NO SOY DUEÑO DE INUYASHA.

CADA COMENTARIO ES ESPECIAL. NOCHE DE TORMENTA…TRUENOS, GRANIZO. SUERTE QUE ESTAN ALLÍ LEYÉNDOME…

CAPITULO 20

Final del día…

Sesshomaru se acercaba a ellos. Noriko lo miró y a través de sus ojos, Sesshomaru pudo leer sus súplicas, "Ve con ella"…

No estaba seguro de que eso era lo que quería hacer. Pero sí sabía que necesitaba aclarar sus dudas, porque lo estaban molestando demasiado.

Sin demorar, el Inu abrió la puerta y comenzó su paso firme y seguro hacia la playa. Caminaba con la vista fija en la silueta de la joven mujer sentada en la arena. El aroma del mar se entremezclaba con la sal de sus lágrimas, ¿Alguna vez dejaría de llorar?

"Tú lo causaste esta vez"

"…."

"Crees que ignorarme te llevará a alguna parte?"

"…"

"Te pareces más al mestizo de lo que jamás imaginaste…"

"Ya basta bestia. Estoy caminando hacia ella…Todavía no he cambiado de opinión"

La bestia escupía el suelo. Estaba enojado con su maestro de tal manera que estaba presionándolo al punto de no dejarlo pensar con claridad. Sesshomaru sentía mucha incomodidad, algo muy similar a la tristeza. Había tocado el cielo con las manos en brazos de esa mujer y luego todo parecía haber sido una consecuencia de las acciones de Náraku, una mera reacción por obligación, o porque no había otra salida. No le gustaba, esa sensación de vacío no le gustaba. Kagome continuaba perdida en la vista de las olas rompiendo en la playa, lejos al parecer, había una tormenta, algunos rayos iluminaban el mar como si fuera de plata, como los cabellos de aquellos a los que amó, hace tanto y hace tan poco…

-"¿Por qué…Kami…Nadie hay en este mundo que me ame por lo que soy?"

Apenas un suspiro en vez de una voz, los oídos del Inu captando las palabras a pleno.

-"Miko"

Ella se dio la vuelta a verlo y luego miró otra vez al horizonte

-"Sesshomaru Sama…"

El filo de una katana le hubiese dolido menos que ese nobiliario detrás de su nombre

-"Dime sacerdotisa, todas tus acciones fueron a consecuencia de los manejos truculentos del monstruo de Náraku?"

-"A qué se refiere, Lord Sesshomaru"

Kagome estaba confundida, esta vez miró al Inu y no apartó la vista de él, mantendría su mirada hasta que respondiera. Ella necesitaba aclarar la confusión que sentía, no sabía más cómo actuar frente a él. En la mañana y el día anterior había sido tan dulce y luego esta tarde…Se había vuelto a encontrar con el antiguo Señor del Oeste, ese que creyó dejar atrás en Edo, hacían ya quinientos años.

-"Como si no lo supieras, mujer…Dime, qué sentiste cuando las manos de este Sesshomaru tocaban tu cuerpo…Cuando mis labios rozaban tu piel…"

Solamente habló desde su corazón. Sólo su corazón sangrante respondería

-"Desesperación y miedo…"

-"Comprendo…"

El Lord Inu sintió esas palabras clavarse en su alma, si no hubiese sido el gran Señor del Oeste, habría caído de rodillas. Sin más preámbulo se dio la vuelta y emprendió su regreso a la cabaña. El corazón latiendo a pasos agigantados, la boca seca y los ojos ardiendo de cólera.

Kagome sintió su corazón quebrarse en mil pedazos, es que acaso no pensaba aclarara las cosas? ¿Qué era lo que sucedía? Y encima ahora simplemente se marchaba. Colocando su rostro sobre sus brazos apoyados aún en sus rodillas, ella simplemente susurró su amor como un secreto…

-"Desesperación por fundirme en tus brazos…"

Palabras dulces llevadas por el viento de la noche…

-"Y miedo de perderte…"

Palabras ardientes llenas de amor, que fueron recogidas por los finos sentidos de un Daiyoukai Inu, que sentía la esperanza entibiar su corazón una vez más. Deteniendo su regreso, sin hacer un solo sonido se volteó a ver a la mujer sufriente sentada aún en la playa fresca.

