NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

TO MY MUM…

Capitulo 65

MAMÁ

Al despertar, Kagome se encontró sola. El sol estaba alto en el horizonte, supuso que serían cerca de las diez de la mañana. Sesshomaru no se veía por el enorme cuarto.

Por un lado lo agradeció ya que no tenía ningún deseo de lidiar con la posesividad Inu en ninguna de sus formas.

Lenta y perezosamente se levantaba y caminaba hacia las aguas termales para asearse y comenzar su día.

Su embarazo le comenzaba a dar algunas incomodidades, y muchas ganas de orinar, y a menudo, lo que la mantenía muy alerta, ya que no deseaba sufrir ningún "Accidente" estando en medio de alguna reunión o algo de importancia en lo que a sus funciones en la corte le significaba. Lo que le llamaba poderosamente la atención, era la actitud calma, sobre protectora y controladora de su suegra.

Inukimi, como ella se llamaba a sí misma, Lady Irasue, estaba siempre al pendiente de sus necesidades, molestias, alimentación y períodos de descanso

¿No se suponía que detestaba lo humanos igual que Sesshomaru?

Luego imágenes de sus encuentros amorosos con el Lord inundaron su memoria sonrojándola y haciéndole comprender, lo mucho que una opinión puede cambiar… Y Gracias a Kami por ese cambio!

Maldecía por dentro, sus pensamientos, ya que ahora deseaba que Sesshomaru estuviese cerca, sentía demasiado "calor".

-"Malditas hormonas!"

Cada día se levantaba para encontrarse sola en la enorme cama, una rosa blanca a su lado y el vacío. Casi tres semanas y siempre lo mismo.

Caminando cansinamente hacia el salón para encontrarse con el mismo cotilleo de todos los días. El hastío, y la sensación de soledad.

Lejos de allí, las gotas de sudor corrían por su torso desnudo, las hachas rebanando los troncos que caían uno tras otro… Su fuerza youkai a flor de piel.

Las garras recorriendo los trazos de un plano a concretar.

Pared tras pared, piso tras piso, ventanas, paja, ampollas y sangre.

Decidido a hacer esto con sus propias manos, apenas aprovechando sus dones youkai para trabajar.

Día tras día, semana tras semana… Dispuesto a hacer esto como un hombre, con las mismas manos con las que tocaba y abrazaba a su mujer, empleando su youki al mínimo, viendo con orgullo como lograba construir su futuro, con amor. Ese mismo amor que Kagome le prodigaba desde siempre.

Cada día un nuevo desafío, cada hachazo una nueva esperanza, una sola meta, alcanzar la felicidad de la mujer que amaba con todas sus fuerzas…

Luego de interminables días…Lo había logrado.

Apartándose a contemplar su obra, en su pecho se hinchó el orgullo, eso era exactamente lo que deseaba lograr y lo había hecho con sus propias manos. Para ella, para él. Para ser felices…

Ya luego de tres semanas de repetirse la misma situación, Kagome avanzaba lentamente y desganada. Shippou y Rin la llevaban de la mano. Caminaba cansinamente mientras bostezaba.

De lejos veía a su suegra ingresar al salón. Y enseguida el silencio.

En el gran salón aún se encontraba el Inutachi conversando, el desayuno se había hecho demasiado largo, Sesshomaru había brillado por su ausencia y todos estaban entre aliviados y desconcertados, solo Irasue los despertó de su relajación

-"Dónde está Sesshomaru Sama?"

-"Irasue Sama…Buenos días, No lo sabemos"

-"Él no se presentó al desayunar"

-"Nadie lo ha visto Lady Irasue"

-"Hn"

Caminando muy grácilmente tomó asiento en la cabecera de la mesa.

Luego observó a Inuyasha y se lo quedó mirando fijamente. El poderoso hanyou de Occidente la veía con desconfianza pero de frente, casi sin parpadear.

Mil preguntas le pasaban por la cabeza, mil respuestas que no llegarían jamás.

