NO SOY DUEÑO DE INUYASHA.
CADA COMENTARIO ES ESPECIAL. BUENO, PARA TANTA ESPERA…LA RECOMPENSA…
MI MENTE EXTREMA Y FUERA DE CONTROL…
CAPITULO 22
En el enorme salón de fiestas del Onigumo´s Grand Hotel, Náraku, presidía la oratoria de bienvenida a todos los invitados para la fiesta de presentación de Perla Tama Onigumo. Los representantes del palacio de la luna ye estaban convenientemente ubicados.
El enorme lugar estaba lleno de youkai y de humanos tratando de hacerse ver por el poderoso Hombre de negocios. Su prestigio iba creciendo, la belleza de Perla Tama lo había ayudado a trepar entre los cargos más importantes del mundo de los negocios. La ausencia de Sesshomaru había resultado contraproducente en solo seis días Náraku Onigumo se había congraciado con más de la mitad del concejo y se había posicionado entre los más poderosos. Los humanos volubles como eran y algunos youkai de bajo honor estaban orbitando alrededor de Náraku para obtener un lugar cercano a él en los negocios y por consiguiente a Perla Tama y tal vez su cama. La perla de Shikkon se había fabricado un cuerpo hermosamente torneado, de formas perfectas y bello rostro, Su cabello ensortijado era de color rojo intenso y sus ojos profundamente verdes, su piel era perlada y sedosa, los hombres y machos que ponían sus ojos en ella quedaban impresionados y muy interesados en ganar su atención.
-"Buenas Noches y bienvenidos a mi humilde Hotel!"
Los aplausos eran ensordecedores.
-"Gracias por venir esta noche a la fiesta de presentación de mi dulce hermana Perla Tama Onigumo"
Inuyasha, Kikyo, Miroku y Sango estaban sentados en una de las mesas más cercanas al escenario, una enorme escalera adornada finamente con flores se mostraba en medio del mismo. Kouga se acercaba junto con Ayame y tomaban asiento con ellos, Como Señor del Norte y aliado del Oeste se sentó en la mesa reservada al Palacio de la Luna.
-"El circo comenzó, al parecer"
-"Si, y no sabes cuánto"
Náraku continuaba su discurso mientras todos esperaban la aparición de la misteriosa mujer.
-"Y tú qué crees, será un hanyou igual que él?"
-"No tengo idea, pero si es una extensión de él, seguramente lo será"
Kikyo y Miroku miraban para todos los rincones
-"Se siente muy extraño aquí"
-"Sí, Kikyo tiene razón, hay un aura muy extraño flotando por el aire"
Los redoblantes los sacaron de sus cavilaciones.
-"Les presento a mi hermana menor, la señorita Perla Tama Onigumo!"
Perla caminaba lentamente por la pasarela oculta, las luces iluminaron la entrada hacia la escalera y ella se paró frente a los reflectores. El sonido de sorpresa de los presentes retumbó en todo el salón. Enseguida, comenzó a descender escalón por escalón. La cadencia de sus pasos y el contoneo de sus caderas enloquecía a los machos presentes, mientras ella bajaba delicadamente, las luces la seguían.
-"Wow es muy bella"
Opinaban los machos del Oeste, pero Kikyo estaba segura de que sentía algo raro provenir de esa mujer
-"Es…"
Extrañamente Miroku no decía nada. Siempre ante una mujer hermosa él tenía su justa proporción de halagos y golpes por parte de Sango pero esta vez…
-"Sí, lo es…Pero hay algo extraño…"
La joya caminó hacia su "hermano" y se paró a su lado. La gente la aplaudía a rabiar. Ella asentía agradeciendo. El aroma a excitación, mezclado con humo de cigarro y calor, hacían el ambiente casi irrespirable. Kagura estaba al lado del hanyou maldito, la tenía de la mano y a Perla también. Kagura se quejaba. Náraku le trituraba los dedos
-"El olor es insoportable"
-"Cállate, Kagura"
Perla Tama, elevó su aura y todos se sentían como embriagados, a excepción de los emisarios Occidentales. Los ojos de la exótica mujer mestiza, recorrieron el salón. Al pasar rápidamente por los de Kikyo, ella se tensó. La mano de Kikyo se apretó en la de Inuyasha, enseguida.
