NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

GRACIAS POR LOS COMENTARIOS! LES MANDO MI CARIÑO INCONDICIONAL. GRACIAS POR ESTAR ALLÍ.

GRACIAS ABSOLUTAS POR SU APOYO

ABRAZO.

Capitulo 49

De inmediato deseó morderse la lengua ¿Kagome? Pero qué demonios estaba pensando al llamar a la Miko de esa manera. Pero las sensaciones que recibió junto a esos pequeños vestigios de memoria lo habían sobrepasado estrepitosamente. Había visto un trozo de su futuro pasado, y había sido horrible. Los sentimientos de odio y rencor hacia Náraku y esa extraña mujer pelirroja, el caos reinante…Algunos pedazos de memoria sueltos y la imagen de la hermosa sacerdotisa con su arco estirado apuntándole a Náraku. Esa imagen colmó sus sentidos.

No podía borrarla de sus retinas, su aroma embriagador, ella era la Señora del Oeste, ella olía deliciosamente, olía a frutas, menta fresca, olía a vainilla y canela y… También a él.

Para empeorar las cosas su hakama de pronto parecía ser molestamente estrecho, y él sabía por qué, y no se sentía cómodo con ello. Era normal ya que el poder siempre había sido un ítem por cual se sentía atraído, y esa mujer lo tenía y en grandes cantidades, más, su increíble belleza. Estaba aún en el suelo abrumado por todo eso y la mujer con los ojos llorosos que le preguntaba si estaba bien…

NO, por supuesto que no.

Por un lado estaba satisfecho de que su plan de obligar a su alma a compartir recuerdos haciéndole creer que iba a asesinar a la sacerdotisa había funcionado. Hasta su bestia se lo había creído, estaba muy satisfecho por eso…Pero lo que estaba sintiendo no podía contenerlo, así es que decidió cortar el momento extraño hasta pensar en los pasos a seguir.

-"Hn., regresa a tu refugio Miko"

Simplemente se puso de pie y se adentró en la maleza desapareciendo. Kagome por su parte estaba aterrada. ¿Qué había sido todo eso? ¿Por qué el orbe había golpeado a Sesshomaru de esa manera? Las náuseas regresaron y ella no pudo más que vomitar, lejos de estar tranquila en la isla, estaba cada vez más alterada, tener a Sesshomaru cerca era bueno, pero también malo. A pesar de sus sentimientos, de sus confusiones, intentaría mantenerse lejos de él por un tiempo, hasta que se calmen las cosas.

-"Qué demonios sucede con ese youkai…Mejor vámonos adormir mi cielo"

Y así la joven embarazada se encaminó hacia su refugio, con un par de soles escondidos en la fronda que la vigilaban ávidamente. Una vez que ingresó y se durmió, el joven Daiyoukai entró y se quedó a su lado unos momentos.

Cuánto habían sufrido y qué valiente era esa pequeña mujer. La bestia movía su cola y olfateaba a su alrededor para luego sollozar, no olía nada. Sesshomaru comprendía que ella tenía miedo y desconfianza. Él era la versión joven de aquél que había sido su pareja. Y tantas veces había intentado matarla, hasta con sus propias manos. ¿Cómo iba ella a confiar? Imaginó que su alter ego había crecido en sabiduría y sensatez, él no las tenía tan arraigadas aún. Por eso aquél había sido capaz de ver en ella esas maravillosas cualidades, y a él le había tomado un montón de desconcierto, ira, asesinato, y sufrimiento…

Pero allí estaba, el motivo de sus vicisitudes, frente a él, al alance de sus dedos y garras.

Realmente sentía que deseaba a esa mujer, no podría quitarla ya de su mente y pensamientos…O de su corazón. Ya no había vuelta atrás. Pero era cierto lo que él decía, no quería terminar historias comenzadas por otros, quería escribir sus propias historias.

Cortejaría a la sacerdotisa, ella evidentemente sabría las costumbres Inu, si aceptaba sus regalos y ofrendas, aceptaría su cortejo. Lentamente comenzó a retirarse, pero quedó estático ante las palabras de la mujer.

-"No es necesario que te vayas, la cueva es bastante grande, hay espacio suficiente para los dos"

Sin pensarlo, salió del refugio. Ya casi amanecía, debía cazar, su primera ofrenda sería hoy.