-"Y tú, Inuyasha san, por qué no te has sentado en la cabecera de la mesa"

Todos se quedaron sorprendidos por la extraña pregunta de la hermosa hembra Inu.

-"Keh! Ese es el lugar del Hijo de p… Sesshomaru"

La hembra se lo quedó mirando y de pronto estalló en carcajadas.

-"Eres digno hijo de tu padre, has heredado su sentido del humor…"

Nadie comprendía a la irrisoria hembra, pero sonrieron levemente

-"Cuando el alfa no se encuentra en palacio, Inuyasha Kun, es el beta quien debe tomar su lugar, apoyando y protegiendo a la hembra alfa, más en este caso que Lady Kagome está esperando y ocupando el trono del Oeste, hasta que el Señor regrese"

-"Keh! Tonterías, quien querría ser mandado por un hanyou"

La mirada brillante en la bellísima hembra de blanca piel.

-"Esta Inukimi, puede sentir la potencia de la sangre de Inu No Taisho en ti…Esta Inukimi, seguiría al hijo del general y su mandato"

Irasue por supuesto sabía que nada escapaba a los sirvientes y empleados del palacio, siempre supo que las paredes del castillo de la luna, poseían unas finas orejas y avispados ojos y a los fines de acallar faltas de respeto y objeciones contra los mestizos debía comenzar ya.

Especialmente porque su nieto sería mestizo y ella no iba a permitir ni la más mínima falta de respeto hacia el cachorro.

Rodarían muchas cabezas antes, no le importaba que fuesen todas.

-"Ah, mi querido Taisho kun, aún hay estúpidos que creen equivocadamente que ser mestizo es una desventaja…La sangre del más poderoso corre por tus venas así como la sangre real de una verdadera princesa. Si algo me enseñó la vida es a detectar el poder en los demás, y tú joven hijastro, eres por mucho el macho más poderoso después de Sesshomaru"

Las orejas de Inuyasha estaban bajas y su rostro muy sonrojado, las palabras de Irasue lo avergonzaban.

La poderosa madre de su medio hermano lo estaba elogiando, él no sabía cómo responder.

-"Gracias…Creo"

El rostro de congoja de Inuyasha volvió a provocar la risa melódica de la hembra.

Ahora sí, reían todos. El sonido del ingreso de alguien al salón los hizo callar.

Kagome llegaba junto a los niños y se detenía frente al grupo

-"Buenos días"

-"Buenos días Kagome, niños…"

-"Hey"

-"Rin…Shippou"

-"Bienvenida Kagome Sama"

-"Ah! La Señora del Oeste… Ven preciosa siéntate a mi lado"

Irasue le indicaba tomar su lugar mientras ella, se levantaba y señalaba a Inuyasha a tomar la cabecera y le indicaba a Kikyo a sentarse del otro lado al lado de Kagome.

-"Este será el modo de ordenarse cuando mi hijo no se encuentre en palacio, el Oeste siempre tiene que ser funcional, y jamás demostrarse desorganizado o débil frente a los demás."

Todos asentían mientras ella tomaba su lugar a la derecha de Inuyasha

Golpeando las manos, la dama mayor con su ácido humor y sagacidad, vociferaba aterrorizando a los sirvientes y funcionarios que escuchaban y espiaban ocultos en los rincones

-"Vamos ya estamos organizados, dejen de espiar y vayan por más refrigerios, la Señora del Oeste está aquí para desayunar!"

Los correteos no se hicieron esperar, y la llegada de nuevo servicio de té, confituras, frutas y demás alimentos se colocaron en la mesa una vez más.

Todos se sirvieron un poco de todo para acompañar a Kagome y a Irasue.

Inuyasha suspiraba

-"Keh! Si el hijo de puta no regresa pronto, engordaremos tanto que no podremos ni levantar una katana"

Una vez más las risas inundaron el gran salón.

Luego de transcurrir el día de la manera más apacible y silenciosa posible, llegó la noche.

