NO SOY DUEÑO DE INUYASHA.
GRACIAS POR LOS COMENTARIOS! TAL VEZ EL CIELO ESTÉ AZUL HOY…
Y LA ISLA SERÁ UN RECUERDO…
Capitulo 29
Las maletas terminadas de empacar, la cabaña cerrada... 3:30 am. Hora de partir.
El último refuerzo a la barrera de youki, esta vez con un toque de reiki y en medio de la noche clara el Taisho I comenzó a girar sus aspas. Kagome miraba el reflejo de la luna llena en las tranquilas aguas del mar. Sesshomaru detrás de ella envolviéndola con un abrazo cálido
-"No quisiera irme de aquí jamás"
-"Lo sé, tampoco yo, pero debemos regresar."
-"Lo sé. Pero…"
-"Regresaremos, siempre podremos regresar, Kagome, solo que ahora nuestro deber es con el mundo una vez más"
-"Pensar en ello me agota. Hace sólo seis años que acabé con Náraku y ahora, de nuevo…"
-"No lucharás sola. Me tienes a tu lado, y a toda la casa de la Luna. Junto con nuestros aliados, los cachorros son mayores, y somos muchos más"
-"No arriesgaré a mis cachorros, Shippou y Rin están fuera de discusión"
-"Eres muy protectora con ellos, eres una gran madre"
-"Hn. Tal vez. Cuando los vi por última vez en Edo, tenían Rin ocho años y shippou veinte años Kitsune, ahora son dos adultos, se han criado contigo y Kaede, Kikyo y mi madre, yo no tuve mucho que ver en ello"
Cabizbaja, Kagome se retiró caminando cansinamente hacia el helicóptero, Sesshomaru alzó una ceja preguntándose en qué pensaba su esposa. Caminó detrás de ella y entrando en la aeronave, se colocó los auriculares, aseguró todos los controles y una vez terminado el Taisho I partió con rumbo a Japón Occidental, a gran velocidad.
El silencio reinaba en la cabina. Ni un sonido escapaba de los tripulantes, aún así, si los pensamientos sonaran el ruido sería insoportable.
La bestia luego de varios días de silencio comenzó a retumbar en la mente del Lord.
"La mujer está triste, por qué será?"
"Lo ignoro"
"La marca, te o dirá"
"No deseo importunarla más, sea por lo que sea "
"Tiene que ver con los cachorros"
"Hn."
Sesshomaru miraba de reojo a Kagome
-"Estás bien?"
-"Si. Solo me entristece partir"
La mano del gran Lord se apoyó sobre la rodilla de kagome haciéndola sonreír.
-"Estaré a tu lado, lo sabes ¿Verdad?"
-"Si, mi Lord, lo sé"
La mano de la joven sobre la del Youkai. Las miradas cómplices, la sonrisa cálida. El Daiyoukai orgulloso arrastró la mano de su esposa y la colocó sobre su propia pierna mientras él tomó los controles con las dos manos. Continuando el viaje luego de cargar combustible en Bahamas, un par de horas después, apenas se vislumbraba en el horizonte un conjunto de luces que formaban un tenue brillo en la distancia.
-"Japón"
-"Es hermoso!"
-"Hn."
Como si presagiara algo, Náraku permanecía de pie en la ventana de una de sus oficinas en los hoteles Shikkon no Tama, propiedad compartida con Kagura y Perla Tama. Kagura fingiendo dormir, se revolcaba en la cama, mientras el hanyou maldito saboreaba un vaso de whisky. El tintinear de los hielos molestaba sobremanera a Kagura que sin soportarlo más, se sentó en la cama
-"Ya basta! Qué demonios te sucede? Son las cinco de la mañana por kami"
-"Kami no tiene nada que ver"
-"Y entonces? Qué es lo que te pasa?!"
-"Algo se acerca…Hay algo en el aire que me molesta y no sé qué es…"
-"Tonterías…Mejor vuelve a la cama y duérmete"
Ofuscada, se dio la vuelta tapada hasta la cabeza con las cobijas.
-"Esa es una excelente idea…Mi amor"
Dejando el vaso a un costado de la mesa de luz, Y con intenciones non-sanctas, Náraku procedió a destapar de golpe a Kagura que protestó por la sorpresa
-"¿Qué mierda crees que haces Náraku?"