Miroku se echó hacia atrás.
-"¿Qué?"
No respondieron
-"¿Qué, Qué pasa?"
Los dos respondieron en voz muy baja y al unísono
-"Es la Perla de Shikkon"
Enseguida los anfitriones se fueron a sentar en su mesa, la cena se comenzó a servir, todos los presentes comieron a destajo. Los Señores del Oeste y compañía simplemente bebieron un poco de agua, cumplieron con los requisitos de saludar, conversar unos momentos con los presentes y luego de un par de horas, buscaron a los anfitriones para despedirse.
-"Gracias por su invitación, Sr. Onigumo"
Inuyasha encabezaba la comitiva
-"Oh el agradecido soy yo. Lamento que Sesshomaru sama y su esposa no se encuentren aquí, pero tomaré recaudos a su regreso para invitarlos a cenar una noche y presentarles a Perla."
La perla asentía
-"Gracias por honrarme con su presencia, y es un placer conocerlos"
Todos reverenciaban. Miroku y Kikyo, mantenían sus auras lo más bajas posible. Demostraban poco interés en ella, la perla no sospechaba que ellos ya sabían quién era. Se veían desinteresados y hastiados, como en cualquier acto protocolar.
-"Gracias y hasta siempre Sres. Onigumo"
Luego de saludar se retiraron, Perla y Náraku no sintieron ninguna fluctuación en sus auras, así que se concentraron en atender a los invitados y reforzar sus contactos con el poder. Kagura observaba a Inuyasha retirarse caminando con la frente muy alta y sus cabellos sueltos plateado, de espaldas se veía tan similar a Sesshomaru…¿Dónde estará? Se preguntaba, había gastado más de un millón de yenes en investigadores privados y no había tenido ningún resultado positivo, la tierra parecía haberse tragado a su ex amor.
En la limusina, el grupo del Oeste y los Señores del Norte esperaron a estar a, unos kilómetros del lugar antes de dejar sus auras fluir.
-"Es la perla! La Perla de Shikkon, de carne y hueso!"
-"Estás seguro de eso Miroku?"
-"Sí, pero…¿Cómo lo hizo?"
-"Con ayuda de Náraku si no cómo"
Las discusiones y opiniones estaban caldeadas. Había que llamar de nuevo a Sesshomaru y esta vez, tal vez, debería regresar. Inuyasha miraba por la ventanilla hacia afuera, pensaba lo difícil que se les presentaba el panorama desde ahora en más. Si Náraku les había arruinado la vida antes, en Edo, Ahora parecía haberse adueñado del tiempo de kagome. Inuyasha comenzó a reír. El grupo dejó de hablar y se giraron para verlo.
Kikyo muy afligida le preguntó
-"Inu estás bien?"
El hanyou reía y luego se tomaba el puente de la nariz con los dedos
-"Sólo recordaba todo lo que nos hizo pasar Náraku en Edo, y comparándolo con lo que nos espera…aquello fue un juego de niños"
Todos se quedaron viéndolo. Era cierto, sólo Kami sabía lo que les deparaba la lucha de ahora en más.
-"Hay que avisarle a Sesshomaru"
-"Qué brillante eres sarnoso"
-"Qué mierda te pasa aliento de perro!"
-"Basta. Bastante, malo es ya saber que la perla se ha corporizado y Náraku es ya dueño del cuarenta y siete por ciento del mundo, como para pelear por estupideces ahora!"
Todos se callaron. Miroku tenía razón, lo mejor era guardar la ira y las energías para la verdadera lucha. Nadie se imaginaba cómo se desarrollaría la batalla, sólo que sería cruenta.
-"Mañana a primera hora comenzaremos a entrenar nuestros cuerpos y habilidades de lucha"
-"Sí, esa es una buena idea…Tenemos afilado el cerebro para los negocios, pero los músculos están un poco herrumbrados"
-"Serán los tuyos perro, yo entreno todos los días"
-"Asqueroso lobo, cierra la boca! Acaso no te da miedo que las mentiras que dices hagan que tu nariz se alargue?"
-"Ya Basta ustedes dos!"
Las peleas continuaban en el automóvil. Las mujeres intentaban calmar a los machos, Miroku reía y Sango se tapaba los oídos.
