NO SOY DUEÑO DE INUYASHA.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS POR TANTO AFECTO Y APOYO EN SUS COMENTARIOS. ACÁ ESTAMOS DE REGRESO, VAMOS LENTO PERO EN CAMINO. ABRAZO!

OH! KAMI SAMA…

Capitulo 28

Ya medio mundo en manos de Perla Tama y Náraku. Gran parte de los negocios de los Taisho y algunas sucursales manejadas por Miroku y Shippo. La mayoría de los tiempos compartidos de Inuyasha, la producción de carne en Sudamérica y las especias en Asia. La caída estrepitosa de algunas empresas y la mayoría de las pequeñas empresas sostenidas por medianos productores, patrocinados por los Taisho tenían a los habitantes del palacio de la Luna completamente alterados. Pelear contra Náraku rente a frente era una cosa, pero en este tiempo, abogados mediante y casi sin el uso del youki era exasperante. Para colmo de males la Perla disfrutaba deambular con su cuerpo físico y hacer desastres. Kagura continuaba merodeando los Hoteles de Sesshomaru y los ambientes donde generalmente se lo encontraba, pero con el mismo resultado…Nada. Estaba harta de la dupla formada por su "Cuñada" Perla Tama y Naraku. Más que "hermanos" parecían amantes, y no le extrañaría que así fuera. Ultimadamente, la perla se la pasaba poniendo a prueba su cuerpo nuevo, interminable el desfile de machos y humanos que pasaban por su cama. Al parecer, ninguno estaba a la altura de una joya como ella. Náraku hastiado, con el comportamiento de su "hermana" no hacía más que discutir con ella y a pesar de su éxito en los negocios, la pequeña hendidura en la irrompible alianza había comenzado a formarse desgarrando de a poco su integridad, poniendo en riesgo todos sus planes, obviamente ninguno de ellos se había percatado de esto. Solo Kagura, con su brillante mente para la estrategia, sabía que ese barco se hundiría y trataba de aferrarse a la única tan fuerte como para resistir lo que se vendría, Sesshomaru Taisho, el Señor del Oeste. Solo debía encontrarlo primero, seducirlo tal vez…O simplemente convencerlo de que estaba arrepentida de dejarlo por Náraku, y que ella era la menor opción para su futuro., una youkai sangre pura, no una humana y asquerosa Miko además. Con ella procrearía pura sangres, no hanyou, ni mestizos. Estaba segura que ese era un argumento ganador a la hora de reconquistar al Lord Occidental…Solo…Debía encontrarlo. Y pronto.

En palacio, Inuyasha estaba como en el aire. La frustración de Kikyo lo exasperaba cada vez más. No había nada que se pudiera hacer para cambiar las cosas. Pero verlos interactuar en la isla, saco o peor de él, y ahora estaba en Occidente, deberían convivir de ahora en más…Y…Se habían emparejado. Si Sesshomaru había marcado a Kagome estaría bien, pero si Kagome marcó a Sesshomaru…Él sabría…Todo lo sucedido y dudaba que un macho honorable como su hermano le perdonaría aquél comportamiento tan ruin que había tenido para con la joven sacerdotisa. Lo merecía, sin embargo, estaba tan arrepentido y dolido, no sabía qué hacer. No podía hablar con nadie al respecto y menos buscar el hombro de Kikyo para desahogarse. Simplemente tomó a Tessaiga y salió con rumbo desconocido. Lo que no pasó inadvertido para los habitantes del palacio. Al menos no para Sango y Miroku que lo observaban desde la ventana de su habitación.

-"Dónde crees que irá Houshi?"

-" A acallar a sus demonios, Sango. Recuerdas lo que me contaste aquella vez?"

-"Lo que Kagome Sama me contó dices?"

-"Si, aquello no fue algo bueno, fue grave, casi mata a nuestra amiga y además ahora vendrá a vivir a palacio"

-"Si Sesshomaru Sama supiera…¿Crees que asesinaría a Inuyasha?"

-"Estoy seguro de eso…Y esperemos que nunca se entere"

-"Si están emparejados como Lady Danaka dijo…Es más que seguro que ya lo sabe…"

En la isla los amantes descansaban plácidamente en la gran cama de Sesshomaru. La brisa marina se colaba por la ventana agitando las cortinas. Sesshomaru yacía de espaldas con los brazos detrás de la cabeza y Kagome se movía lentamente y se estiraba para toparse con el enorme respaldo de la cama.

-"¿Qué es esto? ¿Qué estoy haciendo aquí?

-"Una cama…Descansando?"

-"Me refiero…Estábamos en el dojo…"

-"Hn."

-"Tú me trajiste?"

-"Hn."

-"Gracias. Estoy mucho más cómoda que en las tablas del piso…Aunque me gustó mucho…"

-"Hn. Hay más de donde salió todo aquello…Si querías saber"

-"¿Más?"

