NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.
GRACIAS POR LOS COMENTARIOS, SON ESPECTACULARES! GRACIAS ABSOLUTAS POR SU APOYO. MIS DISCULPAS POR LAS DEMORAS EN ACTUALIZAR. ETERNAS GRACIAS.
ABRAZO ENORME.
Capitulo 71
Recostada sobre su costado, Kagome observaba dónde se encontraba. Apenas alcanzaba a vislumbrar a Sesshomaru y el meidou que se abría en el cielo.
El ambiente se sentía calmo, extrañamente calmo, salvo esa malignidad que se acercaba a ellos a gran velocidad.
Sesshomaru vio de reojo a Kagome despierta ya.
Se acercó a ella enseguida. Revisó una a una sus heridas.
Las de poca envergadura estaban cerradas ya. Las profundas aún sangraban pero escasamente.
-"Saiai, estás sanando…No comprendo"
El cuerpo sagrado estaba recubierto de una fina aura de color violeta, con ribetes rosados y verdes.
-"Estas son nuestras energías…Pero ese aura violeta?"
-"Será del cachorro"
Kagome acariciaba su vientre
-"Arigato, mi pequeño"
El cachorro sanaba a su madre desde adentro.
La sacerdotisa se retorció una vez más. Sólo que esta vez era por el inminente nacimiento de Yashamaru
Sesshomaru preocupado por su extraño comportamiento, tomó su mano y sujetándola suavemente de la espalda la condujo a un lugar más despejado dentro de la carcasa.
-"Aquí estaremos más seguros."
-"No. Ya vienen"
El Lord también sentía las auras negativas de las hordas, que finalmente se atrevieron a salir de cacería, en busca de la sacerdotisa de Shikkon.
-"Sesshomaru, necesito mi arco"
-"No podrás luchar, aún estás muy débil"
Kagome no tenía ninguna intención de contarle a su pareja de sus dolores de parto. Aún eran esporádicos, pero era el peor momento y el peor lugar para un nacimiento. El sangrado de entre sus piernas no cesaba, Kagome intentaba esconderlo del Lord, pero el gran olfato del macho le hacía saber que el estado de su pareja estaba bastante deteriorado. Si bien no lograba identificar el origen del sangrado, Sesshomaru sabía que su Miko estaba malherida. Extrañamente decaía de a ratos para luego mejorar repentinamente, no comprendía del todo el comportamiento de su joven pareja.
De todos modos, tendrían que enfrentarse a las hordas, si querían sobrevivir. Mantendría sus sentidos entre los demonios y Kagome
-"Si no luchamos, nos destruirán"
-"Esa, no es una opción para ti, Saiai"
Kagome se incorporaba para ponerse de pie, Sesshomaru la ayudaba sosteniéndola de la cintura
-"La última vez que estuve aquí, perdí una de mis flechas deberíamos buscarla"
Los demonios ya rodeaban la osamenta del general. Algunos intentaban trepar. Pero la armadura estaba mohosa y resbalaban. Los Señores los observaban desde arriba.
-"Ya están aquí"
-"Hn."
Ante la inminencia de la caída de las hordas demoníacas sobre ellos, Sesshomaru tomaba a la joven de sus brazos y la enfrentaba a los ojos, para hablarle
-"Kagome… Quiero que te vayas. Debes pasar por el portal de mi madre. Yashamaru y tú deben vivir"
La Miko completamente desesperada, intentaba aferrarse a su pareja
-"No….No…Otra vez NOOOOOO!"
El beso necesitado los encontraba una vez más como hacía siglos, como siempre, como ahora.
Sus respiraciones agitadas, sus manos acariciando, intentando memorizar el cuerpo del otro. Las lágrimas corriendo por las mejillas.
Sus frentes juntas, y sus alientos entremezclados, las dulces y trágicas palabras, su amor a flor de piel.
-"Por favor, no desaparezcas, Sesshomaru, no me dejes otra vez"
De pronto los recuerdos amargos de un futuro no vivido por él, el dolor, la angustia de la pérdida, la desesperanza… No podía ser, Mirai compartía recuerdos en el peor de los momentos, y una necesidad de aferrarse desconocida… No la perdería…No de nuevo… Haría lo que fuera para intentar mantenerla junto a él. A no ser que sus vidas le fueran a ser arrebatadas, intentaría luchar, pero si pensaba que no podría salvarla, la sacaría a la fuerza del inframundo aunque pereciera en el intento.
-"Miko… Saiai…No sucederá, no lo permitiré, así tenga que derrumbar el mismísimo infierno"
Sacando fuerzas de su alma sagrada y apoyándose en Sesshomaru, Kagome se acercó al borde de la carcasa. Desde allí gritaba para que Inukimi la escuchara sin saber que los demás miembros de la manada, estaban allí.
-"Irasue Sama! Necesito mi arco! Necesito mi arco!"
Sin mediar más palabras Sango montó en Kirara y salió a gran velocidad hacia el palacio.
El resto se asomaba para ver lo que sucedía y tranquilizarla.
-"Kagome Sama! Estamos aquí!"
Sesshomaru los veía desesperados, esperaban por su orden, pero no podía arriesgar a toda su manada, no los llamaría, ellos debían levantar a Occidente y velar por Kagome y su hijo si él caía. Pero lucharía con todas sus fuerzas para salvar a su mujer y su hijo. De pronto Kagome se arrodillaba tomando su vientre. Una fuerte contracción la hacía perder estabilidad. El dolor fue tan grande, que no tuvo más remedio que gritar.
Sesshomaru abrió los ojos grandes al darse cuenta de qué se trataba aquello.
-"Estás pariendo"
-"Aún no"
-"Estás…Pariendo!"
Al ver que no podía aplazar lo inevitable, ella finamente lo admitió
-"Si… Y llegará pronto…"
El pánico se instaló en el rostro del Daiyoukai. Su hijo llegaría en unas horas o quizás antes. Y allí estaban en el peor lugar del universo para esperarlo, y en medio de una amenaza inminente.
Los horrendos aullidos y guturales gruñidos se hacían escuchar desde abajo del esqueleto del general Taisho.
Desde arriba, los Señores del Oeste observaban conmocionados, la inmensa horda demoníaca que intentaba llegar a ellos. Los demonios obedientes a Sesshomaru se escapaban lejos, no querían intervenir, tenían miedo del poder de Kagome, de la ira de su amo, los demás, si bien temían al Lord más que al mismísimo demonio, estaban embriagados del aroma de la sangre de Kagome. La esencia de la Shikkon No Tama, los llamaba, los atraía y los enloquecía al punto de perderse en su deseo y avaricia.
Afuera Irasue comenzaba a sudar, Miroku rezaba y susurraba mantras, Danaka apretaba los dientes
-"Irasue Sama…Sáquelos de ahí"
La hembra sabía a qué se refería el tigre, a Kagome y el cachorro por nacer, pero no tenía permitido hacer nada que interfiera con el movimiento del inframundo, la falta de piedad era su impedimento para ingresar, salir, hacer o deshacer, necesitaba permiso del Amo del Inframundo para hacer algún movimiento, pero Sesshomaru no la convocaba, no la llamaba… No podía hacer más que esperar…Esperaría la orden de su hijo. Jamás un evento la había afectado tanto. Ahora sentía que temblaba como una hoja al viento. Nunca supo del miedo o el terror hasta el día de hoy mirando los sucesos, y a su joven familia sin poder hacer nada para ayudarlos.
De pronto recordó, algo que le produjo escalofríos en la espalda. Su respiración de detuvo.
-"Oh, Kami…"
Miroku y Danaka la miraron aterrados
-"Irasue Sama?"
