NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.
GRACIAS POR LOS COMENTARIOS, SON ESPECTACULARES! GRACIAS ABSOLUTAS POR SU APOYO.
ABRAZO.
Capitulo 54
Detenerse no era una opción. Nunca lo había sido, y no lo sería ahora…Ver a su pareja retorcerse febril y agotada, en su lucha por alinear su reiki con el poderoso youki era agonizar lentamente. Pero Sesshomaru ¿Qué sabía de reiki? Nada, solo que era peligroso y este lo era aún más.
Luego de darle su marca la lucha que Kagome estaba atravesando, era titánica. El Lord la sostenía con fuerza y la bestia lamía su mejilla intentando darle una calma difícil de alcanzar. Los recuerdos frescos de este joven Daiyoukai, eran dolorosos…Y mucho.
Su desprecio hacia su raza, hacia su padre, hacia Inuyasha y sobre todo hacia ella, dolían como entrar en aguas termales en carne viva. La había odiado tanto…Tanto…
Él lo sabía, sabía que ella compartiría sus recuerdos, sus sensaciones y temía.
Temía que ella lo despreciara, lo dejara atrás sin darle la posibilidad de demostrarle que había cambiado por ella, para ella y su cachorro
Luego de interminables dos horas Kagome finalmente abrió sus ojos.
-"Saiai…Yo…"
Ella simplemente se sentó en el futón, desnudos como estaban, ella acunó su rostro en sus manos
-"Lo sé, sentí tu amor, siento tu amor, Sesshomaru, no tienes que explicarme nada"
El Lord la estrechó contra su pecho, inhaló su aroma, olía a frescura, a vainilla, a él.
Se mantuvieron así unos momentos, para luego separarse y mirarse fijamente
-"Eres hermosa, mujer…"
-"Eres tan hermoso como peligroso, Mi Lord…Y eso me atrae cada vez más…"
El macho besaba deseoso a la joven.
Sus manos y garras no escatimaban toques y rasguños sensuales a ese cuerpo que lo desvelaba, una hembra humana era su perdición.
Kagome se sentaba a horcajadas sobre él, posición dominante, pero extrañamente Sesshomaru se recostaba confiado.
Mientras ella besaba sus labios y devastaba su boca invadiéndola, el macho Inu cerraba los ojos sumido en placer.
Kagome descendía por sus mejillas, besando las marcas magenta, delineándolas con la punta de la lengua y besos ligeros que erizaban la piel del Lord. Él hundía las garras en la tierna piel de la espalda de la sacerdotisa que ni se inmutaba ante el picor de las afiladas cuchillas en sus costados, lejos de detenerse, continuaba, sabía que a él le gustaba.
Recorría su cuello y lamía apenas mordiendo la piel donde debía ir su marca, movimiento que provocó el gemido lastimero de la bestia. El llanto erótico la impulsó a continuar.
Besaba y mordía los pectorales y los músculos marcados de su vientre, caderas…Muslos…
Pasando de largo la palpitante hombría del Inu, le rindió homenaje a sus pies y pantorrillas logrando así que Sesshomaru perdiera la noción del tiempo y la poca cordura que tenía.
Retorciendo la tela del futón debajo suyo, ya no soportaba la dulce tortura a la que se vio sometido. Cuando pensaba levantarse y ponerle fin devastando a su traviesa mujer, ella comenzó a besar su entrepierna. Lo cual hizo que abriera sus ojos incrédulo.
Las sensaciones que la pequeña boca le daba lo enloquecían al punto de no poder mantener abiertos los ojos, ni evitar rechinar los dientes.
-"Ka-Kagome…Qué haces…"
Ella ignorando su pregunta, se mantuvo acariciando, besando, lamiendo y llevándose la delicada, pero muy abundante carne, muy profundo a su garganta, hasta donde podía, pero a juzgar por los gemidos y jadeos, los puñados de cabello que el Lord sostenía entre sus garras, era más que suficiente.