Y Sesshomaru con ella.

Luego de pasar por las aguas termales, se reunía con Danaka en su despacho y luego con Irasue a solas. Más tarde, cenaba junto al la manada y cuando se retiraba a su habitación a descansar, simplemente besaba a Kagome en la frente, sin explicar nada y a mitad de la madrugada salía de nuevo hacia rumbo desconocido.

Y así los días subsiguientes, Kagome de noche dormía junto a su pareja, y de día estaba sola, si bien estaba con el Inutachi, ella se sentía sola.

Algo había cambiado luego de Sesshomaru recibir su marca. Cada vez que recordaba la urgencia por morder, suspiraba y resoplaba, su sangre la llamó a hacerlo. Y ni en un millón de años hubiese sido capaz de evitar marcarlo, el llamado del frenesí era demasiado poderoso hasta para un ser humano.

Nada podría haber evitado que las cosas resultaran así.

Por las noches, Kagome se dirigía al salón a cenar, caminaba junto a Kikyo, Sango, Miroku, Kouga y Ayame. Los Señores del Norte, habían decidido quedarse hasta la luna Ocre, para luego partir hacia las tierras del Sol, la luna dorada era garantía de buen tiempo y brisa cálida, ideal para viajar. La Señora del Norte, estaba esperando también, por lo que el lobo no escatimaba en tomar recaudos. En la soledad de la Dama del Oeste, la pareja Ookami se desvivía por acompañar y entretener a la joven, junto a la sanadora, que de a poco, se iba encariñando con el extraño grupo.

El general Tora monitoreaba cada movimiento de la joven y no estaba para nada conforme con el desarrollo de las cosas. Danaka desearía ayudar a su Señora, pero lamentablemente Sesshomaru había decidido ocultarle a él también sus actividades extra palaciegas.

Nada podía hacer más que protegerla y acompañarla.

Una de tantas noches, Sesshomaru caminaba por uno de los corredores junto a su madre y el tigre.

-"Pero Mi Lord…La Miko se ve bastante desmejorada y triste. Cada día, el grupo de humanos la acompaña y la mantiene constantemente activa y entretenida. La pareja Ookami también han estado al pendiente"

-"Hn."

-"Danaka San…"

-"No creo que sea lo más conveniente tratar a un ser humano como si fuese un Inu. Ella no comprende y sufre"

-"Cuidado Danaka"

-"Madre"

La conversación iba elevando su tono, cuando el sonido de risas les llamó los oídos, sobretodo la cantarina voz de la sacerdotisa de Shikkon.

Parte del Inutachi se dirigía a cenar, Inuyasha estaba ocupado con asuntos de palacio, y Sesshomaru, bueno nadie sabía dónde estaba. Mientras caminaban reían por las ocurrencias el joven Señor del Norte y entre bromas y bromas, las mujeres no acallaban sus risas.

Entre chistes y ocurrencias, Kouga alzaba en el aire a su pareja, Miroku a Sango y las hacían girar.

Al son de gritos de alegría y risas alegres el grupo repetía noche a noche el ritual.

Al estar solas las sacerdotisas, Miroku sin pedir permiso, alzó a Kikyo quien reía sin parar, Kouga y Ayame atrapaban a Kagome pero al ser el lobo el más fuerte él la levantó, los gritos de Kagome dejaron a Sesshomaru helado de pie frente a ella.

Venía conversando por el pasillo con su madre y los sonidos los guiaron hasta llegar a ellos y sorprenderse con la imagen de Kagome sostenida por los poderosos brazos del lobo del Norte.

Kouga tragó en seco y lentamente fue bajando a la Señora Occidental, ante los rojos ojos del dueño de casa.

Sesshomaru afinaba los ojos al lobo, Ayame abrazaba a Kagome y tomaba la mano de Kouga demostrando que a ella no le molestaba la interacción, fingiendo continuar riendo.

Los demás saludaron a los recién llegados.