Ya eran las cuatro de la madrugada y la limusina entraba a los jardines del Palacio de la Luna en el Oeste de Japón. En la isla la entre la oscuridad de la noche y las luces de la cabaña, Danaka cargaba las maletas en el Taisho II. Noriko hablaba con Kagome acerca de los cachorros y de lo mucho que se alegraba de su relación con Sesshomaru.
-"De verdad, mamá no tienen que irse tan pronto…"
-" No podemos descuidar al Oeste y a los cachorros, ya sabes. Inuyasha está a cargo de todo y Aki San no está tranquilo"
-"Sí, lo imagino, pero al menos esperen a que llegue la mañana"
-"Sí, partiremos por la mañana, sólo estamos cargando el helicóptero. Si no, tardaríamos mucho más"
Kagome no comprendía. Por qué su madre decía que se atrasarían, si sólo era cargar maletas, descansar hasta la mañana y tal vez desayunar, con partir a eso de las ocho estarían bien.
Los machos caminaron dentro de la cabaña. Las mujeres en la cocina bebían un té. Al rato Danaka se asomó y le hizo señas a Noriko.
-"Ah! Kagome, acompáñame hija"
Ella los miró unos momentos y comenzó a seguir a su madre a la habitación de arriba.
Entró a la habitación de Sesshomaru, él no estaba allí. Sólo Noriko la hizo sentar, le cepilló el cabello, y le colocó una corona de flores blancas y rojas.
-"Así te ves más bella"
-"Mamá?"
Noriko apenas maquilló a su hija, Kagome no dijo nada, sólo pensó que su madre añoraba los juegos nocturnos de peinarse y maquillarse que jugaban a veces, cuando regresaba de Edo y compartían tiempo madre e hija
-"Es mi turno, mamá"
Kagome peinó a su madre colocándole una hebilla de jade con forma de felino a cada lado de la cabeza y pintó sus ojos y labios
-"Lista! Te ves hermosa"
Ambas reían y se abrazaban.
-"Ahora nos falta un vestido"
Kagome asentía, y buscando entre sus cosas eligió un hermoso kimono celeste con flores rosa y detalles en marrón y dorado. Ayudó a su madre a vestirse
-"Wow mamá, te ves espectacular"
Noriko sonreía, y de su cuarto trajo un vestido tipo túnica de organza blanca largo hasta el suelo, apenas translúcido, delicado y etéreo. Sólo pequeños detalles bordados en finísimos hilos blancos
-"Anda princesa, deslumbra a tu madre"
Reían fascinadas, tomadas de las manos se miraban
-"Vamos a mostrarles a los chicos"
-"Chicos? Jaja"
Bajaron de prisa, pero no los encontraron. Vieron un reflejo dorado parpadear afuera.
Salieron y se encontraron con antorchas que formaban un camino hacia la playa Siguieron caminando, tomadas de la mano. Al salir a la playa abierta, el camino de fuego las guiaba hacia una explanada rodeada de antorchas. En el centro de pie estaba Danaka y a su lado Sesshomaru con su cabello recogido en una cola de caballo alta y su ropa de Daiyoukai blanca y roja, sus katanas en la cintura y su armadura.
Al llegar las mujeres Noriko suavemente guió a su hija a acercarse a Sesshomaru.
Ambos se quedaron mirándose frente a frente, en silencio.
Danaka levantó las manos hacia ellos
-"El ritual youkai del cortejo continuará hasta que ambos se sientan preparados, mas, nosotros como sus padres, deseamos unirlos con una ceremonia youkai, en señal de nuestra aprobación a su compromiso, cortejo, matrimonio y probable apareamiento"
Kagome los miró a todos, su aura se agitó repentinamente. El descubrimiento de que estaba frente a su ceremonia de emparejamiento, la revolucionó por dentro.
El tigre continuó
-"No se pronunciarán promesas, ni palabras de obligación, simplemente el deseo de Noriko Sama y mío de que vivan una larga y hermosa vida juntos, si así lo deciden, y en la conciencia de que ya no serán dos seres individuales sino uno solo"
Sesshomaru miraba a Kagome con profunda calidez en sus ojos, Ella no podía apartar los suyos de la mirada dulce e intensa de su esposo.
La madre de kagome se acercaba a ellos y le besaba la frente a cada uno. El tora hacía lo propio.
