NO SOY DUEÑO DE INUYASHA

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UN ABRAZO.

LA PRUEBA…NADA MEJOR

CAPITULO 17

Día cinco 4:05 hs.

Sesshomaru contemplaba el rostro dormido de Kagome. Estaba tan tranquila y hermosa, sentirla cerca era una sensación única, Kagura había sido fría, tiesa, no tenía la gracia de esta belleza acurrucada en sus brazos. Nunca la invitaba a dormir, no le agradaba que nadie se metiera en su cama, pero ahora no sabía qué sucedía. No imaginaba estar lejos de esta pequeña mujer. Con sus garras peinaba suavemente sus cabellos oscuros, ella sonreía dormida y se acurrucaba más. Mientras el Inu cerraba los ojos intentando descansar, sus oídos youkai le avisaban que el teléfono estaba sonando. El sonido era demasiado bajo para el oído humano, pero él lo escuchaba fuerte y claro.

Levantándose sin mover demasiado la cama, Sesshomaru tomó el teléfono celular del cajón de su escritorio

-"Qué sucede, Danaka"

-"Mi Lord, discúlpeme…pero…"

-"Habla Akira"

-"Es mi deber como empleado y amigo suyo, informarle acerca de los sucesos de palacio y alrededores…Pero también es mi deber como esposo y pareja de Noriko Sama, mantener su tranquilidad para así asegurar su felicidad que también es la mía…"

-"Ya veo…Lady Kagome…La Señora del Oeste se encuentra dormida en este momento por lo que estoy hablando muy despacio…No quisiera despertarla"

-"Dormida…Debo entender que está en su dormitorio junto a usted, Mi Lord?"

-"Hn"

-"…"

-"Noriko Sama está allí con usted?"

-"Sí, Mi Señor, junto a mí"

-"Dile que si desea ver a su hija, no me opongo en absoluto. Comprendo su temor…Toma el Taisho II, si salen a las ocho, al mediodía a más tardar estarán aquí. Asegúrate de que nadie sepa que vienen hacia acá, Danaka"

-"Hai, Sesshomaru Sama, arigatou"

-"Hasta el mediodía entonces"

-"Allí estaremos"

-"Ah, Danaka, dale mis saludos a Noriko Sama por favor"

-"Ya los ha recibido, Señor"

Ni bien cortó con el tigre, Sesshomaru regresó a la cama. Kagome se dio la vuelta, exhibiendo ahora un hermoso trasero redondeado y firme, envuelto en azul brillante y delicado, como un bombón esperando a se devorado. El Inu se recostó y al hacerlo la joven suspiró y dormida pronunció su nombre

-"Sessho…maru"

El Lord muy contento se acomodó detrás de ella, rodeándola con los brazos y atrayéndola hacia él

-"Sí, Kagome, aquí estoy"

Suspirando una vez más la joven se volvió a dormir profundamente relajada. El Daiyoukai, muy satisfecho apretó un poco su abrazo y soltando un poco después olfateó su cabello perfumado y cerró los ojos, tal vez esta vez puedan descansar sin interrupciones.

De más está decir que Noriko ni pensaba esperar a la mañana, empacó y se preparó para volar. Danaka iba por detrás de ella intentando persuadirla de respetar el horario que les había marcado el Daiyoukai. Más no consiguió nada. Entre penumbras y apenas una leve claridad sobre las montañas del Oeste, el helicóptero Taisho II despegó sin aviso, ni destino conocido para la manada. Si Sesshomaru estaba al tanto era suficiente.

Mientras en la isla la paz reinaba, en los cielos cruzando el Pacífico hasta llegar a la misma, Danaka estaba un poco ofuscado con Noriko por su falta de confianza en su Señor.

Ella lo sabía, el vínculo los hacía transparentes el uno para el otro, aun así el silencio se mantenía pesadamente dentro del helicóptero. No era como que podían conversar con el tremendo ruido, pero ni siquiera se miraban. El tigre mantenía la mirada fija en el horizonte y de vez en cuando chequeaba los instrumentos y el combustible.

