NO SOY DUEÑO DE INUYASHA

PARA USTEDES LO MEJOR DE MI. SÍ, LA MALDAD ESTÁ A LA ORDEN DEL DÍA.

PERO A VECES POR HACER UNA BROMA…

MUCHÍSIMAS GRACIAS POR ESTAR ALLÍ. UN ABRAZO.

CAPITULO 13

Día dos…Al fin solos, otra vez.

Pasaron las horas, la cena transcurrió con un Inuyasha bastante incómodo. Los Señores de la Luna estaban muy entretenidos comentando acerca de los entrenamientos, la tormenta, los paseos por la playa, obviamente todo muy "condimentado" para que Inuyasha se fuera convencido, la manada supiera que su matrimonio funcionaba, lo cual calmaría las ansiedades de Shippo, Noriko y Souta sobre todo y Sango que según contaba Inuyasha, estaban preocupados por la suerte de la Miko. La cena terminó, Inuyasha hizo el intento de juntar la vajilla

-"Kagome y yo lo haremos más tarde"

-"Qué?"

La cara del hanyou estaba de mil colores

-"Lavar y guardar la vajilla, Inuyasha"

-"Ah! Sí, si claro. Está bien los dejaré sobre la mesada de la cocina"

Kagome se levantó el cabello en una cola de caballo y caminó hacia la explanada. Los dos helicópteros se veían extraños con el reflejo de la luna

-"Taisho I…Taisho II. Son tan extraños…"

Los machos salieron de la cabaña. Ambos hicieron una reverencia. Kagome repitió el saludo de su esposo

-"Envíales mi amor a todos, diles que estoy bien y que pronto los veremos"

-"No te relajes cerca de Náraku, Inuyasha, no le des ventajas"

-"Si, está bien. Adiós"

Luego de una despedida tan fría como su recibimiento, el helicóptero Taisho II partió con rumbo a Japón una vez más. Inuyasha miraba por la ventana, a un Sesshomaru desconocido para él, rodeando la cintura de la joven, como protegiendo un tesoro, miraba fijamente sus ojos, él lo sabía, Reclamaba a la mujer indirectamente. Desde abajo lo veían partir, desde arriba, los veía sin poder hacer nada, estaba dejando a la mujer en manos de su medio hermano. Detestaba la idea, pero ya nada se podía hacer.

La pareja vio la partida y ni bien perdieron de vista al aparato Kagome suspiró y se encaminó a la cabaña. Sesshomaru la miró y notó su cansancio. La siguió hasta la cocina. La mujer destilaba tristeza a su paso. Necesitaba saber cuál era el motor que movía tales sentimientos.

Kagome lavaba los platos y las copas. Suavemente Sesshomaru se le acercó. Apagó el agua. Cuando ella se giró a verlo. Él tomó sus manos, las secó, y la condujo suavemente llevándola hacia fuera. La noche estaba muy agradable, tibia, llena de estrellas, el mar golpeaba la playa produciendo una música muy relajante y justamente ahí se dirigía el Daiyoukai conduciendo a su esposa.

-"Sesshomaru qué haces?"

-"Tomando uno de esos paseos que le contamos al mestizo que nos gustaba tomar"

-"Mira Sesshomaru ye te agradezco todo, todo lo que haces y haz hecho por mi. Tú sabes que yo no me caracterizo por mentir o decir lo que no siente mi corazón, pero para mi, solo pasaron diez días a lo sumo, desde la última vez que me encontré contigo en el bosque cerca de tus tierras y me insultaste llamándome la zorra de tu hermano. Todo esto es más que extraño para mi, yo recuerdo el desprecio que siempre sentiste por mi raza, todos los problemas que nos causaste y el temor a volver a encontrarme contigo cuando huí…Es muy difícil creer que…"

-"Se que eres una humana, inteligente también. Me conoces, yo no trataría de lastimarte ahora, Miko"

-"No tengo miedo de ti."

