NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.
GRACIAS A TODOS POR LOS COMENTARIOS, SON ESPECTACULARES! TAMBIÉN AGRADEZCO A LAS SEÑORAS TAISHO POR SEGUIRME Y ALENTARME SIEMPRE.
ABRAZO ENORME.
Capitulo 81
Durante la cena todo transcurría armoniosamente y en calma. Las hembras se encargaban de atender a los machos y observar mientras ellos conversaban acerca de algunas ideas para abordar a los ancianos del concejo. Sin embargo había incomodidad en el grupo.
Al notar la molestia en las miradas de los Lores, Touga propuso un tema de conversación diferente.
Realmente parecía que había sucedido de todo en su ausencia, por lo que pensó que el cambio los beneficiaba a los fines diplomáticos.
-"Lord Kleinez…Ha obtenido usted la palabra de autorización para emparejarse con la princesa Krisstal?"
El zorro sonriente miraba al leopardo que mantenía la mirada en el General Inu y las mejillas rojas. A la espera de que respondiera al General, sino, lo haría él para su alegría y regocijo ya que mortificar al leopardo era su pasatiempo favorito.
-"Creo que mi futuro cuñado no la tuvo demasiado fácil no es así Hyò Sama?"
-"Mmm. Pues no, no lo fue"
Recordar la cantidad de preguntas y averiguaciones protocolares que había tenido que pasar en el Este, le provocaba dolor de cabeza.
Kagome casi sin darse cuenta dejó caer las palabras
-"En mi tiempo, no hubo nada de eso, Krisstal escapó al Sur y te emparejaste con ella, sin pedirle permiso a nadie…"
Inuyasha escupió su bebida de nuevo en la cara de Miroku, solo que esta vez era sake.
Sesshomaru apoyado en un codo bebía su copa pero no decía palabra. Sí le dio un golpe en la nuca al mestizo.
-"Escapó?"
-"Mmm. Es una larga historia, quizás en otro momento"
Los rostros horrorizados y el silencio reinante permitía oír las respiraciones de todos. Se veían afectados a excepción del Daiyoukai y la joven Miko.
El Lord le colocaba un trozo de carne cruda en el plato a Kagome para el cachorro. Yashamaru estaba comenzando a alimentarse por sí solo.
El momento se había tornado espeso por lo que Irasue, pensó que tomar el toro por los cuernos era lo mejor
-"Ah, señores…No podemos hacer de cuenta que no sabemos el verdadero origen de mi hija política"
Todos la miraban atónitos
-"Lejos de asustarnos de sus relatos, aprender es lo que debemos hacer. No todos los días Kami Sama, nos bendice con la presencia de alguien como Kagome Sama, que viene de otro tiempo y trata de ayudarnos a evitar cometer los mismos errores que nos llevaron a la condena y desaparición del futuro para así enmendar las situaciones negativas o desastrosas, por el bien común y general, no repetirlos para que no nos conduzcan a un caos ¿No lo creen así?"
Los presentes pensaban en sus palabras, era verdad. Utilizar y aprovechar el conocimiento de Kagome acerca de los acontecimientos del futuro era el mejor camino a tomar en beneficio de este tiempo y el que vendrá.
El primero en hablar fue el Lord sonriente
-"Pues me gustaría saber todo acerca de lo que hice mal en aquél tiempo para no repetirlo…Y también cosas como quienes serán las próximas agraciadas en compartir mi lecho…"
El frívolo comentario arrancó las carcajadas de todos amenizando la cena y suavizando el momento. La sanadora emuló el golpe que Sesshomaru le diera a Inuyasha, castigando la nuca del Lord del Este. A pesar de las risas los ojos curiosos se posaban en la joven sacerdotisa por si ella respondía algo acerca de la irrisoria pregunta
Kagome no los decepcionó
-"Pues…No lo conocí tanto a usted Hiroki Sama, sólo a Krisstal, y muy bien si he de decirlo, de su padre, solo comentarios desagradables…Mil disculpas pero es así"
-"No lo dudo Miko Sama, no lo dudo…"
Lamentablemente el joven Kitsune sabía que el carácter y comportamiento de su padre dejaban mucho que desear en lo que a honor y bueno modales se refería. Él por su parte estaba orgulloso de haber sido bien criado por su madre, al igual que a Krisstal.
