NO SOY DUEÑO DE INUYASHA.
GRACIAS POR LOS COMENTARIOS! NADA ESCAPA AL GRAN YOUKAI (sin consecuencias)
Capitulo 31
El aire pesado y caliente… Pectorales al desnudo… el sonido del choque de espadas…Las gotas de sudor corriendo por los cuerpos enredados en el fragor de la batalla…
Las gargantas femeninas secas…Los ojos vidriosos…El calor subiendo por sus piernas…Luego de la gran comida, en la sala de entrenamientos se respiraba un ambiente muy masculino y la testosterona flotaba en el aire haciendo muy difícil para las mujeres respirar sin fijar sus ojos en los musculosos contrincantes.
Cada macho luchaba muy concentrado en su afán de ganar para enfrentarse al único y poderoso Daiyoukai dueño de casa. Hasta ahora solamente Inuyasha a pesar de ser Hanyou era capaz de sostener una lucha casi de igual a igual con él. Ser mestizo lejos de significar debilidad, solo significaba un poco menos de control sobre su parte demoníaca, con respeto a la fuerza, era mediana, no era abismal la diferencia, aunque en un arranque de adrenalina el Lord no tendría rival que lo detenga, ni Hanyou, ni humano, ni youkai…Todos rezaban para que eso no sucediera jamás…O en realidad, que no se repitiera…
Kagura, simple y sencillamente. Su traición había logrado sacar el verdadero demonio dentro de Sesshomaru y había sido espeluznante. Nadie en palacio o fuera de él, en las tierras de Occidente, sería capaz de olvidarlo…Jamás.
Las hembras dispuestas en lugares destinados a observar, los machos derramando poder por doquier, el aroma a excitación femenina abrumaba a los masculinos que intentaban concentrarse en luchar, estaban acostumbrados a que las hembras de servicio, espiaran un poco cada vez que los asistían con agua o algún alimento, pero sus parejas, hermosas como eran, cerca de ellos y en ese estado, los obligaba a concentrarse más e intentar continuar con su entrenamiento. Tragar saliva y suspirar era lo que les quedaba a las mujeres y hembras que observaban el singular entrenamiento. Los torsos masculinos eran tan atractivos y variados…Una delicia a disfrutar en silencio. El torso de Danaka pálido y con sus rayas rodeándolo, el cabello atado en una cola alta y los ojos profundos, Inuyasha, mayormente humano, hermosamente torneado y lleno de gotitas de sudor…Kouga Ookami, al igual que Inuyasha exhibía músculos maravillosamente esculpidos y el Lord del Sur, con su piel blanca y las manchas irregulares, los ojos brillantes y sus rasgos felinos. Finalmente los demás soldados del palacio, bellos sin duda, al menos la mayoría y el incomparable Sesshomaru Sama…Blanco, sus rayas magenta y pectorales benditos…Cubiertos por una chaqueta hasta que le tocara luchar…
Mientras, en el concejo, Náraku continuaba horadando la confianza de sus integrantes en contra de Sesshomaru y sus aliados, Se sentía seguro…Con la perla a su lado nada lo detendría…Sería pronto el dueño absoluto del mundo y se saboreaba pensando en las mil y una maneras en que iba a torturar y asesinar al Lord del Oeste, a Inuyasha y sus compañeros y disfrutar a la dulce Miko torturándola, vejándola, corrompiéndola por toda la eternidad…
Saliva tragaba y sus pantalones le ajustaban en la entrepierna…Se sentía un ganador…
El gran concejo de asuntos Youkai y ningen del mundo, estaba repleto en la reunión de hoy. Cada asiento estaba ocupado, cada terrateniente, gobernante y representante estaba ubicado. Esta reunión era muy impresionante, el enorme salón blanco a modo de coliseo iba con asientos en semi- círculo, ubicados en balcones de abajo y hacia arriba en orden a la importancia de su ocupante y la mesa presidencial más elevada que el resto y enfrentada a los balcones, estaba en esta oportunidad completa.
En representación de Sesshomaru y la Casa del Oeste, se encontraba Shippou, Rin estaba junto a él en una silla improvisada para la heredera del Oeste.
Los demás representantes estaban sufriendo una especie de lavado cerebral, cada dos días Náraku una y otra y otra vez con el mismo discurso
-"¿Dónde está el Lord del Oeste?"
Rin respondía de mal talante, a sabiendas de la maldad de Náraku, Shippou le ponía una mano en su brazo para que se sentara
-"De luna de miel, aún tiene dos días para regresar"
-"Si mal no recuerdo, usted estuvo de acuerdo, señor Onigumo"
-"Si, si, si…Estuve de acuerdo…Pero porque me aseguraron que la sacerdotisa de Shikkon tomaría su lugar como Señora del Oeste, y como segundo representante de su casa, junto a los hijos del general Taisho, pero yo solo veo a Kikyo."