-"Si ella fuese tu hija, me entenderías"

-"Ella es, mi hija"

Noriko lo miraba con rostro de confusión. Había escuchado bien, de eso estaba segura. Pero si apenas conocía a Kagome…

-"Akira Sama…"

-"Llevamos años juntos y llevo siglos escuchando acerca de ella, solo una mujer como tú podría haber criado a una persona tan extraordinaria como Lady Kagome. Y yo tengo la bendición de Kami al haberme unido a ti, de compartir tu alma, tu vida, tu amor, tus sentimientos y tus recuerdos, yo la considero parte de mi manada, mi familia, tú, los cachorros y ella, somos una familia."

-"Oh, Aki San, yo no sé qué decir…"

-"Dime que me amas"

-"Sabes que es así"

-"Dilo"

-"Te amo"

-"Yo no permitiría que mi Señor lastimara a mi propia hija…"

Noriko comprendió la calma del tora youkai, él sabía que Sesshomaru protegería a Kagome o de otra manera no hubiese permitido, o al menos hubiese intentado detenerlo de llevarse a la joven a una isla solitaria, si realmente corriera peligro.

La mujer sonrió y se relajó el resto del viaje. Si bien no se dijeron muchas palabras, el viaje continuó con un Danaka más distendido y atento, y la mano de Noriko apoyada en la pierna del Tigre. Más tarde cerca de las seis de la mañana se comenzó a divisar una hermosa isla en medio del agua, era bellísima, las aguas que la rodeaban eran azules turquesa, las playas de arena blanca, y la vegetación imponente, a un lado entre unas montañas, se alzaba enorme un volcán. Dieron una vuelta y en una de las salientes del terreno vislumbraron el helipuerto. Al comenzar a descender, la energía del youki de la barrera de protección chisporroteó. Lentamente y sin dificultades, aterrizaron.

-"Debimos llamarlos antes de aterrizar"

-"No es necesario, Sesshomaru Sama está enterado de nuestro arribo"

Y así era. Aproximadamente cinco kilómetros antes de pasar la barrera, el Inu los había sentido acercarse. Ya se había preparado para su arribo, Kagome aún descansaba en el dormitorio de Sesshomaru. Él se sentía pleno, tranquilo, y bastante feliz. De lo contrario habría llamado a Danaka y le habría ordenado regresar a palacio por desobedecer una orden directa suya. En el fondo deseaba que la madre de Kagome, su madre política, viera que estaba cuidándola bien, y que ella estaba bastante tranquila. Estaba orgulloso y emocionado por los acontecimientos de la noche anterior. Se había cambiado a un pantalón liviano blanco y una remera manga corta celeste, tenía su cabello recogido en una cola de caballo alta. Estaba de pie en el helipuerto cuando el Taisho II descendió.

Noriko sabía que había desobedecido al Lord y había cambiado el horario de llegada, pero no podía contra su necesidad de ver a Kagome, Inuyasha había dicho tantas cosas…

Una vez detenido el motor y los giros de las aspas, ambos tripulantes descendieron del helicóptero.

Llegando frente al Daiyoukai, Danaka reverenció y Noriko, sólo lo miró con lágrimas en los ojos, pero no apartó la vista de él.

-"Ella está descansando, es mejor que ingresemos a la cabaña…Por aquí"

Fueron las únicas palabras que el Inu pronunció. Noriko lo siguió muy de cerca, mirando todo, tomando nota de todo lo que sus ojos y su corazón le indicaran.

Danaka simplemente caminaba detrás de los dos.

Una vez adentro, Sesshomaru los hizo sentar en el living y le indicó a Danaka que acomodara las maletas en un rincón, hasta que pudieran acondicionar la habitación de Kagome para ellos.

La madre de la joven estaba preocupada, si su hija se quedaba sin habitación, dónde dormiría? En el sillón?

-"Dormiremos en la habitación de Kagome?"

-"Hn."

-"Pero Mi Lord, y ella dónde dormirá entonces?"