-"La tradición youkai dicta que el macho ofrezca a su hembra un regalo, que la honre con la marca de su casa"
Danaka tenía entre sus ropas, una cajita con un par de anillos con el símbolo de la casa de la Luna creciente y un diamante de sangre. Sesshomaru los había mandado confeccionar, cuando Kagome no había regresado aún, para casos en los que hubiese que guardar apariencias en alguna reunión o evento. Pero jamás imaginó que los usarían de verdad. Todo esto si la Miko aceptaba. No se había hablado una palabra al respecto de esta ceremonia, era cosa de Noriko y Danaka.
-"Has husmeado en mi despacho, Akira"
-"Lo siento Mi Lord, era un caso de emergencia"
-"Sesshomaru, tu no sabías de esto?"
-"No, Kagome, ni una palabra"
-"Es una idea de Nori San y yo la secundo, si las cosas entre ustedes tienden a florecer, solo faltaba que estén unidos por la ley youkai, y con eso, ya hemos cumplido."
La pareja mayor les reverenció y saludándolos con un abrazo cálido, se retiraron hacia el helipuerto. Los Señores el Oeste se quedaron viéndose a la cara, maravillados. El sonido del mar, el aroma de la brisa marina, el romance del escenario de playa, antorchas, y ellos dos. El tiempo voló sin que se dieran cuenta de cuánto. Solo se distrajeron con el sonido del helicóptero que una vez despegado, los sobrevoló una vez y comenzó a alejarse hacia Japón.
Una vez que la luz se perdió en el horizonte, Sesshomaru rompió el silencio
-"Llevarás el símbolo del Oeste…Kagome?"
Ella sonrojada estaba indecisa, recién estaban cortejando…Pero sabía que era cuestión de tiempo para que fueran más allá. Le gustaba la idea de estar unida a él?
Realmente deseaba ser la Señora del Oeste? Las palabras de Danaka habían sido muy claras "El cortejo continuaría hasta que ellos lo decidieran", Nada la obligaba, era su decisión.
Pensó que en esos escasos siete días había sido más feliz que en los últimos siete años. No había nada en el mundo que deseara más que despertar cada día con Sesshomaru a su lado. Con él no sentía miedos, ni soledad, solo de perderlo o soledad durante sus ausencias. Sesshomaru Taisho, era su felicidad.
-"Sí, si tú me consideras digna de llevarlo"
-"Nadie más digno que tú, Mi Señora"
Deslizando el anillo por su dedo anular izquierdo le dio un beso apenas en los labios, Kagome repitió las acciones del macho, y le sonrió besando sus manos.
-"Te ves maravillosa"
-"Me emociona verte en tus ropas tradicionales, me traes recuerdos"
-"Espero que buenos"
-"Pues la última vez que te vi vestido así…No fue muy agradable el encuentro"
-"Entonces, voy a tener que esmerarme en crear recuerdos más agradables y placenteros…"
-"Ya lo estás haciendo…"
Cerca, las bocas, y los corazones. Los labios calientes en busca de contacto con otros labios hinchados de pasión. El dulce beso comenzando suavemente, hábilmente abriendo la boca de la mujer, para ir profundo en su deliciosa cavidad, rozando la lengua con la suya, inundando su garganta hasta que un dulce gemido despertara su pasión más allá de lo imaginable.
-"Onna, qué me haces…"
-"Sesshomaru…"
Alzando a la mujer y caminando lentamente hacia la cabaña, los besos continuaban
-"La playa está hermosa, y la noche se ve encantadora"
-"Hn. No más que tú"
-"Adonde vamos?"
-"Ya sabes..No me gusta ser interrumpido cuando estoy…Ocupado"
Muy colorada y con el corazón acelerado, Kagome se aferraba una vez más al cuello de su pareja.
Al ir acercándose a la cabaña, el camino se cubría de pétalos. Los viajeros habían tenido tiempo de formar un sendero romántico de pétalos para ellos.
-"Mamá?"
-"Hn"
El interior de la cabaña iluminado solamente por velas aromáticas y algunas estatuillas de piedra luna. Las escaleras, la puerta del dormitorio, pétalos y aromas exóticos. Abriendo la puerta se encontraron con la cama cubierta con pieles blancas y pétalos de flores. Todas las cobijas habían sido reemplazadas por pieles y sábanas de seda blancas, puras e inmaculadas.
