NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.
GRACIAS POR LOS COMENTARIOS, SON ESPECTACULARES!
ABRAZO ENORME.
Capitulo 77
Luna Roja…
-"OI! SESSHOMARU! OOOIIII!"
El dulce beso fue interrumpido por el hanyou ansioso por comenzar con el banquete.
-"Mataré a Inuyasha…Un día lo haré aunque me odies el resto de nuestras vidas"
Sesshomaru muy frustrado se volteaba para ver a su medio hermano con una mano en puño su semblante impávido, pero sus ojos…Ah su ojos decían muchas cosas, entre ellas una promesa implícita de muerte.
-"Ya paren con eso! Tienen toda la vida para besuquearse, revolcarse y cog"
-"Inuyasha!"
La mano del Daiyoukai en la garganta de Inuyasha. Los Señores del Norte observaban detrás del hanyou. Ayame cubría su boca preocupada y Kouga reía muy divertido con el castigo que recibía el Segundo de Occidente.
-"Cierra esa letrina que tienes por boca, mestizo o lo lamentarás"
-"Sesshomaru…Suéltalo, vas a hacerle daño…Kikyo no apreciará eso, sabes"
-"En primer lugar, me tiene sin cuidado lo que "ESA" Miko piense, es la pareja de mi Beta y debe obedecer y en segundo lugar…Estaría haciéndole un favor quitándole esta (entre dientes) MOLESTIA"
-"AGGGG, ssuegtame jijod e puta."
-"Lo único que me detiene de asesinarte es tu cachorro por nacer, aunque tal vez también le haría un favor"
Kouga se aclaraba la garganta
-"Mis disculpas Sesshomaru Sama, nada me agradaría más que ver el resultado de este malentendido, pero por más que esté disfrutando del espectáculo, su padre y los demás esperan el arribo de los Señores del Oeste para comenzar la celebración"
Kagome le ponía las manos en el brazo a su esposo
-"Vamos a celebrar, están esperando por nosotros"
Y así el estruendoso caer del mestizo al suelo arenoso arrancó las risas de Shippou, Rin Y Kouga que era regañado por Ayame.
Inuyasha se levantaba y sacudía la arena de su traje
-"Keh! Vamos que me muero de hambre!"
Kagome se giraba para ver la hermosa cabaña una vez más.
Sesshomaru le tomaba la mano y ella lo miraba
-"No te preocupas, Saiai, nos quedaremos en la isla todo el tiempo que quieras"
La mujer se abrazaba al cuello del Daiyoukai emocionada
-"De verdad? Oh Sesshomaru gracias!"
-"Hn."
El grupo caminaba hacia las carpas, las antorchas que bailaban al ritmo de la brisa del océano, le daban un toque de romance y misticismo, las estrellas en el hermoso cielo que comenzaba a colorear dándole paso al anochecer, la celebración se teñía de magia.
Risas, saludos, brindis y parabienes.
Las sensaciones que Sesshomaru estaba experimentando eran nuevas para él. Sin embargo, ese ambiente de manada y calidez se le hacían curiosamente familiar.
Mirai seguramente tendría algo que ver.
Agradecía la sensatez de su par del futuro, permitiéndole experimentar las cosas, sin adelantarle ningún acontecimiento, y así poder verdaderamente abrirse sus propios caminos. Nuevo, todo era nuevo…
Kagome reía ante un comentario de Inuyasha.
Su amistad se había reafirmado con el paso de los meses, y supuso que parte de lo vivido por ella en el futuro había ayudado a sanar y limar viejas asperezas.
Mientras la joven acariciaba entre los dedos una oreja de su amigo y la otra Miko hacía lo propio con la otra oreja, el Lord no pudo más que sentir calidez ante la ternura que el díscolo mestizo despertaba en las hembras de la manada.
Durante la celebración Touga aprovechó para invitar a los presentes a la presentación formal de Inuyasha como su legítimo hijo, ya que no lo había podido hacer cuando debió.
La comunidad youkai conocía perfectamente el poder y la valía del mestizo ya que sus hazañas junto a la Sacerdotisa de Shikkon, se corrieron por todo Japón feudal y aún más allá.
El hecho que Sesshomaru lo tomara como su Beta, en el Oeste no había pasado desapercibido por la Nación Youkai. A partir de allí los ojos de todos habían permanecido en Occidente para satisfacer la curiosidad acerca de la veracidad del poder del segundo hijo del General perro.
