NO SOY DUEÑO DE INUYASHA.

GRACIAS POR LOS COMENTARIOS! SON INCREIBLES LAS PALABRAS DE ALIENTO Y TODO LO QUE IMAGINAN LUEGO DE LEERME. LAS SITUACIONES Y CONFLICTOS, TODO LO QUE ME PREGUNTAN. ALIMENTAR SUS FANTASÍAS ES LA META A ALCANZAR CON MIS FICS. REALMENTE GRACIAS POR ESTAR Y ME HACE INMENSAMENTE FELIZ QUE DISFRUTEN. CAPITULO PREMIUM POR ESPERAR TANTO JAJA. VAMOS POR MÁS. ABRAZO

QUÉ MÁS DA…

Capitulo 43

A medida que la luz azul la envolvía, y Kagome gritaba desesperada, Sesshomaru no apartaba la mirada de ella, con una leve sonrisa mantenía los ojos firmemente fijos en ella. Casi con lo último de su vista antes de quedar cegada por el brillo del pozo devorador de almas, Kagome alcanzó a escuchar la voz de su amor. Tranquila y llena de esperanza

-"YASHAMARU, es el nombre de ese niño"

Y con la misma sonrisa, todo se volvió azul.

Al igual que Inu No Taisho, el legendario general perro, reconoció y nombró a Inuyasha antes de morir, el poderoso heredero del Oeste, reconoció y nombró a su primogénito con todo el amor que pudo, honrando a su padre y a su medio hermano, marcando el legado de la sangre Taisho para toda la eternidad, bendiciendo así a la mujer que le daría un heredero.

Ya en el Sengoku era de noche, la luna creciente se alzaba en el cielo, estaba teñida de un leve color azul, Miroku y Kaede habían orado toda la tarde desde que el cielo se tornó extraño y el ambiente pesado. Hacía unos minutos habían sentido un extraño impulso energético proveniente del pozo y hacia allí corrían…

-"Kaede Sama usted cree que pueda ser…"

-"No lo sé, pero si es Kagome, nada bueno viene con ella, algo terrible pudo haber sucedido"

Al llegar se encontraron con el cuerpo de Kagome a medio colgar del borde del pozo, sostenía el arco Azuza en una mano, numerosas y extrañas orbes brillantes de diversos colores arremolinaban sobre ella. Detrás de ellos llegaban corriendo Inuyasha, Sango, Shippou, Rin y Kikyo.

-"¿Qué sucede Kaede Sama?"

-"NeeSan ¿ Qué es? OH!"

-"Kagome!"

-"Pero por qué?!"

-"Rápido hay que llevarla a la aldea!"

Muy apresurados se acercaron para sacarla de pozo y llevarla a la cabaña de Kaede, los orbes brillaron aún más con su cercanía.

-"Qué son Kaede Sama? Nos harán daño?"

-"Se parecen a los orbes de las almas…Recuerdo cuando Kikyo aun era un cadá…"

-"Onegai…No lo digas…Aún no sé cómo es que he vuelto a ser carne y cuerpo, humana de verdad, luego de la desaparición de Náraku y la perla. Todo esto me aterra"

-"Cálmate Kikyo, todos recordamos aquello, Kagome necesita ayuda y si alguien puede ayudarnos con esto es la anciana."

Mientras hablaban Inuyasha cargó a Kagome y comenzaron el regreso a la aldea. Las luces los rodeaban como paseando por el aire.

-"Mientras ella despierta, buscaré en los pergaminos antiguos alguna respuesta a este interrogante tan…Inusual"

En el Oeste Sesshomaru se mostraba agresivo e intolerante con todo lo que lo rodeaba. El cuadro con las imágenes que tenía se desintegró en su mano. Sus ojos no daban crédito a lo sucedido, estaba enfurecido. Había asesinado una veintena de sirvientes por errores insignificantes, Había tomado el gusto por desahogar sus frustraciones con ellos. No encontraba una razón, ni una salida a su incomodidad y malhumor. Llevaba el preciado objeto siempre entre sus ropas, resguardado de la vista de otros. La miraba a menudo, y la estrujaba arrojándola para luego tomarla, estirarla y volverla a guardar pero hacía unos momentos mientras la miraba, se hizo cenizas y desapareció. Como por arte de magia. La cólera lo había desbordado. Necesitaba una salida para tanta presión interior. Los únicos momentos en los que se sentía vivo era patrullando sus tierras, o merodeando el pozo devorador de almas, "monitorear" el grupo de la Miko. De la Miko? No era de Inuyasha originalmente? No. El grupo se había formado porque ella llegó de su mundo a este para… Ah, la asquerosa mujer escolopendra, esa imitación de gusano ciempiés había sido la culpable…No. La perla de Shikkon había sido la culpable. Desparramado en su sillón en el despacho rechinaba los dientes con odio, sostenía una pequeña copa de sake y la giraba para calentarlo. Luego del regreso de la mujer, la bestia hablaba a menudo con él después de mantener silencio por cien años.

"Llevas una miserable existencia"

"Hn."

"Un Lord vela por sus tierras y gobierna con honor y sabiduría"

"Hn."

"Un Taisho no se revuelca en la miseria por algo que no comprende y mucho menos acepta"

"CÁLLATE!"

Ahora era el turno de la bestia de responder

"Hn."

Y sin más se retiró al fondo de su conciencia a continuar su descanso.

Era verdad, todo le que dijo lo era. Sesshomaru sabía que por más que la joven estuviera de vuelta, él no comprendería por qué se unió a una hembra humana, Miko además, la ex lo que fuera de su hermano y como si eso fuera poco, la llamada "mi mujer" por el lobo del Norte. Hacía sólo una pocas lunas que el lobo conocido como Kouga se había hecho cargo de la Casa del Norte y tomado como pareja a la nieta de los lobos grises de las montañas Ayame. Qué demonios pensaba al respecto de todo esto, primero gritando MI MUJER a los cuatro vientos y peleando con el hanyou por la atención de la Miko, luego apareándose con una hembra de su clan. Al menos eso hizo bien. No unirse a una…mujer… humana…Miko… Otro vaso de sake quemaba su garganta revitalizándolo. Recordaba la imagen del papel quemado, los dos sonrientes otra vez y se servía licor intentando respirar para calmarse.

