NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.
GRACIAS POR LOS COMENTARIOS, SON ESPECTACULARES! GRACIAS ABSOLUTAS POR SU APOYO. YA SABEN, NO NOMBRO A QUIENES ME DEJAN COMENTARIOS, POR NO OLVIDARME A NINGUNO, PERO A TODOS Y CADA UNO DE USTEDES, ETERNAS GRACIAS.
FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2017 PARA TODOS!
ABRAZO ENORME.
Capitulo 67
MAÑANA
El sudor corría por su frente y espalda…Cuatro veces era suficiente para un par de horas…Kikyo dormía ahora y él moría de sed.
Caminando con sus pies humanos hacia la mesa del vestidor, a servirse un vaso de agua, el sexto ya…
Hormonas, había dicho Sesshomaru. Eran terribles, al menos en esta etapa del mes, cuando era un simple humano y sus fuerzas no eran lo mismo…
La sonrisa le regresaba a la cara mientras imaginaba las cosas que le haría a su mujer, en su estado normal de hanyou.
Ah! Cuánto pensaba disfrutar de las malvadas hormonas cuando saliera el sol en unas horas, por ahora no había más agua en la jarra y se tendría que ir a la cocina para buscar más.
Envuelto en su yukata negra Inuyasha se adentraba en la cocina, de paso comería un trozo de carne de ciervo antes de regresar al dormitorio, pensaba continuar con su deber de futuro padre complaciendo a la futura madre.
La youkai ushi se encontraba lavando unos trastes
-"Ah! Inuyasha sama, qué necesita a estas horas?"
-"Oh! Lo siento, no sabía que había alguien…No se moleste, sólo quiero un poco de agua…Y, tal vez algo para comer…"
La vaca sonreía, siempre Inuyasha solía escurrirse dentro de la cocina para sacar un trozo de algo dulce o carne fresca. Ella tenía una pierna de cordero lista para su hanyou favorito
-"Lo de siempre Inuyasha Sama?"
Y le extendió la bandeja llena de bocadillos y agua fresca.
-"Cociné la carne. Recordé que esta noche es luna negra y a los humanos no les cae muy bien si está cruda, y si llegaba a querer un poco…"
-" Por eso eres mi favorita, Kaya"
Inuyasha agradeció y se dirigió al comedor. Siempre era fresco y de noche se podía apreciar el cielo nocturno desde sus amplios ventanales. Silencioso y oscuro el lugar era ideal para sus escapadas.
Cuando se disponía a sentarse y comenzar a comer una voz profunda le erizó los pelos del cuerpo
-"Escurriéndote por las sombras como un cachorro? Vergonzoso…O quizás huyendo de la pasión?"
-"Ja-ja, qué idiota! Casi me matas de un susto! ¿Y tú, qué mierda haces escondido bebiendo a estas horas, huíste también?"
-"Hn"
Acomodando los ojos humanos a la oscuridad, Inuyasha logró vislumbrar a Sesshomaru sentado cómodamente en un sillón, con una pierna cruzada sobre la otra y girando unos hielos dentro de su copa de licor.
-"Hasta con el olfato de un humano huelo el alcohol de tu copa, piensas emborracharte? Necesitas valor para regresar al dormitorio"
El gruñido intenso del Daiyoukai hizo reír al mestizo, esta noche, humano.
-"Está bien, está bien, no te molestaré más. Kikyo duerme ahora y sentí sed…Me bebí toda la jarra de mi habitación y el agua del onsen está caliente, deseaba agua fresca…Y un bocadillo si se podía… Mmmm... Si te apetece, está cocida, pero sólo un poco. Está buena"
Sesshomaru lentamente se levantó y caminó hacia su hermano, se sentó frente a él y aceptó un gran trozo de la pierna de cordero.
Luego de comer en silencio por unos minutos, finalmente habló
-"Kagome duerme ahora…Seis veces es demasiado para unas horas, la dejé por unos momentos para que descanse…Por lo del cachorro"
Inuyasha incrédulo levantaba la mirada hacia su hermano que comía como si nada.
-"Seis!...Keh! Puto calentón y me dices a mí"
-"Hn…No me dirás que no disfrutas aliviar las "urgencias" de las hormonas de tu Miko…"
-"Pero seis veces en un par de horas, no es que hay que cuidar al cachorro?"
-"Eso le dije a Kagome…Ella dice que está bien así"
El grueso sonido de tragar en trozo de carne a medio masticar, retumbó en el aire.
-"La…La calentona es…Kagome?"
