NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

GRACIAS A TODOS POR LOS COMENTARIOS, SON ESPECTACULARES!

DE NUEVO AGRADEZCO EL APOYO DE TODOS Y AGRADEZCO SU AFECTO Y CARIÑO

ABRAZO ENORME.

Capitulo 87

Cuatro semanas pasaron muy rápido y no había noticias del Sur.

Nuevamente Sesshomaru en su despacho junto a Inuyasha, Danaka, Miroku y Kouga que recién llegaba con Ayame y sus hijos, esperaban el arribo del Lord del Este que semanas atrás, había partido de visita al Sur para presentar sus respetos a los Señores recién emparejados y de paso, averiguar los progresos de los soldados que estaban entrenando para cumplir con el Oeste.

Haciendo girar el cognac en su copa para calentarlo con el calor de la palma de su mano, mirándolo fijamente, el Señor del Oeste meditaba en silencio.

Danaka tragaba el cálido licor para luego dirigirse a Sesshomaru

-"Hiroki sama está demorando demasiado no crees Taisho Sama?"

-"Hn."

-"Si me permite, Mi Lord…Si no podemos proceder con los ceremoniales protocolares, ¿Cómo atraeremos al Concejo Youkai al Oeste?"

En eso los portales del despacho se abrieron de par en par para permitir el ingreso de Inu No Taisho que llegaba y se servía una copa de Cognac

-"Prepara todo Sesshomaru para el arribo de los ancianos del Concejo dentro de dos lunas"

-"Chichi ue…"

Inuyasha mantenía los brazos cruzados apoyado en su punto predilecto de la pared

-"Keh! Como si eso fuera posible…"

El silencio reinante permitía escuchar el sonido del licor al pasar por la garganta del General Perro, y su consiguiente alivio liberando un suspiro

-"Inuyasha… Ya eres padre, deberías pensar como uno"

-"A qué te refieres?"

-"Inumaru. El Oeste ha invitado al concejo a presentar al segundo heredero de la Casa de la Luna"

Las miradas doradas en su padre. Los ojos que se afinaban en comprensión.

El puño de Sesshomaru se cerraba en señal de victoria

-"Danaka Sama, dile a Jaken que comience todos los preparativos para la presentación del cachorro de inmediato!"

-"Hai, Mi Lord!"

Los tres Inu, Miroku y Kouga se miraban sonrientes

El lobo se animaba a decir

-"Los tenemos…"

Sesshomaru observando su copa agregaba con la mirada fija

-"No cantemos victoria antes de tiempo"

Las copas se vaciaron y los machos partieron hacia sus recámaras, más tarde entrenarían hasta desfallecer, pero ahora era momento de familia y un momento de descanso.

Kagome se paseaba con Inumaru dormido en brazos, mientras Kikyo acariciaba la cabeza de un Yashamaru muy dormido a su lado

-"Quién diría que nos encontraríamos en esta situación alguna vez…"

-"Mmmm.?"

-"Mírate…Con mi hijo en tus brazos y yo acariciando al tuyo…Tantas cosas han sucedido entre esto y aquello…"

Kagome le sonreía a Kikyo, mientras besaba la frente del bebé

-"Es tan hermoso…"

-"Te miro y pienso que pudiste ser tú la madre de Inumaru"

Kagome le entregaba al bebé mientras tomaba a Yashamaru para llevarlo a su dormitorio.

-"Jamás imaginé tener en brazos al bebé de Inuyasha con otra mujer…Pero se siente realmente bien"

Kikyo la veía con brillo en sus ojos

-"Lo que sentía por Inuyasha era fuerte, y yo sé que fue amor, pero un amor tan diferente al que siento por Sesshomaru… Inuyasha me faltó y sobreviví, y crecí aún más fuerte pero nunca imaginé que un sentimiento como el que tengo por Sesshomaru pudiese ser posible. Siento que no podría continuar si él me faltara… El verdadero amor…Jamás lo imaginé"

-"Eres feliz, Kagome?"

Las dos se miraban seriamente

-"El camino hasta llegar a este punto, no ha sido un camino fácil, ni un lecho de rosas, pero…Hoy me siento feliz, tengo una familia maravillosa, el hombre más…No lo sé, soy verdaderamente muy feliz Kikyo"

-"Me alegra, mucho de verdad…Y puede parecer tarde, pero por favor…Perdóname, Kagome"

Ambas mujeres lloraban mientras se sostenían de la mano

-"Todo ha quedado en el pasado…Este es nuestro tiempo, nuestro momento…Debemos mirar para adelante y luchar, luchar por lo que amamos"

-"Tengo miedo Kagome"

-"También yo, pero no permitiré que me lo arrebaten todo de nuevo, antes prefiero…"

-"NO LO DIGAS! NO TE ATREVAS!"