Kouga estaba muy callado en su lugar. Miraba el desarrollo de la cena y no podía evitar extrañar a su pareja y a su prole. Estaba emparejado con Ayame y tenía ya cachorros, era feliz, aunque siempre Kagome ocuparía un lugar especial en su vida y corazón, sus sentimientos eran más cercanos a fraternales que a románticos.
Sin embargo el Lord Inu parecía desconfiar constantemente de él. Su orgullo lo llevaba a, lejos de ofenderse, sentirse halagado y disfrutar del stress del que era víctima el Daiyoukai del Oeste, a Kouga le gustaba sentir que era un macho inolvidable, que dejaba huella.
Por su parte no pensaba articular palabra o formular pregunta alguna, si Kagome lo agraciaba con algún comentario, que esperaba que no, él diplomáticamente respondería con una sonrisa agradecida.
Inuyasha sabía que el lobo estaba aterrado. Podía verlo en el semblante del Ookami que devoraba su carne de venado sin levantar la vista del plato.
Sonreía imaginando todo lo que estaría atravesando su cabeza en este momento.
Aunque si lo consideraba un poco, él también pensaba en innumerables cosas al mismo tiempo. De pronto comenzaba a preocuparse… Miraba a Kagome y a Kikyo y de repente deseaba que a su amiga ni se le ocurriera abrir la boca para preguntarle alguna cosa. Aún estaba furioso con Sesshomaru, pero no lo demostraría "demasiado" en la mesa, el Oeste siempre debía estar unido y formar un frente impenetrable, y más a la vista de aliados, tanto como de los enemigos. Ya encontraría la manera de hacerle pagar. Detrás de su copa de sake lo miraba con ojos desconfiados y bebía el líquido alcohólico de un solo trago.
Sesshomaru estaba demasiado callado. Eso nunca había sido algo para preocuparse, pero luego de los acontecimientos de esta tarde, era de extrañar la falta de interés y atención del Inu Daiyoukai en los comentarios de su pareja. Escuchaba sus relatos y veía las agradables respuestas de los comensales, pero su mente no se alejaba del Onsen. Había atacado a Kagome. No podía pensar en nada más. Masticaba lentamente el sangriento bocado para tragar casi forzado y beber sake detrás para quitar el sabor metálico de su boca. Pensaba en que debería alejarse de ella. Nada le aseguraba que el horrible momento no se repetiría. Él estaba seguro de luchar para evitarlo hasta desfallecer, las bestias estaban calladas y arrumbadas en un rincón aullando de pena, mirai aún en el suelo con una rodilla doblada y su brazo descansando sobre ella mirando al cielo. Su alma completa lloraba por el dolor de su amada.
Kagome veía a su esposo perdido en sus pensamientos, imaginaba por qué. Suavemente le acercó un par de bocados de venado y los colocó en su plato. Luego le sirvió sake y con una leve sonrisa lo miró a los ojos.
Esos dorados ojos estaban casi sin brillo y su expresión era de dureza y súplica.
Touga se preocupaba bastante, la manada estaba muy deprimida y no comprendía el por qué.
Su pareja por su lado se veía bastante firme y animada al igual que las hembras del grupo.
Si antes pensaba que debería averiguar lo sucedido ahora estaba decidido a saber.
Mientras la cena llegaba casi a su parte final, el cachorro de Inuyasha decidió agraciar a Kikyo con una muy buena patada provocando a la hembra quejarse bruscamente.
Para el pánico de Inuyasha y la sorpresa de la manada.
-"KIKYO!"
-"AH! Una patada, tu hijo me acaba de dar una patada"
Las risas de todos, y el alivio del mestizo, ya se acercaba la fecha y sabía que debía estar alerta.