Danaka la interrumpía

-"Nori San, Sesshomaru sama sabe lo que hace…"

El Lord del Oeste sentado como estaba fijó la vista en su suegra

-"La Señora del Oeste duerme con el Señor del Oeste, como debe ser en un matrimonio bien constituido."

La batalla de miradas continuó unos momentos

-"Esa otra habitación sólo contiene las maletas y algo de ropa de Lady Kagome, cuando se despierte, pueden trasladar todo a nuestra habitación"

Los rostros confundidos del matrimonio Danaka casi le causaban gracia al Inu Daiyoukai.

-"El desayuno estará listo en unos minutos, iré a despertar a Kagome, con permiso…"

Subiendo las escaleras, Sesshomaru podía sentir los ojos clavados en él. Un poco le molestaba la desconfianza de su suegra, pero era comprensible, su hija había sufrido demasiado. Ingresando a la habitación, Sesshomaru se recostó cerca de la joven y comenzó a acariciarle el cabello y a hablarle dulcemente.

-"Kagome…Kagome, despierta…"

Ella se estiró como un gatito y enseguida abrió lo ojos. Se sentía cálida, tranquila y extrañamente muy feliz. Sus ojos se clavaron en esos soles dorados que le recordaban a la miel más dulce, o al sol de los veranos en Japón.

-"Buenos días…"

-"Hn"

Sus labios se encontraron en un beso tibio y muy tierno. La sábana traidora se corrió de sus hombros exponiendo sus pechos al imponente macho junto a ella. Agachándose suavemente depositó un camino de besos desde la oreja hasta la clavícula y lentamente subió la sábana cubriendo a la mujer de nuevo.

-"Tu madre espera por ti, es mejor que nos apresuremos…"

-"Mi madre? ¿Qué hace mi madre aquí?!"

Ya de pie frente a ella, el Lord observó a la joven y le respondió

-"Al parecer, el hanyou fue un tanto vehemente con sus relatos…Despertando temor en algunos miembros de la manada, especialmente en tu madre"

-"Temor?"

Era evidente que el miedo a que ella fuese dañada de alguna manera había motivado el viaje de su madre.

Kagome comenzó a ponerse colorada. La ira la carcomía por dentro. Al parecer, Inuyasha continuaría molestándola. El Reiki comenzaba crecer, de manera que se volvió realmente agresivo para la piel del Daiyoukai.

-"Cálmate Miko, lastimarás a Danaka"

-"Danaka? Él también está aquí?"

-"Hn. Vístete, el desayuno estará listo en minutos, y Noriko Sama debe estar nerviosa"

-"Si no te molesta…Me gustaría hacerla pasar…Eso la calmaría, me parece"

-"No me molesta, además, parece una buena idea"

Dándole un beso en la frente, se retiró y bajó. Enseguida Noriko aceptó ir a buscar a Kagome, mientras, Sesshomaru le hacía señas a Danaka para que lo siguiera a la cocina.

-"Qué pasó"

El tora se sentía mal por desobedecerlo, pero ella era su esposa y estaba desesperada por su hija, Inuyasha había dicho algunas cosas un tanto alarmantes

-"Gomennasai…Mi Lord, Noriko San estaba asustada…"

-"No hablo de eso…Qué sucedió con las empresas, Náraku y sí, el idiota de mi medio hermano"

Danaka le comentó todos lo acontecimientos, las intervenciones de Náraku a cada uno de los intentos de concretar negocios, especialmente los de Inuyasha. La presencia de algunos personajes extraños merodeando el palacio y las empresas Taisho Higurashi. La suposición de que todo era obra de Kagura, intentando averiguar su paradero. Los dichos de Inuyasha y sus exabruptos frente a la manada…Sesshomaru llenaba una tetera, manteniendo su presencia estoica, pero interiormente, masticaba la rabia, con Náraku y Kagura complotando contra el Oeste, y los arrebatos de Inuyasha ayudando indirectamente, nada bueno se avecinaba, de eso estaba convencido.