-"Qué sucede Mi Lady?"
-"Kagura, y el toro…Los asesinó en el inframundo…Con Bakussaiga…"
-"Si, claro y se desintegraron, estuvo genial!"
Miroku estaba exaltado, pero Danaka mantuvo su semblante y susurró
-"Oh no…"
-"Lo comprendes general Tora…"
-"A qué se refieren?"
Enseguida, el general comenzó a gritar para llamar la atención de su amigo y Señor.
-"Sesshomaru Sama! Mi Lord!"
Los Señores ahora veían hacia arriba, hacia el meidou en el cielo
-"Akira Sama?"
Kagome preguntaba mientras Sesshomaru sólo esperaba su comentario observando su rostro desencajado
-"Mi lord! Los asesinaste con Bakussaiga!"
Kagome miró a Sesshomaru sin comprender, hasta que las auras conocidas se hicieron sentir en el aire
-"No…No puede ser…Sesshomaru?"
-"Sagate, Saiai!"
Kagome se concentró en las energías demoníacas que estaba sintiendo. Sus sentidos sagrados no la engañaban, negaba con la cabeza y miraba hacia la distancia en el aire del inframundo.
-"Bakussaiga…Desintegra el cuerpo… Pero estamos en el mundo de los muertos…"
-"Lo entiendes, Miko."
-"Kami…"
De nuevo Kagome gritaba a sus amigos afuera el inframundo
-"Irasue Sama! Necesito mi arco!"
Miroku respondía
-"Kagome Sama! Sango! Sango fue por él"
En el palacio de la luna, Inuyasha estaba ahora sentado en el último peldaño de la enorme escalinata, mirando fijamente al horizonte.
No había comido, ni bebido, ni dormido.
Llevaba seis horas en la misma postura
No tenía intención de abandonar su puesto hasta saber algo de los que habían partido.
O de su entrañable amiga del alma.
La pequeña imagen de un punto moviéndose, volando por el cielo del atardecer a la distancia, lo hizo ponerse de pie
-"Kikyo!"
La antigua guardiana de la perla apareció corriendo por la gran puerta ataviada con su traje de Miko y se paraba junto a Inuyasha apuntando al supuesto enemigo con su arco, detrás de ella, la Miko Higurashi, con un báculo como el de Miroku, detrás de ellos llegaban la sanadora y los niños perseguidos por Jaken.
Todos mirando el cielo.
Inuyasha blandiendo Tessaiga esperaba en posición de defensa
No sabían si regresaba un aliado o un enemigo sobreviviente a la batalla.
Los gritos de Sango los alertaron aún más.
-"El arco de Kagome! Necesito el arco azusa!"
-"Qué dice?...Quién es?"
Inuyasha le daba órdenes al vigía de palacio, un youkai halcón que tenía excelente vista, para que se fijara si el que se acercaba era amigo o enemigo
El vigía de la torre Sur los alertaba
-"La exterminadora se acerca!"
-"Sango!"
-"Pero qué dice? Viene gritando algo"
Ya casi sobre ellos Sango sin bajar de Kirara
-"El arco azusa! Kagome! Lo necesito! AHORA!"
-"El arco azusa!…No lo tenemos aquí, iré a buscarlo!"
-"NO! NO HAY TIEMPO! Toma, este es el mío, tal vez sirva"
Kikyo le entregaba el arco y un carcaj lleno de flechas
-"Llévalo, no pierdas tiempo"
Y así Sango emprendió el viaje.
Inuyasha le gritaba por detrás
-"OI! Qué sucedió? Sango No te vayas! Oi!"
-"Inuyasha! Déjala ir"
La Miko Higurashi se acercaba ellos
-"Esto recién comienza"
-"Cómo lo sabes?"
-"Lo presiento en mi corazón, no te olvides que estoy conectada por la sangre con Kagome…Su alma me llama, me grita peligro"
Kikyo se acercaba a Inuyasha y le tomaba el brazo
-"Tengo miedo, Inuyasha"
-"Tranquila, Kikyo, ella es muy, muy fuerte…Y Sesshomaru está allí con ella"
-"Lo sé, y también sé que deberíamos estar allí"
Un rayo abrió el cielo, y el estruendo sacudió el palacio. Todos se sorprendieron y tomaron sus armas
-"Y ahora qué!"
El anciano armero Totosai se hacía presente.
-"Inuyasha Sama"
-"Totosai, qué te dio por aparecer justo ahora?"
-"Tengo que forjar una espada, pero por ahora, debo esperar…"
-"Una espada? Para quién?"
Todos estaban muy serios mirando fijamente el horizonte. Callados y preocupados. Largos minutos transcurrieron y todos ello mirando el horizonte.
-"Una espada para quién? Mmmm Aún no lo sé, pero…Qué miran?"
-"Si los demás regresan"
-"Sesshomaru Y Kagome están atrapados en el inframundo"
-"Ah…El inframundo…Quieren ver?"
Inuyasha giraba para ver al anciano, incrédulo, y le propinó un golpe con el puño en la cabeza
-"Maldito viejo de mierda! Por qué no dijiste antes que podíamos ver! No pensabas decir nada! Apresúrate muéstranos YA!"
El viejo artesano se frotaba el coscorrón y enseguida entre murmullos y bufidos le asestó un golpe a su buey de tres ojos y la espeluznante película que veían Miroku, Irasue y Danaka, se presentó frente a sus ojos.
La horrorosa situación de sus Señores estaba justo frente a ellos, y nada podían hacer…
Inuyasha apretando los dientes y aferrando muy fuerte la empuñadura de Tessaiga susurraba desde su corazón
-"Kagome…"
El grupo de Irasue se encontraba viendo los sucesos desesperados. Los demonios trepaban la carcasa del general Taisho para intentar alcanzar a Kagome y asesinar a Sesshomaru.
Éste los repelía con su látigo de veneno y Kagome con bombas de reiki.
Su luz sagrada verdaderamente lastimaba y destruía a los demonios y también al ambiente del inframundo.
Cada explosión de reiki rosado sacudía los fondos del averno. Su poder agitaba a los demonios más bajos y a los de alto rango que deseaban ascender, pero también a aquéllos que deseaban vengarse de Kagome, por mandarlos allí.
Pero lo peor era saber que esas otras energías que sintieron acercarse desde hacía unos momentos pertenecían ni más ni menos que a Kagura y su amante bovino
La muy oronda bruja del viento se presentaba volando en una pluma sin el toro traidor. Ella después de todo, lo había traicionado también. Dónde estaría era de preocuparse pero por ahora, Kagura estaban frente a ellos una vez más.
Sus risas se escuchaban desde lejos.
-"Sesshomaru…Es Kagura!"
-"Hn."
Bakussaiga había desintegrado su cuerpo, y al haber muerto en el inframundo, ahora era un espíritu maligno, incorpóreo, Bakussaiga ya no era más una opción.
-"Los patéticos de los SEÑORES del Oeste, justo lo que quería para desayunar!
-"Jajajajajajajaja"
-"Danza de las serpientes!"
Sesshomaru interceptaba el ataque con Bakussaiga, desviando la energía, pero recibiendo parte del ataque.
-"Por qué, por qué no nos dejas en paz! Maldita!"
Kagome atacaba con energía sagrada
La inmensa bola de reiki golpeó a Kagura en la base de la hoja provocando su caída en medio de las hordas demoníacas a los pies del esqueleto del general.
Los demonios chillaban con las esquirlas en forma de chispas de reiki que caía como una lluvia sobre ellos.
Su hambre de venganza contra Kagome, se volvía voraz.
Ella había puesto fin a su reinado sólo con su poder.