El Señor del Sur observaba los enormes vientres de las hembras y no podía evitar soñar con sus propios cachorros. Imaginar a la sanadora hinchada con sus herederos le hacía latir el corazón. Pero de preñeces o embarazos, no comprendía nada, y además sería tema de conversación con Krisstal. Añoraba escucharla hablar de su trabajo…Siempre había tenido curiosidad
La exterminadora atendía cariñosamente al monje, mientras ambos tocaban el enorme vientre. La interacción de la pareja de ningen atrajo la atención de los comensales.
-"Y para cuándo llegará el cachorro?"
Sango miraba al leopardo que muy curioso observaba el tamaño aterrador de su panza de embarazada.
-"Pues Krisstal dice que deberían llegar en dos lunas"
La joven Youkai agregaba
-"Aún les faltan dos lunas, los embarazos ningen duran aproximadamente nueve lunas, Lady Sango lleva siete recién, aunque en preñeces múltiples, supongo que se adelantará"
-"Oh…Múltiples…Más de uno?
Miroku muy orgulloso
-"Sí, son dos auras según los sanadores"
-"Magnífico! Y usted Miko Sama?"
Los ojos puestos ahora en Kikyo
-"Pues…No lo sabemos. Ya que Inu es hanyou y yo humana, nuestro hijo tendrá dos herencias humanas y una youkai, será mestizo en segundo grado según los antiguos pergaminos de castas youkai, y no hay antecedentes de otro similar por lo que estamos al pendiente todos los días"
-"Keh! Vivimos con el culo en las manos, cada vez que el mocoso patea o se mueve, saltamos y el corazón parece que se me saldrá por la boca"
Las risas de todos. La emoción en los ojos de Kagome y a suave sonrisa del Lord. El leopardo continuaba
-"Y usted qué piensa Krisstal Sama?"
Los brillantes ojos de su enamorado fijos en ella mientras esperaba una respuesta, le hacían temblar el cuerpo. Parecía querer engullirla y devorarla hasta no dejar ni un hueso sin mansillar.
-"Ettooo, Como dijo Lady Kikyo, sólo estamos especulando acerca del tiempo de llegada del cachorro. Pensamos con mi mentor el sanador real, que llegará una luna antes del de la Tajilla, será una preñez de seis lunas aproximadamente."
-"Ah…Pronto habrá regocijo y festejos en el Oeste!"
Touga e Irasue sonreían ante el comentario alegre del leopardo
-"Así es! Por fin el Oeste se llenará de sangre nueva y pujante! Todo un nuevo comienzo para la estirpe de la Casa de la Luna"
-"Brindo por eso!"
Y todos levantaron sus copas
-"Canpai!"
-"Canpai!"
-"Salud!"
-"Felicidades!"
-"Omedetto!"
Touga se dirigía al felino una vez más
-"Y también habrá festejos en el Sur por lo que sé…Su próximo emparejamiento será todo un acontecimiento en las tierras del hielo, no es así, Lord Hyò?"
-"Por supuesto…Están todos invitados al evento!"
La sanadora tenía sus mejillas al rojo vivo
-"Y para cuándo esperan realizar la ceremonia Krisstal Sama?"
Demasiados ojos sobre ella, su cuerpo temblaba como una hoja al viento
-"Pues…No lo hemos discutido aún"
-"Ah No? Pues apresúrense que una vez que lleguen los cachorros al Oeste será más complicado que la manada se desplace a otros territorios"
El leopardo tomaba la mano de la sanadora
-"Si la llegada de los cachorros se adelantara, realizaremos la ceremonia aquí, para que todos los afectos de mi querida cortejada estén presentes en esa noche tan especial"
La sonrisa amplia de Krisstal y de las demás damas de la manada de Occidente demostraban la alegría frente a la noticia. Todas querían estar presentes esa maravillosa noche.
Sesshomaru observaba a Kagome que bebía un sorbo de su copa festejando por la manada que crecería y el emparejamiento de su amiga tan preciada.
