NO SOY DUEÑO DE INUYASHA.

CADA COMENTARIO ES ESPECIAL. GRACIAS POR ESTAR AHÍ. MIL ABRAZOS

CAPITULO 18

Náraku se salía de sus casillas. Los gastos de Kagura se volvían astronómicos, si bien estaba satisfecho con los avances sobre las empresas Taisho, estaba enojado más allá de lo posible por los desplantes de su esposa. Ella quería a Sesshomaru, eso era evidente. No importaba con cuántas joyas intentara comprarla, ella siempre recurría a diversos investigadores para averiguar el paradero de la pareja del Oeste. Luego de leer acerca de su matrimonio en el periódico, la bruja del viento había perdido la calma. No podía creer que el Señor del Oeste, la hubiese olvidado tan rápidamente y menos la hubiera cambiado por un ser humano patético. Estaba hecha una furia. Náraku lo sabía, le había asegurado que ella sería la dueña de las empresas Taisho Higurashi, para mantenerla a su favor. Las incursiones de Kagura habían sido de gran ayuda, amedrentando a los empresarios europeos, involucrándolos en escándalos de corrupción y prostitución, poniéndolos en jaque, algunos viéndose en la obligación de renunciar a sus trabajos.

Hakudoshi siempre fiel a su hermana, se encargaba junto con Akago de acosar a los diversos elementos molestos para Náraku, todos aquellos que entorpecieran el avance del mestizo malévolo, eran eliminados del mapa ya sea obligados a esconderse en sus propios agujeros o desaparecer, no sin antes renunciar o efectuar descargos públicos denigrantes. Náraku y Kagura estaban decididos a derrumbar el imperio Taisho Higurashi hasta los cimientos. La perla cada vez más sedienta de deseos de encontrarse con Kagome, ella tampoco había sido inmune a la tentación de aparecer y adueñarse de la era moderna, y convivir con el mundo de la sacerdotisa de Shikkon. Siendo la joya tan poderosa, y detestando a la joven, no escatimó en esfuerzos para enfrentarla de nuevo. Crearse un cuerpo nuevo era demasiado esfuerzo, pero la había hecho de todos modos. Se había corporizado como la hermana de Náraku, una extranjera neoyorkina de nombre Perla Tama Onigumo, y por supuesto convivía con los Onigumo en su enorme mansión. Náraku había recibido la orden de la perla de buscarle una identidad y presentarla al mundo como su familiar, para poder enfrentar mano a mano a Kagome, la joya misma, se había transformado en un hanyou, sin quererlo, ya que había utilizado componentes humanos y características youkai para su cuerpo, si fuese youkai completo, Kagome podría herirla de muerte, al igual si fuese completamente humana. No le había quedado otra alternativa que formarse como mestiza, igual que Naraku, Perla era un ser con poderes limitados, pero, nadie sabría de aquello, esa sería su ventaja. Para presentar a Perla en sociedad, Náraku había organizado una reunión con características festivas y sociales, en líneas generales, una gran fiesta con la presencia de los medios y la crema y nata de la más alta sociedad humana y youkai. El concejo estaba exultante, la extranjera era tan agradable, y su hermano tan servicial…Si cómo no.

Al palacio de la luna había llegado la invitación. Para los Señores del Oeste, buena jugada de Náraku, golpe bajo ya que sabía de la ausencia de los mismos, la manada del Oeste sería representada por Inuyasha y Kikyo, Sango y Miroku. Náraku seguía convencido que Kikyo era la supuesta Señora del Oeste, nada tenía que indicara que Kagome hubiese regresado. Al no estar Sesshomaru no podía corroborar su teoría, debería esperar hasta su regreso, tenía pensado realizar numerosas reuniones, fiestas y entrevistas para finalmente lograr su cometido de exponer al Inu Daiyoukai como fraude, ante el concejo y derribarlo, para hacerse de sus posesiones, dejarlo en la ruina, tanto económica como política y socialmente. Su odio originalmente, era para con Kagome, por la lucha y la derrota, la frustración de cada uno de sus planes. Pero luego, la envidia hacia Sesshomaru lo comenzó a carcomer. Todo lo que poseía el Lord Occidental era deseable para el hanyou maldito, la avaricia, la codicia, la envidia, el odio, se despertaron de a poco transformándose en el desayuno, almuerzo, merienda y cena de Náraku. Que para empeorar las cosas, intentaba horadar la credibilidad y el honor del Inu, frente al concejo, pero no importaba cuánto lo intentara, no lo lograba. El apellido Taisho tenía su propio valor indiscutible frente a la comunidad youkai y la alta sociedad ningen.