Inuyasha se unió con una. Y Miko también…Pero qué se podría esperar de esa escoria de su medio hermano. Habiendo ya casi terminado su tercer copa de sake mascullaba frases ininteligibles.

"Mñnññmñ maldito mestizo mñmmñn ñMiko mñmn arcilla mmñmñnslcmñ!"

Se dio vuelta en su asiento y vio la luna azulada, asomarse por la ventana en el horizonte. Agarrando la botella del líquido espirituoso, se puso de pie y fue a verla. La contempló durante varios minutos preguntándose el por qué de su apariencia y color. Cuando su ojos se posaron en ese mismo instante en el reflejo de su propia cara en los cristales del ventanal. Su rostro estaba apenas sonriente y recordó la fotografía. La ira se apropió de él y estrelló la botella de alcohol contra la pared, su youki se elevó a niveles alarmantes. Los sirvientes se refugiaban en sus lugares de trabajo y dormitorios, alejándose del Señor del Oeste que estaba de alterado.

Saldría de allí a buscar refugio en las abiertas tierras con el firmamento como techo para tratar de calmarse y poder recobrar su tranquila vida. Al ser un Daiyoukai, llevaba una muy tranquila vida salvo por ese inservible concejo de viejos que su padre se había empeñado en formar para tratar los asuntos inherentes al gobierno y mantener la honestidad y la transparencia en el desempeño de los gobernantes, y, algún que otro apareamiento arreglado que fuese beneficioso para el mundo youkai. Y lo más importante, la prohibición de asesinar a los seres humanos sin una muy buena justificación…

Salir… Eso ayudaría…Salir a despejarse, y no pensar en los ancianos de mierda y olvidar a la Miko…

-"Padre...Te ríes de mí ahora?"

Proteger a los humanos…

-"El viejo siempre se las ingenió para impedir que erradicara la escoria de este mundo…"

Resonaba en su memoria

"Tienes algo que proteger?"

La voz de su padre antes de ir en rescate de Izayoi y de Inuyasha.

-"La Casa de la Luna y…Rin."

Rin era humana. Es verdad La sentía como a una pertenencia, pero no material, sino como…manada? No puede ser…A todos sitios que va, Rin ocupa gran parte de sus pensamientos. Siempre termina comprando algún Kimono hermoso y una peineta o algún perfume para ella. Y si lo pensaba bien…Mataría al primer macho que la viera con ojos lujuriosos…

-"Ella es un cachorro aún… Hn."

Por eso la llevó con la anciana Kaede, para su educación y formación. Buscaría un buen partido para ella llegado el momento. Un hombre… No, demasiado débil, un youkai, demasiado fuerte…Si la lastimara lo mataría, no podría matar a un humano por ley, pero por lo menos tenía permitido asesinar otros youkai. Mientras caminaba hacia la salida del palacio, la idea de regresar a la cueva de la otra humana que le robaba la paz se le clavó en la cabeza y no se la podía quitar.

-" Padre…Te estás riendo?"

Y…Una vez más…Allá fue.

En la cabaña e Kaede, el inutachi compartía un plato de guisado de carne. Nadie podía comer sin preguntarse algo o exteriorizar una idea, no sabían qué hacer. Kaede leía el más antiguo pergamino y no encontraba nada.

-"Nada…Ya no queda ninguno sin leer y no encuentro nada"

-"Si hubiese una biblioteca en algún Templo?"

-"No, el incremento de la convivencia de humanos y youkai provocó que aquéllos se interesaran por las escrituras y la historia humana tanto como la de ellos. Casi todos los rollos antiguos están bajo la tutela y cuidado de los Lores Cardinales o de algunos terratenientes, pero los de nuestra aldea están aquí, bajo mi cuidado. En estos lamentablemente, no encontré nada. No sé dónde más buscar"

-"Qué si le preguntamos a Kouga él haría lo que fuera por Kagome verdad?"

-"Tal vez Sango querida, pero recuerda que está emparejado a hora y...No sé si sería lo más conveniente dadas las circunstancias"

De pronto Rin los despertó con un comentario que los dejó con los palillos en el aire

-"Sesshomaru Sama tiene montones de esos rollos en su despacho. Rin los vio. Aunque no deja que yo los toque, llenan casi una pared"

-"U-Una Pared?"

-"Pared cómo…Como esta de la cabaña?"

-"Noo! Pared hasta el cielo como las del palacio de la Luna"

Las miradas decían lo mismo, HAY QUE IR, Inuyasha negaba con la cabeza

-"No, no y no! Me niego rotundamente! Nadie pondrá un pie en el palacio de ese hijo de puta!"

Sesshomaru recorrió sus dominios, como siempre, según él con la misma cadencia de siempre, solo que mucho más rápido para llegar a la cueva de la sacerdotisa. Tal vez encuentre otro cuadro con imágenes que le dé una idea acerca de lo que significaba todo aquello… Ubicada en el límite de los cuatro estados Cardinales. Ese exacto punto no pertenecía a nadie, sólo a ella. Ah Astuta Miko…

La cueva estaba en una montaña baja era de piedra y por dentro, lejos de ser fría era cálida como una manta, estaba completamente oscura, abandonada… Entró.

Encendió su youki y notó que solo algunos murciélagos colgaban del techo, al recibir la presión de su energía huyeron despavoridos. Igual que siempre, ya solo quedaban leves vestigios del aroma de la mujer. Comprobó detrás de una cortina en una oquedad de la cueva, todos los objetos y elementos extraños que la Miko había dejado la última vez que la vio. Estaban todos cubiertos de polvo, nadie los había tocado. Eran tan extraños. Pero no había papeles con imágenes de ellos… Velas…Esos palos de cebo que usaban los humanos para iluminar no habían sido usados en algún tiempo. Los objetos hechos de piedra luna brillaban por sí solos… Porqué no los utilizará… Tal vez sólo haya ese mineral en el Oeste… Miró los objetos de nuevo, pensó que en el tiempo futuro, él mismo sabría para qué sirve cada uno, tal vez le agradaran. Afinó los ojos en desconfianza y bufó resoplando. ¿Qué diablos estaba haciendo? Mejor sería que se largara de allí para no regresar nunca más.