Kagome se maldecía por ser débil e invitarlo a quedarse. Si él no había hecho otra cosa que rechazarla y tratar de alejarse, y ayer había intentado asesinarla otra vez? qué la motivó a invitarlo a quedarse? Simple respuesta. Amor. Ella lo amaba, y no importaba si era el de antes, el de ahora, para ella era el mismo, para ella era Sesshomaru, su esposo, su pareja, su amante, su amor. Claro estaba que tenía una extraña sensación de infidelidad cuando pensaba un poco las cosas, pero no lo era, al final eran la misma persona verdad?

Trató de dormir lo que quedaba de la madrugada, pero fue inútil. Sentada en su futón bolsa de dormir, se estiraba y bostezaba, qué bien le vendría una taza de café. Pero debía pensar en su pequeño tesoro así es que prepararía té. Luego de vestirse, salió para dirigirse a la laguna a asearse, pero algo la sorprendió.

El enorme Jabalí muerto, que estaba frente a su puerta.

Era grande sin duda, un macho magnífico, se sabía por los enormes colmillos que sobresalían de su boca. Su piel estaba impecable, excepto la zona del cuello, estaba triturada pero muy bien acomodada. La bestia estaba sobre un colchón de hojas de palmera y rodeada por grandes frutas, maduras, las mejores. Se notaba que eran aquellas que ella veía desde abajo de los árboles, esas que nunca alcanzaba. Kagome rascaba un poco su cabeza, no comprendía que estaba pasando por la cabeza de Sesshomaru…Nadie más que él pudo hacer semejante cosa. Pero por qué…Ya le había traído presas de caza un par de semanas atrás, pero simplemente las dejaba cerca de la puerta, tiradas allí…

-"Chotto, mate…"

Un momento…Tiradas, ensangrentadas, con algunos pastos y a veces arena, fruto de la cacería y los intentos de huir de las presas…Pero esto, esto era distinto. Era como un regalo…De pronto los ojos de la sacerdotisa se abrieron en comprensión de lo que podría estar sucediendo. Y casi susurrando se dijo

-"Una ofrenda, de…Cortejo…"

De inmediato miró hacia todas partes y no vio nada, elevó su reiki y nada. No estaba cerca. ¿Sesshomaru la estaba cortejando? No podía creerlo. La sonrisa imperceptible que pasó por sus labios un momento se quitó ante el pensamiento de faltarle a aquél otro Sesshomaru…Que ya no estaba, pero…Estará? Dentro de siglos? Será este mismo? La línea del tiempo estaba realmente distinta, cambiada. Ella no sabía qué hacer. Instintivamente se acercó al Jabalí y le pasó la mano por el lomo. Su cuero era perfecto, apenas sintió un leve movimiento en su reiki, levantó la mirada para ver al Lord que la observaba desde cierta distancia sin decir palabra. Ella se debatía entre aceptar o no. En el momento en que pensaba darse la vuelta para dejar todo atrás, en su mente sonaron las palabras de mirai Sesshomaru

"Ve con él, Kagome búscalo"

Tenía su permiso, era él mismo, solo que más joven.

Su pecho dolía pensando en el rostro de calma y la suave sonrisa que tenía el Lord, cuando la luz del pozo la envolvió y la trajo de regreso a este tiempo.

Apenas tomó un respiro, apenas un segundo, apenas un suave movimiento y la dulce pulpa de un durazno le llenaba la boca de regocijo y el corazón de temores.

Había tomado una fruta, había aceptado la ofrenda…

-"Hn."

Sesshomaru al ver esto, abrió grandes los ojos. Su corazón latía furioso, y su cuerpo se despertaba lleno de orgullo, la Shikkon no Miko, lo había aceptado… Será así? De pronto las dudas, tal vez debía preguntárselo directamente, tragándoselas se irguió sobre sus talones y comenzó a caminar hacia la hembra humana que se había quedado tiesa en su sitio mirando la jugosa fruta como si fuese algo de otro mundo. Se equivocó? Acaso la tomó sin saber lo que representaba? Ante nuevas dudas el Lord aminoró la marcha pero no se detuvo. Lentamente llegó hasta ella. Ambos se quedaron mirándose en silencio

-"Por qué Mi Lord?"

