NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

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ABRAZO.

Capitulo 53

A medida que la lengua de la joven acariciaba el interior de la boca del Daiyoukai, éste se sentía caer en la desesperación.

Su voz intentaba acallar a su bestia y a los latidos de su corazón y de su entrepierna. Deseaba tomarse su tiempo conociendo a Kagome, pero el hambre de su cuerpo y ese NO SE QUÉ que sentía lo estaban volviendo loco.

-"Onna ¿Qué es lo que me haces?"

La erótica y sensual voz vibraba en las entrañas de la mujer.

-"Te estoy besando, Mi Lord…"

Sesshomaru no escatimó caricias a ese cuerpo tan extraño para él y tan atractivo a la vez. Las redondeces de la Miko resultaron ser exquisitas. Pastaba la lengua por toda la piel y las tomaba con las manos. Sus pulgares rozaban los picos rosados provocando jadeos extremadamente sensuales en ella, por lo que repetía la acción hasta que el deseo de probar se hizo presente.

La boca repleta de la carne tierna y la musculosa lengua degustando a la sacerdotisa de Shikkon. La joven mujer que se retorcía entre sus brazos lo sacaba de control. El Inu Daiyoukai se encontró disfrutando hambriento y deseando marcar a la mujer. Su saliva cubría prácticamente el torso juvenil de la hembra, que lo besaba y lamía, rasguñaba y mordisqueaba sus marcas y su piel entre jadeos y gemidos…

Las manos vagabundas del poderoso macho se colaban bajo la falda entre las piernas de la joven. Sus dedos buscaban tocar todo lo que encontraban y sentían a su alrededor. La suave y pequeña prenda interior, desgarrada en un santiamén.

El intento de protesta de la joven ahogado por un beso. Rápidamente sintió las diferencias que un ser humano tenía con respecto a un youkai. Eso no lo detuvo, al contrario, su escrutinio continuaba y se abría paso entre los pliegues resbalosos ahora y lo tentaban a seguir explorando, su pulgar rozó una protuberancia cálida.

Kagome gimió dentro de su boca, mordiéndole con furia el labio inferior. El sabor de su propia sangre llamó la atención del Lord que se apartó para ver a la mujer a la cara.

¿Qué había hecho para que ella lo mordiera de esa manera? Particularmente a él le había gustado mucho, pero temió haber lastimado de alguna manera a la sacerdotisa.

-"Sacerdotisa…Te he herido?..."

Ella se veía embriagada de pasión, jadeaba sonrojada, con la mirada brillante y la boca llena de su sangre…Deliciosa…

Kagome negaba con la cabeza y se intentaba cubrir los pechos con sus brazos. Sesshomaru la atraía contra sí, no deseaba que se alejara.

-"Gomennasai, Mi Lord…Yo…"

Quiso retirar su mano de la entrepierna femenina para acariciar y confortar a Kagome que parecía muy abrumada, pero su roce contra su delicado punto provocó otro gemido y un sobresalto por parte de la joven que agradó sobremanera al Lord.

Sesshomaru lentamente fue moviendo sus dedos observando las reacciones de Kagome. Mientras besaba a la joven mantenía especial atención a sus respuestas sensuales. Estaba extasiado. Deseaba todo de esa mujer.

Instintivamente su tacto, sus besos y sus toques se hicieron más confiados y naturales. Llevando a la joven sacerdotisa a perderse en un profundo éxtasis que Sesshomaru observó reflejado en sus lágrimas, sus respiraciones y rostro sudoroso.

Kagome gritó su placer en el cuello del Lord que sentía la emoción y el orgullo de saberse capaz de complacer a la pequeña y poderosa mujer. El Señor Occidental se debatía entre la pasión y la necesidad imperiosa.

El reiki golpeó su cuerpo por todas partes fundiéndose de a momentos con su youki. El placer recorrió el cuerpo del Inu haciéndole perder casi la conciencia

Se atrevió a abrazar a la joven mientras ella se calmaba y de a poco dejaba de temblar. Kagome recuperaba su respiración fuertemente abrazada a él. Por su parte Sesshomaru respiraba agitado, estaba extasiado por las sensaciones y sentir el correr de la energía sagrada por su cuerpo aún lo sobrepasaba.

-"Miko…"

La estrechaba entre sus brazos con fuerza. Sentía una conexión intensa con la pequeña sacerdotisa, no sabía cómo procesar lo sucedido.