Estaba muy preocupado por el estado físico y espiritual de su pareja. Él sabía que había sufrido un ataque feroz a manos propias y se sentía morir de pena y tristeza, la vergüenza lo consumía por dentro.
Adoraba fervientemente a esa mujer, y no sabía cómo disculparse y pedir perdón de manera que realmente se sintiera aliviado. Eso era imposible.
Se culpaba de la alevosía con la que asaltó a su esposa, más aún inyectarle youki tóxico lastimando su espíritu tanto como su cuerpo, no creía que le alcanzaría la vida para pedirle perdón a Kagome, y mucho menos aún, perdonarse a sí mismo.
Luego de varios minutos en los que pareció haberse perdido en sus pensamientos la voz de Touga lo sacó de su paseo interno y tormentoso.
-"Regresando al tema primordial de la reunión de esta tarde, este Inu No Taisho considera que mientras más prontamente llamemos a reunión al concejo más rápido nos desharemos del problema principal y podremos concentrarnos en reordenar la situación y resguardar el futuro de nuestros hijos y su descendencia"
Sesshomaru serio, pero muy firme, no podía estar más de acuerdo con su padre
-"Hn."
Inuyasha opinaba lo mismo
-"Keh, mejor apresurar el trámite para quitarse esos malditos viejos asquerosos y arrugados"
Irasue miraba al mestizo y luego soltaba una carcajada
-"Vaya Inuyasha Kun, jamás pensé que podrías describir a los ancianos tan bien"
Las sonrisas intentaban alivianar el ambiente pesado de los últimos minutos. Al menos la parte de la manada que conocía los acontecimientos previos a la cena, intentaba sonreír y olvidar.
Sesshomaru observaba a su esposa y de reojo a los demás. Luego su dorada mirada se detenía en el Señor del Norte que conversaba animadamente con Kagome.
El macho Inu no se sentía feliz con la interacción entre Kagome y Kouga. Aún intentaba bajar los decibeles de su temperamento posesivo, ya no deseaba sucumbir al instinto dominante de sus bestias. Tomaba todo de él intentar controlarlas. A duras penas había evitado que Kagome sufriera aún más durante su traspié en el onsen.
Bajaba su cabeza y llevaba los palillos de plata a la boca, con un pequeño trozo sangrante de venado en ellos.
Irasue se dirigía al lobo del Norte ahora. Ella veía la dura batalla que su hijo llevaba en su interior. Luego de lo acontecido, sus sentidos no estaban en calma aún. Aunque se sintiera morir de pena por lo hecho, su instinto lo dominaba y lo llevaba al límite una vez más.
-"Y dígame, Lord Kouga, su pareja cómo está?"
El joven Señor del Norte sonreía ante la pregunta. Pensar en su pareja y cachorros le llenaban el alma. Sesshomaru no se perdía la reacción natural y sincera del macho Ookami.
-"Oh! Maravillosamente, Lady Irasue, maravillosamente y los cachorros están enormes"
-"Imagino que los traerá consigo cuando la otra reunión se lleve a cabo"
-"Por supuesto, el Norte apoyará al Oeste en todas sus gestiones, me quedaré aquí hasta que las negociaciones terminen y no sabemos cuánto puedan demorar en finalizar… No me gusta separarme demasiado tiempo de ellos."
Mientras decía eso, rascaba la cabeza de Yashamaru cariñosamente.
El Daiyoukai del Oeste sentía su mortal impulso retroceder y apagarse lentamente ante la respuesta tan espontánea y alegre del señor del Norte. Si lo pensaba bien, Kouga nunca había hecho nada para ganarse la desconfianza que sentía por él. Lo que hubiere sucedido entre su esposa y el lobo fue hace mucho tiempo y además, ella estaba triste, sola, la traición de Inuyasha la había lastimado profundamente, el Ookami únicamente intentaba confortarla, enamorarla y ofrecerle una manada, nada de malo hubo en aquellos sucesos lejanos.