-"Entonces…"

-"Te preocupas por mi, o lo intentas, te esfuerzas en tomar mis manos, tu contacto, verme casi sin ropas, me molesta que finjas que no te ofende mi origen, tener que estar unido a un ser humano, el resto de MI vida, tal vez no será tan larga como tu vida, pero son muchos años. Me incomoda ser una molestia, verte obligado a soportar estar cerca de mí. No quiero ni imaginar lo que sentirás al llevarme a algún evento, presentarme a los youkai, como tu esposa, enfrentar a Kagura, Tú sabes la lengua viperina que ella posee y no quiero pensar su reacción, al verme…No quisiera que soportaras todo eso por mi culpa…Y realmente no quiero soportar más los desplantes de la gente estoy cansada, Sesshomaru, necesito paz."

Qué demonios pensaba allá en Edo, tratando de asesinar a la única humana tan pura como su Rin. Claro que era merecedora de su respeto, cómo hacer para que ella finalmente entienda que él ha cambiado, y que estos últimos días con ella no han sido desagradables, ni molestos, ni incómodos, como él pensó que serían.

-"Miko, este Sesshomaru conoce sus acciones pasadas, y las recuerda…Mas desde aquellos tiempos, muchos siglos han transcurrido. Si te fijas bien, casi la mitad de mi manada está compuesta por seres humanos. Este Sesshomaru ha descubierto la nobleza en el corazón humano, la raza ningen, no es como yo lo pensaba. A su favor debo reconocer la fidelidad, la tenacidad, el afán, la valentía con la que se han desempeñado en sus cargos dentro de la casa de la luna. He tenido siglos de escuchar acerca de ti. Los relatos, las anécdotas, me han hablado de una mujer admirable, de una sacerdotisa honorable, luchadora y muy poderosa. Mi familia, mi manada te deben sus vidas, Inuyasha es un idiota, pero es de mi sangre y te debe, yo te debo su vida también. Ante su traición pudiste purificarlo, y no lo hiciste, después cuando regresaste, pudiste matarlo…Pero tu amor a la vida fue más fuerte que todo el dolor que pudieras sentir."

Kagome no podía creer lo que Sesshomaru le decía. Todo eso sabía? Todo eso pensaba de ella?

-"Orgullo es lo que verás en mi rostro y en mi alma, al llevar a una mujer como tu y presentarla como la Señora del Oeste, y Kagura verá de cuerpo presente a la única merecedora de llevar ese título. No hablo de otra cosa que la verdad, el honor, la lealtad, la pureza, son cualidades que ella jamás conoció y que la casa de la luna se regocija en recibir integrando a mi esposa a la manada del Oeste. Con respecto al rechazo a tu raza, el asco o la ofensa por verte…cerca, vestida, desnuda…Kagome eres una mujer hermosa. Yo soy un macho youkai, un hombre si quieres ponerlo de esa forma, y no es de ninguna manera desagradable ver un cuerpo de hembra, o mujer hermoso y atractivo. Tú lo eres, y fuerte, poderosa, honorable además…"

-"Sesshomaru"

-"Miko…Kagome…"

Ella se veía muy necesitada de afecto y él se sentía muy necesitado de ofrecerlo.

Pero de nuevo el silencio de la mujer, detenían al Lord de avanzar. Temía que el corazón de Kagome estuviera confundido aún. Él mismo se sentía confundido aún. Estaba preparado y abierto para relacionarse con ella? Una humana, muy especial, para la que había que tener agallas para mantener al lado. Se sabía fuerte, poderoso y masculino, pero ella era un reto verdaderamente nuevo para él. Excitante, misterioso, atrayente, pero un reto al fin. Ganar la confianza de ella, ya lo había logrado. Ella misma se lo había dicho, pero el contacto con otro macho que no fuese el infeliz del mestizo…No estaba seguro, además no conocía mucho la mecánica del cuerpo humano, ese era otro ítem para aprender.

-"Gracias, Sesshomaru. Me honra tu sinceridad."