Estaba abrumado, sobrepasado de emoción y excitación.

La experiencia lo había marcado a fuego en su alma y corazón.

Kagome estaba muy avergonzada, no sabía cómo remontar la situación. De pronto se sintió en brazos de su marido y de pronto no…Y a pesar de eso…Continuó.

Sesshomaru se imaginó o intentó imaginar lo que ella podría estar sintiendo o pensando en este momento y mientras acariciaba su cabello, la cubría con su haori y la acercaba a su pecho una vez más, decidió simplemente compartir su mente con ella.

-"Este Sesshomaru siente cosas que nunca sintió antes…Ahora estoy seguro de que jamás te dejaré. No recuerdo lo pasado, no imagino lo futuro, pero sé que deseo hacerte feliz con todas mis fuerzas…"

Kagome hundía su rostro en la base de la mandíbula del Lord.

-"Mi mente obtusa, me ha impedido ver la belleza que existe en la capacidad de entrega y de amor de tu raza, mujer…Con este…Maravilloso encuentro…He descubierto que no hay nada, ni nadie que desee más, que quiera más que a ti, sacerdotisa…"

Ella con su voz en un susurro intentó quitar la tensión del momento y demostrarle que se sentía como él. Estaba avergonzada sí, pero tenía que sobreponerse, este Sesshomaru de ahora, era, fue y será sin duda su pareja, y no debía avergonzarse de su amor

-"Kagome…Mi Lord"

El joven Daiyoukai sonrió y comprendió a lo que ella se refería

-"Entonces…Sesshomaru…Mi Lady…"

Los cortejantes permanecieron enredados junto a la poza turquesa. Sus pensamientos viajaban desde lo más sencillo hasta lo más complicado. Pero nada los distraía de sus caricias y mimos. Sesshomaru preguntaba de vez en cuando acerca de sus sueños, y su decisión de aceptar el cortejo. Si realmente deseaba escribir una nueva historia junto a él. Ella le contaba que no sabía si soñar estaría bien para alguien como ella. Alguien que hasta ahora perdía todo aquello que había amado. Kagome tenía miedo. Y Sesshomaru la comprendía.

-"Cuando se unieron… Con mirai…Celebraron…?"

-"No…Éramos solo los dos…"

-"Quisiera celebrarlo"

-"Sigues pensando en unirte a mí, Mi Lord…"

-"Por supuesto, ahora más que nunca"

-"Aunque esté esperando un hijo…"

-"Hn."

-"Un hanyou, como Inuyasha…"

-"No como Inuyasha, este es hijo de éste Sesshomaru, un Daiyoukai"

-"Tu padre también lo era…"

-" No olvides que superé a mi padre cuando creció mi brazo y obtuve a Bakussaiga"

Directa y filosa la charla se cargaba de poder, pero Kagome no podía guardarse esa pregunta ni un minuto más. Estaba perdida entre los brazos de su segunda oportunidad. No podía sino apostar todo lo que tenía. Si perdía… No sabía qué iba a hacer.

Seguramente intentar sobrevivir.

El Lord detestando la duda en la mujer declaró sin tacto

-"El orbe de mirai ahora es mío, su presente, pasado y su futuro son míos, su hijo, su pareja son mios"

-"Somos tuyos? Mi hijo y yo?"

-"Hn."

-"No soy una cosa de la que se pueda disponer, ni mi hijo"

El Daiyoukai se apartaba un poco para verla. Las emociones de la joven comenzaban a provocar una fluctuación en su reiki y se volvía un tanto incómodo para él.

-"A qué te refieres, sacerdotisa, claro que son míos"

Kagome se revolvía entre sus brazos intentando liberarse de su abrazo posesivo

-"Suéltame! No soy un objeto! Sesshomaru!"

El Lord se encontró disfrutando de los inútiles intentos de la Miko por librarse de su improvisada prisión.

Sin darse cuenta, el Inu le abría camino a su lado lúdico y se encontraba muy entretenido a costa del temperamento fogoso de la pequeña mujer. El Daiyoukai conocía a la perfección el carácter explosivo de la joven, y aprovechaba el momento.

Ella se estaba enfadando y forcejeaba con el Lord, hasta que una carcajada del Inu la detuvo y la hizo desistir en sus intentos de libertad…

Se había reído? Sesshomaru se había reído?.