Sesshomaru depositó dulcemente a Kagome en la cama. Se fue quitando la armadura. Escuchaba el corazón de la mujer latir desenfrenado. El aroma de deseo mezclado con miedo, y un poco de vergüenza.
Sesshomaru mientras se quitaba la ropa y colgaba su armadura, sirvió dos copas de sake.
-"Ten, Kagome. Bebe despacio"
-"Gracias"
El macho Inu se quedó con su hakama y se descalzó. Subió a la cama al lado de ella y propuso un brindis
-"Por una nueva vida plena de felicidad"
-"Campai"
-"Campai"
Las bocas con sabor a sake se unían. Sesshomaru tomó las copas y las dejó sobre la mesa de noche.
Recostando a la mujer continuó a besarla muy dulcemente. Kagome respondía extasiada. Sus ojos estaban cerrados, y sus respiraciones eran muy agitadas.
Sesshomaru acariciaba su mandíbula. Y con su garra recorría su nariz hasta llegar a su cuello.
Kagome abría los ojos y lo miraba. El Lord le sonreía.
-"Es un buen comienzo para ser un emparejamiento impuesto por nuestros padres, o no?"
-"Así es, Miko"
-"Hasta nos prepararon el dormitorio con pieles…Y seda blanca"
-"Es tradición youkai"
-"A qué te refieres?"
Sesshomaru acariciaba su cabello apartándolo de su rostro, recostada y vestida así, parecía un ángel, una ninfa el bosque, sensual e inocente.
-"La tradición de apareamiento youkai, con hembras ningen. Las mujeres humanas dejan prueba de su pureza, sobre las pieles y la seda blanca. La evidencia de su virginidad, se considera un regalo muy importante para los machos youkai."
Kagome deseaba se la tragara la tierra. Estaba doblemente sonrojada. Su pureza o falta de ella, no era un ítem que deseaba discutir con él. Pero al ser su esposo y ahora pareja, era inevitable. Sesshomaru lejos de desear incomodar a su mujer, simplemente le ofreció de nuevo su copa de sake. Sabía que Inuyasha había estado antes que él, pero no sabía hasta dónde había llegado. Tampoco deseaba averiguar. Era su esposa y su pareja, eso era todo lo que le importaba.
Kagome no podía quitar el color de sus mejillas, y los tragos de sake no ayudaban. La sangre le corría por las venas descarriada. El Inu percibía toda clase de aromas y emociones, estos humanos son una caja de sorpresas. Cómo un ser puede albergar tanta gama de sensaciones y estados de ánimo y vivir sin problemas? Sabía que la mujer estaba preocupada, si por virgen o no.
-"Si no te gusta el color, lo quitaremos. Kagome"
-"EH? No, no me molesta, sólo que…Es un poco…"
Sesshomaru se acercó a ella y comenzó a besarla suavemente, de a poco ella se fue relajando. Mientras la besaba acariciaba su cuerpo por encima del vestido.
-"Déjame quitarte esto…No me gustaría romperlo con mis garras"
Muy suavemente como esperando que ella lo detuviera, el Lord del Oeste deslizaba el vestido por la piel de la mujer. Kagome se sentía muy emocionada por el momento tan erótico que estaba viviendo con Sesshomaru, aún así, un poco de resquemor se mantenía en sus reacciones un tanto contenidas.
La ropa interior que Noriko había elegido para ella era un conjunto de brassier y culotte semi-colaless en seda y encaje blancos. Sabía de la preferencia de su Señor por el color de su casa Occidental. Kagome se veía especialmente espectacular con ese tipo de prendas, las más pequeñas al mostrar demasiado no eran seductoras, ni sugerentes, aquellas que dejaban algo a la imaginación, que según Danaka y ella habían observado, Sesshomaru prefería y a ella le quedaban perfectas. Al quedar expuesta al escrutinio depredador del poderoso macho Inu, Kagome se tensó levemente. Sesshomaru besaba su mandíbula y llegaba a su cuello, donde besaba, succionaba y lamía la carne dulce, esperando una señal de la mujer que le dijera que estaba haciendo lo correcto. Kagome siseó al sentir un suave mordisco en su cuello y Sesshomaru sonrió contra su piel
-"Te agrada esto Kagome…"
Continuaba con sus atenciones
-"Sí, me agrada…"
Luego besaba sus hombros y levemente mordía una vez más
-"Y esto?..."