Kagome lloraba amargamente escondida en su propio regazo. Los recuerdos de todas sus heridas sentimentales, sólo le causaban más dolor y miedo. La bestia rasguñaba la mente de Sesshomaru recordándole que cargaba con la culpa de ser el responsable del quebranto de la hermosa mujer. Arrepentido y muy herido por sus propias culpas, se sentó junto a ella en la arena.

-"Pensé que tus caricias y…Demostraciones de afecto…Eran por causa de…Náraku"

La mujer enjugaba sus lágrimas en un pequeño pañuelo celeste que había sido bordado por ella en su cueva de Edo. Limpiaba su nariz y lo miró de costado

-"¿Qué dices? ¿Qué tiene que ver Náraku con lo que pasó… Con nosotros?"

-"Es que en la tarde dijiste que Náraku te había obligado a hacer cosas que jamás hubieses hecho por propia elección"

Kagome lo seguía mirando, estaba comenzando a comprender

-"Y pensé que…Nuestro acercamiento había sido una de esas cosas…Y yo…"

-"Ya no quiero escuchar más, Sesshomaru."

Kagome se levantó y comenzó a regresar a la cabaña.

-"Pensé que sabías con la clase de persona con la que te habías casado…Pero veo que no. Náraku me obligó a defenderme en mi propio mundo, a aceptar que un hombre…Un macho Youkai se uniera a mí, arruinando su vida, por asegurar mi dinero, posición social…Por defender mi libertad. Tal vez no me hubiese casado contigo por proteger mi dinero, pero si lo hubiese hecho por amor."

Continuó caminando o eso intentó. La gran mano de Sesshomaru la tomó del brazo y la dio vuelta.

-"Entonces…Me amas…"

-"Suéltame!"

-"No. Responde primero"

-"Por qué debería? Si al fin y al cabo terminas creyendo todo clase de estupideces, me lastimas, no preguntas y sacas conclusiones erradas…Ya he pasado por eso y no deseo repetirlo, te lo aseguro"

-"¿Qué es lo que quieres?, Kagome"

-"Alguien…Déjalo, ya no importa, Sesshomaru"

-"Alguien que te ame por lo que eres…"

Kagome dejó de luchar por liberarse y sólo se relajó mirando al suelo. Sesshomaru le tomó la barbilla y levantó su rostro

-"Ese soy yo, Kagome, ese soy yo"

Los labios del Inu buscaron los de la mujer. Un beso suave y muy tierno, apenas un roce. Los pulgares del Lord apartaban las lágrimas de las mejillas de la joven.

-"Si es verdad lo que susurraste hace unos momentos…No dejaré que sientas desesperación, siempre te tomaré en mis brazos…Y nada me apartará de ti"

-"No prometas cosas que no sabes si podrás cumplir…"

-"Este Sesshomaru tiene una esposa, ahora necesito una pareja…"

La joven sentía los brazos del Inu envolverla y estrecharla suavemente en su pecho.

-"Dime lo que sientes…No me apartes. Este Sesshomaru no sabe de amor, sólo de instinto y piel. Soy un macho Inu, ya lo he dicho antes y la idea de ser utilizado, menospreciado…Me volvió loco"

-"Sé lo que se siente…Te lo aseguro"

El conocimiento de Sesshomaru de la ruindad cometida por Inuyasha…Sólo imaginaba el momento previo a marcar a su hembra y nombrar a otra…Tenía tantas ganas de despedazarlo…Pero a la vez se sentía agradecido, si todo se encaminaba Él, sería quien marcaría a Kagome y la sola idea lo excitaba sobremanera. Jamás había pensado que unirse a una hembra lo llenara de ilusión y felicidad. Pero la realidad era que estaba de pie en una isla, con la mujer que deseaba en sus brazos aún muy herida, por sus actitudes.

De nuevo buscaba sus labios y esta vez profundizaba el beso un poco, sólo un poco.

-"Por favor, Kagome…Yo no sé de humanos, pero sé que te necesito, y este Sesshomaru nunca necesita nada"

Era verdad. El poderoso Lord del Oeste estaba pidiendo una oportunidad, delicadamente, apenas rozando su aura, respetando su derecho tal y como ella deseaba, ser reconocida como una persona independiente, libre y capaz de negarse o aceptar según su convicción. Si el amor no era consecuencia de una obligación, era una elección y Sesshomaru deseaba ser elegido por ella.

-"Estábamos cortejando… Verdad?"

-"Hn."