Incrédula se volteó y quedó pasmada al ver la hermosa y seductora sonrisa resultante de sus juegos no consentidos.

-"Te estás burlando de mí?"

-"Burlarse está más allá de las costumbres de este Sesshomaru, Miko"

-"Sí! Te estás riendo y burlándote de mí! Y ya verás lo que te sucede por burlarte de la sacerdotisa de Shikkon!"

-"El Señor del Oeste no le teme a nada"

-"Ah no?"

-"Hn. No"

Kagome golpeaba con sus puños el pecho del Señor del Oeste, que muy entretenido la tomaba las muñecas.

-"Cesa tus intentos patéticos de ataque sobre este Sesshomaru…O tomaré represalias"

La seductora sonrisa del Sesshomaru enamoraba a Kagome cada vez más.

Ella intentó golpearlo una vez más y él se abalanzó a los labios y la besó.

El macho Inu besaba de nuevo a la mujer. Era claro que tenían muchas cosas de qué hablar, cosas que discutir, pero eran un masculino y una femenina muy jóvenes, que se atraían poderosamente. De a poco Sesshomaru fue suavizando su beso. Sabía que si continuaba, terminaría marcando a Kagome en medio de la foresta, en la desierta isla y él quería gritar a los cuatro vientos que se uniría a la sacerdotisa de Shikkon.

Renuente a liberarla, pero recuperando un poco la cordura, quiso aclarar algunos puntos con ella, para evitar malos entendidos

-"Sabes que si continuamos, voy a marcarte y hacerte mía aquí mismo"

-"Lo sé…"

-"Este Sesshom…Quiero celebrar. Que mi pareja entre al palacio de la luna por la entrada principal, quiero informar a los clanes y que sus jefes beban sake por el Oeste. Quiero aparearme contigo, esa misma noche y que todos sean testigos de ello"

El rostro de Kagome se relajaba en una esperanzada sonrisa…Pero luego, se transfiguraba y perdía la compostura

-"Te-testigos? Pero has perdido el juicio? No voy a aparearme contigo frente a nadie! Quítatelo de la cabeza ya mismo, porque no lo haré!"

Sesshomaru intentaba imaginar lo mismo que había imaginado ella. Acaso había dicho que se unirían físicamente frente a alguien?

Él estaba seguro de que no. Testigos serían pero luego, de compartir el banquete ceremonial.

Era obvio e inevitable ver las marcas durante la celebración, no era como que él permitiría que alguien la viese sin ropas, la sola idea lo enloquecía de celos. Pero al ver la reacción de Kagome imaginó.

El Inu Daiyoukai esbozó una mínima sonrisa al imaginar los pensamientos de la joven.

-"Cálmate, Miko, no he dicho que alguien nos vería concretando el apareamiento, sino que serían testigos de nuestro apareamiento"

-"Para el caso es lo mismo y no lo haré!"

Kagome se había puesto de pie dándole la espalda y cruzando sus brazos por delante de su pecho. Acomodaba su falda y mientras sacudía su camiseta escolar para librarla de pastos y arena, la deslizaba por sus brazos y permanecía bufando y maldiciendo en voz baja. Sesshomaru divertido, lentamente imitaba su movimiento y ya de pie, se acercaba y se detenía justo detrás de ella, como para que sintiera su cercanía pero sin tocarla, apenas susurró en su oído

-"Como si fuese a permitir a otro macho posar sus ojos en tu piel…Kagome"

La cálida boca del Lord rozando el lóbulo de la oreja de Kagome provocando que se le erizara la piel. Con el mismo tono de voz continuó.

-"Al día siguiente de…(Besos a lo largo del cuello) Nuestra…Unión…(Brazos alrededor de la cintura) Es tradición reunirse con los invitados a la ceremonia y hacer un gran banquete, los recién emparejados suelen exhibir sus marcas, muchas veces adrede, otras no, pero a mi particularmente me agradaría mostrar las mías en tu piel, sacerdotisa…"

Kagome no era más que un montón derretido entre los brazos de ese macho que la estaba consumiendo sólo con palabras. La camisa del uniforme de nuevo en el suelo.