Salió tan rápido como los murciélagos y formando una nube de youki emprendió el regreso. No visitaría ni a Rin, ni vería el inutachi. Estaba ofuscado. Se iría al Oeste otra vez. Buscaría otra víctima para deshacerse de su frustración, en su mente palpitaba la risa ronca y baja de la bestia adormecida.

En la cabaña, Kagome estaba aún inconsciente, Kaede quería partir al Oeste de inmediato, pero debía quedarse a cuidarla. Kikyo aún no sabía tanto de pociones como ella y no sería de utilidad para restablecer la salud de Kagome. Sango, bastante más sanguínea que los demás se levantó y tomando su Hiraikotsu fue hacia la puerta

-"Yo iré al Oeste. Sesshomaru Sama…Tal vez me escuche…"

-"Keh! Eres una exterminadora de demonios, no te dejará abrir la boca siquiera antes de asesinarte…"

Inuyasha continuaba comiendo

-"Yo iré contigo Sango, te protegeré con mi Kaza…"

-"Pfff Kazaana ibas a decir monje?"

Después que Náraku fue destruido su agujero negro desapareció de su mano, el pobre monje aún no se acostumbraba. Recién casado con Sango era obvio que iría detrás de ella. Inuyasha aún permanecía sentado engullendo guisado.

Finalmente Shippou se recostaba al lado de su madre.

-"Ella hubiese dejado todo por rescatarte…O a cualquiera de nosotros"

Inuyasha estaba de pie mirando al Kitsune que lloraba. Se limpió la boca con la manga de su haori y tomó a Tessaiga para salir por la puerta. No era que no escuchaba o no pensaba ir. Sólo se alimentaba y desanimaba al resto para que no fueran, sabía que Sesshomaru los asesinaría sin preguntar por qué estaban allí en primer lugar. Pensaba ir él, se culpaba, había traicionado a Kagome de la peor manera y ella lo necesitaba esta vez y mucho…No volvería a fallar, pero…Primero ideaba un plan mientras tragaba el alimento caliente.

-"Lo sé, solo que estaba hambriento y no sé si ésta será mi última comida"

Sin decir más besó a Kikyo en la frente y salió.

-"Espera Inuyasha!"

Kikyo y los demás corrieron tras de él. No lo alcanzarían fácilmente pero seguirían su rastro volando sobre Kirara.

Entretanto Kagome despertaba.

-"Hija, Kagome cómo te sientes? "

-"Ka-Kaede Sama…"

Y abrazándose a la anciana Kagome lloró amargamente. Su llanto lastimero constreñía el corazón de Rin y Shippou que se abrazaban a ella llorando también.

Kaede acariciaba su cabello y la abrazaba dulcemente

-"Llora mi niña, llora, sácalo todo afuera…Para que estés así, nada de aquello te puede hacer bien."

Y así, Kagome lloró y lloró hasta quedarse dormida una vez más.

Kaede simplemente no podía imaginar qué pudo suceder para que ella regresara y en ese estado. Deberían encontrar una manera de ayudarla y pronto, de lo contrario la joven sacerdotisa comenzaría a debatirse entre la locura y la muerte.

Sesshomaru salía de las aguas termales de su habitación. Jaken se anunciaba y le acercaba una salida de baño de seda bordó decorada con motivos de árboles de sakura en flor.

-"Jaken, que me lleven la cena al estudio"

-"Mi Lord? La bruja del viento dijo que…"

-"Jaken"

-"Sí, mi Lord"

De esa manera Kagura, despotricando por tener que cenar en el gran salón junto a otros invitados, pero no el dueño de casa, comenzó una gran escena de escándalo y quejas. En algún otro momento funcionó, ya que a Sesshomaru le molestan los ruidos estridentes, le siguió la corriente para evitar dolor en sus oídos y terminó con la hembra colgándose de sus ropas y pasando la noche en palacio. No en su dormitorio obvio. Él tenía muy en claro que jamás permitiría que una hembra hiciera nido en su almohada… Pero ésta vez…El Señor del Oeste, ante tanto ruido simplemente, salió de su estudio, se encaminó hacia el comedor, al ingresar todos se pusieron de pie. Pero él ni los registró. Dirigiéndose hacia la escandalosa hembra, la tomó del cuello y la fue llevando hacia la explanada de la entrada principal del palacio y una vez allí, haciendo oídos sordos de sus improperios e insultos, la echó afuera, cayendo Kagura sobre su trasero a varios metros de distancia. En esos momentos Inuyasha estaba de pie con la boca abierta mirando el espectáculo. Sesshomaru lo ignoró y se dirigió a Kagura

-"Este Sesshomaru ya te ha dejado en claro que cancela el cortejo y el compromiso. No deseo aparearme contigo, lárgate de mis tierras y no regreses si no quieres morir de una manera miserable!"

-"Eres un maldito bastardo, Sesshomaru, ya sea ahora, más tarde o dentro de mil años, me las vas a pagar!"

-"Aquí hay un solo bastardo y ese no es éste Sesshomaru, ahora…No me hagas repetir la orden"

De esa forma, montada en una pluma Kagura emprendió su vuelo alejándose. El Daiyoukai se volteaba para irse cuando Inuyasha lo llamó

-"Keh! Por lo que veo tratas mejor a tus enemigos que a tus amigos"

-"Hoy no, mestizo, vete si no deseas morir"

-"¿Jah y quién se supone que va a matarme…Tú?"

Con su velocidad demoníaca Sesshomaru se abalanzó sobre Inuyasha, pero éste sacó la Tessaiga y envió un Viento cortante provocando que el Lord se desviara hacia un costado.

-"Oi, hijo de puta, no vengo a pelear!"

-"A qué vienes bastardo a mis tierras?"

Y la pelea continuaba ya con látigo de veneno y garras de acero. La sangre salpicaba la empalizada del palacio en lo que llegaba el grupo montado en la gata de fuego.

-"INUYASHA!"

-"INUYASHA SAMA!"

