NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.
GRACIAS POR LOS COMENTARIOS, SON ESPECTACULARES! ETERNAS GRACIAS POR SU PACIENCIA Y APOYO.
ABRAZO ENORME.
Capitulo 74
La frescura del agua salada, la brisa en su rostro, los aromas marinos, los blancos pies se mojaban con el vaivén de las pequeñas olas que llegaban a la playa. La plateada cabellera revoloteando con el viento y el sol alto en el firmamento. Elementos naturales muy conocidos para sí, y la parte de sí que vino de otro tiempo y se quedó con él.
El sonido de los pasos en la arena detrás de él, lo despertaban de su ensueño.
-"Es perfecta, tú la hiciste solo?"
-"Hn."
-"Has hecho un muy buen trabajo, Sesshomaru"
-"…Gracias…"
Y así, el padre y el hijo se quedaron viendo unos momentos y luego, Touga se paró a la par y juntos veían el horizonte.
-"La última vez que estuvimos solos en una playa, te hice una pregunta que no comprendiste"
-"Hn."
-"No preguntaré de nuevo, sé que comprendes ahora"
La mano del padre en el hombro del hijo
-"Has hecho un muy buen trabajo, pero no solo aquí…Tienes una hermosa familia y el Oeste ha prosperado…Estoy orgulloso de ti, Sesshomaru"
Los dorados pares de ojos compenetrados en un momento mágico que jamás se pensó sería posible alguna vez.
-"Quise obsequiarle algo especial a la Miko, en eso trabajaba cuando se desató todo ese caos"
-"Creo que le gustará mucho!"
-"Pero quiero hacer algo más"
-"Algo más?"
-"Quiero homenajearla de alguna manera, darle algo especial, presentarle mis respetos a ella y a su linaje, y el de mi hijo"
Ambos miraban el mar un rato mientras algunas gaviotas correteaban las olas y otras volaban sobre sus cabezas
-"Cásate con ella"
-"Hn.?"
-"Sí, yo iba a casarme con Izayoi. Es la unión humana, es importante para ellos, como lo es emparejarse para nosotros"
-"Ibas a casarte con…La madre de Inuyasha?"
-"Amé mucho a Izayoi, demasiado. Pero sólo después que tu madre me rechazó, negando su apego a nosotros. Te llevé al Oeste y ella permaneció en el palacio de las nubes"
El silencio circundante, sólo el viento y el chasquido de las olas rompiendo a la distancia.
-"Y eso cómo se hace…"
-"Mmmm..Bueno pues, buscas un humano sagrado, un monje y realiza una ceremonia y el macho le ofrece una sortija o anillo en señal de matrimonio, fidelidad y amor, en lugar de una marca…Y…la hembra suele obsequiarle uno a su pareja…Para los ningen la joya es una marca de pertenencia, es importante."
-"Una sortija?"
-"Hai, ambos contrayentes la usan toda su vida"
El rostro de Sesshomaru demostró por un instante un leve atisbo de molestia ante los comentarios de su padre acerca de usar joyería en sus manos.
-"No son de ninguna utilidad y son molestas para usar una katana"
Rápidamente, Touga explicó la importancia del ritual humano para la raza ningen, pero su hijo sabía de la falta de honor y lealtad de algunos humanos.
-"Los humanos deshacen sus uniones con gran facilidad, se quitan la sortija y buscan otra pareja o la engañan estando unidos a sus esposas o esposos…"
-"Es verdad, pero no solo los humanos cometen ese tipo de errores…"
El poderoso general miraba el suelo y movía un pie empujando la blanca arena, demostrando su pesar por el engaño a Irasue y su promesa de amor a Izayoi.
-"Son joyas después de todo y se ven bien en las manos de los youkai, en algunos casos, son símbolo de riquezas y estilo, muchos de nosotros somos apegados a usar joyería, mira las manos de algunos Señores, están llenas de anillos y otros usan cadenas finas con piedras, en sus cuellos y muñecas, algunas costumbres humanas nos son más que aceptables…"
Ya mirando a su hijo, Touga Taisho continuaba su relato
-"Los humanos han buscado una manera simple y decorativa para demostrar apego o pertenencia a su pareja, pienso que los dientes de los ningen no son aptos para marcar…"
Recordando las mordidas de Kagome y el profundo dolor de los dientes luchando para romper la piel y marcar su cuello… Sesshomaru no pudo evitar erizarse por momentos. Sin apartar la vista del océano para ocultar su sonrojo sólo pudo admitir
-"No, no son buenos para eso"
Toga levantó una ceja y sus ojos se dispararon a mirar el cuello de su hijo y ver la imponente marca de dientes y la cicatriz resultante, no pudo más que reconocer que se trataba de dientes humanos, seguramente Kagome…
-"Pero veo que eventualmente y según el caso… pueden"
-"Hn."
