NO SOY DUEÑO DE INUYASHA
PARA USTEDES LO MEJOR DE MÍ.
MUCHÍSIMAS GRACIAS POR ESTAR ALLÍ. UN ABRAZO.
LA INSEGURIDAD CLARAMENTE CONDUCE A LA SOLEDAD…
CAPITULO 14
Días tres, cuatro, cinco… Estoy tan sola…
Los días y noches subsiguientes fueron monótonos y muy solitarios para Kagome, Sesshomaru estaba acostumbrado a la soledad, pero con esa mujer cerca era muy difícil sentirse a gusto estando alejados, ella por allá, en la playa, en la cascada, en su habitación y él deseando su cercanía.
Malditos seres humanos, siempre tenían que meter las garras en la vida de los Taisho y robarles la cordura y la paz…
La bestia estaba muy inquieta. La cercanía de la Miko lo llenaba de energía, pero verla abatida lo lastimaba en profundidad.
"Ella está sufriendo"
"Hn."
"Deberíamos intentar confortarla"
"Lo intenté"
"Lo se, pero está acostumbrada al trato indigno del hanyou"
"Ella tiene miedo, bestia"
"Tú también"
"…"
"Las palabras del mestizo calaron profundo en tu alma, de otra manera, no hubieses permitido que la Miko se alejara."
El silencio de Sesshomaru se mantuvo firme, la bestia tenía razón. Las palabras que Inuyasha había ido soltando durante su estadía en forma de preguntas y algunas afirmaciones, lo habían sacado de foco.
Todo, acerca de todo y lo peor había sido el comentario acerca de los hijos…Hanyou, serían mestizos. Él no estaba seguro de lo que sentía al respecto. Sólo sabía que si había llegado al punto de desear a una mujer humana, por qué no iba a llegar el día en que le agradara la idea de tener hijos mestizos. Estaba más que asustado al respecto. Jamás había considerado la posibilidad y ahora estaba molestándolo demasiado
Qué clase de ser sentía que era, menospreciando una raza, una condición de otro ser, condición no solicitada, ellos, los mestizos, no pedían nacer. Eran la simple y lógica culminación del amor entre un ser humano y un youkai de sangre pura, o un hanyou.
Amor…otra vez esa palabra. Qué era el amor? Ahora que las cosas estaban escabrosas entre la Miko y él, necesitaba continuar conversando con ella. Si nada quería de él, al menos le daría la seguridad financiera para respaldarla por el resto de su vida. Para ello, de nuevo debían convencer al séquito de Náraku, ya que en eso se habían convertido los integrantes del llamado concejo de asuntos humanos y youkai, sin advertirlo. Él se había dado cuenta, y con él, el oeste, el Norte, con Kouga, y algunos aliados. Náraku era quien manejaba intelectualmente al concejo. La confrontación, será sangrienta, por el bien de Kagome y su familia y la integridad del Oeste, la joven y él, deben indefectiblemente aprenderse, el uno al otro o fracasarán.
Pero como van las cosas, luego de abrirse de la forma que lo hizo, Sesshomaru no tenía deseos de enfrentar a la mujer de nuevo, temía llegar a perder el control. La dejaría calmarse sola, y así fue, durante esos tres días, Kagome había estado sola, mientras caminaban hacia el otro lado de la isla, durante sus entrenamientos, en las comidas…El silencio era la bandera izada, solo el sonido del viento entre los árboles y las olas que rompían en la playa.
Kagome por su parte estaba muy arrepentida de hablarle a Sesshomaru con la frialdad que lo había hecho. Simplemente se avergonzaba de la cobardía que sentía. En el transcurso de los días silenciosos y solitarios, ella estudió el comportamiento del Lord Occidental y lo que descubrió le sacudió el alma por completo. Ella era capaz de olvidar el daño causado, el maltrato y los insultos. La mirada cristalina y franca del hermano de Inuyasha le calentaba el corazón más que cualquier otra cosa en el mundo. Inuyasha…Tanto lo había amado, tanto había deseado convertirse en su pareja, y ahora lo despreciaba tanto. Duro fue para ella, descubrir que todos los años compartidos con Inuyasha y las cosas con las que soñaba eran borradas de su memoria fácilmente por las pocas y únicas vivencias compartidas con el Señor del Oeste.
Años de soledad habían sido sencillos de llevar comparados con estos últimos tres días de silencio y alejamiento. Sentía dolor, tristeza, frío, mucho peor o casi compatible con escuchar a Inuyasha llamarla Kikyo.
Sesshomaru la había acostumbrado a la seguridad de su presencia, al poder sobre los demás, a la idea de ser la esposa del Daiyoukai más poderoso del mundo.
