NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

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ABRAZO.

Capitulo 50

-"Se-Sesshomaru?"

-"Acaso no es ese mi nombre, Miko?"

-"S-Sí, pero…"

La mirada dorada y cálida envolvía a la joven sacerdotisa calentándole el alma…Dulcemente apoyaba una mano sobre la mejilla del Lord que permanecía cerca de ella, allí, al alcance de sus dedos. Un mágico momento quebradizo como el cristal. Sin moverse un ápice, el Daiyoukai inspiró ante su toque, y luego resopló algunas palabras

-"Este Sesshomaru puede imaginarse tus pensamientos…Y no…No recuerdo nada"

De inmediato y como si hubiese tocado una brasa, Kagome retiró su mano y se puso muy colorada.

-"Lo siento…Yo lo siento, Sesshomaru …Sama"

El Inu sonrió levemente. Pero el dolor en su pecho no le agradó. Las palabras honoríficas, su nombre y su título, nunca le habían ofendido antes.

-"Así lo nombrabas a él?"

-"Etto… A-a él?"

-"A Sesshomaru, lo llamabas Taisho Sama, Sesshomaru Sama, Lord Taisho…"

-"No es eso…Yo…"

Kagome lo veía sin comprender

-"Qué es lo que sientes…Miko"

-"Yo, yo te toqué y…"

-"Se espera de una pareja cortejando que se toquen. No creo que la versión adulta de mí, hubiera pasado un día entero sin tocarte al menos una vez…O me equivoco?"

Roja era poco decir. Su rostro era de varios colores a la vez. El Lord encontró muy curiosa la capacidad de esta mujer de cambiar los colores de su cara.

-"Veo que tengo razón"

Kagome permanecía en seiza con la mirada baja. No sabía cómo reaccionar ante todo esto.

Él sabía todo y a pesar de ello actuaba muy tranquilo, extraño.

-"Te sientes…Mejor…"

-"Sí, Mi Lord….Arigatou"

-"Aún tenemos que hablar…Sacerdotisa"

Kagome asintió y se levantó suavemente. Acercándose al fogón tomó la cacerola con la que calentaba el agua. Estaba llena de té, pero éste ya no estaba fresco, era muy negro. Salió con la cacerola y la vació afuera. Ingresando en la cueva- vivienda agregó más agua fresca de su reserva y preparó té, de nuevo. Té recién hecho.

El Daiyoukai aprovechó el momento

-"Eso que acabas de hacer con el té…"

-"Estaba muy negro ya, se vuelve amargo…Es mejor el té recién preparado…Sabe mejor"

El Inu asentía y mientras Kagome se acomodaba frente a él a esperar que el agua se calentara, continuó hablando

-"Eso es lo que este Sesshomaru desea para ti, para nosotros"

-"Mi Lord?"

-"Vaciar los viejos recuerdos, aquellos que no regresan a mi memoria, y tal vez arrojarlos muy lejos, o guardarlos muy dentro…Pero formar nuevos, que valgan la pena recordarlos. Recuerdos hechos con …Ese sentimiento que me ha sido esquivo…Ese sentimiento por el que tu raza vive, sueña y aquél que persigue toda su vida"

-"A-Amor?"

-"Hn."

Kagome servía el té, pero no podía apartar la vista del Daiyoukai.

Sesshomaru bebió un sorbo y dejó la pequeña taza en el suelo. Miró a Kagome y los dos permanecieron viéndose por unos momentos.

-"Sacerdotisa…"

-"Es que siempre pensé que eras un youkai de pocas palabras…Nunca te agradó hablar demasiado…"

-"Sólo contigo"

-"Taisho Sama?..."

-"Eres mi cortejada, deseo conocerte…Hablar contigo. Los demás son…Irrelevantes"

Ahora era ella la que sorbía delicadamente su té.

-"Kagome…Aquél Sesshomaru…Yo no poseo su edad, experiencia, ni su templanza o sensatez…"

-"Sesshom…"

-"Pero llegaré a ser como él algún día…Sólo deseo que cuando llegue ese día, tu estés a mi lado"

Ella lo veía y sus ojos se llenaban de lágrimas que caían dulcemente por sus mejillas

El Inu se encontró pasando sus pulgares por esas rosadas mejillas intentando dar consuelo a la hermosa mujer…

Ella no apartaba los profundos océanos de los dorados soles del Daiyoukai

Era el momento de hablar de Kagome. Su corazón amenazaba con salirse de su pecho, tenía demasiados secretos y debía exponerlos a este poderoso macho Inu que la veía con profundo anhelo.

Su reiki se inquietaba a cada segundo de continuar guardando silencio, el youki comenzaba a reaccionar a su ansiedad

-"Qué es, Miko"

-"Mi Lord…Yo soy una hembra humana y…"

Ella soltaba aire resoplando, Sesshomaru levantaba su rostro otra vez con su garra

-"Miko?"