-"De veras no vengo a pelear solo vengo a preguntar por unos pergaminos y rollos antiguos para la anciana Kaede! OI, DETENTE!"

-"Eres un ignorante y siempre lo has sido…Pretendes que te crea que sabes leer? Acaso sabes hacer alguna cosa de utilidad? Tú no sabes leer! Tú eres una desgracia para la dinastía Taisho!"

-"Mi madre fue una princesa, Una HIME! Por supuesto era educada sabía leer y escribir y me enseñó cómo ser un verdadero príncipe! Claro que los voy a leer, maldito hijo de mil putas, malnacido, revolcado!"

El grupo intentaba separarlos. Era imposible. Sango se adelantó y trató de negociar con Sesshomaru.

-"Sesshomaru Sama…necesitamos ver su biblioteca…es de vida o muerte…"

-"¿Qué te hace pensar que le importa?!"

El cruce de Tessaiga y Bakussaiga estruendoso y mortal. Los gritos eran estridentes y nada se entendía de todos esos sonidos. Jaken se unía a pelear con Miroku con su báculo, pero al escuchar las palabras de la Tajiya, el Lord se detuvo en seco. Levantando su mano envió una bola de youki que pegó en Inuyasha estrellándolo contra un árbol del jardín. Era la única manera de quitárselo de encima.

-"Rin…"

-"No, ella está bien! Es Ka…"

-"Keh! No le digas, Sango igual no le importa!"

-"Si es para la anciana… Este Sesshomaru, no tiene objeción en habilitar la biblioteca para Kaede Sama, es aliada del Oeste y cuida de Rin… Por aquí…"

Y sin más, envainó a Bakussaiga y caminó hacia la entrada del palacio. Los demás con la boca abierta de incredulidad lo comenzaron a seguir lentamente.

Una vez dentro del Castillo, los invitados y residentes miraban el inutachi caminar detrás del Señor Cardinal. Los murmullos se iban acrecentando a medida que Inuyasha se hacía visible. Habían presenciado la pelea de los hermanos y ahora caminaban como si nada. Inu No Taisho había sido un gran general y muy serio…Pero estos hijos que tenía… Y para colmo el menor era un hanyou.

-"Jaken, lleva a la chusma al salón y aliméntalos, tal vez así dejen de importunar los oídos de este Sesshomaru"

Desaparecieron, todos y cada uno de ellos ocupaba su lugar en la gran mesa. Temían por sus vidas, sobre todo aquéllos que se habían atrevido a hacer comentarios. Las miradas se mantenían en la puerta, pero parecía que el Lord no los iba a asesinar esta vez. De a poco se iban relajando y tímidamente comenzaban a comer. Mejor era obedecer y esperar hasta que el Señor del Oeste se dignara a atenderlos y oír sus peticiones y ofertas, mientras tanto mantener su bajo perfil. Era sabido que quien sobresale y levanta la cabeza de la trinchera, la pierde. Así pues reinaba la paz en el gran comedor.

En la aldea Kagome despierta una vez más, bebía un tazón de sopa. Intentaba no vomitar. No sólo los nervios, si no su preñez le revolvían el estómago. Estaba aterrada. Qué esperar de ahora en más?...Nada.

Eso, nada.

Su amor no estaba…O sí, pero no era exactamente su amor. Estaba embarazada y sola en Edo, ¿Qué iba a hacer? Temía enloquecer de tristeza, sólo las palabras de Sesshomaru retumbaban en su cabeza, debía vivir por ese cachorro maravilloso y llamarlo Yashamaru. Sería al parecer el único motivo por el cual continuar viviendo. No deseaba ver a sus amigos. ¿Cómo hacerlo luego de tantas cosas vividas juntos y de pronto hablar con ellos de qué? Y cambiar la historia? Ahora no existía su tiempo, ni su madre, ni su familia, ni nada. Qué hacer y qué decir sin afectar este presente y el futuro?. El rostro lloroso de la joven tenía roto el corazón de Kaede

-"Quieres…Hablar?"

Ella mecía su cabeza en negación. Rin y Shippou la abrazaban y ella se mantenía muy quieta y cabizbaja acariciándolos dulcemente.

Aún tenía puesta su ropa de Miko, y su arco había pasado con ella. Prefería alejarse hasta sentirse mejor, dudaba que Kaede la dejaría marcharse.

-"Kagome…"

Lo orbes se arremolinaban sobre ella como tratando de confortarla, su calidez se sentía como una suave manta.

La joven sacerdotisa, miraba las pequeñas bolas de luz que la rodeaban. Sus diversos colores y su calidez…No sabía qué eran. Pero no sentía peligro cerca de ellas.

-"No te preocupes, hija, descansa unos días y podrás regresar"

La risa sarcástica de la Miko de Shikkon y la cara de sorpresa de la anciana.

-"Regresar? A dónde?"

-"A tu cas…"

Ella apenas susurraba

-"No queda nada…"

Los cachorros y Kaede quedaron en silencio

-"Mi tiempo ya no existe, no hay nada, no hay un futuro dónde yo pueda regresar…Este tiempo es mi pasado, presente y futuro…Yo…Quisiera estar sola unos momentos…"

-"Hija, soy una anciana que necesita comprender…No es que quiera hacerte sufrir al recordar…Pero dijiste no hay futuro?...¿Cómo es eso posible?"

-"No sé cuánto contar y cuánto no, para no afectar…Es verdad…Ya no existe…Mi tiempo…Qué más da?..."

Los cuatro sentados muy cerca en silencio, la única voz que se oía era la de Kagome. Al acercarse al final del relato las lágrimas brotaron pero sólo para ser retiradas del rostro de inmediato. La sacerdotisa de Shikkon no deseaba llorar más. Muy escueto de detalles pero bastante completo el relato los había dejado sin habla. Rin lloraba desesperada y aquél que fue su esposo en el futuro la consolaba.

Kaede respiraba agitada, no sabía qué decir.

-"Niños vayan afuera, Kagome necesita descansar unos momentos más, yo los alcanzaré enseguida"

Sin más los niños corrieron afuera, a su corta edad comprendían muy bien lo sucedido, pensaban con sus pequeñas mentes la manera de ayudar a su amiga y madre, algo se les ocurriría…

-"¿Qué piensas hacer ahora?"