También unido a una Miko, y poderosa, la primera Sacerdotisa de Shikkon y próximo a ser padre. Los hanyou estaban comenzando a cobrar importancia y a ganarse un lugar tan importante como los demás productos de los matrimonios o emparejamientos.
Cosas como la isla de los hanyou, ya no serían necesarias, ellos habían comenzado a ser aceptados y recibidos con el mismo amor y entusiasmo que los hijos puros. Y presentados en grandes celebraciones, con orgullo, en vez de ocultarlos como se estilaba con anterioridad.
Nada de eso era del conocimiento de Inuyasha, la historia, había comenzado a cambiar gracias a él y ahora gracias a Yashamaru, ambos poderosos herederos de Occidente.
Luego de tanto jolgorio algunos Lores se habían retirado ya, y otros reían a carcajadas dentro de las tiendas, la brisa del mar soplaba un poco más fuerte ahora.
Los esposos caminaban descalzos por la playa, Krisstal y Kleinez llevaban a Yashamaru que estaba muy despierto para la hora que era, caminando detrás y de a poco el resto del inutachi se unía a ellos, Sesshomaru los miró de reojo y apenas sonrió. Kagome los vio con alegría, su corazón se calentaba por su manada siempre fiel.
Continuaban caminando y mientras lo hacían veían el reflejo de la Luna roja en el mar.
El romance flotaba en el aire, la música, las antorchas y el alcohol, no ayudaban mucho a la hora de intentar permanecer serios.
Caminando descalzos por la orilla del mar el grupo se salpicaba con agua, los masculinos corrían a las hembras, disfrutaban de la paz.
Kagome tomaba la mano del corazón del Lord y apreciaba el anillo, cómo lucía en su dedo, y él hacía lo mismo con los de ella.
Luego se detuvieron y se voltearon para quedar todos enfrentados en un casi un círculo perfecto.
Parecía que Sesshomaru pensaba dirigirles unas palabras, todos esperaron en respetuoso silencio.
-"Hn."
HN? Eso era? Todos se miraron y estallaron a reír.
Sesshomaru sonrió ampliamente cosa que espantó a la manada
-"El buen juicio de este Sesshomaru también se ha obnubilado por el sake…"
Todos reían y acercaban su abrazo cordial a Kagome y estrechaban los antebrazos del Lord.
De a poco se retiraron casi todos los invitados a la celebración nupcial. Las carpas quedaban casi vacías, permaneciendo solo la manada del Oeste y sus Señores ocupando la misma mesa brindando y picoteando algunos dulces ocasionales.
Yashamaru terminaba de alimentarse y estaba dormido con el pecho de Kagome en la boca.
-"Nosotros llevaremos a Yashamaru"
Irasue aseguraba, pero Sesshomaru no quería saber nada
-"Sesshomaru…Krisstal se hará cargo del cachorro en todo lo que necesite y además la piedra meidou nos traerá en un instante cuando necesite alimentarse"
Touga ponía su mano en el hombro de su hijo
-"La sanadora permanecerá con el cachorro y ante la mínima manifestación de necesidad de su madre, lo regresarán de inmediato. El mismo Señor del Sur tiene previsto quedarse junto a la sanadora ya que ellos están en la plenitud de su cortejo…"
-"Hn."
Touga intervenía una vez más
-"Vamos Sesshomaru, sabes que mi nieto estará más que protegido, él nació en el inframundo, sus vasallos anhelan su visita y ustedes necesitan un tiempo a solas, es lo…Tradicional, no es así, Miko?"
Kagome se sonrojaba y sonreía entre dientes
-"Pues…Eso depende de la pareja en general, Taisho Sama"
-"Touga está bien, después de todo ahora eres mi hija"
Sesshomaru bebía un sorbo más de su sake
-"Está bien, pueden llevarlo"
-"Kagome, estás de acuerdo, querida?"
-"Sí Lady Irasue, yo sé que de ser necesario lo traerán de inmediato"
Habiendo casi terminado con el sake, la manada se fue despidiendo y partieron algunos hacia el Oeste y otros al inframundo.
Kagome y Sesshomaru los despedían desde la playa. Inuyasha saludaba y gritaba a todo pulmón
-"OI!, La próxima vez nos invitan a la cabaña!"
-"Por supuesto! Nos vemos!"
Kagome saludaba muy cordialmente, Sesshomaru miraba sin pestañear
-"Este Sesshomaru no invitará al mestizo idiota"
-"Sesshomaru no seas malo"
-"Hn."
El pícaro Lord levemente alcoholizado, permitía a sus manos aventurarse en la cintura y rozaba el trasero de la Miko
-"Mi Lord!"