Náraku, Byakuya de los Sueños, Kanna, Hakudoshi, Akago, Goryomaru, Moryomaru y muchos más habían perecido por causa del poder de la Sacerdotisa del Oeste.
No lo permitirían nunca más. Kagura y los demonios se enfurecían cada vez más.
Se reincorporaba y arremetía hacia la calavera del General.
Los monstruos trepaban y caían y volvían a trepar.
Sus intentos desesperados por alcanzar su meta eran incansables
Sango arribaba con el arco y las flechas de Kikyo, gritaba desesperada para atraer la atención de Kagome, pero los alaridos infernales eran demasiado potentes.
-"Houshi! Qué podemos hacer?"
-"Llevárselo, el meidou está abierto!"
-"Kirara!"
Irasue se emocionaba, pero les recordaba que estaban desafiando la orden de su alfa
-"Sesshomaru les ordenó permanecer aquí"
-"Lo sabemos y lo sentimos mucho Irasue Sama, no podrá ser esta vez"
En un instante los tres, junto a Danaka, Ah Un Y Kirara, atravesaron el meidou.
La hembra Inu sonreía con un poco de alivio
-"Gracias a Kami por la desobediencia de los humanos"
En el inframundo Kagura arremetía contra la pareja
-"Danza de las cuchillas!"
Sesshomaru cubría a Kagome con su cuerpo y Bakussaiga recibía el grueso del impacto
-"Bakussaiga!"
El inmenso rayo golpeaba a la bruja del viento que se desintegraba y se volvía a armar. Parecía estar hecha de humo.
-"Eso es todo? ME DECEPCIONAS AJAJAJAJAJAJAJA!"
Flechas infernales comenzaban a lloverles, hachas y fuego, miasma y odio, mucho odio.
Kagome estaba sentada de costado en el suelo, apoyada en una mano.
Su cuerpo estaba cansado y sus fuerzas comenzaban a flaquear.
El dolor de las contracciones la doblaban de rodillas cada vez más seguido, Sesshomaru se comenzaba a desesperar.
Los demonios ya estaban casi sobre ellos, Bakussaiga sin descanso, Reiki violeta comenzaba a brotar del cuerpo de la Joven
La energía del cachorro provocaba la caída en cascada de los cuerpos demoníacos, Sesshomaru estaba atónito, su hijo era extremadamente poderoso.
Pero, el inframundo es el hogar de los seres espirituales más variados. Y hay millones de ellos.
También están los demonios infernales y estos son los que ahora brotaban de todas partes avarientos de la sangre de la Sikkon no Miko… Y su cachorro.
El espeluznante poder de recuperación de Kagura y las hordas superaba el amplio poder de los enamorados.
No alcanzaban a recuperarse de un ataque, que ya recibían otro.
Y de nuevo Kagura
-"Entrégate a mí, Sesshomaru y no mataré a Kagome, ni al engendro de tu hijo"
Harto y enfurecido, Sesshomaru envainó a Bakusaiga, de un solo mandoble blandió a Tensseiga y allí la lucha comenzó a volverse encarnizada
-"Eso jamás!... TENSSEIGA!"
El poderoso ataque rozó a la bruja de viento que tuvo que alejarse para sobrevivir
-"Danza de los muertos!"
Aprovechando la pelea entre Kagura y Sesshomaru, los demonios lograron alcanzar la mandíbula del general sorprendiéndolos y casi sobre ellos…
-"HIRAIKOTSU!"
El poderoso hueso volador desintegró la avanzada demoníaca. Miroku y Danaka se encargaban de los demonios que intentaban ascender, mientras Sango atacaba a los que volaban cerca de Kagura. Ah Un lanzaba fuego quemando los seres demoníacos que se acercaban desde atrás
-"AH! La exterminadora….Justo a tiempo, esto se tornaba aburrido"
-"Eres una maldita, Kagura y pagarás por todo lo que has hecho!"
-"No me digas…DANZA DE LAS TORMENTAS!"
-"KIRARA!"
El poderoso golpe de la bruja del viento golpeó a la nekomata que comenzó a caer en picada. Y con ella, Sango, el arco y las flechas de Kikyo.
Sesshomaru se abalanzó para atraparlas y ponerlas a resguardo. Pero el arco se fue al precipicio.
En palacio el grito de terror al ver que el arco se perdía y cada vez la lucha era peor.
-"Ya Basta!"
Inuyasha se ponía de pie y salía corriendo.
Abajo, Danaka y Miroku peleaban enloquecidos contra decenas de demonios.
Kagome tenía otra contracción…
La valiente mujer soportaba rechinando los dientes sin decir palabra. Deseaba la tranquilidad del grupo para poder ganar esta guerra tan tremenda, si ella hablaba, Sesshomaru se preocuparía más de lo que ya estaba y eso lo distraería, sería muy peligroso.
La madre del Lord no quitaba los ojos de ella
-"Kagome…"
Irasue veía su sufrimiento y que la batalla no terminaría bien si todo esto seguía de la manera en que las cosas se estaban desarrollando.
En medio de su penar, mientras la hembra Inu contenía el llanto…
-"Apártese señora, tengo urgencia!"
El rayo rojo que alcanzaron a ver sus ojos asombrados. Parpadeando a gran velocidad para enfocar la vista en aquello.
Su sorpresa no pudo ser mayor.
Inuyasha volaba cayendo hacia la carcasa de su padre.
La inevitable sensación de alivio que la ex Dama del Oeste experimentó ante su repentina aparición, fue algo que ella nunca en sus siglos pensó que sentiría.
La plateada cabellera y el carácter explosivo, recordaban al General en su más pura esencia.
Sesshomaru que intentaba contener su ira y concentrarse en la batalla, apenas vio a Inuyasha aparecer y acercarse a ellos cayendo por los aires, no pudo evitar esbozar una leve sonrisa.
Susurrando para sí
-"Te tardabas demasiado, Inuyasha…"
Kagura revoloteando a Sesshomaru y atacando sin piedad, intentando alcanzar a Kagome que quemaba a los demonios que se adentraban a las fauces de la enorme osamenta.
Inuyasha ya sobre un ave espectral del inframundo, se acercaba peligrosamente a la bruja del viento
-"OI, Kaguraaa! Ahora tendrás una batalla en serio!"
-"No te dirijas a mí, maldito mestizo insolente! Te borraré de este mundo al igual que al híbrido monstruoso que está por parir tu puta!"
-"¿Qué?!"
Ante sus palabras los hermanos dirigieron sus miradas a Kagome que se encontraba de rodillas tomando su bajo vientre. Doblándose de dolor, pero sin emitir sonido alguno.
Inuyasha se decía a sí mismo
-"Esto es malo…Debiste llegar antes, Inuyasha"
Entre tanto el resto de la manada peleaba a los pies del general. Estaban heridos, sangrando pero nada los detendría.
Danaka se tropezaba con el arco y cerca de él el carcaj.
-"Miroku Sama! Hay que alcanzarle el arco a Lady Kagome!"
-"KIRARA! "
Y la nekomata tomó el arco en la boca y partió hacia la cabeza del esqueleto. Una vez allí dejó el arco y las flechas, y fue a acurrucarse junto a Kagome.
El hueso volador y el báculo sagrado. La gata de fuego, el dragón bicéfalo y el poderoso tigre blanco.
Sangre, dolor, acero y magia…Las fuerzas comenzaban a decaer
Inuyasha saltaba del ave y caía junto a Sesshomaru para proteger a Kagome
-"Desobedeciste a tu alfa"
-"Si, si, después nos cagamos a palos"
Los demonios del averno tenían cuerpo y destilaban veneno, Bakussaiga de nuevo era la llamada a luchar
-"Kongosouhaaaaaa!"