Se sentía no solo contenida, sino, segura, protegida y deseada, a pesar de su humanidad y la juventud desbordante del Lord, deseada…

-"Quiero hacerte mía…Sacerdotisa…"

-"Sesshomaru…"

-"Partiremos hoy mismo al Oeste…Será mejor que alistes tus cosas"

Por supuesto…¿Qué pensaba? ¿Que a pesar de las diferencias y la época, se le quitaría lo mandón?

CLARO que no.

Ella dudaba, no sabía si estaba lista para eso, apenas estaba embriagada de calor en brazos del Lord.

No podía procesar tanta información y mucho menos, órdenes.

-"Regresa, si es lo que deseas, pero yo aún deseo permanecer aquí"

Sesshomaru notaba la molestia de la mujer. Provenía de un mundo muy diferente. Aquí él era el amo y a eso estaba acostumbrado. Pero ella se notaba que no. No era bueno comenzar a pelear ahora. Por lo recorrido junto al Inutachi y viendo la manera en que se vestía la mujer, leía, escribía, estudiaba.

Calculó que en su tiempo, ellas eran muy independientes y bueno, todo sería parte de conocerse mejor. Aunque sonara así, no había sido una orden, sino una sugerencia.

-"No es…Una orden…"

-"…"

-"Viniste aquí huyendo, ya no tienes que huir más."

Sesshomaru volteaba a Kagome y le daba un beso muy suave

-"Si no regresamos, no podré contenerme mucho tiempo más, y si quiero celebrar nuestra unión, DEBEMOS regresar cuanto antes"

Kagome se sonrojaba y apartaba la mirada. Claro que comprendía, ella también estaba a punto de mandar al demonio la celebración en cualquier momento.

-"Vamos a casa…Kagome"

El aliento caliente susurrando palabras de amor, palabras de esperanza.

Kagome se abrazaba a él. Se apretaba a su cintura y hundía su cara contra el torso de Sesshomaru.

Él escuchaba sus sollozos, y corría sus garras por el negro cabello de la joven.

-"Sacerdotisa…Por qué lloras?"

-"A casa?"

El Inu la abrazó fuertemente.

El Lord levantaba su rostro con su garra y besaba dulcemente los labios de Kagome intentando borrar esa tristeza.

-"Kami nos ha dado una segunda oportunidad, Miko…Deseas tomarla?"

Ella asentía, pero no podía hablar.

-"Entonces volvamos al Oeste y celebremos a lo grande…Saiai…"

Saiai…la dulce palabra que mirai Sesshomaru constantemente decía al referirse a ella. Sentía calidez en su corazón, y calidez en otras partes de su cuerpo…

Su unión era inminente, pero estaba insegura de aparearse con Sesshomaru en palacio, tomando en cuenta su apareamiento anterior, el estado resultante de aquello y la juventud del Lord, se avergonzaba de sólo imaginarlo;

Inuyasha merodeando las habitaciones vociferando…A Kouga, ni hablar de Kikyo y demás…Rin aún era una niña…Por Kami… Y según los dichos de Sesshomaru el palacio estaría repleto de seres, youkai, humanos, hanyou, todos celebrando el "apareamiento" …La idea la sobrecogía bastante.

-"Y si…Nos quedamos un poco más?"

El Daiyoukai separó su rostro del cuello de Kagome y miró a la joven

-"Más?"

-"Es que…"

Rojo furioso era el color de las mejillas el Inu no entendía sus razones

-"Kagome?"

En ese momento el cielo se iluminó quedando completamente plateado, para luego regresar a su color.

El estruendoso trueno anunciaba una tormenta tropical. La joven se sobresaltó y se abrazó al Lord.

Estaban cerca de la cueva, pero cuando el agua comenzó a caer, lo hizo violentamente.

Tenían que desatar a Ah Un y a la vaca, colocarlos bajo refugio, Kagome corría y se apresuraba, llevó la ropa de Sesshomaru a la cueva y salió por los animales. El Lord ya les había ordenado buscar refugio, y se encaminó a la cueva, ingresaron ofuscados, al mirarse estaban empapados.

En seguida Sesshomaru agregó unos troncos al fuego y lo atizó para avivarlo.

Kagome estaba temblando de frío, pero más, de miedo. Sesshomaru recordó de su temor a las tormentas, se acercó a ella. Le frotó los brazos para calentarla, sus ropas eran transparentes ahora y además frías, no servían a su propósito, pero las de Miko también estaban mojadas.

