NO SOY DUEÑO DE INUYASHA.
VOY DESPACIO PERO VOY…
RECUPERAR EL CONTROL…O NO?
Capitulo 26
Amanecer II
En el edificio Onigumo I se encontraban los potentados de la tierra, en una reunión cumbre.
Inuyasha, Kouga y Miroku asistían a la misma. Náraku se pavoneaba con las últimas adquisiciones de su empresa y su "Hermana" Perla Tama simplemente se dedicaba a aplaudir y vanagloriar cada declaración de Náraku. Era la primera reunión en la que se veía a Kagura, sentada cerca de Perla Tama y a la izquierda de su marido. Ella parecía tener la mirada perdida en alguna parte, lejos de allí. De vez en cuando levantaba la mirada y la fijaba en Inuyasha.
Interiormente le veía un gran parecido a Sesshomaru. ¿Dónde estaría? Se preguntaba y con quién? Si realmente estaba con Kikyo, como Náraku decía, cómo era posible que Inuyasha estuviese tan tranquilo? No ella era más inteligente que eso. Si Sesshomaru decía que estaba junto a Kagome, estaba junto a ella, Kagura estaba segura, pero Náraku parecía no querer creerle. Allá él.
Por lo pronto tenía un problema aún mayor, su marido parecía ver por los ojos de Perla Tama. Al parecer a la joya maldita le agradaba su nueva forma demasiado, estaba muy a gusto consigo misma y parecía querer abarcar el mundo entero. Kagura era mujer, hembra, su intuición le advertía que la joya taba siendo consumida de nuevo por la ambición descontrolada. Eso seguramente les acarraría problemas a la larga. De lejos se notaba su necesidad de controlar absolutamente todo. Sus excesos entre sus vicios y sus gastos, pero Náraku se negaba a verlo. El único que podría extenderle una mano en detenerla, habitaba en la casa de la Luna, y allí iba regularmente en su afán de encontrarlo. Sólo que en sus últimas incursiones, solo había visto guardias, a Inuyasha, Miroku, el Lobo y algunos de sus hijos.
-"Dónde estás, con mil demonios?"
Afinaba los ojos intentando ver mejor.
-"Vamos Sesshomaru, aparece…Déjate ver maldita sea!"
-"Me hablas a mi?"
La repentina aparición del rosto de Inuyasha en su ventana y el de Miroku e la otra, la hizo saltar en su asiento. Rápidamente puso primera y derrapando la tierra con la Ferrari Salió a máxima velocidad, dejando al mestizo y al monje cubiertos de polvo y tosiendo
-"Maldita hija de puta, me las pagarás algún día"
-"¿Qué crees que busca Inuyasha?"
-"Al Culo helado de Sesshomaru a quien más"
-"Lo crees? Yo pienso que algo extraño debe estar sucediendo para que se arriesgue tanto"
-"Por eso…Busca a Sesshomaru, Para qué, No sé"
En la Isla
Kagome no perdía el tiempo en caminar a gran velocidad hacia la cascada. Quería pensar y estar sola. Ni miraba fuera del camino, sus ojos estaban llenos de lágrimas que le impedían ver hacia dónde se dirigía. Por supuesto comprendía a su marido, pero estaba aterrorizada. Por un instante se había encontrado con el antiguo Señor del Oeste y todos sus recuerdos se revolvieron en su interior. Se habían apresurado demasiado en este apareamiento?. Fue algo que sucedió y nadie lo planeó, pero eso no quería decir que fuese correcto. Ahora debería lidiar con ello por el resto de sus vidas. Sentada ya en la hierba cerca de la cascada, simplemente, fijó la vista en el agua y allí se quedó
-"Oh Kami…Qué voy a hacer ahora…"
Mientras detrás de ella, el cazador corría a gran velocidad. Estaba perdido e sus instintos, su hembra huía de él.
"Es tu culpa, es tu culpa"
"Cállate, tú también te molestaste, corre, ella se aleja"
La pelea interna con la bestia. No sabían cuál de los dos estaba más enojado pero asumir la culpa estaba más allá de lo que ninguno deseaba hacer. Aún les hormigueaba la piel sintiendo las garras invasoras del mestizo y el estómago se revolvía sacando de ellos, lo peor.
En el claro de la cascada, vieron la figura que tanto anhelaban ver, Kagome. Pero una vez más, el olor a sal y tristeza que emanaba de su persona les causaba gran congoja. Apenas audibles sus pasos hacia ella, los condujeron a pararse detrás de ella, luego a su lado mirándola, suspirando, Sesshomaru echó su cabello hacia atrás y se sentó sin decir palabra.
Uno al lado del otro. Sesshomaru jadeando por la carrera y la rabia. Sólo miraba la cascada intentando calmarse para poder hablar.
Sin mirarlo, Kagome finalmente le dijo
-"Qué quieres?"
El gran Daiyoukai se debatía entre tomarla de los cabellos, arrastrarla a la cabaña y obligarla a obedecer, o hacer lo impensable para él, darle explicaciones y tratar de solucionar su situación antes de regresar al palacio de la luna. Tenía mucho sobre lo que trabajar, su resentimiento hacia su medio- hermano y tal vez el lobo lo tenían a mal traer. Machista en extremo como todo Inu que se precie de ser llamado como tal, lo era, ni se le cruzaba que Kagome compartía sus memorias a cerca de su vida tanto como él.