-"Tu qué crees, MI AMOR? Simplemente regreso a la cama como TÚ lo sugeriste, y pienso disfrutar del momento"
-"Ya duérmete"
-"No sin antes cobrar mi premio…"
Y como siempre, Náraku se salió con la suya. Kagura todo el tiempo dejaba su mente volar a otras épocas pasadas donde otras manos recorrieron su cuerpo, sin encontrar un motivo por el cual no arrepentirse del cambio efectuado
"Cómo pude ser tan tonta…"
En su mente retumbaba la pregunta teñida de reproche.
En palacio Danaka y Noriko estaban preparados para recibir a la pareja del Oeste. Inuyasha se había retirado a descansar dejando órdenes de ser avisado ni bien el Taisho I se avistara en el horizonte, de todos modos sentiría el youki abrumador de su hermano y también el dulce calor del reiki de kagome. De nuevo tenía demasiado en que pensar.
Kikyo dormía de lado en la cama y el mestizo una vez desnudo se recostaba a su lado. No le gustaba dormir con ropa, le recordaba las épocas en las que dormía con todo su atavío, túnica de rata de fuego y Tessaiga incluidas, porque tenía que estar alerta por posibles ataques de Náraku. Recostado de espaldas con os brazos hacia atrás, pensaba un montón de cosas distintas que le imposibilitaban dormir.
-"La marca me quema, Inuyasha, cálmate y trata de dormir"
-"Lo siento, Kikyo, es que hay demasiado que pensar, Náraku está acabañado con nuestros negocios y la perla podrida se la pasa restregándonos sus logros y me siento frustrado."
Kikyo se volteaba y se apoyaba en el pecho de Inuyasha, a pesar de sus encontronazos, se amaban profundamente
-"Hasta la mente más brillante tiene que dormir y descansar para funcionar correctamente. Además, pronto llegarán Sesshomaru y Kagome, y una vez en palacio los Señores, ya sabes ellos no se detendrán hasta derrotar a Náraku y Perla Tama o morir en el intento, no sabemos cuánto se podrá descansar de ahora en más."
-"Sabes que te amo, Kikyo…"
-"Sí, lo sé. Aunque a veces…"
-"Es sólo culpa…Fui una rata con ella, ponte en su lugar por un instante y dime lo que piensas"
Kikyo sentada en la cama miraba a Inuyasha, quedándose callada por unos instantes, Realmente se puso en lugar de Kagome y la pena y la sed de venganza se cobraban un lugar en su corazón. Por primera vez en siglos, comprendió a la joven Miko y simplemente dejó sus lágrimas rodar por su cara.
-"Eres un maldito y miserable…Hemos sido muy egoístas, me siento fatal"
Hundía su cara en las manos y lloraba amargamente
-"Comprendes mi necesidad de perdón, mi urgencia por protegerla, por intentar verla reír una vez más…No sé qué hacer"
-"Una vez que estén aquí, podrás hablar con ella"
-"Eso si el hijo de puta de Sesshomaru lo permite, ese bastardo se comportó muy posesivo y absorbente en la isla, no permitió que me quedara a solas con ella ni un minuto, bueno, el minuto que pude hablar con ella algo sucedió que las palabras directamente no salieron de mi boca"
-"Espera. Cuando estén aquí veremos cómo hacemos para que puedan hablar y aclarar diferencias, por el momento descansa amor, nada hay que puedas hacer ahora"
-"Keh! Como si fuera tan fácil. Tengo tanto en la cabeza…"
Noriko y Danaka tenían cuatro cachorros, dos de un año y medio y dos de casi cinco. Los mayores estaban desesperados de ganas de conocer a su hermana mayor, les había costado mucho dormirse esta noche sabiendo que pronto Kagome regresaría. Se habían criado escuchando las hazañas de la joven sacerdotisa y estaban más que orgullosos de tenerla como hermana. Palacio estaba rebosante de actividades a pesar de las tempranas horas de la madrugada, la ushi youkai, la cocinera, había preparado un gran banquete para presentar de almuerzo y un gran desayuno para recibir a sus Señores. Nadie había visto demasiado a Kagome desde que regresó del pozo, esos días antes de partir a la isla y la mayoría de los habitantes del palacio tenían un poco de temor por la fama y poder de la Shikkon Miko, pero su miedo, no era peor que el que les infundaba su Señor Sesshomaru. Habría que esperar y comportarse y estaban seguros así de que todo estaría bien.