-"Sesshomaru Sama, Lady Irasue…Danaka Sama"

Sesshomaru asintió pero fijó la vista en su pareja, acaso ella no recordaba su advertencia de no acercarse al lobo?

Sin darle tiempo a abrir la boca, Kagome habló

-"Íbamos a cenar…Te hubiésemos avisado, pero nadie supo decir dónde estabas… Decidimos ir a cenar a pesar de ello…Después de todo, Ayame y yo necesitamos alimentarnos correctamente"

Argumento imposible de refutar, ante el que el enorme macho Inu sólo pudo responder

-"Hn."

Caminando hacia el frente y llevando a Kagome a su lado, miró de reojo al Ookami que sin titubear abrazó a Ayame y continuó riendo junto a Miroku y Sango.

Sesshomaru se merecía eso y más, por dejar sola a Kagome

Durante la cena, la complicidad de Sesshomaru con su madre se mantenía y de manera evidente dejando a todos los demás fuera.

Sus grandes manos alcanzaban las de la Miko por debajo de la mesa, ella le permitía tomarla, más no respondía la presión. Su mano era literalmente agarrada por Sesshomaru, mas ella no agarraba la de él.

Sesshomaru sabía que si fuera cierto lo que Danaka decía, ella estaría incómoda con la situación, pero si todo salía bien, haría a su preciosa Miko muy feliz, o al menos eso esperaba, pero ella, contrariamente a lo esperado, se veía cada vez más triste.

Kagome apenas sonreía, estaba muy preocupada por las ausencias diarias de Sesshomaru, al igual que Inuyasha. La antigua Señora de la Luna se mantenía estoica y su rostro ilegible, pero muy en el fondo, Kagome estaba segura de que algo sabía, se la veía demasiado tranquila.

Ella estaba acostumbrada a éstas cosas extrañas de los Inu, y como harta que estaba, no pensaba darse a ver como una hembra débil, y si estaban experimentando o poniéndola a prueba, no sería vista como una mujer voluble o insegura, estaba embarazada, cansada, pero su intenso carácter no lo permitiría, algo tramaban Sesshomaru y su madre y ella no tenía ganas de intrigas, no les daría el gusto, ni siquiera preguntaría de qué se trataba. Inuyasha y ella se iban acercando día tras día. Junto a Kikyo, y el grupo se estaban consolidando una vez más, como cuando cazaban fragmentos, eran una unidad, el Oeste se volvía cada vez más fuerte. A pesar de la ausencia de su Señor.

Los Inu regentes, pensaban que en lugar de la Miko, ellos estarían muy entretenidos intentando averiguar qué sucedía.

Cuando Sesshomaru le contó sus planes a su madre, basándose en la cultura Inuyoukai, y en la curiosidad natural de su raza, sonreían excitados pensando que Kagome estaría entretenida y esperanzada de averiguar acerca de los extraños sucesos. Al principio.

Danaka le había advertido a Sesshomaru acerca de la creciente tristeza de la Dama de la luna.

Pero ya transcurridas las semanas y siendo la pena y amargura de la joven tan evidente, se dieron cuenta de que habían errado el camino. Ella no había intentado averiguar nada, se había sumido en silencio, se había alejado de ellos, día a día se refugiaba en sus amigos.

Cada miembro del Inutachi cumplía con su función, Inuyasha excedía las expectativas como Señor del Oeste en su ausencia. Sesshomaru estaba tranquilo en lo que al cuidado de la Miko y el palacio competía. Pero las cosas no estaban bien.

Hablando con su madre decidió suspender por unos días sus salidas, ya parte de sus planes estaban terminados y lo poco que faltaba era sólo cuestión de tiempo solucionarlo.

Era de tarde ya. Buscaba a su pareja por sus aposentos, el solario, el observatorio, los jardines delanteros, el invernadero, el onsen de sus habitaciones, los salones, los establos, la cocina…

Nada.

Kagome y el Inutachi no estaban.