-"Mucho más"

Erguido sobre su esposa, con sus cabellos derramados sobre los costados del torso de kagome, el gran Lord se deleitaba besando y lamiendo el cuello y la marca de emparejamiento de la joven. Ella se retorcía y se aferraba a los hombros de su marido

-"Sesshomaru…"

-"Tendremos que regresar hoy, pero quiero dejar esto bien claro"

-"Si continuas con eso no podré pensar en nada claro"

Apenas se apartó de ella y la miró fijamente

-"Tengo mi lugar, mis obligaciones, mi trabajo y también una reputación que ha mantenido a Oeste en la cima de la cadena de honor y prestigio desde hace siglos…"

-"Lo sé"

-"Hn. Pero para ello debo mantenerme de la misma manera, frío y distante, y muy concentrado en mis obligaciones…Al menos fuera de nuestra alcoba"

-"A dónde quieres llegar?"

-"A que en la intimidad, seré este Sesshomaru que conoces…Pero fuera, permaneceré fuerte como siempre he sido, solo quiero que sepas que no tiene que ver con mis sentimientos hacia ti, sino, con el respeto que me deben y que me he ganado con el tiempo y que debo mantener firme para proteger la casa de la Luna, la casa del Sol en el Norte y a ti, mi amor"

El beso profundo y necesitado

-"Yo te amo, y siempre lo haré, mas no frente a ojos dañinos o indiscretos que puedan perjudicarnos"

-"Eso lo comprendo…Pero en palacio…Podré ¿Cómo deberé? Ufff!"

-"La familia está bien. Los ajenos al clan, son el peligro"

-"Hai…Sesshomaru Sama"

-"¿Cómo me llamaste?"

-"Sesshomaru Sama"

-"Dilo de nuevo…"

Un susurro en la penumbra…

-"Sesshomaru Sama…"

Los labios abiertos devorando un beso desesperado, las grandes manos acunando los pechos carnosos, la boca recorriendo caminos hacia las cimas necesitadas de la carne en ebullición. Los cabellos tomados en puñados. El enorme Daiyoukai recostándose de espaldas arrastrando a la sacerdotisa sobre su cuerpo. La mujer devorando su demonio hasta escucharlo sisear. Los ojos cerrados y la semi sonrisa demostrando el placer ante sus atenciones delicadas

-"Kagome…"

-"Shhh"

Las piernas a cada lado de las caderas del macho, que sabiendo lo que vendría no podía apartar los ojos de la escultural mujer que conquistaba la cima de sus caderas masculinas.

El calor abrasador del interior de Kagome lo arrastraba hasta el borde del descontrol. La estrechez y la mirada brillosa de la joven, lo hechizaban sumergiéndolo en deseo interminable.

-"Mujer…Te deseo tanto"

-"Aquí me tienes…"

-"No es suficiente…Nunca es suficiente"

Kagome sonreía dulcemente mientras se hamacaba en un vaivén rítmico, agónico, erótico. La cara del Lord se comenzaba a sonrojar. El esfuerzo de resistir la suave cadencia sin tomarla y devorarla violentamente era tan poderoso, y a la vez tan placentero, que solo podía echar la cara hacia un lado, cerrar sus ojos y disfrutar las caricias, besos y suaves rasguños de la sacerdotisa sobre su piel.

La música celestial de los gemidos y explosiones de placer de la mujer, lo llevaron a sentarse y tomarla por las caderas. El hambre insaciable a devorar su cuello su rostro, asaltar su boca carnosa y morder suavemente pero con firmeza la deliciosa marca

-"No es suficiente…"

Kagome al comprender que la unión de las almas era lo que necesitaba, hizo a un lado su cabello y mirando hacia el techo expuso su garganta al extasiado macho que mientras alcanzaba su poderosa liberación hundió los colmillos en la suave carne de la mujer conectándose con ella infundiendo su youki, apaciguando el éxtasis profundo en un bocado pasional y muy sexy. Kagome no pudo más que gemir frente al poderoso orgasmo que se presentó mientras los afilados dientes de su macho penetraban la pálida piel de su cuello. El calor de su sangre corriendo hacia sus pechos, las suaves lamidas de Sesshomaru limpiando y cicatrizando, con amor. Perfecto, esa era la palabra, simplemente…Perfecto.

Intentando calmar sus respiraciones, Sesshomaru acunaba en su pecho musculoso a Kagome y peinaba sus cabellos con las garras.

-"Estás bien?"

-"Si, por qué lo preguntas?"

-"Quiero que estés bien."

-"Lo estoy, siempre que estés así junto a mí, estaré bien"

-"Sabía que te sentirías insegura luego de hablarte de la manera que lo hice…"

-"Yo soy la sacerdotisa de Shikkon, también tengo una reputación y al parecer, y según tus palabras, mi fama me precede"

-"Así es"

-"Y tú cómo estás con eso?"