Un murmullo intenso inundó el salón. Todos de una u otra manera y gracias a la colaboración de Náraku, habían pensado en ello, alguna vez.
-"Eso es una calumnia y de las más bajas que he oído, mi padre se ha casado efectivamente con Higurashi kagome, la Shikkon no Miko y madre de mi esposo Shippou Kitsune!"
Rin estaba enfurecida. Pero Sesshomaru siempre había sido un Daiyoukai, poderoso, de buena familia, macho de palabra y con historia. Jamás había dado motivos para desconfiar de él. Pero Náraku y su perorata, los había hecho dudar.
-"Solo dos días, Onigumo san"
-"Está bien, pero si la Shikkon Miko no aparece…Y realmente se comprueba que la DAMA de Occidente que se muestra junto a Lord Taisho, es efectivamente Lady Kikyo, la esposa del segundo de Occidente Inuyasha Taisho, el sitio vacío destinado a Higurashi Kagome, como ella se llama, será ocupado por mi medio hermana Perla Tama Onigumo y se me hará entrega del total de las acciones correspondientes al Oeste a lo largo y ancho del planeta."
De nuevo el murmullo. Era malo, esto realmente era malo...Este hombre era peor que su ancestro. A todos los estaba chantajeando de alguna manera. Si por una o un amante, si por falta de dinero, si por traiciones y espionaje, si por temor, todos le debían algo a Náraku. En el fondo, Sesshomaru sería su salvación, pero enceguecidos por el miedo, como animales, se escondían detrás del depredador más poderoso y para ellos, en este momento, Náraku era el más poderoso, ya que de Sesshomaru hacía casi un mes que no sabían nada.
Perla Tama y Kagura por su parte, no hacían más que discutir sutilmente. Kagura en el fondo le temía y La perla sabía que la bruja del viento era una aliada necesaria para ganar esta guerra en contra de Kagome y Los hijos de Taisho Touga, en apariencias, ya que en realidad planeaba adueñarse del mundo, vengarse de Kagome, Inuyasha, Sesshomaru, y los demás y aplastar a Náraku. Kagura detestaba a su marido y eso le sería muy útil.
-"Y dime Kagura…Cómo van tus cosas con mi medio hermano?"
-"No es tu medio hermano y a ti no te incumbe"
-"Ajajajajajaja, vamos querida…Las mujeres siempre se hacen confidencias, no es así?"
-"Realmente estás disfrutando tener un cuerpo de hanyou y vivir en este mundo, verdad?"
-"Enormemente…Pero solo hay algo que no me satisface, al menos no completamente…"
La perla seductoramente caminaba hacia Kagura con una boquilla y un cigarrillo encendido a modo de cruela de Ville.
-" Y eso sería…Qué"
-"Los hombres querida…Siempre les falta algo para ser perfectos"
-"Tal vez deberías intentar con mujeres entonces…"
Kagura visiblemente disgustada le respondía lo primero que le venía a la cabeza, después de todo en la variedad está el gusto y la perla ni idea tenía qué le gustaba después de todo, hacía sólo tres semanas y media que tenía cuerpo, estaba fuera de control, se la pasaba "experimentando" en busca del perfecto hombre o macho para ella, a Kagura le daba igual.
-"Es una oferta querida?"
La mano de la perla rozándole la mejilla. La bofetada de Kagura al apéndice atrevido.
-"Muy graciosa, Perla Tama."
-"Yo sólo preguntaba"
A pesar de que no tenía nada en contra del amor del mismo sexo y estar asqueada por el incesante desfile de testosterona reinante en su casa, mientras lo que la joya hiciera no la perjudicara a ella, que hiciera lo que le viniera en gana. La perla, mucho más astuta que eso, sabía que botones pulsar para perturbar a Kagura y lo haría, para tenerla definitivamente de su lado. Quisiera o no.
-"Mmmm. Debería probar definitivamente pero, hay un par de machos y hombres que no he probado aún…"
-"Si lo dices por Náraku…Haz lo que quieras"
-"No querida….Eso sería…Extraño."
-"Bah! Ambas sabemos que no es realmente tu hermano. Además, no creo, que si de verdad te gustara, te importara que lo fuera"
-"Jajajajajaja, me conoces, un poco querida cuñada, pero no me refiero al dulce de Náraku, si no al Señor de los Señores…Sesshomaru Taisho"
Kagura sintió el enorme nudo en el estómago. Su color cambió paulatinamente a rojo, sentía que la sangre le hervía, pero no quería mostrarse interesada, no frente a la joya malvada, sabía que sería usado definitivamente en su contra…
-"Sesshomaru Taisho? Está muy por encima de Náraku y de todos nosotros, no creo que siquiera te notara, solo tiene ojos para su esposa"
-"Noto una terrible decepción en tu voz Kagura, acaso aún lo amas?"