Caminaban cerca llevando los alimentos y las tazas, preparaban una mesa muy especial, era la primera mesa compartida con sus suegros desde los cambios entre Kagome y él.

Mientras Noriko golpeaba suavemente la única puerta cerrada del piso de arriba aparte del baño.

-"Adelante"

La madre de Kagome miraba todo el mobiliario de la habitación, gasas, sedas, hermosas pinturas y piedra luna tallada a mano, paredes de madera cálida, colores crema y marrón, azules intensos y detalles en plata y oro, era un lugar espléndido Kagome estaba muy sentada en la enorme cama apenas cubierta con la sábana. Pensó en arreglarse un poco antes que llegara su madre, pero prefirió relajarse en la cama y así disfrutar unos minutos más del aroma de Sesshomaru en las sábanas y almohadas, la alegría interna que sentía le hacía erizar la piel.

-"Kagome? Hija…cómo estás, querida!"

Noriko se apresuró a abrazarla, Kagome respondió el abrazo y sonrió

-"Qué sucede mamá? Por qué has venido? Shippo y Rin están bien? Y Sango?"

-"Tranquila, hija, todos están muy bien. Yo sólo…Quería verte. Es que…"

-"Es que?"

-"Es que Inuyasha…"

-"Ah! Ya veo…Inuyasha una vez más. No deseo saber."

-"Pero él dijo…"

-"No me interesa lo que él dijo, mamá…Pásame la yukata azul por favor"

Kagome se puso de pie. Su madre pudo ver su cuerpo semi desnudo musculoso, con varias cicatrices antiguas y algunos chupetones recientes. Quería preguntar si habían sido consentidos, pero de nuevo olvidaba lo poderosa que su hija era, no pudo más que sentirse feliz por ella. ¿Podría ser verdad que al fin ella habría encontrado su destino?

-"La bata te queda grande"

-"Es de Sesshomaru, claro que me queda grande"

Saliendo de la habitación, cruzaron a la de ella encontrándose con el Lord y Danaka con las maletas, en el pasillo.

-"Oh! Lo siento, no pensé que estarían aquí"

-"Te ves muy bien en la yukata de este Sesshomaru, Mi Señora…"

El brillo pícaro en los ojos del Inu, provocó un fuerte sonrojo en Kagome y risas en los otros espectadores.

Ingresaron a la habitación que había sido de Kagome hasta la noche anterior y comenzaron a trasladar las cosas de la joven al cuarto del Inu. Noriko y Danaka dejaron las maletas y bajaron a desayunar.

Kagome y Sesshomaru en su habitación acomodaban un poco algunas cosas. Kagome se quitaba la bata de seda para colocarse la ropa interior, Sesshomaru la observaba sentado en la punta de la cama, abstraído con el erótico espectáculo de su hermosa mujer desnuda

-"Date la vuelta, Sesshomaru, me avergüenzas"

-"No veo por qué…Eres hermosa…"

Kagome se había dado vuelta. Mostraba la espalda al Inu que se acercó a ella por detrás como un depredador. Ella luchaba con el broche del corpiño. Enseguida sintió los dedos calidos del Lord ayudándola a abrocharse la prenda delicada. Con su voz profunda y casi susurrando…

-"Listo"

-"G-Gracias…"

Girándola se alejó un poco y la miró desde los pies a la cabeza, y luego se acercó para besarla con deseo más allá de su propia comprensión.

-"Deliciosa…"

Kagome sentía que las rodillas le fallaban, su corazón latía fuerte y retumbaba en los oídos de su esposo, que se deleitaba con las inocentes y sensuales respuestas de ella a sus avances depredadores.

-"Me gusta la manera en que tu cuerpo reacciona a mi cercanía"

-"Sesshomaru…Yo…"

El Lord se rió seductoramente y le acercó el vestido para que ella se lo pusiera.

Kagome sonrió se puso el solero y luego se peinó dejando su cabello suelto. Luego de calzarse unas sandalias blancas le ofreció al Inu la mano para salir juntos del dormitorio

-"Nos vamos?"