-"Regresar a mi cueva, y vivir para…"

No quería contárselo a nadie. No podía, no todavía. Las cosas deberían estar más tranquilas. Lo último que Sesshomaru haría sería ir a su cueva, entonces sabía que allí estaría segura y con el tiempo les contaría a sus amigos acerca del pequeño cachorro que se gestaba en su vientre.

-"Me refiero a Sesshomaru Sama"

Kagome la miraba sin comprender

-"Q-qué tiene que ver Sessh…"

-"El estuvo aquí con un cuadro de papel semi quemado, una imagen de ustedes dos…Él es tu pareja entonces?"

La joven muy sorprendida de rodillas doblaba el futón y acomodaba un poco las cosas mientras pensaba qué responderle a su anciana amiga

-"No puedo acercarme a Sesshomaru, como si nada, él no es mi…"

-"Tu pareja"

-"Hn"

-"Él sabe que hay algo extraño entre ustedes, me refiero al Sesshomaru del futuro. Cuando viniste por el arco, él fue a tu cueva y encontró ese papel con sus rostros. Estaba muy afectado…"

-"Me imagino…"

Pensaba que seguramente estaba asqueado de haberse acercado a ella tanto como para tocarse mejilla con mejilla y tomar la fotografía…Pensar que él la había tomado, para que ella la lleve en la billetera y haciéndole prometer que iba a verla todos los días…

-"Kagome, a lo que me refiero es que él no se va a quedar así como así, estoy segura que cuando sepa que has regresado irá a buscarte"

-"Entonces lo mejor será que no lo sepa"

Cambio de planes…Buscaría otro lugar para vivir.

En el palacio de la Luna, ya en el despacho, el Lord sentado en su sillón observaba a Miroku sobre la escalera intentando llegar a los pergaminos más antiguos que son los que más altos están. Inuyasha estaba sentado en el piso con las manos en su haori, la Tessaiga a su lado y mantenía sus ojos fijos en su hermano.

Sango enojada reprendía a Inuyasha por no ayudarla. Sesshomaru los veía interactuar. Su hermano se comportaba como un verdadero alfa. Su pareja estaba ayudando a los otros, pero mantenía un ojo en su macho y su reiki alto amenazando al Daiyoukai.

No lo dañaría ni aunque quisiera, pero era molesto y una falta de respeto a su hospitalidad

Jaken se paseaba quejándose de todo y molesto por la energía sagrada de Kikyo vociferaba en medio del despacho de su Señor

-"Hanyou, dile a tu perra que retraiga su reiki, es molesto"

-"Keh! Ella no está tan loca como para bajar la guardia cerca del hijo de puta"

-"Hn"

La mirada del Lord youkai estaba fija en ella. Era muy parecida a la otra Miko, pero esta se sentía…fría, no sonreía, no hablaba, era insulsa, como una pintura de un venado recién muerto, se veía interesante, pero de cerca…Era sólo tela con pigmentos…Sin sabor, sin aroma, no se podía comer…

¿Comer? La otra Miko se podía…Comer? ¿Pero qué demonios estaba pensando?! Comer? Como si fuese deliciosa…Como si fuese suya? En eso una lluvia de pergaminos cayó sobre el grupo arrastrando a Miroku y estrellándose en el piso. El estruendo sacó al Inu Daiyoukai de sus cavilaciones. Jaken despotricaba y golpeaba a Miroku con su báculo en la cabeza. Miroku amenazaba con lanzarle sutras al Kappa, Sango intentaba levantarlo del piso y Kikyo revisaba los rollos en un rincón. El ruido se tornó muy molesto.

-"SUFICIENTE!"

Inuyasha saltó y se puso frente a ellos en posición de defensa y ataque. El profundo grito de su hermano le sacudió las orejas. El Señor del Oeste simplemente se puso de pie

-"Jaken ve a traer a la anciana Miko, ella es la única que sabe qué buscar"

-"Hai Mi Lord"

-"Dile a Danaka que venga…Ustedes, esperarán a que la anciana llegue"

Haciendo una reverencia el sapo se retiró muy deprisa. El Inutachi se sentó en el gran sofá cercano a la ventana y se quedaron en silencio. Sobre la gran chimenea del despacho había un enorme cuadro. Inuyasha harto de esperar se puso de pie

-"Siéntate hanyou"

-"Vete a la mierda, tú no me darás órdenes! No pienso esperar más!"

Luego de unas horas, Miroku caminaba por el lugar y acercándose al cuadro se quedó estático con lo que vio. En eso golpearon la puerta y un muy joven youkai tora ingresó al recinto

-"Llamaste Mi Lord?"

-"Hn."

En la aldea de Inuyasha, Jaken montado en Ah Un descendía en el frente de la cabaña de la anciana. Rin corría a recibirlo y Kaede salió a averiguar lo que buscaba.

Kagome estaba lavándose la cara detrás de la casa en un barril con agua de lluvia.

-"Kappa youkai, a qué debo tu visita?"

-"Sesshomaru Sama requiere su presencia en palacio de inmediato, y a la pequeña Rin"

-"Bien, iré en cuanto termine…"

-"NO, Irá ahora conmigo, para eso traje el dragón!"

-"Pero…"

-"Sesshomaru Sama lo ordenó y yo obedezco, la llevaré a como dé lugar"

Al verse derrotada, Kaede resopló y aceptó. En eso Kagome salió y vio a Jaken montando a AhUn, a Kagome le agradó verlos, se acercó al dragón de dos cabezas y sin miedo lo acarició. El Dragón se sorprendió pero aceptó las caricias de muy buena gana. La anciana salió con Rin, llevaban unas bolsas con hierbas medicinales y algunas frutas como regalo, la niña solía llevarle ese tipo de presentes al Daiyoukai. Shippou y la joven las ayudaron a montar en la bestia y se quedó viéndolas partir.

-"Regresaré enseguida, hija"

-"Sí Kaede Sama, no te preocupes por nosotros"

Shippou y ella saludaban desde tierra.

-"Ahora Shippou, se buen niño, yo regresaré a mi hogar en las montañas, no le digas a nadie."

