabría qué hacer con todo eso"
-"Aprenderás"
-"No lo sé, yo no sé cómo…"
-"Te enseñaré. Deberás aprender a manejarte con prestancia y efectividad en el mundo de las finanzas. Náraku está peleando en un terreno diferente ahora. Y tendremos que enfrentarlo de igual a igual"
-"Cómo te enteraste de todo esto? Los planes de Náraku me refiero. Supongo que no vino él a contarte. Ni apareció en las noticias explicando…"
El asunto se complicaba para él responder, pero ya se había destapado la olla y no quedaba otra que remover la sopa
-"La bruja del viento"
-"Kagura? A ella también la revivió la perla?"
-"Hn."
-"Yo no la he visto aún, ella está en occidente?"
-"No"
El Lord bebía un sorbo de su copa
-"No comprendo, sumimasen…"
Él lo sabía. Sabía que tendría que blanquear la situación de punta a punta
-"Kagura fue mi…Prometida en Edo"
Kagome que intentaba beber un poco de agua, semi ahogada por la impresión, explotó dentro de su vaso. Las gotas salpicaron sobre su plato. Ella comenzó a secar con una servilleta, rogaba a Kami no haber mojado al Señor del Oeste.
Sesshomaru gruñó un tanto molesto por el exabrupto de la Miko. Claro que suponía que la impresión debió ser fuerte, pero escupir agua de esa manera….Estaba fuera de lugar.
-"Oh! Lo siento. No… Yo no…"
Él la observaba acomodarse nerviosa en la silla. Intentaría continuar el relato.
-"Estabas cortejando a Kagura? Y eso cunado fue?"
-"Antes de que desaparecieras, al parecer no solo la Miko Kikyo, regresó de la muerte. Cosas estaban inconclusas entre ella y yo"
-"Y así, la encontré una tarde en el campo de flores, donde había muerto, pero esta vez estaba de pie mirando hacia el monte Hakurei. Tiempo después comenzamos el cortejo"
Kagome asentía muy incómoda. Ella no deseaba saber tantos detalles
-"No es necesario, Sesshomaru, que me des tantos detalles, de tu relación con Kagura…Yo más o menos imagino cómo debe ser un cortejo"
El Inu pensaba
"imagina cómo es un cortejo? Acaso Inuyasha no la cortejó? Ese mestizo ni eso hizo bien?"
-"Eres mi esposa, y como tal es tu derecho saber todo de mi"
-"Eso de la esposa…Eso quiero saber…"
Terminados de almorzar, Sesshomaru levantó los platos y Kagome comenzó a lavarlos. Él tomó un repasador seco y comenzó a secar la vajilla y guardarla, mientras preparaban té. Todo se realizó en silencio.
Una vez servida la bandeja con el te y las tazas. Pasaron al living. Sentados frente a frente continuaron su charla.
-"Y bien?"
-"Náraku ha estado intentando hacerse de tus bienes y empresas, ha visitado el pozo durante seis años para encontrarte. Incendió el santuario…Debes saber que te odia, que vive para vengarse de ti. Cada año en la misma época, acudía al pozo y aún lo hará, pensando que no has regresado."
-"Me lo imagino, es así como mi familia llegó al palacio? Tú los acogiste…"
-"Hn."
-"Pero si es un político de renombre y mucho poder, tiene gran parte del mundo en su bolsillo, qué es lo que desea, mis posesiones?"
-"Sí, en parte"
-"Bien, que se las guarde, yo no las deseo…"
Sesshomaru gruñó una vez más y con el puño golpeó la mesa
-"Qué demonios estás diciendo Miko? Acaso tienes idea por o que la manada ha pasado estos siglos para asegurarte el futuro que tienes? Sabes el esfuerzo de este Sesshomaru para no arrojar todas esas baratijas a la basura, pensando en que cuando regresaras al menos tendrías con qué sostenerte a ti y a tu familia debido a los obsequios de agradecimiento del pueblo por haberlos salvado. Pensamos, pensé en tu vida en este tiempo. Luchaste tanto por vencer al hanyou maldito. Te merecías una recompensa, hoy por hoy eres la dueña del veinticinco por ciento del mundo conocido y del treinta y seis por ciento de Japón, empresas Taisho tienen el cuarenta por ciento de Japón y el cuarenta y nueve por ciento del mundo, hablo de economías, empresas y finanzas, el resto se divide entre Náraku y algunos, pequeños empresarios."
Kagome estaba sin habla, dueña de qué?
-"Continúa…"
-"Quiere el cien por ciento de todo, al no poder ganarme en justa ley, comenzó su camino en la política y a alimentar sus relaciones con la lacra más baja de la sociedad, Hizo materializar a los youkai más fieles a su causa y los reclutó para unir fuerzas una vez más, pero esta vez en este tiempo. Corrompe constantemente los volubles corazones del consejo de asuntos humanos y youkai de este tiempo. Debido a su ambición, introdujo los cambios en las leyes y el mundo que conocías…Ya no existe"
Tomaba un sorbo de té y continuaba
-"El mundo de hoy ha cambiado, las leyes favorecen al genero masculino. Tú no tienes derecho a ser dueña de nada, según la ley, debes tener un macho a tu lado, administrador, pariente, o pareja, las hembras o mujeres se quedan en sus casas a complacer a sus parejas y a parir y criar hijos"
Kagome estaba tiesa en su sillón. Estaba horrorizada.
-"Cómo fue esto posible? ¿Cómo permitieron que esto sucediera? Las leyes?"