Luego de un silencio incómodo, el General Perro estalló en carcajadas
Sesshomaru muy colorado solo bajó la cabeza para ver sus pies y luego darse la vuelta para encaminarse hacia su creación.
Su padre lo seguía intentando dejar de reír, sus carcajadas rompieron el mágico momento padre-hijo y para lograrlo cambió de tema radicalmente.
-"Cuándo le mostrarás tu regalo?"
-"El día de la ceremonia, quiero que sea aquí"
-"Excelente decisión"
Ambos machos Inu contemplaban la imponente y compleja creación que se alzaba enfrentando el mar… En la isla de ellos, esa isla que los marcó y los reunió dos veces, en dos vidas, y los vio encontrándose, refugiándose, amándose a miles de kilómetros de su hogar.
-"En dos días más será plenilunio…Es una buena ocasión…"
-"Dos días…Hn.…"
-"El único detalle sería la joya que vas a obsequiarle. Hay que volar con Totosai, sólo él puede fabricar algo verdaderamente significativo y que refleje el verdadero espíritu del Oeste"
-"Hn."
Cobrando vuelo, ambos Señores se dirigían hacia los dominios del herrero, mientras en palacio Kagome se encontraba meciendo dulcemente a su bebé.
Susurraba una canción de cuna, ante los emocionados ojos dorados de Lady Irasue.
La hermosa hembra Inu, se lamentaba no haber tenido el impulso maternal para mecer a su precioso cachorro Sesshomaru cuando debió hacerlo.
Sí lo alimentó, abrigó y cuidó como una madre debía, pero amor… eso era otra cosa. Ella criaba a un macho fuerte, poderoso, que continuaría con la estirpe Inu de los Taisho y los guerreros de las nubes…
Luego lo dejó a cargo de su padre, para que concluyera con la tarea…
Eso había sido su maternidad, una tarea…
Kagome la observaba de cuando en cuando. Sus brillantes ojos estaban fijos en ella y seguían muy de cerca todo lo que hacía.
En su bello rostro, apenas se develaba una leve mueca de tristeza, pero para Kagome no se escapó la mirada de pena, ya que conocía cada fase de Sesshomaru y su aparente frialdad.
Cuán diferente podía ser esta hembra de su hijo…
-"Quieres cargarlo Irasue Sama?"
La hembra de inmediato parpadeó y miró a Kagome a los ojos
-"De verdad?"
-"Sí, claro, ven Mi Lady tómalo"
Suavemente la joven le colocó el pequeño en los brazos a su abuela, ésta de inmediato, comenzó a mecerlo y a cantarle una dulce canción de cuna, antigua, tan antigua como la misma herencia Inu de su sangre. El pequeño cachorro se adormecía embelesado con el son de la hipnótica voz de Irasue.
-"Aprovecharé para darme un baño entonces"
-"Si, ve tranquila, cualquier cosa te llamaré"
Y así, mientras la sacerdotisa se dirigía la onsen, observaba de reojo a la poderosa hembra que lentamente estaba acariciando con su nariz, la suave piel de las mejillas y cuello de su nieto, aspirando su aroma fresco grabándolo en su memoria, esbozando una amplia sonrisa. Ya sin esconder sus sentimientos, Irasue liberaba su corazón a su adorado heredero y se rendía a sus pies.
Kagome por su parte se retiraba silenciosamente sonriendo emocionada, cerrando tras de sí, la puerta corrediza.
Las otras hembras del palacio estaban preparando el ajuar de los cachorros, de Yashamaru y de los que iban a venir.
Miroku estaba aún aturdido luego de enterarse que sería padre de gemelos. Entrenaba ferozmente cada día y se desvivía en atenciones hacia Sango que disfrutaba de su espera y las demostraciones de afecto de su marido.
Kikyo por su parte mostraba bastante su vientre a pesar del poco tiempo de preñez que tenía.
Obviamente su bebé portaba una potencia considerable y su crecimiento era diferente al de un niño humano promedio. Inuyasha se la pasaba acariciando su vientre y se mostraba sobre-protector vigilando y controlando todos sus movimientos al punto de alterar a la sacerdotisa que no dudaba en esconderse del joven Lord, en los jardines.
Entre las horas transcurrían, la vida se abría camino a través de la manada de Occidente.