-"Ese es un buen punto de partida…"

Sonrisa apenas visible, pero el brillo de sus ojos dorados demostraba la inmensa alegría que sentía

-"La cena aún está servida…"

-"Mamá cocinó pargo…"

-"Me agrada el pargo"

De la mano ahora, caminaban juntos hacia la cabaña, Kagome se sentía plena y muy aliviada. La pareja en la cabaña se abrazaba y tomaban sus lugares en la mesa. Apenas servían el agua en las copas cuando los señores del Oeste entraron muy sonrientes. Sesshomaru retiraba la silla para que su esposa se sentara, y con más luz, Kagome vio con asombro las lastimaduras y rasguños de los antebrazos de Sesshomaru, siguió por su pecho pero la camisa lo cubría, recorrió la cara y encontró arañazos cruzando las hermosas mejillas del Inu. En seguida miró al tigre sentado frente a ella, cortado, lastimado y con un ojo morado.

-"Parece que yo me llevé la mejor parte"

Noriko sonreía y asentía alcanzándole un plato a su hija

-"Absolutamente"

Enseguida comenzaron a cenar entre risas y miradas cómplices. La cena estaba deliciosa, pero los comensales sólo podían pensar en la hora de dormir. Una isla paradisíaca, felices, acompañados de la persona amada, era simplemente la mejor hora del día, la noche prometía magia y romance. Sólo había que dejarse llevar por el encanto de la isla…

Después de cenar, compartieron una taza de té y tarta de frutas, Danaka ya había recibido sus nuevas directivas para poner en práctica ni bien pusiese un pie en Tierras del Oeste. Noriko y Kagome se habían puesto al día con sus cosas de madre e hija, por supuesto dejando muchas cosas en el tintero, pero estaban felices del reencuentro al fin. Sesshomaru sentía una sensación ambigua, estaba tranquilo en este momento compartido con su familia, pero estaba muy inquieto pensando en los que quedaron en Japón, la manada, y las maldades que estaría planeando Náraku. Además, saber de los movimientos de Kagura lo ponían de pésimo humor.

-"Mi Lord, mañana partiremos de regreso al Palacio…Hay algo que necesite antes de que partamos?"

Muy astuto por parte de Danaka, sabía el carácter del Inu y veía su intención firme de emparejarse con la sacerdotisa, su hijastra.

-"Hn…Quisiera seguir la tradición youkai para completar mi unión con Kagome…Si eso está bien con Noriko Sama y usted como padre adoptivo de mi esposa"

Kagome muy sonrojada los observaba especialmente a su madre que sonreía feliz. Esa parte del discurso ya la había escuchado antes, pero aquella vez, no había terminado bien. En términos Inu, Sesshomaru les explicaba a sus suegros su intención de aparearse con la mujer, y estaba solicitando la bendición de sus padres. A pesar de que si ella lo aceptaba, lo haría con su consentimiento o no.

-"Por la expresión del rostro de mi pareja, y lo que hemos hablado con anterioridad, estamos de acuerdo con su emparejamiento, por lo que otorgamos nuestra bendición"

-"Así es, nos honraría pertenecer a la misma familia además de a la manada, Mi Señor, ahora dependerá de Kagome…"

-"Hn."

La joven se sentía abrumada, pero halagada. De todos modos no pensaba discutir con su madre y padrastro las condiciones de su apareamiento si es que decidía realizarlo…

Lo deseaba en el fondo de su corazón, pero…Todo aquello, le traía malos recuerdos y su nueva relación con Sesshomaru era precisamente eso, nueva. Sesshomaru estaba muy consciente de los posibles sentimientos de la Miko al respecto de un compromiso a ese nivel, pero debía intentarlo, deseaba a esa mujer, aunque todavía no podía creerlo, ella había hecho que sus prejuicios con el emparejamiento se evaporaran, un sentimiento profundo, nuevo, diferente había nacido y lo llevaba a reaccionar de maneras impensadas para un Daiyoukai de las características de él. En su tiempo junto a Kagura, emparejarse había sido un sueño largamente acariciado por él, pero luego de su traición con Náraku, emparejarse o unirse a una hembra se transformó en un trámite negativo al cual no se pensaba someter y menos con una hembra humana, eso quedaba para seres como Inuyasha, Miroku y sorpresivamente para su amigo Danaka. Ahora era diferente, soñaba con la posibilidad de unirse a Kagome, y hasta la idea de cachorros no le era tan molesta ya. Aún así, recién comenzaban su cortejo y se mantendría dentro de los límites que la mujer pusiera. Ella después de todo, había sido cortejada por un hanyou de sangre Taisho, y aunque la idea le retorcía las entrañas, imaginaba que Inuyasha no había sido un macho de mantener las manos para sí, y ella debe estar al tanto de la sangre caliente de los youkai cuando cortejan. Eso significa que eran marcadamente físicos durante sus períodos de romance. Aún así sabía del carácter fuerte de Kagome y que seguramente supo mantener al mestizo a raya o al menos eso era lo que esperaba.