-"Simple, Miko, al macho le guste ser macho, y lo único que le impedía a los machos y hombres de este tiempo, ejercer ese rol, eran las leyes que les otorgaban derechos a ustedes. Fue bastante sencillo para Náraku cambiar el régimen de jurisprudencia actual a su favor. De esa manera se hizo de empresas, capitales, propiedades, llegando a ser muy importante, tuvo acceso a las posesiones de muchas mujeres y hembras potentadas económicamente, dejándolas en la ruina o forzándolas a buscar pareja o albacea administrador. Intentábamos que eso no te sucediera, yo había pensado en poner a Souta, como imagen de las empresas Higurashi, al ser menor de edad, lo respaldaría como padrino…Pero…Inuyasha…"
Kagome dejó caer la taza y la levantó colocándola en la mesa
-"Inuyasha…Inuyasha otra vez? ¿Qué fue lo que hizo Inuyasha, Sesshomaru?"
-"Yo debía concurrir a una reunión de último momento con el concejo, pero unos documentos y problemas en las empresas de Indonesia, me retrasaron. Inuyasha estaría a tiempo en la reunión, se ofreció a reemplazarme hasta que yo llegara, en las votaciones o toma de decisiones, estando Náraku presente, no debemos de ninguna manera dejar nuestra banca vacía…"
-"Comprendo"
-"Náraku comenzó a cuestionar el porqué del nombre conjunto de las empresas Taisho Higurashi, Inuyasha ignoraba mis planes de apadrinar a Souta. Tu madre es de apellido Danaka desde su boda. Él colapsó, se amedrentó e inventó un cortejo de mi parte hacia ti. Y la fusión de nombres como un supuesto obsequio de bodas…"
-"Los Youkai cortejantes…Hacen obsequios…Lo sé"
La joven mantenía la cabeza baja mirando el piso. Aún faltaba el corolario de la historia y su cuerpo ya no soportaba más malas noticias. Esta charla era solo el comienzo…
-"Yo llegué, cuando las felicitaciones se oían en el aire, e Inuyasha mantenía un rostro de terror y sus ojos desorbitados fijos en mí. En ese instante supe que algo muy malo había sucedido."
La sacerdotisa apartaba sus lágrimas y miraba al Lord del Oeste a los ojos
-"Y tú qué hiciste después…"
-"Asentí, agradeciendo las felicitaciones. Y cuando salí de allí. Le rompí la cara al mestizo, me fui del palacio, vine aquí por una semana y cuando lo pensé bien, regresé y preparé las cosas para nuestra unión. Fue un matrimonio por poder, tu madre firmó el consentimiento por ti. Nadie sabía cuando regresarías, el lobo preparó los documentos, se firmaron. Pero eso no tranquilizó a Náraku"
-"¿Quiere decir que de verdad estamos…casados?"
-"Hn."
Ella estaba confundida, ¿Por qué Sesshomaru hizo algo así? Estaría unido a ella el resto de su vida, o al menos el tiempo de vida que ella viviera. Seguramente pudo idear otra cosa…¿Por qué?…
-"Qué quieres decir con que Náraku no se detuvo con eso?"
-"No lo hizo. Comenzó a sembrar dudas en los ancianos del concejo, ya sabes la naturaleza voluble de los seres humanos y el maldito se aprovechó de eso, los demás lo siguieron. Exigió pruebas…A Inuyasha la culpa lo carcomía, ofreció a Kikyo, se le ocurrió disfrazar a su mujer e inventar fotografías, una ceremonia privada de boda, en una de nuestras islas. Difundió las fotografías en todos los medios. Sería hasta que regresaras. Náraku insiste en que las fotografías son falsas. El concejo exige que en dos meses nos presentemos en el juzgado y enfrentemos la ceremonia de conciliación. Por eso te traje aquí directamente, nos prepararemos"
-"¿Qué es eso? Prepararnos para qué?"
-"Es como la citación que realizan los extranjeros que se casan por la residencia. Te hacen todo tipo de preguntas, algunas muy íntimas, y debes responder correctamente, un solo error y nuestros esfuerzos de siglos caerán y quedarán en la nada. Todo habrá sido en vano"
-"Preguntas? Y cómo voy a responderlas, si apenas nos conocemos"
-"Para eso vinimos aquí, Miko a conocernos. Cuando abandonemos esta isla, sabrás todo de mi y yo sabré todo de ti. Seremos uno, sin vincularnos, sin habernos tocado siquiera una sola vez"
-"Todo? Cuanto es todo"
-"Todo."
Ella tragaba nerviosa, no lo podía creer
-"Explicate"
-"Necesitaré saber de ti, tus gustos, tus preferencias. Tu comida favorita, tu color favorito, tus miedos, tus anhelos, tu pasado, tu sentimientos, lo sucedido con Inuyasha, con cualquier otro macho, tus penas alegrías, las cosas que te agradan, desagradan, tus ilusiones y planes, el perfume que usas, tu ropa favorita, lo que odias, lo que amas… Tu color de ojos, el sabor de tu piel, el olor de tus hormonas, el color exacto de tu cabello, cuándo son tus períodos, son cortos, si son largos…Y hasta cómo te gusta que te lo hagan… Absolutamente todo"
Kagome estaba shockeada, temblaba en su asiento. Sesshomaru le ofreció otra taza de te, que ella rechazó
-"Que me ha-hagan qué…?"
-"Sexo, Miko, qué te gusta que te hagan, donde te gusta que te toquen, qué no te gusta…TODO"