Sesshomaru no tardó en reunirse con Miroku para hablar de la ceremonia ningen, para casarse con Kagome. Lo cual enorgulleció al monje enormemente por ser digno de la confianza suficiente para ser elegido para oficiarla.
Aturdido por las poderosas auras de los machos de Occidente, y la cuarta copa de sake, el monje intentaba explicarle a su Señor Sesshomaru los pasos para llegar a un matrimonio exitoso… (Según él consideraba)
-"Primero deberá proponerle matrimonio y luego…"
-"Proponerle?"
-"Si, claro, es tradición. Depende el sitio donde haya nacido y sus costumbres, pero en general se le pregunta a la mujer si desea casarse con uno"
Inu No Taisho los interrumpió
-"Pero no es una simple pregunta a secas, conlleva todo un marco romántico y sensual"
La mirada de ambos machos fijas en él.
-"Buscar un sitio romántico, o hermosamente adornado, y con detalles especiales que la hembra disfrute…"
-"Luego seducirla con dulces palabras y caricias, mmmm. Alguna ofrenda"
Miroku a sabiendas de lo que se refería el general asentía con los ojos cerrados y una sonrisa cómplice, mientras Sesshomaru fruncía el seño y bufaba por lo bajo.
-"Si, si, como dijo el General, debe ser por ejemplo, en un paseo a la luz de la Luna, o por un sitio bello y que acompañe el momento…O una cena a la luz de las piedra lunas o de velas…O durante un baño compartido o…"
Miroku ya no pudo contener los colores de su rostro. Su mente viajaba a velocidad luz entre las posibilidades y su pasado hentai lo desbordaba. Su cara era un libro abierto.
-"Monje…"
-"Eh? SI por supuesto, mi Lord"
-"Una vez aceptado, porque supongo que será más que aceptado, se fija una fecha y se realiza la ceremonia donde leen los votos y se intercambian los anillos o lo que prefieran como ofrenda los contrayentes, la generalidad utiliza sortijas o anillos "
Mientras decía esto exhibía con orgullo la plateada alianza que brillaba en el dedo anular de su mano izquierda
-"Hn."
Sesshomaru continuaba renuente con el tema de los anillos. No creía que le agradaría usar uno. De todos modos ni pensaba decir nada, lo que él deseaba era honrar a su hembra, no ofenderla por lo que haría lo que tenía que hacer.
La tarde transcurrió entre trabajo y quehaceres, Sesshomaru ordenando las labores generales, mientras Jaken corría de aquí para allá.
Luego de una cena más que agradable, el General Taisho y su pareja se retiraron del palacio a sus dominios en el inframundo y toda la manada lentamente se iba encaminando a sus dormitorios para la noche que comenzaba a reclamarles el trabajo del día con cansancio.
En sus dormitorios cada pareja y miembro de la manada se disponía a descansar. En la habitación real, la pareja de Occidente observaba dormir al pequeño Yashamaru y lo arropaba.
Sesshomaru tomaba a Kagome de la mano y lentamente la instaba para dirigirse al balcón jardín que tanto disfrutaban.
-"Ven, Saiai…"
Kagome sonriendo lo siguió encantada. Cuando el gran macho apartó las cortinas del medio, Kagome quedó muy sorprendida ante la vista.
El jardín del balcón estaba cubierto de flores blancas, en medio se encontraba dispuesta una pequeña mesa redonda de piedra, finamente colocada con bandejas llenas de delicias y licor para celebrar la ocasión… Un enorme sillón blanco tipo futón, dispuesto al lado de la mesa, el aroma embriagador de las flores, y las estrellas en el cielo… Todo parecía dispuesto para una ocasión especial. Por supuesto que el motivo escapaba al conocimiento de la joven sacerdotisa de Shikkon.
-"Qué es todo esto?"
-"Una sobremesa para nosotros"
-"Solos?"
-"Hn"
Ella se maravillaba y Sesshomaru la abrazaba desde atrás, la mecía suavemente y aspiraba su aroma en su cuello, la joven le tomaba las manos y lentamente se giraba para verlo y besarlo en puntas de pie.
Sesshomaru separaba a Kagome apenas de su cuerpo y mientras tomaba una pequeña envoltura de entre sus ropas, comenzaba a respirar hondo…
-"Sesshomaru?...Está todo bien?"