Ya casi amaneciendo, el helicóptero Taisho I sobrevolaba el palacio de la Luna. Kagome no podía creer lo hermoso y majestuoso que se veía desde el cielo y a medida que se acercaban. Las luces iluminaban el helipuerto del palacio y se vislumbraba a Jaken gritándole a un youkai oso que hacía señales con luces para indicarle a la aeronave que era seguro aterrizar.
Una vez en tierra, Sesshomaru detuvo los motores y ayudó a Kagome a descender del helicóptero, los asistentes enseguida se hicieron cargo de la nave y los Señores emprendieron la caminata hacia el castillo. Ya en los pasillos Inuyasha se apresuraba hacia la explanada, mientras Danaka y Noriko esperaban en las escalinatas. Shippo y Rin estaban con ellos. Las sonrisas eran enormes estaban felices de que sus padres hubiesen regresado.
-"Bienvenidos, Sesshomaru Sama, Lady Kagome"
La reverencia de todos los presentes.
-"Akira Sama, acompáñame a mi despacho, Inuyasha, trae al lobo. La guardia que triplique refuerzos. Los demás nos reuniremos más tarde en el salón desayunaremos y nos pondremos al corriente."
Todos respondían un claro "Hai, Mi Lord" Kagome luego de abrazar a su madre caminaba detrás de Sesshomaru que se volvía a buscarla, colocándole la mano en la espalda baja la animó a caminar a su lado, Inuyasha observaba a Kagome tal vez esperando que ella lo saludara. Pero estaba demasiado aturdida por el viaje y el murmullo de todos los presentes. Mientras todos veían el sutil movimiento de Sesshomaru para con su dama, sólo, Danaka y Sango alcanzaron a vislumbrar un atisbo de amenaza.
-"Tienes diez minutos, INUYASHA"
Al pasar junto a Inuyasha los ojos de Sesshomaru sangraron rojo por un instante y se afinaron en un pequeño par de rendijas que hablaban por sí solas. Inuyasha sólo atinó a desviar la mirada y retirarse a buscar a Kouga, ni sabía por dónde empezar pero el celular era una buena oportunidad. Al mal paso darle prisa pensó y se quitó de la presencia de su hermano lo más rápido que pudo, de todos modos, en diez minutos lo vería en el despacho. Estaba preocupado, pero enfrentaría su vergüenza por cariño a Kagome y porque sabía que se lo merecía. El era un macho poderoso digno de Inu No Taisho, aunque no tan digno como Sesshomaru, pero al final de cuentas él también era un Taisho y honraría el apellido a como diera lugar. En aquél tiempo, realmente amaba a Kagome, pero también amaba a Kikyo. Seguramente la apariencia de mujer mayor de Kikyo fue lo que más lo atrajo en aquel momento o no sabía qué pensar, de otro modo siempre hubiese sido Kagome.
Ahora daba igual. Solo deseaba poder redimirse alguna vez.
En el Norte se sentía la fluctuación de la energía del Señor del Oeste. Su poder era conocido y legendario, pero hacer temblar tierras a kilómetros de distancia, solo hablaba del poder del Gran Inu No Taisho y sus herederos, más bien el primogénito y Señor absoluto del Oeste, y casi mitad del mundo Taisho, Sesshomaru.
Ayame miraba el horizonte
-"Ya regresó verdad?"
-"Así es"
-"¿Cuándo partirás?"
-"De inmediato"
En ese instante sonaba el celular del Lord Ookami
-"OI! Sarnoso!"
-"Inuyasha…"
-" Ya regresó y quiere que vengas"
-"Lo sé, estoy en camino"
-"Mejor así…Hey Kouga…"
El lobo sintió su corazón exprimirse, Inuyasha jamás lo llamaba por su nombre. Debía ser algo muy grave
-"Inuyasha?"
-"No estoy seguro…Me refiero a que no vi marca ni nada, pero creo que lo sabe"
-"En el Norte siente su youki, seguro que sabe"
-"Está bien…Apresúrate"
Al terminar la llamada los rostros de Ayame y su marido no eran muy relajados, pero de nuevo, si Ayame comprendió…¿Por qué Sesshomaru no?...Sí como no.