-"Sesshomaru y la Señora del Oeste?"

-"La estoy yendo a buscar"

Mentía, no se humillaría delante de su madre.

-"La joven Miko se nota desmejorada…Danaka tenía razón. Ella no comprende tu motivos"

-"Hn. Lo sé"

-"Hacia dónde vamos?"

Simplemente hacia el único lugar donde deseaba no encontrar a Kagome, el ala médica.

Ingresando silenciosamente caminó hasta los murmullos y allí se congeló

Kagome estaba recostada sobre las piernas de la sanadora, Kikyo sostenía la Tessaiga, Inuyasha en su forma demoníaca le infundía youki al vientre de Kagome.

-"Qué significa esto?"

-"Keh! Cumplo mi deber como Beta, en AUSENCIA DEL ALFA"

Ese último comentario salió ácido como la hiel que sintió el Daiyoukai al ver a otro cumplir con SU deber de alfa, pareja y progenitor.

De pronto se sintió peor que la peor lacra, que siempre pensó que era Inuyasha, sin embargo ahí estaba él, cumpliendo como todo un Lord Cardinal de su status.

Inuyasha no lo soportó más y espetó

-"Y yo soy la desgracia de la familia?"

Era dolorosa pero cierto. Infundirle youki de noche solamente no le alcanzaba, era un cachorro muy poderoso y estaba sacando todo lo que tenía Kagome.

Había descuidado sus deberes como padre. Era una vergüenza para la sangre Taisho.

-"Espero que te hayas repuesto de tu depresión por la "marca" y dejes de actuar como un bastardo hijo de puta y te ocupes de las cosas que realmente importan"

Irasue indignada gritó en defensa de Sesshomaru

-"Tú no sabes nada, mestizo, mejor mantén la boca cerrada"

-"Sí, eso soy, un mestizo al igual que este cachorro, y si tu no lo respetas como a tal, en mi tendrá más que un tío, un padre, un amigo, alguien en quien confiar que lo comprenda. ¿Qué es lo que harán tú y tu precioso hijo pura sangre? Tratarlo como a lacra igual que hicieron conmigo"

Y levantándose de su lugar tomó la Tessaiga de las manos de Kikyo, sus marcas desaparecieron dándole lugar al rostro de siempre y se dispuso a salir

-"Y como ya Culo pura sangre sama está de regreso, mis tarea como Beta, terminan aquí, vamos Kikyo, estoy cansado"

-"Eres un desagradecido!"

Irasue intentó tomarlo del cuello, pero Sesshomaru se lo impidió

-"Yamero!"

Y le sostuvo la mano

-"Inuyasha cumplía con su deber"

El silencio se apoderó del sitio y así uno a uno los miembros del Inutachi reverenciaron a Kagome y a Sesshomaru y se retiraron dejando a la pareja del Oeste, a Irasue y a Krisstal, solos.

-"Sanadora…Onegai…Me permitirías unos minutos a solas con Lady Kagome…"

-"Por supuesto padrino, enseguida"

-"Madre…Tú también"

-"Pero…"

-"Onegai…"

Reverenciando las dos hembras youkai se retiraron del lugar. Era más que extraño que Sesshomaru pidiera nada POR FAVOR.

Claro que se retirarían y muy rápido.

Kagome miraba hacia la ventana

-"Está tibia la brisa…esta noche Kouga y Ayame partirán al Norte"

-"Miko…"

-"Ayúdame a levantarme…"

Luego de hacerlo, Kagome acomodó su traje de Miko y se comenzó a retirar del lugar

-"Deseo hablar contigo, Miko"

-"Yo desee hablar contigo todos los días que no has estado en palacio, y cuando has estado también, más no me dirigiste la palabra ni una sola vez en estas semanas, Sesshomaru Sama"

-"Kagome, este Sesshomaru…Estaba en busca de algo importante"

-"Sabes? Creo que no me interesa ya"

Que no le interesa? Y todos sus esfuerzos fueron en vano?