-"Porque yo lo deseo así"

-"Watashi wa ningen desu, onna desu, Miko desu"

-"Shiteiru, demo, lo deseo así"

Kagome cambiaba su mirada a la laguna y mirando fijamente hacia la cristalina poza y su bella cascada continuó intentando asegurarse de que Sesshomaru estuviera seguro de dar ese paso, de ella estar segura de dar ese paso, más que todo por su hijo.

-"Sabes lo que conlleva la unión de un ser humano y un youkai…"

-"Hn."

-"Todo aquello que despreciaste siempre…"

-"Hn. No siempre"

Kagome lo miró a los ojos de nuevo

-"Si al hanyou te refieres, Inuyasha, se comportaba como un revoltoso de baja calaña, sus modales y los de tu raza son lo que molestan a este Sesshomaru, no la raza o condición en sí"

-"Dónde están ellos ahora? Cómo fue que buscaste a mi hijo"

-"Todos esperan por ti en el palacio de la luna, el kitsune permanece con su manada en el Este"

El silencio incómodo los envolvía, pero Kagome escondía más secretos en su ser…Luego de revelarlos, sabría si el Lord realmente se interesaría por ella. Pero no se atrevía, no aún.

-"Tengo que asearme…"

-"Hn."

Sesshomaru se dio la vuelta y arrastrando el Jabalí se perdió en la maleza una vez más. Solo las frutas y las hojas de palma permanecieron a los pies de la joven. Ella ignoró el movimiento y se dirigió a la poza, allí se aseó y peinó su cabello. Luego entró al refugio para preparar su desayuno y té. Prepararía bastante té, esperaba sin querer que "alguien " la acompañara a desayunar. Cómodamente sentada en seiza con la mesa improvisada lista, se dispuso a preparar una bandeja de frutas frescas, cortaba en finos trozos la almibarada pulpa de su regalo de cortejo…Sin quererlo, las comisuras de sus labios formaban una tímida sonrisa. Sentía que su corazón se iba a salir del pecho, cuando el poderoso youki le erizó la piel. ¿La estaba llamando? Ella estaba asustada, ¿Qué hacer? ¿Y si no la estaba llamando a ella…Para qué salir? no saldría corriendo como una niña ilusionada. Sesshomaru simplemente anunció su presencia, esperaría que ella le indicara entrar. Ella no salió. El Daiyoukai bufó y elevó su youki aún más. Kagome estaba muy incómoda con la opresión de la energía del Lord, decidió presionarlo un poco para ver si sus sospechas eran correctas, y lo eran.

Kagome, elevó su reiki, lo que el Lord tomó como una invitación a entrar.

Al ingresar se encontró con la imagen hermosa de una Miko en seiza sirviendo té para él. Ella apenas lo miró

-"Siéntese Taisho Sama, si así lo desea"

Sesshomaru traía un enorme paquete de hojas de palma lo depositó en el suelo del sector donde la Miko cocinaba, era la carne del Jabalí limpia, eviscerada y despostada. El cuero estaba enrollado aún húmedo de sangre.

La joven abría los ojos.

-"Arigatou Sesshomaru Sama"

-"Hn."

Bebieron té, Kagome le ofreció la bandeja de frutas, preparó otra de carne fresca de jabalí, el Inudaiyoukai, aceptó sus atenciones y comió con mucha educación y lentamente

La joven no perdió tiempo, necesitaba saber hasta dónde llegaría el Daiyoukai, si seguiría después de saber, con la misma idea del cortejo o se marcharía… No pensaba ilusionarse, o eso intentaría, aunque ya era demasiado tarde, la ilusión había anidado en su herido corazón.

-"Así es…Sesshomaru Sama…Debo tomar tu ofrenda como una de cortejo, entonces?"

-"Hn…"

-"…"

-"A qué le temes sacerdotisa…"

Ella simplemente lo vio a los ojos, él en cambio fijó su vista en el cuello de la joven y luego en su mano, llevaba un anillo con el símbolo de la Casa de la Luna.

-"Esa joya…"

-"Mi…Alguien muy especial para mí, me la obsequió"

-"Cuán especial…"

El Lord se sentía extraño, no podía evitar gruñir

-"Tan especial como para que yo lo lleve hasta el día que me…"

-"Te?"