-"Ya…Ya no puedo más…Miko…"
Ella liberó a su presa y buscaba posicionarse sobre él, pero esta no era una posición a la que él estuviese acostumbrado, por lo que se arrastró seductoramente sobre el Daiyoukai y mordisqueando su barbilla le preguntó
-"Confías en mí, Mi Lord…"
Sesshomaru la vio a los ojos, su mirada cristalina y franca, sus labios hinchados de pasión, todo lo que ella le demostraba había sido maravilloso, pero se sentía inseguro, no respondía…Sólo observaba y continuaba besando a la mujer.
Kagome se levantó un poco y lentamente se sentó sobre las caderas masculinas, entonces él sintió su calor. Oh, cuánto deseaba sentirse dentro de ella, cuán malo podría ser dejarse amar por un ser humano…Por SU ser humano, y se sintió excitado ante la idea.
Simplemente, volvió a tomar sus cabellos entre las manos y acercó a la mujer a su boca.
Ella sin pensarlo más se atrevió.
Suavemente, lentamente tomó posesión del cuerpo de su pareja que apretó fuertemente los ojos ante la sensación extremadamente placentera, de sentirse inmerso en ella, para luego abrirlos y verla sobre su pelvis, hermosa, seductora, comenzando a moverse en un vaivén enloquecedor.
Aferrado a sus caderas al comienzo, y luego liberándose para tomar los pechos de Kagome.
Masajearlos, besarlos morderlos, rasguñarlos y comenzar a sentir un nudo en su vientre…Esa mujer lo estaba llevando lentamente a la locura.
Se recostaba echando la cabeza hacia atrás extasiado. La bestia relajada entregada al placer.
La urgencia de apresurarla al sentirse perdido, nuevamente las garras enterradas en las caderas, esta vez provocando un grito de la joven. A pesar del dolor, ella continuó con su cometido, amar a este macho desesperado.
Mirándola mecerse desde abajo, posición privilegiada, la boca llena de saliva, las ansias de morderla una vez más.
La hembra gimiendo su nombre perdida en éxtasis.
La costumbre de buscar su propio placer devastada por la urgencia de darle placer a su hermosa pareja, él no sabía, no imaginó nunca que así sería. Sentir a Kagome desarmada entre sus brazos gimiendo su nombre extasiada era lo más erótico, bello que había experimentado jamás.
La bestia rasgando sus ataduras, necesitado de su sabor, de su carne… Enderezándose hasta estar sentados los dos. Para continuar acelerando sus movimientos, tomando los cabellos y exhibiendo la femenina garganta a su apetito voraz
Los violentos movimientos de la bestia liberada, y los interminables espasmos de la mujer, la simiente desbordante mientras las fauces tomaban cuenta una vez más de la suave carne del cuello de la sacerdotisa, llevándolos al cielo para luego dejarlos caer en el infierno del fuego de su pasión. El youki y el reiki arremolinándose a su alrededor cosquilleándoles la piel.
Respirando a bocanadas, el sudor goteando por sus espaldas
La sangre brotando a borbotones llenando la boca hambrienta del Señor del Oeste.
Besándose, acariciándose, sin romper el contacto. El macho acomodaba los cabellos rebeldes de Kagome detrás de su oreja. Luego de unos momentos, Sesshomaru rompió el silencio susurrando
-"Te he herido…Miko…"
Avergonzada negaba con la cabeza. Sus mejillas rojas atraían más a Sesshomaru.
-"Temeraria sacerdotisa…"
Kagome lo miraba sin comprender, él mantenía una leve sonrisa
-"Montar al Señor del Oeste, sometiéndolo como si fuese un cachorro…"
Ella se sintió extraña ante sus palabras, pero al ver la sonrisa casi oculta, no pudo evitar golpearlo en su brazo
-"Sigues burlándote de mí"
La carcajada del Lord la volvió a la realidad. Ahora sí forcejeaban jugando. Muy divertido Sesshomaru reía ante los ataques de su mujercita "Temeraria"
Rodando sobre ella la inmovilizó con sus enormes manos. Olfateando su cuello y besándola dulcemente.
-" Quieres que vayamos a casa ya?"
Kagome apoyaba su frente en la clavícula del Lord. Jadeaba pero asentía.