-"Este Sesshomaru no comprende…"

-"Eso…Ya. Guárdatelo para ti, no me interesa"

Sesshomaru sintió la amargura, la decepción, el dolor, la tristeza a través de su vínculo. Su marca le ardía como si estuviese infectada.

Sentía el abandono en carne propia.

Y supo lo que debía hacer…

La tomó en brazos como si levantara una niña, acunándola con amor y cuidado, caminó con ella que se resistía al principio, hacia su despacho donde sabía se encontraría su general. Kagome estaba enojada y no deseaba seguirle la corriente, pero su vínculo no le transmitía nada negativo a cerca de sus acciones.

Una vez dentro, Sesshomaru la depositó suavemente en el sofá y se dirigió a su asiento. Sacando un pergamino antiguo y extendiéndolo para que ella lo pudiese leer

-"Sabes leer, verdad Miko?"

-"Por supuesto. Pero qué tiene que ver eso con…"

-"Lee"

Y ella se acercó y comenzó a leer. A medida que descubría una a una las personas que nombraba ese pergamino, su corazón parecía estallar

El título del pergamino era.

ÁRBOL GENEALÓGICO- CLAN HIGURASHI

Y debajo uno a uno los miembros de su antiquísimo clan

-"Qué quiere decir esto, Sesshomaru?"

-"Lo que lees, tu clan se puede rastrear hasta estos tiempos…"

-"Eh? No … Comprendo"

Simple, Sesshomaru sintió luego de su marca, la angustia, soledad, pena y todo lo relacionado al dolor de Kagome, al perder a su madre y hermano. Al añorar tiempos mejores. Al no sentirse plenamente en su casa.

Y decidió sin decirle nada, buscar a su familia, pero lo que encontró lo descolocó y lo cerró en un laberinto sin salida

A demás, Kagome, comenzó a entristecer y a malinterpretar las situaciones obligándolo a detener su búsqueda.

No podía perder a su amor, por una tontería.

Luego de que él le tomó la mano, la sentó frente a él en su escritorio y le relató sus intenciones, el llanto y las lágrimas de la joven no cesaron de caer.

-"Siento no haberte dicho… Pensé que tu curiosidad te mantendría ocupada, emocionada…No pensé en que has perdido tanto, que pensarías que yo también me alejaba de ti"

Kagome sollozaba y no podía responder. Sesshomaru la abrazaba y la dejaba desahogarse

-"Siento que hasta ahora no he podido encontrarlos…"

-"No importa…Mientras tú estés a mi lado y los niños…Estaré bien"

Un beso simple, tierno, suave…

Uno que se había hecho esperar casi tres semanas. La boca del Lord abandonando los dulces labios de la joven en busca de su cuello bien marcado. Lamiendo, adorando la tibia piel.

-"Lamento no haber sabido cuidarte…"

El haori se deslizaba de los hombros femeninos

-"Lamento no haber sabido entenderte…"

El obi, violeta y amarillo se desataba de las caderas masculinas

-"Lamento haberte dejado sola…"

Las ataduras del hakama rojo se iban deshaciendo entre las hábiles garras del Poderoso y excitado macho Inu

-"Lamento no haber sabido esperarte…"

Las manos gentiles de la joven descubrían los hombros del musculoso Señor del Oeste

Los besos y caricias adueñándose de los amantes. La piel en contacto con la piel, el sudor comenzando a adornar la frente del Lord que intentaba contenerse y no devorar brutalmente a su hermosa Miko

Sesshomaru cerniéndose depredadoramente sobre la mujer sonrojada, despojándola lentamente de los vestigios de su investidura sagrada… La suave pierna sobre su musculoso hombro, la hambrienta boca saboreando la tentadora carne sensual de sus poderosos muslos, pálidos, marcados, sensuales…

De pie entre sus piernas, presionando su masculina calidez contra la femenina humedad en busca de refugio…

TAM TAM TAM!

-"FUERA!"

TAM TAM TAM!

