NO SOY DUEÑO DE INUYASHA

PARA USTEDES LO MEJOR DE MÍ.

UN ABRAZO.

LA SIMPLE MECÁNICA DE LA PRUEBA SOBRE LA SOSPECHA…

CAPITULO 15

Día cinco 0:00 hs.

Sus dedos apenas tocaban las marcas de las mejillas de Sesshomaru, las fosas nasales del Inu se ensanchaban en busca de más aire. Sus expiraciones eran fuertes, el deseo comenzaba a surgir.

-"Es eso agradable Sesshomaru?"

-"Hn"

Los toques un poco más consistentes, ahora los dedos sentían la suavidad de la piel del Lord

-"Y ahora…te gusta esto?"

Sesshomaru no respondió con palabras, pero su rostro se giró y se apoyó suavemente sobre la mano de la mujer.

Kagome suspiró emocionada, se sentía poderosa ante la pequeña reacción del macho, pequeña si, pero llena de significado.

Ella retiró la mano y él se acomodó cerca.

La mujer respiraba agitadamente a medida que Sesshomaru acercaba su rostro al de ella. Kagome no sabía qué hacer.

La única reacción de su parte fue mantenerse quieta en su lugar y permitirle a su esposo continuar con lo que fuera que estaba por hacer. Prepararse para enfrentar el concejo?...Al demonio con el concejo.

La mejilla del Lord rozó la de ella y continuó hacia un costado de su rostro. Los labios del Inu estaban suavemente debajo de su oreja, ella sentía su boca arrastrándose por la columna de su cuello depositando suaves toques, a modo de besos.

La voz sensual y profunda, a pesar de ser sólo un susurro, le provocaba vibraciones en todo su cuerpo

-"Es esto de tu agrado Kagome?..."

Ella imitó la respuesta del Lord exhibiendo su cuello aún más.

Apenas un gemido leve. Sesshomaru escuchó el erótico sonido e inmediatamente se alejó de la mujer para mirarla directamente a los ojos.

Primeramente pensó que la había herido de alguna forma, pero al verla tan entregada al placer, etérea, hermosa, con sus ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás, recostada en el respaldo del sillón descubrió con mucho agrado que estaba disfrutando de sus acciones, levemente y con gran satisfacción sonrió.

Estaba confundido, pero fascinado. Las actitudes de la mujer eran muy tentadoras, ahora tomaba coraje y se posicionaba entre las piernas de Kagome. Ambos estaban vestidos pero el calor que manaba de sus partes íntimas en contacto a través de la tela de sus ropas, los arrastraba a un sinfín de sensaciones. Ambos nerviosos, ambos llenos de dudas, a pesar de ellas, el Lord se acercó de frente a Kagome, ella recibía los besos y lamidas en el cuello por parte del Inu extasiado. El aroma a excitación que lo rodeaba lo estaba enloqueciendo una vez más.

La joven se tomaba de los musculosos brazos de Sesshomaru, y a medida que los acariciaba sus manos se depositaban en los hombros.

Mientras Sesshomaru asaltaba la dulce carne le susurraba

-"Hueles delicioso, Miko…(inspirando sobre la piel del cuello) Y eres tan…sensual…"

Kagome jadeaba en busca del aire que le resultaba insuficiente, el calor de ese macho Inu la estaba consumiendo

-"Sesshomaru…Se siente tan…"

-"Tan...Qué…"

-"Caliente aquí"

-"Hn."

Ella ahora mirando su rostro, se atrevió a un poco más y comenzó a rozar su nariz, intercalando con sus labios sobre las sensibles marcas del Señor del Oeste.

Éste, lejos de rechazar su avance, cerró los ojos y se permitió disfrutar.

Kagome le fue deslizando la camisa de los hombros y continuaba su recorrido por el torso con las yemas de los dedos. Las respiraciones se volvían más pesadas. Los esposos se hundían en la pasión irremediablemente.

Los rostros se encontraban mejilla con mejilla, labios con marcas, nariz con párpados, hasta que sin quererlo las bocas de ambos coincidieron en un toque leve pero cargado de pasión.

Abrieron los ojos.