-"Tonterías, solo te advierto que no es un macho para jugar"
-"Eso solo me hace interesarme más"
-"Allá tú, pero sabes quién es su esposa si?.
-"La Shikkon no Miko"
-"¿Acaso no te asusta ni un poco?"
-"Tal vez la verdadera, Kagome, pero es Kikyo quien la sustituye y a ella, bueno, digámoslo así, no le temo, y es muy sencillo para mi, manejarla a mi conveniencia"
En el Oeste se continuaban los entrenamientos y las hembras ya se habían retirado de la arena, estaban preparando los refrigerios en el salón grande. Para los machos había sido un alivio, el único que no la estaba pasando muy bien era el Señor del Sur, el pobre leopardo de las nieves estaba cruzando armas ni más ni menos que con Inuyasha, y si había un hueso duro de roer, el mestizo de Occidente era el ganador. Para empeorar las cosas el sanador estaba haciendo las rondas en la aldea así que la guardia de armas en la arena recayó sobre la sanadora más joven del palacio, la bella Krisstal. Kleinez entre golpe y golpe la miraba de cuando en cuando, mas no se descuidaba de los ataques. Pero tenerla cerca, en pleno entrenamiento, era torturante. Temía distraerse y con razón. Sesshomaru interiormente compadecía al Joven macho, que se desvivía por hacer un buen papel frente a su pretendida, no formalmente pero era de conocimiento público su atracción y próximo pedido de cortejo, o eso pensaban. La joven sanadora estaba muy ocupada enderezando dedos sacados, vendando cortes y esquinces, pero como toda hembra o mujer, se las ingeniaba para mantener un ojito en su adorado leopardo sureño. De sus cavilaciones los sacó el espantoso sonido de la katana de Kleinez al quebrarse frente a la Tessaiga sin transformar de Inuyasha. El olor a hierro de la sangre del leopardo inundó las fosas nasales de todos. Enseguida se detuvieron las contiendas y la pobre Krisstal tuvo que auxiliar a su amado. Saliendo de la arena Kleinez tranquilizó a todos, era solo un corte en el brazo, nada importante. Pero mientras esperaban las curaciones y Kouga tomaba el lugar de Kleinez en la lucha contra Inuyasha ambos se acercaron en uno de los cruces previos y susurrando casi imperceptiblemente.
-"Hey, Inuyasha, viste algo?"
-"Algo de qué?"
-"Ya sabes…La marca"
-"Ah! No se saca la chaqueta de mierda esa, no veo nada"
-"Y qué piensas?"
-"No creo que Kagome se atreviera a morder al cabrón, ella está más allá de las costumbres youkai, además, Sesshomaru es un machista hijo de puta, jamás permitiría que una hembra le dañase su hermosa apariencia de Dios griego, creo que estaremos bien."
-"Pero más vale asegurarse"
-"Tú crees?"
-"Yo…Ettoooo…sí."
-"Keh, qué cobarde eres sarnoso"
-"Cobarde no… Precavido"
Mientras Danaka exterminaba a Sango y a Miroku, en el buen sentido de la palabra, y en medio de risas y camaradería, Sesshomaru hablaría
-"Danaka Sama, es suficiente para ti hoy, puedes tomarte la tarde libre y llevar a tus cachorros a visitar a tus padres"
-"Gracias mi Lord, me retiro entonces y les enviaré tus saludos"
-"Por supuesto"
-"Lord Ookami, Inuyasha, lucharé con los dos, ya no hay más adversarios y así será más entretenido."
Los dos se miraron confundidos y si hubiesen sido dibujos de historieta en los globos de diálogo habría dos signos de pregunta. Mientras el Daiyoukai se quitaba la chaqueta de espaldas a ellos, ambos manoteaban sus katanas.