-"Eres mi pareja, mi esposa…"
-"Eso no te detuvo de intentar aplastar mi garganta minutos atrás…"
-"Soy un macho Inu, qué puedo decir"
-"Soy la Shikkon Miko, y eso qué? No por eso te quemo o intento purificarte"
-"No me es posible manejar con calma tus vivencias con otros machos y mucho menos con el mestizo"
Lo dijo, finalmente lo dijo. Sus dorados ojos se fundían en los de ella, esperando una respuesta que alcanzara para acallar tanto malestar.
-"Yo compartí también tus vivencias…Y no me gustó, te lo aseguro, pero debo pensar que todo aquello fue antes que nosotros…"
Cierto, absolutamente cierto. Sesshomaru recordó pequeños flashes de su vida, y las situaciones compartidas con Kagura, Sara y otras, el desprecio y el odio que sintió en algún momento hacia Kagome, y de pronto la pena lo inundaba, Kagome estaba pasándola bastante peor que él. Ahora estaba sumergido profundamente en un gran, gran problema. En vez de pedir explicaciones, debía ser él quien las diera y luchar por demostrar que todos esos pensamientos y sentimientos negativos hacia ella ya no existían. Simplemente se quedó viéndola y sólo atinó a responder
-"Si has visto mi alma, has visto que no existe nadie más en mi vida que tú"
Kagome lo miró otra vez
-"Si tú has visto la mía, sabes que no existe nadie más que tú. Que eres tú y sólo tú Sesshomaru"
Apartando la mirada hacia las aguas que caían mansamente por la cascada, el macho no pudo más que asentir
-"Hn"
-"Si nos hubiésemos mantenido pensando en el pasado, jamás nos hubiésemos unido. Nunca habríamos llegado a esta situación de ser pareja. Yo ya no deseo luchar más"
-"Náraku aún amenaza nuestra realidad"
-"Maldito, es que no pueden dejarme en paz?"
-"Hablando por mi…Este Sesshomaru jamás te dejará en paz"
Ella lo miró, pero no sonrió ni dijo nada. Simplemente se alejó hacia la orilla de la poza de aguas cristalinas.
-"A veces deseo tanto regresar a Edo en el pasado. Al menos allí tenía mi lugar, mis cosas, mi libertad…"
Dolor era lo que sentía el Inu en su corazón al escuchar esas palabras tan anhelantes y tan amargas. Ella debería desear estar allí con él, debería estar feliz por estar unida a él, sin embargo sus sentimientos eran muy diferentes.
-"Tu lugar es a mi lado"
-"Sí, claro, siempre debajo, detrás, obedeciendo? No sirvo para eso"
-"Miko…"
Sesshomaru se ponía de pie y se acercaba a ella. Buscando su mano para tomarla y acercarla a su pecho musculoso
-"No me refiero a eso, yo se que los tiempos han cambiado y que tú eres diferente a todas las demás. No sé cómo sucedió tan rápido, pero ya somos un solo ser, y me siento feliz por ello. Deseo que tú también seas feliz. Mas yo soy un Daiyoukai, tú lo sabes, tengo deberes, obligaciones, tengo una casa Cardinal para manejar, y estoy acostumbrado a hacer las cosas a mi modo."
-"Lo sé"
-"No estoy acostumbrado a que una hembra camine a mi lado, opine o me contradiga, pero si tú estás dispuesta a intentarlo, yo también lo haré"
Suavemente levantaba la mano de Kagome y la llevaba a sus labios. Sesshomaru besaba la pequeña y no por ello menos poderosa mano de la sacerdotisa. Su mirada ardiente parecía consumir la blanca piel de la mujer.
-"Todo lo que es mío es tuyo, mi casa, mi riqueza, mi vida, mi amor…Cuánto más debe este Inu Daiyoukai intentar demostrarte, Miko, lo mucho que te quiere y que quiere que seas feliz"
Kagome se sentía conmovida por sus acciones y sus palabras. Se sentía extraña por la situación en la que se encontraban. Sabía que era duro para él, como macho Inu y más aún debiendo ceder ante una hembra y humana ni más ni menos…Eso simplemente significaba que la amaba más de lo que ninguno de ellos pensara. No podía mantener su actitud por más tiempo, él a pesar de su carácter y poder, simplemente estaba allí, frente a ella abriendo su corazón otrora de hielo, haciéndola arder y consumirse en la miel de sus ojos y sus palabras.
-"Yo…Tengo miedo, Sesshomaru"
El Lord suspiraba y se atrevía a abrazarla
-"Hn. Es una situación un tanto complicada, pero si nos mantenemos juntos podremos superarla y sonreír al final"
-"Tú lo crees?"
Sesshomaru asentía en silencio. No se atrevía a jurar, ni prometer nada, sólo intentar, eso ya era bastante. Lo único que sabía a ciencia cierta es que quería que fuese al lado de Kagome.