-"Bakussaiga!"
La poderosa energía combinada de las espadas, destrozaba los seres y los alrededores, quemando y arrasando con todo… Pero sus cuerpos se desintegraban, mas sus espíritus regresaban y venían por Kagome. Así cambiando, con una katana en cada mano, el Lord defendía su legado.
Se iban quitando los enemigos de encima, Kagome de a momentos se ponía de pie y combinaba su fuerza con las armas de los hermanos, para demolerlo todo a su paso.
El inframundo estaba cambiando su fisionomía, todo estaba siendo derrumbado, demolido o quemado hasta la base.
El infierno conmocionado ante el despliegue de semejante poder.
El reiki combinado con el veneno demoníaco le otorgaban a la energía del cachorro, una potencia desmesurada.
Kagome, luchaba sin detenerse, entre contracción y contracción, emergían enormes oleadas de reiki que se combinaban con las energías de su bebé que desde antes de nacer demostraba ser un poderoso guerrero. Y estaba muy molesto.
Sesshomaru e Inuyasha se trataban de concentrar en la batalla, pero estaban muy preocupados, por la situación de la joven y su pequeño
-"Oi! Llévate a Kagome, yo me quedaré y te cuidaré la espalda!"
-"VIENTOOOO CORTANTEEEE!"
-"Tendrás que llevártela tú, Inuyasha… BAKUSSAIGAAAA! Yo soy el amo del inframundo…"
Era cierto, Sesshomaru ya no podía salir.
La cara contrita del hanyou. Los dientes apretados y el dolor instalado en el pecho.
Las doradas miradas comprendiéndolo todo. Las palabras ausentes…La cruda realidad golpeándolos duro
-"Me la llevaré…"
Sólo que Sesshomaru olvidaba dos pequeños detalles, estaban en el inframundo y los demonios y los enemigos asesinados por la manada del Oeste, eran demasiados para acabar con todos ellos. Y no iban a permitir así nomás que les arrebaten el bocadillo tan deseado.
Incansablemente arremetían contra ellos, para llegar a su objetivo más anhelado.
La sacerdotisa de Shikkon, y de paso, a su hijo.
El otro detalle pero no menos importante, era el carácter volcánico de su pequeña y hermosa mujer. Y ella se negaba rotundamente a abandonar a su pareja.
Mientras, Kagura atacaba una y otra vez. Sus cuchillas eran repelidas, pero algunas causaban daño a la manada del Oeste que luchaba desesperadamente.
Entre ataques y ataques, los hermanos planificaban la manera de sacar a la joven Miko de ahí.
Kagome se encontraba detrás de ellos con cara de pocos amigos, entre dolores y miedo, combinación fatal para una persona temperamental como ella.
-"Olvídenlo…No me iré de aquí, no lo haré!"
-"Debes pensar en el cachorro, Saiai"
El Lord Inu sostenía a la mujer de sus brazos, intentando hacerla entrar en razón.
Los demonios arremetían y ellos repelían.
Sesshomaru de manera protectora ponía a la sacerdotisa detrás de él.
"Debes irte, Kagome, debes vivir…"
Las palabras que retumbaban en su memoria…
Mirai Sesshomaru…
El corazón golpeando fuerte en su pecho, los puños apretados, los dientes mordiéndose a sí mismos al punto de casi quebrarse. El doloroso recuerdo, la sensación conocida de perderlo todo.
Dentro, el cúmulo de sensaciones y sentimientos, la sangre en ebullición. El veneno combinado, la fuerza de la vida por nacer.
Un poderoso torbellino que presionaba buscando liberación…
Y entonces, sucedió
-"IIIEEE! No hay mejor lugar para un bebé que junto a sus padres! No voy a irme! No voy a dejarte! No puedo perderte una vez más! Es que no lo entiendes?"
La energía acumulada dentro de la pequeña Miko ya se comenzaba a desbordar.
El reiki salía del cuerpo de Kagome que perdía la conciencia cegada por el poder.
Los machos Inu que se encontraban junto a ella comenzaban a sentir el aguijón doloroso de su energía que a medida que avanzaba lo purificaba todo.
Hasta ellos debieron alejarse, Kagome no se daba cuenta de lo que sucedía. Su alma clamaba por dolor, justicia, por duelo, por pérdida, por un deseo incansable de ser feliz y de alcanzar la paz que tanto anhelaba, junto a sus afectos. Pero la vida se había ensañado con la joven, sometiéndola a incontables sufrimientos.
Estaba cansada, necesitaba paz, necesitaba su felicidad. Ya no recordaba cómo era vivir sin preocupaciones, casi no podía recordar un momento en el que no temiera que la felicidad que apenas la acarició desde que atravesó el pozo devorador de huesos, se esfumara como se había esfumado su tiempo, su familia, su mundo… Aquél Sesshomaru…
El peligroso incremento de su fuerza ponía en riesgo también al bebé.
Sesshomaru instintivamente puso su mano sobre la empuñadura de Tensseiga y la expuso frente a ellos como escudo…
Las manos del Inu se quemaban a medida que el poder sagrado lo embestía, y bajaba una rodilla en tierra doblegándose de a poco.
Desde abajo la manada veía el inmenso resplandor
-"Algo sucede! Sango! Vé con Kagome Sama!"
-"Kirara está arriba!"
Danaka llamaba al dragón de dos cabezas
-"AhUn! Lleva a la exterminadora con tu amo!"
La ágil mujer trepó sobre el dragón y llevando su Hiraikotsu fue a ver qué sucedía con sus amigos arriba.
Mientras la energía de Kagome se desbocaba, los machos se encontraban rodeados de peligro.
Detrás, la amenaza de los demonios, de frente la amenaza de la energía purificadora de la sacerdotisa más potente de todas…
La condición de hanyou de Inuyasha le había permitido permanecer de pie ante el avance del reiki envenenado, pero justamente ese veneno debilitaba su parte humana, mientras que el reiki sagrado afectaba su parte demoníaca…Él también comenzaba a decaer. Kirara estaba pequeñita y enroscada en el suelo muy afectada por la energía de Kagome y su hijo.
El colmillo sagrado, actuó absorbiendo la energía de la Miko y Sesshomaru lentamente logró ponerse de pie.
Inuyasha expuso a Tessaiga emulando los movimientos de su hermano y el otro colmillo, también absorbió la energía, recuperándose de inmediato.
Ambos hermanos se miraron y rápidamente giraron para enfrentar a los atacantes demoníacos.
Las dos espadas cambiaron su color a violeta y sus energías comenzaron a chisporrotear
Con una sincronización perfecta, los mandobles igualados formaron un vórtice, que fue golpeando a todos los demonios hasta llegar a la bruja del viento, provocando el espeluznante chirrido de la esencia demoníaca derritiéndose y cayendo en chorros, como si de la cera de una vela se tratase. Kagura, su espíritu vengativo se había desintegrado.
Los demonios que estaban casi cobre ellos también recibieron el tremendo ataque.
Todos se fueron consumiendo hasta desaparecer
Sus espantosos alaridos, se oyeron hasta los confines del averno, despertando a los monstruos más horrorosos de sus letargos.
Sedientos y hambrientos olfateaban el dulce aroma de un alma sagrada y rápidamente se disponían a correr en su busca.
La esencia de la Shikkon No Tama permanecía ligada a Kagome atrayendo a las bestias ávidas de sangre humana y energía bendita.
Pero los espeluznantes gritos no sólo despertaron a las bestias…
Algo en el fondo mismo del infierno se removió con la llamada de la energía violeta. Algo que dormía hacía algún tiempo. Algo que hasta los demonios más peligrosos temían. Una fuerza descomunal, conocida, legendaria…
Los monstruos avanzaban enceguecidos. La presencia maligna también.