-"Ta-también…"
Regresaba a su boca, para luego alejarse y mirar su cuerpo por completo
La intensa mirada del Daiyoukai le erizaba la piel. Ella respiraba agitada y él recorría con sus ojos la silueta perfectamente formada, anhelando saborear cada parte de ella.
-"Por qué me ves así?"
Apenas susurró la pregunta, Sesshomaru la miró a los ojos ahora
-"Porque jamás he visto una hembra, youkai o ningen que me guste tanto como me gustas tú, y me enloquece la idea de que además de ser tan bella eres mía…"
Kagome tomando un poco de coraje acarició su torso mientras lo veía a los ojos. Apenas deslizaba las uñas contra la pálida piel. Sesshomaru siseaba de placer.
-"Por qué me ves de esa manera, Miko?"
-"Porque eres tan bello, tan sensual…Jamás he sido acariciada ni besada de la manera en que lo haces tú""
El Inu se incorporaba. Se montaba como a caballo sobre las piernas de Kagome a la altura de las rodillas, soltando su cabello se mantuvo erguido para mirarla. Se inclinó hacia ella y luego de besarla fue descendiendo por el cuello, con calma, deslizaba los breteles del sostén
-"Estas prendas se ven tan sexys en ti"
Kagome arqueaba su espalda para que el Inu desabrochara el brassier, lo cual hizo con bastante facilidad. Lo arrojó hacia atrás. Ambos se besaban y sonreían
-"Fuiste bastante rápido"
-"Si esto me hubiese sucedido en Edo, habría destrozado toda tu ropa interior…Para llegar a mi objetivo"
-"Ah Sí?"
-"Hn"
Besando los pechos ahora, Sesshomaru no se privaba de nada, la joven gemía y se arqueaba tirando de los cabellos de su esposo, disfrutando la sensación de los besos, succiones, de los mordiscos. El Lord se sentía poderoso y masculino, cuidaba de no herirla pero era tan difícil no morder un poco más fuerte…La bestia se relamía el sabor de la piel de Kagome.
"Ella es tan deliciosa"
"Sujétate"
"Lo intento"
Liberando los pechos, el Inu descendía por su vientre con besos, manteniendo la mirada fija en ella, estudiaba sus reacciones. No había podido pasar de las caderas la vez anterior. Sesshomaru se iba acomodando a medida que descendía. Ahora sentía la seda de la ropa interior, besaba por encima de la tela, y observaba…Kagome mantenía sus ojos cerrados, jadeando y tomando su cabello de vez en cuando…Intentaría continuar.
Ya sobre el sexo cubierto de la joven, Sesshomaru no se contenía en lamer, besar y apenas morder. Kagome gimió más fuerte y él se detuvo a verla. Esa reacción de ella era buena. Probaría una vez más. El gemido se acompañó de rasguños y jalones del cabello del Inu. Sesshomaru se sintió en el cielo, qué mujer…Lo hacía sentir tantas cosas…Le permitía experimentar sobre su piel con confianza…Era tan erótico…
Enganchando sus garras en la prenda íntima, la deslizó de a poco por sus piernas torneadas, mientras las besaba y mordisqueaba sensualmente el interior de sus muslos, y pantorrilla hasta arrojar la prenda junto con la otra, quién sabe dónde.
-"Sesshomaru…"
El Daiyoukai sentía la excitación más grande de su vida, su hakama se sentía tan ajustada…Mirando a la mujer desnuda frente a él, la saliva se juntaba en su boca depredadora, el aroma especiado de la excitación de Kagome le despertaba sus instintos más fuertes. Así como estaba sentado en seiza, con las piernas de la mujer sobre sus hombros, decidió sumergirse en el objeto de su deseo más íntimo. Su boca se encontró casi en contacto con el sexo húmedo de la joven. Miraba aquella maravilla que tenía frente a sus ojos, similar y diferente a la hembra youkai, decidió que era demasiado tentador para no probar.