Él sonreía
-"Tan pequeña…Tan humana…Y me vuelves loco de pasión…Eres peligrosa, sacerdotisa"
-"Sesshomaru…"
-"Hn"
-"Te amo"
Las palabras que tanta curiosidad le habían causado siempre, las había buscado inconscientemente, las había necesitado sin imaginarlo siquiera…
¿Cómo responder a ellas si no estaba seguro de cómo se sentía amar a alguien? Sabía que ella era todo para él, que no deseaba o necesitaba nada más. Que no importaba lo que deparara el destino o el futuro, si ella lo enfrentaba a su lado, junto a él… Tal vez amar era eso…Amar…
Kagome miraba los ojos brillantes del Señor del Oeste que aún le sonreía. Lentamente se fue acomodando a su lado. Apoyado sobre su codo la miraba, no podía creer que ya estaba emparejado, el Oeste ya tenía una Señora y era la hermosa y poderosa sacerdotisa de Shikkon.
Mientras acariciaba la piel del vientre de Kagome con la punta de sus garras, imaginaba el revuelo de palacio a su regreso, pensaba que la única que sería feliz por su nueva adquisición sería la pequeña Rin. Por supuesto que sólo su opinión era la que importaba, pero la opinión de su pequeña hija, siempre tenía un lugar en sus consideraciones.
Ella era hermosa, sus músculos demostraban su ardua tarea de lucha y preparación para enfrentar a Náraku. Y también el hecho de que no había podido descansar de ninguna manera ya que a su regreso al futuro, el hanyou maligno, ya estaba allí, y hacía tiempo ya. No, Kagome no había podido descansar, ni relajarse después de la derrota del malnacido…Y Kagura…Había sido traicionera al final…
Si hubiese continuado con ella…Sólo que no sabía de qué se trató todo aquello.
¿Deseaba continuar en la ignorancia? ¿Saber algo de aquello afectaría en su actual existencia? Afortunada o desafortunadamente, el orbe se había negado a compartir información cuando la absorbió.
También él lo había desafiado, lo había conminado a guardarse su información y no quiso en ese momento saber nada… ¿Había hecho mal?
No…Seguramente no…Náraku no existía más en este tiempo… Y Kagura…Bueno, sí, pero…Ella…Ella no se atrevería a nada verdad?...¿Verdad?
¿Cuál había sido su traición?
Sesshomaru mantenía sus pensamientos en movimiento, sin poder apartar la idea de recordar.
Los pequeños montículos de la piel erizada de Kagome lo llevaban a pensar aun más. Subía las garras de revés, hasta las axilas de la joven…Extrañamente no tenían vello…Eso era curioso por no decir extraño…Y luego bajaba las garras hacia las caderas llegando a la media pierna para luego volver a subir, lento, muy lento.
Ella inevitablemente se había dormido. Se sentía relajada y en paz. Su respiración suave, profunda y constante arrullaba al Lord que se preguntaba si desafiar a su orbe había sido lo correcto…Era un Inu por Kami! Era curioso por naturaleza! Claro que sería interesante saber!
¿Cómo hacer?
Kagome suspiraba y lentamente abría los ojos, miraba al Lord que mantenía fija la vista en su ombligo que rodeaba con una garra
-"Un dólar por tus pensamientos"
-"¿Un qué?"
-"Nada…Estás arrepentido, Mi Lord?"
-"Ese comentario no es gracioso de ninguna manera, Miko"
Ella se estiraba un poco para sentarse
-"Lo sé"
Sesshomaru la ayudaba a ponerse de pie.
Tarea más que imposible, después de las actividades maritales de las horas previas.
Entre el embarazo, deficiencias alimenticias, stress…Amor… La pareja de Occidente se miraba sonrojada, sin decir palabra
-"Deja, yo te cargaré"
-"Hace calor…"
-"¿Quieres refrescarte un poco?"
-"Eso sería agradable"
-"La laguna o el océano…"
Los recuerdos del océano con su otro Sesshomaru alteraban un poco a la joven que se debatía internamente entre un lugar u otro. El Daiyoukai recordando lo conversado con ella, imaginó lo difícil que debía ser para ella elegir, más su idea de formar nuevos recuerdos… Sin preguntarle nada Sesshomaru fue directo a la laguna.