Era malo, ese sentimiento era malo, qué quería decir?
Que le…gustaba? Que lo…deseaba ¿ Que lo…amaba?
No! No podía ser! El temor le fue corriendo por las venas. Sabía por sus estudios con Kaede que las relaciones Youkai eran muy distintas a las humanas, ¿Podría ser que en cinco, siete días se hubiera enamorado de Sesshomaru? No, claro que no. Ella sentía que la atraía, pero amor? Ese macho sólo había tenido palabras de aliento, cuidados y protección, seguridad y respeto para con ella, Sesshomaru no era así, no es así. A no ser que… él también esté experimentando el aguijón de la atracción. ¿Todo lo que le dijo aquella noche era verdad?
El rostro de Kagome se hundió en sus rodillas. Estaba sentada en la playa Igual que la otra noche, igual que cada noche desde aquella.
-"Oh Kami! Qué voy a hacer?"
Entrelazaba sus dedos en su cabello y cubría su cabeza para hundirla más.
-"Maldito Inuyasha, maldita la perla de Shikkon, maldito Náraku"
La voz profunda la sacudió desde sus pies
-"Para vencerlo debemos continuar aprendiendo Miko"
Ella lo miró, su rostro hinchado y mojado de lágrimas, los ojos dorados brillantes le calentaban el alma. Ella asintió. Sesshomaru se giró y comenzó a caminar hacia la cabaña.
Kagome se paró y lo siguió un poco alejada, en silencio. Su corazón latía muy fuerte, sus manos sudaban. En doce años de soledad jamás había sentido la necesidad de cariño que no fuere el de Shippo, Kaede o su familia. Los hombres habían sido desterrados de su vida. Su corazón traidor, delataba sus sensaciones al estar cerca de ese macho youkai, letal, poderoso e infernalmente masculino.
Ella se había encargado de que se aleje, de que no la considere para pareja, ella no había querido que la manejen, que le digan lo que hacer, sin embargo, extrañaba su voz, el cuasi control de las situaciones, él no deseaba controlarla, sino, cuidarla, darle seguridad, evitarle sufrir más, al alejar a Inuyasha de ella, la estaba protegiendo.
Sentados frente a frente uno en cada sillón abstraídos en sus pensamientos. Solos en una isla remota.
Muy sonrojada, la mujer comenzó a hablar
-"Quisiera disculparme, Sesshomaru, por la manera tan descortés con la que…"
-"No ha sido de consecuencia"
-"Lo siento…Gomennasai, Lord Sesshomaru"
El macho la observó por unos momentos y asintió. Luego comenzaron a conversar acerca de los diversos gustos y actividades cotidianas. Kagome tomaba algunas notas, Sesshomaru solamente la miraba fijo y de cuando en cuando desviaba la mirada hacia la ventana.
-"Me gusta el helado de limón, y el chocolate, demasiado…No me gusta comer cebollas, pero me agrada el sabor que les da a las comidas"
-"Si tengo que comer carne cocida, lo hago, pero la carne me gusta cruda, a temperatura ambiente, casi tibia…Al pescado, prefiero comerlo cocido. Me agradan los alimentos naturales, y no acostumbro comer encurtidos. Me son desagradables"
-"Dulces, te agradan?"
-"Depende"
-"De qué?"
-"El momento del día"
-"No comprendo"
-"Tal vez en algún desayuno, o para después de alguna cena. No acostumbro comerlos en general, pero no me desagradan del todo. Tal vez Chocolate"
-"Mmmmm-"
Más o menos dos horas transcurrieron y casi todos los asuntos estaban aclarados, excepto los íntimos. La mujer respiraba con dificultad y su corazón se agitaba, en conocimiento de lo que vendría. Debía ser sincera y decir la verdad. Sesshomaru era un macho de palabra y él había dicho que solamente la verdad sería dicha entre ellos. Entre el mestizo y ella habían sucedido algunas cosas un tanto demasiado íntimas, pero…Él había estado comprometido y cortejando a Kagura por varios años, el tiempo para los youkai es muy diferente.
Kagome se había levantado para ira hasta la cocina a preparar un poco de té. Aprovechó para mojarse la cara con agua fresca, se sentía muy acalorada y un tanto ansiosa. El aura opresora del macho se sentía densa y cerca de ella. Justo detrás.
Sesshomaru estaba apoyado en el vano de la puerta de la cocina, esperando…
-"Miko"
-"Enseguida voy"
-"Hn"
Sesshomaru regreso a sentarse, estaba ansioso por averiguar cosas acerca de Kagome. Si bien sus sentidos le hablaban de una mujer pura, ella había hablado de una cercanía extraña con el mestizo y de la luna roja…Pero la pureza podría deberse a su condición de Miko…No entendía del todo, pero estaba decidido a averiguarlo todo hoy. Ya la venida de Inuyasha significaba que podía regresar, y acompañado, o podrían ser interrumpidos por alguna cuestión, en cualquier momento y eso, era algo a lo que no estaba dispuesto a permitir.