Abrazando a la joven por detrás y besando su cuello románticamente, Sesshomaru le susurraba
-"Tu Lord, tiene deseos de una Miko"
-"Ah Sí?"
-"Hn."
-"Oh, qué pena…Kikyo y Noriko sama se acaban de ir"
-"No me apetece cualquier Miko…Deseo Shikkon No Miko"
Juguetona, Kagome, se deslizó del abrazo y dio pequeños saltos cerca del agua, ante los depredadores ojos dorados de su esposo. Giraba con sus brazos abiertos estaba feliz.
Los rayos de luna roja le daban un toque de misticismo sensual que la hacían ver increíblemente hermosa.
Sesshomaru intentaba adivinar qué ocurrencia tenía su dulce y comestible esposa ahora.
Cruzando los brazos y levantando una ceja la dejó hacer lo que fuera que estaba haciendo.
Kagome se comenzó a alejar lentamente. Apenas rozando el agua con las puntas de sus dedos. Pasito a pasito se alejaba.
El Inu afinaba los ojos, sus comisuras se elevaban en una sonrisa peligrosa, olfateaba huida por todo el aire.
La bestia estaba feliz, habría cacería? Mirai dentro de su alma simplemente reía y negaba con la cabeza, esa mujer siempre les daba lo que a ellos más les gustaba.
Mirándolo una vez más, Kagome se volteó del todo y sin más comenzó serenamente a caminar hacia la cabaña.
-"Miko…"
-"…"
-"Mikooo"
Ella ya a las risas comenzó a correr.
El Daiyoukai la vio huir y sin siquiera pensarlo comenzó a perseguirla.
La amplia sonrisa del macho, adornaba su bello rostro. Sus gruñidos y los gritos de Kagome eran los únicos sonidos que se dejaban oír en la noche tan calma.
Corría emocionada esquivando los manotazos del Lord. Hábilmente saltaba pequeños arbustos levantando su kimono, intentando huir con desesperación.
Casi llegando a la puerta de la cabaña intentó abrir pero unos fuertes brazos con sus manos y garras afiladas le impidieron lograr su cometido. Sesshomaru había llegado a ella.
El impulso de su velocidad demoníaca lo llevó a embestir la joven.
Kagome golpeó fuertemente contra la puerta.
Aturdida por el golpe ella se dio la vuelta, pero se encontró enjaulada entre los poderosos brazos de Sesshomaru y muy aplastada contra la madera de la puerta de la cabaña, sintiendo todo el poder palpitante de ese macho enamorado.
La bestia reprendía a su amo por la torpeza, pero Kagome lejos de estar molesta, estaba emocionada. Su sangre se calentaba con la cercanía de Sesshomaru y la semi sonrisa con que exhibía las puntas de sus colmillos.
La erótica voz masculina le debilitaba las rodillas.
-"El monje pervertido me habló de la Noche de Bodas… Y esta ES nuestra Noche de Bodas…"
Las grandes manos se posaban en las caderas de la joven. Lenta y seductoramente subían y bajaban desde la redondeada cadera hasta rozar el contorno de sus senos provocándole piel de gallina y temblores en el cuerpo.
Sus respiraciones eran pesadas y muy necesitadas.
El aroma a deseo de Kagome comenzó a fluir como un torrente desbocado envolviéndolo todo a su alrededor
El Inu acusó el golpe a sus sentidos cuando la esencia de la joven mujer penetró por sus fosas nasales.
Su agitación aceleraba las inspiraciones del macho que parecía intentar embriagarse con las feromonas liberadas en el aire.
El brillo depredador del deseo en sus ojos candentes eran hogueras que consumían los profundos ojos de la mujer, que se dejaba acariciar con adoración
Con su nariz pegada a la frente de la joven, Sesshomaru apenas se retiraba para verla
Ella muy colorada y sus ojos apasionados lo invitaban a jugar.
Con su voz seductora, mientras inspiraba su esencia una vez más dejaba una amenaza de pasión flotando en el aire
-"Sacerdotisa…"
Casi inaudiblemente con toda la sensualidad que poseía, ella susurró
-"Inu Daiyoukai…"
Kagome lenta y sensualmente exhibió su cuello a él.
Sin dejarla articular palabra el Inu la levantó del suelo y pateó la puerta de la cabaña, para dirigirse hacia las escaleras y llevarla rápidamente a su dormitorio.
Kagome rodeó el cuello de Sesshomaru y le besaba la mandíbula inferior hasta el nacimiento del oído.