A pesar del evidente resurgir malévolo, el perfumado reiki violeta los atraía con un poder irresistible, casi hipnótico.
La marea de demonios y bestias ascendía y a medida que se presentaban en la superficie, comenzaban a olfatear por doquier en busca de aquél aroma embriagador y apetitoso.
En un parpadear, la masa demoníaca se dirigía desenfrenadamente hacia la carcasa del general.
La ahora pequeña Kirara maullaba dulcemente sentada sobre el arco de Kikyo.
Los aliados se reunían en las fauces en la carcasa. La pobre sacerdotisa ya no podía más.
Kagome yacía de espaldas jadeando, Sesshomaru corría a tomarla en sus brazos.
-"Tranquila Saiai, te tengo… Lo has hecho muy bien mi poderosa Miko"
Kagome sin aire casi le sonreía a su amado. Su mano intentaba alcanzar el rostro anguloso del Lord, pero la dolorosa caricia en su cuerpo era indicio de que Yashamaru quería salir al mundo.
-"Sesshomaru…Yasha… Maru ya viene"
Sango dejaba el Hueso volador a un lado y enseguida se asomaba entre las piernas de la joven.
Retiraba con cuidado las telas embebidas en sangre y fluidos. La preocupación en los rostros de Sesshomaru y la exterminadora. Había soportado demasiado, ambos corrían peligro ahora.
Y no solo ellos.
-"Kagome…La exterminadora permanecerá contigo…"
-"No! Estoy bien, siento que más maldad se acerca…Todos debemos luchar"
-"Tú te quedarás aquí. El cachorro nacerá pronto, Sango te ayudará, nosotros lucharemos…Y es definitivo"
La mirada seria y decidida del Lord no dejaba ni un espacio para la duda. Se haría lo que él decía.
Kagome jadeaba agotada, pero intentaba ponerse de pie
Sango le hablaba y la recostaba para que se calmara
El ojo del meidou comenzaba a fluctuar. El poder de Inukimi se desvanecía entre cansancio y desesperación. Irasue ya sin fuerzas para sostener su temor les gritaba
-"Sesshomaru…Deben salir cuanto antes! SESSHOMARU!"
El Lord Inu miraba al cielo hacia el meidou que se veía claramente y a través de él el rostro de su madre que se enturbiaba y comenzaba a desaparecer
-"Ya no puedo sacarlos, madre…Este Sesshomaru permanecerá con la Miko y nuestro hijo"
-"Sesshomaruuu! Pequeño Yashamaruuu!"
Y así el meidou se cerró dejando a la hembra Inu hecha un desastre entre temblores y sudor frío.
Entretanto Kagome estaba recostada y Sango la asistía en el parto.
Las fuerzas demoníacas avanzaban velozmente y estaban cada vez más cerca.
-"Vamos Kagome…Puja!"
El dolor era simplemente demasiado para manejar. Kagome era fuerte y mantenía sus expresiones de dolor al mínimo, pero era difícil.
Sus quejas y algunos gritos esporádicos erizaban la piel del grupo, especialmente del Lord.
Sesshomaru estaba histérico.
Jamás había perdido la compostura como en este momento.
Sin embargo se mantenía con su rostro impávido observando a la distancia.
Sus manos en puño sostenían sus ganas de gritar y destrozarlo todo.
Las garras clavadas en sus palmas provocaban hilos de sangre que caían al piso y en su carrera manchaban a Tensseiga que resonaba al igual que el colmillo de acero.
Alguien muy poderoso estaba naciendo y los colmillos del General vibraban por ese poder.
El Lord secundario soplaba cada una de sus narinas para quitar la sangre que le impedía respirar a la vez que observaba al alfa temblar desde su ubicación. Aunque su rostro no decía nada, su cuerpo lo traicionaba de manera evidente.
El pensamiento del Inu alfa estaba en su mujer y en el cachorro.
Yashamaru aún tenía unos minutos para nacer, tal vez , de alguna manera, podría sacarlos de allí antes de que llegaran los demonios.
Inuyasha, Miroku y Danaka estaban junto a él en la parte frontal de la carcasa.
Juntos vigilaban el horizonte por la llegada de los monstruos y bestias
-"Hey Sesshomaru…Por qué no vas con Kagome, nosotros vigilaremos"
Inuyasha visiblemente preocupado por Kagome y su hermano no lo hacía mejor.
Sabido era que los nacimientos de mestizos eran siempre complicados.
Además sabía que Kagome detestaba el dolor.
-"Ve con ella…Nunca fue buena soportando el dolor"
Sesshomaru lo miró confundido
-"Ella te necesita"
Envainando el colmillo sagrado dio la vuelta y se dirigió hacia donde se encontraban las mujeres.
Al llegar vio a su hermosa esposa cubierta de sudor y apretando los dientes en medio de una contracción.
Intentó conectarse a través de su vínculo para darle calma pero el dolor lo golpeo en las entrañas. El enorme macho Inu cayó de bruces al suelo tomándose el bajo vientre.
Su reacción inmediata fue cerrar el vínculo, pero luego lo volvió a abrir.
Mantuvo su calma de siempre y se acercó a la joven colocándose a su lado y tomando su mano.
Cómo era posible que una hembra experimentara semejante cosa?
Así era parir un cachorro? Que las entrañas se retuerzan y ardan como si brasas quemaran consumiéndote por dentro? En realidad otras hembras no le interesaban, pero Kagome… Y Rin? Tendría que pasar por lo mismo para ser madre?
El aire faltaba en sus pulmones, el dolor era todo en lo que podía pensar. Y Kagome también.
Mas se acercaba a su Miko y le acariciaba la frente. Le besaba las manos, colocaba su propia mano sobre el vientre intentando calmar el dolor y darle tranquilidad al cachorro.
El aroma de su sangre derramada era embriagador para él y su bestia…Y para los demás demonios.
La sangre sagrada era como el perfume más exquisito y se iba adentrando en el inframundo atrayendo aún más a sus habitantes. Especialmente a ESE…
En su afán de llegar a la Miko, devoraba los espíritus de los demonios más legendarios del averno… Entre ellos Bankotsu, Ginkotsu, los demás hermanos, devoró demonios y bestias hasta saciarse, y devoró entre todos esos, a Ryukotsussei…
El reiki que se expandía los llamaba desde la distancia, mostrándoles el lugar exacto dónde encontrar su tesoro más codiciado.
Su marcha hipnótica los iba acercando cada instante más y más. El aire se enrarecía con su inminente llegada, pero la manada se concentraba en el pequeño milagro por nacer.
-"Puja Kagome, ya casi está aquí!"
Sesshomaru sin comprender qué miraba la exterminadora, se asomó entre las piernas de Kagome, para encontrarse con un espectáculo a su ver, espeluznante.
Rápidamente regresó a ver el rostro sudado de marcado sufrimiento de la sacerdotisa
-"Todo está bien Saiai, todo está bien"
Kagome era tan valiente…
-"Ya casi Kagome, una vez más!"
Su mente era una cosa, pero su instinto era otra totalmente diferente. Y fue ese mismo instinto que lo llevó a mirar de nuevo.
La imagen de la pequeña cabeza de cabellos plateados teñidos de sangre, las orejas humanas, la media luna en la frente, su mirada dorada clavada en la suya…Yashamaru lo miraba fijamente desde el interior de su madre.
Sabía que él era su padre y lo veía sin siquiera parpadear.