-"Y a mi tu confianza, Kagome"

Ella temiendo quedar como una tonta, esperando por su toque, se sentó en la arena, se quitó las sandalias y luego de unos instantes, se paró y caminó hasta el agua. Él se mantuvo mirándola, parecía una niña jugando, correteando por el lugar.

Sesshomaru quería preguntarle más cosas a Kagome, pero ella jugueteando se veía mágica. No quería perderse un minuto de las locuras de la mujer. El reflejo de la luna en su cabello y su piel la hacía ver etérea, pura y enseguida recordó, pura…Su esposa…

Agotada corrió hacia él que se había sentado. Se dejó caer de espaldas en la arena.

Jadeaba y reía

-"El agua está tibia, es deliciosa"

-"Deseas tomar un baño?"

-"Me agradaría, pero bajo mi vestido… solo traigo mi ropa interior"

Los ojos de él se veían brillantes. Su rostro no se inmutó.

-"Pero ve tú Sesshomaru"

-"Yo tengo un boxer, no quisiera importunarte"

-"No me molesta"

-"A mi tampoco tu ropa interior…"

Bien, la luna, el champagne, Inuyasha, quien sabe. De pie, Sesshomaru se quitó el pantalón y Kagome se giró para que le baje la cremallera del solero. Momento erótico entre dos archienemigos de antaño.

Kagome dejó caer el vestido y se volteó para quedar de frente al gran macho youkai que le extendía la mano para ir al agua

-"Gracias"

Caminaron al agua y se adentraron hasta la cintura, Kagome estaba muy colorada, sabía que el Inu podía ver su cuerpo perfectamente a pesar de la poca luz. Su ropa interior se parecía al bikini que usó al mediodía, pero era de seda blanca, estaba seguramente transparente ante la mirada del macho. Decidió que no le importaría. Ya era una mujer, una mujer hermosa, sola y soñar para ella estaría permitido? Inuyasha no le habrá hecho demasiado daño? Acaso será demasiado tarde…

Kagome olvidó sus miedos, estaba feliz, y pensaba disfrutar del momento, repentinamente salpicó al Daiyoukai que sorprendido afinó los ojos y devolvió el gesto

Ella gritó, y enseguida empezaron a salpicarse con las dos manos y se reían

-"Pagarás Miko"

-"Mójate youkai!"

La batalla se encarnizaba, luego de huir más lejos Kagome se reía, Sesshomaru disfrutaba, ambos esperaban el ataque del oponente cuando la mujer de pronto gritó.

El Lord rápidamente llegó donde la sacerdotisa

-"Qué sucede"

-"No lo sé algo me…tocó la pierna"

-"Puede ser una medusa, o algas arrancadas durante la tormenta, tal vez un pez, Miko"

Sesshomaru se giraba para retirarse. Kagome gritó una vez más.

-"Un pez?"

Enseguida el metió las manos al agua para tomar lo que fuera que la rozaba, no tocó nada. Y de nuevo el grito y la joven, Kagome saltó hacia el Lord, se abrazó a él y lo rodeó con las piernas por la cadera. Él la sostuvo con los brazos

-"Vaya valentía de la sacerdotisa de Shikkon"

-"No me importa, no me importa, no me importa, ascoo, asco me tocó la piernaaaaa"

Sesshomaru hurgó un poco cerca de sus rodillas, ya que él sintió el roce de algo también. Lo alcanzó a agarrar. Algas. El mar siempre, traía algas y algunos corales arrancados después de las tormentas.

Aún Kagome tenía la cara escondida en su hombro y se abrazaba a él con fuerza, él caminaba hacia la playa. Se sentía muy cómodo con ella en su regazo. Era una sensación extraña. Sostener a la joven indefensa lo hacía sentir muy masculino y muy poderoso. Al llegar a la playa ella no lo soltaba.

-"Ya estamos fuera del agua, Miko"

-"Eh?"