-"La Miko no protesta?"
Sesshomaru velozmente doblaba la esquina hacia el cuarto
-"Mmmmno… Sé que al Señor del Oeste no le agrada que lo interrumpan cuando está…Ocupado"
Recordando la actitud de mirai hace tanto tiempo y tan poco también.
-"Jajajaja… Hn., Tienes buena memoria Miko"
Sesshomaru rió y se adentró en la habitación
-"Además…Planeo mantenerlo MUY ocupado, Mi Lord"
Sus palabras fueron leña en la hoguera que era su cuerpo, Kagome se vio depositada en la enorme cama y sin pestañear el Daiyoukai se acomodó sobre ella.
No podría escaparse a ninguna parte, la hembra estaba a su merced, como a él le gustaba, indefensa, seductora, apetecible, deliciosa…Y… Luchadora
Kagome hábilmente logró voltear al macho quedando sobre él de manera depredadora y jadeante.
La sacerdotisa sostenía las muñecas de su marido a los lados de su cabeza y rascaba con sus filosas uñas el interior de las mismas provocando inspiraciones violentas del Inu sonriente.
Sesshomaru contempló unos minutos la belleza dominante sobre él pero rápidamente la derrumbó para agazaparse sobre ella una vez más.
Besando y lamiendo su cuello suave susurraba en el oído de la joven las palabras más dulces y sensuales
-"Señora Taisho…Tan traviesa…Tan exquisita…"
Kagome rodeaba el cuello del Inu y le respondía los besos de manera hambrienta
-"Señor Taisho…Tan sexy y atractivo…"
Mirando a la mujer a los ojos de pronto se lanzó sobre su boca arrasándola con sus besos.
La pasión que ponían en ellos les calentaba la carne y el alma, llamándolos a convertirse en un sólo ser urgentemente, desesperadamente.
Kagome se aferraba a la larga cola de caballo en la que los cabellos de su marido estaban contenidos, deslizando el nudo de seda para liberarlos plateados hilos sedosos de su prisión.
La suave cortina de plata se deslizaba acariciando los hombros y los brazos de la joven
-"Amo tu cabello"
-"Hn."
Él besaba el cuello de la mujer
-"Sólo mi cabello?"
-"Amo tus ojos"
-"Hn…Son distintivos de mi clan"
-"Mmmm. verdad, siempre me han gustado los ojos dorados"
Sesshomaru se separó de ella y la miró curioso
-"Qué has dicho?"
Ante la risa de Kagome, Sesshomaru mordió sus labios
-"También te gustaban los del mestizo"
Ella besaba la nariz y los párpados de Sesshomaru
-"Tus ojos…Son más dorados, más profundos, más cálidos, son tus ojos, por eso me gustan más"
De a poco el Lord se relajaba. Comenzaba a besar sus hombros y brazos, hasta llegar a sus senos, dulces y llenos, que lo provocaban a devorarlos, ella continuaba seductoramente
-"Amo, tu piel, tan clara y tus marcas…Tan suaves"
Los dedos de Kagome recorrían las marcas de los hombros y antebrazos del Daiyoukai. El macho sentía la adoración con que la hembra lo tocaba y la sutil descarga de reiki que estimulaba cada una de ellas
-"Saiai…"
Cuando las uñas de Kagome alcanzaron las marcas de la espalda baja del macho la energía sagrada cosquilleaba y picaba la piel del Lord que se estremecía acalorándose cada vez más. Sus besos, caricias, lamidas y mordidas cobraban fuerza de manera que Kagome notaba que su esposo estaba perdiendo el control. Youki y reiki jugueteaban por doquier haciendo de sus cuerpos una masa de pasión.
Cambiar las manos de lugar estaba fuera de discusión, ella continuaba en la misma situación rascando las marcas con un poco más de fuerza cada vez.
El Daiyoukai enloquecido de deseo devoraba a la mujer que comenzaba a perderse entre las caricias.
Afuera el viento empezaba a soplar fuerte, y las cortinas se movían batiéndose al compás del fresco aire salino.
Las nubes habían cubierto el cielo y algunas gotas comenzaban a caer sobre la isla.
Los esposos se enredaban en la danza nupcial enamorándose.
Sesshomaru sentía las manos de Kagome cerradas en puño asir fuertemente sus cabellos.
Él degustaba la suavidad de los pechos, el vientre, rozando con la punta de su lengua la sensible piel sobre los huesos de las caderas femeninas.