Ella miró a la cara a su pareja y sonrió
-"Gracias"
-"Hn"
Caminando con la mujer aún en sus brazos, el Lord se adentró en el agua fresca.
Kagome se trepaba a él intentando escapar de la fresca sensación. Sesshomaru sonreía y se dirigía a lo más profundo hasta que sólo sus hombros sobresalían del agua y ella se aferraba a su cuello. Por supuesto, el poderoso Inu disfrutaba del contacto con la piel de la joven hembra que era su flamante pareja.
Estaba alucinado…¿Quién hubiera dicho que regresaría al Oeste con pareja y una Señora de la Luna…?
El roce de los pechos de la sacerdotisa lo sacaron de su ensueño, despertando sus intereses íntimos una vez más. Anhelaba poseer ese cuerpo femenino…Como no había anhelado nada jamás.
-"Sesshomaru…Regresaremos pronto?"
-"Hn"
El aroma exquisito avainillado de Kagome se teñía de hojas secas, ese aroma acre del miedo o la molestia que solía percibir en ella, cuando aún batallaban con Náraku y él ocasionalmente se unía al grupo…O cuando el mestizo escapaba detrás de la Miko resucitada… Apartándose un poco de ella, buscó la claridad de sus ojos
-"Qué te preocupa Miko?"
-"Todo, creo…"
-"…"
Él permitió que hablara, que continuara, era bueno para ella desahogarse antes de regresar…Ahora que todo comenzaba para ellos
-"Entrar en palacio otra vez…Como la Señora…Es una prueba difícil hasta para la mente más fuerte"
-"Hn"
Kagome había tenido momentos duros mientras sus energías se alineaban, y los recuerdos se ordenaban. Las coincidencias con mirai, no eran problema…Las discrepancias, sí. Eran muchas. Este Daiyoukai era más joven, más inexperto, más impulsivo, más de todo y ella estaba preocupada...
A la vez, esperanzada, realmente era comenzar de nuevo…Podría ser posible para ella prosperar? Sin Náraku, sin La perla, sin Kagura…
Rodeaba la cintura de Sesshomaru con sus piernas y su cuello con los bazos.
Se veían a los ojos, sólo el sonido del agua de la cascada cayendo rítmicamente, las estrellas, la noche y la ilusión de comenzar
El macho Inu mantenía su estoica figura, cara y cuerpo, no demostraban nada…Pero en su interior era una vorágine de preguntas sin respuestas y un poco de inseguridades también. Más allá esté decir que ni pensaba demostrar un ápice de aquella molestia, no se expondría a ella como alguien débil o sin carácter. Ella necesitaba un soporte, un protector, un padre para su cachorro y un amante y todo eso pensaba darle, TODO.
-"Apenas lleguemos, llamaré a los Lores Cardinales y a los terratenientes, el palacio del Oeste estará de fiesta. Nuestro emparejamiento se celebrará en todo Japón, lo demás…Iremos resolviendo sobre la marcha, Miko…"
Ella se mantenía seria mirándolo, era tan hermoso…Tan enigmático…Suyo, siempre suyo.
-"Te amo, Sesshomaru, siempre lo hice y siempre lo haré"
Esas palabras que siempre había deseado para sí mismo… No eran para nadie más que para él…Al fin…
-"Esta noche voy a hacerte mía hasta que la luna se esconda, y luego partiremos"
Kagome se sonrojaba furiosamente y sus mejillas ardían de vergüenza. Sesshomaru adoraba sus reacciones y disfrutaba ponerla en apuros
-"Hn. Una vez allí, espero que concluyas con tus obligaciones maritales para con este Sesshomaru y su bestia"
Mientras apretaba uno de los cachetes de su redondeado trasero. Kagome saltó sorprendida y dio un grito, respondiendo con un golpe en su hombro
-"Sesshomaru!"
-"Eres mía?"
-"Mm claro"
-"Entonces esto es mío?"
Tomaba ambos cachetes ahora
-"Mm Pues…Sí…"
-"Entonces puedo hacer esto"
Y repitió el apretón ahora en ambas mejillas traseras
Kagome una vez más saltó
-"Sesshomaru!"