-"No soy una mujer…Pura…Lo fui para cuando me uní a ti, a él…Pero ya no…Y Además…"

-"Eso es obvio…"

La sonrisa pícara del Lord hacía a Kagome sonrojarse

-"Argatou, Kagome"

-"Sesshomaru Sama?"

-"Por haberlo, haberme amado tanto"

Kagome cubrió su rostro con sus manos y ya no pudo soportar el llanto más

-"Con toda mi alma!"

El Lord se sentó a su lado y la atrajo hacia él

-"Sácalo todo de una vez…Ese tiempo ya no existe y tu dolor no debe existir más. Guarda los buenos recuerdos y borra todo lo demás. Llegaremos a ese tiempo y seremos estas personas a las que se les dio una segunda oportunidad"

Kagome aferrada a Sesshomaru gritaba su amargura para arrancarla de una vez de su alma, sabía que jamás lo lograría, pero al menos tendría a este Sesshomaru, su joven Sesshomaru para ayudarla siempre. Apretando la estola de piel fuertemente entre sus manos, el Daiyoukai sentía su corazón estrujarse junto a los puñados de Moko Moko en manos de la sacerdotisa. No sabía cómo consolar a la hermosa mujer que lloraba desolada entre sus brazos, intentaría algo, un movimiento que vio hacer a su medio hermano antes de salir a buscarla…Inuyasha había puesto sus labios sobre los de la Miko de barro, y ella visiblemente se había calmado y hasta sonrojado…Tal vez eso era bueno, una costumbre humana que podía ser provechosa. Sin dudarlo más, tomó el rostro de Kagome con su mano y apoyó sus labios sobre los de ella. Y entonces sucedió…El instinto lo inundó de deseos por aquella mujer.

Kagome se sorprendió por el repentino movimiento del Lord, pero instintivamente abrió la boca. El Inu percibió la leve caricia de la lengua de la mujer en sus labios, su piel se erizó y en su vientre se formó una sensación caliente que repercutió en su entrepierna de inmediato. Sesshomaru no pudo soportar el hambre de saborear la generosa oferta que la Miko le estaba dando y sin timidez inundó la boca de la hembra que temblaba en sus brazos devastando la dulce cavidad hasta quedar sin aliento. Quería poseerla, quería devorarla, quería todo con ella, todo lo que su tierna mujer le permitiera hacer y también lo que no.

Oh! Maravillosos humanos qué extrañas costumbres tenían, pero si todas eran así no quería esperar más para conocerlas.

Sus manos recorrieron los costados del torso de Kagome, permitiéndole sentir las hermosas y armónicas formas femeninas, redondeadas y musculosas. Cuánto quería tocarla, cuánto quería complacerla… Pero cómo hacerlo…Qué sabía él de humanos? Preguntarle a Inuyasha estaba fuera de discusión. Lentamente fue separándose de Kagome y la miró. Permanecía con los ojos cerrados, completamente entregada a su merced, con confianza ciega. El incontenible impulso de abrazarla contra sí para no dejarla escapar nunca más… Confianza ciega…Hundiendo su nariz en el cuello de la hembra repentinamente regresó de su idilio al no olfatear nada. ¿Aún no confiaba en él? Intentaría preguntar, modular la voz para acariciarla con ella

-"Miko…"

Ella abrió los ojos y lo miró

Casi como un susurro, profundo, ronco, poderoso, erótico, el Lord hizo su petición

-"Libera tu esencia para mi"

El corazón latió desbocado, la sensación de erotismo a flor de piel, el anhelo, el temor; La inminencia de un posible desastre y la amenaza de una pasión desbordante… ¿Qué hará? ¿Qué hará cuando olfatee la cruda verdad…

-"Sesshomaru…"

Con el aliento en la oreja de Kagome sensual, caliente prometiendo el universo

-"Dime, sacerdotisa…"

La lengua y los dientes pastando por la sensible carne auricular

-"Yo siempre te he amado…Y siempre te amaré…"

Sesshomaru se separó para verla a los ojos. Kagome lo miró como despidiéndose una última vez y echando su cabeza hacia atrás levantó su barrera espiritual liberando la potencia de su aroma.

Al percibir un atisbo de él, Sesshomaru aspiró profundamente con los ojos cerrados.

De pronto como si hubiese recibido un puñetazo en pleno rostro, alejándose de ella para verla con los ojos muy abiertos por la incredulidad. Kagome se puso de pie y muy orgullosa se mantuvo incólume frente a él. Estaba decidida a seguir adelante no importaba qué.

Sesshomaru por su parte sentado sobre su trasero, caminaba sobre sus manos alejándose de ella. Sin decir nada salió raudamente de la caverna y formando una bola de luz voló rumbo al océano Kami sabía dónde. Mientras Kagome lo veía desaparecer en el horizonte, una lágrima corría por su mejilla, la que retiró con la manga de su chaqueta de Miko y acariciando dulcemente su vientre susurraba…

-"Ahora somos sólo tú y yo mi amor"