La sonrisa de la Miko más joven

-"Sabes que vendrán tiempos terribles…"

-"Lo sé…He visto los rostros de Sesshomaru, tuyo y he escuchado acerca de un plan que tiene Irasue sama…No puedo imaginar tanto dolor"

-"Prométeme ahora, que serás fuerte, que si algo sale mal, sostendrás el Oeste y a mi hijo como si fuera propio"

-"No, no, no quiero oírte!"

-"PROMÉTELO KIKYO"

-"Tú gobernarás con Sesshomaru a tu lado, Inuyasha y yo los apoyaremos, como siempre ha sido y como siempre debe ser!"

-"Los ancianos vendrán tarde o temprano, y hay algo muy peligroso que debo hacer"

-"NO!"

-"Kikyo! Debo protegerlos, son mi familia, mi manada, yo soy la Señora del Oeste y es mi deber para con el Oeste y la Casa Cardinal de la Luna, defenderla a como dé lugar"

-"A costa de tu propia vida…"

-"Así es"

Lentamente la Miko mayor bajaba la cabeza

-"Lo sé, pero no por eso tiene que gustarme"

-"Tu sabes ser fría y calculadora como nadie, yo lo he visto, poderosa además, necesito esa Kikyo para apoyarme y proteger a todos, Sango no puede luchar por el momento, debemos lograr que las cosas se solucionen"

La antigua Miko la veía con sus enormes ojos avellana

-"Está bien, cuenta conmigo…"

La mirada fría de antaño se apoderaba de Kikyo y su cabeza se erguía, había sido llamada a la guerra una vez más, solo que esta vez, lucharía por amor. Verdadero Amor.

Kagome asentía

-"La Segunda Señora del Oeste es…Aterradora"

Las risas de las mujeres no podían quitar los rostros de preocupación de Inuyasha y Sesshomaru que junto a la puerta habían escuchado todo.

-Flash Back-

Caminando en silencio y seriamente desde el despacho hacia el ala familiar, los machos del Oeste transitaban los corredores.

Inuyasha fue el primero en romper el silencio

-"Crees que los viejos vendrán?"

-"Hn."

-"Me preocupa bastante y sobretodo Kagome"

Sesshomaru lo miró de reojo pero no dijo nada

-"Debemos estar preparados para cualquier eventualidad Inuyasha, y eso quiere decir justamente ESO Cualquier eventualidad"

-"Son así jodidos eh?"

-"Hn."

Casi llegando a las puertas del dormitorio de Inuyasha las voces melódicas de las hembras más buscadas por ellos los atrajeron como la miel las moscas

-"Entra"

Sesshomaru lo detuvo del brazo y hamacó la cabeza en negación

-"Déjalas conversar, vamos"

Pero antes de irse el tema de la conversación que se dejaba oír para los extremadamente sensibles oídos Inu los llevó a mantenerse inmóviles y escuchar.

Inuyasha susurraba

-"Si se dan cuenta que las estamos escuchando nos van a patear el culo"

-"Hn…"

Luego de interminables minutos las miradas doradas eran de congoja y preocupación.

-"Ahora sí, entremos"

Inuyasha asentía

-"Creo que nuestras valientes mujeres necesitan a sus esposos para confortarlas"

-"Lamentablemente el Oeste deberá apoyarse en sus poderes sagrados para combatir al concejo…Este Sesshomaru detesta la idea de exponer a Kagome, o a tu Miko y a los cachorros"

-"Somos muy poderosos Sesshomaru"

-"Somos Youkai, ellos también…"

-"Ya veo… Nuestro poder es youki como el de ellos"

-"Hn."

Inuyasha comenzando a abrir las puertas entre las risas femeninas

-"Ahora ríe hermano, ellas necesitan vernos reír"

-"Hn."

-Fin Flash Back-

En el Inframundo, Irasue muy concentrada, invocaba a sus poderes y los conjuraba junto a los de Midoriko.

Los dirigía hacia la piedra Meidou.