-"No! Yo iré contigo! Tú eres mi mamá!"

Kagome acarició su cabeza y asintió

-"Vamos entonces, es mejor antes de que regresen"

Así, partieron la sacerdotisa madre y su hijo kitsune hacia el borde de las cuatro fronteras.

En el palacio, las bocas de los amigos estaban casi tocando el piso. En el cuadro se veía un retrato del poderoso Inu No Taisho, un joven Youkai con una Luna en la frente y a su lado un pequeño hanyou de cabellos plateados y orejas de perro sobre su cabeza. ¿Qué era todo eso? Acaso Inuyasha era reconocido como miembro de la Casa de la Luna? Y por qué se empeñaba en vivir como un paria en el bosque, lejos de palacio y su familia? O lo que quedaba de ella…

Inuyasha miraba por la gran ventana sin decir palabra.

Sesshomaru rompía el silencio.

-"La anciana Miko ya llegó"

La pequeña Rin corría hacia su "Padre" y reverenciaba ofreciéndole las bolsas de regalo. El Daiyoukai asentía y se las entregaba a Danaka

-"Diles a las cocineras que le preparen algo a Rin"

-"Hai, mi Lord"

Kaede se sentaba frente al Inu poderoso y sin tapujos le preguntó

-"Dígame para qué necesita a esta vieja sacerdotisa?"

-"Usted necesita a éste Sesshomaru, más bien a su biblioteca. Estos inútiles no saben lo que han venido a buscar y con su torpeza atentan contra el patrimonio histórico que representan estos antiguos pergaminos…"

-"Mmm. Ya veo…Déjame ver…"

Entre los rollos más antiguos, que ahora estaban sobre una gran mesa, la anciana buscaba la palabra ORBES. Los demás se debatían entre el cuadro de los hijos del General perro y los pergaminos.

-"Sesshomaru Sama…Has leído todos estos pergaminos?"

-"Hn"

El Lord asentía…

-"Alguno hablaba de orbes flotantes?"

Pensativo por unos momentos, caminó hacia un cofre grande que estaba solo colocado sobre un pedestal, cubierto con un pequeño mantel de seda rojo.

-"Es magia espiritual muy antigua…"

-"OI qué mierda haces tú un Daiyoukai completo guardando un cofre con sortilegios sagrados y espirituales? No tienes miedo de morir?"

-"Y Tú? Por la manera en que te diriges a tu Alfa se ve que tampoco"

-"Keh! Alfa? Mío? Como si eso fuera posible!"

Depositando el cofre sobre su escritorio, Sesshomaru le hizo señas a la anciana para que retirara la seda roja se encima.

-"Pfff, Estás cagado de miedo…"

-"Sólo es cortesía mestizo, Deberías hacer uso de lo que tu madre Princesa te enseñó"

-"OI!"

Inuyasha se abalanzaba sobre el Lord. Rin se paraba frente a él, llorando le suplicaba.

-"Inuyasha sama…Onegai…Kagome Sama necesita de esa magia…"

Y cayendo sentada al suelo se cubría el rostro con las manos para llorar frente a su adorado padre del corazón.

-"La…Miko…?..."

Mientras el Inutachi se encontraba en el Oeste, Kagome se dirigía a su cueva en la frontera.

Volaban rápidamente con un Shippou convertido en zorro volador. Durante su vuelo el pequeño kitsune le preguntaba lo sucedido en el futuro y Kagome le relataba los sucesos dentro de lo que un niño podía saber. Una vez en la cueva, Kagome encendió el fuego y cocinó para los "tres", mientras continuaba sus relatos. Una vez terminados de almorzar, recogió todas las cosas que había acumulado en la pseudo alacena. Fue apagando las brasas, juntando hasta la última vela y la guardó en los bultos que armaron usando las cortinas de tela y algunas sábanas viejas. Tomando vuelo una vez más el pequeño kitsune preguntaba

-"¿Tendré un hermano entonces?"

-"Así es Shippou, pero nadie debe saberlo…Especialmente Sesshomaru. Este Sesshomaru no es MI Sesshomaru y siempre me ha perseguido para matarme. Debo vivir por este niño y para que un día, cuando tú seas un Daiyoukai, podamos formar una familia nosotros tres."

-"No puedo creer que te emparejaras con Sesshomaru mamá. Es que parece tan…Frío y terrorífico…"

-"ES frío y terrorífico…Si hubieras conocido al del futuro, era tan cariñoso conmigo, justo con todos y noble, de hecho lo conociste y lo quisiste mucho, como a un padre"

El vuelo continuaba en silencio, cada uno con sus pensamientos, intentaba imaginar el futuro de ahora en más, pero según lo conversado con Shippou, muchas cosas eran diferentes al pasado del otro Sesshomaru y del Inutachi. Inclusive el tiempo corría de manera diferente, si bien Kagome veía el sol de la siesta sobre su cabeza su reloj marcaba 4:00 AM. Todo estaba de cabeza gracias a Náraku y la maldita joya de Shikkon.

El Daiyoukai no cabía en sí del asombro, la Miko había regresado, pero ¿Por qué? La emoción profunda de saber que estaba aquí… El instinto de correr a cazarla, a buscarla y averiguar…Por qué… Por qué…

De pronto como una pesa de Mil kilos la sospecha le cayó sobre la cabeza ¿Por qué? Si realmente era su pareja había escapado de él? Ningún macho youkai más aún Daiyoukai que se precie de tal permitiría que su hembra lo rechace y lo deje

-"Regresó?"

La mirada desconfiada de Inuyasha

-"Y a ti qué carajos te importa.!"

Sesshomaru se volteaba a mirar a todo el Inutachi. Todos lo veían sin decir palabra.

La anciana se atrevió a hablar

-"Ella regresó hace dos días ya…"

-"Basta Kaede! No digas más, este hijo de puta está rogando a todos los demonios del infierno para atraparla y asesinarla!"