Volviendo a la sala con los presentes y mirando a su esposa colorada, se dispuso a dar por finalizada la reunión y retirarse a sus aposentos bien acompañado por supuesto, pero para no avergonzarla aún más de lo que estaba, simplemente levantó algunas tazas con ayuda de Noriko, terminar con la vajilla y acomodar, daba paso al retiro a descansar, o al menos continuar con las actividades previas al mal entendido de la tarde. Pero la madre de Kagome en un intento por dejar a los cortejantes tranquilos para que disfrutaran de su "Luna de Miel" y que no piensen en nada más que en ellos y su momento, simplemente habló

-"Bueno, creo que podremos regresar felices a Palacio y esperarlos allí a cuando regresen. Continúen disfrutando, nosotros estaremos atentos a cualquier movimiento de Náraku o Kagura, Mi Señor"

Oh, no…Kagome enseguida miró al Inu como preguntándose… ¿Kagura?

-"¿Dijiste Kagura mamá? ¿Sesshomaru?"

Los ojos dorados ardiendo con los océanos de la sacerdotisa. Podía ver la desconfianza en ellos.

-"Al parecer, Kagura merodea el palacio y algunas empresas, seguramente en busca de nosotros, Náraku debe estar desesperado"

Decidió no mentir. Caminó hacia la cocina y se colocó un delantal negro a la cintura, comenzó a lavar. Noriko terminó de levantar cosas y Danaka decidió apoyar a su Señor, por si acaso Kagome no comprendiera o simplemente desconfiara. Era natural, ellos se acercaron hacía verdaderamente muy poco tiempo.

Kagome entró a la cocina y mientras Noriko secaba, ella guardaba. El silencio los envolvía. Al terminar Sesshomaru se quitó el delantal, se apoyó en el fregadero mirando a la mujer que terminaba de guardar, esperando…No sabía qué tipo de reacción.

-"Pues, todos los que están en palacio, están capacitados o tienen poder suficiente para controlarlos hasta nuestro regreso. Así es que yo no me preocuparía tanto"

Sin decir más, saludo a su madre con un beso y un abrazo, y tímidamente se acercó al tigre blanco

-"Buenas noches Danaka Sama"

-"Buenas noches Mi Lady"

Ella aún de pie frente a él. Danaka se animó a acariciarle la cabeza a la joven. Ella sonrió y luego reverenció para encaminarse a las escaleras.

Noriko empujaba a Sesshomaru que la veía retirarse, para que fuera detrás de ella.

Sesshomaru fue. Kagome salió del dormitorio con ropa en la mano, y caminó hasta el baño. No estaba segura si mejor irse a dormir al sofá del living. La voz profunda sonó detrás de ella calentándole la piel.

-"Te espero en nuestro dormitorio, Kagome"

Ella volteó muy colorada encontrándose a Sesshomaru mirándola con una leve sonrisa y asintió. Cerró la puerta del baño detrás de ella y se apoyó jadeando. Estaba feliz, pero muy nerviosa. Abrió la ducha y permitió que el agua tibia barriera todos los malos recuerdos del día, la espuma acariciaba su cuerpo y ella mantenía en su mente los dorados ojos como fuego, que entraron al dormitorio y prometieron esperarla.

Sesshomaru sabía que si no estaba en la habitación cuando ella regresara, se iría a dormir a otro lugar de la cabaña. Estaba aprendiendo a leer el comportamiento de su esposa. No necesitaba bañarse de nuevo, luego del entrenamiento con Danaka lo había hecho, decidió esperar acostado en la cama. Quitó su ropa y se colocó un pantalón suelto de tela liviana, fresca, de color azul profundo, dejando su torso al descubierto, magullado, pero bien trabajado, con los músculos aún hinchados por el ejercicio, y como una carnada deliciosa, se recostó a esperar…