El Daiyoukai se encogió de hombros y apenas se vislumbró el borde de su boca elevarse en una sonrisa maliciosa.
-"Yo antes descuidé mi deber como macho y padre de familia…Ahora debo enmendar…"
-"Sí, pero… Por Kami…"
El Lord observaba de reojo a Inuyasha.
Su cabello largo, negro. Sus ojos almendrados, sus manos sin garras, su rostro redondeado, se asemejaba bastante a su madre, Izayoi.
-"Te ves…Extraño como humano…No te había observado con atención antes"
Inuyasha por su parte no hizo gesto alguno, simplemente continuó comiendo
-"Y? No te perturba tener un hermano humano?"
-"Me molesta la estupidez de los humanos, no su condición. Ya lo he dicho mil veces, Inuyasha"
En lo que terminaban de conversar las puertas del salón se abrieron dejando ver a una Señora del Oeste en camisa corta, muy corta restregándose los ojos
-"Sesshomaru…"
Los Lores se la quedaron viendo. Era una imagen verdaderamente erótica.
Inuyasha dejó de comer y se quedó estático.
-"Ojos en la bandeja mestizo"
Sesshomaru sin perder tiempo se dirigió a ella, la alzó como a una novia, mientras asentía sonriente a su medio hermano.
-"Me retiro a seguir enmendando…"
Inuyasha muy sonrojado le arrojó una cuchara
-"Demasiada información! Guárdatela! Kami! No necesito imágenes raras en mi mente!"
Ya en un susurro
-"Hijo de puta…"
Muy colorado masticaba nervioso, imaginando los posibles sucesos en la alcoba señorial…
Sacudía su cabeza intentando no pensar. Su mente volaba bastante rápido de una manera igualmente realista… Después de todo él pudo estar allí, él de alguna manera había estado allí. No de esa forma…Casi de esa forma y sin embargo, había elegido a Kikyo.
Terminado su plato y bebido la última gota de agua, se encaminó a sus habitaciones. Muy sigilosamente se acomodó de espaldas al lado de Kikyo que se revolvió un poco al sentirlo cerca.
-"Mmm…Inu….Sha…"
-"Shhh, aquí estoy…Descansa"
-"Mmm…"
La delgada mano de la sacerdotisa apenas acariciándole el vientre levemente rasguñando con sus uñas los vellos debajo del ombligo.
El hanyou miró a la cara a la mujer.
Ya sin atisbo de estar dormida o con sueño…Unos enormes ojos café intenso lo observaban con un brillo muy misterioso y…Caliente.
El hanyou todavía humano, suspiró y sonriendo para sí, suavemente despojó a su pareja de la única prenda que la cubría, una sábana de seda azul.
-"Continuamos?"
La mujer sonrojada asintió. Y el segundo de Occidente se entregó a su sacrificada y dura misión: enmendar…Después de todo, él la había preñado y era lo menos que podía hacer.
En su corazón estaba muy contento, el embarazo de una mujer era "Lo más", sexo, sexo y más sexo.
Claro que él no imaginaba que las hormonas continuarían haciendo de las suyas durante varios meses más…Y no era sexo lo único que habría.
De pronto recordó que su hermano lo había hecho seis veces en el lapso que él sólo rindió para cuatro… Y había sido bastante duro…Genial, pero duro.
-"Ya saldrá el sol…"
Murmuraba mientras se alimentaba de la piel de los hombros y el cuello de Kikyo.
-"Inu?"
-"Nada"
-"A mí me gustas siempre, humano eres hermoso"
-"Lo sé"
Kikyo se encaminaba al onsen. La veía caminar con su acostumbrada cadencia.
Que lo amaba como humano había dicho, ya lo sabía.
Mentalmente se recordaba que Kagome lo amó tal cual era. Humano, hanyou, inclusive youkai completo, durante los episodios de la lucha contra Náraku. Por qué había elegido a Kikyo, era un misterio para él, pero su corazón y su mente le habían demostrado que ese era su verdadero amor, y así estaba mejor.
Además, Sesshomaru era el más poderoso, nadie mejor para estar junto a Kagome. Eso lo tranquilizaba y lo reconfortaba en su sentimiento de culpabilidad, si bien ella se había acercado a él en los últimos meses, nada era como había sido en un comienzo, ni lo sería otra vez, la molestia inicial ya no se sentía, pero algo se había roto entre ellos y ya no se podría arreglar.
Era su culpa.