Estaba seguro que su temperamento se había perdido por la reacción del asqueroso zorro del Este, su cobarde huída posterior, sumadas las imágenes de la traición sufrida en el futuro que le demostraron su verdadera impotencia ante el accionar de los ancianos complotados con Náraku y esa mujer pelirroja.
Luego de una media hora la cena finalizó.
Había transcurrido apaciblemente y de manera armoniosa.
Los invitados de retiraban a descansar a excepción de Kouga que se marchaba al Norte para buscar a su familia. En la cena se había acordado, citar a los ancianos en los próximos días. No se podía esperar más.
Todos estaban muy nerviosos pensando en los cercanos acontecimientos, pero mantenían la férrea convicción de llevar este plan de destitución a cabo, hasta las últimas consecuencias.
Por su parte Inu No Taisho e Irasue compartían un brandy en la soledad de sus antiguos aposentos.
-"Inukimi Sama, me contarás ahora lo sucedido en esta manada de locos?"
Mientras el General quitaba sus armas y las dejaba sobre la mesa, Irasue le relataba lo acontecido antes de su llegada.
El General se sentaba en la cama cayendo pesadamente incrédulo.
Suspiraba mirando a su pareja seriamente y bebía de un trago el contenido de su copa.
-"Esto se está escapando de las garras de todos nosotros…Inukimi …Jamás imaginé que creando el concejo de ancianos podría causar tanto daño"
-"Pues… Así fue"
Ya quitándose los vestigios de sus ropas y deslizándose en la gran cama junto a la hermosa Inu, el General abrazaba a la hembra mientras veía por el enorme ventanal las estrellas brillando en el horizonte
-"No sé de qué manera Sesshomaru logrará convencer a los ancianos de apartarse, de abdicar en sus funciones, de que los relatos de Kagome San son verdaderos…Pero estaremos a su lado sosteniéndolos a él y Lady Kagome"
Sus garras recorrían la larga cabellera plateada de la hermosa hembra
-"Yo conozco una manera…Sin embargo…"
Los dorados ojos del macho se fijaban en los de Irasue esperando por la respuesta
-"Sería el último recurso a utilizar, ya que es un arma de doble filo"
-"Si te refieres a la proyección compartida…Entiendo a lo que te refieres"
-"Pues esperemos que no sea necesario apelar a ella, ya que arriesgaríamos todos perder la cordura"
En los dormitorios las diversas parejas e individuos de palacio se recostaban para descansar, entre charlas amenas, preocupadas, sensuales y seductoras. Cada uno en lo suyo con sus rituales habituales a la hora de dormir.
Inuyasha colmaba de caricias a la sacerdotisa embarazada del próximo heredero del Oeste, Miroku y Sango se enredaban en su danza sensual entre las sábanas de seda. Krisstal y Kleinez disfrutaban de un paseo a la luz de la Luna acompañados de Hiroki.
Reían y hacían infinidad de planes.
En los jardines traseros, Danaka esperaba la palabra de Noriko que aún pensaba acerca de su nueva petición de emparejamiento.
Esta vez Danaka sabía que lo sucedido entre su Señor y su hija habían hecho tambalear la voluntad de la sacerdotisa Higurashi. Él la amaba y deseaba unir su vida a la de ella, pero ella estaba distante, y se notaba preocupada, desilusionada.