-"…"
El enorme Daiyoukai mostraba mejillas rojas y unas gotas de sudor en sus cienes…
-"Amor?…"
Lentamente el Señor del Oeste se postraba con una rodilla en tierra y le ofrecía la pequeña cosa a su pareja, mientras las palabras que pronunciaba vibraban en una frecuencia que le calaba el alma a la joven mujer derritiendo su voluntad, como el sol derrite la escarcha en las mañanas de invierno…
-"Sacerdotisa…Miko…"
Sólo la voz del Lord se escuchaba en el aire…
-"Kagome…
-"Quieres a este Sesshomaru como esposo?"
La sorprendida Kagome no podía articular palabra. Estaba pensando si estaba soñando o si había caído inconsciente por el cansancio y estaba delirando…
-"C-Cómo dices?"
El enorme macho abría cuidadosamente el envoltorio de su ofrenda romántica para que su pareja admirara su regalo.
Una pequeña caja de madreperla.
En el inframundo utilizando la piedra meidou los preocupados padres, por no decir curiosos padres, espiaban el desarrollo de las cosas.
-"Le dije que fuera muy específico en su propuesta…La Miko no entiende nada!"
-"Touga Sama, ella comprende perfectamente y lo que Sesshomaru hizo es …Perfecto para ella. Sólo está… Cómo decirlo, mmmm. Acomodando las ideas en su cabeza"
-"Pues que las acomode rápido, Sesshomaru va a levantarse y dejarla allí parada si no dice nada!"
La bella inu acariciaba el rostro de su antiguo compañero de vida, y nuevo amor.
-"Amor mío…Sesshomaru ha cambiado mucho, él esperaría toda una vida de rodillas por ella"
-"De verdad?"
-"De verdad"
Los ojos dorados intensos del preocupado padre se hundían en la imagen reproducida en la piedra infernal; Y levemente sonreía, su hijo permanecía postrado con la mirada fija en la mujer que comenzaba a emocionarse permitiendo a algunas lágrimas traviesas marcar su bello rostro.
-"Entonces, mejor los dejamos solos no te parece?"
-"Hn…Ciertamente"
De a poco la imagen de la piedra se iba desvaneciendo entre la bruma hasta desaparecer por completo.
La antigua pareja de Occidente estaba recostada en la enorme cama de seda roja.
Sólo querían espiar los progresos de su vástago, que casualmente era el Daiyoukai más poderoso del mundo, y lo último que necesitaba era protección, pero…
Irasue caminó luego para dejar la piedra Meidou. Su andar refinado y sensual capturaba la atención del poderoso macho que la seguía con los ojos en su camino como un depredador hambriento.
Dejando el medallón sobre la improvisada mesa de luz, la hermosa hembra se dirigía de nuevo a su cama.
-"Ven, Inukimi Sama"
La enorme mano con garras estirada invitándola a regresar
-"Me siento inspirado para amarte…"
-"Más?"
-"Mucho, mucho más…"
Enredándose entre las sedas los curiosos padres se olvidaban de todo, mientras en el palacio del Oeste la Sacerdotisa de Shikkon se disponía a hablar…
-"Pero esto…"
-"Acaso no quieres…"
-"Claro que quiero, es lo que más quiero!"
Sonriendo Sesshomaru se puso de pie y abrió la cajita tornasolada, para ofrecerle a Kagome su promesa, su marca ningen.
Era una belleza. Un anillo de oro blanco con un sello con la luna creciente en oro azul y algunos diamantes a modo de estrellas. La cresta de la familia Taisho.
Kagome suspiraba y se quedaba sin aliento. Sesshomaru a continuación le ofrecía la caja una vez más.
Kagome imaginando que él no sabía qué hacer con eso, le ofreció la mano izquierda
-"No piensas colocármelo?"
Sesshomaru recordando al monje lo tomó y lo deslizó en su pequeño dedo anular.
-"Ahora estoy comprometida con el Señor del Oeste"
Sonreía y se iluminaba su cara.
Sesshomaru decidía que este era el camino correcto y se enorgullecía de sí mismo y su acertada elección de diseño
Kagome apostaba por más.
Con sus manos apoyadas en el pecho del Lord, lo empujaba despacio sin apartar la mirada de la suya, lo llevaba lentamente caminando hacia atrás, hasta que el enorme macho se desplomó en uno de los sillones.
El Daiyoukai levantaba una ceja, mientras ella sonreía y suavemente se encaramaba para sentarse a horcajadas sobre él.
Sesshomaru sentía que su corazón latía demasiado fuerte, el sensual ataque agresivo de la sacerdotisa lo sorprendió y se encontró a sí mismo emocionado, excitado y con muchos deseos de devorar a esa mujer atrevida.