-"Este Sesshomaru…"

-"Keh! Como si fuese a creerte! Cállate malnacido, hijo de pu…"

Sin soportarlo más Sesshomaru se abalanzó sobre su hermano, apretándole la garganta contra el piso, erguido sobre él, como un depredador sobre la víctima

-"Sucio mestizo mantén la boca cerrada si no deseas que te arranque la mandíbula inferior…Este Sesshomaru quiere saber por qué la Miko del futuro necesita de este tipo de magia tan inusual"

Sentado sobre Inuyasha, continuaba su control sobre su cuello. Kikyo miraba aterrada, el miedo provocaba los reikis de los tres sagrados que miraban estáticos. El grupo mantuvo el silencio pero el hedor de su terror y la presión de las energías sagradas inundaron la habitación causándoles náuseas al Lord y a Jaken que sin poder evitarlo se tapaba la boca haciendo arcadas. A Sesshomaru la situación lo superaba, el malestar en palacio era generalizado. Intentando recomponerse soltó a Inuyasha y se puso de pie acomodando su cabello y sus ropas, caminó lentamente hasta sentarse en su sillón.

-"Siéntense…"

Lentamente Kaede encabezó sentándose en el sofá junto a la ventana, Kikyo ayudó a Inuyasha a ponerse de pie. De a uno se iban sentando, cuando el hanyou intentó hacerlo el Daiyoukai lo detuvo en seco.

-"Tú no mestizo, te sentarás frente a mi"

-"Keh! Ni muerto"

-"Ahora!"

-"Inuyasha…Sólo estamos conversando…Sólo siéntate"

Miroku le sugería a Inuyasha que lo hiciera

La tensión en el despacho era tan pesada que el ambiente se cortaba con navaja.

-"Anciana…Háblame de la otra Miko"

-"Pues…El otro día, ese del atardecer rojo…Encontramos a la pobre Kagome desmayada colgando sobre el pozo, energías en forma de orbes coloridas flotaban a su alrededor y extrañas explosiones se escuchaban salir del pozo devorador de huesos…"

Inuyasha gruñía y Kikyo lo calmaba.

-"Un momento…Jaken, que traigan té y alimentos. Lleva a Rin a su habitación"

-"Hai, mi Lord…"

-"Continúa…"

-"Cada vez que nos queríamos acercar a ella los orbes nos revoloteaban a nosotros, como protegiéndola, no nos causaban daño, pero no son algo común de ver…"

-"Hn."

-"Busqué en los rollos y pergaminos que están a mi cuidado y no encontré nada, Rin nos habló de su biblioteca y antes de aventurarnos a alguna aldea lejana y perder tiempo, Inuyasha vino y Kikyo, Sango y Miroku lo siguieron …en resumen… decidimos venir aquí, y pedir su ayuda."

-"Hn"

El Lord mantenía la mirada fija en su hermano, luego miró a los ojos a todos los demás y por último se reclinó en su asiento

-"Este Sesshomaru sabe que, de no ser importante, no hubiesen venido al Oeste arriesgando sus vidas. También que saben no me agradan las sorpresas, las visitas no invitadas, los humanos indignos…Y a pesar de todo se arrojaron al abismo por salvar a la Miko… Eso habla de la nobleza que habita en sus corazones y de la lealtad y esas son cualidades muy valoradas por la raza Inu"

-"Dime culo Sama…Por qué nos ayudas…¿Qué deseo oculto te moviliza para hacerlo…No alcanzo a comprender aún"

Mientras traían el té y lo servían, Sesshomaru se levantó sacó un pergamino sellado con lacre y lo extendió a Inuyasha. Éste, desconfiado lo abrió y lo leyó, luego de eso se lo arrojó a Sesshomaru a su lugar el escritorio

-"Ya te dije que no"

-"Es tu destino, mestizo"

-"Quién lo dice…Tú?"

-"No"

Con su garra estirada señaló el nombre grabado con tinta, apoyándola sobre la firma del pergamino Sesshomaru muy seriamente le dijo al hanyou

-"Inu No Taisho"

Y sin más le arrojó el pergamino de vuelta a su medio hermano, que se quedó helado en su asiento.

-"Inu, qué es eso?"

Preguntaba Kikyo y los demás lo observaban esperando su respuesta

-"Nada"

Sesshomaru de pie junto a la ventana, sin voltearse a verlos respondía

-"El legado del General a su hijo menor"

-"Inuyasha?"

-"Inuyasha amigo…¿Qué dice Sesshomaru?"

-"Nada!"

-"Este Sesshomaru cumple con lo pedido por padre antes de ira a rescatarte y a tu madre la princesa Izayoi, lograr que tomes tu lugar como segundo el Oeste, Beta de la manada…Pero aún te niegas…"

Los amigos preguntaban a Sesshomaru qué era lo que sucedía, simplemente Inuyasha se negaba a acatar el pedido de su padre, le costaba asumirse como heredero, había sufrido demasiado siendo rechazado y demás…Pero esto era más grande y necesitaban saber qué tenía que ver todo aquello con Kagome…

-"Sesshomaru Sama…Tiene esto algo que ver con Kagome…"

-"Hn"

-"Inuyasha, esto puede ayudar a Kagome…."

Suspirando el Lord finalmente asumió que debía ser el de hablar.

-"Este Sesshomaru ayuda porque es el verdadero alfa de la manada de este cabeza hueca del mestizo hijo de mi padre. La Miko…Es la hembra alfa de la manada y por consiguiente…Debo protegerla al igual que a todos y cada uno de ustedes…Si después de saber esto aún desean ser parte de la manada…"

La incredulidad por parte de todos

-"A-Alfa?"

-"Alfa Sesshomaru Sama?"

-"Hn."

Kaede aclaraba la garganta antes de hablar

-"Acerca de aquélla imagen, Lord youkai yo…"

-"No es momento, Miko Sama"

La anciana comprendió que no deseaba que nadie supiera acerca de la fotografía todavía, aunque no imaginaba por qué.

-"Y bien, Kaede qué has averiguado en esos papeles del cofre"

-"¿Encontraste algo hermana?"

-"De todos modos, Taisho Sama, hemos venido por su ayuda y este pergamino indica que los orbes son almas"

-"Almas?"

-"Tama?"

-"Hai, almas, aunque no imagino por qué rodean tan celosamente a Kagome"

Luego de unos momentos de silencio, Inuyasha se puso de pie y tomó el rollo que sostenía Kaede

-"¡Permíteme ver anciana…¡¿Qué mierda?!"