-"…"

-"Habla, mujer"

El silencio de la sacerdotisa y sus insipientes lágrimas. El Daiyoukai preguntaba una vez más

-"Cuán importante, cuán especial?!"

-"Basta!"

De repente, Sesshomaru estaba sobre ella, en un segundo. Kagome lejos de asustarse simplemente continuó viéndolo de frente, a los ojos, cerca…Muy cerca…

El Macho le tomó las manos entre sus garras

-"Es hora de hablar, Kagome"

No Miko, no humana, no ningen, no onna, no mujer…Kagome.

-"Hablar?"

-"Hn."

Su nariz pastaba por el lóbulo de la oreja femenina, causándole escalofríos a la joven. El cuerpo de Kagome se relajaba hasta que el Inu sintió que tenía la atención calma de la mujer entre sus brazos.

-"Hablar, mujer…Ya es tiempo de…Hablar"

Susurraba en su cuello olfateando y rozando la piel con la punta de su nariz.

-"Estás seguro…De…Querer saber…Lord Taisho…"

Podía sentir el temblor en el cuerpo de la mujer. No estaba seguro de querer saber tanto detalle, pero a la vez sí. La imagen de ellos… Quería saber de dónde salió, lo sucedido, dónde ir a partir de ahora en más. Lentamente colocó su mano en la nuca de Kagome y la fue ayudando a sentarse una vez más.

-"La Miko anciana ha hecho unos descubrimientos, interesantes, por llamarlos de alguna manera"

Sesshomaru le explicó lo descubierto por ellos acerca de los orbes. Kagome estaba muda. Sus ojos comenzaban a brillar, recordando a su orbe revoloteando siempre junto a ella. Y comprendió

-"Mi…El orbe que estaba a mi alrededor era…"

-"Sesshomaru"

Al escuchar eso, Kagome se desmayó. El Inu la tomó en brazos y la recostó en un futón. Trató de despertarla pero no tuvo suerte.

Luego recordó las veces que vio a la anciana colocarle paños con agua a Rin cuando estaba con fiebre y fue lo único que se le ocurrió hacer. Fue a la laguna trajo agua y arrancó un trozo de su haori para empaparlo en agua fría y fue poniéndoselos a la joven en la frente, hasta que ella comenzó a respirar más tranquila.

Mil pensamientos pasaron por su mente, intentaba recordar algo más, pero no sucedía. Comenzaba a preocuparse por la frágil mujer tendida en el futón.

"Si al menos supiera qué decirle, pero es inútil, no recuerdo nada…"

La bestia le respondía

"No querías saber nada, no deseabas continuar una historia comenzada…Haz tu propia historia entonces. Solo…Estás seguro que esta onna es lo que deseas?"

"Y tú?"

"Hn."

"Hn."

A medida que despertaba, Kagome emitía dulces sonidos, que provocaron que la mirada del Lord se entibiara

-"Sesshomaru…"

-"Dime, Miko"

Enseguida ella se sentó en el futón

-"Disculpe Taisho Sama…Yo…"

-"El orbe entró en mí, eso no te dice nada, mujer?"

Kagome se aferró a su bolsa de dormir, apretando la tela en puño. Sus temblores eran muy evidentes. Sesshomaru pensó que si continuaba hablándole a la mujer ella se calmaría. Tendría que poner su alma en palabras.

Demonios.

Siempre había sido muy malo a la hora de empatizar con alguien…

-"Cálmate…Kagome…Ya veremos cómo se desarrollan las cosas…Miko"

Ella lo miró. Sus ojos estaban llenos de tristeza y dolor. Muy en el fondo un brillito que podía parecerse a la esperanza

-"E-El orbe…Entró en usted…Lord…Taisho…Entonces…Usted, es…"

Respiraba agitada y llevaba la tela del futón a cubrir su torso debajo de la barbilla y colocaba su boca en el borde de la tela, susurrando

-"Usted…Es…"

El Inu levantó el hermoso rostro con una garra suavemente apoyada en la barbilla de la joven

Los ojos dorados se clavaron en los profundos ojos de ella, y sin romper el contacto le susurró

-"Sesshomaru"