Sesshomaru tomó su mano y comenzaron a dirigirse a la sala a desayunar.

Mientras bajaban las escaleras escuchaban a Noriko reír con Danaka. Se sentía mucho más tranquila, haber venido era una buena cosa.

Al llegar y sentarse a la mesa, el matrimonio del Oeste, se vio muy relajado y alegre. De vez en cuando Sesshomaru tomaba la mano de la joven y luego la dejaba para beber su té. El tigre estaba muy contento, conocía a Sesshomaru desde hacía siglos, y jamás lo había visto tan pleno.

Conversaron de varias cosas y luego de terminar de desayunar, levantaron los platos y tazas, Kagome lavaba y Sesshomaru intentó comenzar a secar y guardar, pero Noriko se lo impidió indicándole a esperar junto a Danaka. Sabía que necesitaban tiempo para arreglar asuntos de estado y ella aprovecharía para averiguarle cosas a Kagome

-"Eres feliz, hija?"

Kagome apagó el agua y la miró unos segundos

-"Inmensamente, mamá."

Noriko se acercó a ella y la abrazó fuerte. Ambas sintieron sus rostros mojarse con lágrimas de alegría. Tanto habían esperado por la esquiva felicidad para que se quedase a vivir con ellas, con Kagome…Al fin sucedía.

Al terminar, salieron los cuatro rumbo al Norte, a conocer la isla. Irían a la cascada, a la playa, al volcán y si les quedaba tiempo, harían un fogón en la playa. Se sentían felices.

No pensaban en nada que no fuese divertirse y conocer. Kagome y Sesshomaru caminaban de la mano y bromeando por el camino. Disfrutaron del paisaje, las plantas y los árboles, los animales y la cascada. El mediodía se acercaba y ellos tenían todo el tiempo del mundo para explorar y disfrutar.

La cascada les pareció hermosa. La vegetación y el agua fresca y turquesa invitaba a arrojarse y nadar, pero no se habían cambiado en sus trajes de baño, sólo salieron con lo puesto para explorar. Regresarían mañana o alguna otra vez. Por el momento se contentaban con regresar y pasar una jornada de playa.

Kagome y Sesshomaru sólo los guiaban a donde ellos desearan ir. Para la hora de almorzar, lo hicieron en la cabaña y luego partieron a la playa. Las mujeres caminaron por la orilla juntando caracolas, los machos las veían desde lejos debajo de un gazebo, muy bien equipado. El sol estaba muy fuerte y a ninguno le agradaba demasiado la arena.

-"Mi Lord…Eres feliz con Mi lady Kagome?"

-"Mucho, Akira san."

-"Ella se ve feliz, también"

-"Ella me llena como nada en este mundo"

Danaka apoyaba su mano en el hombro de su Señor y amigo de toda la vida.

-"Enhorabuena, Mi Señor"

Sesshomaru asentía, y volvía a mirar a su esposa a lo lejos

-"Cómo…Es…La vida junto a una mujer, Danaka?"

El tigre observó al Inu y enseguida comprendió. Estaba preocupado acerca de la diferencia de fuerza y resistencia de un ser humano comparado a un youkai. De lo que no estaba seguro era de si se refería a lo cotidiano, al trajín del entrenamiento o al encuentro de ambos en una cama. Ni se atrevía a preguntar. Sólo lo atribuyó un poco a cada cosa y respondió

-"Pues, son frágiles pero su voluntad es inquebrantable…Son tiernas, pero cuando aman, son leales a muerte, poderosas y amables. En la alcoba…muy apasionadas y un poco tímidas. Maravillosas"

-"Hn."

-"Al menos Noriko San"

Era la única humana con la que el tigre había intimado lo suficiente.

-"Y por qué una hembra humana, Danaka?"

-"Al comienzo sólo era curiosidad, luego…No lo sé…Simplemente me enamoré, Mi Lord"

-"Hn. Eso puedo entenderlo…"