Bañados en las gotas saladas de su excitación sudorosa, se devoraban en sus pensamientos

-"El cuello estuvo…interesante…acaso hay otras zonas en las que te gusta ser acariciada, Miko?"

-"No estoy…segura, lo siento…"

El macho sabía que ella necesitaba recuperar la confianza en sí misma, además de descubrir lo que le era placentero, Inuyasha había fallado miserablemente en esa tarea. Pero él era otra cosa. Deseaba demostrárselo. Las hembras con las que había compartido su lecho jamás le habían sacado la parte más erótica de sí mismo como lo había hecho esta mujer, esta humana, Miko además.

Quería tenerla, quería aprenderla de verdad, deseaba su carne redondeada y atractiva. Quería descubrir los secretos que guardaba en su intimidad y su alma. Pero la manera humana estaba llena de falencias, los compromisos y uniones se basaban en meros papeles que se volaban con el viento. Él era un Daiyoukai, necesitaba dar y recibir seguridad, realmente deseaba conocer a la mujer, deseaba que fuese verdaderamente su esposa ¿Cómo había sucedido eso? Ni idea tenía; Pero tampoco le importaba. Su sangre le gritaba tomar a esa mujer.

No lo haría, al menos no imprudentemente, quería ser especial para ella. Sentía la necesidad de hacer las cosas al modo youkai. Limpiar a Inuyasha y su mugre de los recuerdos de su esposa. Honraría a esta mujer como la Señora que era, nadie la volvería a humillar jamás.

-"Kagome…Éste Sesshomaru quisiera cortejarte al modo youkai"

Ella muy shockeada se quedó viéndolo sin decir palabra

-"Sí, deseo cortejarte…Y ver hacia dónde nos lleva esto…"

Más colorada de lo que jamás pensó que se podría poner

-"Pero soy tu esposa…"

-"En un papel…Este Sesshomaru desea cumplir con todos los votos"

-"No es necesario, soy una mujer adulta, Sesshomaru. Soy conciente, de que nos queda poco tiempo para enfrentar al concejo…"

-"Soy un ser honorable, lo que estamos descubriendo ahora, no es pura diversión, Kagome"

Sesshomaru suspiraba mientras se acomodaba el cabello hacia atrás y se sentaba en seiza.

-"Mira Mujer, yo ya no tengo interés en el puto concejo, ni en el mugroso de Inuyasha, ni me importa un comino el maldito de Náraku. Me sucede que me atraes, me gustas, al principio eras una sombra, una molestia que debería arrastrar y cargar el resto de tu vida y gran parte de la mía. Me sentía obligado a ayudarte, pero resultó que eres…una mujer sorprendente."

Él se acercaba sin apartar los ojos y le tomaba las manos

-"Me gusta tu cuerpo humano, tu mal carácter, me atraen las semejanzas y diferencias que puedas tener con los youkai, quiero descubrirlas. Tu aroma me llama y mi masculinidad se desboca cuando te escucho gemir."

Nunca había sido más honesto en toda su vida como estos cortos y hermosos días compartidos con ella en esta isla.

Kagome se sentía muy mareada. El aroma de Sesshomaru era embriagador, su youki la acariciaba erizándole la piel. Buscaba un atisbo de mentira en la mirada dorada del Inu, pero no lo halló. Hablaba en serio, Sesshomaru hablaba muy en serio.

Cortejar…Al modo Inu youkai…

Ser cortejada por alguien como él?

Sentía atracción, deseo, y extrañamente seguridad, sabía que si él estaba cerca, nada malo le sucedería jamás…Y su sangre…La traicionaba gritándole a entregarse a ese hermoso y poderoso macho youkai. Su Reiki se deleitaba arremolinándose con su youki, Sesshomaru le gustaba, y mucho. Si de verdad era una adulta como había dicho, debería comportarse como tal y aceptar sus sentimientos y emociones y lidiar con ellos.

-"Se-Sería un honor, ser cortejada por ti, Lord Sesshomaru"

Entonces sucedió

La atrajo hacia sí, posó sus labios sobre los de ella y comenzó a besar, chupar y lamer muy suavemente. Ella respondió, y cuando él lamió sus carnosos labios, el gemido traidor le hizo abrir la boca.