-"Ponte mi haori, está seco"

-"Arigatou, Sesshomaru"

Ella se volteó, se quitó la ropa mojada y se puso la yukata blanca del Lord.

Sesshomaru se sentó cerca del fuego e invitó a la joven a sentarse contra su pecho y acurrucarse para calentarse un poco.

-"No terminaste de decirme por qué deseas quedarte en esta isla…Es que no ves que estas tormentas siempre regresan luego de un determinado tiempo?"

-"Lo sé… Pero…"

Se miraban, sus rostros alumbrados por las llamas del fogón, afuera el viento vencía a las palmeras, y el agua parecía caer en una cortina. Las gotas de agua caían por sus caras pálidas.

-"Me daría mucha pena…Con todos esos invitados…"

-"Hn.? A qué te refieres Miko?"

-"A hacerlo con todos ellos en palacio, además Rin es muy pequeña… Y todos los demás sabiendo lo que hacemos…Es demasiado vergonzoso"

Sesshomaru entendió a lo que se refería y sonrió. La volteó para responderle, pero…

Ella jadeaba aún por las corridas y verla mojada, su cabello goteando, la yukata entreabierta y su rostro avergonzado…

Kagome no apartaba sus ojos de los del Lord.

Sus respiraciones se hicieron más apresuradas, el Inu se comenzaba a emocionar. Acaso le estaba pidiendo aparearse aquí, solos en la isla?

-"Mujer…Qué me estás diciendo?"

La mirada fija, uno en el otro… La luz cegadora…

El sonido tajante de un trueno pareció rasgar el cielo.

La joven frente al Daiyoukai más poderoso de la tierra. La sacerdotisa de Shikkon, la hembra elegida por él. Apostaría al amor una vez más.

El Señor del Oeste, mirándola, perdido en sus ojos. Kagome comenzó a quitarse la yukata bajando primero un hombro. El Inu mantuvo la cara seria, y los ojos clavados en los de ella.

Esperó unos momentos, deleitándose con la vista.

Ella miró hacia abajo y se acarició un brazo, él demoraba mucho, pensó que la rechazaba.

El macho levantó la otra mano y bajó el otro hombro dejando caer la prenda de seda. Las respiraciones pesadas del Lord, las fosas nasales expandiéndose con cada una y repentinamente, y con gran habilidad y rapidez, comenzó a deshacer las ataduras de su hakama, arrojándolo a un rincón.

La modestia no era su característica más distintiva. Sesshomaru pegó su cuerpo al de ella y comenzó a acariciar los costados del torso femenino y besarla desesperado. Se arrodillaron junto al fuego.

El Inu mientras besaba a la joven la llevaba a recostarse sobre la yukata. El suelo estaba frío y al tocarlo, ella arqueó la espalda. Sesshomaru vio el sensual movimiento, quiso que fuese por otro motivo, no por el frío y de un tirón atrajo a su estola para acomodar a Kagome sobre ella.

Kagome sonrió.

-"Mucho mejor…"

-"Hn."

Pero estaba temblando aún.

Sesshomaru la cubría lentamente con su cuerpo y los temblores cesaban para dar paso a caricias y besos apasionados.

El Inu devastaba la boca de la mujer y luego comenzaba a descender por el cuello, para regresar a su boca.

Kagome se aferraba a los plateados cabellos en puñados, cuando la boca del Lord encontró sus pechos. Él se encontró disfrutando de aquél festín con hambre más allá de las palabras.

Se deleitaba con la carne cálida de la sacerdotisa pero lejos de saciarse, quería más.

Sus garras recorrían los huesos de las caderas femeninas y sus ojos encontraban las maravillosas formas ocultas, se proponía saborearlas. Los dedos intrusos jugaban un poco y luego se atrevía con la boca.

La espalda sagrada arqueada pero por el motivo correcto. La sonrisa satisfecha.

Sus dorados ojos escrutaban a la joven a medida que sentía ese sabor enloquecerlo. Verla retorcer su cuerpo pidiendo más. Sentir las uñas de la mujer clavarse en su cuero cabelludo jalando desesperada de pasión, lo llevaba a la gloria.

Degustar ese punto secreto, devastar ese cuerpo…Enloquecía…

Los gemidos de Kagome, incitaban al macho Inu a mirarla retorcerse.