Era hoy o nunca.
La joven nerviosa regresó a su lugar y sirvió dos tazas de té
Visiblemente afectada por la vergüenza, le acercó una al Daiyoukai
-"Y bien?"
-"¿Qué cosa?"
-"Queda solo un tema a conocer"
-"Yo no sirvo para estas cosas, Sesshomaru, Pero si preguntas tal vez sea más sencillo para mi responder"
El Inu tragaba un sorbo del te caliente
-"Háblame del hanyou"
-"Yo…Inuyasha me pidió cortejarme y así lo hizo durante casi dos años"
-"Has estado con él en su manada durante casi seis"
-"Sí, pero hubo algunos altibajos hasta que se decidió a pedírmelo"
-"Dudas querrás decir"
-"Tal vez…"
-"Por qué rompieron el cortejo. Es decir, sé que te llamó por el nombre de la otra Miko, pero cuándo fue eso, por qué te afectó tanto como para desaparecer durante tanto tiempo"
-"Inuyasha estaba por marcarme…Él simplemente… Te quiero tanto KIkyo…"
El Inu soltó la taza y se quedó pasmado mirando a la mujer. Ella hundía su rostro en sus manos. Sesshomaru gruñía y miraba a la sacerdotisa frente a él.
-"Es un miserable…"
-"No…pude continuar. Huí porque necesitaba estar sola, sanar mis heridas, alejarme de aquello que me hería. La vida no tuvo más sentido para mí. Fuimos sólo Shippo y yo, hasta que él fue con su pueblo, a tomar su lugar, como hijo del jefe…Desarrollarse con los de su raza. Viví sola mucho tiempo y luego de unos años fui al pozo y salté, y los encontré a ustedes esperando por mi"
Esta mujer frente a él era una sobreviviente. De todo aquello para ella hacía tan poco tiempo, solo unos años, para Inuyasha y los demás, habían pasado siglos. Ella tenía el corazón en carne viva. Era de esperar que tuviera tanto miedo de permitirle a cualquier macho acercarse.
-"El Lobo?"
-"Un amigo…Buen amigo, pero nada más"
-"Hn"
-"De Kagura me has contado…No se qué más…"
-"Intimidad"
-"No he tenido mucho de eso…"
-"Pero Inuyasha iba a marcarte, te ha cortejado por dos años, su instinto le debe haber pedido de ti"
Muy incómoda, Kagome bajó la mirada
-"Algo así…"
-"Y bien?"
-"…"
-"Te agradaba su toque…Su cercanía"
-"Realmente no lo recuerdo, o se entremezcla con la tristeza y la humillación de estar desnuda, con tu hombre a tus espaldas y que te llame por el nombre de otra mujer…Simplemente no creo que me agrade nada que me recuerde a eso, lo siento…"
Sesshomaru muy tranquilamente bebió su té, y al dejar la taza se reclinó hacia atrás en su asiento.
-"Eres pura…No has tenido sexo con un macho o un hombre, solo ese casi apareamiento con el mestizo, es así?"
-"Sí. Sólo han sido besos y caricias… Y falsas promesas…"
-"Lo siento, Miko. Inuyasha tiene ese defecto. Suele ser muy voluble e inseguro."
Ambos en silencio
-"Y… Qué es lo que más te complace, que te agrada, dónde te gusta que te acaricien, Miko"
Ella casi se ahoga con la bebida, entre el calor del té y el calor de la pregunta se estaba incendiando
-"Yo? Lo-lo siento Sesshomaru, etoooo…Es sólo que recordar el toque de Inuyasha se mezcla tanto con amargura que casi no puedo recordar si algo de aquello me agradó"
-"Hn"
Sesshomaru miraba la ventana
-"Kagura es youkai sangre pura. Entre youkai es diferente, las hembras tienen la obligación y sienten la necesidad de complacer a sus machos."
La mujer asentía y continuaba escondida detrás de la taza
-"Por lo que los encuentros íntimos con ella siempre fueron satisfactorios."
-"Y…Tú prefieres…"
-"Sé como funciono en el momento, depende la hembra que me acompañe."