Sesshomaru sin dudarlo se acercó y tomó al pequeño de su cabeza suavemente
-"Ya lo tengo Saiai, Puja una vez más"
Sango muy emocionada cambiaba de lugar con el Lord, y sentada sosteniendo la cabeza de la joven, ayudaba a Kagome en su último esfuerzo mientras, Sesshomaru recibía a su hijo sin apartar la mirada de los pequeños ojos. Una vez afuera, el pequeño irradiaba poder.
El Lord lo sostenía frente a él con una mano en su cabeza y la otra en su trasero, aún unido a su madre pero frente a frente con su padre.
El orgullo lo invadía, ese pequeño ser era simplemente hermoso, su poder hacía que vibraran sus manos. Su pequeño rostro adusto y sereno. El príncipe del Oeste había nacido y con él la esperanza de un mundo mejor.
El poderoso pequeño cachorro de Occidente, su mirada fija en su padre, calmo, frío…
Yashamaru se negaba a llorar.
-"Sé que eres fuerte, Taisho Yashamaru, ahora llora para tu madre"
Y sin demora envolvió al pequeño bebé en su estola y éste, comenzó a llorar.
Kagome emocionada lo tomaba en brazos y lo besaba por toda su cabeza y sus manitos
-"Ya, ya mi amor, mami está aquí"
Sango terminaba de asistir a la joven madre y el Alfa de Occidente, no podía salir de su asombro.
Ya era padre…Ya eran una familia…
El increíble sentimiento que inundó el pecho del Lord le hizo comprender un sinfín de cosas.
De pronto comprendió a su padre, a su madre, a Izayoi, de pronto comprendió la razón de la existencia y del amor. Y ante los ojos incrédulos de su manada, el poderoso Señor del Oeste, lloró.
Inuyasha le puso una mano en el hombro, luego se acercó a Kagome y miró a su pequeño sobrino.
Le tocó las orejas y el bebé se adormeció. Aunque se veían humanas, la sensibilidad que tenían, era la misma.
Inuyasha sintió que la ternura le desarrajó el alma, el cachorro era como él.
-"Bienvenido, pequeño amiguito, nos divertiremos mucho tú y yo"
La emoción se contagiaba y la humedad en los ojos era compartida por todos, Danaka se emocionaba, se sentía un poco, tan solo un poco parte de ello.
Un instante por demás mágico para ellos. Pero estaban por enfrentar el momento más horroroso de todos.
Los demonios habían llegado.
En palacio, las lágrimas de emoción y pánico los superaba. Ver todo aquello junto al anciano herrero era demasiado, deseaban estar allí, luchar junto a ellos, defenderlos y al cachorro.
Kikyo se desesperaba, ella estaba esperando, y sentía la necesidad de hacer algo.
La Miko ancestro de Kagome, Noriko, estaba fascinada con el nacimiento de su descendiente. De pronto soñaba con una vida llena de afecto y compañía. Demasiado tiempo sola y ahora se sentía en familia y estaba enamorada de un macho fuerte y honorable, ella también soñaba con hijos.
-"Deberíamos estar allí"
Totosai confundido los miró y les dijo
-"El inframundo no es un lugar fácil, todo es peligroso allí"
Y apartándose del resto preparó las cosas para la forja
-"Lo sé…Ellos deberían poder salir de alguna manera"
-"La hay, pero la sangre más preciada debe ser derramada para hacerlo y eso está fuera de discusión"
La sangre más preciada… La sangre de Yashamaru.
-"Vamos muchachos…Ustedes pueden… Inuyasha…"
Kikyo rezaba y pedía a sus santos que asistieran a la manada del Oeste en su lucha.
Pero la horripilante imagen conmocionó a todos los presentes.
Frente a la carcasa del General, una enorme masa decadente borbotoneaba devorando a los demonios a su paso y al llegar frente a la manada, se transformaba en un enorme monstruo.
Los ojos desorbitados ante la incredulidad de lo evidente.
En el inframundo los machos observando el mismo espectáculo pero de frente.
Estaban de pie ante la cosa más horrorosa que habían visto jamás
La bestia burbujeaba y tomaba una forma, un rostro más que conocido para ellos…
Los que veían desde palacio, Irasue sintiéndolo en su pecho y la manada de Occidente al unísono dijeron horrorizados
-"NÁRAKU!"
-"NÁRAKU!"
La horrible carcajada les calaba los huesos y el terror les invadió el alma
-"Sí, Náraku, y he venido por mi trofeo"
Sin esperar más lanzó sus tentáculos hacia la sacerdotisa de Shikkon
Afuera, Irasue observaba su medallón depositado en el suelo. La piedra portal permanecía inactiva y silenciosa. Su mirada incrédula estaba fija en el artefacto inservible y sin darse cuenta comenzó a hablarle.
-"Portal sagrado del inframundo…"
-"Me fuiste entregado por el General Taisho"
De rodillas con sus manos en tierra…
-"Fui llamada a ser tu guardiana por el mismo Señor del Oeste"
-"He cumplido mi tarea fiel y celosamente…"
-"Pero ahora te necesito…"
Ya las uñas enterradas en el suelo rocoso y su cabello regado por doquier.
-"Ábrete una vez más y permite la salida de la manada del Oeste y sus actuales señores…"
-"Ábrete una vez más…Para que salga Sesshomaru…"
-"…La Miko…Yashamaru…Inu…Yasha…"
Ya su frente tocando la tierra
-"Onegaishimasu!…"
En su ataque en dirección a la joven y ante los intentos de Sesshomaru y los demás de desviar los tentáculos de su camino, uno de ellos rozó el pequeño brazo del cachorro y su sangre comenzó a brotar.
-"Sesshomaru!"
Ante la vista de la manada de la estola del Lord manchada con la sangre del bebé.
Los ojos incrédulos del Señor del Oeste…
Náraku…Se había atrevido a tocar a su hijo. Y no solo a tocarlo, sino a herirlo…
Sesshomaru perdió ante su bestia.
La ira inconmensurable lo desbordó y se transformó en un enorme perro blanco que rasguñaba la tierra enfurecido.
El resto de la manada tomó a Kagome y al bebé montándolos en Kirara junto a Sango, mientras Inuyasha llevaba a Miroku, Danaka se alejaba junto a ellos del enorme esqueleto.
Fueron a caer a un monte cercano a la osamenta, no muy lejos de donde Náraku peleaba con Sesshomaru transformado. Kagome Y Sango intentaban despegar en la nekomata detrás de ellos. Pero Náraku obstruía el paso. Las mujeres y el cachorro estaban presas en el interior de la mandíbula del General.
Sangre, miasma y saliva. Rasguños, mordidas y gritos. Náraku era herido reiteradamente por el Lord que intentaba despejar la salida de su pareja y su hijo recién nacido.
Arremetía una y otra vez contra él en su afán de destrozarlo y cobrar venganza por haber herido a su cachorro
Inuyasha gritaba
-"Hay que intentar salir de aquí!"
-"Kagome! Tienes que irte y llevar al bebé contigo!"
-"No dejaré a Sesshomaru!"
-"No seas obstinada! Carajo! Vete! Obedece!"
-"No!" Lucharé junto a Sesshomaru!" Sango! Cuida al bebé!"
Y sin más, de pie frente a ellos comenzó a formar una inmensa bola de reiki
Inuyasha blandió al colmillo de acero y juntos, desde sus posiciones, enviaron un golpe en extremo dañino para Náraku.
Su grito retumbó en el averno y las bestias infernales corrieron a ver qué sucedía.
Cada vez eran más y más demonios.
El enorme perro regresaba a su forma humanoide y cayendo junto a Kagome, veían al monstruo retorcerse, pero no era suficiente, su ataque sólo lo había lastimado superficialmente.