Tímidamente ella lo miró, simplemente eso, lo miró el aroma frutal de la mujer pegó fuerte en los sentidos del Youkai y de su bestia que miraba interesadamente desde sus ojos.

-"Gracias, Yo…lo siento"

Trató de bajarse pero él no aflojó su agarre. Ella no comprendió, pero no luchó.

-"Cuánto de ti conoce Inuyasha"

Tarde o temprano debían hablar de eso, mejor ahora…

-"Sólo mi cuerpo, a mi alma, mi corazón…nunca pudo llegar a ellos"

-"No me gusta"

-"Por qué?"

-"No lo sé, pero así es"

La bajó, ella se mantuvo de pie bajo su feroz escrutinio. La seda transparente, nada a la imaginación.

-"No te verá nunca más."

-"Nunca más, Sesshomaru"

Las manos con garras recorrieron el borde de los hombros y las manos.

Ella agachaba la mirada, se sentía avergonzada.

El cuerpo de la mujer, le llenaba la vista, solo pensaba en una palabra: Perfecta.

-"Mírame Miko"

Kagome lo vio directamente a los ojos

-"No sé porqué, yo no entiendo de sentimientos, ni de emociones humanas, no conozco el cuerpo de una ningen, no sé qué demonios me sucede, pero no me agrada que el mestizo te conozca, no me gusta que él te haya tocado, no me agrada pensar en ustedes cercanos. Tal vez tenga que ver con mis instintos Inu de posesividad ya que eres mi esposa y la idea se ha arraigado en mi mente. Pero el mestizo no se acercará más a ti a solas, sin alguien no tiene permiso. No creo poder controlarme la próxima vez"

Ella no sabía si estaba halagada o asustada. Ella no había pedido casarse con él. Estaba acostumbrada a ser la dueña de su propia vida y esto estaba poniéndose difícil.

-"Yo no comprendo. Siempre fui la dueña de mi propia vida, no me agrada que me limiten acerca de mí. Dijiste que confiabas en mí? Dónde está esa confianza? Inuyasha me quebró al medio, me robó mis ilusiones y la fe en mi misma y ahora tú me limitas a obedecerte? Yo no pedí casarme. Tal vez no lo recuerdes, no pedí riquezas, ni dinero yo huí porque quería encontrar un poco de paz, aparecí aquí y me encontré con un esposo y un grupo de gente a la que solía conocer, que ahora son extraños para mi"

Las palabras de la mujer calaban hondo en el Inu. Ella tenía razón pero su sangre hervía

-"Trata de comprenderme Miko, esperaba tener una compañera de vida simplemente, tolerable, pero de pronto me… atraes y…"

-"Te atraigo?...yo?"

Sesshomaru tomó su barbilla con su garra y levemente rozó sus labios con el pulgar

-"Necesito saber todo de ti, pero ya no por el concejo únicamente… Si no por mí. Sería muy ridículo intentar que este matrimonio funcione de verdad?"

-"¿Qué dices?!"

-"Eso, o acaso no te sentiste cómoda junto a mi, desde que estás aquí en la isla, frente a Inuyasha"

-"Sí, muy cómoda…pero hace solo dos días que estamos juntos, cerca, me refiero. Cómo puedes saber… cómo puedes sentir? Lo que quiero decir es que…"

El Inu la soltó y apenas se alejó de ella. Rápidamente sus ojos brillantes se opacaron y su rostro inexpresivo salió a relucir una vez más

-"Es mejor que nos vayamos a descansar, mañana iremos al otro lado de la isla, a evaluar los daños que provocó la tormenta…"

Sin decir más el Lord se volteó y comenzó a caminar hacia la cabaña. Kagome sin palabras lo veía alejarse. Se quedaría unos momentos más a solas. Necesitaba pensar en los acontecimientos del día más loco que había tenido en los últimos veinte años?

Veía a un hermoso macho alejarse, Sesshomaru Taisho, un enigma seductor y peligroso que tenía miedo de desentrañar…