-"Ya sabes cómo son las cosas Noriko San… Sin embargo, yo puedo asegurarte de que yo no soy un macho que falte a su palabra, yo prometí cuando te conocí que te respetaría siempre y te protegería hasta de mí mismo"
Los ojos profundos de Noriko se perdían en los brillantes ojos del hermoso y mortal felino
-"Lo sé, Akira San, solo estoy triste por ella, no merece sufrir más… Ya no más, ya ha sido demasiado para ella, para cualquiera! El Lord Youkai debería saber eso a estas alturas"
-"Mi Lord te lo aseguro, debe estar pasando el peor momento de su vida…No quisiera estar en su pellejo ni un minuto"
-"Jamás pensé que diría esto, pero…Creo que me he enamorado de ti, Danaka Akira, y no me importa tu herencia youkai, nada podría cambiar eso"
La sonrisa que de a poco tomaba posesión del rostro cincelado del tigre. Los pasos que se acercaban a la Miko ancestral para poder tomarla en sus brazos musculosos
-"Mi preciosa Miko… Voy a besarte ahora"
La belleza del lugar se volvía más brillante a medida que los enamorados se perdían en los apasionados besos. Desde el balcón de la habitación real, Kagome disfrutaba de una vista especial de los apasionados cortejantes, sonriendo secaba sus lágrimas. La vida le permitía presenciar la reunión de los únicos seres que podía considerar su familia primordial en este tiempo. Mientras mecía a Yashamaru y besaba su frente emocionada la sensual voz se escuchaba detrás de ella
-"Estaré en el estudio"
Mientras se giraba para ver la cabellera de plata que abandonaba el lugar detrás del cortinado
-"No es necesario, que te vayas"
Sesshomaru muy consternado se volteaba para responderle a su esposa a la cara.
Su enorme mano acariciaba la cabeza de su cachorro que dormía muy relajado en los brazos de su madre.
-"Ya oíste a Noriko sama, ya has sufrido demasiado, los ancianos vendrán, con ellos el anciano zorro y temo que no pueda controlarme en algún otro momento y te lastime otra vez"
-"Eso no sucederá"
-"¿Cómo lo sabes?"
La mirada dorada se veía turbia de lágrimas que no alcanzaban a caer. El gesto abatido del macho confirmaba la sinceridad de sus palabras, Kagome sabía que Sesshomaru debía estar ardiendo de agonía por su error, por su ataque, pero ella siempre supo a qué se arriesgaba al ingresar al Onsen. No contaba con el youki potenciado, pero por lo demás, si no fuera por la energía oscura que ingresó en su cuerpo, no habría sido tan dramático y peligroso.
-"¿Cómo sabes que mis bestias no arderán de cólera ante alguna otra situación que nos toque enfrentar y decidan por así decirlo, acallar sus instintos primarios en tu cuerpo o con tu sangre una vez más? ¿Qué no ves que este Sesshomaru sufre al verte, al saber que con estas manos, con estas garras lastimé tu cuerpo hasta hacerte sangrar? Transformé la magia de hacerte el amor, en un acto vil y ruin del que no pude abstenerme…¿Cómo puedo confiar en controlarme, en contenerme ante la presión de las dos bestias que habitan en mi interior? No quiero ni pensar en esa posibilidad, no le daré la oportunidad de suceder otra vez, JAMÁS! Kagome lo entiendes? JAMÁS!"
En su interior Mirai se dejaba caer en el piso contra los muros de su conciencia, tomaba sus cabellos y lloraba lágrimas de sangre, mientras las bestias aullaban su vergüenza. Juraban y perjuraban que antes de repetir un acto semejante preferían morir. Y era verdad.
Ahora las mejillas bancas se mojaban con la caída de las huidizas lágrimas masculinas.
Con el revés de su manga las quitaba violentamente de una barrida
El fuerte mentón temblaba de rabia ante la impotencia de lo ocurrido, por Kami! Era un Daiyoukai! Cómo pudo sucumbir a sus instintos animales así!
La joven sentía su corazón quebrarse y sus piernas flaquear. Su cuerpo le estaba pasando factura de lo padecido horas antes, pero no quería demostrar que sentía dolor. Sesshomaru se apartaría de ella aún más.
-"No sucederá, porque no lo permitiré"
La declaración llamó la atención del Lord y de los habitantes de su conciencia, sin embargo el macho sabía más, él era un youkai nada podía asegurar que el episodio no se repitiera, él lucharía contra sí mismo con todas sus fuerzas para evitar que su lado salvaje tome el control alguna vez, pero de todos modos tenía que advertirle a su amor la posibilidad
-"Soy youkai, mis maneras y linaje son youkai…"
-"Si vuelves a intentar atacarme de esa manera, Taisho Sesshomaru…Te purificaré. Por Kami que lo haré!"
