CAPITULO 3

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—Naruto, atrápalo. —Volteo al llamado de mi amigo, que me ha arrojado un trapo para limpiar.

Giro y camino hacia la chica de nuevo que, no puede con su cara de asustada, me preocupa un poco mirarla así, por lo que soy consciente de que mis facciones lo demuestran, siento esa presión en el entrecejo. Me acerco hasta el charco más grande que ha dejado el café y le pregunto. —¿Estas bien?

Asiente, aunque aún la tos no la deja del todo. No se ve bien. De hecho, se ve pálida.

—Por aquí, pasa por aquí. Yo me encargo de todo. —Intento acercarla a otro lugar, para que se calme un poco, por instinto, coloco mi mano sutilmente en su codo, siento como se pone tensa bajo mi tacto y dejo caer la mano al instante. —Lo siento. —La miro con atención. —Yo… ¿Segura de que estás bien? —Sus ojos son bellísimos… ella es bellísima. Me siento tonto de notar eso cuando su mirada muestra tanto temor... Es solo que me provoca mucha ternura.

Aparta la mirada de mí y se aclara la garganta con algo de vacilación. —Lo siento —dice, su voz es muy suave y un tanto quebradiza. —Lo siento mucho. Es que…

—Está bien. —Digo con una sonrisa en la boca. Volteo a ver a Gaara por encima de mi hombro, que ya está haciendo un café de repuesto para esta chica.

—¡Otro recién hecho va en camino! —Grita mi amigo, confirmándome, lo que ya suponía.

—¿Ves? —Intento tranquilizarla. —No hay de qué preocuparse. —Le señalo la silla más cercana —. Yo te lo llevo. Puedes sentarte.

Me agacho para limpiar el café con el trapo, pero ella no da señales de moverse, y no dice nada tampoco. Volteo a verla lentamente, hay algo en ella… le sonrió, normalmente soy amable, pero esta chica en particular, me hace querer sonreír con más ganas… Me mira con atención, es como si… Olvido el café que se supone limpiaría hace un momento.

Me levanto y pongo mi cara en línea recta a la suya, sus ojos son como un par de perlas relucientes, claras, enormes, un poco atormentadas, pero hermosas. Esa sensación empieza a crecer a pasos agigantados en mi interior, no estoy seguro de lo que quiero decir, pero un tanto titubeante le dirijo la palabra una vez más. —¿Eres…? ¿Alguna vez…? ¿Yo…? —Mis preguntas aun flotan, no puedo concretarlas, la miro, esos ojos hermosos parecen atraparme…

Al escucharme, su cara se descompone aún más en una mueca de pánico. Se mueve rápido para salir del local, en su huída apresurada choca un poco contra mi hombro y sale por la puerta sin decir nada más. Volteo a ver a Gaara encogiéndome de hombros y... sí también preguntándole con la mirada ¿Qué hice?

El me regresa la mirada como preguntándose ¿Qué sucede con esa chica? Y antes de que pueda justificar el salir corriendo detrás de ella, la voz de Gaara me hace reaccionar. —Olvido su bolso. —Me dice.

¡Su bolso!

Lo tomo con rapidez y salgo corriendo. —¡Hey! ¡Espera! —Casi está corriendo en dirección del que, muy seguramente es su auto. No se detiene, apresuro el paso y cuando está apunto de tocar la manija de vehículo la alcanzo.

—Hey —vuelvo a decir entre jadeos, —olvidaste esto.

Se da vuelta lentamente y me mira con sus ojos enormes, abiertos aún más, con angustia, yo aún no recupero el aliento del todo por la persecución. Le entrego su bolsa.

—Ten.

La toma vacilante. —Gracias.

No dice nada más, aunque parece que lucha por buscar las palabras correctas o algo por el estilo.

Intento tranquilizarla una vez más. —Yo… —Las palabras desaparecen de mi boca, y de mi mente. —¿Te sientes bien? Pareces… —asustada. —Tal vez no te sientas bien. —La justifico e intento encontrar una razón para que su mirada me refleje tanto dolor y angustia.

Sus ojos empiezan a colmarse de lágrimas, esas perlitas brillantes, se vuelven más brillantes aún. Sacude la cabeza en un intento de alejarlas.

No puedo evitar asustarme ahora yo. —Lo lamento —doy un paso atrás, no debí presionarla, no debería estar aquí importunándola, es obvio que no está bien, pero tampoco soy quien para que se habrá conmigo, a pesar de lo que me dice mi interior. —Eso fue… —necesito una buena justificación. —No es asunto mío. Yo solo… —me siento muy atraído por ti. Miro su cara, en busca de señales, de razones, de motivos, de… algo que me explique qué pasa en su cabecita.

Pero… con una rapidez asombrosa, toma la manija de su auto e ingresa dentro del mismo, parece muy nerviosa, la miro buscar entre sus llaves la correcta, para poder arrancar, finalmente la encuentra y la mete en la ranura de encendido. Me aparto antes de que me aplaste, presa de su escape. Presiona el acelerador y...

—¡Demonios! —Grito al percatarme de que ha chocado contra mi WV, no porque tema por mi combi, sino porque el impacto pareció fuerte. Corro a ver si está bien… abro su puerta y la veo, tiene los ojos abiertos, pero no parece muy segura de lo que acaba de ocurrir, el motor sigue encendido, entro un poco, solo lo suficiente para girar la llave en el contacto y apagarlo. —¿Estas bien? —Mi voz suena preocupada, estoy preocupado.

Asiente con los labios temblorosos y sin mirarme, veo inmediatamente la sangre que brota cerca de sus labios, o de sus labios en específico, no lo sé. —Estas herida. —Le informo. —Levanto mi mano para limpiar un poco el rastro rojo que está dejando su herida, pero me detengo inmediatamente. No debería invadir su espacio personal, por mucho que mis manos piquen por tocarla…

Ella no dice nada. Aunque poco a poco empieza a comprender lo que sucedió.

—Por favor —Desesperado por verla así. — Deja que te ayude.

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