Estaba fascinado por la respuesta de la joven, aunque esperaba lágrimas y emociones, y por qué no algo de sexo, no imaginaba el maravilloso resultado de los acontecimientos.
Su preciosa hembra ningen era agresiva y ardiente. El poder de su sangre lo llamaba a degustar a la osada Miko que le quitaba el haori y devoraba sus hombros y pectorales provocándole cerrar los ojos.
-"Todo esto…Se debe a ese compromiso que tú dices?"
Kagome ocupada y con la boca llena de besos que dejaba por toda la piel expuesta de su precioso macho Inu no utilizaba palabras para responder
-"Mmmjjjmmm…"
-"Ah y mmm. Puedo tener todo lo que yo quiera?"
-"Mmmmmjjjjmmmm…"
Sesshomaru sin perder tiempo deslizaba las sedas de los hombros de la joven hasta descubrir todo su torso.
Ella reía y él mostraba una sonrisa erótica y depredadora
-"Juegas con fuego pequeña mariposa…Sabes lo que el fuego le hará a tus alas?"
Kagome muy sonrojada se cubría uno de sus senos con el brazo
Sesshomaru apartaba el brazo lentamente
-" No ocultes tu belleza de mis ojos"
Desenredando con las garras los largos cabellos negros de Kagome, mientras la besaba con hambre insaciable.
El apetito sensual se comenzaba a desbocar. Las garras sostenían fuertemente los cabellos en puño, llevando la cabeza de la hembra hacia atrás exponiendo su yugular que latía ante su escrutinio furioso, invitándolo a morder
-"Miko… Hechicera…Eres mía"
Kagome sonreía y con sus uñas rasguñaba los hombros y la espalda del Lord
Con la otra mano Sesshomaru arrancó el resto de las prendas que cubrían a su preciosa víctima.
La levantó y fue bajándola sobre su hombría y mientras se perdía en la dolorosa calidez sollozaba como un cachorro perdido.
Perdido estaba, pero en los besos y demostraciones de amor de la hermosa mujer que lo enloquecía con sus movimientos sensuales.
Poderoso Daiyoukai que se derretía con y en, el calor de una sacerdotisa, su sacerdotisa y lo disfrutaba sin importarle nada más.
A medida que la pasión los consumía, los jadeos y los ojos devorando las reacciones de su compañero, los Señores del Oeste se mecían entre placer y hambrienta desesperación.
Sus auras se combinaban en un sinfín de destellos energéticos que les recorrían el cuerpo llevándolos a experimentar interminables explosiones de éxtasis.
Repetidas veces, incontables veces, la muerte dulce les reclamaba sus almas una y otra vez hasta que la herencia Inu reclamó la carne y la sangre de la mujer infundiendo youki y recibiendo reiki.
La candente semilla desbordando y los afilados colmillos aferrándose a la deliciosa carne y alma de la Miko de Shikkon.
Pecho contra pecho respirando agitados permanecieron recostados en el sillón, rendidos en los brazos del otro permanecieron recobrando el aliento unos minutos, incontables minutos, hasta ver a la estrella Tríada en el horizonte.
Mientras Sesshomaru observaba el hermoso rostro de Kagome que brillaba con la luz de la estrella, sus garras se deleitaban rozando la piel de la espalda expuesta y los cabellos de la joven. Su sensual voz despertó a la sacerdotisa de repente.
-"Nos casaremos en dos días. En el plenilunio, prepárate para entonces"
-"En dos días? Pero no me da tiempo a preparar nada!"
La reacción de la joven causaba gracia al Lord que la veía pasar de su estado romántico a su estado alterado en segundos.
Ella intentaba incorporarse en su regazo pero él la mantenía contra su pecho en un abrazo férreo
-"Suéltame, Sesshomaru!"
-"No"
Ella lo miró incrédula
-"No?"
-"No"
Lo único que se le ocurrió fue morderlo en el pecho, en un pectoral carnoso y musculoso.
Lejos de lograr su libertad, lo que logró fue que la levantaran en brazos y la llevaran directamente al onsen de aguas termales, allí continuó siendo devorada hasta el amanecer, Sobre las rocas salientes, en la parte más baja, en el borde frío, o contra las paredes…
De frente, de espaldas, de lado, arriba…Abajo…
Todo el lugar enmarcó la danza sensual de los amantes de la Luna. Sensuales sonidos, eróticas lágrimas y fogosa pasión.
Sesshomaru no escatimó parte del cuerpo ni sitio dónde atacar a su preciosa mariposa que continuaba provocándolo. Revoloteando cerca, muy cerca de su fuego quemándose las alas una y otra vez…
