Para Izuna no había sido fácil quedarse con las manos cruzadas después de enterarse de la situación de Naruto Uzumaki.

Después de todo, el blondo, aún siendo el jinchuriki del nueve colas era un Uzumaki, lo cual lo hacía familia política por parte de su madre y se sentía erróneo darle la espalda, sobre todo por la edad que tenía y lo difícil que iba a ser su vida si tenía que crecer en una aldea donde la gran mayoría lo odiaba…

Sin embargo, para Izuna la bienestar del clan era primero. Siempre lo había sido (con la única excepción de la felicidad y bienestar de sus hermanos) ya que su padre lo crió de esa manera.

En la época de las grandes guerras todos los niños de la familia principal eran educados para ser capaces de tomar el lugar como el líder del clan. Esto, por la tasa de mortalidad que había en ese entonces. Así que Izuna tenía grabadas a fuego en su alma las tres principales enseñanzas que su padre se había asegurado de transmitirles.

Uno: El bienestar del clan siempre es prioridad. No podemos permitirnos tener demasiadas bajas, por ello hay que educar a nuestros hijos para ser fuertes y hábiles.

Dos: Nuestras costumbres no deben perderse. Nuestro conocimiento es invaluable, hay que protegerlo a toda costa.

Tres: Los traidores de sangre deben ser eliminados. No hay lugar para dudas o sentimentalismos estúpidos. No importa quien sea, si traiciona al clan, debe morir.

Izuna había vivido con esos tres fundamentos toda su vida. Cumpliendolos sin importar que tan complicado fuese.

Aun si eso significaba matar sus sentimientos…

No. Mejor no pensar en eso.

Si bien no se arrepentía de haber ejecutado a su amante cuando resultó que había estado vendiéndose sus secretos a los Senju, aún dolía. Dolía tanto que sus ojos tomaron su última expresión cuando la batalla terminó y cortó su garganta con su espada.

Mejor concentrarse en otras cosas, mejores y más emocionantes, algo como lo que hacía el día de hoy tan especial.

Habían pasado tres meses desde aquella mañana en el mercado. Así que era 9 de junio, cumpleaños de Itachi. Y si bien todos estaban emocionados por el séptimo cumpleaños de Itachi-nii, había algo que hacía mucho más especial la fecha en su (y seguramente en la de su nii-san) opinión: Itachi se había graduado de la Academia por la mañana.

Era obvio que su hermano estaba emocionado. Sin embargo, Izuna había notado la preocupación mezclada con orgullo en los ojos de Mikoto y de Shisui. Eso le había hecho fruncir su ceño y cuando le pregunto a su primo (En esos tres meses, Izuna había decidido que le agradaba Shisui y que podía confiar en el casi como lo hacía con Itachi) el porque dio paso a una interesante conversación.

Resultó que siete años era muy temprano para ser gennin en la opinión de la mayoría de las personas. Lo cual no tenía sentido para él ya que para Izuna (quien a sus tres años ya había matado, quien a los cinco se enfrentó contra Tobirama -quien por cierto, era al menos dos años mayor que él- por primera vez en el campo de batalla, quien a los diecisiete obtuvo el Mangekyou Sharingan, quien a los dieciocho compartió las responsabilidades de ser líder de los Uchiha con Madara) era una edad bastante adecuada para empezar a vivir como un shinobi, y eso porque era un hermano sobreprotector al que no le agradaba mucho la idea de que su hermano se pusiera en peligro.

Pero al final, eran Uchihas. Eran un clan de guerreros.

Ahora, Izuna sabía que Itachi era talentoso y consideraba que estaba más que listo para iniciar su vida como shinobi de la hoja (no se preocupaba por las misiones por la forma tan patética de clasificarlas, es decir, E y D para los gennin ¿Qué peligro podría enfrentar su hermano en algo así?), pero si se daba el caso e Itachi moría.

Izuna iba a llorarlo y entraría en duelo, pero se movería hacia adelante. Porque si Itachi era incapaz de sobrevivir en el campo de batalla, entonces su muerte estaba justificada.