-"No comprendo del todo, pero es algo lógico, vives el momento con ellas"
-"Sólo es cuestión de poder, de dominio, de placer. Cuando la sangre youkai se calienta, debe ser apaciguada"
-"Y piensas que con un ser humano sería placentero?, satisfactorio me refiero"
-"Por algún motivo, Inu No Taisho, Toga sama, eligió una hembra humana, una princesa, Izayoi como pareja, a pesar de estar unido a mi madre, una princesa youkai poderosa y de la más pura casta. Pienso que de no ser así, satisfactorio y placentero, se hubiera quedado con mi madre"
-"Oh…Lo siento, yo…"
-"No lo sientas, hace siglos de aquello."
La pregunta continuaba en el aire. La mujer temía no ser suficiente. El Inu se incomodaba en pensar, no ser apto para estar con una mujer como ella. El concejo no se tragaría este anzuelo si no lo recubrían con una buena carnada.
Estaban una vez más en graves problemas.
-"No puedo imaginar un youkai poderoso como tu, o tu padre, con un cuerpo humano frágil e insignificante…Simplemente no lo sé. El concejo no se creerá lo nuestro"
-"Lo nuestro?"
-"Sí, esto de que somos pareja y eso"
-"Funcionó para mi padre a tal punto que dio su vida por Izayoi e Inuyasha. Yo siempre confié en mi padre, aunque no me agradaran sus elecciones o no las compartiera…Jamás me interpuse entre él y los que amaba"
Amor, la palabrita maldita una vez más. Sesshomaru sabía que después de esta conversación con Kagome no habría vuelta atrás. Los temas de los que estaban hablando tenían más que ver con él mismo que con Toga o Inuyasha. Al final significaba que él creía en el amor, pero jamás lo había experimentado y esa, era una realidad que ella estaba a punto de descubrir.
-"Y a ti…Qué te agrada, Sesshomaru?"
Muy afectada por la pena y la vergüenza, el color de sus mejillas le agradaba al Señor del Oeste
-"El color de tus mejillas, Miko"
-"Oh, lo siento es que me siento un poco, avergonzada"
-"No lo estés. Es más que probable que nos hallemos en situaciones embarazosas, en más de una oportunidad siendo que viviremos juntos durante muchos años, ¿no lo crees?"
Kagome sonreía y asentía
-"Si, es verdad. Por mi parte soy bastante torpe"
-"Hn…Kagura es malvada y seguramente intentará presionarte hasta hacerte perder los estribos, a no ser que tu tengas una buena respuesta a sus ataques, ella se saldrá con la suya"
La mujer se mantenía calmada pero muy colorada, luego de un suspiro continuó
-"Y bien?"
Sesshomaru sonrió apenas, se acomodó en el sillón cruzando una pierna
-"Mis marcas."
-"Tus…"
-"Los toques, producen una sensación de placer intenso…"
-"Oh! Pues…Mi cuello…se siente bien si besan mi cuello…creo…"
-"Crees?"
-"Ya te dije, casi no lo recuerdo…"
No llevaría a nada. La conversación no llevaría a nada
-"Dijiste algo sobre dominar, y poder. Usas tu youki para, para el sexo?"
-"Depende de la hembra"
-"Los humanos no tenemos youki"
-"Pero tú posees Reiki, tu aura seguramente intentaría sofocar a la mía, yo debería utilizar mi youki para calmarla y así poder, acercarme y tocarte…"
Las palabras se estaban volviendo muy cálidas
-"Tocarme…"
-"A besar tu cuello?"
-"Ja ja supongo…y yo acariciar tus marcas"
-"Interesante"
Las miradas clavadas, las mentes trabajando al máximo, sin intención, imaginando qué harían después de aquellos supuestos movimientos.
Casi sin querer las palabras brotaban buscando la aprobación del otro
-"Y los hombros, son sensibles tus hombros, Miko"
-"Yo…No lo sé. Tus oídos, sienten así tus oídos"
La bestia jadeaba en su mente
"Cómo sabe? Cómo lo sabe?"
Sesshomaru se movió de su sillón para quedar casi de rodillas frente a la mujer sentada
Se miraban cara a cara
-"Creo que sabes, Kagome, que la única manera de saber, es…Investigar, probar"
-"Pro-probar? Probar, te refieres a tocar de verdad?"
-"Hn."
Los corazones se disparaban, el aroma de la mujer se salpicaba de picor, que lo enloquecía, no sabía por qué, pero esa humana podía movilizar partes de su cuerpo que jamás anunciaban su presencia ante la proximidad de una hembra.
Estaban muy afectados los dos.
Se gustaban, se buscaban, se necesitaban, se deseaban.
Sesshomaru se mantuvo frente a ella hundido en los océanos azules de la mujer que sin querer levantó su mano.
Con la yema de los dedos acarició el rostro del hermoso macho, que sintió la energía sagrada de Kagome cosquillearle la piel.
-"Miko, qué haces…"
-"Probar"