-"No lo sé, aún no te he visto en acción, al menos no en este siglo"

-"Me refiero a cuando nos toque defender nuestro nombre y eso"

-"Ya lo sé. Y no, no sé cómo me sentiré, supongo que igual que tu ahora"

-"Mmmmm"

Kagome se apoyaba de nuevo sobre el pecho del Lord, pero él, sentía el cambio en los latidos del corazón de la mujer

-"Y ahora?"

-"Mm?"

-"¿Qué es?"

-"¿De qué hablas?"

-"KAGOME…"

-"Oh está bien! Inuyasha, me preocupa Inuyasha"

-"…"

-"Y Kouga"

Sesshomaru un tanto molesto suavemente se incorporó para levantarse

-"¿Ves? Y me dices a mí que yo no voy a poder manejarme con todo aquello"

Kagome muy ofuscada con sus brazos cruzados sobre su pecho, y sentada en seiza sobre la enorme cama. En su posición no se percató de lo sensual de su postura frente al Lord que la miraba fascinado.

Su torso cubierto por su cabello negro, la piel pálida, en seiza cubriendo sus pechos, sobre sábanas de seda azules, parecía una diosa emergiendo de las aguas del mar. Sesshomaru no pudo mantener su argumento, ni su molestia. Fue volviéndose hacia ella y sentado en la cama le acunaba la mejilla

-"Lidiaremos con todo eso sobre la marcha, mi princesa"

-"No mates a Inuyasha…"

La risa explosiva del Lord sacudió los oídos de la mujer. Jamás lo había escuchado reír, y menos de esa manera.

-"No quiere decir que no se lo merezca…Pero Kouga definitivamente no"

-"Eso no será necesario. De Inuyasha se encargará su mujer, jajaja"

-"Kikyo?"

-"Hn. El mestizo no lo ha hecho bien por algunas centurias con la Miko antigua, y menos después que apareciste tú"

-"¿Yo? ¿Pero qué tengo que ver?"

-"Al parecer la culpa invade al hanyou, lo cual jamás comprendí hasta…"

-"Sí, y entonces?"

-"Los celos de la mujer le cobran una mala pasada permanente a Inuyasha, por lo que no será necesaria mi intervención en el asunto. Con suerte habrá muerto a manos de su esposa para cuando regresemos"

-"¡Sesshomaru!"

-"En cuanto al lobo…Lo pensaré"

La sonrisa macabra del Lord le presagiaba a la pobre mujer lo que se avecinaba una vez regresados al palacio

-"Oh, Kami…"

-"Jajajajaja Kami Sama no tiene nada que ver, Miko jajaja"

Por los cielos del Norte una forma demoníaca se transformaba en un humanoide para ingresar al palacio del Sol. Kouga, el Lord de las tierras del Norte caminaba raudo hacia la habitación que compartía con Ayame, la princesa de los lobos montañeses, con quien se había emparejado y apareado hace más de quinientos años.

La Señora del Norte se encontraba amamantando a sus cachorros, de la nueva y última camada que tenían eran tres, dos hembras y un macho.

Al llegar, Kouga hundió su naríz en los cuellos de sus cachorros y les lamió la frente. Siempre había sido un excelente padre

-"Ah! Ya llegó papá"

-"Los pequeños muy satisfechos de su cena, se estiraban y bostezaban quedándose dormidos mientras los acarreaban al gran futón cubierto de pieles. Ellos dormían con sus cachorros, como hacen los lobos, desde que el tiempo es tiempo, Hasta que tienen un año aproximadamente, que pasan al dormitorio contiguo junto con sus hermanos. Eso era lo ideal, pero siempre amanecían con cinco ó seis de sus cachorros en el futón. Se colaban durante la noche, y los orgullosos padres fingían dormir y no percatarse, disfrutaban de sus hijos plenamente. Ahora que los bebés dormían y los demás recién se acostaban tendrían un par de horas hasta ver movimientos en la habitación

-"Ayame…"

-"¿Qué sucede? Has regresado antes de lo previsto"

-"Yo nunca te he mentido, verdad?"

-"Yo creo que no"

-"No, no lo he hecho. Ni siquiera con lo que a Kagome respecta"

-"Lady Miko? ¿Qué tiene que ver ella?"

-"Lord Sesshomaru se ha emparejado con ella"

-"Ah! Eso es bueno, Lady kagome estaba muy sola desde el incidente con Inubaka"

-"Si, pero yo…"

-"Tu?"

-"Recuerdas? He robado algunos besos a Kagome, entre tomar sus manos y olfatear su cuello…"

-"Fue hace mucho tiempo, yo comprendí. Por qué no ha de hacerlo Él?"

-"Lord Taisho es cualquier cosa menos comprensivo en cuanto a posesiones se trata"

-"Tú piensas que se han marcado mutuamente?"

-"Si es así…Debo enfrentarlo y demostrar mi fidelidad al Oeste. Y así demostrar que no siento atracción, ni tengo interés romántico alguno en la Señora del Oeste"