En el palacio de la luna, Inuyasha estaba ofuscado gritándole a Danaka acerca de dónde estaba. Sentado en el escritorio de Sesshomaru llevaba los negocios que habían quedado pendientes, junto con Kouga y Miroku. Los tres se llevaban medianamente bien, y a pesar de su mal carácter, Inuyasha era bastante bueno para los negocios, Sesshomaru sabía eso, por lo que no dudaba en dejarlo a cargo de algunas cosas. Pero para casi todo estaba Danaka.

-"Dónde mierda estás Danaka!"

A todo esto el teléfono satelital del tigre estaba en alta voz, ya que las mujeres caminaban por la playa, los machos se quedaron en la cabaña para solucionar este problemita.

-"Mi Lord, sabes dónde estoy"

-"Al lado de ese hijo deputa! Dile que Náraku le envió una invitación para la presentación en sociedad de su hermana. Iremos Miroku, Sango, Kikyo y yo"

Sesshomaru le hacía señas a Danaka que le averiguara más.

-"Nunca supimos que Náraku tuviese una hermana"

-"Ni nosotros, en Edo jamás apareció, esto me da muy mala espina"

-"Sí, es preocupante…"

El Daiyoukai se tomaba de la barbilla, y se acercaba un poco al teléfono

-"No le demuestres preocupación, Inuyasha, asiste a su fiesta como si nada, sonríe, disfruta y cuando yo regrese, me encargaré de averiguar."

-"La agencia del sarnoso se puede ocupar"

-"No. No te acerques a Náraku, ni a ninguno de sus lacayos. Es una orden, Inuyasha."

-"Qué mierda quiere decir eso, Sesshomaru!"

-"Que si estamos dispersos, como manada, el maldito de Onigumo tiene todas las de ganar. Espera hasta que regresemos y armaremos la estrategia de acción."

Inuyasha hizo silencio, los otros dos junto a él asentían de acuerdo con Sesshomaru.

-"Está bien…Pero quiero que sepas que no me gusta esperar como un idiota"

-"Hn."

-"Inuyasha fuera"

Danaka guardaba el teléfono, Sesshomaru caminaba hacia la ventana del frente, desde allí lograba ver a Kagome salpicándole agua a su madre y riendo feliz.

-"Mi Lord, Inuyasha y la manada en gral. Están en riesgo"

-"Lo sé. Náraku se ha ensañado con la familia Taisho también"

-"Tenemos el apoyo del Norte y del Este"

-"Hn. Para el encuentro con el concejo faltan varios días…Sin embargo no podemos quedarnos de brazos cruzados. Cada minuto de inacción, es una ventaja enorme para Náraku"

Las mujeres regresaban con las manos llenas de caracolas y algunas conchas, Kagome deseaba enviárselas a Shippo y a Rin. Si bien sabía que ya eran grandes, para ella siempre serían los pequeños que dejó atrás en Edo. Sus risas llenaban la cabaña, cayeron rendidas a los sillones, al lado de sus respectivos esposos. Danaka acercaba a Noriko y le preguntaba para qué eran todos esos caracoles. Kagome reía y respondía

-"Son para Shippo y mi pequeña Rin…Ya sé que son adultos…Pero hasta hace un mes, en Edo, eran dos niños pequeños…"

Sus ojos se llenaron de lágrimas, ella se había perdido el crecimiento de los pequeños, sus progresos…Sesshomaru notó la angustia enmascarada de alegría de su esposa, y sin poder evitarlo, su mano recorrió la larga cabellera de la joven mujer intentando confortarla, a Noriko se le partió el corazón, Danaka decidió romper el silencio

-"Ellos son mayores, sin duda, Mi Lady…Pero hay unos pequeños que tal vez disfrutarían mucho de tus regalos"

Ella levantó la cabeza

-"Pequeños? No comprendo Danaka Sama"

-"Hace ya unos cinco años que tu madre y yo estamos emparejados, Mi Señora…Y Kami nos ha bendecido con dos hermosos cachorros…Un macho y una hembra"

-"Qué? Cómo puede ser?!"

Kagome se puso de pie violentamente. Los rostros de todos estaban fijos en ella. Noriko sentía que su alma abandonaba su cuerpo y Danaka sentía pena, mucha pena… Sesshomaru más relajado, se reclinaba hacia atrás en su sillón. Él simplemente miraba a su mujer.

-"Tengo dos hermanos más aparte de Souta y no me lo dijiste de inmediato? Cómo pudiste mamá! Acaso no pensaste que yo podría querer verlos abrazarlos y que podría necesitarlos?"

Felicidad y alivio eran los sentimientos de la pareja del tigre y la madre de la sacerdotisa.

-"No-No estás enojada?"

-"Claro que lo estoy! Son mi hermanos pequeños y los escondiste de mi!"