Los débiles mueren, mientras los fuertes viven.

Esa era la forma de pensar que el clan tenía. Siempre había tenido. E Izuna pensaba que era la correcta (no que eso impidiera que fuera a hacer todo en su poder para cuidar a su hermanito).

La vida (y tus enemigos) no iba a mostrarte misericordia. O alcanzas el nivel necesario para vivir o mueres. Es realmente muy simple.

Su forma de pensar dejó anonadado a Shisui, pero después de un tiempo terminó asintiendo. Era bueno saber que le había abierto los ojos a su primo.

Era una nota positiva. Pero no la mejor. No, esa sin duda, era la expresión de felicidad que su hermano puso al recibir los obsequios (Itachi no era alguien muy social, así que Mikoto-baa-san y Fugaku-jiji decidieron mantener pequeña la celebración de ambos eventos) que recibió por parte de su familia.

Sus tíos (o padres, como se quisiera ver) le habían a su hermano regalado un set de ropas nuevas y un set de kunais, más herramientas que regalos, pero bueno, ellos eran ninjas. Shisui, en cambio, optó por algo más sensible dada la edad de Itachi y le regaló dulces (cosa que por la expresión de hambre que se posó en los rasgos de Itachi, fue altamente apreciado) y por último su obsequio: un simple pero bonito collar tallado en pedernal con el símbolo de su clan.

Obviamente Izuna no había podido hacerlo por sí mismo, pero Shisui había sido de gran ayuda. Y con su ayuda había podido recrear algo muy similar al que Madara-nii le había dado para su noveno cumpleaños.

Era un juego de colguijes que permitían a los usuarios saber cuando el otro estaba herido de gravedad. Ponías un poco de tu chakra en el tuyo y este reaccionaba cuando recibes un ataque o una herida seria, alertando mediante un ligero choque eléctrico al otro portador.

En el pasado, solo era el suyo y el de Madara. Pero ahora, había hecho (con la ayuda de Shisui) tres, uno para cada uno de ellos. Y si bien pasarían por lo menos un par de años para que pudiera ser de utilidad en el campo de batalla era algo que necesitaba darles. Era lo único que podía hacer por el momento para cuidar de Itachi y de Shisui, facilitarles una coneccion que en un futuro bien podría salvar sus vidas.

Durante el último mes Izuna había estado compartiendo sus memorias en formato de historias con ambos jóvenes. Pues eran el futuro del clan y a sus ojos merecían saber su historia. Por supuesto, también quería borrar de sus mentes todas las estupideces e ideología Senju que habían aprendido en su estancia en la academia.

Itachi reconoció de inmediato el objeto y beso su frente, murmurando un "Gracias, otouto"

[...]

Por la noche, una vez que todos los demás miembros de su familia estuvieron dormidos, Izuna reflexiono en todo lo que había conseguido en los últimos cuatro meses.

Había sentado las bases para una alianza con dos importantes clanes y había conseguido mejorar su control de chakra, aun le faltaba bastante para alcanzar el ritmo de crecimiento que había tenido en su vida previa, pero cada de día se acercaba más.

Podía hacer el jutsu basico del clan: Jutsu bola de fuego y su rango para sentir los chakras ajenos había aumentado considerablemwnte, ahora podía sentir a cualquiera sin necesidad de concentrarse en los terrenos de la casa (no era mucho en comparación a su anterior rango, pero era un buen comienzo) y estaba memorizando las firmas de charkra de su gente para evitar que alguien con hengue pudiera hacerse pasar por alguno de ellos.

Su chakra no era lo suficientemente fuerte para ejecutar jutsu más complejos a los tres básicos de la academia por más de dos veces. Pero sus logros eran aceptables para solo cuatro meses de trabajo.

Satisfecho consigo mismo, Izuna sonrió y toco suavemente el collar que colgaba de su cuello antes de cerrar sus ojos y dejar que Morfeo lo reclamará.


Aquí les dejo otro capitulo de la historia, espero que les guste.

Dejen reviws~

Realmente me agrada saber sus opiniones :3