Ésta flotaba en el aire envuelta en una esfera flamígera de color entre violeta, rojo y dorado.

Repitiendo mentalmente y de a ratos en voz alta las palabras que conjuraban el mágico sortilegio que haría posible que su plan se llevara a cabo efectivamente.

-"Sólo unas horas más…."

El sudor corría por sus sienes, las manos evidenciaban temblores de agotamiento, sin embargo su rostro no demostraba rictus alguno.

En medio de sus actividades, el ingreso de Inu No Taisho se hizo evidente. El aire del infierno se hacía más caliente cuando el Señor del inframundo estaba presente

-"Necesitas ayuda, saiai"

-"Hn."

Y así, de pie con sus manos hacia el objeto en preparación la pareja de Señores Inu purasangre infundía su youki, el más poderoso junto al reiki de Midoriko a la poderosa piedra.

Seis horas transcurrieron hasta que el mágico objeto comenzó a brillar por sí mismo, y su energía se hizo materia contenida en su interior. Colocándola de nuevo en su collar, la poderosa hembra Inu lo guardó en una caja de nácar que había pertenecido a la poderosa sacerdotisa.

-"Midoriko protegerá su poder, solo Kagome Sama podrá tocar la piedra Meidou hasta que libere todo su poder en presencia de los ancianos"

-"Kagome Sama, está advertida de lo que deberá hacer?"

-"Hn."

Una vez guardado el collar en una burbuja de fuego infernal, la pareja se retiró a cenar.

Intentando masticar los alimentos, el esfuerzo por mantenerse fuertes ante los próximos acontecimientos se hicieron más que evidentes

-"Inukimi Sama…Debes alimentarte…No seremos de utilidad a nuestros hijos si estamos debilitados"

-"Lo sé…"

La mirada ardiente de la antigua Señora del Oeste se mojaba con lágrimas. Touga aún no se acostumbraba a verla llorar. Jamás lo había hecho durante sus años jóvenes, y descubrir que la hermosa hembra tenía un corazón y que era suyo lo llenaba de gozo.

-"Qué sucede?"

Las garras del general apartaban mechones rebeldes del sedoso cabello plata de la poderosa Inu.

-"Ahora que tengo una familia y sé lo que se siente casi perderlos…El miedo se apodera de mis pesadillas y de mis días también. Temo General, temo mucho por Sesshomaru y Yashamaru, Temo por la Shikkon No Miko, que es mi hija también…Y aunque no lo creas temo por Inuyasha y e Inumaru…¿Cómo apartar de ellos ese inminente peligro?"

La expresión de los ojos de Touga se ablandaba en comprensión.

-"Irasue, ahora nos tienen a nosotros, no deberán luchar solos nunca más. No pudimos ayudarlos contra Náraku, pero podemos hacerlo ahora, ya lo estamos haciendo con todos los esfuerzos en transformar la piedra para que Kagome les dé el golpe final…Ten confianza mi amor, esta vez, podemos lograrlo"

La leve sonrisa embellecía la ya hermosa imagen de la Dama del Castillo del Cielo. Su rostro lentamente y con dulzura se apoyaba en la palma de la mano del General Taisho.

-"Ahora cenemos, necesitamos fuerzas"

-"Aún faltan unos días para que lleguen"

-"Así es, pero imbuirle poder a la piedra me desgasta y…"

Mirando fijamente a la hembra sonriendo de lado, el extremadamente atractivo General pronunciaba en voz sensual

-"Esta noche quiero saturarme de tu piel…"

Las palabras de las sacerdotisas resonaban en la cabeza de Sesshomaru, acostado con el torso desnudo con Kagome dormida sobre su pecho sus manos acariciaban sus largos cabellos negros. Con sus ojos recorría la perfecta anatomía de su bella mujer.

¿Cómo podía un ser humano ser tan hermoso? Tan condenadamente atractivo hasta el punto de hacerlo salivar cuando disfrutaba de su cuerpo entregado a la pasión…

La joven suspiraba mientras dormía entre sus brazos. Sus rasgos armónicos y el satinado color de su piel. Su respiración constante y rítmica, tan suave que apenas se percibía, su esencia envolviéndolo todo.

Jamás había imaginado que amar a un ser humano lo llenaría de gozo a ese nivel.

Sentirse en el cielo, con solo ver a su pareja humana dormir a su lado.

Pero no era cualquier humana, las otras, no le gustaban, ni siquiera un poco.