Con la boca abierta besó el sexo de la mujer, que se sobresaltó ante su avance. El macho disfrutó de aquella acción, el dulce sabor de Kagome inundaba su boca, era tan adictivo…
Deslizaba la lengua por cada parte, succionando y mordiendo provocando los gemidos más excitantes a sus oídos. Ya sentía que su sexo dolía, pero esto que estaba haciendo ahora, valía el sacrificio y todo su esfuerzo.
Alejándose un poco miró una vez más, con sus dedos separó los pliegues femeninos y encontró dentro una forma carnosa muy atractiva. Su respiración estimuló a la mujer que se arqueó de inmediato. Sesshomaru la vio con interés. Sopló de nuevo, Kagome una vez más se arqueó girando su cabeza hacia un costado, respiraba muy agitada. El macho depositó su lengua sobre el pequeño montículo y lo lamió, la joven se retorció y jaló sus cabellos plateados con desesperación, allí estaba, ese pequeño punto era especial. Las lamidas se intensificaron, la humedad corriendo por sus manos y barbilla, mezclándose con besos y succiones. Kagome desesperadamente se aferraba a los cabellos de Sesshomaru. La lengua invasora encontró un pequeño refugio donde se hundió apenas cubriéndose del sabor intenso con que el Inu tanto se deleitaba.
Sus respiraciones se hacían entrecortadas, él no aguantaba un minuto más. No se había hablado de apareamiento, estaban cortejando, no se había acordado nada, simplemente el instinto y la pasión los dominaba. El deseo flagrante les consumía la carne desgarrándolos. De rodillas el Inu desató su hakama y lo quitó de un tirón.
-"Kagome…"
-"Sessh…No puedo respirar…"
Separó las piernas de la mujer un poco más y buscó el punto descubierto por su lengua, guió su enorme miembro hacia ese lugar. No sabía qué sucedería, sólo era instinto en acción. Su mente ya no pensaba, solo sentía. Kagome respiraba como podía, sentía tanto calor dentro de ella. Deseaba a ese macho con una desesperación que jamás había sentido antes. Sabía lo que vendría. No era algo planeado…simplemente deseado. La presión del sexo del Inu sobre el suyo la vista de Sesshomaru fija en ella. Se miraban a los ojos, Sesshomaru empujaba apenas esperando a que ella lo detuviera
-"Te deseo tanto Kagome"
La sacerdotisa se tomaba de los brazos del Lord
-"Y yo a ti"
Nada había que agregar, el beso profundo, el empuje lento pero firme, las uñas de la mujer clavadas en la carne blanca. El cuerpo del Inu sintió la resistencia al paso dentro del sexo de la mujer, apartándose la vio a la cara, el gesto de dolor y algunas lágrimas, la sangre corría por sus antebrazos, volvió a mirar. El olor de la sangre de la mujer se colaba en sus fosas nasales. Era pura. Su esposa era una mujer pura. El orgullo lo inundó. Deseaba darle placer a esa mujer hasta hacerle olvidar del dolor que sabía estaba sintiendo. Su empuje continuaba muy lento pero firme. Inundaba su boca con los besos más tiernos y en sus oídos las palabras más dulces.
-"Eres tan hermosa, Kagome… Estás tan dentro de mi alma…"
Kagome sentía fuego en su interior, y dulzor en su corazón
-"Te deseo tanto…"
El dolor era profundo. Y afectaba a ambos. Pero no podían detenerse ya.
Kagome se arqueaba, su gemido lloroso llenaba la habitación. Sesshomaru empujaba con los ojos cerrados aferrado a las pieles, rechinando los dientes…Era tan intenso…
Luego la calma devastadora. Las miradas conectadas, los jadeos y las gotas de sudor, la sangre inundando las pieles. Sesshomaru sumergido completamente, su bajo vientre en contacto pleno con el vientre de la mujer.
Inmóviles compartieron caricias y besos tiernos, besos más profundos y luego besos sensualmente eróticos, mordiéndose los labios y rasguñándose la piel. Comenzando a moverse creando una danza sensual que los consumía por completo. Ella se aferraba a su esposo y recibía sus demostraciones de afecto
-"Kagome…Kagome…"
-"Sesshomaru…Yo…Te amo…"
Las palabras se clavaron en el alma del Daiyoukai y de su bestia. La emoción se apoderó de él.
A medida que sus movimientos se apresuraban, la sacerdotisa gemía su nombre en voz alta, orgulloso se movía más profundo y más veloz, la joven se arqueaba, se retorcía y respiraba con dificultad.