-"Sesshomaru…"
Ante el primer gemido delicioso no pudo ya resistir y se enderezó violentamente.
Sin quitar los ardientes ojos de los de Kagome, se arrancó la ropa.
Bruscamente entre sus garras el traje ceremonial quedó abierto en dos y arrojado en un rincón.
Exhibiendo el musculoso y marcado pecho pálido surcado por las marcas de la pureza de su casta, el macho en llamas jadeaba y acechaba a la sacerdotisa seductoramente y cuidando sus garras, comenzaba a separar las suaves y largas piernas de la joven.
Ella sólo atinaba a respirar con agitación.
Sus mejillas ardían teñidas de un rojo furioso mientras sentía su vientre explotar a medida que el macho acercaba su rostro a su trémula carne femenina.
Pronto el aire faltaba en la habitación. Los lamentos y gemidos de la Miko pintaban de pasión el momento erótico compartido.
Marido y mujer, esposo y esposa.
Ella aferrada a los plateados cabellos del Lord asegurándose que el placer no la abandone y él aferrado a las caderas que temblaban de éxtasis mientras devoraba su dulzura y sus garras se hundían en las redondeadas formas de su anatomía.
Un poderoso rayo rasgó el firmamento de la noche cerca de la playa, seguido por el potente bramido del trueno que provocó que la mujer se sacudiera y bruscamente mirara hacia afuera.
Sesshomaru con su rostro aún colorado por el deseo intentó calmar a Kagome de su terror a las tormentas y llevarla de vuelta a la tierra de la pasión.
-"No mires afuera preciosa, mírame a mi"
Tirando de sus manos la llevó a sentarse sobre sus piernas a horcajadas, la guió a que rodeara su cuello con sus brazos, besó sus lágrimas y su boca y lentamente se acomodó e ingresó en su calor abrasador. Ella hundía sus uñas en los hombros de su esposo mientras sentía el fuego de su cuerpo consumir sus entrañas y su amor consumir su alma.
-"Quédate en mis ojos, aquí, en este momento y siempre a mi lado, Kagome…"
Meciéndose suavemente al comienzo, ayudándose con sus grandes manos marcando los movimientos de su danza de amor
-"Deja que ese corazón lata por mis besos, mis caricias…Mi Pasión"
Manteniendo su mirada en la de la sacerdotisa, acariciando su espalda baja mientras ella comenzaba a moverse a su gusto y satisfacción.
-"Ten miedo de no amarme, de no sentirme así como ahora, no temas un simple quejido de la naturaleza, porque está celosa de nuestro amor"
Ya perdidos en lujuria las bocas pastando en los cuellos, hombros y encontrándose en los besos más sensuales y profundos, besos hambrientos de éxtasis; Velozmente amándose hundiéndose, apartándose, regresando.
-"Kagome…Kagome…"
Gemidos, jadeos y gritos apasionados.
-"Sesshomaru…No me sueltes… No me dejes"
-"Jamás!"
Ya no importaba la tormenta, ni los truenos, ni la vergüenza, no hay vergüenza cuando hay amor, cuando hay pasión, cuando dos que son uno se aman tanto como para vencer las barreras del tiempo y la distancia, amor más fuerte que todo, amor que lo puede todo…
Kagome se fue recostando de espaldas y Sesshomaru separó sus piernas aún más rodeándose la cintura con ellas.
Salvajes embestidas y rasguños y mordidas, los intentos desesperados de ser uno y no separarse nunca más.
La sangre mezclada con sudor y con besos.
La tormenta arrancando las palmeras de cuajo y azotando la isla con la violencia de un amante despechado.
El mar golpeando impío la hermosa isla, inundando de sal la playa desierta. La semilla caliente inundando el vientre fecundo sacudiendo los cuerpos hasta dejarlos casi sin sentido.
En la habitación de la cabaña el éxtasis desatado junto con esa misma tormenta, provocaba el llanto extasiado y el rugido poderoso, de los recién casados que apostaban de nuevo, con todo lo que tenían, a enfrentar un nuevo mundo juntos, siempre juntos, por amor.
La sacerdotisa de espaldas sobre la cama, jadeante y bañada en sudor, abrazaba al enorme macho derrumbado sobre ella acariciando sus cabellos con una mano y abrazando su torso desnudo y resbaloso, que brillaba por las gotas de transpiración que corrían por su espalda y hombros, acunándolo contra su cuerpo como si se tratase de un niño recién nacido.
-"Te amo, Sesshomaru"
-"Y yo a ti, Kagome"