Algunas eran atractivas para pasar el momento, Sara Asano le cruzaba por la mente, pero él nunca sintió necesidad de acercarse a ellas, ninguna, hasta que Kagome entró a su vida.

Siempre la vida se empeñaba en reunirlos y ahora indefenso en su lecho, rendido a la mujer que adoraba, daba gracias a Kami porque siempre sea así, en este tiempo, en otro tiempo, siempre, reunirse era su destino.

Escucharla preparase para batallar, lo había emocionado sobremanera.

Estaba preocupado por supuesto, pero la demostración de seguridad y poder de la Joven Miko lo mantenía con el corazón latiendo desbocado, Ahhh! Cómo amaba a esa mujer.

Kagome se revolvía en su abrazo y lo sacaba de sus pensamientos

-"Duerme Saiai…"

-"Por qué tu corazón late tan fuerte? Acaso tenías una pesadilla? Su latido me relajó al comienzo pero ahora…"

Levantando la mirada vio el ardor en los ojos de su esposo, el orgullo, la pasión y también el temor.

-"Estabas pensando verdad?"

-"Hn."

En ese momento la energía del cachorro se disparaba atrayéndolos hacia el balcón. Yashamaru miraba fijamente el horizonte, la luna lo iluminaba, Sesshomaru se quedaba absorto en la belleza de sus rasgos. Sus cabellos hora negros se bañaban en la luz de la luna plateándolos maravillosamente, sus marcas parecían brillar en la noche levemente dándole una apariencia espectral, etérea y mágica.

-"Watashi No Musuko?…"

-"Youki, allá"

Las miradas doradas y la profunda de Kagome se perdían en el horizonte azulado

-"Hn."

-"Youkai muy poderosos y peligrosos arribarán al Oeste, esa es su energía negativa que se acerca"

-"Proteger"

-"Hn. Yo los protegeré"

-"Ahora a descansar pequeño mío"

Kagome lo conducía suavemente hacia la cama, pero él se trepó a la cama grande.

Los orgullosos padres sonreían entre ellos y fueron a recostarse acurrucados con su cachorro

En el dormitorio de Inuyasha la escena se asemejaba bastante, los tres acurrucados en la misma cama, y los ojos del mestizo entreabiertos en vigilia.

El valor de Kagome y la decisión de Kikyo no habían cambiado en años, eran admirables.

Al igual que con Sesshomaru, las palabras de las mujeres le arrebataban el sueño.

Dirigiendo los ojos al pequeño que dormía tranquilamente entre ellos un sentimiento de orgullo inmenso le inundó el alma, teñido de miedo y coloreándose de odio hacia los ancianos youkai, las garras suavemente recorrían la pálida y puntiaguda orejita de su hijo

-"Duerman tranquilos, que yo los protegeré"

Las cortinas blancas se hamacaban saludando a la brisa del Este, la lluvia se acercaba como la energía negativa de los ancianos que llevaban casi dos días de viaje hacia el Oeste. Intentando demorar lo más que pudieran su arribo al palacio de la Luna, eventualmente llegarían a rendir sus respetos al Segundo cachorro del Oeste. El Hijo de un Híbrido, el imposible hijo de un hanyou.

La fuerza de la sangre Taisho los movía a obedecer la misiva teñida de orden que el general Perro en persona llevó al concejo.

Temían, estaban aterrados… Los Taisho se adueñaban de sus miedos más profundos, no se atrevían a desobedecer.

TAISHO y aún los youkai más poderosos caían de rodillas. Cómo no hacerlo? Sesshomaru era espeluznantemente poderoso, el mestizo también, supuestamente no eran fuertes, ni inteligentes, mucho menos poderosos por la sangre humana en ellos, pero Inuyasha rompía todas las reglas y encima, el General Perro muerto siglos atrás había regresado del inframundo como su amo y señor absoluto. Para empeorarlo el híbrido había procreado, cosa que era imposible para ellos. El mundo conocido hasta ahora estaba aterrado, y asombrado de su poder. Los ancianos intentaron rebelarse pero indefectiblemente debieron obedecer, después de todo Inu No Taisho en persona se presentó en una de sus reuniones y caminó en medio de ellos hasta llegar al centro, desde donde llamó a los presentes a concurrir a Occidente a rendir sus respetos al segundo heredero del Oeste, Taisho Inumaru. Hijo del legendario Inuyasha, hanyou de nacimiento…Y qué más decir, sucumbieron al terror de ver en el poderoso general Taisho, las katanas infernales en su cadera, las vestiduras rojas y doradas y los adornos en oro que remarcaban su actual estatus de Señor del inframundo.