El macho permanecía mirando a la fiera mujer que lo amenazaba con purificarlo. En sus ojos flameaban las llamas de una promesa verdadera de sufrimiento y muerte. El reiki se levantaba lo suficiente para causarle escozor en su piel más cercana a la hembra. Las manos y su rostro se coloreaban ante la sagrada agresión. La excitación ante el peligro inminente renovaba la esperanza en ese otrora helado corazón
Las bestias levantaban sus cabezas para mirar el espectáculo. Tímidamente comenzaban a mover sus colas, temiendo alegrarse apresuradamente.
Mirai asomaba a los ojos sufridos del macho Daiyoukai y junto a él formulaba una promesa
-"Moriré en tus brazos, con felicidad, antes de herirte una vez más Higurashi Kagome, esta quizás no será la última promesa que te haga pero es la más importante, al igual que las otras, la mantendré toda la vida…"
De rodillas mirándola hacia arriba, Sesshomaru hablaba suavemente mientras la tristeza de sus ojos se derramaba por los costados de sus mejillas hasta gotear sobre los hombros
-"No volveré a acercarme a ti hasta que tú te acerques a mí, no volveré a tocar tu piel hasta que tú toques mi piel…No volveré a beber de tu cuerpo hasta que tú bebas del mío, no volveré a herirte nunca más…Si me traicionan mis instintos, derrumbaré el mismísimo infierno antes que levantar una dedo contra ti"
Mientras decía esto el llanto que apenas escapaba de su hermoso rostro rompía el corazón de Kagome una vez más. Era demasiado para ella ver al magnífico macho rendido suplicando su perdón.
No había cosa en el mundo más preciada que su amor y su cachorro. Ya los había perdido o casi, en otro tiempo, desperdiciar éste nuevo tiempo en tristezas y amarguras no era lo que Kagome deseaba para ella, ni para su amor y su hijo. Claro que sabía que el episodio podría intentar repetirse, pero ella ya sabría cómo lidiar con eso.
La presencia de los ancianos y del zorro alteraría nuevamente a Sesshomaru, de eso estaba segura, solo que esta vez, ella estaría preparada para enfrentarlo y a los malditos viejos decrépitos. La tragedia no se repetiría. Ya sabían a lo que se enfrentaban. Ya sabían a lo que atenerse.
Tomando a su esposo de la mano éste dócilmente se dejaba conducir hacia la gran cama. Recostándose junto a Sesshomaru con el cachorro dormido entre ellos, Kagome acariciaba la mejilla del macho que la miraba con amor.
-"Ahora descansaremos, mañana veremos lo que haremos cuando los ancianos lleguen"
La noche transcurría serena y la pareja del Oeste se miraba entre las sombras de la habitación, intercalando caricias entre ellos y el cachorro. Ya faltaba poco para asegurarse de que su futuro estaría seguro. Aún faltaba la reunión con los concejales youkai. Aún faltaba la llegada de los otros cachorros, aún faltaban los emparejamientos de sus amigos y allegados, pero de algo estaban seguros nada ni nadie les arrebataría esos momentos únicos de armonía y paz.
Kagome pensaba en su madre, la fortaleza que demostró siempre a la hora de enfrentarse a los desafíos que la vida le ponía por delante. Luchó siempre con una fiereza y tenacidad admirables, por ellos, por ella, Souta y su abuelo.
Ella también era fuerte, era una Higurashi por todos los cielos y era hora de ponerlo en evidencia y honrar la memoria de los que quedaron atrás, de los que aún no nacieron.
Perder a Sesshomaru, su matrimonio, su futuro juntos, eso no lo haría, que los ancianos se lo arrebaten, no lo permitiría, estaba segura ahora, más que nunca la Shikkon No Miko demostraría de lo que estaba hecha y de lo que era capaz.
Nada ni nadie pondría en riesgo su familia y su mundo NUNCA MÁS.