En Tokio, Náraku sentía el abrumador poder del Lord Inu rasguñándole la piel
-"Aahh! Regresaste mal nacido…"
Kagura y Perla Tama estaban de pie detrás del mestizo maligno
-"¿Qué es eso? Youki!"
Kagura conociendo la sensación
-"Es el youki de Sesshomaru"
-"Sesshomaru? El hijo mayor del general Perro?"
-"Sí"
-"Mmm. No importa. Llegado el momento, lo destruiré, junto a la Miko Kagome y al grupo inmundo ese con el que se reunió en Edo para destruirme…"
Náraku intentaba tranquilizar a la joya, las chispas le quemaban la ropa y era realmente molesto
-"Cálmate, no es momento para desperdiciar energías…Ya llegará el día…Ten paciencia"
-"Estaré en mi recámara"
Al retirarse, Náraku fue a su despacho, tenía muchas llamadas que hacer. Kagura se quedo sola frente al ventanal mirando hacia Occidente
-"Regresaste…Sesshomaru"
En el palacio, en las habitaciones de Sesshomaru, Kagome intentaba cerrar la boca, en vano. Era tanta, pero tanta la belleza de los ornamentos, la riqueza de los adornos y decoraciones, la finura de las telas y la opulencia que no podía creer que no se encontraba en la antesala del cielo.
-"Por Kami…Es, es hermosa!"
-"Lo es? Este Sesshomaru se alegra de que te guste. Es tuya para disfrutar"
-"Oh! No, no mi amor, yo sólo soy…"
-"La Señora del Oeste."
Kagome caía en la cuenta de que era en verdad la Señora del Oeste y dueña de todo lo que Sesshomaru poseía, al igual que él era dueño de lo que ella poseía también. De pronto un gran nudo se le presentó en el estómago. Ya no era simplemente Kagome, o la Shikkon Miko, con lo que había aprendido a vivir, sino, que era Kagome Taisho, Señora de la Casa de la Luna y de las tierras del Oeste, además de esposa y pareja del primogénito de Inu No Taisho, el gran general perro, Sacerdotisa de Shikkon y la responsable de la destrucción de Náraku y la Perla de Shikkon. Ella era parte de los libros de historia que todos estudiaban, y mentora del mundo actual de alguna manera, Wow! Demasiada información. Estaba abrumada. De pronto comenzó a jadear e hiperventilar. Un pseudo ataque de pánico se gestaba en ella y el Lord, enseguida hizo lo más lógico para un Inu protector y posesivo, tomó a su mujer, la depositó en la cama y se recostó a su lado envolviéndola en un abrazo cálido y tranquilizador.
-"No temas…"
-"Sesshomaru, yo…"
-"Un paso a la vez…Yo estaré a tu lado, Kagome"
Los temblores de su cuerpo incomodaban al Daiyoukai, porque sabía que estaba aterrada.
-"Ponte cómoda, esta es tu casa, de ahora en más. No debes temer, este Sesshomaru te protege y lo hará siempre…"
-"Todo es tan abrumador…Si estás cerca…Yo me siento cómoda"
-"Te es cómoda la cama también, Miko?"
-"Mm. Sí"
-"Bien. Sólo relájate, tu madre estará aquí contigo en unos momentos y te ayudará a cambiarte para ir a desayunar. Yo tengo una reunión y enseguida te alcanzo"
-"Está bien"
La calidez del cuerpo de su esposo, su voz tranquila y su seguridad, lograron relajar a la joven. Ni bien Sesshomaru se retiró, Noriko llegó y se hizo cargo de su hija, todos conocían la naturaleza humilde de la sacerdotisa y estarían pendientes de su aclimatación a la nueva vida de riquezas y opulencia a la que se enfrentaría de ahora en más. Preparadas para el desayuno, luego de un baño caliente y aromático y vestir con un kimono plata hermosamente bordado en rojo y su cabello en un peinado alto maravilloso, Kagome salió a su primer encuentro con la vida de una Señora Cardinal, aunque no tenía ni idea de cómo hacerlo.
Noriko por su parte y conociendo a su hija, desvió su atención un poquito
-"Antes, Kagome, Quiero que pases por mi habitación, hay algunas personas que desean conocerte…"