Los temblores de sus piernas y las garras clavadas en sus palmas eran ocultadas bajo la mesa de reunión mientras el inmenso Inu de pie a la vista de todos les había dirigido, las más aterradoras miradas a todos los traidores encubiertos.

Recordando todo aquello, se encontraba Kokàtsuna Kitsune.

El viejo zorro sentado junto a la fogata improvisada, atizaba las brazas con una rama sumido en sus pensamientos, mientras suspiraba.

Detrás de él uno de los jefes ancianos, un youkai cuervo, se le acercaba

-"Tu suspiro es de cansancio o de resignación?"

-"Ambos"

-"No podemos negarnos más, debemos concurrir y enfrentarlos, no permitiremos que desarticulen el concejo"

-"Si, eso no sucederá jamás, Taisho o no, no podrán contra nosotros"

En el Sur, la buena nueva de la preñez de la Señora Krisstal llenaba de gozo la Casa de la nieve

Dispuestos a luchar, Kleinez y su ejército de felinos emprendían el viaje hacia las tierras de los Inu.

A su lado, Hiroki Kitsune, el Señor del Este y su séquito de soldados acompañantes emprendían el viaje en apoyo al Sur y al Oeste.

Krisstal, luego de una encarnizada discusión, logró convencer a su pareja y a su hermano que le permitieran realizar el viaje. No podía faltar, quería acompañar a su amiga Kagome y a su padrino y estar disponible para ayudar en la sanación de los posibles heridos de la confrontación. Prometía mantenerse protegida dentro del palacio, y cuidar de su pequeño retoño, obsequio tan precioso para el Sur. A regañadientes los machos accedieron a sabiendas de la obstinación de la hembra y no deseando someterla a estrés innecesario.

Paso a paso con las bendiciones de su pueblo partieron hacia un destino incierto.

Motivados por su fe y su lealtad, acortaban las distancias entre los reinos y la liberación sobre el concejo de pensamiento arcaico que no les permitía progresar y amenazaba este tiempo con terminarlo como habían ayudado a hacer con el futuro de Kagome y mirai.

Mientras el sol se comenzaba a asomar en el horizonte oriental y la bruma de la noche se disipaba, los implacables soldados leales no flaqueaban en su cometido.

Los ancianos de pie ya frente a los enormes portales del palacio de la Luna no se atrevían a avanzar debido al poderoso campo de energía que lo rodeaba.

Lentamente presenciaban cómo el enorme domo energético se disipaba y los colosales portones se abrían.

A medida que avanzaban el youki poderoso de los Taisho los comenzaba a aplastar.

Sus youki se mantenían a raya para no ofender a los Señores que estaban de pie allá lejos en la explanada del palacio esperando.

Sus atuendos reales brillaban, al igual que sus cabellos plata, intimidando a los viejos aún más.

Sesshomaru, Touga e Inuyasha… Irasue.

Kouga Ookami, y sus aguerridos lobos.

Danaka, con sus manos sobre sus katanas.

Kagome, Kikyo, Noriko con sus atuendos de Miko Y Miroku ataviado con su sotana negra y violeta, mas la imponente cresta del Oeste brillaba en sus trajes sobre el corazón.

La poderosa manada del Oeste compuesta de youkai, hanyou, humanos y sagrados.

El gran nudo en las gargantas de los leales al concejo era difícil de tragar. Caminaban por un corredor flanqueado por soldados del Oeste, del Norte, del Este y algunos del Sur que residían en la Casa de la Luna, bajo entrenamiento.

A más de uno de los traidores les pasó por la cabeza la idea de retroceder y salir corriendo, o postrarse frente a Sesshomaru e implorar su perdón, pero…

Ya era demasiado tarde.

Sesshomaru apretaba los dientes más su expresión era ilegible. A su lado Kagome con el arco Azuza en su mano izquierda levantaba su cabeza orgullosa de representar a la Casa Cardinal del Oeste.

Ya no había marcha atrás, el enfrentamiento era inminente. La miradas firmes de los Señores cardinales.

Los ojos erráticos de los visitantes que se sentían acorralados, ya nada podían hacer

La suerte estaba echada, los ancianos habían llegado a Occidente…