Sesshomaru sin voltearse les decía
-"Sin armas, lucharemos cuerpo a cuerpo"
Ahora dejando las katanas a un lado se quedaron mirando al Lord que lentamente se dio la vuelta y mientras caminaba hacia la mesa de agua bebía un vaso. Luego dejó el vaso y antes de entrar a la arena, comenzó a levantarse el cabello y atarlo en una cola alta manteniendo sus ojos fijos en ellos, para ver las caras desencajadas de terror al divisar al costado izquierdo del cuello del enorme Daiyoukai, una gran marca de dientes, bastante profunda y cicatrizada de manera rústica. Su forma y contextura demostraba el tremendo dolor que debía haber causado semejante mordedura y al juzgar por lo complicado de las cicatrices los dientes causantes de la misma debieron haber tenido poco filo y tener una forma redondeada o más bien cuadrada, no en punta lo que solamente significaría una cosa, la mordida era humana y la única persona que sobreviviría a cometer semejante acto y no morir en manos del Lord Inu era simple y sencillamente Kagome. Ya frente a ellos y con una leve inclinación en la comisura de su boca, Sesshomaru preguntaba
-"Listos…"
El mestizo y el lobo tragaban saliva, los músculos del Inudaiyoukai tensionándose, la horripilante cicatriz y la espeluznante sonrisa de Sesshomaru los arrastraban a una vorágine sin fin de sentimientos negativos.
Asintiendo al Señor del Oeste y entre susurros que intentaban ser de ánimo unas sentidas palabras se colaban entre líneas
-"Estamos cagados…"
-"Eso parece…"
Y así, sin más el combate entre los "amores de Kagome" comenzó, en palacio, el retumbar de los golpes y sonidos extraños se hacían sentir.
-"¿Qué es eso?"
BUUUUMMM!
-"No lo sé"
CRAAAAAACKKKK!
-"Oh Kami! ¿Viene de la arena de entrenamiento?"
-"Parece que sí!"
CRAAAAASSSSHHHHHH!
-"Vamos!"
Las hembras con mucha curiosidad, corrieron a averiguar qué demonios eran esos sonidos
Al entrar al área de armas se quedaron con la boca abierta. Ayame tartamudeaba y Kikyo parecía que se desmayaría.
-"Kouga!"
-"Inuyasha!"
La única que parecía haberse tragado al mismísimo demonio era la Señora de la Luna. Kagome comenzaba a brillar en rosa, sus ojos semejaban dagas de fuego, sus cabellos se alzaban revoloteando por el reiki y sus puños en forma de bola denotaban su descontento con la situación. El Lord del Norte volaba estrellándose contra una columna de mármol rompiéndola en pedazos, cubierto de sangre el lobo se intentaba poner de pie, lección recibida y aprendida pensaba, Ayame corría hacia él. Kouga levantaba una mano para detenerla, él estaba bien.
Inuyasha sostenido por Sesshomaru sobre su cabeza y con los brazos estirados a modo de trofeo, bastante más maltratado que Kouga, su sangre bañaba literalmente al Daiyoukai que se había quedado pasmado mirando y sintiendo la ira de su hermosa mujer comenzar a quemarle la piel, y quemaba bastante. Inuyasha a sabiendas de que su medio hermano sabía qué había sucedido entre Kagome y él, simplemente y en el momento más peligroso, sintiendo un tremendo pesar, dejó de luchar. Al menos se sentiría mejor, menos basura, menos culpable, permitiría que Sesshomaru lo castigara de la forma que decidiera. Kagome lo valía, siempre fue así, aunque él no lo supo ver. Al ver que Inuyasha no luchaba, y él, mientras peleó, ya le había pegado bastante, lo alzó sobre su cabeza. El Lord iba a arrojarlo fuera de la arena, pegarle a alguien que no se defendía estaba muy por debajo de él, sería como patear una bolsa de basura y eso no era divertido, pero en ese momento, Las hembras hicieron su aparición. Ahora estaban ahí, así y no había vuelta atrás. Terminando lo comenzado, arrojó a Inuyasha a los pies de Kikyo. La tenue voz ronca y susurrada de Kagome
-"Sesshomaru"
El Lord estoicamente de pie frente a su hembra, y cubierto de sangre, su sangre, la sangre del general perro, la sangre de Inu No Taisho.
-"Kagome…"
-"No entendiste nada…No lo hiciste, verdad?"
Sin más, Kagome se dio la vuelta y se retiró corriendo, Inuyasha entre tos y regurgitaciones le suplicaba a Kikyo que fuera por ella.
-"Kikyo, ve por ella. No pasa nada, estoy bien"
Kikyo sabía que si realmente Sesshomaru estuviese enfurecido, hubiese asesinado a Inuyasha, pero sólo lo había golpeado un poco, duro, si, pero no lo suficiente como para matarlo, se puso de pie y salió detrás de la joven.
Ya de pie, Inuyasha, Kouga y Ayame, lo veían continuar allí mirando hacia la salida de la arena.
Inuyasha tomando la iniciativa le decía
-"Ella estará bien, pero no hagas de estos entrenamientos una costumbre"
Los tres se reían, el Lord solo decía
-"Hn"