Sesshomaru también estaba herido y su sangre resbalaba por el filo de Tensseiga que comenzaba a resonar.
El aroma de la sangre de los tres Taisho inundó el aire del inframundo.
Náraku malherido se alzaba sobre ellos una vez más.
Su torso sobresaliente de la masa monstruosa y sus carcajadas …
Pero Ryukotsussei tenía más poder que él, y la sangre derramada, la sangre de su enemigo, lo llamaba incesantemente.
Por detrás del cuerpo de Onigumo el cuello bestial del enorme y legendario dragón tomó forma ante la mirada incrédula de la manada del Oeste.
Sus fauces eran gigantescas e intentaban devorar a su presa. Náraku dándose cuenta de lo que sucedía no pudo más que mirar hacia atrás para ver al salvaje Ryukotsussei que abría la boca para tragarse la mitad de su cuerpo y tomar control absoluto de ese monstruoso youkai que ahora se giraba hacia el Inutachi para acabar con ellos.
De Náraku no quedaba nada ahora el enemigo del General se corporizaba frente a ellos para darles fin.
-"Ryukotsussei…"
-"Los hijos de mi enemigo mortal… La Shikkon No Miko…Y un… Cachorro mestizo…Qué conveniente…Ahora pondré fin a sus insignificantes existencias y a la asquerosa dinastía Taisho!"
Sesshomaru de pie sosteniendo a Bakussaiga en una mano, Tensseiga en la otra.
Tessaiga transformada en Ryuurin No Tessaiga
Los demás apuntándole sus armas al Dragón.
El temor los inundaba, este era sin dudas el final.
Kagome abrazada a su hijo y asiendo la espalda de su pareja
-"No te dejaré! No lo haré!".
En palacio el resto de la manada lloraba y era testigo del final de sus alfas, amigos, amores…
Irasue sin ver nada pero sintiéndolo todo, finalmente lloró.
Sus lágrimas se derramaban sobre su rostro como cascadas de dolor, alcanzando la piedra meidou.
Ésta, las absorbió y como por arte de magia, se elevó en el aire comenzando a girar. Flotando hasta los portales del inframundo abriéndolos de par en par.
Los guardianes cobraron vida de nuevo y cruzaron sus lanzas frente a ella impidiéndole el paso.
-"Sólo el amo puede pasar"
Y así permaneció gritando el nombre de su hijo y su manada. Intentando guiarlos hacia la salida.
Desde el infierno, todos escuchaban sus gritos, pero sus Señores estaban por ser devorados por el enorme y monstruoso dragón…
No iban a moverse de sus lugares, más que para atacar al maligno.
-"Miroku, Danaka, hay que distraer al monstruo y sacarlos de allí"
-"Eso es lo que haremos!"
Mientras Inuyasha utilizaba a Ah Un para regresar a la carcasa de Inu No Taisho, el resto se abalanzaba sobre la bestia que los azotaba y clavaba con sus tentáculos y púas, sin piedad.
Kagome entregaba el cachorro a su amiga y tomaba el arco, lo infundía con reiki, parándose frente a Sesshomaru en toda su gloria, hermosa y peligrosa disparó una flecha que dio en la garganta de Ryukotsussei.
El monstruo aullaba y chillaba, enviando bombas de miasma hacia todos los rincones.
Estaba enfurecido, y arremetió contra ellos de una manera salvaje.
Inuyasha y la manada observaban al inmenso dragón que escupía fuego y rasguñaba el suelo del averno con tanto odio que los hizo estremecer.
Sesshomaru susurraba para sí
-"Ryukotsussei…has venido a cobrarte la sangre de los Taisho"
El espíritu maligno del dragón prevalecía sobre el de Onigumo.
Los ataques de los otros no alejaban al ryu de Sesshomaru, las mujeres y el cachorro. El legendario reptil, intentaba devorarlos aunque muriera en el intento.
Nada lo detendría…
Inuyasha atacaba incesantemente
Pero detrás de las mujeres, sigilosamente, el youkai toro se escurría acercándose a ellas y al cachorro
-"Perdóname mi Lady Irasue…"
Y sin más arrebató el bebé de las manos de Sango y presionando su herida pronunció unas palabras…
-"Amo y Señor del inframundo…Regresa"
Y sin más dejó al cachorro en el suelo y huyó.
Sango fue tras él para matarlo pero desapareció entre los vapores infernales. Kagome abrazaba a su hijo sin poder comprender lo sucedido. Todo fue tan rápido, no pudieron hacer nada…
La sangre de Yashamaru cayó al suelo… Mucha sangre en el suelo…
Ese suelo que era la osamenta de su poderoso abuelo.
La sangre preciosa del cachorro de Occidente bautizaba los huesos secos del poderoso General…
La enorme masa ósea comenzó a temblar.
Parecía que se derrumbaría.
Las mujeres desesperadas sin saber qué hacer, Sesshomaru las montó en la gata de fuego
-"Fuera, Ahora!"
-"Tenemos que salir de aquí! Kirara! "
Y así salieron entre derrumbes y temblores.
Sesshomaru saltó y voló hacia el monte detrás de las hembras y el cachorro.
El suelo del averno se sacudía, chorros de vapor y bocanadas de fuego explotaban por todas partes, Ryukotsussei confundido no lograba atrapar a sus presas, que ahora volaban escapando de la boca del general y de su propio ataque vil.
-"NO ESCAPARÁN!"
La brillante luz cegadora lo cubrió todo.
De pronto el entorno se volvió simplemente en paisaje desértico.
Todos estaban parados en una montaña sin vida solo llena de rocas.
El esqueleto no estaba.
Afinando la vista y fijándola en la masa luminosa que cobraba forma delante de ellos. La manada de Occidente se quedó atónita.
El malévolo ryu, se enfrentaba a un enorme perro blanco otra vez.
Pero sus ojos veían a Sesshomaru de pie junto a Kagome y la manada en la colina…
Ese perro era alguien más
Su aullido espeluznante heló la sangre de los seres del inframundo, provocando su huída y arrebato de escondrijos.
La sola bocanada de veneno que lanzaba los iba desintegrando a su alcance
Los lamentos infernales suplicaban perdón.
Ryukotsussei sin comprender y sin perder un segundo, atacó.
El inmenso perro lo esquivó y la lucha comenzó una vez más.
Los rasguñones, arañazos, mordidas y fuego, miasma y veneno
La manada incrédula observaba lo que sucedía, sin poder decir nada.
La sangre salpicaba y caía como la lluvia sobre ellos. El poderoso Inu mordía la garganta del dragón y la intentaba cercenar. El molesto reptil escupía fuego y miasma para quitárselo de encima
Sesshomaru se detenía a observar, los demás hacían lo mismo.
Kagome abrazaba a su hijo protectoramente.
Inuyasha no comprendía nada
-"Oi! Si estás aquí, quién es ese Perro!"
-"Ves la osamenta del General?"
-"NO! Se ha derrumbado!"
-"No. No se ha derrumbado"
Frente a ellos mientras el dragón apoyaba una rodilla en tierra muy malherido.
El perro recobraba su imagen ancestral
El poderoso Taisho Touga tomaba forma frente a sus hijos y la manada.
Sin poder creerlo, permanecieron mirando mientras el General desenvainaba la legendaria Tokijin y se disponía a atacar.
"Tokijin…Pero estaba rota!"
-"Hn."
Inu No Taisho, desvió su vista a sus hijos y los reconoció con un leve movimiento de cabeza.
Sesshomaru observaba la lucha y de pronto Tensseiga comenzó a vibrar.
Tomó al colmillo sagrado y se preparó para atacar.