El mestizo soltaba el rollo y agitaba la mano que tenía una gran quemadura

-"Es un rollo sagrado?"

-"Hn."

Miroku tomaba el rollo y lo sostenía abierto contra el escritorio de Sesshomaru

-"A ver…Dice que los orbes rodean a los seres amados que están desvalidos o heridos en su afán por protegerlos y que…La manera de alejarlos es…No existe…"

-"Tal vez…"

La anciana rascaba su barbilla

-"Si Kagome tenía problemas del otro lado…"

-"Problemas? A qué te refieres con problemas?"

-"La Miko regresó buscar el arco del Monte Azuza"

-"Aquél que yo le dí? Oh no…"

-"Kikyo?"

-"Si ella regresó por el arco…Algo horriblemente malo debió haber sucedido"

Inuyasha se exaltaba y comenzaba a gritar

-"¿Y por qué mierda yo no sabía nada de esto? No pensaba nadie decirme nada?"

Muy enojada Sango se paró frente a Inuyasha y le gritó, mientras Miroku trataba de calmarla

-"Porque estabas MUUUUY ocupado con tu repentino apareamiento con Kikyo!"

-"Sango, querida, por favor…"

Sesshomaru se volteaba Muy interesado por el apareamiento de su hermano

-"Has elegido pareja y no has notificado al Oeste"

-"Keh! A nadie le importa"

-"SI, LE IMPORTABA A KAGOME! Rata traidora… PERO POR SUPUESTO A TI NO TE IMPORTÓ ESO VERDAD? I-NU-YA-SHA?"

La tajiya estaba muy molesta por la traición del mestizo, ya hacía de aquello unos ocho meses pero estaba tan enojada por su amiga. El Lord estaba muy interesado en la traición mencionada, pero ni muerto demostraría su interés. Ahora le cerraba mejor la historia a Sesshomaru si su hermano traicionó a la Miko por eso ella se había unido a otro macho en su lugar, a él, pero eso… De nuevo no era del interés del grupo al menos por ahora, no, hasta que decidieran si querían ser parte de la manada del Oeste.

-"Habla tu mente Miko Kaede"

Todos se dieron vuelta ante la solemnidad con la que el Inu se dirigió a la anciana

-"Bueno, piensen si en el futuro hubiese habido gente que realmente amaba a Kagome y se preocupaba por ella… Hubiesen dado su vida por ella… Tal vez, sus almas la siguieron a este lado del pozo"

-"Pero para eso tendrían que morir primero"

-"Así es, Sango San"

-"Pero por qué murieron en primer lugar?"

-"Kaede, tú te quedaste con ella cuando vinimos hacia aquí, acaso Kagome te dijo algo?"

-"Tal vez…"

Sesshomaru se atrevió a preguntar mandando todos sus tapujos al mismísimo demonio

-"Kaede Sama…Acaso ella te habló de lo sucedido…"

La anciana miró al Daiyoukai y asintió con mucho pesar en su mirada

-"Ella dijo que no quedaba nada, que el futuro ya no existía, al menos su tiempo…"

Sesshomaru comprendió que ella no lo abandonó, supo en ese momento que si ella era su pareja y él la amaba, él la hubiese querido salvar, que si hubiese sido él, la hubiese tirado dentro del pozo con sus propias manos si fuera necesario…De pronto comprendió todo… Eso fue lo que sucedió…Pero por qué? Y aparte su yo del futuro la amaba?

-"Dijo que Náraku estaba allá y que la Perla de Shikkon se había corporizado…Que había luchado con uñas y dientes por su futuro, pero nada pudo hacer al final."

-"Náraku los asesinó?"

-"Ella no pudo contra Náraku?"

-"Y la Perla?"

-"Ella no lo dijo… Sólo lloró amargamente y luego calló. Durmió los dos días casi completos y luego llegó el Kappa"

El Daiyoukai levantó su youki y enseguida arribaron al despacho Danaka y Jaken

-" Jaken acomoda a los humanos en habitaciones convenientes y al mestizo y su pareja llévalos a la suya"

El Kappa asentía, el grupo se negaba a permanecer sin buscar a su amiga

-"Danaka irá por la Miko y el Kitsune"

Inuyasha se negaba a quedarse

-"Es una orden Inuyasha, este es tu lugar y aquí permanecerás de ahora en más, no desobedecerás a tu alfa"

-"Estás loco si piensas que permaneceremos un minuto más aquí"

La amenaza flotaba en el aire

-"Si tu gente decide quedarse y tú aún quieres partir, estás en libertad de hacerlo, pero a los fines de permanecer cerca por la Miko, hasta saber qué hacer con los orbes y el futuro…Es mejor estar juntos"

La lógica no faltaba en el argumento del Daiyoukai.

Sango, Miroku y Kaede permanecían sentados.

Inuyasha se encogía de hombros

-"Sólo hasta saber qué le sucedió a Kagome"

Jaken se aclaraba la garganta, Sesshomaru lo veía de reojo

-" Sesshomaru sama, cuando Ah Un estaba en los cielos, volteé a ver y La onna se estaba yendo con el kitsune, llevaban un extraño morral amarillo y otras cosas"

Inuyasha alzaba a Jaken de la ropa

-"Por qué no lo dijiste antes maldito sapo!"

Sesshomaru le gruñía al Kappa

-"Esto lo cambia todo, alístense para ir a buscarla"

Sango agarraba su Hiraikotsu, Miroku ayudaba a Kaede a ponerse de pie. Todos se apresuraban para salir.

-"Iremos a buscar a la Miko"

Y así partieron en el dragón de dos cabezas, la gata de fuego y en una nube de youki a gran velocidad a buscar a Kagome. Inuyasha le gritaba a Sesshomaru

-"OI! Nosotros iremos a la aldea, pero si se estaban yendo lo mejor es ir a buscarla a la cueva!"

Sesshomaru asentía y mientras los otros seguían hacia el bosque y la aldea de Inuyasha, hacia la cueva en el límite de las fronteras partió el poderoso Lord del Oeste en busca de la misteriosa mujer…