Por eso aceptaría su lugar en el Oeste, su pareja, su familia, su título, sus deberes como Beta, todo por resarcir sus errores y protegerla aunque fuera de lejos y cuando Sesshomaru no pudiera. Demostraría que había cambiado y para bien suyo, de Kikyo, de su hijo, del Oeste y de la manada y su amiga, eterna amiga, Kagome.
Kikyo regresaba y él sonriente la esperaba para amarla un poco más, quizás Sesshomaru estaría amando a su amiga, y eso le calentaba el corazón. Kagome era amada, muy amada y siempre sería feliz.
La luna se colaba por los cortinados, la noche se refrescaba y los sonidos de la pasión se escapaban por las ventanas…
En la habitación señorial la sacerdotisa de Shikkon descansaba bañada por los hilos de plata de la cabellera de su pareja que custodiaba su sueño amorosamente. Enternecido por los movimientos de su cachorro dentro del vientre, observaba a su hembra dormir plácidamente, mientras el pequeño hacía notar el roce de sus piecitos contra las paredes del vientre materno permitiéndole a su padre admirarlo.
En esos momentos estaba más seguro que nunca de que no podía esperar más, para revelarle su sorpresa a Kagome. Eso haría definitivamente, mañana comenzaría los preparativos para su hermosa mujer. Nadie mejor que ella para apreciar su regalo. Era especial, único, simbólico, significativo, suyo, secreto, romántico…
-Flash Back-
En su despacho admiraba la belleza de sus jardines y recordaba algunas imágenes de las memorias del Palacio de la Luna del futuro de Kagome, Jamás había perdido su encanto, ni con el correr de los siglos. Estaba intentando forjar un futuro nuevo, encantador y que la colme de felicidad y calma, que no se pareciera en absoluto en nada de lo negativo a aquel tiempo inexistente que tanta cicatriz había dejado en su hermosa pareja.
"Escribiré mi propia historia" se repetía constantemente, sin embargo, a veces, solo a veces anhelaba saber un poco más de aquello.
Había visto su futuro a través de los ojos de Kagome, y las cosas habían sido agridulces, para ellos.
Sufrir no era una opción, ya no más.
Ahora Yashamaru vería el nacimiento de un nuevo tiempo de paz, prosperidad, abundancia, luz y amor, mucho amor.
Él se encargaría de eso, él colmaría a su familia y a sus amados de amor incondicional y absoluto.
Y para ello necesitaría ayuda. Él había visto la valía en el corazón de su manada de humanos, él sabía que ellos no lo defraudarían.
No lo habían defraudado en su futuro catastrófico, aún a riesgo de morir, no lo defraudarían ahora que el mundo era su mundo, pacífico, nuevo, fresco.
-"Con permiso Sesshomaru Sama…"
-"Adelante monje"
Miroku ingresaba al despacho del Lord y tomaba asiento frente a él.
-"Usted dirá, Mi Lord"
Mientras el viejo compañero de reuniones y reflexiones, entiéndase cognac, salía a relucir, bautizando las copas y lentamente las gargantas de los dos machos en cuestión.
Sesshomaru afinaba los ojos estudiando las respuestas del monje atribulado.
-"Primero, espero absoluta reserva a cerca de lo que le voy a contar, sacerdote"
Miroku bebió un pequeño sorbo del licor y con su conocida sonrisa le respondió
-"Absolutamente, Sesshomaru sama, usted puede confiar en mí"
-"Hn."
Las miradas brillantes fijas unas en otras, el aguardiente bajando por sus gargantas calentándoles el cuerpo. La noche cómplice de sus urdiembres acompañándolos entre licor y secretos. Luego de unas horas se vio salir al monje hacia sus aposentos y minutos después al gran youkai Inu caminando acompasadamente hacia su hermosa mujer, que esperaba por él entre sedas y sensuales deseos…
-Fin flash Back-
Las sesiones de cuerpo, piel y sexo se dieron de manera natural y exquisita, seis, siete, doce veces…Una noche para amar y ser amado. Noche para acariciar y ser acariciado, noche de amor y pasión, noche para soñar.
Velando su descanso entre los rayos de la luna, pensaba en su presente, su futuro y su ilusión.
Estaba decidido a lograrlo, a forjar ese nuevo tiempo pleno de amor, paz y felicidad. Todo estaba preparado.
Solo faltaba el comienzo del nuevo día, los primeros rayos solares, el mañana.
Esa palabra simple y compleja a la vez.
Mañana…
Mañana, sería el comienzo de su nueva vida…
Mañana…