Sesshomaru instintivamente deslizó su lengua dentro de la boca de Kagome. No sabía qué lo llevó a hacer eso, pero lo disfrutaba bastante. Los humanos lo hacen muy a menudo, cuando creen que nadie los ve, incluso Danaka tiene el hábito de unir su boca con la madre de Kagome. Tenía que probar, esa era la palabra, y fue…Exquisito. Kagome respondía la intrusión deliciosa rozándola, succionándola, mordiendo su lengua suavemente.

La sensación erótica excitaba fuertemente a Sesshomaru. Apenas poniéndose de pie, abrazado a ella mientras no rompían el beso, la tomó en brazos y comenzó a dirigirse a las escaleras. Peldaño a peldaño encaminado a su habitación, perdido en la seducción de esta mujer que tímidamente rodeaba su cuello con los brazos.

-"Y a dónde vamos?"

-"Mi esposa debe saber todo de mi no es así? Bueno, una cosa que no me gusta para nada, es ser interrumpido cuando estoy…ocupado"

Seguido a eso la besaba y la miraba sonriendo maliciosamente.

Ella sonreía y avergonzada le respondía

-"Eso es algo que tendré en cuenta"

-"Hn."

Luego de ingresar al dormitorio, cerró la puerta detrás de él, Sesshomaru recostó a Kagome en su cama y sin dejarla escapar continuaba su asalto sensual a su boca y a su cuello.

Ella jadeaba, besaba al Inu en su barbilla, su cuello, los hombros. Terminando de quitar su camisa, Sesshomaru se quedó estático por unos momentos. Con la mirada parecía pedir permiso para continuar.

Kagome un poco abrumada asintió tímidamente.

Sesshomaru lentamente se acercó a ella y comenzó a quitar la pequeña blusa celeste que cubría su torso.

El sostén delicadamente acomodado sobre los pechos carnosos de la sacerdotisa, se veía sensual. A él le agradó cómo se veía. Lentamente se acomodó a su lado.

Ella continuaba respirando con dificultad y su corazón retumbaba en el pecho del Lord.

-"Tienes miedo…Kagome?"

-"Yo…Sólo me siento extraña"

-"No pasaré más allá de tus límites, Miko"

-"Lo sé…"

Sesshomaru comenzó a rozar sus garras, apenas contra la piel de su esposa. Corría por su rostro, la punta de la nariz, el cuello el centro de los pechos, sin tocarlos, el abdomen, el ombligo…

De a poco, Kagome cerraba los ojos relajada.

Entonces el macho comenzó el mismo recorrido depositando besos, uno detrás de otro, volvía a mirarla.

Ella sonreía a sus toques, sonrojada y jadeante, Sesshomaru veía la imagen más sensual y erótica, en esa mujer deliciosa.

Subiendo una vez más deslizó su boca por la tela del sostén sobre los pechos de Kagome.

La reacción de sus pechos a su calor, lo llamaba a saborear la carne debajo de la delicada tela.

Con un dedo apenas retiró la prenda y ella ayudo a quitarla. Sensualmente se recostó si apartar la mirada de él.

El Inu sonrió y la besó una vez más. Sus manos bajaban por la clavícula hasta posarse sobre uno de sus senos. Exploraba su calidez, su tersura, mientras besaba apasionadamente a Kagome. Apartando la boca de la mujer, se dispuso a besarlos y lamerlos, deteniéndose a mirar unos segundos los rosados picos en ellos. El impulso de conocer su sabor…Irresistible.

La necesidad de lamer, besar, succionar…morder. La carne tierna llenaba su boca y la lengua se deleitaba de su dulzor.

Kagome arqueó su espalda y gimió fuertemente.

Sesshomaru se aferró aún más. Eso les gustaba a los dos.

Los esposos se conocían entre besos y caricias. Los miedos los abrumaban, pero este descubrimiento, era demasiado fuerte para ignorarlo.

Era un buen comienzo, la ternura los invadía, el hambre se saciaba, la pasión los desgarraba profundamente...