Inuyasha emuló sus movimientos tomando Tessaiga que vibraba también resonando con la presencia de su verdadero maestro.
Taisho Touga desviaba la vista hacia el pequeño bulto que se movía en los brazos de Kagome, el Lord lo miró y asintió.
Al comprender que ese cachorro era su descendencia, su nieto, el heredero de la dinastía Taisho, el General visiblemente alterado se dirigió a su agresor.
Ryukotsussei no podía creer que frente a él después de siglos odiándolo, finalmente estaba el General, su némesis, su asesino, el que puso fin a su reinado de terror.
-"Taisho Touga…"
-"Ryukotsussei…Alimaña rastrera…NADIE DERRAMA LA SANGRE TAISHO Y MENOS LA PRECIOSA SANGRE DE MI HEREDERO!"
Los hermanos se prepararon para atacar.
-"Necesitaremos de tu reiki, Saiai"
Kagome le entregó el bebé a Sango. Tomando el arco de Kikyo se colocó en medio de los hermanos infundiéndole energía sagrada a su flecha, disparó y así Sesshomaru e Inuyasha blandieron sus colmillos, y entre los tres lanzaron un golpe mortal, mientras Touga se unía al golpe con su espada pronunciando con todas las fuerzas de sus pulmones
-"TAISHO NO CHI!" (Sangre de Taisho)
Y el gigantesco vórtice de energías combinadas dio en el blanco, encegueciendo a todos y provocando temblores profundos y que el fuego del mismo infierno explotara por doquier.
El gigantesco dragón, dio un potente alarido y se comenzó a incendiar con reiki y veneno.
Su rostro se cubrió de ampollas hirvientes y su carne caía derretida, viscosa y putrefacta.
-"Malditos, malditos todos ustedes!"
De pronto explotó potentemente para luego absorberse y desaparecer, dejando el tizne en el suelo quemado y los trozos de lo que fuera el horripilante cuerpo del monstruo, que se terminaba de derretir.
Los horrendos gritos llegaron hasta la puerta del averno donde la ex Dama del Oeste gritaba y lloraba desesperada.
Una vez que los gritos cesaron. Ella cayó de rodillas cubriendo su rostro con las manos.
-"Sesshomaru…"
Luego del horrendo espectáculo, los guerreros del Oeste se reunieron frente al General, ahora de pie frente a ellos.
-"Chichi-ue"
-"Sesshomaru…Veo que tienes algo que proteger"
-"Hn… Tus primeras palabras son de burla?"
-"No. De alivio."
Inuyasha jadeando aún se acomodaba los cabellos
-"Y tú…Inuyasha, eres igual a…"
-"Mi madre humana y débil…"
-"Ojalá, pero lamentablemente te pareces a mí"
El poderoso macho revivido se miraba las manos y los pies.
-"Todavía no comprendo…"
Detrás de ellos se arrastraba el youkai toro
-"Mi Señor…Yo lo invoqué, yo… Necesito su perdón"
Y postrado con el pecho en la tierra el toro sollozaba.
Sesshomaru se adelantó y sacando la Tensseiga la apoyó sobre su cuello.
-"Tu…Maldito…Tú fuiste quien se robó a la Señora del Oeste y pusiste en riesgo su vida y la de mi hijo!"
El toro gritaba
-"Fue por Kagura! Fue por ella!YO…Yo…La amaba"
Touga apartaba a Tensseiga del bóvido y mirando a Sesshomaru le dijo
-"Deja que la Miko elija su castigo"
El General caminó hacia Kagome.
Reverenciando se acercó y observó al hermoso bebé que sostenía
Kagome se lo ofreció para que lo alce.
-"Mi Señor…Quieres sostenerlo?"
La mirada franca y brillante del General le respondió sin palabras y se lo alcanzó cuidadosamente.
Inu No Taisho lo observó detenidamente…
Su cabello, sus manos, su piel y sus rasgos. Con una garra apartaba la estola de piel de Sesshomaru y se centraba en su cuerpecito.
Su brazo ya no sangraba y la herida apenas era visible
-"Así que tú eres la razón de mi regreso…"
Kagome los observaba
-"Eres un cachorro muy poderoso "
El Lord sentía la aprobación de su padre con alegría en su corazón. Pero su rostro no decía nada
-"Su nombre"
-"Yashamaru"
-"Ah…Por supuesto…Un nombre muy adecuado…"
El General le entregaba el cachorro a su madre y se quitaba la faja de la cintura envolviendo a Yashamaru
-"Eres mi primer nieto y el heredero del Oeste pequeño y poderoso Yashamaru, lleva los colores de la Casa Taisho con orgullo siempre"
Kagome estaba emocionada, pero Touga seriamente se volvió a ella y le preguntó
-"Deseas castigar al toro?"
Ella miró al youkai que enterraba su rostro en las cenizas del suelo, por su culpa pudo haber muerto, pero allí estaba, rogando perdón
-"Podría purificarte hasta que de ti solo quedasen cenizas inmundas…Pusiste en riesgo mi vida y la de mi hijo por una maldita perra…Tu vida me pertenece ahora…Vivirás por la eternidad sirviendo a la casa Taisho y a sus herederos. T ú los asistirás y los protegerás cuando sea necesario, o regresaré y no dejaré nada de ti, ni siquiera tu asqueroso recuerdo"
Inu No Taisho medio sonrió a la joven, le tomó la mano y le dijo
-"Yo veré que así sea, pequeña Miko"
Volviéndose a Inuyasha y frente a él, con la mirada cálida le comenzó a hablar
-"Inuyasha…Ese nombre elegí para ti…Tu madre hizo muy buen trabajo criándote… Eres lo que esperaba de ti, y mucho más"
-"Keh!"
La mejillas rojas y rascándose la nuca. Luego de siglos de preguntarse cosas, su padre de un solo golpe, disipó todas sus dudas, lo volvió a reconocer, y demostró estar orgulloso de él, supo verdaderamente que siempre fue amado por sus padres. Sus manos sudaban de nervios. Estaba feliz
Kagome emocionada le decía al General
-"Inuyasha también será padre!"
Touga lo miró y sonriendo le estrechó los antebrazos
-"Felicitaciones"
Más sonrojado aún si se pudiera, Inuyasha asentía
-"G-Gracias…Creo"
En palacio la manada restante estaba sumida entre asombro e incredulidad.
Totosai golpeaba la cabeza del buey y las imágenes desaparecían
-"Hey! Estábamos viendo eso!"
-"Ya me tengo que ir, ahora sé que debo forjar una espada para el General"
Y sin más se sentó sobre el buey y elevándose en el cielo, desapareció.
En la puerta del inframundo Irasue esperaba llorando sumida en desesperación
Los guardias de pronto apartaron sus lanzas y ella se incorporó para ver salir lo que fuere que saldría.
Los vapores no dejaban ver.
Sólo las sombras y algunas voces.
Voces familiares, voces que nunca olvidaría.
Los gólems de roca se arrodillaron para dejar pasar a Sesshomaru, con Kagome y el cachorro en brazos.
Inuyasha, Danaka, con Ah Un, Sango y Miroku con Kirara.
Pero luego de pasar ellos, no se pusieron de pie.
La manada se volteó para esperar a alguien más.
La hembra Inu no podía comprender qué esperaban, pero permaneció simplemente mirando los portales vaporosos.
Caminando detrás de ellos se acercaba un imposible
Los guardianes dijeron al unísono
-"El amo puede pasar"
Irasue rascaba sus ojos y temblando se quedó mirando si poder creer lo que veía
En las puertas del inframundo se alzaba la imagen que no podía ser, una ilusión malévola del destino, un sueño largamente acariciado…
Inu No Taisho