Los golpes en la puerta del estudio

La incredulidad del macho Inu que ahora se apartaba de su presa y acomodaba su hakama para ocultar su erótica emoción

-"QUÉ!"

-"Cúbrete, mujer…"

Rápidamente colocándose la ropa a duras penas, como se pudo, despegando los cabellos de su rostro sudado

Kagome sentada en el sofá otra vez

-"Adelante"

Un tembloroso Jaken ingresaba casi arrastrándose

-"Lo – lo siento amo pero hay una hembra ningen que dice haber sido convocada por usted."

-"Dónde está"

-"Afuera, con Inuyasha sama y su madre…Mi Señor…Es una Miko…Dijo llamarse Noriko"

-"Tráela"

Kagome estaba tiesa en su asiento

-"Noriko? Ese era el nombre de mi madre"

La mirada lacrimosa de la joven

-"Lo sé"

Apenas se escuchó el golpe en las puertas Kagome se paró de pronto. Su corazón latía a gran velocidad, no podía casi sostenerse en pie. ¿Qué esperaba encontrar? ¿A quién esperaba ver?

Lentamente la figura encapuchada hacía su ingreso al recinto, junto a ella Danaka, Jaken Inuyasha y Lady Irasue

-"Bienvenida, Miko Sama"

-"Arigatou Sesshomaru sama"

-flash back-

Caminaba por la aldea colindante a la aldea de la anciana Kaede.

Hacía ya catorce días que buscaba. Estaba internamente emocionado, tal vez, solo tal vez…

Luego de recibir su marca y superar los efectos colaterales del shock original, Sesshomaru comenzó a recorrer algunas memorias de su dulce Miko, sus anhelos, sus sueños y lo que se encontró fue un sinfín de sensaciones extrañas, entre ellas, melancolía y mucha pena por la pérdida de su familia. Y fue entonces, mientras hachaba los troncos que necesitaba para su proyecto, que se le ocurrió una idea…Buscaría algún antepasado de Kagome para acercarla lo más posible a una familia, a raíces, a pertenencia.

Había recorrido cincuenta aldeas y nada… Solo en la aldea de los exterminadores que estaba en reconstrucción encontró un anciano que le supo hablar de un clan de sagrados cuya fuerza celestial era legendaria, habían luchado junto al general Taisho innumerables veces, pero su paradero era incierto.

-"Como le dije, Taisho Sama, desde centurias que no se supo más nada de ellos, lo único que supimos y eso contado por los ancianos de la aldea de mis padres, fue que el hombre, padre del clan era de apellido Nakamura"

-"Hn… Ya veo"

Su decepción fue muy notoria, Sesshomaru verdaderamente deseaba, esperaba profundamente, que dijera Higurashi, pero no sucedió así.

-"Arigatou, Tenada Sama…gracias por su tiempo"

-"Espere, Mi Lord…Veo que es realmente importante encontrar a esa gente…Tal vez pueda ayudar ir a la aldea de la anciana Kaede, allí en las cercanías del pozo devorador de almas, en una viejísima casa habita una mujer, una Miko, dicen que es muy poderosa, pero nunca se la ve, no interactúa con la gente, solamente con la anciana, ella podría tener quizás una respuesta"

Parecía una broma…De vuelta a la choza de la anciana Kaede…

Maldecía por ser tan tonto y no dirigirse allí primero.

-"Lo único, Taisho Sama…Nakamura era un niño huérfano, fue adoptado por el clan de sagrados y luego cambió su nombre adoptando el de sus benefactores, para luego casarse con la hija del matrimonio"

Con esa información, Sesshomaru se dirigió de inmediato a la casa de la anciana.

Ella lo recibió con agrado y conversaron largamente acerca de lo sucedido, de su marca, de la procedencia de Kagome, lo vivido por ella y su necesidad de calmar el alma atormentada de su hermosa y tierna mujer

-"Es una acción muy loable, Sesshomaru sama…Pero desconozco el nombre de esa mujer, sé que proviene de la aldea de los exterminadores, pero…No creo que ella desee hablar con un youkai, menos aún un Lord Cardinal… Después de todo…Náraku asesinó uno a uno a todos los integrantes de su familia…Ella es la última"

-"Náraku?"