Danaka sonreía, e intentaba calmar a su hija mayor

-"Kagome"

Ella lo miró, el tora jamás la había llamado por su nombre sin un título

-"No hemos podido contarte, ni presentártelos antes…Esto debía hacerse cuanto antes. Debíamos sacarte de las garras de Náraku primero…No es que no deseáramos reunirte con ellos"

La sacerdotisa los miraba, y de a poco fue comprendiendo, aunque no estaba de acuerdo

-"Jamás he estado de acuerdo con esto de esconderme. Yo nunca me escondí del asqueroso de Náraku, ni lo haré en este tiempo…Es un maldito, que me ha obligado a hacer cosas que jamás hubiera hecho si no me hubiese presionado…Ya lo destruí antes…Y lo volveré a hacer"

Las miradas en ella, los océanos azules de la joven se veían incendiados de odio, Noriko y Danaka sintieron sus corazones estrujarse. Sesshomaru estaba en otra dimensión.

Las palabras de la mujer lo habían golpeado muy fuerte. Su mente intentaba comprender si sus expresiones de odio y resentimiento eran hacia Náraku o hacia la situación con la que se encontró cuando atravesó el pozo. Es decir, encontrarse con un esposo, youkai, quien la había amenazado más de una vez, en el pasado. Que no era el macho que ella había amado desde un principio y además con quien debería vivir toda su vida si no deseaba caer en la desgracia, y tener que aceptar un esposo elegido por el concejo o por supuesto como él sospechaba, un tutor financiero que estaba seguro que se trataría de Náraku.

Si no fuera por Náraku, habría ella elegido estar con él? Se sentía obligada a estar a su lado? Se entregaba a su matrimonio porque no encontraba una salida? ¿Qué era lo que realmente sentía? Sesshomaru estaba comenzando a sentirse incómodo necesitaba salir de allí de inmediato

-"Con permiso…"

Levantándose de su asiento se dirigió a la escalera y luego su puerta se cerró.

De pie reverenciaron su retiro, lo observaron por unos momentos, no comprendieron bien qué le sucedió, pero quienes eran ellos para cuestionar al Señor del Oeste?

Abajo todos quedaron muy entretenidos conversando acerca de los cachorros, cómo eran sus ojos, su cabello, su piel, cómo eran sus nombres y qué significaban. Kagome sestaba encantada con sus hermanos y sus "padres" se deleitaban con las preguntas de la joven. Luego de terminar la charla, cayeron en la cuenta de que el Señor absoluto de las tierras del Oeste los había dejado hacía ya varias horas. ¿Dónde estaba?

-"Kagome, hija, por qué no vas a ver a Sesshomaru. A ver si necesita algo, no crees?"

-"Sessh…Si, creo que iré…Pero la cena…"

-"Oh no, déjalo en nuestras manos, Aki san y yo nos encargaremos hoy, anda, ve"

Kagome fue directo a la habitación de Sesshomaru, golpeó y al no recibir respuesta decidió ser valiente y entrar.

-"Con permiso, Sesshomaru…Estás visible?"

El Inu estaba sentado leyendo un libro en su escritorio. Apenas reconoció el ingreso de la mujer.

-"¿Qué deseas, Miko?"

-"Mi-Miko?…Yo…Te fuiste y no regresaste y me preocupé, nos preocupamos y vine a ver si necesitabas algo"

-"No"

-"Estás muy extraño…Te sientes bien"

-"Estoy bien. Si eso era todo, puedes retirarte"

Estaba tan frío y tan extraño, ella sentía que su corazón se rompía en mil pedazos. Suavemente el aroma de su angustia inundaba la recámara, el fragante dulzor de su esencia se teñía de acidez debido a la tristeza. Sesshomaru olfateaba el ambiente desde su escritorio disimulando su confusión. Si realmente ella no sintiera algo por él, no se sentiría tan mal, o sí? Confundido era poco decir. Kagome no podía contener sus lágrimas, ahora ella era la que sentía que él había fingido su afecto para con ella. Claro a quién se le ocurriría que un hermoso macho Daiyoukai, poderoso y exitoso como Sesshomaru se fijaría en una sacerdotisa humilde y humana, llena de imperfecciones, entre otras falencias…Estaba harta de sufrir y ahora que todo parecía estar más que bien ¿Qué era lo que había sucedido?

-"Lamento haberte molestado…La cena pronto estará servida…Con permiso"

Kagome se retiraba. Su pena era inmensa. El Inu notó su cambio de inmediato, a qué se debería…Tal vez estaba equivocado…Tal vez no.

-"Miko"

Ella no respondió, detestaba ese nombre y si él la pensaba humillar, no respondería ni ahora ni nunca. Continuó caminando hacia la salida.

-"Mañana a primera hora me iré con Danaka y mi madre, perdone las molestias… Y gracias por todo Mi Lord"