La carcajada del Lord retumbó en las cuevas aledañas a la laguna, un beso muy hambriento se apoderó de la pareja.
-"Deseas salir, Kagome…"
-"Aún no"
-"Deseas…Algo más?..."
-"Mmm Tal vez…"
Los besos más calientes cada vez, la voz masculina seductora y penetrante
-"Algo que tengas frente a ti?"
Kagome acomodaba los cabellos plateados detrás de las orejas en punta de su amor, tomaba luego su rostro entre las manos y lo besaba profundamente, su cabeza echada hacia un lado y luego cambiando el ángulo de sus mimos y caricias
-"Deseo todo lo que tengo frente a mi"
Y una vez más la pasión se hizo cargo de los amantes del Oeste, entregándose a devorarse hasta saciarse, si eso fuera posible
-En el Oeste-
Ingresar por los ventanales ya no era una posibilidad. Un poderoso encantamiento de protección rodeaba el castillo de la Luna, seguramente gracias a la estúpida de la esposa del mestizo, Kikyo.
Cómo olvidar ese nombre, si Náraku había vivido y muerto deseándola más que a nada, más que a la perla inclusive.
-"Pobre infeliz…Así terminaste"
-"Una vez que esté asentada como la Señora del Oeste, solucionaré este problema de RATAS que tiene este palacio"
Deambulaba como una bruma siniestra susurrando para sí misma
Mientras disponía contra-hechizos por doquier, avanzaba rumbo al corazón del castillo y luego al destino final.
El silencio reinaba en palacio… Caminar hacia la gran habitación no era problema para alguien poderoso, como ella. Su sangre pura, muy pura era el resultado de haber sido expulsada del cuerpo de Náraku.
Él era el hanyou, ella era un purísimo youkai y muy peligroso además.
Estaba segura de que su plan funcionaría.
Recorrer los pasillos en su forma de viento no era gran cosa, pero serviría para lograr su objetivo.
-"SUBETE NI MEIYO" (Honor ante todo)
Luego de susurrar las palabras la gran puerta de madera tallada se abrió permitiéndole ingresar
-"Tonto…Sabía que no cambiarías el hechizo de la puerta…Sesshomaru"
Luego de dar una vuelta por la enorme habitación, tomar un baño termal y beber un poco del sake que había en una bandeja sobre el escritorio personal de Sesshomaru, la bruja del viento procedió a colocar los mágicos polvos dentro de la botella, la sacudió un poco y comenzó a desnudarse y acomodarse en la enorme cama del Señor del Oeste.
-Flash Back-
Luego de ser arrojada fuera del palacio de la Luna por Sesshomaru, Kagura voló endemoniadamente veloz hacia el atardecer.
No había querido apelar a este último recurso…Pero, Sesshomaru no le dejó otra alternativa.
Sabía de una bruja maligna que era legendaria por sus poderes y cualidades.
Náraku supo decirle que la utilizaría en caso de que se complicara demasiado la batalla, solo que no llegó a hacerlo…
La buscaría y cuando la encontrara…
Volaba retorciéndose con su propio odio…
Regresaría al palacio de la Luna y allí, todo se acomodaría a su gusto y Sesshomaru, por supuesto lamería sus pies.
Luego de dirigirse hacia el Sur y volar unas horas, sintió que una poderosa aura demoníaca llamó su atención y procedió a descender.
Una veintena de youkai buitres estaba intentando devorar a una anciana ensangrentada que aún se arrastraba por el suelo.
Al parecer había sido sorprendida de alguna manera por un youkai serpiente que yacía sin vida junto a la anciana moribunda.
-"Ayúdame, ayúdame por favor, y te daré lo que me pidas"
-"¿Qué podrías tener tú que yo pudiera querer?"
Sintiendo su aura Kagura supo de quién se trataba de inmediato, pero necesitaba la colaboración voluntaria de la anciana.
-"Soy una bruja muy poderosa, si me ayudas a regresar a mi cabaña, podré curarme, y te premiaré con lo que me pidas"
La vieja pudo ver en la bruja del viento, interés, se dio cuenta que la estaba buscando y se atrevió a tirar opciones para atraer a la extraña a su telaraña tentándola
-"Pociones, de salud, juventud, vida eterna…Amor…"
El brillo en los ojos rojos de Kagura le indicó a la anciana que había tocado una fibra muy sensible en la hembra youkai que tenía en frente
-"Danza de las cuchillas!"