-"Eres exquisita…"
Kagome temblaba, soltó sus brazos y se agarraba de las pieles, con la cabeza tirada hacia atrás se abandonaba al éxtasis gritando su placer, el momento temido y necesario para completar el apareamiento, la lucha contra los recuerdos y el placer inundándoles la piel, Sesshomaru levanto a la joven y besándola apasionadamente tiraba de sus cabellos exponiendo la garganta de Kagome, la bestia lamiendo la piel, añorando dejar allí su marca. Con un movimiento rápido pero no menos erótico ella se encontró recostada en las pieles sobre su vientre con el hermoso macho besando y succionando sus hombros y espalda baja, con las garras recorría los costados de la hembra causándole suaves cosquillas ante las que ella sonreía
-"Cosquillosa, la Señora del Oeste?"
Un suave mordisco en su trasero redondeado
-"Hey!"
Sesshomaru sonriendo sensualmente, condujo sus caderas hacia arriba continuando con sus besos y caricias. Kagome estaba sobre sus manos y rodillas, jadeando, mirando sobre su hombro hacia atrás al pícaro Inu que intentaba seducirla una vez más. Cubriendo su cuerpo completamente con el suyo, Sesshomaru y la bestia no escatimaban esfuerzos y demostraciones de pasión para con ella. El avance de los labios del Lord por la espalda hasta los hombros, el sexo masculino invadiendo el estrecho sendero hacia el interior de la mujer, la joven gimió una vez más, aún sintiendo molestia pero mucho menos que la primera vez, lentos movimientos acompasados la acercaban al éxtasis una vez más. El macho hasta ahora muy controlado cubría el cuerpo de Kagome y aceleraba sus embistes, sujetaba su propio placer, esperaba, necesitaba este momento, necesitaba disfrutar de su mujer lo más que pudiera. La bestia sangraba de morderse los labios, perdida de deseo, estaba por marcar a su pareja y jamás pensó en disfrutarlo tanto. Sesshomaru se enderezaba y se tomaba de las caderas de la mujer. Los gemidos se cambiaban en gritos, su nombre repetido como un mantra erótico lo sumergía más y más en la pasión. Ya con movimientos violentamente inhumanos, el Inu echaba la cabeza hacia atrás, la joven sentía que su cuerpo se consumiría de placer, el calor del pecho del Lord sobre la piel de su espalda. Repentinamente, los cabellos de Sesshomaru cayendo sobre los de la joven, sus labios mordiendo su oreja, los poderosos brazos de Sesshomaru en contacto con los costados de la mujer, sosteniéndolo firme sobre sus rodillas
-"Eres mía, Kagome…Jamás te dejaré"
Las palabras más necesitadas, su propio nombre, el de nadie más
-"Kagome…No me apartaré de ti jamás"
La mujer perdida en las sensaciones y las embriagantes palabras de su esposo, entre sus jadeos y gemidos susurró
-"Te amo tanto…Sesshomaru"
La bestia y su amo depositaron un fuerte chupetón en uno de sus hombros, la pasión en movimiento, la fuerte mano tomando la cabellera desde la nuca jalando la cabeza de la sacerdotisa hacia atrás y a un lado, exponiendo su garganta,
-"Mía…"
Las enormes fauces del poderoso Señor del Oeste, hundiendo sus colmillos y dientes en la fresca y tierna carne del cuello de la joven, la sangre corría en pequeños torrentes bautizando aun más las blancas pieles, el youki penetrando el alma de la sacerdotisa de Shikkon, el reiki abrumando el alma del demonio perro, el orgasmo más poderoso, abandonados al placer, mientras Sesshomaru sentía que el cuerpo de la mujer lo atrapaba y lo succionaba, su semilla se dejaba ir arrastrando todo su corazón. El profundo gruñido forzoso, los dientes apretados, los brazos ensangrentados, el cuerpo ardiendo, el éxtasis vigoroso lo arrastró casi a la inconsciencia. Ambos recostados sin fuerzas, abrazados, inmóviles, recuperando el aliento, simplemente intentaban relajarse. Eran uno desde ahora y para siempre. El Señor del Oeste había proclamado a su Señora, Kagome lo amaba, y él se sentía el ser más feliz del universo…