Su apetito voraz se desbocaba…La bestia salía a jugar.

Como el depredador que era, se arrastraba y dejaba lamidas y mordiscos sobre el cuerpo ardiente de la joven.

Cuando llegó a su rostro, Kagome pudo ver la estrella roja tomar lugar en el centro de los ojos dorados del Lord. Apenas jadeando como pudo lo besó profundamente, se apartó un poco susurrando

-"Shimaru…"

Y de nuevo enterró sus manos en la cabellera del Lord y arrasó su boca. Kagome se emocionó al ver las marcas rojas en los ojos de Sesshomaru, si la bestia se liberaba, ella era la hembra aceptada y elegida.

Ante la mirada confusa, pero firme del macho que respiraba agitado sobre ella, hizo lo impensado… Sonriendo, echó su cabeza a un lado, hacia arriba exhibiendo su marca a él. Lo atrajo de los hombros y sensualmente mordió su mandíbula inferior, succionó, rasguñó y enloqueció a la bestia, que muy excitada mordió suavemente su barbilla.

El Lord sentía profundo orgullo y necesidad. Esa hembra reconoció a su bestia y la llamó por su nombre.

Lejos de alejarse o temer, se sometió con puro amor y deseo, sus defensas y autocontrol estaban perdidos, ya no soportaba más.

Sus dientes tomaban cuenta de los hombros pálidos y las musculosas piernas, el vientre plano marcado, lleno de vida…Los labios carnosos…

Lleno de pasión separó las piernas de la mujer, la vio completamente a su merced y disfrutó. Acercaba su masculinidad a su cuerpo, la deseaba, la tendría…

Al encontrar el punto y mirando fijamente los ojos de Kagome, comenzó a empujar. Suavemente, firmemente, no se detendría.

Disfrutaría ese momento para que fuese eterno. Lenta y agónicamente, se abría paso a la estrechez de la hembra, rechinando los dientes.

Ella jadeaba en busca de aire, y se aferraba estrujando la estola de piel, para luego tomarse de los brazos de Sesshomaru, enterrándole las uñas. El momento intenso sobrecogía a los dos.

El reiki se imbuía en youki. Se fundían, se separaban, se confundían. Sesshomaru besando el cuello de la mujer, se sentía plenamente en su interior. Las molestias adaptándose y la pasión cobrándose las víctimas más merecedoras de la pena, pena de muerte, en brazos del amor.

A medida que los movimientos comenzaban, Sesshomaru no comprendía cómo era posible que una pequeña hembra humana le hiciera sentir tantas cosas, tantas sensaciones y tener tantas ganas…Cada vez más.

En su vientre sentía fuego y sus movimientos se apresuraban desesperados. No quería perderse ningún gesto de la sacerdotisa, no apartaba la mirada hambrienta. Las caderas femeninas se levantaban y pedían más. La desesperación se hacía cargo de él y sin querer cerraba sus ojos, y apretaba los dientes de excitación. El sudor corría por su espalda.

Se sentía inmenso, pleno.

El orgasmo potente… Kagome gemía y jadeaba el nombre del Lord. Su llanto erótico parecía incrementar el deseo sexual y consumir al Señor del Oeste. Mientras se movía y alzaba a la mujer a horcajadas, su cadencia dejaba lugar a la locura.

La hembra con la cabeza echada hacia atrás desgarrando la piel de su espalda. La vista sensual y apetitosa. La sangre brotando, el éxtasis inminente. Tomando a la mujer de los cabellos la obligó a verlo a los ojos. Bañados en sudor, moviéndose profundamente, violentamente, consumiéndose.

La pregunta sin palabras…ella sonrió.

El control se perdió y allí fue. Sobre sus rodillas y manos, el cuerpo del Daiyoukai cubriendo la espalda sudorosa, clavando las garras en la piel. Perdidos en el momento, sintiendo la conexión profunda, y la vida detenerse en un instante, dulce instante, la muerte dulce… Las enormes fauces hundiéndose en la fragilidad de la carne humana, sumida en una danza de placer incontenible. El éxtasis masculino, se deshacía liberando la semilla caliente, y el poderoso youki bautizando al cachorro con la potencia de su padre.

La hembra cubierta protectoramente por él, consumida y trémula, una hembra poderosa, sagrada…Su reiki trazando marcas imborrables en el alma del Lord, quemándolo, placenteramente…