Y los buitres se desintegraron.
-"Más te vale maldita vieja bruja que tus pociones funcionen o te juro que te despellejaré viva y te arrojaré al nido de los buitres para que los pichones se alimenten de tus entrañas"
-"Mi querida niña… Ya verás que no te arrepentirás"
Ya en la choza de la anciana…
-"El no podrá resistirse a esta poción, pero debes agregarle seis gotas de tu sangre, desecarla durante seis noches de luna negra, si es hanyou, luna llena si es youkai pura sangre, si fuese humano, luna creciente si es soltero, luna menguante si está casado. Luego mezclarás el polvo resultante con sus bebidas o alimentos. Sólo asegúrate de que nadie más que tú, toque los polvos ya que se contaminarían con su energía confundiéndolo"
-"Luna negra…"
-"Es un hanyou entonces…"
-"No! Es youkai para sangre"
-"Ah…Luna llena entonces…"
-Fin del Flash Back-
Ella le había prometido que si la ayudaba a llegar a su cabaña ella mejoraría, se salvaría y en recompensa por ello, le daría cualquier cosa que quisiera…
Pobre bruja crédula, ni recordaba su nombre…
Luego de ingresar a la cabaña, ella le ofreció el pequeño odre que contenía una poderosa poción de amor, Kagura la tomó de sus manos rugosas y sin mediar palabra, la desintegró con la danza de las cuchillas.
Recostada en la cama miraba el techo recordando la bruja, el maravilloso cuerpo del Lord, las visitas nocturnas del Inu a su cuarto y los intentos inútiles de ella para pasar la noche en esta habitación.
Sesshomaru siempre había insistido en tener sexo en la suya, o un revolcón rápido y hasta mañana, la dejaba sola dos minutos después…
Revolcón por demás satisfactorio, pero siempre revolcón.
Debería haber sabido mejor…Ella no era alguien para jugar y esta vez, Sesshomaru aprendería.
El muy maldito, jamás le había permitido pasar una noche en esta habitación y mucho menos en esta hermosa, cómoda y absolutamente maravillosa cama. Pero si todo salía como ella imaginaba, pronto sería suya también.
Se miraba desnuda y se sentía hermosa, atractiva y se mostraba frágil y a la vez peligrosa.
Sesshomaru nunca había podido resistirse a tenerla desvalida a su merced, siendo tan poderosa y siempre caía rendido a sus encantos, o al menos eso creía ella.
Muchas veces el Lord cedió a sus encantos para encontrar alivio físico o quitarse stress de un día complicado, una vez aliviado el problema y sin mediar palabra se retiraba de sus aposentos a su habitación para darse un largo baño de inmersión después.
Kagura ignoraba todo aquello.
Estaba segura de tener éxito en su plan.
Todo aquello cambiaría, todo cambiaría, Ella sería la próxima Señora del palacio y él haría su voluntad.
Sonreía…Se regocijaba expectante…
En la isla
Terminado de acomodar todo lo que dejarían, miraban alrededor
-"Regresaremos Saiai, este lugar será nuestro, siempre"
Sesshomaru atraía a la joven a su lado, ella estaba emocionada y temerosa, todo un mundo nuevo se abría a ellos, la hermosa historia de amor y esta vez sería para siempre.
Con un dulce despegue volando hacia el Oeste la pareja partió, junto a AhUn, la vaca y unos pocos bultos de la sacerdotisa.
Sesshomaru sentía su corazón latir muy de prisa, estaba emocionado, regresaba a su hogar y no solo, regresaba con su pareja.
Celebraría a lo grande.
Todo Japón celebraría con él.
En palacio
Ya pasadas las dos de la madrugada, la luna se escondía en el horizonte y Kagura inevitablemente caía sumergida en las profundas caricias de Morfeo a la espera del regreso de su adorado Señor del Oeste, para quien esperaba la "Maravillosa sorpresa"…