-"Mmm. Náraku, apareció un día después de revivir mi hermana, y al parecer, exterminó al clan de sagrados, con una saña increíble…Los cuerpos destajados de toda la familia estaban regados por los alrededores de la aldea…Nunca supimos por qué…"

Sesshomaru le permitía hablar. Aunque no lo admitiera admiraba la sabiduría de la hermana de su voluble cuñada. Cómo podían ser tan diferentes… A pesar de sus pensamientos, no se desviaba del relato, esto era muy importante, este podría ser el camino para hallar lo que tanto añoraba

-"El odio sería la única respuesta a semejante atrocidad! El ensañamiento hacia la estirpe, la erradicación de la sangre sería lo único que motivara una masacre como esa, pero odio a quién?"

Simple, luego de compartir opiniones y relatos ambos coincidieron

-"Náraku intentó acabar con los antepasados de Kagome"

-"Hn"

Náraku había cortado de raíz el árbol Higurashi para asegurarse que exterminándolos Kagome no renacería en ninguna era. Ambos Kaede y Sesshomaru estaban seguros de que se trataba de eso.

-"Si me lo permite, Mi Lord…Yo hablaré con ella, si estuviese relacionada con la familia, qué desea usted que le diga?"

-"Envíela a mi palacio en el Oeste"

-"Hai, eso mismo haré, aunque no sé si ella aceptará ir a meterse en un palacio lleno de demonios"

-"Haga lo que pueda, Kaede Sama, suceda lo que suceda, el Oeste siempre estará en deuda con usted"

Luego del anochecer, fue tiempo de regresar a palacio, con las manos vacías.

Tal vez el tiempo diría qué fue de esa mujer

-"Arigato, Miko Sama"

-"Hasta más ver Sesshomaru Sama"

-Fin del flash Back-

-"Siéntese"

-"Así estoy bien"

-"Hn."

Kagome permanecía en silencio desde su asiento, mirando a la misteriosa mujer, Inuyasha y los demás querían averiguar quién era, sobretodo Inuyasha, el aroma de esa mujer era muy familiar.

-"Retírense"

-"Sí, Mi Lord"

-"Sesshomaru!"

-"Madre…obedece a tu alfa"

Luego de quedarse los tres en el despacho, Sesshomaru procedió a hablar

-"Tengo entendido que Kaede Sama habló con usted?"

-"Así fue"

-"Hn…Y qué la llevó a venir al Oeste"

-"Para ser un relato tan…increíble, debe ser porque no hay manera de que semejante cosa sea una mentira, sólo una mente tan retorcida como la de Náraku era capaz de violar hasta las leyes de los tiempos para salirse con la suya"

Kagome abría los ojos grandes, y sin poder evitarlo preguntó

-"Náraku?"

La mujer se volvió a ver a Kagome, pero antes de nada, el Daiyoukai sostuvo a Kagome de los hombros mientras miraba a la otra mujer a los ojos

-"Y Cuál es su nombre, Miko Sama?"

Mientras bajaba su capucha y permanecía de pie frente a Kagome.

-"Me llamo Noriko Higurashi, soy el último miembro del clan Higurashi, Hajimemashite"

La pobre Kagome parecía estar de pie frente a un fantasma

-"Ma-Mamá!"

-"Tal vez sea tu tátara tátara abuela, Kagome Sama"

Sin mirar a nadie, ni a nada, la joven se abalanzó hacia la mujer que se parecía a su madre y la abrazó como a su tesoro más preciado. La amable sacerdotisa le besó la frente a su joven pariente intentando calmarla, a sabiendas de su dolor

-"Ya, Ya mi niña, no llores… Yo siempre estaré para ti"